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Aliana, una joven pintora alegre y encantadora, encuentra su inspiración en las calles de Florencia del siglo XVI. Un día, al pasar por la piazza, se cruza con los seductores ojos de Marco, un juglar de voz cautivadora. Por lo general desconfía de los artistas de moral relajada, pero su corazón se impone a su razón. ¿Cuáles serán los colores de su amor? -
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Chrystelle LeRoy
Colores ardientes
LUST
Des couleurs brûlantes
Copyright © 2020 Chrystelle LeRoy and LUST, an imprint of SAGA, Copenhagen
Translated by: Eva García Salcedo
All rights reserved ISBN: 9788726639384
E-book edition, 2020 Format: EPUB 2.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
Colores ardientes
En su estudio, Aliana observa los resultados de sus pruebas. Los colores del lienzo refulgen. Está especialmente contenta con cómo ha plasmado los tonos ocres. La luz diáfana del vespertino sol de Florencia ilumina la estancia. En las paredes encaladas se agolpan marcos, lienzos enrollados, pinceles, paletas y cuadros, algunos acabados y otros casi sin empezar.
En una mesita están los botes de pintura: el azul, el esmeralda, el turquesa, el carmín, el granate y el amarillo parecen vibrar en el aire. Aliana está haciendo las pinturas que desea emplear en su próxima obra, un retrato de un ilustre banquero de la corte. Escoge el pigmento deseado con una espátula pequeña y lo mezcla con aceite de lino y trementina para obtener la pintura que usará.
Pero le falta algo que solo tiene su proveedor favorito, Francesco, el mercader de colores. Su tienda está situada cerca de la piazza principal. Es el único con derecho a poseer y vender un pigmento nuevo y escaso, el azul ultramarino, pues viene del otro lado del mar gracias a la Ruta de la Seda. Este llamativo azul intenso cuesta una fortuna, pero el futuro propietario del cuadro ya ha aprobado y pagado la compra. Después de todo, este retrato servirá para indicar a sus posibles clientes su rango y su fortuna, dos cualidades que todo banquero necesita.
A Aliana le encanta ir a la tienda de Francesco, pues él demuestra un cálido afecto y un apoyo inquebrantable por su talento. No es muy común que una mujer sea pintora en Florencia en el año 1590. Sus extraordinarias habilidades le permitieron a Aliana llegar a la corte, pero sin el apoyo de fervientes seguidores como Francesco se habría quedado en su pueblo, al otro lado de las murallas de la ciudad. Además Francesco machaca los pigmentos a la perfección y le ahorra el trabajo a ella. No le ofrece este servicio a todo el mundo…
