A troche y moche - Gustavo Sainz - E-Book

A troche y moche E-Book

Gustavo Sainz

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Beschreibung

Tras muchos años de ausencia un escritor mexicano que vive en París vuelve a la ciudad de México para recibir un premio literario. Curiosamente había escrito que "el mundo le indicaba de mil modos que la vida no era gratuita y que había que pagar por ella". Al terminar la ceremonia, llena de todo tipo de incidentes y de camino a alguna otra parte, el escritor es secuestrado. Ignora todo acerca de sus secuestradores. Recuerda cómo terminó la vida de muchos otros escritores que admira, quizá como terminará la suya. Maniatado, encapuchado, derribado sobre sus flujos corporales, se pregunta si él mismo no habrá invocado esas fuerzas oscuras, ese desorden, esa violencia. ¿Y quién podría librarlo de este destino? Desde su primera novela, Gustavo Sainz ha destacado por su rechazo a los esquemas simétricos, rígidos y anquilosados de la narrativa tradicional, y ha intentado comunicar la naturaleza multiforme, escurridiza, ondulante y contradictoria de la realidad. A troche y moche recibió el Premio Colima a la mejor novela mexicana publicada en 2002, y poco después el Premio México-Quebec, que implicó la traducción de este libro al francés para ser publicado en Canadá bajo el título Sentences por la editorial XYZ.

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Primera edición en MINIMALIA, agosto de 2008

Director de colección: Alejandro Zenker

Cuidado editorial: Elizabeth González

Coordinadora de producción: Beatriz Hernández

Coordinadora de edición digital: Itzbe Rodríguez Ciurana

Viñeta de portada: Mauricio Morán

© 2008, Solar, Servicios Editoriales, S.A. de C.V.

Calle 2 número 21, San Pedro de los Pinos.

03800 México, D.F.

Teléfonos y fax (conmutador):+52 (55) 55 15 16 57

[email protected];

www.solareditores.com

www.edicionesdelermitano.com

ISBN 978-607-7640-15-8

Índice

A troche y moche o la sabiduría del acomodo,

por Enrique Aguilar R.

1. Eclipse total y la fiesta de los boxeadores

2. La amante sin nombre, el viaje y el secuestro

3. Estar y no estar y otros pensamientos frívolos

4. La caída de la gran Tenochtitlan y nuevas noches tristes

5. Multiplicidad de voces y la actriz que sabía muchas obras

6. Una sociedad de malvados y el cine discrepante

7. La invasión del silencio, el caníbal y el no tiempo

8. La Falacia de la Ubicación Simple y otras tres mujeres sin nombre

9. Las partículas elementales y cierta voluntad de noche

Gustavo Sainz:A troche y moche, por Ignacio Trejo Fuentes

A troche y moche

o la sabiduría del acomodo

Enrique Aguilar R.

Con su voluntad de transgredir las formas narrativas convencionales, Gustavo Sainz volvió a sorprender a los lectores, mexicanos y no, con A troche y moche, su novela número quince y por la cual, a finales de 2003, le otorgaron el Premio Narrativa Colima, “a la mejor novela publicada en ese año”, y también el Premio de Narrativa México-Quebec, durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara del mismo lapso.

Esta obra doblemente galardonada es una larga cadena de oraciones sin punto final, enunciados con los cuales se narra por medio tanto de monólogos interiores, como de breves intervenciones de un narrador omnisciente, los pensamientos, reflexiones y percepciones de un escritor víctima de un secuestro, y que en esa incómoda situación recuerda lecturas, datos y anécdotas.

Aquí el narrador creado por Sainz se refiere tanto al programa de televisión de Cristina la cretina —que por la frecuencia con la que sus captores lo sintonizan, al parecer la toman como su filósofa de cabecera—, así como a conocimientos especializados sobre filósofos y narradores griegos, la antigüedad del mundo, la mitología, la poesía y la vida cotidiana.

Desde su incursión en la narrativa mexicana con Gazapo, Sainz fue catalogado como integrante de los escritores de “la Onda”, ese gran grupo de narradores que escribían sobre las aventuras de personajes adolescentes, proclives al rock, al alcohol, al sexo y a las drogas, gran clan que en realidad no era tal, y que en los hechos se redujo a tres integrantes: Parménides García Saldaña, que sí le ponía a la mota y al alcohol, igual que sus personajes, pero él en lo personal no mucho, no por falta de ganas sino de capacidad física, porque a decir de José Agustín, el integrante principal de ese conjunto, el buen Par, con poco más de una cerveza y una bacha se ponía hasta el gorro porque tenía una lesión cerebral. Los otros integrantes de esa banda fueron José Agustín, quien sí se metió en casi todo tipo de aventuras psicodélicas, pero que con justa razón rechaza la clasificación “ondera” por simplista, y Jesús Luis Benítez, el Buker, quien se ahogó en un arroyo de alcohol y nada más produjo un librito de cuentos que, para su mala fortuna, fue editado con las patas y la mayor parte del tiraje acabó mal compaginado y peor encuadernado.

Sirva este breviario cultural para mencionar —porque mi pecho no es bodega, como decía el filósofo de Tlalpujahua—, que si algunos vicios sí tiene Sainz, éstos no son ninguno de los mencionados, sino los de dormirse temprano, leer novelas complicadas, buscar la compañía de chicas jóvenes y bonitas, comer pan de dulce, ver películas (por lo menos una al día) y anotar de manera inexcusable en su diario personal y en su agenda los hechos más relevantes de cada uno de sus días, sus lecturas, sus citas.

Al hablar de Sainz, me refiero al escritor que se atrevió a contarnos casi en forma de bolero romántico —me refiero a su novela Compadre Lobo— cómo es que un par de vagos de un barrio cualquiera logran convertirse en jóvenes intelectuales, uno como pintor y el otro como escritor. También puedo hablar de un novelista tan vanguardista que en La novela virtual escribe sobre los ligues de un casi viejo profesor de universidad gringa, tanto con una chica a la que sólo se le identifica porque está buenérrima y trae un anillo en el ombligo, que se amarra a una jovenzuela a la que impresiona con el erudito contenido de sus mensajes por correo electrónico.

Para no alargarme, sólo agregaré que Sainz ha sido capaz de contarnos la novela dentro de la novela enMuchacho en llamas,o la novela dentro de la novela dentro de la novela, o sea la novela de tres pisos, enQuiero escribir, pero me sale espuma,o una novela sólo a base de preguntas enLa muchacha que tenía la culpa de todo,o una historia con base en puras notas de pie de página, como enCon tinta sangre del corazón,o la historia de una chica medio loquita, a partir de un narrador homoextradiegético que recoge y ordena los monólogos de esa chava enLa princesa del Palacio de Hierro(como lo demuestro en mi tesis de doctorado), y ha estructurado una novela sólo con puros principios de narración enFantasmas aztecas…

Con esos retos, motivaciones, obsesiones imaginativas puestas por escrito, Sainz parece decir: todas las demás drogas y excesos, excepto el de la afición por las chicas, salen sobrando… y por ello se puede afirmar también que él es el escritor mexicano más alucinado, o mejor, más alucinante, novela a novela.

Y si se tratara aquí de intentar descubrirle más trucos narrativos al gran magíster, se puede señalar que por ese flujo de la conciencia del escritor secuestrado que aparece en A troche y moche, lo que se puede apreciar son múltiples líneas argumentales que abarcan tanto las enfermedades y diversas formas de morir de infinidad de artistas y escritores, hasta reflexiones sobre el placer, el deseo, la sexualidad, Dios, el tiempo, la filosofía, la oscuridad y el espacio, en un ameno y a la vez sorprendente despliegue enciclopédico.

Hace muchos años, Sainz dijo: la fortaleza de la novela reside en su capacidad de contenerlo todo, o casi todo, y desde hace muchas novelas, como aquí brevemente se ha ejemplificado, una y otra vez se ha arriesgado a demostrar eso que él planteó, y que en A troche y moche se ve mejor que en sus novelas anteriores, y que es el hecho de que, en efecto, todo cabe en una novela, pero con el único, indispensable y complicado requisito de que ese todo es necesario saberlo acomodar.

El asombro, el placer y la admiración que provoca la lectura de A troche y moche, y ahora que lo lean lo van a comprobar, reside en el tino con que Gustavo Sainz ha sabido acomodar este material narrativo que tiende hacia la totalidad.

Hablo en el umbral de este libro porque he sido

el último que ha conocido las ceremonias.

Hablo, asimismo, como siempre, para engañar.

Ni a mí ni a ningún otro está dedicado este libro.

Este libro está dedicado al dedicar.Roberto Calasso:

1. Eclipse total y la fiesta de los boxeadores

El desdichado piensa que el infinito está adentro de nosotros y no afuera

Sorprendido de pensar eso allí, amarrado y ciego después de horas o días o semanas, sucio y desconcertado, asustado, iracundo, impotente

Impresionado por el silencio

Un silencio increíble, sin fin, como un ser en reposo, increado, perdurable, como si no pudiera existir otra cosa, sólo el silencio

Grandes bloques de silencio que le impedían calcular las dimensiones del lugar en el que se hallaba, lo particular de ese lugar, las dimensiones de la casa o el departamento en donde la única medida de tiempo que registraba eran los programas de Cristina que escuchaban en otra habitación no muy lejana, varias paredes de por medio

En ese silencio y esa oscuridad lo que lo horrorizaba no era la muerte sino seguir vivo

Había leído que en la India el tiempo se llama Kala, palabra parecida al nombre de ladiosa Kali, y que ambos significaban negro, sombrío

Y que nuestra era secular y que se llamaba ahora el Kali-Yuga, que se traduce como la edad de las tinieblas

Pero los programas de Cristina seguramente no pasaban los fines de semana, y entonces sólo la comida ocasional, a veces demasiado frecuente, a veces tras largos periodos de hambre y deses­peración, o sus gritos porque necesitaba defecar u orinar, los pasos apresurados por la escalera

Una mujer o dos entre ellos, los taconeos inconfundibles, o la violencia de un hombre que le soltaba los tobillos para que pudiera incorporarse

Nunca le contestaban

Se quejaba de la venda sobre los ojos demasiado apretada, de los tobillos y las muñecas de las manos ulceradas, de tener sed o hambre

Melancólico, inútil, deprimido, asustado

Hasta el siglo XVIII la Iglesia prohibía hacer el amor de noche por temor a que los hijos nacidos de semejante unión fueran ciegos

Mircea Eliade constataba que el tiempo es negro porque es irracional, despiadado

Idealizamos lo que no tenemos

Le habían suprimido de pronto y contra su voluntad sus proyectos cotidianos, encontrarse con su esposa, cobrar su premio, ver a sus amigos, contestar entrevistas y volver a casa, sobre todo volver a casa

¿Por qué no intentar construir mundos narrativos tan complejos, tan contradictorios y provocadores como el mundo real?

Su verdadero trabajo sería la creación de su propio paraíso

El Museo de Antropología le ofrecía un ejemplo contingente de la vida en la Tierra

Al perro que duerme no lo despiertes, ¿quién decía esto?

Paul Bénichou había publicado una serie de volúmenes dedicados a la historia de los artistas como sacerdotes laicos

Todo lo hería

El mundo había perdido sus transiciones y sus virtualidades

Platón tenía veintinueve años cuando murió Sócrates

En un cuadro de Jacques-Louis David sobre la muerte de Sócrates, que se exhibe en el Museo Metropolitano de New York, aparece Platón sentado a los pies de la cama donde agoniza su amigo, con pergamino y pluma a su lado, testigo mudo de la injusticia del Estado

Si podía pensarlo no era lo que quería

Las palabras de los sabios deberían ser como aguijones

Como clavos bien hundidos

Reducido allí, con la garganta maltratada de tanto gritar, deshidratado, enfermizo, a veces deprimido, a veces iracundo, exhausto y melancólico

Cansado ya de protestar, sumido en esa oscuridad que sentía como anterior al yo y al lenguaje mismo, enojado, enmarañado, allí sumido en su homérica noche, en su oscuridad borgeana, como de antes de los seres humanos y las formas

Lo que Michaux llamaba lo transreal

A Homero le decían el hombre de las siete ciudades y se supone que fue ciego porque en él predominaba lo auditivo, y sus motivos visuales siempre eran oscuros y brumosos

Los egipcios creían que imaginar algo era hacerlo real

Ojalá y fuera así

La épica homérica acentuaba la supremacía del espacio y describía un mundo sin cosmogonía ni creación

El arte tenía poder

En Homero había una indiferencia completa ante el tiempo

Había leído que en Homero no se encontraba nunca “el tiempo” como sujeto de un verbo

Que si la épica homérica estaba imbuida por el tiempo en cuanto duración, en cuanto antes o después, vida y muerte, destino, juventud y envejecimiento, y en lo que respecta a la sucesión de días, no lo estaba en cuanto al tiempo como proceso continuo universal o propiedad abstracta del mundo

¿Cuántos días llevaría allí sentado, sin bañarse, sin cambiarse de ropa, maniatado, enmarañado, disminuido, inhallable?

¿Quién allá afuera lo requeriría, lo buscaría, lamentaría su ausencia o se inquietaría?

¿Dónde estaría su esposa?

¿Sería así la muerte?

¿Una completa oscuridad?

¿Una lucidez inclemente?

¿Esa incómoda inmovilidad?

Recordaba haber oído en la televisión del piso de abajo a Cristina hablar de viajes astrales, de jóvenes que acosaban y eran acosados, de personas que acusaban a otras de hacerles brujerías, de los panelistas más odiados contra acusadores idiotas, ¿cinco programas?, no, seis, porque también estaba ese de ancianos de 80 años con novias de 20, entonces ocho o nueve días, y eso si suponía haberlos oído siempre, y que sus captores los vieran siempre, seis o siete días ¿hasta cuándo?

¡¿Hasta cuándo me van a tener aquí?!, gritó, ¡¿Qué esperan?!

Pero nadie respondió, nunca le respondían

Estaba solo en esa habitación o esa casa y no sabía si era de día o de noche, o jueves o martes, o tarde o temprano

Lanzaba sus preguntas y quejas acaso hacia nosotros

¿O si no hacia quién?

No había mañana ni pasado mañana ni la próxima semana sino sólo un ahora, esa oscuridad, esa incomodidad, ese no saber, esa angustia

¿Dónde estaban todos ésos que él era?

La oscuridad transformándose constantemente en otra oscuridad

Ni siquiera podía abrir los ojos apretados por la venda que lastimaba

A veces como una masa roja que se desplazaba

Algo distinto del color, una como luz imaginaria, como fogonazos, pero avasallante la masa negra, el paisaje negro, la venda negra, el universo negro

Modigliani murió de tuberculosis en un hospital miserable

Ciego-como-un-topo

Jack Kerouac creía que escribir era una forma de expresión sexual, y que cuanta más emoción liberara, como la descarga eléctrica del orgasmo postulada por Reich, más satisfactoria sería la experiencia

Donde Reich veía las restricciones de la civilización al orgasmo, debilitantes en todos los aspectos de la vida y el pensamiento, Kerouac veía las restricciones críticas y académicas a la forma narrativa destructivas para el escritor y para su obra

Según él, el siguiente paso de la literatura sería como un flujo bioeléc­trico cual orgasmo del centro de la mente y joya central del interés de la memoria, o la visión del interior hacia fuera, igual que llegar al objeto del amor en una oleada de lenguaje frenético e impulsivo

Walt Whitman escribió que expresaba la electricidad del cuerpo

Ser en la vana noche el que cuenta las sílabas, borgeó

La unánime noche, borgeó

He aquí la noche de dientes largos y mirada filosa, la noche que desuella con un pedernal invisible, octaviopaceó

Homero describía a la antigua y mítica tribu de los cimerios, un pueblo que habitaba un espacio adonde reinaba la oscuridad perpetua

El lenguaje hermético era un obscurum per obscurius, vía de adentramiento hacia los orígenes

En 1983, el ejército de los Estados Unidos calculó que mil kilos de sarín, un gas nervioso, aerolizados sobre un área urbana en una noche tranquila, matarían entre tres mil y ocho mil personas

Una décima parte de esa cantidad, cien kilos de ántrax distribuido en condiciones semejantes, mataría probablemente de uno a seis millones de personas

Las tinieblas expresaban siempre el estado de las potencias no desen­vueltas que daban lugar al caos

Recordó su viaje en avión, el viaje en coche hacia el aeropuerto, la azafata de caderas alveoladas, los asientos vacíos a su izquierda, el pasillo hacia la derecha

Cuando salió de su casa todavía era de noche

Decía Balzac que todo poder será tenebroso o no será, pues toda potencia visible está amenazada

Iba leyendo Cool Memories, de Jean Baudrillard, y lo subrayaba constantemente

Subrayó:El secreto de una vida está ahí: ¿cuántos rostros, cuántos cuerpos, reconocerías acariciándolos con los ojos cerrados? ¿De quién aceptarías lo que fuera con los ojos cerrados? ¿Tú mismo, has cerrado ya los ojos, te has comportado ya ciegamente, has amado ya ciegamente y presentido en la oscuridad el rodeo táctil de las ideas?

¿Dónde habrá quedado ese libro?

Sus amigos lo habían recogido en el aeropuerto y conversaron animadamente hasta llegar a la Editorial, se hacía tarde para una mesa de prensa

¿Cómo suponer que esa oscuridad lo estaba esperando?

Dejó su maleta y el portatrajes en un clóset en la oficina privada del director editorial

La creencia en la predestinación, en la que somos prisioneros de la fatalidad, es una de las ideas más extrañas y extendidas

Tan poderosa era esa creencia que había alimentado los mitos, el saber popular y las religiones

De la entrevista y las fotografías sólo recordaba los fogonazos, cierta voracidad, mucha energía y las preguntas banales de siempre, los gestos habituales, conspirativos, solidarios, dependientes, limitados

Algunos rostros

Los significados en cambio eran inagotables

Por eso las mismas historias se repetían y cambiaban para que cada vez se descubriera, en una lenta rotación, una nueva tierra y un nuevo cielo de significados

Tenía amarradas las piernas a las patas de una silla, y las manos atadas entre sí y a su vez unidas a los amarres en los tobillos

Decía Heráclito que los que duermen habitan mundos separados, y los que están despiertos, el mismo

Cuando pedía ir al baño y tenía la suerte de que lo oyeran, le desa­taban las piernas de la silla y de las manos, pero no entre sí, y las manos semiliberadas le permitían cierta capacidad de maniobra como para desabrochar el pantalón o sujetar el pene

¿Lo acompañarían en el baño mientras defecaba?

Una vez allí trató de quitarse la venda de los ojos y recibió una golpiza espantosa

Durante mucho tiempo no volvieron a llevarlo al baño y tenía que orinarse sobre sí mismo, sentado

Sufrió un estreñimiento que lo incomodaba de más

A principios del siglo XIV Felipe el Hermoso destruyó la Orden de los Templarios

Sufrió calentura: el tiempo se vaciaba de minutos, de segundos, de horas

Nadie vivía el inmediato presente

Todos poníamos en relación palabras y acontecimientos mediante el aglutinante de la memoria personal y colectiva

Sufría temblores y calosfríos, retorcimientos, toda clase de calambres

Después de la entrevista de prensa fueron a comer a un restorán polaco adonde habían llevado al Papa cuando estuvo en México

El Papa volaba a todos los rincones del mundo como un profesional

Un apostolado del jet

Le explicaron que el cheque de su premio carecía de la firma del presidente de la Editorial, pero que éste venía hacia México y llegaría mañana al mediodía, podían comer juntos otra vez

Aunque como la ceremonia no podía alterarse le entregarían un sobre adonde no estaría el cheque, mismo que al día siguiente podrían llevárselo a su hotel, o lo recogería en la Editorial, como él quisiera, no habría problema

Al desdichado le pareció divertido

Le preguntaron cuándo quería autografiar los ejemplares para los críticos, y opinó que a la prisa había que darle mal paso, y aunque ya era tarde, después de la comida regresaron a la oficina

Lo impresionó el diseño del elevador

Lo que más lo incomodaba era el mal olor, el aire estancado, la falta de ejercicio, su cabello grasoso

La condesa Bathory torturaba a jóvenes campesinas, y cuando la capturaron la emparedaron viva en oscuridad total, en el silencio absoluto, con un agujero en el muro para los alimentos

Los baños de sangre que había tomado le dieron la energía suficiente para sobrevivir dos años en esas tinieblas, entre sus deyecciones

Samuel Beckett había escritoMolloy, Malone muere, El innombrableyEsperando a Godoten menos de dos años a finales de los años 40

Lo mantenía su esposa que era costurera

James Joyce se jactaba de sólo escribir una oración cada día, y por eso tardó once años en la redacción de Ulises, y dieciséis en la de Finnegans Wake

Hesíodo era un poeta agricultor en la Boecia del siglo VIII

Eliot dijo que los poetas inmaduros imitaban y que los maduros robaban

A veces creía oír a alguien respirando cerca suyo

Preguntaba si alguien estaba allí y nunca le contestaban

Maurice Ravel murió de un tumor cerebral

Una de las razones del éxito de Homero en la formación de los ideales griegos podría haber sido su conciencia poco corriente de la mortalidad y, por tanto, de heroísmo como medio para adueñarse de la muerte

Escritura rápida, nerviosa, sacudida por corrientes eléctricas, escritura con dientes y garras y alas

Firmó más de cien ejemplares de su novela premiada y hacía girar la mano derecha circularmente como desenajenándola, como restableciéndole la circulación

Y en eso entró el director urgiéndole a salir hacia la ceremonia

Entró en su oficina y se cambió

Se puso un traje de seda tan ajustado que no podía cargar llaves ni cartera ni pluma

Incluso decidió dejar su reloj pulsera allí por temor a que fuera a rasgar la seda

No te preocupes, le decía el director, al terminar todo venimos por tu equipaje y te llevamos a tu hotel, no vas a necesitar nada

Todos estaban como nerviosos, alterados, explosivos, tensos

Elías Nandino usaba un reloj pulsera que Gorostiza le regaló cuando agonizaba

Un contemporáneo de Averroes, el filósofo místico cristiano Joaquín de Fiori, de Calabria, sostenía una idea apocalíptica acerca del tiempo y la historia

La pugna entre los creacionistas y Tertuliano por un lado, y la postura de Averroes acerca de un alma colectiva e indestructible, era claramente la del ser frente al llegar a ser

Sentía lastimadas las muñecas y el pantalón de seda hecho jirones, maloliente, inutilizable

Príncipe desposeído, sujeto glorioso con un pasado destruido

Pertenecía a una historia, pero a una historia caída, desconocida, ilegible

Su pasado sin porvenir no era un pasado histórico sino una memoria, tanto más presente por carecer de porvenir

La primera mujer según Hesíodo fue Pandora

Zeus se la mandó a Prometeo como represalia

Pero Pandora sedujo al hermano de Prometeo

Sentía frío, escalofríos, hambre, temblores, debilidad, vulnerabilidad, desconcierto, miedo, un miedo angustioso, denso, interminable

Y sobre todo sentía sucios los dientes, se pasaba la lengua una y otra vez alrededor de ellos

Tenía los labios resecos, despellejados, quizá llagados

Lo que nos dio Pandora al abrir la caja con que la habían enviado los dioses es el dolor, las preocupaciones y todos los males

La oscuridad lo contemplaba

Una oscuridad de antes de Prometeo

El lector vendado y atado no ponía a prueba la oscuridad, pero la oscuridad sí lo ponía a prueba

El silencio parecía contenerlo todo dentro de sí, no estaba a la espera de nada, siempre existía totalmente y siempre llenaba ese espacio adonde se hallaba contra su voluntad

Había habido una reunión que había roto el silencio

¿Días atrás u horas atrás?

Recordaba los nudilleos, los timbrazos, las pisadas, las voces, las risas, y luego la música en vivo, una guitarra, un bajo eléctrico, un bongó, la animación, las canciones, una botella que se rompió y el ruido habitual de vasos y de cubos de hielo chocando entre sí

Él amarrado allí arriba y abajo una fiesta

Creía distinguir las voces de siete, ocho personas, pero quizá eran más

¿Qué estarían celebrando?

No, señor, decía alguien, no fuimos ni titanes ni superhombres, sino verdaderos boxeadores

Estaba la pelea de lo más duro cuando este estúpido cayó y reclamó que el cubano le había dado un golpe prohibido en los bajos

Parece que un indio le dio una fórmula y él patentó un linimento que funcionó muy bien para rehabilitar a gente paralítica

En el segundo round yo no podía ver, todo estaba neblinoso y el pocho aquel era una mancha de la que salían escupitajos e insultos

La pelea empezó a las once de la noche

Miren esos, parece que suben al ring a hacerse caricias

Todos parecían relacionados, boxeadores, réferis, sparrings,