11 - Antonio Guallar - E-Book

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Antonio Guallar

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Beschreibung

Un cóctel de suspense, denuncia social y asuntos paranormales tensa el devenir de 11, un relato que plantea posibles soluciones a los problemas crónicos de una sociedad habitada por ejércitos de ciudadanos que, adormilados ante sus móviles, caminan sin rumbo y viven aterrorizados por lo desconocido. ¿Hay posibilidades de mejorar esta sociedad permeada, cada día más, por el bullying, las violaciones y la corrupción?

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11

Antonio Guallar

© Antonio Guallar

© 11

Enero 2023

ISBN papel: ISBN ePub:

Depósito legal: M-2343-2023

Editado por Bubok Publishing S.L.

[email protected]

Tel: 912904490

C/Vizcaya, 6

28045 Madrid

Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Para los sin voz,

sufridores en soledad,

el mundo los rechaza

y no pueden descansar

ni escapar a ningún lugar,

nadie los quiere,

son utilizados

pero no los requieren.

A. G.

Índice

Créditos

MUNDO

Inicio

MUNDO

No escondas las verdades,

por qué tanta mentira,

si la primavera te inspira

por qué no alumbras las ciudades.

La noche te advierte,

el día te alumbra,

miras a la gente,

existe penumbra.

No puedes equivocarte

ni olvidarte de ninguno,

haz un canto a la gente

y ayuda uno a uno.

No brilla la justicia,

presume del perdón,

al sin voz se le asfixia,

se le rompe el corazón.

Quiere hablar la familia,

dicen con razón,

que de todo corazón

les salven de la ignominia.

A. G.

Inicio

{12/03/2021}

{12+3+2021= 11}

¡Sollozos, alaridos lastimeros, gritos desgarradores! Magdalena, en esos momentos, estaba mirando la nueva exposición de libros que habían inaugurado en un nuevo departamento dentro de los grandes almacenes; se giró al oír lo que parecía la voz de María, su madre, y al mirar, en efecto era ella. Sin pensarlo, se fue directamente hacia el lugar donde sucedía, al acercarse pudo observar cómo pasaban las personas, lentamente, escondidas en sus caparazones, mirando de soslayo, con temor y a distancia. Pobre, decían unos; ¡huy, cómo está!, decían otros. Su hija la encontró muy excitada, nerviosa, con la cara bañada en sudor, los ojos irritados, humedecidos por las lágrimas y mirando fijamente aquella figura que tanto la angustiaba. La cogió del brazo, su madre ni siquiera se percató de su presencia ni contacto y seguía con su exclamación llena de terror, asco, malestar, y decía, por qué me mira fijamente esa vieja, con esa cara llena de arrugas que me da miedo y sus ojos, sus ojos como si estuviera muerta, pero por qué no deja de mirarme, ¡déjame en paz, vieja! Todo ello sin parar de llorar desconsoladamente. Magdalena, sin soltarla del brazo, la acompaña suavemente hacia el parking, donde está su coche, diciéndole a su madre, no le hagas caso, mamá, tú no la mires y ya está. En el camino la hija utiliza palabras de comprensión y cariño, acaricia su cara, la abraza, la besa y parece que poco a poco se está calmando.

Han llegado al sótano donde está el coche aparcado, se introducen en él, Magdalena trata de distraerla, pero al parecer ya no hace falta, pues el rostro de María se ha relajado de tal forma que no parece la misma, la cara inerte, alrededor de los ojos una hilera roja, no pestañea. Mientras estaba en la tienda, frente a aquella figura, su rostro ardía con un tono de color rojo brillante, sus ojos muy abiertos lloraban y lloraban, pero ahora todo ha cambiado, los ojos pansidos casi cerrados, como adormilados, su mirada perdida en el horizonte, pueden ver, pero no miran, su faz blanca como la nieve, algunas manchas negras como si fueran ramas caídas sobre el blanco suelo.

«El cerebro humano no es, como se cataloga por error, un músculo, puesto que no está formado por células musculares sino por millones de neuronas que permiten regular las funciones del cuerpo y la mente. Con este órgano controlamos los movimientos voluntarios, el habla, la inteligencia, la memoria, las emociones; y algo también muy importante, procesa la información que recibe a través de los sentidos.

El cerebro humano es nuestro mejor secreto, oculta verdades y dudas, nos facilita la posibilidad de mentir y es el único que dispone de poder y capacidad para utilizarlo».

Esta reflexión y pensamiento que se hace Magdalena, mientras conduce, es para justificar la actitud y comportamiento de su madre en los grandes almacenes, precisamente por el episodio vivido con la mujer que la miraba tan intensamente, tan vieja y terrorífica, y que tanto la molestó.

Magdalena, muy concentrada en la conducción, dirección al pueblo donde residen, Liencres, no dejaba de observar la actitud de María, que durante el viaje iba totalmente relajada, mientras se podía escuchar la melodía de una canción que salía del aparato musical del vehículo:

♫♫ «Para que no me olvides

ni siquiera un momento

y sigamos unidos los dos

gracias a los recuerdos» ♫♫

Sin olvidar en ningún momento que esta historia no es nueva y se ha repetido en muchas ocasiones, puesto que esa odiosa mujer que tanto violentó a su madre, nada más y nada menos ERA ELLA MISMA reflejada en un espejo, situado en una columna de la tienda.

El vehículo se desplaza por una carretera comarcal, a medida que se alejan de la gran ciudad nace una sensación de traspaso o transformación a un aura de estímulos, es como si se introdujeran en un tiempo-espacio de masas de cemento duro y sin vida, con siluetas de gigantes con muchos ojos que las observan, pero que se alejan en esa carretera solitaria en la que árboles majestuosos se inclinan al paso del automóvil. El sol, aunque tímido, presenta sus mejores galas y les acompaña en su trayecto hasta el pueblo donde residen, Liencres. Viven en una casa de campo protegida por una pared alta y larga pintada de blanco; la casa toda encalada y su tejado todo cubierto con teja curva de arcilla roja que la hace muy pintoresca; la planta baja equipada con una cocina, cuarto de baño, un salón para lectura y televisión, comedor con salida a un jardín-huerto en el que se dibujan dos árboles frutales, uno de limones y el otro una higuera. En la planta superior, 4 habitaciones, otro cuarto de baño. Bien reformada en todos sus servicios, posee paredes regias, situada en una zona en la que se agrupan las propias casas de los campesinos y sus familias. Desde las ventanas de las habitaciones se puede ver el mar y sus acantilados, y desde otras, toda una gran extensión de terrenos agrícolas y árboles frutales.

En la casa cohabitan María (77 años), su hija Magdalena (Magda, 49 años) y Patrocinio (Patro, 51 años), su yerno y, como consecuencia de ello, cuñado de Magda.

Están llegando al pueblo, el cual está a 9 km de distancia, al oeste de la gran ciudad de Santander.

Liencres es un lugar que se caracteriza por sus grandes acantilados, perfectamente formados frente al mar con un perfil de amenaza y fuerza, llanos interminables con filas de colores, sus campos muy trabajados parecen ejércitos, las huestes de Napoleón en forma de árboles frutales, con un aire limpio y perfumado. Está situado en zona costera de Cantabria; viven, sufren y ríen 3520 habitantes, y cuando llega la época vacacional se multiplican por 20.

Han llegado, introducen el coche en un garaje de la propia finca, Magda coge del brazo a su mamá y la acompaña directamente al cuarto de baño para que haga sus necesidades, pues es necesario que se lo recuerden; Magda le ayuda a lavarse, la acompaña al dormitorio para ponerse ropa más cómoda y adecuada, la ayuda con toda esa formalidad y una vez se refresca y con la ropa adecuada, la lleva hasta el salón para hacerla sentar en su sillón y pueda ver la televisión.

Magda se retira a su habitación para refrescarse y ponerse más cómoda; una vez realizada esta operación se dirige a la habitación de Patro, golpea la puerta y abre él mismo, ambos se abrazan en un saludo muy sensible y familiar. Hace pasar a Magda a lo que representa un dormitorio y a la misma vez despacho de trabajo.

Él es psicólogo de pilotos de avión y especialista en asuntos paranormales relacionados con ellos, desde su despacho mantiene el contacto con varias aerolíneas y cuando requieren su presencia viaja a cualquier país del mundo. Se casó con Lucrecia (abogada), hija menor de María y hermana de Magda, muy enamorados; tuvieron dos hijas, Petra (la mayor) y Luz (la pequeña), su trabajo lo desarrollaba, junto a su familia, en un piso donde vivían en el centro de Barcelona, hasta que sucedió lo inevitable y que lo cambió todo.

Magda está triste y él lo nota, le pregunta ¿ha pasado algo?, ¿cómo ha ido la tarde en la ciudad?; Magda, un poco abatida, le explica los acontecimientos sucedidos y lo mal que lo han pasado tanto ella como mamá; comprensivo, como en otras ocasiones, con delicadeza, le pone la mano en el hombro y la consuela, qué puedo hacer para ayudarte, le pregunta, ella sonriente le responde gracias, ya lo has hecho.

Magda se dirige a él y le pregunta si él cree que es buena hija y que está haciendo bien las cosas, él sin dudarlo le responde que sí, y añade no solo eres y has demostrado ser una buena hija, sino que además eres una gran mujer. Magda intenta aclarar lo que ya en su momento se planteó, la posibilidad de ingresar a su mamá en una residencia para que tuviera las atenciones más adecuadas de personal profesional, pero en aquel momento su cuñado le dio un argumento para que ella reflexionara y lo hizo, y es que los profesionales la atenderían muy bien, tendría todo lo materialmente necesario, pero nunca, y digo nunca, el cariño, la delicadeza, sensibilidad, caricias y amor, no. En esa época, le dice Magda, fue cuando hacía poco tiempo que habías llegado a casa para instalarte con nosotras y, siguiendo tus consejos, la llevamos al psiquiatra para que le hiciera una evaluación de su estado mental, partiendo de la idea de unos episodios que habían sucedido recientemente; un cambio de actitud extrema, con pinceladas de agresividad y violencia que expresaba con palabras y el lenguaje de su cuerpo. Él asiente con la cabeza y manifiesta que lo recuerda.

En la consulta del psiquiatra este preguntó qué síntomas tenía la abuela, le hicimos una exposición de los actos y manifiestos que venían produciéndose desde bastante tiempo. Magda explicó que mamá se ponía a gritar, daba golpes en el sillón, decía palabras incoherentes y sin contenido y sobre todo lloraba mucho, también preguntaba por su marido, incluso lo veía pasar, y lo penoso es que llevaba varios años muerto.

El relato de los episodios de mamá, tristes y preocupantes de hecho, se complicaba mucho más teniendo en cuenta que casi todos ellos se producían cuando, de una forma u otra, tenía delante de ella, y a la vista, el número 11 (once). Programas de televisión, reloj, fecha, un periódico, una revista, un folleto de propaganda, etc.

El doctor se dirigió a mamá para hacerle preguntas; ¡cómo se llama!, mamá se lo quedaba mirando fija y lentamente, y en silencio se giró hacia donde estábamos los dos, y como si fuera una respuesta evidente y en tono de seguridad le respondió ¡María!; bien, dice el psiquiatra, diga cuándo nació, la abuela volvió, otra vez, la mirada, haciendo un gesto de movimiento de hombro como dando a entender qué preguntas más tontas, pero en esta ocasión su respuesta fue el silencio total. Continuó preguntando, señora María, quién es el presidente del gobierno, pero ya en esta ocasión la pobre abuela no miraba al doctor, sino simplemente su mirada quedó fijada en la pared. Señora María, diga el nombre de su hija. A partir de ese momento la mirada de la abuela estaba perdida, su cara intentaba mantener, sin conseguirlo, una leve sonrisa, aun así, buscaba con la mirada el comodín de su hija y su yerno, pero lamentablemente ninguno de los dos podíamos hacer nada, entre las miradas, alguna mueca para animarla y protegerla, intentando transmitirle lo injusto e inhumano que marcan estas enfermedades.

El psiquiatra se dirigió a Magda para preguntarle si el hecho de la reacción que tenía con el número 11, según ella, tenía alguna relación con algún suceso. Magda le respondió que no recordaba, en ese momento, nada que tuviera algún sentido; el doctor volvió a preguntar, mirando a los dos, desde que notaron los primeros síntomas ¿ha habido algún episodio en su vida o su entorno familiar o social que le pudiera haber afectado a su carácter o personalidad? Los dos respondieron al unísono, sí, claro, muy importante. El psiquiatra pregunta cual fue. Magda se dispuso a narrar que hacía unos años su padre, Mateo, que era cajero de un banco en Barcelona, sufrió un atraco en la sucursal en que prestaba sus servicios. El hecho fue muy desgraciado, entraron dos atracadores armados, una vez amenazados el personal y los clientes, cogieron todo el dinero que había en caja, pero resulta que en ese momento y debido a pagos efectuados con anterioridad solo había una pequeña cantidad. Los atracadores entonces se dirigieron al padre, como cajero, para que abriera la caja fuerte. El padre intentó hacerles razonar explicándoles que la caja funcionaba con apertura retardada y que se tendrían que esperar como mínimo 15 minutos. No se lo creyeron, y uno de ellos, con la pistola apuntándole, le amenazó diciéndole que abriera inmediatamente; Mateo se lo volvió a explicar, incluso les enseñó el reloj, que lo había puesto en marcha para poder abrir la caja fuerte. El mismo atracador incrédulo, con gritos, le sentenció, o abres o te disparo; como el padre insistía con la negativa, el ladrón le disparó en la pierna para asustarlo y obligarlo a abrirla, con tanta desgracia que la bala se incrustó en la vena femoral.

El padre se derrumbó al suelo y empezó a desangrarse; el personal y los clientes, viendo el peligro, le pedían llorando al pistolero que por favor les dejara llamar una ambulancia, pues se estaba desangrando a mucha velocidad, los atracadores se reían y manifestaban que todo era mentira y que si no abría la caja fuerte seguirían esperando. Pasaba el tiempo, el cajero perdió el conocimiento, la hemorragia no se paraba, los ladrones continuaban con su actitud y risotadas, pero lo que no sabían era que, al coger los billetes del cajón, se había activado la alarma, pues esos billetes eran de cebo y estaban sujetos con una pinza conectada al sistema de alarma. Durante esa espera, la policía ya había iniciado el protocolo y lo primero que hicieron fue llamar por teléfono preguntando por el director, este debía contestar en clave a la policía. Buenos días, ¿es el director?, preguntaron, el director debía contestar sí, pero tendrán que pedir cita previa para tratar este tema.

En la calle, dos policías disfrazados de empleados de una empresa de seguridad, llevando valijas aparentemente llenas de dinero, llaman a la puerta y piden que les abran porque llevan mucho dinero y no pueden estar mucho tiempo fuera; el director, dirigiéndose a los ladrones, les dice sí, se ha efectuado un pedido de dinero para un cliente, si no les abrimos, sospecharán.

Los ladrones, confiados y pensando que aún les saldría bien el robo, le ordenan al director que abriera, pero que solo entraran los dos seguratas. Así es, al entrar los policías, les hacen dirigirse al despacho del director; en la puerta del despacho, uno de los de seguridad hace un gesto para evitar que el director entre, por lo que este se queda fuera, entran los dos ladrones y los dos policías cierran la puerta y de inmediato suenan varios disparos. Al entrar el director, los ladrones yacen en el suelo, muertos, enseguida llamaron a una ambulancia para intentar salvar al padre de Magda, pero cuando llegaron ya era cadáver.

El banco indemnizó a la viuda y su familia con una cantidad importante. El motivo de premiar al padre de Magda era muy claro, porque gracias a su actuación el banco salvó muchos millones de euros, pues tal y como reconocieron los altos cargos del banco, en el informe y discurso de agradecimiento se aclaró que el cajero sabía que estaba abierta la caja fuerte, y que dentro de ella había más dinero del asegurado por la entidad. Gracias a la indemnización, la hija y la viuda pudieron comprar la casa que habitan.

El psiquiatra, una vez oído el relato, preguntó si a partir de ese día la madre tuvo algún síntoma emocional, la respuesta de Magda fue que no, simplemente, los síntomas que padecía eran los mismos que en estos últimos años, pero ninguno relacionado con el caso.

He tomado nota de todo lo que se ha hablado y del examen que he realizado a su madre; con todo este material, les extiendo unas recetas para que su madre descanse y se encuentre un poco mejor; mientras, solicitaré que le hagan una analítica completa, una TC, RMN y una PET/TC de la cabeza, todo ello supervisado por el neurólogo. Con los resultados de estas pruebas nos volveremos a encontrar el martes próximo y espero tener un diagnóstico.

Magda y su cuñado siguen en el relato y recuerdan que volvieron el día que les indicó el doctor; una vez en la consulta, el médico les explicó, con una expresión seria y comprometida, que ya tenía los resultados y por los síntomas que dedujo y teniendo en cuenta el suceso de su marido, así como el síndrome obsesivo con el número 11, a continuación les detalló una relación de hechos históricos por si podían indicar si había alguna posibilidad de que alguno de ellos pudiera haber tenido alguna afección o influencia negativa sobre María, directa o indirectamente, por películas, libros, fotos, relatos, cualquier pequeño detalle que nos pueda hacer sospechar de algo que ella pudiera haber experimentado en algún momento de su vida.

1º)Pensar con el 11 significa que debes enfocarte en tus deseos y no en tus miedos.

2º)El 11/03/2011, accidente nuclear, terremoto en FUKUSHIMA, JAPÓN.

3º)El 11/09/2001, ESTADOS UNIDOS.

a)Torres Gemelas

b)El primer avión en impactar fue el vuelo 11 de American Airlines.

c)Coincidencia de imagen entre las Torres Gemelas y el número 11.

4º)El 11 de septiembre de 1714, LA DIADA DE CATALUÑA. Los soldados de las tropas Borbónicas de Felipe V asaltaron Barcelona. Era el fin de la guerra de sucesión en la que una parte de Cataluña se puso al lado del archiduque Carlos de Austria.

5º)LA ÚLTIMA CENA, según la Biblia, fue el preámbulo a la muerte de Jesús, estaban cenando los 12 Apóstoles. Jesús mojó el pan, se lo dio a Judas Iscariote y le dijo: «lo que vas a hacer hazlo pronto», y así lo hizo, salió a denunciar a Jesús con los soldados, y así fue como quedaron solo 11.

Los dos, con el ceño fruncido, mirándose como si estuvieran interrogándose, con una mueca de «no saber», le contestan al doctor que no recuerdan ni saben que estos relatos hayan tenido alguna repercusión en mamá. El doctor, a renglón seguido, les hace otra pregunta, ¿qué saben de la infancia de su mamá, fue feliz, sus años de infancia se desarrollaron de forma normal? Magda explica, por lo que su mamá le ha explicado, su infancia fue muy bonita, vivía en un pueblo de Galicia, más bien una aldea, sus padres, mis abuelos, se dedicaban a trabajar la tierra y poseían algo de ganado. Mamá creció en un ambiente rural, los abuelos tenían varios trabajadores y económicamente su situación era buena. María fue muy querida, su vida transcurrió entre risas y algodones, le gustaba cantar y bailar, a los 12 o 13 años ya ordeñaba las vacas, ayudaba a las labores del campo. Cuando llegaban las fiestas del pueblo, con atracciones, música y baile, mamá, acompañada por sus padres, no se perdía ni una oportunidad de disfrutar. Lo único que se destaca como negativo fue una época que estuvo muy enferma y nadie, ni el médico ni la curandera ni el sacerdote sabían lo que tenía.