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Este libro reúne distintas historias en las que se combinan la realidad y la alucinación. Por eso también, en su mayoría, estos cuentos rozan lo grotesco, mezclándose en ellos lo trágico y lo cómico. En fin, en este libro traté de transformar todo el desorden de la alucinación en ficción.
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Seitenzahl: 139
Veröffentlichungsjahr: 2017
lu chiru
Alucinaciones hechas cuento
Editorial Autores de Argentina
Chiru, Lu
Alucinaciones hechas cuento / Luciana Cirulli. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2017.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-711-983-1
1. Microficción. 2. Cuentos. I. Título.
CDD A863
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail:[email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina –Printed in Argentina
Me miraba con una curiosidad pornográfica y su voz arañaba de a poco mi alma hasta hacerla desangrar. Casi desaparecí y casi solo queda “Eso” dentro de mí.
Índice
Una humanidad inocente. Capítulo I.
Una humanidad inocente. Capítulo II.
Una humanidad inocente. Capítulo III.
Una humanidad inocente. Capítulo IV.
Soñar despierto.
Los Seres Superiores.
La jaula.
El gimnasio.
Un juego solo en refrán.
La voz en off.
María y el Leviatán. Primera parte.
María y el Leviatán. Segunda parte.
María y el Leviatán. Tercera parte.
La coleccionista
La Joyería
Todos juntos
La Fayuta
La habitación
El psicólogo Bonachón
El novio maldito
La única protagonista
Todo al mismo tiempo
Una humanidad inocente.Capítulo I
Era de día por fin, a Tomot esta noche, le pareció que no terminaba nunca, en ella había tomado la decisión más importante de su vida, iría al centro de Especies y elegiría un cuerpo en el planeta tierra. Con ese pensamiento en la mente se levantó de su cama, se bañó y se vistió, solo bebió un poco de cotem y salió hacia el Centro.
El gobierno había logrado convencerlo ofreciéndole desde hacía un tiempo atrás, beneficio tras beneficio para que ocupe y forme a un humano, era eso lo que hacían con los jóvenes idealistas, que creían firmemente en que la ética es para todos los seres vivos. Tomot sabía con claridad que cuando firmase ese papel seria uno más del montón, pero era eso al fin y al cabo lo que él quería y por lo que no había podido dormir en toda la noche, la decisión ya estaba tomada y el estamparía su firma en ella.
La nave gubernamental lo dejo en la puerta del centro de especies, a este lugar se llegaba por caminos cerrados y controlados, en los que solo circulaban las naves del gobierno, no se podía acceder al lugar con vehículos privados, esto le generaba una sensación de incomodidad a Tomot, no estaba acostumbrado a sentir el control, en todos los espacios este control era totalmente invisible y nadie se acordaba de que existía, pero sentir esta presión encima lo hizo encorvar un poco la espalda, pero esto no lo detuvo y se identificó en el lector de identidad que había en la entrada del edificio totalmente cibernético donde se encontraba el centro, una voz pronuncio su nombre , esta voz parecía salir de todos lados al mismo tiempo, y agrego segundos después la frase “lo estábamos esperando”. Él se rio, algo incrédulo, para sus adentros, recordó que todos los adultos que conocía le habían recomendado hacer esto y aunque él no estaba del todo convencido, lo terminaron convenciendo, sino lo hacía quedaba afuera del sistema y seria toda su vida un murdo, así le llamaban en su sociedad a la gente con ideas distintas y fuera del orden establecido, eran marcados y excluidos. No le convenía ni a él ni a nadie formar parte de ese grupo.
La puerta se abrió y el entro en el edificio, dio dos pasos y se encontró con una cinta mecánica que veinte metros mas adelante se cerraba convirtiéndose en un túnel, la piso y se dejó llevar, una voz que sonó a su alrededor le dio la información que necesitaba, “hacia la oficina de contratos del centro de especies” y la cinta aumento de velocidad. Ya no había vuelta atrás, no se podía ir de este lugar sin firmar, ya era parte de la política de gobierno de su planeta. Tomot se dio cuenta en ese momento que el gobierno eliminaba así el germen rebelde y se aseguraba la paz social, todos los miembros de la sociedad formaban parte así de la dominación externa, si uno quedaba afuera de eso se terminaba convirtiendo en un murdo y no poseía siquiera los bienes básicos para una vida decente, no quería convertirse en eso, en alguien desaliñado y sin alimento, viviendo en una alcantarilla y tapándose con un pedazo de chapa que alguien arrojo a la vía publica, eran tiempos totalmente tecnológicos, pero los murdos, vivían como se vivía trillones de años atrás, vivían como en la escuela le habían contado que vivían los humanos indigentes, pensar que algunas mentes de entre sus compañeros de estudios sentían la morbosidad de ocupar el cuerpo de uno de esos humanos, a él esa idea le parecía una aberración, pero si esos humanos existían era porque a algunos en su planeta les deleitaba vivir en ellos.
Por fin la cinta se detuvo, pareció cortarse de golpe su piso y desparecer en la entrada de una habitación, que era sin duda la oficina de contratos, dio unos pasos y entro en ella, lo asombro lo pequeña que era y lo austero de su amueblamiento, era muy distinto del de todo el edificio, incluso en ella se veían escritorios que se usaban varias décadas atrás, mientras se distraía observando todo esto se le acerco una empleada y le dijo que la siguiera hacia un rincón donde estaba la computadora de datos y asignaciones, ella toco un botón y en una pantalla gigante que de pronto apareció en la pared, aparecieron varias opciones, eran todas mujeres humanas, que ya estaban concebidas pero todavía no habían nacido y debían hacerlo en este mes. Él podía elegir una de entre ellas, eran cincuenta mujeres y no se le permitía otra opción distinta. Le explico la empleada que todas ellas eran opciones compatibles con su personalidad y esto debía ser así para evitar posibles trastornos futuros en la vida de él. La empleada le explico también que ocupar a otra especie, más que nada a un ser humano era una forma de evitar que su mente se junte demasiado con la psiquis de su misma especie, aunque solo se podía escapar de eso unas horas por día en su planeta, las horas que duraba el día y la noche en la tierra, aunque el tiempo corría distinto en los dos planetas. En ese tiempo él podía dejar de ser si mismo por un rato en su tiempo para convertirse casi del todo en un humano, sentir sus emociones y vivir otra realidad, algo así como unas vacaciones de su cuerpo y su mundo, para que esto funcione y sirva de un descanso mental que le pueda brindar salud y calidad de vida, Tomot debía creer firmemente en esos momentos que él era una persona, que era por completo un humano, él debía saber desde este momento que la mente humana es tan débil que se esfuma y se mescla casi en su totalidad con la personalidad que él iba a ir creando para ese cuerpo, pero eso sí, tenía que seguir los puntos básicos de la historia que estaba escrita para esa humana y lo más importante hacer que ella no quiera apartarse de esos puntos básicos. Con esto Tomot saco la conclusión de que el gobierno de su planeta escribía la historia de cada ser humano, trato en ese momento de no mostrar ninguna emoción en su rostro y mantener el silencio en su mente para que la empleada no se diera cuenta de su pensamiento, alguien le había dicho una vez, aunque ahora no podía recordar quien había sido, que los empleados del gobierno eran muy hábiles para eso, con una sonrisa, le pidió a la empleada ver la historia de esas cincuentas mujeres para poder elegir una de entre todas ellas. Entonces la empleada toco un botón y le imprimió las bases de las cincuenta historias, le aviso también que de la humana que eligiera ya se le entregarían datos más detallados y antes de entregárselo todo, agrego mirándolo fijamente a los ojos que una vez hecha la elección no se podía cambiar de humano y que debía pensar bien antes de tomar una decisión y se alejó para darle un tiempo a solas, él se lo agradeció bajando la cabeza para poder leer los archivos, aunque no sabía con certeza si en verdad se podía estar a solas en ese lugar o en algún rincón de su planeta.
Tomot se acercó la silla que tenía al lado y se sentó en ella para poder pensar tranquilo. La primera de las hojas que le había entregado la empleada, eran indicaciones que servían para cualquiera de las cincuentas vidas humanas que tenía en la mano, en esa hoja decía lo siguiente:
Punto principal: usted debe hacerle creer en todo caso y en todo momento a su humano que es libre y su vida depende de las elecciones que él tome. Al mismo tiempo usted debe inducirlo e influenciarlo mediante miedos, sensaciones y emociones a ir eligiendo el camino que lo llevara a conseguir los puntos básicos para armar la historia que él debe vivir. Lo inducirá también a conectarse con las demás personas que servirán para armar su historia. Si usted no logra guiar bien al humano elegido para ejercitar su mente y disfrutar su descanso será penalizado usted y el humano elegido, esperamos y le deseamos llevar a bien su tarea de una manera responsable y segura. Y otra cosa muy importante a tener en cuenta es que usted no debe rebelar nada a sus amigos, conocidos, desconocidos, allegados, parientes, pareja y familiares de la forma del gobierno de manejar las historias humanas y la vida en ese planeta, este asunto es de suma importancia y debe ser de silencio obligado con pena de cárcel y de muerte llegado el caso de no ser respetado por usted el acuerdo.
Gracias por ingresar a la base de datos del centro de especies. Usted debe firmar si o si esta hoja para dejar en claro que acepta las condiciones de ocupación humanas. Se ruega leer bien todos los puntos antes de hacerlo, gracias nuevamente y bienvenido. Tomot por fin se estaba dando cuenta de cómo funcionaba su mundo, la hoja seguía explicando detenidamente en diez puntos más la manera de ocupar y crear la personalidad del humano.
Al mismo tiempo en otro lugar de la patria de Tomot.
El extraterrestre estaba sentado en la litera de su celda cuando un controlador abrió con su mente la reja eléctrica y le entrego algo parecido a una tableta electrónica, en ella el comprobó que le habían asignado a los futuros hijos de una mujer terrícola, dos bebes por nacer decía en la pantalla, el primero debía nacer en un mes. El otro preso que tenía asignado a la mujer, no controlaría también a sus futuros hijos porque quedaría en libertad en veinte años humanos justos, contando desde hoy, después del fallecimiento de la mujer. El primer parto de esta mujer ya estaba programado y él debía hacerse cargo de controlar al bebe venidero y al otro futuro hijo también.
Lino era su nombre y todo esto le parecía aterrador, pero el miedo debía desaparecer porque no era apropiado para el trabajo que le habían asignado en la prisión, tenía que llevar todo adelante prolijamente para poder conseguir su libertad, él tenía algo de información sobre los humanos, su tiempo era otro, tenían distinta percepción de él, así le habían contado durante sus estudios, los cuales todos estaban obligados a hacer hasta la mayoría de edad, pero que ellos controlaban por completo sus vidas era un secreto, secreto que quizás los que elegían ocupar a un humano voluntariamente debían saber y debían también estar obligados a callarlo. Los controladores tendrían que estar seguros de que él no rebelaría este secreto a su salida, sino no lo dejarían salir, eso suponía porqué nunca había llegado a sus oídos un rumor sobre todo esto.
Si no se acordaba mal de aquellos años de estudio ochenta años humanos eran lo mismo que veinte años para ellos. Y él debía estar encerrado veinte años justos, con esto deducía que el hijo o los hijos que vivieran más de esta mujer a lo sumo llegarían a cumplir ochenta años. Aquí en su planeta estaba todo fríamente calculado, siempre le había parecido que era así y ahora lo venía a confirmar aquí encerrado.
Al cumplir un mes de encierro, ni una hora más ni una hora menos, un controlador lo despertó de golpe sin ni siquiera entrar a su celda para evitar el contacto físico con él, lo obligo a tomar su tableta electrónica comunicándole mentalmente que desde este momento comenzaría su trabajo. En la tableta decía que debía trabajar cuatro horas por día, así que supuso que cuatro horas en su planeta era lo mismo que la cantidad de horas que los humanos tenían por día, aunque esta cuenta no sería exacta porque la percepción del tiempo variaba en los dos mundos y si él quería podía hacer que en su humano también sea distinta a la de los demás humanos aunque hacer esto no estaba permitido por más de media hora humana, miro su tableta y ahí decía que los días humanos duraban veinticuatro horas y un año contaba con 365 días.
La tableta electrónica se manejaba mentalmente solo debía mirarla. La miro y en la pantalla apareció la mujer que sería la madre de los bebes que él debía cuidar, el primer bebe ya estaba naciendo, debía apurarse y meterse ya dentro de el para enseñarle las primeras impresiones, la tableta cuando él la miraba le mandaba toda la información necesaria a su mente aparte de mostrarle las imágenes que él debía ver para poder ocupar al humano, el primer bebe era una niña y se dedicaría un tiempo solo a ella. Lino ya se había mentalizado en que tenía que ser casi un padre y casi un Dios para esta niña y él bebe que todavía no había nacido. El tiempo seria su juez.
Sus ojos se abrieron y la vio por primera vez, ella estaba recostada y la había apoyado sobre su pecho, su piel suave y cálida fue lo primero que toco, esa mujer debía de ser su mama.
Así le hizo sentir y saber Lino a su bebe humana, mientras la tableta electrónica le mostraba lo que la humana veía a través de sus ojos, cuando la empezara a conocer más ya no necesitaría la tableta para poder conectarse con ella.
En el centro de especies, Tomot ya había tomado una decisión y estaba firmando el contrato cuando la empleada le entrego algo así como una tableta electrónica, con ese instrumento debía controlar, educar y armar la personalidad de la humana elegida, así le anticipo la empleada al entregársela. Y le recordó: “lo que no debes olvidar nunca es que ella debe pensar en todo momento que es libre para decidir su futuro”. A Tomot, cuando miro la tableta, lo que le causó asombro fue que ya estaban en ella las imágenes de la humana a lo largo de toda su vida, desde niña hasta adulta, aunque ella todavía no había nacido, siempre le había llamado la atención el parecido entre su especie y los humanos, nunca le habían dado una explicación de eso ni la había encontrado en ninguno de los libros que había leído sobre el planeta tierra, pero ahora se estaba empezando a dar cuenta de cómo eran las cosas en su planeta y en la tierra, pero debía cerrar la boca o de lo contrario le podía ir muy mal.
Tomot acepto todo esto con resignación y se marchó a su casa con la tableta electrónica que la empleada del centro le había entregado dispuesto a estar listo para ocupar a la humana cuando le tocara nacer.
Una humanidad inocente. Capítulo II