Buscadora espiritual - Alejandra Stamateas - E-Book

Buscadora espiritual E-Book

Alejandra Stamateas

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Beschreibung

"La curiosidad es una de las características principales de los seres humanos, somos curiosos por naturaleza. Indagamos siempre, nos urge encontrar respuestas, no nos atrae la incertidumbre, nos molesta no tener el control de determinados eventos. Ese deseo de control nos lleva a buscar ese "algo" que sentimos que nos falta. Pero, cuando buscamos lo espiritual, ¿sabemos por dónde comenzar? Lo que todos buscamos volver a experimentar es lo que vivimos en la eternidad, antes de nacer en unión con el creador, la vida plena en el espíritu."

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TODOS LOS SERES HUMANOS ATRAVESAMOS ESTA VIDA BUSCANDO.

Buscamos un canal de salida para ver la luz; aunque estemos muy cómodos en el vientre de nuestra madre, seremos impulsados naturalmente a ir hacia el exterior y emerger a la vida del afuera.

Luego, buscamos desesperadamente el alimento en el pecho materno o en un biberón.

Buscamos nuestra identidad en la adolescencia para poder separarnos, para tomar una distancia emocional de nuestros padres, y para reconocernos como seres únicos.

Buscamos una orientación de vida: qué carrera estudiar, qué profesión ejercer, qué tipo de trabajo tener.

Buscamos el amor. Algunos buscamos formar una pareja para juntos trascender y otros, además, queremos, a través de esa unión, tener hijos. Las parejas hemos escuchado tantas veces frases como: “¿Están buscando tener hijos?”.

Buscamos deseos que tenemos en nuestro interior y que se nos presentan en el exterior: ese producto de moda, esa última invención que nos traerá más comodidad o alegría, ese cuerpo perfecto que nos hará deseables.

En definitiva, nos pasamos la vida buscando.

La curiosidad es una de las características principales del ser humano, somos curiosos por naturaleza. Investigamos asiduamente y nos urge encontrar respuestas; no nos agrada la incertidumbre, nos molesta la sensación de no poder controlar ciertos eventos en nuestra vida. Y ese mismo deseo de control nos lleva a buscar ese “algo” que sentimos que nos falta.

Dentro de esa búsqueda, ¿habrá una inclinación hacia la búsqueda espiritual?

¿Será que todos los seres humanos estamos también en una búsqueda espiritual?

¿Será que esa búsqueda es un interés de algunos o será un interés universal del que no podemos escapar?

Creo, a mi entender, que todos de alguna manera buscamos volver a experimentar lo que vivimos en la eternidad, la unión con Dios, esa vida en el espíritu que teníamos desde antes de nacer.

Ahora bien, cuando buscamos lo espiritual, ¿sabemos por dónde comenzar la búsqueda?

Hay una creencia popular que supone que la persona que se dedica a cultivar la vida espiritual o a comenzar con una búsqueda en esta área es porque llegó a determinada edad en la que logró todo, pero esto no la satisface, o no alcanzó sus metas (y como se siente frustrada) entonces va en búsqueda de lo espiritual. Sin embargo, la vida espiritual es para todos. Es común ver personas que dan sus testimonios y también siguiendo a tal o cual gurú, técnica o acción con tinte espirituoso, cambiaron su manera de ver y encarar la vida. Otras personas creen que antes de acercarnos a lo espiritual tenemos que “vivir la vida” –lo más terrenalmente posible, por cierto–. Pero hoy sabemos que esta búsqueda no responde a una edad cronológica, sino a todo aquel que esté abierto a recibir en cada etapa lo que necesita.

Este libro no pretende ser una guía teórica, sino una experiencia espiritual que nos sirva no solo para buscar, sino para encontrar y vivir esa profundidad espiritual, y que esta dure para toda la vida, sin importar la edad, las vivencias, los éxitos o fracasos, la religión o la filosofía que practiquemos.

Imaginemos que queremos llegar a una ciudad en la costa del Mediterráneo en la que soñamos disfrutar del verano. No disponemos de un mapa para ir, pero tenemos frente a nosotros varios caminos que podemos transitar. ¿Hay varios senderos que nos lleven específicamente al destino que anhelamos? Esta es la pregunta fundamental aquí, porque si el destino es uno y hay varios caminos, puede ser que:

a. Cualquier camino nos lleve a destino.

b. Solo un camino es el correcto, por lo que nuestro objetivo en la vida será encontrarlo.

Recordemos: no todos los caminos nos llevan a Roma.

Todos parecen correctos, todos presentan aventuras, desafíos, momentos plenos, salud, alegría, encantos, pero tenemos preguntas:

¿Cualquiera de ellos nos llevará al espíritu?

¿Qué es lo que alimenta el espíritu y lo sacia verdaderamente?

¿Pueden nuestra sed y nuestra hambre espiritual ser saciadas recorriendo cualquiera de los caminos que se nos ofrecen?

Cada camino propone un desafío diferente, pero no todos nos llevan a la llenura de ese espacio vacío que es el espíritu.

Hay caminos que parece que nos transportan a destino, pero solo nos acercan a un paisaje similar al de la playa a la que soñamos ir, pero no son la playa.

Este libro vino a tu vida para liberarte del gobierno de las emociones de manera que puedas trascenderlas e ir más allá. Si estás leyéndolo es porque eres un buscador o buscadora espiritual; entonces, este libro te ayudará a hallar lo que estás buscando. Y ciertamente lo encontrarás, porque mientras busques, habrá alguien que te estará buscando. Ese encuentro derivará en una unión que durará por siempre y saciará tu anhelo de búsqueda. ¡El buscador se encontrará con lo buscado!

Comencemos la búsqueda. Vamos a iniciarla bajo una premisa: buscamos porque nos buscaron primero.

Alguien en este universo espiritual busca acercarse y, entonces, suelta sobre nosotros un deseo de encuentro mutuo. Él es el creador uniéndose con lo creado. Hay una actitud proactiva del creador para lograr esa unión perdida y dar vida desde el espíritu.

En determinados momentos de nuestra vida, ese deseo es consciente, mientras que, en otros, está encubierto por algún tipo de búsqueda falsa que reemplaza a la verdadera búsqueda espiritual. Como decíamos al comienzo, solemos volcar nuestra necesidad interna en conseguir un título, un cargo de jerarquía, un destino importante, un nombre popularmente conocido, es decir, vamos tras la construcción de pilares sobre los cuales sostener nuestra vida. Esa búsqueda es el resultado de una sensación que todos los seres humanos experimentamos en alguna etapa, el “vacío interno” que, como mencionamos antes, con otras búsquedas no se logra llenar.

Seguramente leas este libro por capítulos o por partes, ya que este es un ejemplar para experimentar. Está lleno de experiencias y necesitas detenerte para realizarlas. Hasta que no lo experimentes, no sigas. Date tiempo. La riqueza está en hacer cada ejercicio y no apurarte. Disfrútalo. Saboréalo. Cada día, cuando comiences a vivirlo vas a querer experimentar un poco más la búsqueda que te ofrece cada sección. No es un libro para leer de corrido, sino para hacer la experiencia. Cada capítulo te atraerá a más profundidad.

EJERCICIO N.° 1

Describe si alguna vez experimentaste algo parecido a un vacío interno.

¿Qué explicación le diste a ese vacío?

¿Qué explicación te dieron al respecto?

¿Cómo intentaste llenarlo?

CAMINOS DEL ALMA

Para iniciar la búsqueda primero necesitamos hacer una diferencia fundamental entre lo que llamamos cuerpo, alma y espíritu, las tres partes que conforman nuestro ser. En la escuela nos enseñan que los seres humanos estamos formados por:

Cuerpo: lo externo, lo visible y lo palpable.

Alma: lo interno, lo que no se ve, pero está compuesto por la mente, la voluntad y las emociones, elementos que suelen gobernar nuestra vida.

Espíritu: la parte más profunda de nuestro ser que fue creada como un espacio para albergar la vida divina, pero que al momento de nacer está vacío.

Si te preguntara: “¿Dónde buscas ayuda cuando te enfermas?”, seguramente me responderías: “En el médico”. Y así es, solemos ir al médico cuando tenemos algún malestar en el cuerpo. El profesional adecuado nos hará estudios y, luego, nos dará la medicación o el tratamiento correspondiente para que nuestro organismo se recupere y podamos sentirnos bien.

Cuando atravesamos una crisis emocional, generalmente, recurrimos a ese amigo entrañable que nos ayuda a desahogarnos, al psicólogo, para que nos guíe hasta dilucidar qué es lo que nos pasa o a un psiquiatra –si consideramos que lo que nos ocurre es más complicado–. Ellos nos darán el mejor consejo o tratamiento para sanar el dolor emocional.

EJERCICIO N.° 2

Nombra a tres personas importantes de tu vida.

Nombre de tu médico de cabecera, si lo tienes.

Nombre de un profesional de la salud emocional.

Nombre de alguna persona a la que recurres cuando tienes un problema en el alma (mente, voluntad y emociones).

Pero ¿a quién recurrimos cuando tenemos un problema en el espíritu? A un sacerdote, a un pastor, a un imán, a un rabino, a un chamán, a un brujo. En definitiva, a alguien que nos muestre y nos guíe hacia un lugar que está más allá del alma y del cuerpo. Buscamos el misterio. Es fácil reconocer un dolor en el cuerpo, también es fácil reconocer un dolor en el alma, pero no siempre nos resulta fácil reconocerlo en el espíritu.

¿Cómo nos damos cuenta de que esa sensación de vacío que sentimos es espiritual?

Porque no se puede llenar con nada de lo que probamos o intentamos.

¡Atención! Es nuestro espíritu quien hace que nuestro cuerpo y nuestra alma (mente, voluntad y emociones) tengan vida. Cuando fuimos creados, primeramente, se formó nuestro cuerpo (carne), luego el alma y, por último, fue soplado sobre estos dos el espíritu. A partir de ese “soplo”, el alma y el cuerpo comenzaron a vivir (para conocer más puedes leer el comienzo de la creación en el Génesis). Por tal motivo, el espíritu que está en nosotros y que es nuestra parte más profunda, también es la más importante. A este le sigue el alma y, por último, el cuerpo, que también se conoce como “la parte más baja de nuestro ser”.

Ahora, vamos a presentarte al médico del espíritu.

En no pocas ocasiones, sentimos dolor en el espíritu. Es un dolor difícil de describir, se muestra como un malestar interior, un no saber qué nos pasa, sentimos que no estamos llenos o satisfechos en esta vida, aun en algunos casos a pesar de tener todo lo que necesitamos. Aunque nada lo haya activado, experimentamos un desconsuelo profundo que nos lleva a contemplar nuestra vida –o la vida de otros–, la naturaleza que nos rodea, la maravilla de todo lo creado y decir: “¿Y quién creó todo este universo tan perfecto como una pieza de relojería?”. Otras veces, la vida nos pone frente a una enfermedad, una catástrofe natural, una pandemia no imaginada en la tierra. De pronto, aparece aquello que no podemos manejar. Pasamos a un ámbito desconocido porque nunca antes manejamos algo así. Nunca antes tuvimos respuestas para estas situaciones. Entonces, comenzamos a preguntarnos: ¿hasta acá llegó todo?, ¿esto es todo en la vida?, ¿es todo esto la vida? Lo que no podemos controlar nos hace ver nuestra propia impotencia, nuestra vulnerabilidad. No somos omnipotentes como pensábamos. Entonces comienzan los interrogantes, nos enfrentamos a un límite.

El dolor producido por estas vivencias necesita del médico y creador del espíritu, del especialista espiritual. Pero ¿quién es? Te lo presento, a partir de ahora lo llamaremos Zoe.

Zoe es el especialista espiritual.

En griego, la palabra Zoe significa vida de Dios. De ahora en más, en estas páginas, vamos a hablar de Zoe para referirnos al que habita en el espíritu, a esa vida que da vida y que nos fue soplada. Ese espacio está vacío de la vida Zoe