A escape y al vuelo - José Zorrilla - E-Book

A escape y al vuelo E-Book

José Zorrilla

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Beschreibung

A escape y al vuelo es otra de las rarezas de la producción del poeta y dramaturgo José Zorrilla. En la misma línea que su texto en ensalzamiento de su región natal, De Murcia al Cielo, en A escape y al vuelo realiza un recorrido poético por la geografía vasca, sus playas, montañas, pueblo y faros, con el mar siempre de fondo.-

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José Zorrilla

A escape y al vuelo

CARTA-CUENTA

a la Excma. Señoza Condesa, de guaqui

Saga

A escape y al vueloCover image: Shutterstock Copyright © 1888, 2020 José Zorrilla and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726561517

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

I

Carta ó cuenta familiar

que, en estilo algo ramplon,

da un poeta algo coscon

á una Condesa sin par.

Incomparable Condesa,

mi gentil hospedadora;

allá vá ¡vaya en buen hora!

una carta con sorpresa.

Del mes que en Zaráuz estuve

quieres saber la impresión

que hizo en mi imaginacion

lo que ví por donde anduve:

y en verso es como lo quieres

y pronto; porque te crispas

de impaciencia, y echas chispas

cuando aguardas: que así eres.

Allá va mi relacion

á modo de las de ciego;

y no sé si á tus piés llego

con ella en buena ocasion.

Y digo: llegué á Zaráuz...

y antes de ir más adelante,

mándame tú el consonante;

aquí no los tengo en áuz.

Ya lo ves: ¿no te convences

de que no has de hallar poeta

que en verso se comprometa

á meter nombres vascuences?

¿Qué quieres que haga de Azcóitia

de Aizarnazábal y Azpéitia,

si ni me llamo Artabéitia,

ni nací en Medinagóitia?

Mas tú eres una mujer

que como tiras, aprietas;

y si pides tijeretas,

tijeretas han de ser.

Hé aquí, pues, mi narracion:

de ir á Zaráuz algún dia

tiempo há que aceptado habia

tu graciosa invitacion.

Ya era algo tarde: pasaba

ya de Octubre el primer dia,

y ví que, si no corria,

ya en Zaráuz no te alcanzaba.

El tren de San Sebastian

tomé, pues; y en su estacion

me encontré de sopeton

en los brazos de Don Juan.

Mas no vayas á creerte

que con mi Tenorio sueño:

Don Juan es mi amigo y dueño

el Marqués de Villafuerte;

y pues que tiene contigo

parentesco tan cercano,

no te digo más, y es llano

que á mí me honra en ser mi amigo.

Siempre me ha querido bien,

lo que le agradezco yo

con el alma: él me buscó,

y él me sacó del andén.

Él con el tren de las dos

partir á Madrid debia,

y tiempo no más habia

para darnos un adiós:

de modo que con tal prisa

almorzamos, que en la mesa

me presentó á la Marquesa

y á sus hijas: mas la risa

nos retozaba al hacer

así, tan de refilon,

tan rara presentacion

á dama de tál valer.

Yo no sé lo que de mí

pensarian la Marquesa

ni las chicas; por sorpresa

pasó todo; y yo no ví

más que el porte señorial

de la madre, la esbeltez

de las niñas, cuya tez

tiñe el rubor virginal

ante obsequios cortesanos,

yque eran de ojos muy bellos,

riquísimas de cabellos,

y finas de pié y de manos.

Los muchachos, que despues

á saludarme vinieron...

de cuadros me parecieron

de Rubens ó el Veronés.

Un mancebo de hechicera

faz, vivo, franco y despierto,

con ojos de cielo abierto

y de ángel con cabellera.

Vino una rubia... ¡un divino

modelo de Rafäel!

y otro, un diablejo; va en él

encerrado un torbellino.

Todo esto pasó ante mí

como un sueño indefinido,

entre el desórden y el ruido

con que se acababa allí

de encorrëar las balijas

para enviarlas por delante,

y el bulle-bulle incesante

del Marqués y de sus hijas.

«¡Las tres! ¡á escape!—al andén

»—los billetes... el de ingreso

»para usted—ya del expreso

»se oye el pito—ahí está el tren.

»¡Al coche!—No estamos bien

»en uno—Tenemos dos.

»—¡Un abrazo!—¡Adiós! — ¡Adiós!...»

¡y ahí va la locomotora!

y así viajamos ahora

de un descrismamiento en pós.

II

Irse al tren, mudo y absorto

miraba yo de hito en hito,

cuando me dijo Juanito:

— «Vámonos, que el dia es corto.»

Tomamos en la central

una cesta con dos jacos,

que aunque un tantico bellacos,

trotaban largo é igual:

y ¡hála! por un buen camino,

que va por una hondonada

y por la orilla arbolada

de un rio muy cristalino

y ¡hála! ¡hála! y trota y trota,

y atrás se queda una casa

y otra, y un puente se pasa

con miedo á su cimbra rota,

y un pueblo, y un caserio,

y otro, y otro, y una loma,

y otra y otra; hasta que toma,

dejándose atrás al rio,

el camino una alta cuesta;

tras la cual, con luz ya escasa,

llegué á Zaráuz y á tu casa

con Juanito en una cesta.

No hay para qué aquí te incluya

la impresion que me hizo á mí

tu casa cuando la ví,

pues tu casa es como tuya.

El órden, la pulcritud,

el buen gusto, el real decoro:

todo es digno, todo es de oro

de tu influjo por virtud.

Nada choca, ni resalta

por salas y corredores:

poco ruido, muchas flores:

nada estorba, nada falta;

y en todo se echa de ver

que allí á la par siempre han ido

la dignidad del marido

con la prez de la mujer.

Decir que donde tú estás

todo lo caracterizas

con tu chic, y lo amenizas

con tu ingenio, está de más.

Marcelino y tu marido

me abrazaron: apartamos

toda etiqueta, y cenamos

con gran charla y tanto ruido,

como si tu padre y yo

hoy del colegio acabáramos

de salir, y áun nos halláramos

en la edad que ya pasó.

Abreviamos la velada:

dejásteisme en mi aposento;

quedé solo... ¡y muy contento!

mi cuarto era una monada.

Lavabo, espejos, armario,

paje, escritorio, y en él

cartera, sellos, papel,

con todo lo necesario

como en él en cada mueble:

y todo sin una hilacha,

ni una maca, ni una tacha:

nada usado, nada endeble.

Todo allí á mi gusto era:

y entre mil gratos objetos,

acuarelas y bocetos

de nuestro buen Carderera;

y del conjunto gentil

de todo, santo remate,

de ébano un escaparate

con un Cristo de marfíl.

¡Que si estaba yo contento

allí! La cosa es muy obvia:

como que eran mi aposento