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Adaptación de una de las distopías más influyentes de la ciencia ficción clásica. En un futuro cercano, tras una terrible guerra, la sociedad a nivel global se ha transformado. Se sigue el dogma del fordismo, un modelo de producción industrial en el que los mismos humanos forman parte de una gran cadena de montaje en la que prima el consumo masivo sin fin. División en clases sociales, sentimientos adormecidos y todo regado con el soma, la potente droga legal que distribuye el estado. La obra que aquí presentamos es una adaptación del texto publicado por Aldous Huxley en 1932. Aunque no se trata de una versión íntegra, se ha mantenido la estructura original de 18 capítulos y se ha recogido lo esencial de la historia, procurando conservar la intención y el estilo del autor.
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Seitenzahl: 163
Veröffentlichungsjahr: 2024
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Introducción
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Apéndice
Créditos
Una familia eminente
Aldous Huxley (1894-1963) nació en Godalming, condado de Surrey, Inglaterra, en el seno de una familia eminente, algunos de cuyos miembros destacaron en campos tan variados como la ciencia, la medicina, el arte y la literatura. El propio Aldous poseía un saber enciclopédico, resultado de su enorme curiosidad intelectual, y en él convergían las cualidades de muchos miembros de la familia.
El abuelo de Aldous, Thomas Henry Huxley (1825-1895), fue un célebre biólogo y humanista. Recibió el apodo del Bulldog de Darwin por su enconada defensa de la teoría de la evolución del naturalista británico, que ayudó a explicar y popularizar. Su insistencia en la reforma educativa contribuyó a mejorar la enseñanza de la ciencia. Se le considera inventor del término «agnóstico», que describe a quien, en cuestiones intelectuales, solo se deja guiar por la razón, sin atender a otras consideraciones.
Leonard Huxley (1860-1933), hijo del anterior y padre de Aldous Huxley, fue escritor, profesor y editor. Se casó por primera vez con Julia Arnold (1862-1908), profesora, directora de escuela y sobrina de Matthew Arnold (1822-1888), uno de los críticos y poetas victorianos más relevantes.
Leonard y Julia tuvieron cuatro hijos, de los cuales los más destacados fueron el biólogo Julian Huxley (1887-1975) y el escritor Aldous Huxley, autor de esta novela, Un mundo feliz.
A la muerte de su primera esposa, Leonard volvió a casarse. Su segunda esposa fue Rosalind Bruce, con quien tuvo dos hijos más. El más joven de estos fue Andrew Huxley (1917-2012), fisiólogo y biofísico, que en 1963, el año del fallecimiento de Aldous, recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina.
Julian Huxley, el hermano mayor de Aldous, fue escritor, biólogo evolutivo —ayudó a diseñar la síntesis evolutiva moderna, que aúna la teoría de la evolución de las especies con la genética—, etólogo, es decir, estudioso del comportamiento animal, secretario de la Sociedad Zoológica de Londres y primer director general de la UNESCO, entre otras cosas.
Vemos, pues, que Aldous Huxley se vio inmerso desde su nacimiento en un entorno cultural extraordinariamente fecundo, tanto en el terreno de la ciencia como en el de la ficción. La variedad de sus intereses puede rastrearse en su numerosa producción literaria, que abarca poemas, ensayos, estudios históricos, infinidad de artículos, traducciones, cuentos —uno de ellos para niños, Los cuervos de Pearlblossom—, novelas, obras de teatro y guiones de cine.
Una educación polifacética
De niño, Aldous era apodado por sus compañeros de juegos «Oggie», abreviatura de The Ogre o el Ogro, por su precocidad, su dedicación al estudio y su asombrosa erudición. Su hermano Julian escribió sobre esta época: «Desde su niñez advertí, de manera intuitiva, que Aldous poseía cierta superioridad innata y que se movía en un plano diferente del nuestro. Eso resultó evidente cuando Aldous tenía cinco años y yo era un estudiante de doce, y perduró toda su vida».
Durante esos primeros años, las influencias predominantes en su educación fueron el laboratorio botánico bien provisto de su padre, las obras de teatro organizadas por su madre, quien le inculcó el interés por la poesía, y las aficiones naturalistas de su hermano Julian, que le llevaban a recorrer el campo en bicicleta, en busca de plantas e insectos.
Su primo Gervas Huxley, que convivió con él durante los cinco años de escuela preparatoria que pasaron en la Hillside School, cerca de Godalming, escribió: «Aldous poseía la llave de una fortaleza impenetrable que le protegía de las duras pruebas y sufrimientos de la vida escolar… No recuerdo que perdiese nunca el control de sí mismo ni que cediese a emociones violentas, como hacíamos los demás. Era imposible pelearse con él. Cualquier atisbo de malicia o de malhumor desaparecía al toparse con su evidente sinceridad y su absoluta falta de egoísmo». Cuantos le trataron a lo largo de su vida lo encontraron siempre con esa amable disposición.
En 1908, siguiendo los pasos de sus hermanos, entró en el más célebre y selecto de los colegios privados, el de Eton. Ese mismo año fue llamado a despedirse de su madre, enferma de cáncer. Poco antes de morir, ella le escribió una carta donde le decía: «No seas demasiado crítico con los demás, y ama mucho», consejos que nunca olvidaría pero que le costaría seguir, a causa de su mente esencialmente crítica y su tendencia a la depresión y el ensimismamiento.
En 1911 contrajo una grave infección ocular, una queratitis que tardó en ser atendida y que le dejó prácticamente ciego durante varios años. Su hermano Julian escribió al respecto: «Creo que en cierto modo su ceguera fue una bendición para él. Por una parte, acabó con su idea de dedicarse a la medicina como carrera. Por otra, le obligó a entrenar su memoria y favoreció su capacidad de concentración».
Aprendió a leer y a tocar el piano con el sistema Braille para ciegos, y volvió a escribir a máquina. A base de ejercicios oculares, recuperó parcialmente la vista durante un tiempo. Las fluctuaciones de su agudeza visual le acompañaron toda su vida.
En 1913 ingresó en el Balliol College, de Oxford, donde estudió literatura inglesa. A poco de instalarse, su hermano Trevenen (1891-1914) sufrió una profunda depresión, a causa del decepcionante resultado de unos exámenes y de un amor contrariado. Fue internado en una clínica, de la que escapó, y se ahorcó en un árbol de un campo vecino.
En 1916 Aldous se graduó con honores de primera clase y se ofreció al ejército británico para participar como voluntario en la Primera Guerra Mundial, llamada por entonces la Gran Guerra, que había empezado dos años antes. Fue rechazado por su discapacidad visual. Ese mismo año publicó su primer libro de poemas, La rueda ardiente, al que pronto siguieron otros. A lo largo de su vida alternó la publicación de nuevos poemarios con la de antologías de poemas publicados anteriormente.
Aldous trabó amistad en Oxford con lady Ottoline Morrell, conocida en la alta sociedad londinense por sus excentricidades y su manera de vestir. Estaba casada con el diputado liberal Phillip Morrell, con quien compartía las pasiones del arte y la política. Era dueña de una amplia casa señorial del siglo XVII, Garsington Manor, cerca de Oxford, donde reunía y amparaba a intelectuales, refugiados de guerra y objetores de conciencia, a quienes ofrecía refugio y trabajo temporal en su granja.
Aldous conoció allí a escritores como Bertrand Russell (1872-1970), Virginia Woolf (1882-1941), T. S. Eliot (1888-1965) y D. H. Lawrence (1885-1930), con quien, pese a su diferente extracción social, a sus distintos temperamentos y a sus modos de vivir y de pensar casi opuestos, contrajo una firme amistad. También fue allí donde se enamoró de una joven belga de 18 años, Maria Nys, intuitiva y espontánea, que era refugiada de guerra.
Tras pasar ocho meses trabajando en la granja de Garsington, Aldous enseñó francés durante un año en el Eton College. Entre sus alumnos estaba Eric Blair, que luego adoptaría el seudónimo de George Orwell (1903-1950) y, a semejanza de Aldous, escribiría una novela distópica, 1984 (1949). Tiempo después, sus alumnos recordarían a un profesor que permanecía en pie durante la clase con aire de mártir y era incapaz de mantener la disciplina, pero que les enseñó a emplear las palabras con claridad y precisión.
También trabajó temporalmente en Brunner Mond, una planta química avanzada situada en Billingham, en el noroeste de Inglaterra, experiencia que él mismo consideraría como una fuente importante de inspiración para Un mundo feliz, ya que le proporcionó la visión de un universo ordenado y bien regulado dentro de un mundo incoherente y sin planificar.
El oficio de escribir
Esos trabajos ocasionales no llegaban a satisfacerle y acababan aburriéndole. Carecía de vocación para la enseñanza, la guerra había terminado y Maria Nys había vuelto a Bélgica. Aldous necesitaba encontrar una ocupación que le permitiera casarse y formar su propia familia. El oficio de escribir le atraía enormemente, pero renunciar a un empleo fijo y lanzarse a la inseguridad de la vida literaria siempre ha sido un paso difícil para un joven sin fortuna propia.
En 1919 Aldous escribió a su padre, un tanto avergonzado, para pedirle un préstamo, con la idea de ganar tiempo para crear una obra de éxito. La petición fue atendida, y años después Leonard Huxley sería recompensado con la satisfacción de ver a su hijo convertido en uno de los autores más leídos en lengua inglesa.
Aldous se casó con Maria Nys en la pequeña ciudad de Bellem, en Bélgica, y se establecieron en el barrio londinense de Hampstead. Mientras escribía su primer libro de cuentos, Limbo, colaboró en la revista literaria The Athenaeum e hizo crítica de teatro para The Westminster Gazette.
En abril de 1920 nació su único hijo, Matthew (1920-2005), futuro epidemiólogo y antropólogo. Sin embargo, la vida en Londres no acababa de gustarles. Tanto a Aldous como a Maria les resultaba demasiado ajetreada y artificiosa. Decidieron, pues, instalarse en Italia, donde muchos escritores ingleses les habían precedido a lo largo de los siglos. Tras una breve estancia en Florencia eligieron Forte dei Marmi, al norte de Pisa.
Pese a su belleza, el país no estaba exento de peligros. En 1922, Benito Mussolini (1883-1945) tomó el poder en Italia e impuso la dictadura fascista. Aldous Huxley pudo ver entonces cómo un Gobierno autoritario, apoyado en unos medios de comunicación desaprensivos, era capaz de ejercer un control absoluto sobre las masas, idea que está en la base de Un mundo feliz.
Primeros éxitos
Limbo tuvo éxito, y otros libros se fueron publicando. En 1921 apareció Crome Yellow(Los escándalos de Crome en su versión española), novela satírica donde caricaturizaba el estilo de vida en Garsington Manor, y en 1922 otro libro de cuentos, Mortal Coils (La envoltura humana en su versión española). Los escándalos de Crome desagradó a algunas personas que le habían servido de modelo, en particular a lady Ottoline Morrell, que se sintió ofendida y traicionada en su confianza. La crítica, sin embargo, recibió favorablemente ambos libros, y en Estados Unidos Scott Fitzgerald (1896-1940) definió a Aldous como el escritor más ocurrente que en aquel momento escribía en inglés.
En 1923 Huxley publicó su segunda novela, Antic Hay, traducida al español como Danza de sátiros, descripción irónica de la ociosa élite cultural londinense en la turbulenta posguerra. El protagonista principal es un joven, inventor de unos pantalones neumáticos destinados a aumentar la comodidad de las personas que permanecen sentadas durante largo tiempo.
Al año siguiente Aldous sacó a la luz otro libro de cuentos, Little Mexican and Other Stories, que en lengua española ha recibido títulos diversos, como El pequeño mexicano, El joven Arquímedes y Mi tío Spencer, y en 1925 editó una novela, Those Barren Leaves, traducida al español como Esas hojas caídas y también como Arte, amor y todo lo demás.
En Esas hojas caídas, que podría considerarse como una exposición de las diversas formas del amor, Huxley, estimulado por su estancia en Italia, hizo un retrato irónico y penetrante de unos ingleses reunidos en un palacio italiano por una mujer socialmente muy ambiciosa, apasionada por la cultura y las personas cultas, que busca el afecto inagotable de sus invitados, uno de los cuales es el director de una revista dedicada a la cría de conejos.
En Contrapunto (1928), su novela más larga y uno de sus mayores éxitos, Huxley volvió a describir la sociedad londinense de Danza de sátiros, pero con mayor habilidad y amplitud. Es una novela de ideas, donde no hay propiamente un tema central único, sino una serie de líneas argumentales interconectadas y temas recurrentes, como en el contrapunto musical, donde se busca cierto equilibrio armónico. Como en Los escándalos de Crome, muchos personajes están basados en personas reales. El propio Aldous es representado como el novelista Philip Quarles, un hombre retraído y cerebral, en desacuerdo con el mundo y con sus propias emociones. Otro novelista, D. H. Lawrence, a quien Aldous admiraba mucho, está retratado como Mark Rampion, escritor y pintor.
En 1928, Aldous Huxley y D. H. Lawrence volvieron a encontrarse en Florencia e hicieron proyectos para visitar juntos el rancho que el segundo poseía en Taos, Nuevo México. Pero Lawrence se encontraba en un estado avanzado de tuberculosis. El matrimonio Huxley se desveló por su salud, defendió sus intereses editoriales y le asistió hasta su muerte en marzo de 1930 en Vence, Francia.
Luego, Aldous reunió y publicó las cartas de Lawrence. Y en 1937, cuando los Huxley viajaron a Estados Unidos, donde ya permanecerían para siempre, pasaron un tiempo en el rancho de Lawrence, con su viuda y junto a las cenizas del amigo difunto, trasladadas hasta allí desde Francia. Era el mismo paisaje semidesértico de Nuevo México que aparece en la Reserva de Un mundo feliz, donde viven los llamados salvajes y los proscritos de la civilización, y que Aldous había descrito en 1931 antes de verlo.
Un mundo feliz
Hay argumentos que flotan en el aire, por así decirlo, y que los escritores más intuitivos perciben antes. La visión tenebrosa de Brave New World (en español, Un mundo feliz) ya rondaba la mente de Huxley en 1921, como muestra un pasaje de Los escándalos de Crome, donde un personaje, Scogan, predice un mundo futuro en el que la familia desaparecerá, la población nacerá en botellas y el amor será libre. Pero, tras la Revolución rusa de 1917, la toma del poder de Mussolini en 1922, la Gran Depresión de finales de los años 20 y el ascenso del nazismo en Alemania, la posibilidad de un Estado planificado, controlado por una élite totalitaria, empezó a parecer más cercana.
Huxley decidió ponerse a escribir Un mundo feliz mientras vivía en una villa en Sanary-sur-Mer, costa de Provenza, Francia, donde se había instalado tras sus viajes por Italia. La urgencia de expresar unas preocupaciones sobre el futuro que compartía con mucha gente le hizo trabajar bajo presión, y tardó solo cuatro meses, entre mayo y agosto de 1931, en acabar el libro, que se publicaría al año siguiente.
Aldous Huxley dijo en varias ocasiones que su novela empezó siendo una parodia de las novelas utópicas de H. G. Wells (1866-1946), uno de los padres de la ciencia ficción, como Una utopía moderna (1905) y Hombres como dioses (1923). Esas novelas proporcionaban una visión esperanzadora del futuro. Pero, al burlarse del optimismo de Wells y verse apremiado por los turbios acontecimientos del presente, Huxley se había visto atrapado en el torbellino de sus propias ideas, y había escrito una distopía o utopía negativa desesperanzadora. Wells llegó a darle la réplica en The Shape of Things to Come, en español La forma de lo que vendrá (1933), novela en la que los ciudadanos ilustrados del mundo son capaces de deponer pacíficamente a los dictadores.
Conviene mencionar que, aunque en español hay cierta tendencia a emplear los términos utopía y distopía indistintamente, el origen del primero es muy anterior, y procede de la obra de ficción del mismo nombre, Utopía (1516), de Tomás Moro (1478-1535), que cuenta cómo debería ser la vida en un Estado insular ideal. En cambio, el concepto de distopía como género literario diferenciado surgió en la década de los sesenta en Estados Unidos, cuando los estudiosos acuñaron el término para referirse a las antiutopías o utopías negativas. Como señala la Real Academia Española, una distopía es la «representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana». Por el contrario, una utopía es la «representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano». Según estas definiciones, y dadas las características negativas de la sociedad que plantea, Un mundo feliz, la quinta novela de Aldous Huxley, es propiamente una distopía.
Esta edición
La obra que aquí presentamos es una adaptación del texto publicado por Aldous Huxley en 1932. Aunque no se trata, obviamente, de una versión íntegra, se ha mantenido la estructura original de 18 capítulos. Se ha recogido lo esencial de la historia y se ha procurado conservar la intención y el estilo que Huxley utilizó a la hora de escribir Un mundo feliz, la novela que es, para muchos, el mejor libro de ciencia ficción jamás escrito.
Un edificio gris, macizo, de treinta y cuatro pisos. Sobre la entrada principal, las palabras CENTRO DE INCUBACIÓN Y CONDICIONAMIENTO DE LA CENTRAL DE LONDRES y, en una placa, el lema del Estado Mundial: Comunidad, Identidad, Estabilidad.
La enorme sala de la planta baja estaba orientada al norte. Una luz pálida y fantasmal entraba por los ventanales y arrancaba destellos del cristal, el níquel y la porcelana de los instrumentos de laboratorio. Enfundados en sus batas blancas, los trabajadores llevaban las manos cubiertas con guantes de goma de un tono cadavérico y se inclinaban sobre los oculares de los microscopios, alineados a lo largo de las mesas. La temperatura era tropical.
—Y esta —dijo el director, abriendo la puerta— es la Unidad de Fecundación.
Trescientos fecundadores trabajaban en silencio cuando el director de Incubación y Condicionamiento (DIC) entró en la sala, seguido de cerca por un grupo de estudiantes muy jóvenes.
Cada uno de ellos llevaba un pequeño cuaderno donde garabateaba apresuradamente lo que el gran hombre decía. Y es que el DIC de la Central de Londres siempre prefería acompañar en persona a los nuevos alumnos en su visita por los diferentes departamentos.
—Solo para darles una idea general —explicaba.
Y es que, naturalmente, algún tipo de idea general debían tener para cumplir adecuadamente con sus funciones, si pretendían ser miembros felices y útiles para la sociedad.
—Mañana —añadió, con una sonrisa— ustedes se dedicarán a un trabajo serio y no tendrán tiempo para vaguedades. Mientras…
Mientras, escuchaban al gran hombre y anotaban sus palabras.
Alto y delgado, muy erguido, el DIC avanzó hacia el centro de la sala. Tenía la barbilla prominente y los dientes bastante grandes, apenas cubiertos por unos labios carnosos. ¿Viejo? ¿Joven? ¿Treinta? ¿Cincuenta? ¿Cincuenta y cinco? Era difícil saberlo. De todos modos, en aquel momento del año 632 después de Henry Ford1, esa cuestión no interesaba a nadie.
—Empezaré por el principio —dijo el director.
Y los estudiantes más aplicados anotaron la intención del director en sus cuadernos: «Empezaremos por el principio».
—Estas son las incubadoras —dijo el DIC, señalando unos armarios acristalados, que contenían filas de tubos de ensayo con etiquetas—. Aquí tenemos la provisión semanal de óvulos conservados a treinta y siete grados. Los espermatozoides —señaló otro armario— han de conservarse a una temperatura inferior, que es de treinta y cinco grados.
Apoyado aún en las incubadoras, mientras los lápices de los estudiantes seguían deslizándose por las páginas, el director les ofreció una breve descripción del moderno proceso de fecundación. Primero expuso la fase quirúrgica:
—La extirpación del ovario se produce siempre voluntariamente, en beneficio de la sociedad —explicó—. Lleva consigo una bonificación equivalente al salario de seis meses.
A continuación resumió la técnica para mantener el ovario extirpado vivo y en continuo desarrollo. Los óvulos desprendidos y maduros se conservaban en una solución especial.
