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A la pregunta de quién haya podido ser el hombre más significativo del pasado siglo, el hombre del siglo XX, es abrumador el número de personas que responden pronunciando el nombre de Albert Einstein, el genial físico alemán que concibió la teoría de la relatividad. Einstein fue, claramente, un genio de la física, no de la filosofía. Pero sus hallazgos nos obligaron a introducir cambios fundamentales en nuestra concepción del mundo, entre ellos la alteración de nuestros conceptos de espacio y tiempo, y de ahí que tuvieran honda repercusión filosófica. Bertrand Russell escribió el "ABC de la relatividad" en la época en que la fama y el prestigio mediático de Einstein habían alcanzado su "climax". Con él quiso poner al alcance del hombre de la calle un conocimiento no trivial de la más profunda revolución científica del siglo XX. Desde su publicación en 1925 se ha considerado este clásico abecedario relativista más recomendable que el alud de insípidas y muchas veces indocumentadas vulgarizaciones de la teoría de la relatividad que se han venido publicando después año tras año.
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Seitenzahl: 278
Veröffentlichungsjahr: 2022
Bertrand Russell
ABC de la relatividad
Traducción de Carmen García Trevijano
Introducción de Manuel Garrido
INTRODUCCIÓN. LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA DE EINSTEIN, Manuel Garrido
1. TACTO Y VISTA: LA TIERRA Y LOS CIELOS
2. LO QUE SUCEDE Y LO QUE SE OBSERVA
3. LA VELOCIDAD DE LA LUZ
4. RELOJES Y REGLAS
5. ESPACIO-TIEMPO
6. LA TEORÍA ESPECIAL DE LA RELATIVIDAD
7. INTERVALOS EN EL ESPACIO-TIEMPO
8. LA LEY DE LA GRAVITACIÓN DE EINSTEIN
9. PRUEBAS DE LA LEY DE LA GRAVITACIÓN DE EINSTEIN
10. MASA, MOMENTO, ENERGÍA Y ACCIÓN
11. EL UNIVERSO EN EXPANSIÓN
12. CONVENCIONES Y LEYES NATURALES
13. LA ABOLICIÓN DE «FUERZA»
14. ¿QUÉ ES LA MATERIA?
15. CONSECUENCIAS FILOSÓFICAS
CRÉDITOS
Todo el mundo sabe que Einstein hizo algo asombroso, pero son muy pocos los que saben qué es, exactamente, lo que hizo. Por lo general, se reconoce que revolucionó nuestra concepción del mundo físico, pero las nuevas concepciones están envueltas en tecnicismos matemáticos. Es verdad que hay innumerables exposiciones populares de la teoría de la relatividad, pero, por lo general, esas exposiciones cesan de ser inteligibles justo en el momento en que empiezan a decir algo importante. Mas culpar por ello a sus autores sería dudosamente equitativo. Muchas de las nuevas ideas pueden ser expresadas en lenguaje no matemático, pero incluso en este lenguaje siguen resultando sumamente dificultosas. Lo que se demanda es un cambio en nuestra imagen del mundo —una imagen que nos ha sido legada por nuestros antepasados, tal vez pre-humanos, y ha sido aprendida por cada uno de nosotros en la temprana infancia—. Un cambio en nuestra imaginación es siempre difícil, especialmente cuando ya no somos jóvenes. La misma suerte de cambio fue demandada por Copérnico cuando enseñó que la Tierra no es estacionaria y que los cielos no efectúan un giro completo en torno a ella cada día. Para nosotros esta idea no ofrece ahora dificultad alguna, porque la hemos aprendido antes de que nuestros hábitos mentales se tornaran fijos. De un modo similar, las ideas de Einstein les parecerán más fáciles a las generaciones que crezcan con ellas; mas para nosotros es inevitable hacer un esfuerzo de reconstrucción imaginativa.
