China: hacia la modernización integral - Eduardo Regalado Florido - E-Book

China: hacia la modernización integral E-Book

Eduardo Regalado Florido

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Beschreibung

Este libro realiza un diagnóstico de las principales variables que determinan las dinámicas del país. El estudio se caracteriza por un análisis balanceado, que aporta elementos para proyectar futuros escenarios del país.

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Seitenzahl: 249

Veröffentlichungsjahr: 2023

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Edición, corrección, Maquetación y diseño: Jadier I. Martínez Rodríguez

© Eduardo Regalado Florido

Elda Molina Díaz, 2023

© Centro de Investigaciones de Política Internacional, CIPI

© Sobre la presente edición:

Ruth Casa Editorial, 2023

Todos los derechos reservados

ISBN: 9789962740391

Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio, sin la autorización de Ruth Casa Editorial. Todos los derechos de autor reservados en todos los idiomas. Derechos reservados conforme a la ley.

Ruth Casa Editorial Calle 38 y Ave. Cuba,

Edif. Los Cristales, Oficina no. 6

Apdo. 2235, Zona 9A, Panamá

www.ruthtienda.com

www.ruthcasaeditorial.com

[email protected]

Sinopsis

El libro China: Hacia la Modernización Integral. Una perspectiva desde Cuba. realiza un diagnóstico de las principales variables que determinan la dinámica económica, política, social, tecnológica, matriz energética, medioambiental y de seguridad del país. El estudio se caracteriza por un análisis balanceado, en el que aparecen los principales logros, potencialidades y retos que enfrenta la nación. Además, el texto aporta elementos necesarios para poder proyectar futuros escenarios del país.

Datos de los autores

Eduardo Regalado Florido, (1957). Lic. en Educación en la especialidad de Geografía (1981), MSc. Economía Mundial (U.H.) Investigador Auxiliar, jefe del proyecto de investigación sobre Asia y Oceanía del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), MINREX. Imparte conferencias sobre Asia y China en diversas instituciones y universidades. Es coautor del libro “El Despertar del Dragón, la Reforma Económica de China” y es coordinador y autor del libro “China y sus relaciones internacionales”. Ha publicado artículos sobre Asia y China en revistas nacionales y extranjeras.

Elda Molina Díaz, (1962); Licenciada en Economía del Comercio exterior (U.H.) Dra.; Investigadora Titular; Investigadora del Centro de Investigaciones de Economía Internacional, UH. Se especializa en temas relacionado con las finanzas internacionales. Impacte docencia de pregrado y postgrado sobre finanzas internacionales. Sus trabajos han sido publicados en revistas especializadas y libros, tanto en Cuba como en el exterior. Es presidenta del Consejo Científico del CIEI y directora de su revista “Revista Cubana de Economía Internacional.

ÍNDICE

Página legal

Sinopsis

Datos de los autores

Prólogo

China: balance económico en 2022

Situación socioeconómica de China 2018–2022: logros y desafíos

Ciencia y tecnología en China en el período 2018–2022.

El sector energético de China en el período 2018–2022.

Medio Ambiente en China: Impactos y respuestas del Partido y gobierno.

Diagnóstico de la situación político-social: modernización integral del sistema político de china (Documento de trabajo).

Diagnóstico de la situación político-social: claves de la gobernabilidad (Documento de trabajo).

Papel de los medios dentro de la política internacional china. La Ruta Digital dentro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

La defensa y la seguridad en la República Popular de China.

Prólogo

El texto China: Hacia la Modernización Integral. Una perspectiva desde Cuba, constituye un loable esfuerzo de análisis sobre varios de los elementos centrales que tipifican el desempeño económico, político, social e institucional de la República Popular China en los años recientes. Elaborado por un destacado colectivo de autores en el campo de los estudios de la economía, política, ciencia y tecnología; y las relaciones internacionales, pertenecientes a disímiles instituciones académicas cubanas, este libro resulta de particular importancia para la actualización de los conocimientos y las visiones que sobre China y su papel en el mundo tienen los académicos e instituciones cubanas.

La obra se estructura en 9 capítulos, que en general abordan —desde diferentes aristas— la trayectoria más reciente y los desafíos que enfrenta China en cinco áreas o sectores: a) economía y sociedad; b) sociedad y política; c) ciencia, tecnología y medio ambiente; d) medios y política internacional; y e) seguridad y defensa.

Dentro del primer grupo, se encuentran 2 artículos. El elaborado por Elda Molina Díaz y Eduardo Regalado Florido, hace una síntesis analítica del comportamiento de las principales variables económicas en el gigante asiático durante los últimos 3 años, resaltando que si bien se ha presentado una perceptible desaceleración de los ritmos de actividad económica, y se observan ciertos desequilibrios y la agudización de algunos problemas que venían manifestándose desde antes de la pandemia; la economía ha continuado creciendo, ha mantenido —dentro de ciertos rangos— la estabilidad macroeconómica y constituye una de las naciones líderes y más dinámicas en los flujos internaciones de comercio y finanzas. En la explicación que ofrecen los autores, resulta destacable la incorporación del impacto de las variables de naturaleza interna y externa; tanto de la dinámica económica reciente, como de las perspectivas a futuro de la segunda economía del mundo.

Por su parte, Luis R. Fernández Tabío, en su capítulo “Logros y desafíos que se derivan de la situación socioeconómica de China en el período 2018-2022”, resalta el análisis en lo que el autor denomina “el ajuste” realizado por el liderazgo político del país en su estrategia para el logro de sus objetivos, a partir de la identificación de las particularidades del actual “momento histórico”. En tal sentido, se resumen algunas de las decisiones adoptadas en el xx Congreso del Partido Comunista Chino, realizado a finales de 2022, de las que se derivaron los lineamientos generales y los propósitos socioeconómicos a partir de 2023. A lo largo del análisis se concluye que —efectivamente— el balance de la situación socio económica de China a inicios de la tercera década del siglo xxi es positivo en un escenario de grandes retos internos por las transformaciones en el patrón de acumulación y el cambio de una economía centrada en el mercado externo, a una economía con mayor peso en el mercado interno. Al mismo tiempo, reconoce que distintos estudios han mostrado niveles de desigualdad socioeconómica reflejados en términos de educación, salud y afectaciones a las condiciones de vida por deterioro al medio ambiente, problemas demográficos debido al envejecimiento de la población y la fuerza de trabajo, y los asociados a los flujos migratorios internos y externos, que pudieran —bajo ciertas condiciones— generar tensiones sociales.

En cuanto a la dimensión de ciencia, tecnología y medioambiente, en este volumen hay tres capítulos que estudian aristas muy relevantes vinculadas a esta dimensión del desarrollo. En primer lugar, el trabajo de Juan Miguel González Peña sobre la ciencia y la tecnología en China en el período 2018–2022; parte de reconocer que, dada su experiencia histórica, el retorno de China al centro del sistema internacional sólo es posible si la nación se ubica en la vanguardia de las revoluciones en la ciencia, la tecnología y la innovación. Después de un análisis detallado sobre los avances registrados por la RPCh en cuanto a ciencia y tecnología —y también los desafíos por delante—, el autor concluye que la última década materializó un rápido progreso de China en indicadores que son reflejo de una significativa mejora en la calidad de la innovación, pero dicho desarrollo se enmarca en la creciente rivalidad, competencia o confrontación que enfrenta China con las grandes potencias establecidas en el sistema internacional, determinada de manera transversal por disputas geopolíticas, geoeconómicas y geoestratégicas en el sector tecnológico y la innovación.

En el otro artículo aquí incluido de Juan Miguel González, se analizan los cambios y perspectivas del estratégico sector energético de China, también para el período 2018–2022. En el mismo se apunta que China se ha convertido en el mayor productor y consumidor de energía del mundo y dadas sus necesidades, el país mantiene una muy alta proporción de importaciones de petróleo y gas. La RPCh tiene dentro de sus prioridades la reforma de su sector energético, lo que supone transformar las formas de consumo de energía, construir un sistema de suministro energético limpio y diversificado, aplicar la innovación en la modificación de su sistema energético y potenciar la cooperación internacional en este sector. El plan adoptado al respecto en marzo de 2022 tiene como propósitos: alcanzar el punto máximo de emisión de carbono antes de 2030 y ser carbono neutral antes de 2060; y el mismo proyecta que en 2025 las fuentes de energía no fósiles representen en torno al 39 % de la producción y al 20 % del consumo de electricidad. No obstante, este proceso no ha estado exento de problemas, como lo demostró la crisis experimentada en 2021, con cortes de electricidad durante períodos prolongados incluso en zonas urbanas, que se originó por una confluencia de factores, como el aumento de la demanda y el recorte de la producción de carbón en respuesta a las políticas de reducción de la intensidad energética. Esta situación visibilizó, y puso nuevamente en el debate nacional, la necesidad de que el país alcance un mejor equilibrio entre seguridad energética, y transición hacia un patrón energético, basado en fuentes sostenibles y renovables de energía.

Por su parte, Ruvislei González Sáez estudia los temas medio-ambientales y las respuestas a los mismos por parte del partido y el gobierno de la RPCh. Como parte del proceso de reforma y transformación económica emprendida por el país en los últimos 50 años —incluyendo un alto nivel de industrialización—, se han registrado severos daños ambientales con repercusiones nacionales y regionales. Al comparar las emisiones de CO2 per cápita por parte de la nación asiática, se observa una tendencia al alza en los últimos años, sobrepasando a la Unión Europea, Reino Unido, Sudáfrica y también al promedio del mundo; pero inferiores a las emisiones per cápita de los Estados Unidos y de Canadá. La respuesta del PCCh y del gobierno a estos problemas, así como una mayor conciencia ambiental y las fuertes inversiones realizadas durante la última década, han producido resultados positivos: la calidad del aire ha mejorado, la calidad del agua superficial siguió restableciéndose, y el país ha reducido las importaciones de residuos sólidos. Por otra parte, la estructura energética del país también ha mejorado: el porcentaje de energía total producida por el carbón se redujo de 72,4 % a 55,7 %, mientras que las energías no fósiles aumentaron de 7,4 % a 15,3 % entre 2005 y 2019. La protección ambiental vigorosa ha inyectado impulso en los sectores relacionados, se ha incorporado paulatinamente el paradigma de la economía circular a la gestión de los recursos, y además el país estableció un mecanismo nacional de financiación ecológica, y ayudó de manera importante a impulsar la financiación verde, de tal forma que se incluyera en la agenda del G-20.

Respecto a los temas vinculados a la sociedad y la política en China, este libro incluye dos importantes artículos. En su trabajo, José Luis Robaina García aborda las disímiles variables a considerar en lo que él denomina “proceso tendente a la modernización integral del sistema político de China”. En tal sentido, señala que en el seno de la dirección del PCCh hay evidente comprensión de que este debe mantener ampliamente la hegemonía gobernante, pero que como parte de las transformaciones económicas y sociales que han tenido lugar en el país, existen fuerzas internas de muy disimiles matices; las que, aunque dispersas y no articuladas, coexisten con realidades socio-clasistas nuevas y fenómenos propios de las mismas. Un factor asociado a lo anterior se deriva de que, en la sociedad china, subsisten agudos problemas de desigualdad social entre multimillonarios, ricos y pobres; y se mantienen abismales diferencias entre las prósperas regiones del Este, especialmente las costeras y las más atrasadas del Oeste y entre sectores, caldo de cultivo eventual de conflictos. Para fortalecer y modernizar el sistema político, las autoridades promueven actualmente el concepto de democracia popular en todo el proceso; el que comprende un conjunto de sistemas, procedimientos, legislaciones, mecanismos múltiples de participación popular, y amplias vías de control y supervisión.

Por su parte, el artículo de Elizabeth Valdés-Miranda Fernández analiza algunos temas claves asociados a la gobernabilidad en la China de hoy. Comienza explicitando que China vive un momento crucial de la reforma, caracterizado por el cambio en su modelo de desarrollo, el cual irá acompañado de una transformación cualitativa que debiera ser implementada sin perder de vista la preservación de la estabilidad interna. En tal sentido, la apuesta del PCCh por la institucionalización de su sistema político se afianza como signo distintivo de la reforma política china. Preservar el papel del partido como unificador y guía, el gobierno por el pueblo y la gobernanza basada en la ley, son conceptos clave para la gobernabilidad de la RPCh; que incorpora el fortalecimiento del “Estado de Derecho socialista” y la democracia de ciclo completo, como alternativas a la democracia electoral al estilo occidental.

Respecto a los medios y política exterior, el aporte de Sunamis Fabelo Concepción vincula la Iniciativa china de la Franja y la Ruta de la Seda (BRI) —uno de los proyectos más abarcadores en el Siglo xxi—, con el tema de los medios y la política exterior china en la actualidad. Al respecto, reconoce que la BRI incorpora dentro de sus diversas vertientes a la Ruta Digital. El desarrollo de esta “Ruta de la Seda Digital”, está abriendo nuevos espacios de interrelaciones en todas las regiones, lo que permitirá avanzar en el desarrollo de sectores de alto contenido tecnológico y elevados impactos económicos y sociales; aunque surgirán nuevos desafíos, especialmente los vinculados a la necesidad de una mayor ciberseguridad. Y concluye la autora que la Ruta Digital deberá sortear el estrecho límite que existe entre ser el brazo digital de BRI y la actual Guerra Digital y sus ribetes de nueva guerra fría.

Por último, la cuestión de la defensa y la seguridad en la República Popular China, se analiza en el capítulo elaborado por Julio Francisco Sotes Morales. Según el autor, la RPCh se esfuerza por construir una defensa nacional sólida y un poderoso contingente militar, alineados con los intereses de seguridad y desarrollo nacionales, los cuales excluyen el expansionismo. Se prevé que para el año 2035, China complete básicamente la modernización de su defensa nacional y de sus fuerzas armadas; lo cual está vinculado con la “Iniciativa de Seguridad Global”, impulsada por el presidente Xi Jinping, dirigida al logro de la estabilidad en el ámbito internacional. Luego de un muy completo resumen de los avances de la RPCh en la esfera militar en los últimos años —incluyendo los diferentes componentes de su estructura y áreas defensivas—, se concluye que la RPCh busca transformarse en una superpotencia asimétrica, fuera del ámbito del poder militar convencional; por lo que, en lugar de buscar equipararse a Estados Unidos, persigue neutralizar la superioridad militar de aquel.

Los trabajos recogidos en este volumen, abordan de manera analítica varios de los más complejos temas y procesos vinculados a la dinámica económica, política y social de la República Popular China en la actualidad. Sin lugar a dudas, este esfuerzo analítico será de mucha utilidad, no sólo para comprender de manera equilibrada —libre de los sesgos que casi siempre han caracterizado a la mayoría de los estudios realizados sobre la RPCh en años recientes— el extraordinario desempeño, también los ingentes desafíos que, en la actualidad, enfrenta el desarrollo de China. Ello resultará, sin lugar a dudas, muy útil en la comprensión del lugar actual y futuro de una potencia que, por derecho, cuestiona la hegemonía estadounidense como ninguna otra. Ojalá también este esfuerzo de análisis sirva para la comprensión y el diseño de respuestas viables para enfrentar de manera decidida y coherente la prolongada crisis económica y social que experimenta nuestro país desde hace ya algún tiempo.

Dr. Antonio F. Romero G.

Profesor Titular

CIEI

Universidad de La Habana

La Habana, julio de 2023.

China: balance económico en 2022

Dra. Elda Molina Díaz.

MsC. Eduardo Regalado Florido.

I. Evolución de los principales indicadores macroeconómicos

Luego de crecer a ritmos entre el 6 y 7 % en los 5 años anteriores a 2019, en 2020 la economía china sufrió un colapso para sus patrones habituales. El PIB creció sólo un 2.3 % (FMI, 2021) debido en lo fundamental al impacto de la pandemia de Covid-19, aunque fue una de las pocas economías que creció ese año. Aun con ese modesto crecimiento, China se consolidó como la segunda mayor economía mundial, después de los Estados Unidos, representando más del 22 % del PIB global. (Xinhua, 2022)

En 2021, la economía china se repuso, creciendo un 8.1 % (FMI, 2022a), aunque ello no significó que el país hubiera superado las dificultades del año anterior. En 2021 el PIB de China representó el 18.5 % del mundial y su contribución promedio al crecimiento económico global superó el 30 %, siendo el país que más creció ese año. (Ma Hui, 2022)

Para 2022, el FMI y el Banco Mundial esperaban que la economía china creciera entre un 4.8 y 5.1 %. (FMI, 2022b) Sin embargo, lo hizo en 3.3 % según datos del gobierno, por debajo de su meta —que era 5.5 %— y de las anteriores predicciones. De este modo, superó los 120 billones de yuanes (casi 18 billones de dólares), según datos del Buró Nacional de Estadísticas (BNE). (Xinhua, 2023a)

De todos modos, y a pesar de lo que plantean muchos analistas occidentales, el panorama no se presenta tan desalentador. Varios argumentos avalan esta afirmación: primero, si se promedian los ritmos de crecimiento de los 3 últimos años, la tasa es del 4.5 %, nada despreciable comparado con el resto del mundo, incluso desde mucho antes de la pandemia; por otra parte, creció el PIB per cápita y otros indicadores se comportaron de manera favorable, como el consumo, la inversión, el comercio, a la vez que se elevó el nivel de vida de la población.

Entre los factores internos que han incidido en el débil comportamiento de la economía se destacan, de manera particular, las restricciones asociadas a la Covid y la caída del mercado inmobiliario, aunque no son las únicas.

Si bien en 2021 se logró controlar la pandemia, siguieron apareciendo brotes epidémicos en distintas ciudades y el gobierno ha sostenido su política de cero Covid, manteniendo estrictos controles para evitar su propagación.

En cuanto al sector inmobiliario, este representa cerca de la quinta parte de la actividad económica en China, por lo que su caída de cerca del 10 % en 2022 (la primera desde que se iniciaron los registros en 1999) ha influido no sólo en los menores crecimientos del PIB, sino que ha afectado también al sector bancario. (FMI, 2022a)

La caída del sector inmobiliario fue resultado de las medidas regulatorias aplicadas por el gobierno en los últimos años para controlar la expansión desmedida que venía experimentando, y evitar una crisis similar a la de Estados Unidos en 2008. El mayor impacto de estas medidas se hizo sentir en 2022, año en que las ventas de propiedades sufrieron el mayor desplome desde 1992. (Jiménez, 2023)

Entre las causas externas, además de la difícil situación por la que está atravesando la economía mundial y lo que ello implica, sobre todo en términos comerciales, destacan las sanciones impuestas por Estados Unidos en el ámbito comercial y tecnológico, por el temor de ese país de que China se convierta no solo en fuente de fabricación e importación de gran parte de los productos que consume, sino también rival en todas las áreas de hegemonía estadounidense en la economía mundial. Asimismo, inciden otras tensiones geopolíticas en su entorno y a nivel global, que conllevan graves consecuencias comerciales y financieras.

Otros indicadores, sin embargo, se han deteriorado, como el índice de precios del consumo, el empleo e indicadores financieros, entre los más importantes.

A pesar del menor crecimiento y débil comportamiento de algunos indicadores, el desempeño económico de China no puede calificarse como negativo. Primero, el resultado alcanzado se debe en buena medida a una decisión del gobierno de sacrificar el crecimiento ante la salud de la población; y segundo, algunos indicadores mostraron comportamientos alentadores o al menos mejores respecto a otros países, no solo menos desarrollados sino incluso más avanzados, así que puede decirse que la economía china continuó desarrollándose a pesar de la presión a la baja.

En 2022 creció el PIB per cápita en un 3.3 % según el FMI (FMI, 2022a), aunque la brecha respecto a otros países de desarrollo similar aún es elevada.

Se mantuvo el crecimiento de la producción industrial, aunque en 2022 el ritmo fue más lento que el de 2021. Esta se vio afectada por las interrupciones en las cadenas de suministro, la escasez y el encarecimiento de la energía y las medidas para la contención de las emisiones de carbono. Se destaca de manera particular el sólido desempeño de la manufactura de alta tecnología y fabricación de equipos.

La inversión en activos fijos se mantuvo fuerte, con un aumento de cerca del 6 % en 2022 (en 2021 creció en 4,9 %), debido fundamentalmente al incremento de inversiones en infraestructura (carreteras, ferrocarriles, puentes y servicios públicos). (Banco Mundial, 2023)

Los ingresos de la población rural han crecido en los últimos años más rápido que los de la urbana (Xinhua, 2023b), lo que favorece la reducción de la brecha entre ellos, pero todavía ésta es elevada.

El consumo creció en 2022 pero a un ritmo mucho más lento que en 2021. Aun así, contribuyó con un 32.8 % al crecimiento del PIB y aumentó más en China que en otros países desarrollados. El país se mantiene como el segundo mayor mercado de consumo del mundo y el mercado minorista en internet más importante del planeta, según el director del BNE. (Xinhua, 2023c) De hecho, una parte importante del incremento se debió al crecimiento de las ventas minoristas en línea, que aumentaron 4 % respecto al año anterior.

Sin embargo, el empleoy los precios mostraron una tendencia menos favorable en 2022 respecto al año anterior. El desempleo alcanzó una tasa de 4.2 %, similar a la de 2020 según el FMI, aunque se estima que la cifra es mayor. Las cifras oficiales lo sitúan por encima del 5 % (Jiménez, 2023) aun sin tomar en cuenta a los millones de trabajadores migrantes. El alza en el desempleo se debió en lo fundamental a que la actividad manufacturera y de servicios se vio afectada por el aumento de las infecciones por Covid en varios meses del año.

La inflación, después de haber crecido de manera importante en 2019, fue negativa en 0,3 % en 2020, pero creció nuevamente en 2021 y 2022 a niveles semejantes a los mostrados antes de la crisis. (FMI, 2022a)

II. Finanzas internas

Los indicadores financieros se vieron muy afectados durante la etapa de la pandemia pues, primero para enfrentar la misma y luego para estimular la economía, el gobierno se vio forzado a tomar medidas excepcionales de apoyo financiero, como la inyección de liquidez y la reducción de las tasas de interés con vistas a reanimar el crédito.

Sin embargo, las medidas expansivas generaron tensiones financieras y ampliaron desequilibrios existentes. Aumentó el déficit gubernamental: a inicios de la actual década este no superaba el 1 % del PIB, en 2019 pasó a representar el 6.1 % y en 2020, como consecuencia de los mayores gastos para enfrentar la pandemia, aumentó a 19.4 % del PIB. En 2021 bajó a 15.4 %, pero esto fue más un resultado del incremento del PIB, y aun así todavía es una relación muy alta. (FMI, 2022c)

De este modo, la deuda interna ha aumentado significativamente. No sólo la pública, sino también la privada, tanto de empresas como de individuos, que crecieron no solo en términos absolutos sino también con relación al PIB.1 No obstante, aunque ello tensiona las finanzas internas, las autoridades se propusieron para el 2022 mantener una política monetaria moderadamente restrictiva y una fiscal más fuerte, con el fin de contribuir a la estabilidad macroeconómica.

Mercados de valores

Los mercados bursátiles de China se han comportado de manera similar a los del mundo durante la etapa de la Covid, con una gran volatilidad, reflejando la percepción de los inversionistas sobre el contexto económico y político del país. Los acontecimientos más importantes que han influido en ese sentido han sido la incertidumbre ante la evolución de la enfermedad y el enfrentamiento a la misma, la evolución del mercado inmobiliario y el giro político hacia una mayor supervisión estatal de las principales actividades económicas.

No obstante, en general se produjo un incremento de las inversiones en los mercados de bonos y acciones locales, tanto por parte de empresas nacionales como por parte de no residentes, siendo esto uno de los factores que incidió en el mayor uso del RMB en los últimos años.

En la actualidad, las bolsas chinas se encuentran entre las más grandes e importantes del mundo de acuerdo a varios indicadores, como la capitalización bursátil2 y el uso de herramientas fintech, entre otros.

Tipo de cambio

Las tasas de cambio de todas las monedas mantuvieron una alta volatilidad como es usual y particularmente en los años que se analizan. El yuan no ha sido la excepción a pesar del régimen de tipo de cambio controlado que prevalece en China.

En 2020 la mayoría de las monedas de mercados emergentes se apreciaron frente al dólar y la china alcanzó el mayor valor entre todas. Esto se debió al éxito de las políticas de contención de la pandemia y la rápida recuperación de la economía china, además de que el país se benefició de las cuantiosas entradas de flujos en cartera. (BIS, 2020)

En 2021, casi todas las divisas se depreciaron frente al dólar (debido entre otras causas a las políticas tomadas para reanimar las economías, los altos déficits internos, la alta inflación doméstica y la exposición a choques externos en términos de comercio), excepto el yuan, que continuó fortaleciéndose a pesar del stress que significaba el tamaño del sector inmobiliario. El elevado crecimiento de la economía fue el factor fundamental en ese comportamiento. En general, el yuan se apreció en alrededor de un 7 % contra otras monedas a lo largo del 2021. (OMC, 2021)

Sin embargo, en 2022 el panorama cambió debido a la reducción del crecimiento, las persistentes restricciones por la Covid y la debilidad mostrada por el sector inmobiliario en lo interno, y en lo externo por las condiciones financieras internacionales más ajustadas. Esto trajo como resultado que el yuan fuera una de las monedas que más se depreció frente al dólar y otras monedas en el año. (BIS, 2022)

III. Comercio exterior

A pesar de las afectaciones en la producción de China y en el comercio mundial por la crisis desencadenada por la Covid, China continúa siendo el líder del comercio mundial. Es el mayor exportador y el segundo importador de bienes del mundo. Sus exportaciones de bienes han crecido durante los últimos 3 años a pesar de la contracción del comercio y la demanda mundial,3 así como su participación en las exportaciones globales de bienes, representando más del 15 % del total. (OMC, 2022)

China se encuentra también entre los principales exportadores e importadores de servicios. El comercio de servicios ha crecido en estos años a pesar de que algunos rubros se vieron muy afectados, como en todo el mundo, en particular el de viajes.

Es de destacar que China se ha mantenido como el principal socio comercial de 144 países distribuidos en todas las regiones del mundo (Castro, 2022), desplazando a Estados Unidos en la Unión Europea y en casi la mitad de los países latinoamericanos. En 2022 incrementó los intercambios con América Latina en 11 %. (Xinhua, 2023d)

IV. Finanzas externas

China tiene una amplia participación en el financiamiento internacional tanto como receptora, como proveedora de flujos.

Ha mantenido su posición de segundo receptor de IED del mundo durante cuatro años consecutivos. Una parte importante del crecimiento de la IED hacia China en los últimos años, ha estado dirigida a los sectores de servicios y alta tecnología, en los que las perspectivas permanecen robustas. Se espera que en 2022 la entrada de IED se vea afectada por la reducción de ganancias en algunas partes del país y lo que ello implicaría para la producción industrial y las cadenas globales de valor (CGV). (UNCTAD, 2022)

Como inversionista, se había mantenido entre los tres primeros lugares en el mundo, de hecho, en 2020 ocupó el segundo puesto, pero en 2021 pasó al cuarto (UNCTAD, 2022), aunque el valor sigue siendo significativo. Su inversión en el exterior se explica fundamentalmente por la expansión de las empresas multinacionales chinas y los proyectos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Estas inversiones se dirigen fundamentalmente a infraestructura y energía.

La reducción en las salidas de IED de 2022 se debió básicamente a los nuevos brotes de Covid durante el año, que llevó a recaídas en la producción de algunas áreas que ocupan un lugar importante en las CGV y como consecuencia, en nuevas inversiones relacionadas con esas industrias.

Los flujos de deuda también se han mantenido elevados, tanto los que entran como los que salen de China, de modo que es la principal prestataria y prestamista entre los países subdesarrollados.

La persistencia de los flujos de deuda hacia China se explica por sus significativamente mayores ratings de deuda soberana respecto a los de otros mercados emergentes.4 Se destaca en particular el financiamiento recibido a través de emisión de bonos, especialmente los denominados en yuanes.

Como proveedor de préstamos, China se ha convertido en el principal acreedor gubernamental del mundo. Su influencia es mayor en economías subdesarrolladas, fundamentalmente de medianos y bajos ingresos, hacia donde los préstamos han crecido sustancialmente en las dos últimas décadas, asociados sobre todo al proyecto de la Ruta y la Franja de la Seda,5 pero también constituye un importante prestamista de países desarrollados, en particular a Estados Unidos, a través de la compra de bonos del Tesoro.

Deuda externa

China como deudor