Camgirl - La Trilogía Completa - Lisa Vild - E-Book

Camgirl - La Trilogía Completa E-Book

Lisa Vild

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  • Herausgeber: LUST
  • Kategorie: Erotik
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2020
Beschreibung

'Camgirl – La Trilogía Completa' es la historia completa sobre Elisa, una joven explorando los limites de su sexualidad.Camgirl:Elisa necesita dinero con desesperación. Por eso decide hacer algo que, bajo otras circunstancias, no hubiera hecho jamás; algo que está muy mal. Cierra las persianas, enciende su laptop y deja caer sus ropas al piso, prenda a prenda. Se desnuda por completo y aunque sabe que lo que está haciendo está mal, nunca se sintió tan bien. Sugar Girl:Ha pasado un año desde que Elisa empezó a trabajar como camgirl. Conoce a un hombre mayor en línea que promete darle todo lo que pudiera desear a cambio de una sola cosa: su compañía. El verano de Elisa como sugar baby está lleno de cenas elegantes, ropas costosas, viajes y lo más importante: es una extensión de su despertar sexual. Pero cuando Elisa se topa con un antiguo novio, todo llega a un punto de inflexión y se ve obligada a tomar una decisión.Show Girl:Elisa ha pasado los últimos dos veranos explorando su sexualidad y conociéndose a sí misma. La tercera es la vencida, y durante un tercer verano da el paso final en su viaje de auto descubrimiento, justo después de graduarse como trabajadora social. Elisa se abre paso en el mundo del espectáculo como bailarina en un club burlesco. Bajo la luz de los reflectores, ella cobra vida, y luego de que el espectáculo termina, alcanza nuevos niveles de placer junto a sus nuevas amigas.... La realidad se siente distante; pero, una noche, cuando llama a su puerta, Elisa debe tomar una decisión. ¿Seguirá mintiéndole a su familia, a sus amigos y a sí misma?-

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Seitenzahl: 95

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Lisa Vild

Camgirl - La Trilogía Completa

 

LUST

Camgirl - La Trilogía Completa

Original title:

Camgirl – Sugargirl – Showgirl

Translated by LUST

Cover image: Shutterstock Copyright © 2020 Lisa Vild and LUST, an imprint of SAGA Egmont, Copenhagen All rights reserved ISBN: 9788726620368

 

E-book edition, 2020 Format: EPUB 2.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

Camgirl

Los amigos y familia de Elisa la describirían como una mujer inteligente, responsable y madura. Ella quiere creerles y nunca le da a nadie motivos para cuestionar esa etiqueta, sólo a ella misma. El asunto es que, una persona responsable y madura hubiera sido capaz de planificar a futuro para resolver su tema laboral y conseguir un trabajo de verano. Una persona inteligente nunca hubiera terminado en la situación actual de Elisa: estudiante desempleada, al final del semestre, con muy poco dinero en el banco y con el verano aproximándose con la velocidad de una ola del mar. Necesita dinero y lo necesita ya.

—¿Vienes a almorzar? ¡Tenemos que celebrar! —La sonrisa de Josephine es tan amplia que sus dientes sobresalen a sus labios pulposos. Es el último día del semestre de primavera y la universidad pronto quedará vacía. Los estudiantes corren hacia el calor del verano, felices de ser libres finalmente. Elisa ocupa su tiempo recogiendo bolígrafos y papeles dispersos sobre su escritorio. Por un lado, sólo quiere salir a almorzar con Josephine y el resto del grupo. O a un café. O al pub. Quiere ir con ellos y olvidarse de la ansiedad que crece dentro de ella. Por otro lado, su ansiedad es justamente lo que la detiene. Tiene muchos motivos para estar nerviosa. No puede pagar ninguna de esas cosas; ni siquiera puede pagar su renta.

—No, lo siento, no puedo hoy tampoco —responde.

—Ya no haces nada —protesta Josephine y pone cara de amargada. Aunque los ojos de Josephine sonríen, algo dentro de Elisa duele cuando escucha la queja de su amiga. No, ya no puede socializar, no si significa gastar dinero. ¿Cómo le dices a tus amigos una cosa como esa evitando el bochorno?

—Lo siento, tengo... —comienza Elisa, pero nota que Josephine ya no le presta atención, sino al resto de sus amigos— ... una cosa. Los ve irse del salón y antes de que se pueda dar cuenta, es la única que queda. Por unos segundos, el tiempo parece detenido. Puede sentir el sonido de la risa y voces desvaneciéndose y de pronto se siente más sola que nunca. Rápidamente recoge el resto de los papeles y los mete dentro de su mochila verde militar.

—¡Espera! —Elisa corre por la puerta hacia las escaleras de mármol oscuro. Sus zapatos de tacón bajo hacen eco mientras corre escaleras abajo. Al llegar al pie de la escalera, Josephine, Anna, Joel y Maria giran sorprendidos. Todos sonríen cuando notan que Elisa corre hacia ellos—. Voy, el lavado de ropa puede esperar.

Más tarde esa noche, cuando llega a su pequeño departamento, se sienta y llora. Ola tras ola de ansiedad brutal la golpea mientras piensa en el dinero que gastó, dinero que no tiene. Su teléfono vibra en el bolsillo y espera que se silencie antes de mirar la pantalla. Tiene otra llamada perdida de su madre. La tercera del día. Sus ojos se llenan de lágrimas nuevamente. Mañana tendrá que llamarla y explicarle que no ha conseguido un trabajo, que su cuenta de ahorros está vacía y que no puede quedarse en el departamento porque no lo puede pagar. Tendrá que mudarse de vuelta a lo de sus padres. Será el mayor fracaso de su familia.

El sentimiento de desasosiego es reemplazado por el de rabia y se lanza sobre la cama y abre su portátil. Escribe con rabia cómo hacer dinero fácil en el buscador de Google. Por una hora, explora varias páginas y artículos, pero ninguno de los consejos que encuentra pagarán su renta. Recorre los resultados uno a uno, pero no encuentra nada interesante. Está a punto de rendirse, tomar su teléfono y llamar a su madre, cuando ve que algo se mueve en el margen de su explorador. Es una propaganda con una hermosa mujer que se desnuda mientras se toca. Las palabras Compra un show privado titila sobre la imagen. Elisa frunce el ceño y mira la imagen. La realidad la golpea. Cierra todas las ventanas que tenía abiertas y comienza una nueva búsqueda. Googlea cómo convertirse en una camgirl e inmediatamente encuentra miles de foros en línea donde se discute sobre el fenómeno de las camgirl. Luego de un rato, encuentra un foro donde una mujer dice que ha hecho mucho dinero como camgirl.

La discusión es larga y llena de trolls, pero hay algo de la historia de esta mujer que le interesa. Lee todos los comentarios y absorbe la información. Luego de otra hora leyendo, deja la pantalla y mira por la ventana hacia la cansada ciudad estudiantil que nunca había estado tan vacía. La mayoría de sus compañeros de clase ya se fueron a casa por el verano. Algunos de ellos trabajan y otros visitan a sus padres para descansar para el próximo semestre. La ciudad le devuelve la mirada y ella intenta imaginar lo que ve. ¿Desasosiego? ¿Fracaso? Al menos eso es lo que ella ve en sí misma.

Mira la pantalla y lee el comentario de la mujer otra vez. Suena tan simple según lo que ella cuenta. «¡De hecho es divertido de verdad! Llego al orgasmo al mismo tiempo que hago dinero. Es como mezclar negocios con placer. Algunas veces ni siquiera tengo que sacarme la ropa, muchos de ellos sólo buscan compañía y están dispuestos a pagar por ella. ¡Adelante, chicas! No se arrepentirán».Elisa mira a la nada e intenta recordar la última vez que tuvo un orgasmo. No recuerda ni si alguna vez estuvo cerca, o si siquiera lo intentó. La masturbación no va con Elisa, simplemente no es importante para ella. Su cuerpo está inexplorado y si fuera por ella, permanecería así. Intenta imaginar cómo sería desvestirse frente a extraños y el solo pensamiento la hace estremecer. Ni siquiera puede verse a ella ni a su cuerpo como sensual, como algo que podría brindar placer.

La mujer del foro incluyó un par de enlaces a diferentes salas de chateo donde ha sido activa y Elisa apunta con el mouse a uno de ellos y se detiene. Lo hace más que nada como diversión. Al menos para empezar con algo. Luego se da cuenta de que realmente no tiene otra opción. Sus opciones son volver a la casa de sus padres con el rabo entre las patas o morder la bala. Todo lo que tiene que hacer es iniciar su Mac, loguearse en la sala de chateo un par de días a la semana y sacarse la ropa, una a una, frente a ojos hambrientos. Tiene que desvestirse de todos modos y no es que sea una virgen. El solo pensamiento la hace sonrojar. Se pasa la lengua por los labios y traga saliva.

Han pasado tres meses desde que Víctor la dejó luego de seis años juntos. Él había sido su primer y única pareja sexual. Ella estaba segura de que estarían juntos para siempre, y ese pensamiento la había hecho sentir bien y segura. Por eso, había sido un shock cuando una noche le dijo que había conocido a alguien más. Cuando le preguntó por qué, él respondió que no se sentía amado, que no se sentía sexy y que no se sentía satisfecho. Le dijo que ella ya no quería tener sexo. Cuando ella intentó discutir, él se limitó a sacudir la cabeza y decir:

—¿Sabes cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que lo hicimos? ¿O cuándo fue la última vez que me tocaste? Esto no funciona, Elisa.

Tenía razón, no funcionaba. A ella ni siquiera le gustaba el sexo. Cada vez que él la había tocado o intentado besar durante el último tiempo que estuvieron juntos, ella se había escapado rápidamente y excusado con dolores de cabeza o cansancio. El sexo no significaba nada para ella: es algo que tienes que soportar en ocasiones especiales o cumpleaños porque es algo esperado, es una obligación molesta.

Elisa sacude su cabeza como intentando ahuyentar la sensación punzante en sus ojos y su garganta. Sería dinero fácil. Se acostumbraría y nadie tendría que enterarse de su fracaso para conseguir un trabajo de verano, o de cómo todos sus ahorros se habían esfumado en fiestas salvajes de estudiantes e incontables tazas de café en la cafetería de la universidad. Tendría que trabajar durante un mes para hacer la misma cantidad de dinero que haría con un par de noches como camgirl y, si lo hiciera, sus padres no tendrían que enviarle dinero o mensajes de preocupación. Es una mujer adulta, razonable, fuerte e independiente y quiere que todos vean —o al menos piensen— que puede cuidarse a sí misma. Así que, cuando la noche se apodera de la ciudad, decide darle una oportunidad a esta idea y hace clic en el enlace para crear su perfil.

La primera vez fue atemorizante. Se sintió completamente mal; estaba mal. Cuando se vistió esa mañana, no tenía idea de que, más tarde esa noche, se desvestiría frente a todo el mundo. Llevaba puesto unos jeans negros ajustados, una camiseta gastada con un par de manchas de algo poco saludable que se había puesto en la cara más temprano. Sus ropas se ajustaban a su cuerpo delgado y acentuaban sus caderas. Sus pechos son demasiado chicos para necesitar un sostén y sus suaves pezones se endurecen todo el tiempo bajo su camiseta cuando la tela frota contra su piel pecosa.

Pasó la mañana buscando alguna máscara que cubriera su cara. Había leído que muchas de las chicas cubren sus rostros para permanecer anónimas. Elisa pensaba que era muy importante que no la reconocieran. Los rumores corren rápidamente en una pequeña ciudad universitaria y ¿qué pasaría si los rumores llegasen a sus amigos o familia? Buscó la máscara correcta por horas hasta que finalmente encontró una negra de cartón. Era como de un gato. La máscara cubría la mitad de su cara, desde la parte superior de su cabeza hasta su nariz, y tenía agujeros para los ojos y las narinas. Sus labios y su barbilla puntiaguda quedaban visibles. Sería perfecta. Cuando estaba a punto de pagar, el hombre en la caja le sonrió y le preguntó si iba a una fiesta de disfraces. Elisa asintió rápidamente y dejó la tienda sonrojada y mirando al piso.

Cuando inicia su computadora esa noche y cierra las persianas, lo hace con el corazón en la garganta. Se recuerda que tiene el control para borrar los miles de temores que rondan su cabeza. Al menos eso es lo que quiere pensar. Todo lo que tiene que hacer es iniciar la computadora, loguearse y comenzar  El resto lo verá después, sobre la marcha. Piensa en lo que podría tener que hacer y se le estruja el estómago. ¿Qué pasa si no puede hacerlo? En ese caso, al menos lo habrá intentado, piensa. Respira hondo y hace clic en el botón.