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Mohandas Gandhi (1869-1948) es sin duda una de las figuras cuya actividad y pensamiento resultan claves en la configuración del mundo contemporáneo. Conocido también como Mahatma -'alma grande'-, sus convicciones, firmemente arraigadas en el ascetismo y la autodisciplina, así como en la no-violencia y la rectitud en el comportamiento, no sólo abrieron una vía fundamental en la lucha anticolonialista que, recurriendo a menudo a la desobediencia civil, acabaría llevando a la India a alcanzar su independencia del Imperio británico, sino que proporcionaron, y proporcionan aún hoy, unas herramientas o recursos preciosos al activismo político. Al igual que el volumen de Martin L. King ya publicado en esta colección, el presente reúne una selección de sus discursos, ensayos y textos más célebres e importantes, acompañada de un completísimo estudio introductorio que da cuenta cabal de la evolución y el desempeño de Gandhi a lo largo de su existencia, analiza los elementos clave de su pensamiento y de su estrategia política, y pone de manifiesto su relevancia a la hora de hacer frente a los desafíos del mundo del siglo XXI.
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Seitenzahl: 405
Veröffentlichungsjahr: 2024
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Mahatma Gandhi
Anticolonialismoy no-violencia
Antología
Traducción, selección de textos, glosarioy prólogo de Mario López Areu
Sobre esta edición
Estudio introductorio, por Mario López Areu
1. Sarvodaya (1908)
2. Hind Swaraj (1909)
3. Discurso en la Universidad Hindú de Benarés (1916)
4. La doctrina de la espada (1920)
5. Aprendizaje del inglés (1921)
6. El gran centinela (1921)
7. Declaración en el Gran Juicio (1922)
8. Satyagraha en Sudáfrica (1924)
9. Nacionalismo e internacionalismo (1925)
10. Mis experimentos con la Verdad (1927-1929)
11. Discurso en la víspera de la Marcha de la Sal (1930)
12. Desde Yeravda Mandir (1932)
13. Fideicomiso (1935;1952)
14. Discurso en Faizpur (1936)
15. El Programa Constructivo: su significado y lugar (1941)
16. Abandonad la India (1942)
17. Independencia (1946)
18. Discurso en la víspera del último ayuno (1948)
Glosario de nombres y términos
Créditos
Todos los textos aquí traducidos han sido tomados de las obras completas de Mahatma Gandhi publicadas en inglés en edición oficial por el Gobierno de India. Las notas introductorias a cada texto y las aclaraciones a pie de página son todas mías.
Al final del volumen se podrá encontrar un glosario de nombres y términos, también de mi autoría. Este ha sido creado para ayudar al lector a navegar por los conceptos y nombres utilizados por Gandhi. En el estudio introductorio y en cada uno de los textos se marca con un asterisco la primera vez que aparecen aquellos nombres o términos incluidos en el glosario. No llevan asterisco aquellos nombres propios que son sumamente reconocidos o que no son personajes de relevancia histórica.
Apartándome de la convención académica, he descartado poner en cursiva las palabras en lenguas indias. Dos son las razones de esta decisión: en primer lugar, simplemente, porque hay demasiadas, ya que Gandhi utiliza términos y conceptos autóctonos indios constantemente y he considerado que harían la lectura más incómoda; y en segundo, porque, como destacamos en el estudio introductorio, el pensamiento de Gandhi se caracteriza por ser un híbrido que bebe y sintetiza distintas tradiciones. El poner en cursiva conceptos fundamentales en su pensamiento crearía una dicotomía artificial a ojos del lector que no reflejaría la verdadera naturaleza sincrética de su pensamiento.
Muchos años atrás, concertamos una cita con el destino y, ahora, ha llegado el momento en el que debemos cumplir nuestra promesa […] a la medianoche en punto, mientras el mundo duerme, India despertará a la vida y a la libertad. Llega un momento, que ocurre rara vez en la historia, en el que dejamos atrás lo viejo para entrar en lo nuevo, cuando una era acaba y cuando el alma de una nación, largamente reprimida, encuentra expresión […] Y, por ende, tenemos que trabajar y trabajar duro para hacer realidad nuestros sueños. Esos sueños son para India, pero también lo son para el mundo (Jawaharlal Nehru, «Una cita con el destino», 14 de agosto de 1947).
El 14 de agosto de 1947, víspera de la independencia del Imperio británico, Jawaharlal Nehru*, nuevo primer ministro indio, pronunció uno de los grandes discursos del siglo XX: «Una cita con el destino». Al día siguiente, el 15 de agosto de 1947, el propio Nehru izó la bandera de la nueva república sobre el Fuerte Rojo en Delhi. Se ponía así fin a casi dos siglos de colonialismo británico en el subcontinente.
El movimiento por la independencia indio es uno de los grandes hitos de la historia del mundo moderno, y hay tres razones que justifican esta afirmación.
Primero, supone la primera gran revolución democrática poscolonial. Si las revoluciones americana y francesa del siglo XVIII fueron clave en el desarrollo de la modernidad política occidental, la india en el siglo XX lo fue a la hora de la expansión del ideal democrático a Asia y África. Con esto no queremos afirmar que la democracia india sea derivativa de la occidental. De hecho, el valor de la democracia india es que se construye en base a un pensamiento político indio moderno genuinamente alternativo al pensamiento político occidental moderno. Ese pensamiento se desarrolla dentro de la confluencia de sus propias tradiciones epistemológica y ontológica, de un contexto sociohistórico específico –el de una compleja ecología social y la subyugación colonial– y de su exposición a las ideas de la modernidad occidental. Dicha confluencia hace que los desafíos a los que se enfrenta sean diferentes a los que alumbraron la modernidad en Occidente y, por tanto, también sus respuestas a los mismos.
Abordar el movimiento por la independencia indio solo desde la perspectiva de la lucha anticolonialista ofrece una visión parcial del proyecto de la modernidad india. El movimiento no solo se enfrenta a un opresor externo, sino que –y esta es la segunda razón de su relevancia histórica– debe abordar a su vez las complejas divisiones dentro de la sociedad india. Primero, las tensiones interreligiosas, fundamentalmente entre la mayoría hindú y la significativa minoría musulmana, y segundo, la desigualdad social y económica que establecen los principios de jerarquía y estratificación del sistema de castas. Ambas son dos realidades propiamente indias que fragmentan el demos y ponen en riesgo el proyecto de construcción nacional.
Así vemos que el movimiento por la independencia indio es también un movimiento reformista que busca pensar y construir una sociedad justa de ciudadanos libres e iguales que convivan pacíficamente dentro del respeto a su diversidad. Todos estos atributos forman la concepción india de democracia. Una concepción que va más allá de los aspectos formales de la democracia liberal para adentrarse en una concepción más sustantiva: la democracia no solo como igualdad política, sino también social y económica, con un componente ético: el de tolerancia hacia la diversidad1.
La tercera razón para justificar la importancia histórica del movimiento por la independencia indio es su carácter eminentemente pacífico y plural, el cual contrasta con el auge de los nacionalismos excluyentes en Europa y Asia que dieron lugar a dos guerras mundiales. Aunque durante la lucha anticolonialista hubo actos violentos, algunos de mucha gravedad, el movimiento nacionalista, articulado fundamentalmente a través del Congreso Nacional Indio*, siempre defendió la vía política y de desobediencia civil no-violenta como su única estrategia. El movimiento se caracterizó por el hecho de que sus principales líderes fueron, a su vez, importantes pensadores políticos. Y estos buscaron luchar contra el colonialismo británico haciendo uso de su propio pensamiento liberal para deslegitimarlo y hacer frente a las injusticias domésticas construyendo un proyecto de democracia inclusiva.
Dentro del movimiento por la independencia hubo un gran número de líderes destacados, lo que evidencia su fortaleza intelectual y pluralidad política, pero la aportación de Mohandas Karamchand Gandhi (1869-1948) destaca entre todos ellos, por lo que se le otorgó el título de Mahatma –‘alma grande’– y es considerado en India el padre de la nación. Gandhi irrumpió en escena en un momento crucial del movimiento, cuando este se encontraba en un impasse, dividido entre la infructuosa estrategia de negociación con los británicos en favor de un mayor autogobierno, liderada por la corriente moderada, y la impaciencia del ala más radical, que empezaba a abogar por la vía de la violencia. Gandhi alumbró una tercera vía: la obtención de la independencia completa a través de la desobediencia civil no-violenta. Esa tercera vía, sustentada en un sofisticado pensamiento ético-político y su carisma y ejemplo personales, logró cohesionar y revitalizar al movimiento, ofreciendo una clara senda hacia la independencia.
El objetivo de este estudio introductorio es presentar la figura de Mahatma Gandhi y analizar los elementos claves de su pensamiento y estrategia política, para ayudar al lector a comprender mejor los textos incluidos en la antología. Para ello, primero, abordamos la biografía del personaje, resaltando cómo sus experiencias vitales moldean su pensamiento y visión política; en un segundo apartado, analizamos los conceptos políticos, éticos y espirituales fundamentales de su pensamiento; y, por último, hacemos algunos apuntes sobre su legado en India, pero también sobre su relevancia a la hora de hacer frente a los desafíos del mundo del siglo XXI.
Mohandas Karamchand Gandhi nació el 2 de octubre de 1869 en Porbandar, ciudad portuaria del oeste de India y capital del Estado principesco* del mismo nombre. El menor de cuatro hermanos, su familia provenía de una casta de comerciantes, los bania. Su padre, Karamchand Uttamchand Gandhi, fue diwan –primer ministro– de Porbandar y a partir de 1876 de otro Estado principesco, Rajkot. Su madre, Putlibai Gandhi, era una devota del movimiento místico pranami. Pranami es un movimiento hindú centrado en el culto a Krishna, pero que incorpora influencias de otras religiones, incluyendo el islam y el cristianismo, al considerar que hay un solo dios y este es común a todas las creencias. En su autobiografía, Gandhi relata que
la impresión más destacada que mi madre ha dejado en mi memoria es la de santidad. Ella era profundamente religiosa […] aceptaba los más duros votos y los cumplía sin queja2.
La influencia materna es un primer elemento que destacar a la hora de comprender el pensamiento y obra de Gandhi. En primer lugar, ella aunaba los valores del ascetismo, la disciplina personal y la piedad, los cuales caracterizarían también la posición ética de Gandhi tanto a nivel personal como político. Cabe destacar, en particular, cómo su concepción del autogobierno político está íntimamente ligada a la ética. Para Gandhi, el verdadero autogobierno nacional se alcanzaría no solo con la liberación política del Imperio británico, sino con la construcción de la buena sociedad –sudharo– basada en la rectitud moral de los indios, a través de la autodisciplina moral y física. Segundo, el carácter místico y ecléctico de la tradición pranami moldearía la concepción de la religión de Gandhi. Animado por su madre, las lecturas de juventud de clásicos hindúes como el Ramayana o la Bhagavad Gita le acercan a personajes como Rama*, Harischandra* o Krishna, los cuales representan valores como la rectitud moral, la honestidad y el amor, que, como veremos más adelante, son pilares básicos de su pensamiento ético-político. A su vez, la creencia dentro de la tradición pranami de que la verdad de Dios está presente en los mensajes de las distintas religiones influye en el propio sincretismo religioso de Gandhi, quien se siente cómodo bebiendo de distintas tradiciones fuera del hinduismo, como la Biblia, el Corán o el jainismo, e incorporando sus enseñanzas a su pensamiento y discurso3. A su vez, ese sincretismo le hace valorar la importancia de la tolerancia y el respeto mutuo entre creencias, que serán clave en su discurso acerca de la convivencia entre hindúes y musulmanes.
A los 13 años, Gandhi se casó con Kasturbai Makhanji Kapadia en un matrimonio concertado, como marcaba la tradición en aquella época. Gandhi y Kasturbai tuvieron cuatro hijos. La relación de Gandhi con su familia siempre fue compleja por diversas razones: al inicio, porque Gandhi se ausentó por estudios o trabajo durante largos períodos; más tarde, debido a su actividad política, que incluyó amplias estancias en la cárcel, y, por último, por el seguimiento personal que hacía de la disciplina moral y física, que impactaba directamente en sus relaciones con los miembros de su familia.
En 1888, con 18 años y tras completar sus estudios de secundaria en Ahmadabad, Gandhi partió a Londres para estudiar Derecho en el University College. Tres años antes, el padre de Gandhi había fallecido. A pesar de su importante posición política, Karamchand no acumuló una gran riqueza, y la familia Gandhi, aunque vivía cómodamente, nunca disfrutó de una situación privilegiada en lo económico. Por tanto, el enviar a un hijo a estudiar en el extranjero supuso un esfuerzo importante.
Durante sus tres años de estudio en Londres, Gandhi se involucra con el movimiento vegetariano –él ya lo era por motivos religiosos– y es elegido parte del comité ejecutivo de la Sociedad Vegetariana de Londres. También observa con interés los movimientos obreros en la ciudad, en particular las protestas de los estibadores de los muelles del Támesis.
En 1891, Gandhi aprueba su examen de ingreso al ejercicio de la abogacía y regresa a India. Tras un breve período allí, donde no consigue despuntar como abogado, recibe una oferta de empleo por parte de una empresa india afincada en Sudáfrica, la cual necesitaba un abogado para sus oficinas. La oferta económica es lo suficientemente atractiva, y Gandhi la acepta y parte hacia Sudáfrica en barco en 1893. Pasará los siguientes veintiún años viviendo en la, entonces, colonia británica, antes de regresar permanentemente a India y unirse al movimiento por la independencia. Es allí, en Sudáfrica, donde Gandhi desarrollará y aplicará las ideas y estrategias políticas que más tarde pondrá en práctica también en India.
La Sudáfrica de finales del siglo XIX y principios del XX era un territorio de una gran complejidad política y étnica. Políticamente, Sudáfrica estaba dividida en cuatro colonias, dos británicas –Natal y Cabo– y dos boers –Transvaal y el Estado libre de Orange–, las cuales se unificarían bajo control británico en dos fases, primero, con la Guerra de los boers* (1899-1902) y después con la fundación de la Unión de Sudáfrica en 1910. Étnicamente, Natal, la colonia en la que Gandhi se asentó, estaba compuesta por tres grandes grupos étnicos: colonos blancos, la población originaria zulú y la comunidad asiática, fundamentalmente india. Los colonos blancos representaban el 8% del total de la población y ostentaban el poder político, económico y militar. Los zulús representaban el 85% de la población y, tras varios conflictos militares con los colonos, vivían de manera relativamente autónoma, pero confinados en zonas reservadas para ellos dentro de la colonia. Los indios, que habían empezado a llegar en gran cantidad a Sudáfrica a partir de 1860 como mano de obra agrícola, representaban el 8% de la población. Con el tiempo, la comunidad india se asentó y diversificó sus actividades en Natal y otras colonias sudafricanas. El aumento de la población india, unido a su mayor influencia económica y al racismo dominante, producía inquietud entre los colonos blancos, que la percibían como un peligro para su control sobre la colonia.
En ese contexto histórico arribó Gandhi a Sudáfrica en 1893. Nada más llegar, sufrió en su propia persona la discriminación racial contra los indios (tuvo distintos incidentes, como el ser expulsado de un tren por negarse a abandonar el vagón de primera clase reservado solo para blancos). Para Gandhi, estas experiencias tuvieron un gran impacto, ya que, por entonces, él consideraba que los indios compartían con los blancos su estatus como súbditos de la Corona británica y, por tanto, tenían los mismos derechos.
El mismo año 1893 en que Gandhi llegó a Sudáfrica, la colonia de Natal obtuvo el autogobierno, y una de las primeras leyes aprobadas por el nuevo gobierno colonial fue la de conceder el derecho al voto solo a los blancos, excluyendo a la población negra y concediéndoselo solo a un número limitado de indios. El objetivo de la ley era preservar la supremacía blanca sobre el gobierno colonial. En su discurso parlamentario en defensa de la ley, el primer ministro de Natal, John Robinson, argumentó que el autogobierno era un privilegio de la raza anglosajona y que el éxito del gobierno representativo en la colonia dependía de la unidad racial4.
Gandhi, que originalmente tenía un contrato de un año con la compañía que le llevó a Sudáfrica, tras el cual iba a regresar a India, decidió aceptar la propuesta de un grupo de empresarios indios de ayudarles a luchar contra la nueva ley. En 1894, Gandhi se registró como abogado ante la Corte suprema de Natal, y junto a líderes de la comunidad india fundó el Congreso Indio de Natal. Con la campaña contra las restricciones de la ley de sufragio activo comienza la andadura del Gandhi activista político.
Sus primeras campañas políticas en Sudáfrica resultan de interés porque nos revelan a un Gandhi diferente al de la figura histórica posterior. Esa diferencia fundamental reside en el hecho de que este primer Gandhi es un súbdito leal de la Corona británica y en absoluto un anticolonialista. Sus primeras acciones en favor de los derechos de los indios en Sudáfrica se circunscriben a defenderlos en los tribunales y a convencer a las autoridades y la opinión pública blanca de la igualdad de derechos como súbditos británicos de indios y blancos. Ante los tribunales y los Gobiernos de Natal y Londres, Gandhi argumenta que la proclamación de 1858 de la reina Victoria –que incorporaba formalmente a India al Imperio británico– explicitaba que los indios son súbditos de la Corona con los mismos derechos y deberes que cualquier otro. Por tanto, señala, no se les puede tratar de manera diferente de los súbditos blancos, porque Sudáfrica forma parte del Imperio también5.
La lealtad que Gandhi busca demostrar hacia la Corona le lleva al punto de participar activamente en dos campañas militares británicas. Durante la Guerra de los boers* (1899-1902), que enfrentó al Imperio británico contra los nacionalistas boers locales, Gandhi reclutó y lideró una compañía de camilleros indios residentes en Sudáfrica, la cual actuó en el frente asistiendo a los heridos de las tropas británicas. De nuevo, en 1906, tras el alzamiento de los zulús contra los británicos, Gandhi volvió a organizar una nueva compañía de camilleros para apoyar a las tropas coloniales. La participación proactiva, aunque siempre no-violenta, de Gandhi en ambos conflictos a favor de los intereses británicos se explica por su interés en demostrar la lealtad de los indios como súbditos del Imperio y, así, reforzar su argumento en favor de su igualdad de trato y derechos en Sudáfrica. Podemos leer una justificación que Gandhi hace de su postura en el texto «Declaración en el Gran Juicio», incluido en este volumen.
Al mismo tiempo que Gandhi buscaba, a través de su actividad legal y en el frente, promover la causa de los indios en Sudáfrica, también lo hacía intentando influir en las autoridades y en la opinión pública a través de artículos de opinión. Gandhi fue un prolífico articulista toda su vida, y en Sudáfrica comenzó publicando para la prensa local escritos explicando la causa india. Un argumento central en estos escritos ha sido objeto de especial atención por parte de los historiadores en la última década, algo que ha ayudado a matizar la percepción que existía del personaje, particularmente en África. El argumento en cuestión es el énfasis que Gandhi hacía a la hora de distinguir entre los tres grupos étnicos que componían la sociedad sudafricana –negros, blancos e indios– y que era abiertamente racista contra los negros. En varios de sus artículos, Gandhi exponía que la sofisticación de la civilización india estaba a la par con la europea, mientras que, defendía, la sociedad zulú era atrasada, carente de una civilización moderna y, a menudo, tildaba a los trabajadores africanos de salvajes. Apelando a la teoría racial indoaria –una derivación de la teoría lingüística del siglo XIX sobre el origen común de la familia de lenguas indoeuropeas–, Gandhi defendía la existencia de una suerte de jerarquía étnica dentro del Imperio británico, en la que los indios y los europeos estaban por encima de los africanos:
Me aventuro a señalar que tanto ingleses como indios provienen de un linaje común, denominado indoario […] Esta creencia sirve como punto de partida para aquellos que intentan unir los corazones de las dos razas, las cuales están, legal y socialmente, unidas bajo la misma bandera. Parece que prevalece una creencia general en la colonia de que los indios no son mucho mejores, si acaso, que los salvajes o los nativos de África […] Los indios no fueron ni son, de ninguna manera, inferiores a sus hermanos anglosajones, si me permiten utilizar la expresión, en los varios aspectos de la vida –industrial, intelectual, política, etc.6.
La tesis civilizatoria no es exclusiva de Gandhi, sino que provenía de una tradición orientalista británica ya presente en el siglo XVIII y que fue adoptada con entusiasmo por las élites intelectuales y políticas indias en el XIX y, más adelante, por el nacionalismo hinduista en el XX. Lo relevante en este caso es que Gandhi utiliza argumentos abiertamente racistas contra los negros para reforzar la tesis indoaria como parte de su arsenal argumentativo en favor de la igualdad entre indios y blancos.
Entre octubre de 1901 y diciembre de 1902, Gandhi retorna a India, donde se esfuerza en dar a conocer y recabar apoyos para la causa de los indios en Sudáfrica, asistiendo a la asamblea general del Congreso Nacional Indio, donde promovió una resolución en favor de la causa y entabló relaciones con sus principales líderes, lo que haría que su nombre empezase a ser conocido también en India.
Tras su regreso a Sudáfrica, podemos hablar del comienzo de una segunda fase en la evolución intelectual y política de Gandhi, durante la cual se transformará en el pensador y activista que es recordado hoy en día. En 1903, Gandhi se muda a Johannesburgo, en la colonia del Transvaal, y retoma su labor como abogado. Ese mismo año, funda el periódico Indian Opinion*, y en 1904, su primer ashram, o comunidad de convivencia: Phoenix Farm.
Gandhi fundó Indian Opinion con tres objetivos en mente. Primero, dar a conocer las demandas de los indios entre los gobiernos y la opinión pública blanca tanto en Sudáfrica como en Gran Bretaña. Segundo, educar a los indios acerca de sus propias deficiencias y vicios, y ayudarles a combatirlos. Y, por último, preservar la cohesión de la comunidad india, promoviendo el entendimiento entre sus distintos grupos religiosos y lingüísticos. En gran medida, el periódico sirvió como altavoz para la difusión de las ideas éticas y políticas de Gandhi, y también para crear una conciencia colectiva y una identidad india comunes a ambos lados del Índico, y por encima de las diferencias religiosas, lingüísticas y de casta o clase7.
En Indian Opinion, Gandhi publicó extractos de las obras de algunos de los pensadores que tuvieron gran importancia en el desarrollo de sus ideas. Entre ellos podemos destacar a tres: el primero, Lev Tolstói y sus conceptos sobre la no-violencia, el rechazo al Estado y la ética cristiana8. En 1908 Gandhi lee en un periódico indio «Carta a un hindú», escrito que Tolstói había enviado a Tarak Nath Das, un activista indio, en la que defendía que solo a través del principio del amor, entendido como resistencia pacífica, India podría liberarse del yugo colonial. Impresionado por los argumentos de Tolstói, Gandhi comenzaría un intercambio epistolar con el autor ruso y publicaría su carta en el periódico9. Los paralelismos entre el principio del amor y la resistencia pacífica de Tolstói, y los conceptos de ahimsa* y satyagraha* de Gandhi, que analizaremos en detalle más adelante, son evidentes.
Un segundo autor es Henry Thoreau, de quien Gandhi extrae el concepto de desobediencia civil, método que utilizará a lo largo de su vida para confrontar con los gobiernos coloniales en Sudáfrica e India, y que él denominará no-cooperación10.
Y, por último, John Ruskin, cuya obra Unto this last Gandhi traduciría con el título de Sarvodaya en Indian Opinion, texto del que incluimos varios extractos en este volumen. Como veremos en la siguiente sección de este estudio, el concepto de sarvodaya será un pilar fundamental del pensamiento económico de Gandhi.
En suma, Indian Opinion actuó como una plataforma no solo para la difusión de sus ideas, sino que, leyendo sus artículos y una selección de traducciones, podemos ver cómo Gandhi va desarrollando las bases intelectuales de su futuro proyecto político. En su contenido vemos no solo la influencia de autores e ideas occidentales, sino también cómo estas interactúan con las propias tradiciones filosóficas indias que habían marcado a Gandhi desde su infancia, la Bhagavad Gita, el jainismo o el sincretismo pranami. Gandhi, por tanto, bebe de diferentes fuentes a la hora de desarrollar su pensamiento político, con la característica común en todas ellas de que la ética debe ser el motor de cualquier proyecto político. Es por ello por lo que hablamos del pensamiento gandhiano como un pensamiento ético-político.
Si Indian Opinion era un proyecto intelectual, el ashram Phoenix Farm era un proyecto práctico. El objetivo era poner los ideales sociales de Ruskin y Tolstói en práctica y, como escribió a su amigo Henry Polak: «Ser un vivero para producir personas e indios correctos»11. En el ashram, Gandhi desarrolló su ideal de vida simple, promoviendo el trabajo manual y en equipo. Igualmente, los residentes debían seguir estrictas normas dietéticas y de comportamiento. Phoenix Farm era, ante todo, un espacio para fomentar los valores del ascetismo y la disciplina personal. En definitiva, el ashram era un experimento para construir el ideal de buena sociedad –sudharo– de Gandhi, basado en la rectitud moral de sus miembros. Phoenix Farm sería solo la primera de las comunidades que Gandhi organizaría junto a sus seguidores a lo largo de su vida. En Sudáfrica, en 1910, establecería Tolstoy Farm y, más tarde, en India, el ashram Sabarmati en 1915 y el ashram Sevagram en 1936. En el ashram Sabarmati, Gandhi estableció cinco votos que todos los residentes debían observar: buscar la Verdad, practicar la no-violencia, castidad, ascetismo y no robar. Gandhi explicó la importancia de estos votos y otros aspectos espirituales en cartas periódicas que enviaba a los residentes del ashram desde la prisión de Yeravda, donde estuvo encarcelado entre 1930 y 1931. Algunas de esas cartas han sido incluidas en este volumen bajo el título «Desde Yeravda Mandir».
La nueva visión ético-política de Gandhi, a la que va dando forma a través de sus nuevos proyectos, pronto tiene ante sí su primera gran prueba. En 1906, el Gobierno del Transvaal, preocupado por el volumen de inmigración asiática a la colonia, que podría poner en peligro la supremacía blanca, aprobó una ley que requería el registro de huellas de todos los residentes asiáticos para determinar quiénes eran legales y quiénes no. Una vez realizados el registro y la expulsión de los residentes ilegales, la colonia se cerraría a futuros inmigrantes desde India. Para la comunidad india, la nueva ley, denominada Ley de Registro Asiático, era una ofensa que agravaba la discriminación y desigualdad de derechos existente contra la que habían estado protestando hasta entonces. Además, la ley se aprobaba solo unos meses después de que Gandhi y su compañía de voluntarios hubiese apoyado a los británicos, como leales súbditos de la Corona, durante la Rebelión zulú* (1906).
La promulgación de la nueva ley, a pesar de todos los esfuerzos de la comunidad india por defender su igualdad de estatus legal como súbditos británicos y demostrar su lealtad a la Corona, dio lugar a un cambio de estrategia. El 11 de septiembre de 1906 se celebra una asamblea de residentes indios en el Transvaal; en ella, Gandhi propone una campaña de desobediencia civil contra la nueva ley: los residentes indios deben negarse a dar sus huellas y a registrarse en la administración colonial. En la reunión, Gandhi da un discurso –«Satyagraha en Sudáfrica», reproducido en este volumen–, en el que articula, por primera vez, la lógica de la desobediencia civil no-violenta o satyagraha. Gandhi explica que se trata de un compromiso individual de cada uno de los participantes para desobedecer la ley, pero también con el principio de la no-violencia. Advierte de que desobedecer la ley acarreará represalias por parte del Estado colonial y que, para el éxito de la campaña, estas deben ser aceptadas. La asamblea acogió con entusiasmo la propuesta y dio así comienzo la que sería la primera satyagraha, el método que Gandhi aplicaría con éxito a lo largo de su carrera como activista político tanto en Sudáfrica como en India.
A esta primera campaña de desobediencia civil contra la Ley de Registro Asiático, le siguieron varias más en los siguientes años hasta que Gandhi abandonó Sudáfrica definitivamente en 1914. Aunque el resultado de la primera campaña no fue tan positivo como se esperaba –Gandhi alcanzó un acuerdo con el Gobierno que fue rechazado por algunos de sus seguidores y que acabó costándole una paliza en plena calle por parte de uno de ellos12–, las siguientes fueron secundadas cada vez por un mayor número de personas. Entre 1907 y 1914, las tensiones entre la comunidad india y el Gobierno colonial continuaron en aumento. Las causas de esas tensiones fueron dos. Primero, la promulgación de distintas leyes discriminatorias y racistas, no solo contra los indios, sino también contra la mayoría negra, y que serían la génesis del futuro régimen del apartheid sudafricano. Estas leyes incluían medidas como el control de movimientos de los residentes indios entre los distintos territorios sudafricanos, la segregación racial o la prohibición de adquirir propiedades o licencias comerciales en algunas zonas. La segunda causa fue el creciente descontento de los trabajadores indios con sus condiciones laborales en las plantaciones, minas y fábricas. El punto álgido de dichas tensiones tuvo lugar en 1913, cuando distintos focos de tensión estallaron, dando lugar a protestas y huelgas masivas por parte de los trabajadores indios. Gandhi y sus seguidores buscaron canalizar esa ira de forma no-violenta, no teniendo siempre éxito, y organizaron distintas campañas de desobediencia civil a las que se unieron miles de personas. La campaña más destacada fue a finales de octubre de 1913, cuando Gandhi lideró una marcha desde Newcastle, en la colonia de Natal, hasta Johannesburgo, en el Transvaal, en la que cientos de hombres, mujeres y niños protestaron pacíficamente contra la discriminación racial en Sudáfrica. La respuesta violenta del Gobierno colonial, que llevó al encarcelamiento de miles de personas e incluso a la muerte de manifestantes y huelguistas, dejó en evidencia la brutal naturaleza del sistema, que se vio obligado a tener, finalmente, que sentarse en la mesa de negociación, bajo presión de los gobiernos de Londres y Nueva Delhi. Así, Jan Christian Smuts, ministro del Interior del Gobierno sudafricano, negoció con Gandhi un acuerdo, denominado Ley de Compensación India, que contemplaba algunas de las demandas de esta comunidad, aunque no cambiaría sustancialmente su situación.
Tras la firma del acuerdo, Gandhi abandonaría Sudáfrica definitivamente para asentarse en India y comenzar una nueva etapa. Tras su marcha, Jan Smuts escribiría a un amigo: «El santo ha dejado nuestras costas. Espero que para siempre»13. Pero antes de arribar a India en 1915, Gandhi llevaría a cabo un último servicio al Imperio. Desde Sudáfrica Gandhi viajó primero a Londres, donde, tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, organizaría una nueva compañía de camilleros, reclutados entre los residentes indios en Inglaterra, para apoyar al Ejército británico en la contienda.
La etapa de 21 años de Gandhi en Sudáfrica se ha visto arrinconada por la importancia de la etapa posterior en India. Sin embargo, es un período fundamental de su biografía porque, como hemos visto, su experiencia con el régimen segregacionista allí tuvo varias consecuencias. La primera es el cuestionamiento de su lealtad al Imperio británico, al constatar la desigualdad de facto entre los súbditos europeos y no-europeos de la Corona. Su confianza, como abogado de formación, en los argumentos jurídicos para hacer avanzar la causa india dentro del entramado legal y constitucional del Imperio británico quedará destruida para siempre. La segunda es el desarrollo de su proyecto ético-político, tanto desde el punto de vista teórico como práctico. Su concepción de satyagraha, la resistencia no-violenta, y su aplicación práctica en las campañas de desobediencia civil en Natal y el Transvaal, serán las piedras angulares de su posterior estrategia en India. Todo esto se ve reflejado en una de sus obras fundamentales: Hind Swaraj [‘Autogobierno indio’], publicada en 1909.
Hind Swaraj supone un punto de inflexión no solo para el pensamiento de Gandhi, sino también para el pensamiento político indio moderno. Como apuntábamos en la introducción, en las dos primeras décadas del siglo XX el Congreso Nacional Indio se encontraba dividido entre una facción moderada y una radical. Los moderados, que controlaban el Congreso desde su creación, continuaban abogando por una estrategia de diálogo constructivo con los británicos; su objetivo era avanzar hacia una mayor autonomía de India, hasta alcanzar el estatus de dominio dentro del Imperio británico y hacerlo a través de los cauces legales y políticos establecidos. Por su parte, el ala radical defendía la independencia unilateral y completa de India, recurriendo incluso a la violencia si fuese necesario.
En 1905, el Estado colonial decide dividir la provincia de Bengala en dos. La justificación oficial era la simplificación administrativa de un territorio de 304.000 km2 y casi 80 millones de personas. Sin embargo, para el Congreso Nacional Indio el objetivo que verdaderamente se buscaba era debilitar la identidad nacional india al dividir Bengala en dos provincias, la occidental, con una población de mayoría hindú, y la oriental, de mayoría musulmana. El Congreso decidió emprender una campaña de oposición a la partición. El liderazgo moderado, con Dadabhai Naoroji y Gopal Krishna Gokhale a la cabeza, desarrolló una estrategia basada en el comedimiento, que se limitó a promover peticiones contra la propuesta y a entrevistarse con las autoridades británicas; su único resultado fue la indiferencia. Viendo que la estrategia no daba frutos, el Congreso decidió dar un paso más y convocar un boicot contra los productos británicos y las escuelas públicas. El denominado Movimiento Swadeshi tuvo un gran éxito de seguimiento en Bengala y otros lugares de India. El boicot provocó una importante represión estatal, que fue correspondida con una escalada de violencia por parte de algunos activistas indios; dicha violencia incluyó el asesinato en Londres en julio de 1909 de sir William Curzon, edecán del secretario de Estado para India del Gobierno británico. La radicalización del Movimiento Swadeshi preocupó al liderazgo moderado del Congreso, que retiraría su apoyo al mismo tras la elección de un liberal, John Morley, como secretario de Estado para India, argumentando que un nuevo gobierno liberal en Westminster sería más receptivo a sus demandas. La decisión enfureció a la facción más radical del Congreso, liderada por Bal Gangadhar Tilak, que en la convención anual de 1907 en Surat decidió abandonar el partido, acusando a los moderados de colaboracionistas y afirmando que «ningún imperio se ha perdido debido a las concesiones voluntarias de los gobernantes a los gobernados»14.
En medio de esa polarización y fragmentación del movimiento anticolonialista indio, de auge de la violencia y de falta de respuesta por parte de los británicos, más allá de la represión, Gandhi escribe Hind Swaraj. El libro –del que se ofrecen varios extractos en este volumen– está estructurado como un diálogo entre un editor, el propio Gandhi, y un lector, el cual simboliza a la facción radical del Congreso. La preocupación central de la obra es exponer su ideal de una India libre. A lo largo de la misma, Gandhi desarrolla los tres ejes de su visión ético-política: el rechazo al proyecto político-económico de la modernidad occidental, el rechazo al uso de la violencia y su visión de la buena sociedad como aquella regida por la rectitud moral y la no-violencia. Hind Swaraj marca el momento de cambio en la relación de Gandhi con el Imperio británico, pasando de considerarse un leal súbdito a convertirse en un crítico acérrimo del mismo, de la modernidad occidental y de su ordenamiento político y económico. El libro también es un hito para el movimiento anticolonialista indio, porque, por primera vez, uno de sus miembros articula una alternativa política al Estado colonial. Hasta entonces, la intelectualidad india se había limitado a criticar al Estado colonial, incluso los radicales habían llegado a demandar la independencia completa, pero no habían articulado una visión sobre qué India querían, en caso de alcanzarla. Con Hind Swaraj, Gandhi transforma el movimiento anticolonialista indio en un movimiento nacionalista, de un movimiento que está en contra de algo a un movimiento a favor de algo15. Ese cambio será fundamental para devolver la energía al Congreso Nacional Indio e impulsar el movimiento nacionalista hacia una batalla por la independencia, la cual se alcanzará en 1947.
Gandhi regresa a India en 1915 y se encuentra con un movimiento por la independencia desunido por varios factores. El primero, como ya hemos indicado, era la división entre moderados y radicales en relación con la estrategia a seguir. Segundo: se habían acrecentado las tensiones religiosas entre hindúes y musulmanes, fundamentalmente, por la creación de partidos comunalistas* como la Liga Musulmana* y la Hindu Mahasabha* tras el establecimiento de circunscripciones electorales separadas en 190916. Tercero: la conflictividad laboral iba en aumento, con la clase trabajadora descontenta con su situación económica en un momento en el que los empresarios indios y británicos acumulan grandes beneficios debido al esfuerzo militar en el que Gran Bretaña estaba embarcada durante la Primera Guerra Mundial.
Cuando Gandhi llega a India ya es una figura conocida y respetada por su activismo en Sudáfrica. Es por ello por lo que existe una gran expectación por saber de qué lado se ubicará en el debate entre moderados y radicales. Gandhi no comparte la timidez política ni el programa constitucionalista de los moderados, pero al mismo tiempo rechaza frontalmente la intolerancia y la apología de la violencia de los radicales. Él tiene fe en su propia visión y método de acción política, satyagraha, y su objetivo no es incorporarse a uno u otro grupo, sino adoptar esa tercera vía y transformar el Congreso Nacional Indio en un instrumento para su proyecto de país.
Los primeros pasos de Gandhi fueron encaminados a difundir la visión y efectividad de satyagraha como método para alcanzar la independencia de India. En 1915 funda el ashram Sabarmati en Ahmadabad, donde, al igual que en sus dos ahsrams en Sudáfrica, establecerá una comunidad de seguidores educados y entrenados en su visión ético-política, los denominados satyagrahis*. A su vez, organizó dos campañas de desobediencia civil a pequeña escala en Champaran y Kheda. El siempre pragmático Gandhi buscó demostrar en un entorno controlado la efectividad práctica de satyagraha. En ambos casos organizó a los campesinos para hacer frente a los abusos de poder de los latifundistas y administradores locales. Ambas campañas tuvieron un éxito considerable, lo que reforzó la figura de Gandhi y su método, tanto entre las élites nacionalistas como entre las masas campesinas.
La primera gran movilización en India organizada por Gandhi llegará en 1920 con el Movimiento de No-Cooperación. El origen del movimiento fueron un número de eventos que tuvieron lugar en 1919. Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, el Consejo legislativo imperial en Nueva Delhi aprobó la denominada Ley Rowlatt*. La ley hacía permanentes algunas de las suspensiones de derechos fundamentales que se habían instaurado durante la guerra, entre ellas, limitaciones a la libertad de prensa, reunión y expresión o la detención preventiva indefinida. El Congreso Nacional Indio promovió protestas masivas por todo el país contra la nueva ley. En una de esas protestas en Amritsar, el 13 de julio de 1919, un batallón de soldados británicos abrió fuego contra los manifestantes en la plaza de Jallianwalla Bagh, matando a 379 personas e hiriendo a más de 1.200. El general Reginald Dyer, quien ordenó abrir fuego, fue condecorado por la acción. Ese mismo año, la comunidad musulmana en India había comenzado el denominado Movimiento por el Califato*, una campaña de protesta contra la partición del Imperio otomano y de solidaridad panislámica. Por último, en Bombay tuvo lugar una huelga masiva en la industria textil con más de 125.000 trabajadores abandonando sus puestos.
Consciente de que todas estas protestas y la ira general contra los británicos tras la masacre en Amritsar podían acabar en el estallido de violencia, Gandhi, quien en 1920 se convirtió en presidente del Congreso Nacional Indio, decidió canalizar esa energía en una satyagraha: el Movimiento de No-Cooperación (1920-1922). El Movimiento de No-Cooperación, como su nombre indica, invitaba a todos los indios a luchar contra el Estado colonial de manera no-violenta a través de la desobediencia civil y no-cooperación con el mismo. Entre las acciones que Gandhi propuso para la no-cooperación estaba el boicot a las elecciones parlamentarias provinciales, el abandono de puestos de trabajo y estudio en la administración y centros educativos públicos y el rechazo a los productos e indumentaria foráneos en favor de los fabricados localmente.
Tres son los aspectos clave de la importancia del Movimiento de No-Cooperación. El primero es organizativo. Tras su elección como presidente, Gandhi comenzó la transformación del Congreso en una organización de masas disciplinada y capaz de ejecutar su estrategia de la desobediencia civil no-violenta. El Congreso se convirtió en una organización de masas, con militantes que pagaban una cuota de afiliación y una jerarquía de comités que iban ascendiendo desde el nivel local de las aldeas, pasando por las ciudades, distritos, provincias y, finalmente, los comités nacionales. En lo más alto de la jerarquía estaba el Comité Ejecutivo Nacional. Como ocurría en sus ashrams, Gandhi concebía el Congreso como un ejército de activistas no-violentos, formados en la filosofía y los métodos de satyagraha y que actuarían al unísono, bajo la dirección estratégica del Comité Ejecutivo Nacional17. El segundo aspecto que destacar es la introducción del principio de swadeshi*, o autosuficiencia, y en particular la rueca de hilar, como símbolo de la visión ético-política de swaraj*18. Gandhi adoptará la simple vestimenta blanca y las sandalias que caracterizarán su imagen pública, para reforzar el mensaje de austeridad y también su identificación con las masas campesinas. Por último, el tercer aspecto a destacar será la intransigencia de Gandhi con el uso de la violencia bajo cualquier circunstancia. El 5 de febrero de 1922, durante una protesta en la localidad de Chauri Chaura, un policía atacó a los manifestantes, estos le persiguieron hasta la comisaría local, donde una multitud prendió fuego al edificio con veintidós policías en su interior. Tras recibir noticias del incidente, Gandhi puso fin de manera fulminante y unilateral al Movimiento de No-Cooperación. La suspensión del movimiento, que estaba siendo un gran éxito, debido a un caso aislado de violencia resultó muy controvertida. Jawaharlal Nehru, que se encontraba en ese momento en prisión, recordaba que:
La repentina suspensión de nuestro movimiento tras el incidente de Chauri Chaura fue lamentada, creo, por casi todos los líderes del Congreso […] Nuestro incipiente sentimiento de esperanza se derrumbó, y esa reacción mental era de esperar. Lo que verdaderamente nos molestaba eran las razones dadas para la suspensión. Chauri Chaura puede que hubiese sido y fue un acto deplorable y completamente opuesto al espíritu de la no-violencia, pero ¿iba una multitud enfurecida de campesinos en un remoto pueblo a poner fin, por un tiempo al menos, a nuestra lucha por la liberación nacional?19.
La sorpresa que la suspensión del movimiento crea entre los activistas nacionalistas debe ser vista como el resultado de la estrategia de persuasión de Gandhi, como una forma de disciplinarles a ellos y a la sociedad india en su conjunto y hacerles ver que swaraj se construye en base a la disciplina personal y la rectitud moral, y que sus acciones deben estar siempre gobernadas por el principio de la no-violencia. La unilateralidad de la decisión también demuestra que él es el líder indiscutible del Congreso y del movimiento nacionalista y que no está dispuesto a negociar ese principio fundamental de su filosofía política.
Tras la suspensión del Movimiento de No-Cooperación, Gandhi se retiró de la política activa durante unos años para centrarse en la organización e implementación del Programa Constructivo, un programa de reforma social, el cual Gandhi veía como el segundo pilar de satyagraha, junto al pilar más político de la desobediencia civil. El Programa Constructivo fue adoptado por el Congreso Nacional Indio en 1920 y se centraba en eliminar las desigualdades e injusticias que infestaban la sociedad india y cuya resolución era clave para alcanzar la buena sociedad y, por tanto, el verdadero swaraj. El Programa incluía, entre otros, el trabajo para la erradicación de las desigualdades económicas y de casta, la armonía interreligiosa, la higiene o la promoción de la educación. En este volumen se ha incluido la traducción completa del Programa Constructivo. Durante estos años centrado en desarrollar su agenda de reforma social, Gandhi fundó varias organizaciones asociadas con esa misión, como la Asociación India de Hiladores o la Sociedad de Ayuda a los Harijan*.
No obstante, antes de poder centrarse en el Programa Constructivo, Gandhi fue encarcelado por su participación en el Movimiento de No-Cooperación. Entró en prisión en marzo de 1922 para cumplir una pena de seis años, aunque fue puesto en libertad en 1924 por razones de salud. Durante su estancia en la cárcel, Gandhi escribió Satyagraha en Sudáfrica, sus memorias de su tiempo allí y en las que explica el origen y desarrollo teórico y práctico de su filosofía de satyagraha. Algunos capítulos importantes de esa obra, incluyendo en el que explica cómo se gestó el concepto de satyagraha, figuran en este volumen bajo el mismo título.
Satyagraha es un concepto que solo es relevante si se pone en práctica. La verdadera prueba de fuego del satyagrahi es ser capaz de cumplir con los preceptos de la no-violencia en situaciones adversas, ejerciendo el autocontrol. Es por ello por lo que, a pesar del éxito de participación, para Gandhi el Movimiento de No-Cooperación fue un fracaso porque hubo violencia. Su declaración en el juicio por su participación en el movimiento –reproducida en este volumen bajo el título «Declaración en el Gran Juicio»– es muy esclarecedora sobre esta cuestión. En la misma, Gandhi se sincera afirmando que sabía al anunciar la campaña que había un riesgo de fracaso –es decir, de que hubiese violencia– porque los congresistas todavía no estaban lo suficientemente adiestrados para ser verdaderos satyagrahis. Esa necesidad de seguir formando a los congresistas antes de emprender la siguiente campaña de desobediencia civil es otra de las razones por las que Gandhi pausó su actividad política. Era necesario tomarse un tiempo para continuar entrenando a su ejército no-violento. Para ello, además de instar a los congresistas a involucrarse en la aplicación del Programa Constructivo, Gandhi se centró en difundir sus ideas y su propia experiencia personal formándose como satyagrahi. Los vehículos para ello fueron los diarios Young India*, en inglés, y Navajivan*, en guyaratí e hindi. En esos diarios, escritos en capítulos semanales entre 1925 y 1929 y más tarde publicados en formato libro, Gandhi escribiría su autobiografía con el título Mis experimentos con la Verdad. La obra no es una autobiografía al uso, sino una recolección de su búsqueda personal del conocimiento absoluto, lo que él denomina la Verdad o Dios, y una defensa a ultranza de que el único camino hacia él es el de la rectitud moral y la disciplina individual. El propio título del libro nos indica el carácter eminentemente práctico de esa lucha; en el texto, Gandhi ofrece al lector un ejemplo práctico, el suyo propio, de cómo llevar a cabo su propia búsqueda personal:
Los experimentos narrados deben ser considerados como ilustraciones, a la luz de los cuales cada uno pueda llevar a cabo sus propios experimentos de acuerdo con sus propias inclinaciones y capacidad20.
En este volumen, reproducimos la introducción a esta obra con su mismo título.
Tras pasar seis años centrado fundamentalmente en sus programas de reforma social y formación humana, Gandhi retornaría con fuerza a la arena política en la década de 1930. 1929 había sido un año convulso. Tras un nuevo rechazo del Gobierno británico a promover el estatus de dominio para India21, el Congreso Nacional Indio, bajo la presidencia de un joven Jawaharlal Nehru, anunció en su asamblea general que el nuevo objetivo del partido no sería ya el estatus de dominio dentro del Imperio, sino la independencia completa, o poorna swaraj*, del país:
El Gobierno británico en India no solo ha privado al pueblo indio de su libertad, sino que se ha construido sobre la explotación de las masas y ha arruinado económica, política, cultural y espiritualmente a India. Por ende, India debe cortar la conexión británica y alcanzar poorna swaraj, es decir, su independencia completa22.
Como parte de la resolución a favor de la independencia completa del Imperio británico, el Congreso anunció una nueva campaña de desobediencia civil: los indios debían negarse a pagar los impuestos estatales. El Comité Ejecutivo Nacional encomendó a Gandhi la organización del primer acto de esa nueva campaña y este anunció que el objetivo sería el impuesto estatal sobre la sal.
La elección del impuesto de la sal por parte de Gandhi sorprendió a los líderes del Congreso, quienes pensaban que una campaña contra un impuesto como el de arrendamiento de tierras habría tenido un mayor impacto23. Pero pronto comprendieron que la elección de Gandhi había sido muy inteligente. El impuesto de la sal gravaba un producto de primera necesidad, que además la naturaleza producía abundantemente de manera espontánea –Gandhi lo comparó con gravar el aire–, afectaba a todos los indios por igual y también era regresivo. Por todas estas razones, era un símbolo perfecto de explotación imperialista de los más vulnerables y necesitados. La elección del impuesto de la sal también prevenía tensiones entre la clase capitalista y las masas obreras y campesinas indias. Si se hubiese elegido un impuesto como el de arrendamiento, esto podría haber dado lugar a enfrentamientos laborales, lo que, en opinión de Gandhi, empujaría a los empresarios y terratenientes indios hacia los británicos para proteger sus intereses.
Gandhi anunció que, como parte de su campaña contra el impuesto, realizaría una marcha de 385 kilómetros desde su ashram hasta Dandi, un pueblo costero en el mismo Estado de Gujarat. También dijo públicamente que la marcha concluiría el 6 de abril, fecha en que infringiría el monopolio estatal de producción de sal, dando comienzo así la campaña de desobediencia civil más amplia. La marcha comenzó el 12 de marzo, uniéndose a Gandhi 78 satyagrahis de su ashram. En la víspera, Gandhi pronunció un discurso, cuya traducción está incluida en este volumen, en el que recordó la importancia de adherirse al principio de la no-violencia de satyagraha:
Tengo fe en la justicia de nuestra causa y la pureza de nuestras armas. Y cuando los medios son justos, allí está Dios, sin duda, presente con su bendición. Y cuando estos tres factores se combinan, la derrota es una imposibilidad. Un satyagrahi, libre o encarcelado, siempre saldrá victorioso. Solo será derrotado cuando renuncie a la Verdad y la no-violencia.
Más de 100.000 personas se acercaron a observar la marcha en su primer día; en cada parada Gandhi habló ante miles de personas, y voluntarios reclutaban nuevos satyagrahis y registraban el compromiso de los líderes locales de boicotear el impuesto. El hecho de que Gandhi hubiese anunciado la fecha en la que simbólicamente comenzaría la desobediencia contra el impuesto, había creado una gran expectación, no ya entre el pueblo indio, también de medios de comunicación de todo el mundo. Durante la marcha, Gandhi concedió entrevistas a varios de ellos, incluida Associated Press, y el New York Times cubrió a diario la marcha. Ese mismo año, 1930, la revista Time nombraría a Gandhi personalidad del año. Cuando Gandhi llegó finalmente a Dandi, había más de 700 periodistas cubriendo el momento. El día 6 de abril, Gandhi cogió agua del mar y la hirvió, produciendo así sal y rompiendo el monopolio estatal. Al hacerlo declaró: «Con esta acción, estoy haciendo temblar los cimientos del Imperio británico».
