Artes & Oficios. Decoración de la madera - Eva Pascual i Miró - E-Book

Artes & Oficios. Decoración de la madera E-Book

Eva Pascual i Miró

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Beschreibung

Esta obra, de interés tanto para el que se inicia como para los expertos y los profesionales, es un compendio de las técnicas fundamentales que se han empleado durante toda la historia de la humanidad para decorar elementos de madera: pintura, dorado, pirograbado y punzonado, incrustación y marquetería, chapeado, découpage, teñidos y decolorados. De forma ordenada y con un método claro y conciso, tras un primer capítulo sobre la evolución del mobiliario, el lector encontrará los conocimientos indispensables relacionados con los materiales, las herramientas y los procesos específicos de cada una de las técnicas tratadas en el libro, así como ejercicios paso a paso con ejemplos prácticos de la decoración de diversos tipos de objetos de madera.

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Decoración de la madera

Dirección editorial:

María Fernanda Canal

Textos:

Eva Pascual

Proyecto y realización de los ejercicios:

Mireia Campañà: incrustación y marquetería

Anna Jover: teñidos y decolorados

Josep Maria Miret: pirograbado, chapeado y découpage

Eva Pascual: punzonado

Ana Ruiz de Conejo: pintura y dorado

Diseño de la colección:

Josep Guasch

Maquetación y compaginación:

Josep Guasch

Fotografías:

Nos & Soto

También ha colaborado en el capítulo

“La decoración en el mueble”:

Josep Pascual

Ilustraciones:

Antoni Vidal

Archivo ilustración:

Mª Carmen Ramos

Cuarta edición

© ParramónPaidotribo

www.parramon.com

E-mail: [email protected]

ISBN: 978-84-342-2282-3

ISBN EPUB: 978-84-342-9915-3

Depósito legal: NA-277-2010

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra mediante cualquier recurso o procedimiento, comprendidos la impresión, la reprografía, el microfilm, el tratamiento informático o cualquier otro sistema, sin permiso escrito de la editorial.

Sumario

INTRODUCCIÓN

LA DECORACIÓN EN EL MUEBLE

MATERIALES Y HERRAMIENTAS

Pintura

Dorado

Pirograbado y punzonado

Incrustación y marquetería

Chapeado

Découpage

Teñidos y decolorados

ASPECTOS TÉCNICOS

Pintura

Dorado

Pirograbado y punzonado

Incrustación y marquetería

Chapeado

Découpage

Teñidos y decolorados

PASO A PASO

Balancín pintado y dorado

Bandeja con marquetería y piezas de incrustación

Caja teñida, chapeada y pirograbada

GLOSARIO

BIBLIOGRAFÍA Y AGRADECIMIENTOS

Introducción

La obra que se desarrolla a continuación pretende ser un manual práctico de la decoración de la madera. Se ha concebido de tal manera que sea una guía práctica para los que deseen iniciarse en alguna de las diversas técnicas de que trata el libro y una fuente de información para los expertos y los profesionales. Cada lector podrá escoger, según sus necesidades y conocimientos previos, el capítulo o tema que le interese. En ella se recogen las técnicas fundamentales que se han empleado durante toda la historia de la humanidad para decorar elementos de madera.

En cada proceso técnico se explica su historia y evolución.

El libro se estructura en cuatro capítulos: la decoración en el mueble, materiales y herramientas, aspectos técnicos y paso a paso.

El primero de ellos trata de las técnicas empleadas en la decoración de piezas de mobiliario, en él se pretende dar una visión general de la evolución del mobiliario paralelamente a los procesos decorativos. Acompaña el capítulo un cuadro cronológico de los principales estilos de mobiliario adoptados en Europa y Norteamérica, que abarca desde el período gótico hasta el estilo decó.

El segundo capítulo es una relación exhaustiva de los materiales y herramientas que pueden utilizarse en cualquier proceso decorativo. Éstos se estructuran según la técnica decorativa para la que se emplean: pintura, dorado, pirograbado y punzonado, incrustación y marquetería, chapeado, découpage, teñidos y decolorados. En cada apartado, que corresponde a las técnicas anteriores, se explican las principales características y el modo de usar los materiales, diferenciando entre los básicos para los procesos y los que se emplean como auxiliares. Seguidamente, se muestran los instrumentos y herramientas de uso común para cada técnica decorativa, así como los auxiliares, de uso muy concreto y especial. Para finalizar, se presentan los materiales para el acabado de la superficie decorada.

El tercer capítulo se estructura a partir de ejemplos prácticos y trata de los aspectos técnicos de la decoración. En cada apartado se desarrollan los procesos específicos de cada técnica, con ejemplos de cada solución, desde la preparación de la madera hasta el acabado final. Se muestran los procesos tradicionales, así como los procedimientos modernos que usan nuevos materiales industriales. En la introducción de cada ejemplo se explica la historia y la evolución de la solución decorativa. El último apartado trata de la seguridad y las medidas de protección que es conveniente emplear cuando se manejan productos y herramientas peligrosos.

El cuarto y último capítulo son los paso a paso, ejemplos prácticos de la decoración de diversos tipos de objetos. Se han realizado tres ejemplos que recogen la mayoría de técnicas que muestra el libro y que combinan un mínimo de dos procesos diferentes. Los objetos decorados se han revalorizado, cambiado su uso o transformado en piezas artísticas.

Por último, un glosario que contiene el vocabulario específico de la obra será una herramienta útil de consulta, y la bibliografía dará referencias a los lectores que deseen profundizar en el tema.

Con esta obra no se ha pretendido realizar un manual definitivo de la decoración de la madera, ya que el tema por sí solo merece una colección completa. Sólo se ha intentado dar una visión básica, pero rigurosa, de un conjunto heterogéneo de técnicas muy dispares entre sí que comparten el mismo soporte, la madera. Las técnicas recogidas en la obra no constituyen la totalidad de las que se emplean hoy en día para ornar la madera, sino que son las que se han usado durante la historia del arte para decorar los objetos y elementos constructivos; por esta razón, son las más importantes y básicas para conocer y profundizar en este campo.

Esperamos que esta obra, esfuerzo de un colectivo de profesionales, sirva de base para aquellos que deseen iniciarse en la decoración de la madera y de guía para los ya iniciados.

La presente obra ha sido desarrollada por un equipo multidisciplinar de profesionales vinculados, en diferentes especialidades, al campo de la decoración y restauración de la madera.

Eva Pascual i Miró es licenciada en Historia del Arte por la Universitat de Barcelona. Se especializó en Museografía, Diseño y Acondicionamiento por la Universitat Politècnica de Catalunya y en Conservación Preventiva por la Universitat Autònoma de Barcelona. Ha realizado cursos sobre mercadotecnia y gestión de empresas culturales. Por tradición familiar se inició en el conocimiento de antigüedades, sobre todo del mueble catalán en particular y el mobiliario medieval en general. Su trayectoria profesional se ha desarrollado, entre otros, en varios museos e instituciones culturales de Cataluña como documentalista, gestora del patrimonio y coordinadora de exposiciones. También ha trabajado en empresas de servicios integrales para instituciones culturales. Es coautora del libro Restauración de madera, de esta misma colección.

Mireia Campañà i Bigorra es licenciada en Historia del Arte por la Universitat de Barcelona y ebanista. Cursó estudios de ebanistería durante cinco años en Alemania y ha realizado numerosos cursos de restauración de mobiliario. Trabaja en un taller restaurando mobiliario destinado al mercado de las antigüedades; asimismo, confecciona muebles de ebanistería creativa para numerosas tiendas de Barcelona.

Anna Jover i Armengol es licenciada en Ciencias Químicas por la Universitat de Barcelona. Se especializó en restauración de arqueología subacuática, concretamente en madera mojada, en el Museo Nacional de Dinamarca en Copenhague, especialidad de la que ha escrito numerosos artículos para publicaciones nacionales e internacionales. Es colaboradora habitual desde sus inicios del Centre d'Arqueologia Subaquàtica de Catalunya. Tiene su propio taller de restauración de muebles. Es coautora del libro Restauración de madera, de esta misma colección.

Josep Maria Miret i Farré es restaurador de muebles especializado en la ebanistería de estilo. Sus amplios conocimientos le han llevado a impartir clases privadas de restauración de mobiliario a profesionales licenciados en Bellas Artes. Ha trabajado en muchas ocasiones en Bretaña (Francia) y en Huesca (España) en la restauración de retablos, concretamente en la carpintería. Tiene su propio taller de restauración de muebles. Es coautor del libro Restauración de madera, de esta misma colección.

Ana Ruiz de Conejo Viloria es licenciada en Bellas Artes por la Universitat de Barcelona, y ha cursado estudios superiores de museología en la École du Louvre, en París. Ha realizado cursos sobre técnicas y procedimientos pictóricos, así como sobre veladuras y transparencias. Ha trabajado en numerosas campañas del Centre de Restauració de Béns Mobles de la Generalitat de Catalunya, en la restauración de pintura de retablos en Bretaña (Francia), de pintura mural en Trinidad (Cuba), en empresas de decorados y como coordinadora de trabajos de restauración y decoración de mobiliario.

La decoración en el mueble

La decoración de las piezas de mobiliario empieza y transcurre paralela a la historia de la humanidad, ya que el mueble como arte-facto es una expresión del hombre y de los períodos de su historia.

Los primeros motivos decorativos sobre mobiliario fueron, con toda seguridad, de tipo geométrico. Sobre la superficie de la madera se tallaron motivos lineales o de circunferencias inscritas en dibujos geométricos. Aún hoy en día se repite este tipo de decoración en las piezas de mobiliario rústico. Éstos y otros motivos acabaron transformándose en símbolos de una familia o grupo étnico, siendo las representaciones ornamentales más ricas y con mayor carga simbólica las pertenecientes a la clase dominante. El mueble ha sido siempre a lo largo de la historia un objeto muy apreciado, al que se dotó, gracias a la decoración, de un significado de estatus social.

Cuadro comparativo de épocas y estilos

Civilizaciones antiguas

La información que poseemos sobre la decoración de mobiliario proviene de las representaciones plásticas y de los pocos ejemplares que han llegado hasta nuestros días. En el Antiguo Egipto, la decoración evolucionó de manera paralela a la fabricación de muebles de estructuras muy elaboradas y de aspecto sofisticado. El mobiliario hallado pertenece a las clases dirigentes o a la realeza, y por ello presenta ricas decoraciones. Las técnicas del dorado con pan de oro, la incrustación de diversos materiales (entre ellos las piedras preciosas) y la pintura fueron las técnicas más utilizadas.

El mobiliario de la Antigua Grecia no debía diferir demasiado, en cuanto a técnicas decorativas empleadas, del egipcio. El mobiliario que usaban las clases preferentes estaba lujosamente decorado con aplicaciones de marfil, piedras preciosas y láminas de oro.

Los muebles etruscos eran de gran sencillez, decorados en muchas ocasiones con aplicaciones de metal. Las elaboradas telas con que se vestían constituían gran parte de su decoración.

Durante el Imperio Romano, el mobiliario, propiedad de las clases pudientes, se enriqueció con materiales decorativos tales como mármoles y metales diversos. La incrustación de piezas de oro, marfil y concha se utilizaba para la decoración de suntuosas camas. A las cajas para custodiar objetos de valor se les aplicaban placas metálicas. Algunas mesas estaban revestidas de piezas de mármol configurando un mosaico (como marquetería) o de planchas de bronce. Otras tenían el sobre elaborado con maderas preciosas, que se sostenía por una base chapeada con piezas de marfil o placas de metal o de estos mismos materiales, pero macizos.

Arqueta granadina nazarí del siglo XV (España). La decoración incrustada cubre totalmente las superficies del mueble.

Época medieval

Los primeros muebles de los que aún se conservan numerosos ejemplares son los del período medieval, en su mayoría contenedores y asientos. Durante el Románico, los muebles se realizaban con gruesos tablones unidos a tope, lo cual los hacía muy pesados. La decoración propia de este período se basa casi siempre en la talla de motivos geométricos y en la aplicación de policromías pintadas que contribuían a enriquecer los gruesos tablones de madera o a disimular ensambles o uniones.

Con el cambio de los sistemas constructivos del mobiliario que se produjo en el período Gótico, las decoraciones utilizadas experimentan una gran evolución. Los artesanos consiguieron tablones más finos y en mayor cantidad que durante el período anterior, lo cual favorecía la utilización de ensambles elaborados y despojaba los muebles de refuerzos. Es en esta época cuando las organizaciones de los diversos gremios establecen las primeras normativas referentes a usos y trabajos de los materiales. Las decoraciones se basan entonces en repertorios extraídos de motivos arquitectónicos tales como pináculos, molduras, arcos y pliegues, entre otros. Sobre los muebles pintados se aplican pináculos y calados tallados sobredorados. En muchas ocasiones, para realzar el valor del dorado, estos últimos se fijan sobre láminas de papel pintado en colores oscuros. En la península Ibérica, la tradición mudéjar deja como herencia la técnica de la incrustación (que también recibe el nombre de taracea), que se aplicará al mobiliario hasta el siglo XVII. En documentos del siglo XIII aparece la técnica de la tarsia, que no es otra que un tipo de incrustación que tomó gran auge en el siglo XV en las regiones de Lombardía y el Véneto, y que consiste en embutir teselas poligonales de madera, hueso, metal o nácar en el soporte de madera. Las arquetas italianas con la representación tallada y pintada de temática corte-sana están decoradas con un punzonado característico. También se realizaron decoraciones en talla dejando la madera en blanco, sin otra decoración que el valor de la madera en sí misma.

Detalle de los motivos decorativos punzonados en el borde de los tableros de un arca cata-lana del siglo XV (España).

Detalle de la decoración pictórica de un arca gótica cata-lana del siglo XV. La pintura está aplicada directamente sobre el soporte sin ninguna capa de preparación.

Detalle de un cajón de la arqueta de la izquierda. Se aprecia el minucioso trabajo de marquetería incrustada.

Renacimiento

Durante el siglo XV se produjo en Italia la eclosión del Renacimiento. La revolución renacentista creó un estilo de mobiliario basado en las proporciones y la consistencia de los volúmenes, haciendo gala de una gran habilidad constructiva. En este período aparecen nuevos tipos de mobiliario: la mesa y la cama. La decoración también participa del espíritu clásico imperante en el momento. Sin duda, el mejor ejemplo es la utilización de la marquetería para plasmar trampantojos, paisajes y naturalezas muertas en perspectiva. El decorativismo invade el mobiliario y se diversifican las técnicas empleadas: dorado, pintado, pirograbado y punzonado (en arcones), aplicado de materias diferentes de las utilizadas hasta la fecha, como fragmentos de espejos… Durante esta época, se decoran numerosos muebles con una técnica denominada pastiglia, a medio camino entre la escultura y el dorado. Consistía en aplicar sobre la superficie de la made-ra una mezcla de yeso, polvo de mármol y huevo que se extendía sobre una tela previamente fijada sobre la madera, y sobre la que se modelaban motivos en relieve que luego se doraban.

Durante el siglo XVI, el mobiliario pierde el sentido de la proporción de la época anterior, y la superficie de los muebles aparece repleta de elementos arquitectónicos exagerados que les otorgan movimiento y claroscuros. Se usan ornamentos de molduras, columnas, entablamientos… que se potencian mediante el dorado y la policromía pintada.

Candelabro del siglo XVI. La madera lleva una capa de preparación, visible en las zonas donde falta la pintura.

Detalle de la tapa de un arca italiana del siglo XVI. La decoración, imitando pintura, está pirograbada.

Arqueta de reliquias del norte de Italia, del siglo XVI. Decorada mediante la aplicación de papel grabado y coloreado posteriormente. Este tipo de decoración se denomina Arte povera.

Arquilla del siglo XVI. Las incrustaciones que la decoran, de tradición mudéjar, están realizadas con filete y regruesos de boj y hueso.

Barroco

Durante este período aparecen nuevos tipos de mobiliario como la consola, la cómoda y el canterano. Los muebles pierden toda rigidez formal, en busca de efectos casi escenográficos, adaptando las mismas soluciones decorativas que la arquitectura. Aparece el gusto por las superficies completamente doradas, y gracias al comercio con países tropicales se extiende el empleo del ébano y otras maderas exóticas macizas y en chapa; con ellas se construirá mobiliario selecto y se decorarán superficies, respectivamente. La incrustación de piedras duras en muebles de ébano y la combinación de marquetería de ébano con marfil y otras maderas son algunas de las soluciones decorativas más utilizadas.

El estilo Luis XIV alcanza su máximo exponente con los trabajos de André-Charles Boulle. Boulle fue el primer ebanista que alcanzó reconocimiento universal, por sus trabajos para la Corona, la familia real y la aristocracia. Las marqueterías de Boulle son el resultado del perfeccionamiento de una técnica que ya se empleaba en Italia desde el siglo XVI; ésta se basa en utilizar elementos similares y a la vez contrastados entre sí. Por ejemplo, un motivo se plasma en bronce sobre concha de tortuga, por un lado, y por el otro el mismo motivo se plasma con concha de tortuga sobre bronce.

El estilo inglés William and Mary acusa la influencia de las técnicas decorativas holandesas y del repertorio del estilo Luis XIV. La decoración más utilizada era el chapeado de maderas, exóticas y europeas, formando motivos florales y guirnaldas.

Detalle de la parte interior de un bargueño español del siglo XVII. La decoración se consigue incrustando piezas de marfil pintadas posteriormente y mediante el dorado de la madera y de las pequeñas columnas de marfil.

Siglo XVIII

Con el estilo Rococó asistimos a la exageración de las decoraciones iniciadas durante la época barroca. La decoración es ahora recargada, profusamente dorada y policromada.

A mediados de este siglo se impone la moda de la laca, aunque ya desde el siglo anterior se habían empezado a importar muebles decorados con esta técnica. Se trata de un barniz impermeable que se obtiene de la savia del árbol de la laca, originario de China y Japón. Es un líquido de color gris susceptible de ser teñido, que se endurece en contacto con el aire y se aplica sobre el objeto dando varias capas, las cuales, una vez secas, se transforman en una costra dura y brillante. La laca fue imitada en Europa: en Inglaterra se fabricó el barniz Japan, empleado por el ebanista Chippendale; en Francia los lacadores oficiales del rey crearon un barniz que lleva su nombre, Martin; y en Venecia se utilizó la resina de enebro.

En el estilo Luis XV el gusto por las formas barrocas se atenúa. Aparece el tipo de cómoda tal como la conocemos en nuestros días. La decoración consiste en chapeados y marqueterías de maderas exóticas y aplicaciones de elementos de bronce dorado y paneles de laca.

El estilo Chippendale recibe su nombre del ebanista inglés Thomas Chippendale. Se caracteriza por el uso de la caoba maciza y las maderas satinadas. En la decoración, a diferencia del mobiliario francés, no se utilizan bronces dorados. La pintura y el dorado son las técnicas predominantes.

Detalle de un escritorio francés de finales del siglo XVIII. La policromía y la pátina del acabado intentan imitar los muebles lacados.

Espejo dorado, siglo XVIII.

Cómoda francesa de la primera mitad del siglo XVIII. El chapeado es de ébano y madera de rosal.

Respaldo de una silla popular estilo Luis XV, siglo XVIII. La policromía y el dorado realzan los motivos de talla.

Detalle de una arquilla oriental pintada con pigmentos minerales sobre una gruesa capa de preparación.

Pareja de columnas de retablo doradas del siglo XVIII. Los capiteles están decorados con dorados policromados.

Siglo XIX

El siglo XIX, junto con el XX, es con toda probabilidad el período en que se producen más rápidamente cambios drásticos en el mobiliario y su decoración. Se inicia en Europa la fabricación de muebles en serie, que requerirá soluciones decorativas específicas.

El Neoclasicismo pretende una vuelta a la antigüedad clásica y como resultado produce un mobiliario ligero, decorado con adornos metálicos inspirados en la tradición francesa, así como pinturas y marqueterías que representan escenas pictóricas. Los chapeados de maderas oscuras se combinan con detalles de talla dorados.

En Francia, el estilo Luis XVI adapta el gusto neoclásico, reduciendo las dimensiones del mobiliario. La madera de caoba, apenas la única utilizada, se deja a la vista y se limitan las aplicaciones de bronce. Se utiliza también la marquetería con elementos dorados.

El estilo Imperio se desarrolla en Francia, coincidiendo con el reinado de Napoleón. La decoración es similar a la del estilo Neoclásico, con mayor profusión de adornos de bronce dorado.

Los estilos Neogótico e Historicismo recogen el pensamiento imperante a mediados de siglo y lo plasman en el mobiliario. Comparten el ideal del retorno a la Edad Media, que es vista como un período de máximo esplendor, en oposición al clasicismo vigente. Las decoraciones parten de una reinterpretación de la arquitectura medieval, en la que se mezclan épocas y estilos. Las técnicas decorativas no difieren sustancialmente de las anteriores.

El Modernismo es el último gran estilo que tendrá repercusión en toda Europa. Recibirá diferentes denominaciones según el país: Art Nouveau en Francia y Bélgica, Modern Style en Inglaterra, Jugendstil en Alemania y Modernismo en la península Ibérica, sobre todo en Catalunya. Este movimiento se manifestó con especial fuerza en las artes llamadas mayores: pintura, escultura, literatura, arquitectura…; y también en las menores: mosaico, cerámica, ebanistería, tejidos, vidrio, forja… si bien esta denominación es errónea. La consecuencia lógica fue que unas tomaron ciertos aspectos de otras, de manera que el mobiliario pasó a decorarse de un modo innovador, pero trabajado con materiales tradicionales. Por ejemplo, el mueble modernista recibe aplicación pictórica cubierta con cristal, el chapeado comparte espacio con el mosaico, la marquetería emplea maderas, cristal y cerámica entre otros materiales, los metales pasan de ser meros contrapuntos a la decoración a formar parte constitutiva del mueble.

Escritorio de sobremesa francés del siglo XVIII, profusamente decorado con marquetería de estilo Boulle. Ésta se halla realizada con placas de marfil, zinc, madera y nacar.

Cómoda france-sa de finales del siglo XIX. Los cajones están lacados y enmarcados por made-ras chapeadas. Las restantes partes del mueble se hallan chapeadas.

Materiales y herramientas

En este capítulo se referencian y explican todos los materiales y herramientas necesarios para oficios y técnicas muy dispares que se emplean en la decoración sobre madera. Se han agrupado en función del proceso decorativo. En cada apartado se explican, en primer lugar, los materiales básicos y la preparación del soporte, y en segundo, las herramientas, los útiles y los procesos auxiliares.

La decoración pictórica, por su propia naturaleza y por la variedad de soluciones que implica el uso de diferentes materiales, es la que presenta mayor cantidad de materiales y herramientas. Existen algunos específicos que se emplean sólo para soluciones decorativas determinadas. Los procesos del dorado no requieren tanta variedad de materiales como la pintura, pero la utilización de ciertas materias (originales o sustituciones) determinarán, más que en ninguna otra técnica, la calidad de nuestro trabajo. El pirograbado y el punzonado son dos tipos de decoración muy sencilla donde sólo intervienen herramientas propias de cada una. La incrustación y la marquetería, aunque requieren técnicas y procesos diferentes, comparten algunos materiales básicos y gran parte de materiales auxiliares y herramientas. La decoración chapeada tiene puntos de contacto con la marquetería, siendo el material básico el mismo y las herramientas muy similares. El découpage es, con seguridad, el proceso que emplea los materiales y útiles básicos más dispares. Finalmente, los teñidos y los decolorados emplean materiales muy heterogéneos y útiles que facilitan su preparación y posterior aplicación.

Asimismo, en las próximas páginas se explica la composición y el uso correcto de cada uno de los materiales y herramientas, profundizando en sus particularidades y ofreciendo una visión global del material necesario para cada proceso técnico.

PINTURA

Para el pintado de la madera puede optarse por diversos procedimientos y técnicas. Los procedimientos pueden ser tradicionales y requerir materiales muy específicos, o modernos, para los que se usan materias preparadas de modo industrial.

Con independencia de cuál sea la técnica pictórica escogida para decorar la madera, habrá que contar con materiales y herramientas auxiliares para llevar a cabo trabajos como el diseño, la aplicación y los acabados, entre otros. Así pues, la relación de materias e instrumentos necesarios será, obviamente, muy amplia.

Preparación del soporte o imprimación

La madera es una materia porosa, lo cual puede constituir un inconveniente a la hora de intentar adherir la pintura sobre ella. Para solventar este aspecto, se prepara la madera, ya que será el soporte de todo el procedimiento pictórico posterior. Esto puede llevarse a cabo mediante métodos tradicionales o procesos industriales. En cualquier caso, la preparación o imprimación consistirá en aplicar una primera capa sobre la superficie que se desea decorar, para obturar los poros de la madera y asegurar la adherencia de las diversas capas de pintura.

Cola de conejo en placa (a), en gránulos (b), blanco de España o creta (c).

Imprimación tradicional

Consiste en la aplicación en caliente de una mezcla de cola de conejo con blanco de España.

Cola de conejo

Cola orgánica realizada a partir de la ebullición de pieles de conejo, que se usa una vez remojada y disuelta en agua caliente. Se comercializa en placas, granulada o incluso en polvo, dependiendo del fabricante y la composición. La mezcla para la imprimación será más o menos fuerte y adherente en función de la concentración de cola de conejo en agua.

Blanco de España

Carbonato cálcico finamente dividido. Se trata de un pigmento inerte, que permite el tinte y puede ser usado en imprimaciones o como carga (aumentando la masa) para otros pigmentos. Recibe diversas denominaciones, dependiendo de los yacimientos de carbonato cálcico o creta: blanco de España, de París, de Meudon o de Florencia.

Imprimaciones industriales

Son las que emplean diversos materiales que se comercializan ya preparados.

Gesso

Preparado compuesto por yeso, carbonato cálcico o similar y una emulsión plástica. Su aplicación da como resultado una imprimación con cuerpo. Se disuelve en agua.

Selladora acrílica

Es un preparado a base de la mezcla de diversos compuestos acrílicos y vinílicos procedentes de síntesis de materias plásticas. Se seca rápidamente y es soluble en agua.

Esmalte

Pintura fabricada a base de barnices oleosos sintéticos que permite un acabado liso y brillante. Su disolvente es el aguarrás. Al estar compuesto por bases oleosas, se denomina de procedimiento graso.

Gesso (a), selladora acrílica (b), esmalte mate blanco (c).

Materiales básicos

Pigmentos

Un pigmento es la materia coloreada a la que no se le ha añadido ningún aglutinante o vehículo, es decir, antes de formar la pintura. La pasta pictórica coloreada estará formada por un aglutinante (aceites, látex, caseína…) y un pigmento. Los pigmentos pueden ser orgánicos o inorgánicos, según la materia prima de su composición. Los orgánicos pueden ser naturales (procedentes del reino vegetal o animal) o sintéticos (las anilinas). Los inorgánicos pueden ser naturales (tierras) o artificiales (óxidos).

Pinturas al óleo

Son pinturas constituidas por pigmentos y aceite de linaza como aglutinante, que da como resultado una pasta pictórica de consistencia oleosa. Por este motivo recibe la denominación de procedimiento graso, en contraposición con los procedimientos que tienen al agua como disolvente. Los óleos poseen consistencias diferentes, según el pigmento que contienen: algunos son muy cubrientes y opacos y otros muy transparentes, con los que se consiguen veladuras. El secado, bastante lento, se efectúa de afuera hacia dentro, creando primero una capa exterior dura que va progresando. La adición de secativo de cobalto acelera el secado de este tipo de pinturas.

Carta de colores

La pintura con fines decorativos, independientemente de la técnica o procedimiento empleados, requiere una planificación previa que incluye escoger la gama cromática con la que se quiere trabajar. Para este fin, la carta de colores será un instrumento imprescindible. Cada marca comercial de pinturas tiene su propia carta de colores: un catálogo ordenado con muestras de colores con su correspondiente gama de tonos y matices.

Pigmentos en polvo.

Pinturas al óleo.

Cartas de colores.

Tintes.

Lápices.

Tintes

Son pastas pictóricas líquidas que contienen pigmentos solubles. Se usan para teñir pintura ya existente, variando o dándole color sin alterar las propiedades de ésta. De este modo, una pintura blanca brillante muy cubriente a la que se añade tinte de cualquier color seguirá teniendo las mismas propiedades en cuanto a brillo y poder cubriente. Su envejecimiento es más rápido que el de los pigmentos y su gama de colores menor.

Lápices

En ciertas ocasiones, puede interesarnos finalizar el decorado de la madera con otras técnicas diferentes del pintado. Los lápices de colores son un material auxiliar ideal para dibujar pequeños detalles sobre la pintura, para concretar zonas o motivos que requieren mayor precisión que las pinceladas, etc. Existen en el mercado diversos tipos de lápices, específicos para cada proceso: lápices de consistencia grasa, lápices tipo acuarela que al mojar el dibujo toman el aspecto de pintura…

Aglutinantes

Son sustancias que, mezcladas con los pigmentos, dan como resultado la pasta pictórica o pintura. La mezcla, por lo común, incorporará algún vehículo disolvente: agua, aguarrás, etc. Dependiendo del disolvente que incorpore o disuelva la pasta pictórica, se clasifican en: acuosos (cuyo disolvente es el agua) y grasos (el aguarrás, la esencia de trementina…).

Aglutinantes acuosos

Los principales son el látex, la caseína y los acrílicos.

• Látex: es una dispersión en agua de resinas sintéticas que tiene una apariencia lechosa. Seca rápidamente, proporcionando un acabado brillante y transparente.

• Caseína: sustancia proteica de la leche que se desprende al cuajarse y separarse de la parte líquida. Se usa en polvo, después de sufrir una transformación que la hace soluble en agua. Proporciona un acabado cubriente y mate.

• Acrílico: mezcla de diversos compuestos acrílicos y vinílicos procedentes de la síntesis de materiales plásticos. Existen dos tipos: los solubles en agua y los solubles en disolventes orgánicos. Los acrílicos tienen consistencia líquida, secan rápidamente y no amarillean con el tiempo, pero a diferencia del látex, la película final no es transparente.

• Cerveza como aglutinante: se prepara la pasta pictórica mezclando cerveza con pigmentos tipo tierras (es decir, óxido de hierro, sombra tostada o sombra natural); una vez seca, resulta muy resistente y del todo irreversible. Éste era el procedimiento empleado tradicionalmente para pintar grandes superficies de manera económica, imitando la madera y su veteado.

Aglutinantes grasos

Se emplean como tales el aceite de linaza y el barniz.

• Aceite de linaza: es el líquido que se obtiene del prensado de las semillas de lino trituradas. El aceite de mayor calidad es el que resulta del prensado en frío; en caliente, se consigue una variedad con más impurezas. Su secado es muy lento (entre 3 y 4 días) y se realiza desde la capa exterior hacia el interior, creándose primero una capa dura externa.

• Barniz: aparte de como protector final de la superficie pintada, también puede emplearse como aglutinante de pigmentos. Este uso permite aplicar el color en finas capas o películas que secan muy rápidamente, siendo, pues, indicado para conseguir veladuras.