Baldomero Lillo Figueroa nació un 6 de enero de 1867 en Lota, pueblo minero ubicado en la provincia de Concepción (Chile). Las experiencias de su infancia alimentaron las dramáticas escenas que el autor trasladó a sus cuentos. Su madre le enseñó las primeras letras; su padre, imaginativo y aventurero, le heredó la pasión por la literatura. Casado a los veinte años, se trasladó a Santiago donde, pese a la esforzada vida que llevaba, se da tiempo para leer a grandes maestros como Julio Verne, Maupassant y Dickens, los que dejaron una profunda marca en su pluma. Lillo fue, en otras palabras, un aprendiz consciente de la realidad que lo rodeaba, un autodidacta pero, sobre todo, un ser con una sensibilidad única y que sintió en carne propia el sufrimiento de sus semejantes. Su obra se concentra en tres docenas de cuentos y relatos que comienza a escribir cerca de los cuarenta años, entre los que se destacan Subterra (1904) y Subsole (1907). El padre del naturalismo chileno falleció en San Bernardo (Chile) en 1923, producto de una tuberculosis.