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En la búsqueda de un absoluto es que este libro fue escrito. Se trata de poesía, del tipo tajante, donde se contradicen ciertos sesgos y donde quizá haya más de una voz. La escritura de este libro busca contraste y no se apega de lógica. Consta de un compilado de años de escritos hasta el presente, y si uno tuerce un poco el ojo verá que muchos poemas son diferentes en alma. Los poemas dentro de este libro van desde un espiritismo hasta el alcohol. Lo que haya de por medio es problema en el juicio del escritor, es decir lo más rico que se puede rescatar de este escrito.
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Seitenzahl: 59
Veröffentlichungsjahr: 2024
IAN POCHTARUK
Pochtaruk, Ian Anoche no lloverá / Ian Pochtaruk. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2023.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-4651-7
1. Poesía. I. Título. CDD A861
EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINAwww.autoresdeargentina.cominfo@autoresdeargentina.com
Portada
Anoche no lloverá
Sinopsis
Los catorce versículos del pan,
como dice Vallejo.
Los treinta y tres versículos
del alma mía,
que come pan,
que come
descontrolada ella,
por un poco de pan.
La cerveza sabe a sangre.
La sangre sabe a sangre.
La muerte es inminente.
La siento desde las tripas
hasta mi cerebelo con quiste.
No tengo razón alguna para sentirme bien.
Estoy en un mar fogoso de mierda.
Como te decía,
La cerveza sabe a sangre,
La sangre sabe a sangre.
La muerte es inminente,
estoy al borde de desfallecerme
y como te decía,
la muerte es inminente.
¡Pero qué de sueños tempestivos en los que me hallo!
Sumergido en este abismo proactivo
no encuentro los bordes
y nado por ello en lo que parece un vacío.
Depresivo, sí, es esta sutileza
del mover los brazos a todo momento
sin levantar del todo la cabeza.
¡No vaya a ser cosa que me entre agua
en las fosas y me ahogue con tanta flaqueza!
Pero es así, los hilos hilvanan tejidos
de colores múltiples
intactos al oído.
¡Y qué de ruido!
Amicis rerum novarum,
los amigos de las cosas nuevas,
son famosos por ir
a velocidades peligrosas,
por decir las cosas
apenas las escuchan.
Por ser,
entre todas las cosas,
novatos de la buena fe
en la ciencia moderna
y en los suplicios históricos
de Da Vinci.
¡Qué inoportuna yace la vida
que de vida nunca tuvo!
¡Qué de triste es vivir si carezco
de todo nexo desta!
¿Dónde cabe tanta pena,
dónde reside toda esta condena,
si no tengo a nadie que la vea,
que le duela?
Soy ese árbol que se sabe caído
mas no obstante nadie le ha oído.
¡Y qué de esa madera
que de dura no tiene ni una espina,
ni una flor que le diera!
El terror no es francés.
Disculpe, don Rimbaud,
pero el terror
es universal.
Es una mezcla
de hastío y cólera
que te hace cagar
los pantalones limpios
de mamá.
Es
vivir ofuscado
y con miedo
de dormir con
el enemigo
y saberlo.
La pereza en la voz,
un te quiero con tos,
un tecito para el frío,
un abrigo pal que esté conmigo.
Yo te quiero, compa, somos dos
los que combatimos la helada
y nos ponemos el chaleco antibalas
para que nos duela cada vez menos
la falta que nos hacemos.
Ante tanta locura y exorbitante maldad
hay que practicar la diferencia,
sonreírle a una paloma que yace
caminando por entre las ventanas
como también a aquel hombre que las alimenta
y hoy por hoy no pide más nada.
¡La vida es ese sesgo! porque, claro,
la vida no puede tratarse sólo de eso,
de ser parte de un enjambre desorejado
donde todos vamos atados
y sobre nosotros se tiñen los abedules
con carteles de colores grises
y rostros con bosquejos símiles.
Y oigo música sólo en los hombres en harapos
quienes no se pueden costear conciertos vastos
pero quienes pueden realmente
optan por silenciarse siempre un poco a cada rato.
¡Es que ya ni es triste!
Sólo un poco fúnebre,
porque donde está oscuro
de repente todo crece con horrores
y a la luz todo se vuelve errores
y ya nadie elegiría vivir
en una vida tan gris
como la que le tocó vivir.
Pasa un preso y ofrece pan,
y la mano del mudo habla con rimas sonoras
que no se escuchan para el sordo que poetiza –¡neuralgia! –.
Donde cabe la nostalgia es en un gramo de sal,
y la metáfora del aislado sólo lo da su casa.
¿Es el pan tartamudo,
es el pan algo del otro mundo?
Y ese palo cruza por mi cabeza
la ahueca, la vuelve sonora,
palo que choca y se deteriora con otro
en C mayor.
¿Si mi sueño es pesadilla
dónde queda toda esa flor?
El hombre hace planes, hay muchos dioses que se ríen
la última carcajada es el que desviste
al lobo triste.
Las cadenas hacen ruidos gloriosos
ya no son las campanadas de la iglesia
y por acá ya no hay orquestas
para muertes ornamentadas
en libros que terminan diciendo nada.
El hombre hace nombres
hace panes
y los dioses se los comen sin condimentarles
con tal de robar hasta la conducta humana
de confiar en el mañana.
Pesa la harina
la levadura está apestada
ya no se puede reclamar al chef
lo mataron con aplausos hacia el self
y el sprit no para de heder
y la última carcajada
¡siempre se la lleva Él!
Tengo en mí todos los sueños
resumidos en muchos tiempos
y muchas manos que hacen daños
y las lágrimas que funcionan como ungüentos.
Castillo que se doblega
a la potestad del capital
y yo que me doblego por un beso
ése que ya no se tiene tiempo para dar.
Tengo en mí todo el tiempo
resumido en un solo sueño
y me encomiendo a que duela breve
con subjetivemas que no conmueven.
Ay de mí
que sólo busco eso
ese beso
y ay de mí
que por ese beso
me como todo verso.
Gárrula que eres,
Gárrula que vas y vienes,
En el nombre del padre,
En el nombre de la madre,
Del hijo castrado.
El todopoder del ir y venir,
Del aferrarse
Al chirrido de la moto,
Cuando va danzando
Bajo la lluvia de medianoche.
Gárrula que eres,
Déjame ser
En son de do re mi fa
Por favor.
Busco entre las larvas que esconden dientes
tu posible sonrisa mutada
es que ya no queda nada de ese sueño
en el que te vi y fuiste nada
y entre esas larvas
y detrás de esa sonrisa mutada
sólo hallo ese sesgo
que cae al fallo
en los músculos con los que adhieres
una carcasa que arde
y que no sé cómo pero no duele
y si fumo no conviene
y si tomo que no maree
y si duermo ojalá no sueñe
ay de mí que crezco cada vez un poquito
cada vez más chiquito
ay de mí que se cancela el veintipico
y cada vez me voy abreviando despacito.
La música de Mozart
es pliegues.
El arte es pliegues,
los laberintos son pliegues...
Deleuze lo escribe en su libro
que se llama El Pliegue,
y da una idea de que
la Virgen es un pliegue...
¡Y ay de mí si no fuese
–pliegue!
Estoy dejando un hilo color celeste
al pasar de cada día
por las dudas de que me pierda entre
todos los matices
y ya no sepa que sirvo para caminar.
Es el horizonte, me digo,
ese hilo del que pendo
del que se aferra un sueño, no más de uno,
ni siquiera entremezclado con pesar,
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