600 Juegos previos a la lectoescritura - Marian Baqués i Trenchs - E-Book

600 Juegos previos a la lectoescritura E-Book

Marian Baqués i Trenchs

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Beschreibung

Instrumento útil que servirá para entusiasmar al niño en el arte de aprender a leer y a escribir. Que nos permitirá realizarlo, naturalmente, en la buena dirección y de manera clara y estructurada. Las pautas de aprendizaje que da el autor en estas páginas, serán útiles también para la estructuración lógico-matemática del niño, porque varios juegos, bastantes actividades propuestas en este libro, guardan una estrecha relación con el diario vivir del niño. Destacaría, además, el esquema de los elementos que constituyen la lectoescritura, puesto que, al totalizarlo, resume su procesamiento de manera ajustada y moderna.

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Coordinación editorial

Oseas Florentino

Edición y corrección

Raquel E. Roldán

Texto

Marian Baqués i Trenchs

Diseño gráfico editorial

Araceli Rivera

Fotografía de cubierta

Shutterstock

©MMXX. Gil Editores, S.A. de C.V.

2 Sur 6114, col. Bugambilias. C.P. 72580

Tel. 2222 65 47 90

[email protected]

www.gileditores.com

Puebla, Pue.

MÉXICO

© Derechos de Artes Gráficas: Gil Editores SA de CV

© Derechos de Edición: Gil Editores SA de CV

ISBN: 978-6079-458-28-7

El editor no se hace responsable por los textos teóricos de esta obra, ni éstos representan de ninguna manera la ideología de la editorial. El contenido es responsabilidad exclusiva del autor.

Los autores y editores no asumen responsabilidad alguna por los daños y perjuicios que pudieran sufrir los usuarios, derivados de su actuación o falta de ella, como consecuencia de cualquier información contenida en este libro.

Se prohíbe reproducir esta obra parcialmente o en su totalidad, así como realizar cualquier tipo de reproducción o grabación magnética, tratamiento informático, almacenamiento de información o sistema de recuperación por cualquier medio ya sea electrónico, mecánico, fotocopia, registro, etc., sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Todos los derechos reservados.

La reproducción pirata causa un grave daño tanto a los autores como a los editores. ¡La reproducción pirata mata al libro!

ÍNDICE

Analítico

Prólogo

A guisa de presentación

Leer y escribir ¿qué es?

Hablemos del lector

Jugar, algo sumamente importante

La ley del embudo

Hacia una visión de conjunto

La percepción visual

Fondo-figura

Constancia de la forma

Fonología

Aparato fono-articulador

Ruidos

Sonidos lingüísticos

Estructuración espacial

Dominio dinámico del espacio

Relaciones espaciales

Posición en el espacio

Secuenciación temporal

Coordinación rítmica

Ritmos

Sílabas

Lógica

Asociación auditiva

Asociación visual

Memoria

Memoria auditiva

Memoria visual

Cierre

Coordinación semántica

Coordinación semántica visual

Coordinación semántica lingüística

Coordinación semántica motriz

Conocimientos

Psicomotricidad específica

Direccionalidad

Independencia mano-brazo / dedos-mano

Coordinación ojo-mano

Expresión plástica

Destreza manual

Pre-escritura

Comunicación verbal

Léxico

Morfo-sintáxis

Expresión lingüística

Apéndice. Una propuesta de sistema de letras

Diría, amable lector, que éste no es un libro casual. No aparece ahora ni como por arte de encantamiento, ni como resultado de un mero y caprichoso azar. Muy al contrario: en el subsuelo de las páginas quedan, estratificadas, muchas horas de vida de maestro entre niños; reposa un alto y profundo cúmulo de experiencias orientadas, decididamente, a lograr que sea cada vez más llana la ruta del aprendizaje de la lectura y la escritura. Y es precisamente esto lo que, en él, nos ofrece el autor.

Es un libro escrito por un maestro para dar la mano a otros maestros, en la búsqueda de motivaciones que puedan espolear a los niños en sus actividades escolares. Es un libro que sugiere nuevos recursos didácticos, que incita al lector maestro a encontrar y crear otros nuevos.

Se trata de juegos, nada menos, para que los niños abran los ojos y penetren, con alegría, en una actividad creativa. Se pretende que se lo pasen bien descubriendo realidades por ellos desconocidas hasta aquel momento. Los educadores podemos contribuir a ello positivamente, procurando que nuestros alumnos profundicen en el mundo maravilloso, en donde se experimenta la satisfacción de crear y conocer.

He ahí lo que me parece que es el libro de Marian Baqués i Trenchs: un instrumento útil que servirá para entusiasmar al niño en el arte de aprender a leer y a escribir. Que nos permitirá realizarlo, naturalmente, en la buena dirección y de manera clara y estructurada. Las pautas de aprendizaje que da el autor, en estas páginas, serán útiles también para la estructuración lógico-matemática del niño, porque varios juegos, bastantes actividades propuestas en este libro, guardan una estrecha relación con el diario vivir del niño. Destacaría, además, el esquema de los elementos que constituyen la lecto-escritura, puesto que, al totalizarlo, resume su procesamiento de manera ajustada y moderna.

Es un libro, en definitiva, que ayudará a los niños a formar conciencia del mundo que los envuelve, a aprender el nombre de los objetos y a situarlos en la realidad, atendiendo a las magnitudes, a la situación de los mismos, a la proximidad, a las trayectorias, etc.; es decir, básicamente, atendiendo a los aspectos geométricos de esa realidad, parte integrante del mundo del pensamiento humano.

Libros como el presente enriquecen nuestro común patrimonio educativo.

Maria Rúbies i GarroféPresidenta del ConsellEscolar de Catalunya.

A guisa de presentación

−¿Qué tarea es, Oliba, levantar un país, crear una cultura? Sabemos tender puentes, iluminar manuscritos, esculpir capiteles; pero, de ello a construir un país o desbrozar un mundo nuevamente…

−Tú lo has dicho, Arnau: crear un país es tender puentes y abrir caminos, ilustrar un mundo es como iluminar manuscritos.

(Lluis Racionero Carcamón)

 

Por fin, llegó la decisión. Con el archivo de juegos de pre-lectura y pre-escritura, unos papeles, la máquina de escribir, mucha ilusión y ningún libro, me encerré por espacio de tres semanas. Sin alboroto de chiquillería, sin teléfono, con la cabeza liberada de cuanto pudiera serme estorbo. Quería acompañar hasta la meta un proyecto acariciado entre las manos, cálidas de ilusión; la publicación de la parte más significativa de mi archivo de preescolar, representada por diversos tipos de ejercicios y por la parte correspondiente a juegos infantiles, en todo lo que se refiere a la preparación para la lectura y la escritura.

Y empecé. Mejor, continué un trabajo comenzado ya dos cursos antes, pero quedando siempre atascado en los profundos –y con frecuencia gozosamente pesados− baches de ocupaciones diarias. Ni es posible erosionar todos los días unas horas a la noche, ni pueden dedicarse todos los fines de semana a realizar aquello que más nos ilusiona. Por tanto, cuando se me brindó la ocasión, emprendí el esforzado pedaleo por la recta que me conduciría, finalmente, a la meta anhelada. La primera tarea realizada fue la clasificación de los juegos. Los agrupé según las distintas pistas de trabajo, como si nunca hubieran sufrido aún manipulación alguna clasificadora. Resultaron unos apartados o factores.

Vino luego el trabajo de relacionar los factores que intervienen en la pre-lectura. Del mismo resultó el esquema de los elementos que constituyen la lectoescritura. Es un quehacer que arrastra consigo, casi con exigencia de necesidad, la imposibilidad de darle cima a la perfección; la personalidad humana es tan rica que se resiste a ser encuadrada en unos esquemas tajantes y definitivos. No obstante, por razones metodológicas, nos urge ver tan claro como nos sea posible. Era preciso organizar los factores que intervienen en la lectoescritura, y los correspondientes ejercicios, según las pautas de determinados criterios. Salió lo que salió. No dudo que otros los habrían organizado de manera distinta. ¡Fantástico! De aquí a un tiempo, cuando todo sea revisado de nuevo, cambiaré algunos de los aspectos. Éste es un libro fichero. Las fichas de un archivo han de ser ajetreadas, han de ceder lugar y paso a otras fichas, han de vivir –muertas como son− la disponibilidad de soportar cambios de criterio en la clasificación, e incluso a engrosar el montón del desván: ello es bueno, aquí hay vida, hay debate. “Eppure si muove”, como diría Galileo.

Tenemos, por tanto, un trabajo abierto, vivo como vivo es el mismo lenguaje. No está rematado. Jamás lo estará. Puede añadírsele o quitársele lo que se quiera. Hasta el último momento he desplazado piezas. El lector podrá opinar, y obrará muy bien en ello.

Es posible que, en ocasiones, no me haya subordinado al estricto rigor en el criterio a seguir. Algún ejercicio habría podido haber sufrido fragmentación en varios. Un comentario puede representar únicamente una ligera variación de algo dicho anteriormente. Algunos ejercicios han sido clasificados según criterios muy personales, distintos de las personas muy por encima de nosotros en la posesión de esta materia; por ejemplo, no creemos que Frostig estuviera de acuerdo con el modo en que le hemos distribuido algunos ejercicios inspirados en material suyo.

Me ha sido preciso dejar en el archivo juegos saturados de historia, de historia minúscula y palpitante; aquel dibujo traído por el amigo desde tierras remotas; aquel otro pensado en una ocasión muy recordada por circunstancias únicas; otro sugerido por una amiga… Me he propuesto publicar solamente ejercicios paradigmáticos, modelos de ejercicios; si ocultamos, por ejemplo, una muñeca en un bosque de puntitos, también podemos cambiarlos de forma que enmascaren otro objeto distinto. Cuando decimos que con una canción trabajamos determinados sonidos, queremos decir que, con otra canción, podemos trabajar otros sonidos diferentes deseados; o que podemos trabajar los sonidos de otras formas. Si decimos que se asocien ciertos vocablos podrán ser, efectivamente, esos o bien reemplazados por otros. Lo fundamental es, en estos casos, trabajar el fondo-figura; la descripción fonológica en el segundo, y la lógica verbal en el tercer ejemplo. Ello con los ejercicios ofrecidos, o con otros parecidos.

Es éste un trabajo abierto, y no solamente porque puede escribirse, organizarse de manera distinta, sino también porque cada uno de los ejercicios puede desarrollarse como se crea más conveniente; las circunstancias pueden mandar. Uno de mis retos más juveniles era escribir un libro de juegos para los niños. No pude realizarlo entonces; ahora, sí. Tanto había promovido los juegos infantiles que brotaban espontáneamente. De el docente, los juegos han de florecer sin esfuerzo. Por ello, están formulados en pocas palabras, sin especificar estrictamente material necesario, ni otros detalles. El docente sabrá expresar la dinámica de cada juego con más riqueza de realización de la que las palabras de su presentación puedan cobijar. Diríamos que se trata de sugerencias para jugar.

...El docente sabrá expresar la dinámica de cada juego con más riqueza de realización de la que las palabras de su presentación puedan cobijar.

He recriminado siempre las recetas elaboradas para el mundo de la educación. Casi nunca las hay, recetas efectivas, se entiende. Se da un único principio: la escuela es un campo de corazón y de imaginación. En algunos cursos impartidos en la Escuela del Magisterio, he sido tildado, a veces, de poco práctico. Si esa expresión quiere decir que he intentado crear una base científica de búsqueda en inquietud investigadora, no me sabe mal la crítica. En este mundo, nadie ha regalado nada a nadie. El ejercicio de la escuela exige abundante dosis de arte y experiencia; pero es una ciencia también. Una sólida base científica nos ayudará a no cometer desaguisados, irreparables a veces, en el campo de la docencia. No creo haber caído en el recetismo, tan afrentado. El docente, que lea este libro no podrá entrar en su salón, al día siguiente de su lectura, y comenzar su tarea con el propósito de llevar a la práctica, de pe a pa, con inexorable rigor minucioso, todo cuanto en él se propone. Me sentiré triunfante en mi intento si esta maestra, cuando termine su trabajo con los alumnos, toma una hoja de papel y prepara un ejercicio nuevo, o consulta su archivo de palabras y prepara una serie lógica, o simplemente si revive la conciencia de que enseñar a leer y a escribir es algo muy serio.

...o simplemente si revive la conciencia de que enseñar a leer y a escribir es algo muy serio.

Al principio dije que ningún libro me acompañó en mi enclaustración. A pesar de que, en mi vida de maestro, he bebido en muchos libros, no quería que se cumpliera el adagio latino liber ex libris, un libro sale de otro libro. Así, quise decir las cosas que los juegos me sugerían, escritas con una aparente espontaneidad despreocupada.

Repetir lo que ya ha dicho tal autor, expresar los mismos conceptos con distintas palabras, para imprimirles un tinte de originalidad, no me satisface. No es mi pauta de acción. No aporta vida. El mismo ritmo he seguido en la parte teórica. De haber consultado libros salidos de otras manos y dicho aquí lo mismo que se dice ahora, pero floreado con cuatro citas, es posible que en definitiva este libro resultara mucho mejor, pero me habría dejado insatisfecho. Si lo he escrito, es para prestar un servicio al país, a la escuela de nuestro país, que ha de recobrar lo que es más peculiar, más propio: la aportación responsable en la construcción de un país libre, con hombres y mujeres más íntegramente libres.

Quiero hacer constar mi agradecimiento a una persona: a mi maestro, el escolapio padre Romuald Duch. Desde el primer momento se ofreció a traducir el trabajo del original catalán. Pero no se ha limitado a una sencilla traducción: lo ha reescrito. Y más: se ha ocupado de la adaptación de los textos literarios, folklóricos y, sobre todo, musicales. En él quiero rendir un homenaje a tantos maestros que “hicieron escuela” –y buena escuela− en años difíciles y que ahora gozan de una ancianidad pletórica de sabiduría. Pueden aportarnos todavía mucho.

Francesc Cubells me ayudó en la recopilación de textos populares. Josep Barcons y Montserrat Cots disimularon mis ignorancias musicales. Picanyol, buen ilustrador y amigo, que ha dibujado el libro. Josep María Fontcuberta que tanto ayudó en la construcción de estas páginas. Narciso García Nieto ha revisado el libro con ojos de especialista. Maria Rúbies ha honrado con sus palabras el prólogo. A todos ellos, y a los que de modo involuntario no he citado, gracias.

Marian Baqués i Trenchs

Leer y escribir: ¿qué es?

En una orquesta, antes de la interpretación conjunta de una pieza musical, cada uno de los instrumentos ensaya reiteradamente en el sonoro silencio de su estudio. Luego se citan los que tocan el mismo instrumento y, juntos, preparan su aportación al resultado final, por último, todos los instrumentos se integrarán en el ensayo e interpretarán la gran sinfonía: ha sido un proceso integrador de lo particular a la totalidad.

De forma semejante se procede en la lectoescritura: en primer lugar hemos de preparar todos los pasos previos y precisos para empezar a leer y escribir. Desde el comienzo, por tanto, tendamos la mirada en la sinfonía que hemos de terminar interpretando: ¿Qué es leer? ¿Qué es escribir? Más aún: ¿Por qué hablamos de lectoescritura? Descifrando esas preguntas, daremos con el camino a seguir, ensayaremos y enlazaremos los compases, para llegar al resultado que sea “útil y agradable”.

Empecemos recordando la aportación de Saussure: El signo lingüístico está formado por:

CONCEPTO: es la idea que se te presenta cuando oyes o lees una palabra.

Es el significado.

IMAGEN: es la parte material de lo que dices o ves.

Es el significante.

El significante nos conduce a la idea o concepto que se quiere expresar. Si, por ejemplo, a través del oído percibimos unas vibraciones que nos suenan a casa, automáticamente nos imaginamos una casa, que podrá tener accidentes distintos en materia, forma, color, magnitudes… pero una casa, en esencia. Si vemos escrita la palabra casa, o trazamos el dibujo de una casa, automáticamente nos imaginamos una casa precisamente, y no otro objeto.

De hecho, y con ello entramos ya directamente en el tema, cuando leemos seguimos este proceso:

 

1. En primer lugar, percibimos visualmente un conjunto de letras.

2. Inmediatamente observamos, uno a uno, los sonidos: desciframos. Recordemos que nos ocurre cuando damos con una palabra desconocida. La deletreamos, poco menos, y, si es preciso, consultamos el diccionario para conocer su significado. Los niños, cuando empiezan a leer, necesitan deletrear: leer despacio. En cambio, un ligero vistazo del lector experto podrá crear el concepto.

3. En un tercer momento, y es el resultado final, se forma el signo lingüístico: de la frase, de la conversación, del lenguaje. Lo escrito quiere decir tal cosa. La palabra se satura de contenido.

Cuando escribimos acontece algo semejante, pero a la inversa:

3’. El signo lingüístico ya está formado: tenemos el concepto y la representación de la voz.

2’. Analizamos, uno a uno, los signos de los sonidos. La imagen acústica que tenemos relacionada con el concepto se secciona en sonidos.

Cuando hemos de escribir una palabra que nos es desconocida, una ruta podrá ser pedir que nos deletreen sus signos; incluso del modo telefónico: A de Amelia; B de Benito; S de Samuel, etc. El niño que empieza a escribir necesita pensar una a una las letras que ha de usar. En el lector avezado, en cambio, este descifrar acústico de sonidos será automático. Para entendernos: solamente la mano escribirá la palabra. No someteremos a análisis todos sus elementos. Lo hará únicamente si la palabra es muy complicada.

1’. En un momento último, los sonidos se integran en la palabra escrita.

Tenemos ya la palabra como una unidad, una palabra escrita que podrá ser leída, y de este modo se recomenzará el proceso.

Hasta aquí hemos dicho lo más importante. O, mejor dicho, queda dicho todo. A partir de este momento, daremos vueltas sobre la misma explicación.

Hay un análisis acústico. La persona es capaz de percibir la palabra que le llega a través del oído como algo diferenciado. Por tanto, ha de estar capacitado para dirigir toda su atención a lo que le llega auditivamente.

En nuestro caso, vemos que se da un análisis sónico. en 2 y en 2’.

Hay una síntesis acústica. Los sonidos deben contactar unos con otros para formar unidades más complejas. Deben acomodarse a un contexto. En nuestro caso, se da una síntesis perceptiva (1), motriz (1’) y lingüística (3 y 3’)

El gráfico de la página siguiente ayudará a entenderlo:

Con lo que acabamos de decir, y ayudados por ese gráfico, nos damos cuenta más cabal de por qué la lectura y la escritura son dos procesos distintos que van juntos. Son las dos caras de una misma moneda: dos procesos complementarios; la activa y la pasiva de un mismo verbo. Las diferencias entre los dos procesos están en el orden de las etapas, que ha quedado invertido, y en el suministro de las letras. Mientras que, en la lectura, las letras son ofrecidas directamente al lector, que debe cambiarlas en fonemas, en la escritura los fonemas se han convertido en letras.

¿Se comprende mejor a partir de ello, por qué razón preferimos hablar de lectoescritura con ventajas sobre lectura y escritura por separado?

Como otra de las consecuencias del fenómeno lecto-escritor, podemos hablar de tres estadios a recorrer, para que pueda desenvolverse y ser dominada la lectoescritura. Son:

1La lectoescritura –la lectura principalmente− va en íntima conexión con el desarrollo del proceso perceptivo.

La percepción visual va unida a los tiempos iniciales de la lectura. La lectura avanza detrás de los ojos clavados en las letras. Cada operación es un acto aislado e independiente. Como veremos al hablar de la percepción, hay unos prolongados análisis y síntesis de lo que se lee. Los fonemas captados uno a uno representando sonidos individuales, se transforman en las variantes articulatorias, según el contexto, de las letras. Se pasa de la letra al sonido en un proceso sintético muy importante. Los ojos del lector han de buscar cada letra que sigue a la que corresponde al sonido actual, si quiere pronunciarla correctamente en su contexto. (Hay quien mira cuatro o cinco palabras por delante de la pronunciada) El aprendiz de lector está más ocupado en traducir los signos en fonemas o sonidos, que en dilucidar lo que puedan significar: es la llamada lectura mecánica.

Luego, y en la medida en que se progresa en el campo de la lectoescritura, la inteligencia toma la delantera a la percepción. Un conjunto limitado de letras, y la destacada configuración característica de las más importantes, que normalmente constituyen la raíz, aportan al nueva lector toda la información necesaria. El lector experto ya no somete a análisis y a síntesis todos los elementos; hace de ellos una deducción semántica, hasta llegar a captar el significado de las palabras y de las oraciones. Atendamos, si no, a lo que ocurre cuando el lector experto da con una palabra nueva o de mayor complejidad: se detiene, comprueba la hipótesis inicial (espontánea) con la escritura real (de la palabra y de la oración), y únicamente entonces descifra el significado de la palabra, aislada o en el contexto semántico. El lector experto avanza y retrocede continuamente, porque quiere confrontar y controlar. La lectura rápida, ¿es acaso algo más que una profundización de las técnicas anteriormente expuestas?

En la escritura, y en las etapas iniciales, se da también una memorización de cada una de las letras. El lector novel va pensando cómo escribirá cada letra. Lo hace a través de una cadena de impulsos motores aislados, cada uno de los cuales se responsabiliza de la ejecución de un solo elemento de la estructura gráfica. Con la práctica se crea una melodía cinética, un ritmo motorizado que ya no precisará memorizar cada una de las letras separadamente.

Luria opina sobre este punto que existe un cambio en la organización de los procesos cerebrales: si en las primeras etapas de la formación de la actividad lectoescritora, era indispensable la participación de las áreas auditivas y visuales, en las etapas posteriores tal actividad dependerá de una zona cerebral distinta.

2La lectoescritura –la escritura principalmente− va en íntima conexión con el desarrollo del proceso sensorio-motriz que garantiza la técnica.

El aprendiz de escritor, que se encuentra con un lápiz en la mano y una retahíla de sonidos que le invaden, ha de ir analizando cada sonido y ha de penetrar las características del mismo, y ello teniendo presentes los sonidos antecedentes y los subsiguientes. Se trata de ver nacer, uno a uno, cada fonema; seguir su crecimiento dentro de un orden hasta llegar a formar palabras. Tenemos el fonema que una vez identificado, ha de ser retenido hasta el momento en que es escrito. Entre el nacimiento del fonema y su traducción en letra, o letras, en el papel, ha mediado una serie de movimientos y un tener presentes la letra anterior, ya escrita, y la que seguirá.

El lector baqueteado automatiza ese proceso. No le urgen ya un análisis constante y una síntesis continua. Acontece algo parecido a lo expuesto hablando del proceso perceptivo.

3La lectoescritura va en conexión íntima con el desarrollo del proceso cognoscitivo.