Cómo ser el mejor del mundo - Rommel Pacheco - E-Book

Cómo ser el mejor del mundo E-Book

Rommel Pacheco

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Beschreibung

La gente exitosa no es la más atlética ni la más carismática o inteligente. Lo que une a los deportistas, empresarios, artistas o científicos sobresalientes es la perseverancia y la convicción de no rendirse. Ya es momento de dejar atrás las excusas y las buenas intenciones que no se traducen en resultados. Llegó la hora de creer en ti, empezar a hacer tus deseos realidad y convertirte en el mejor del mundo. Este libro te llevará paso a paso por un camino de crecimiento. No solo te enseñará a plantearte metas y objetivos, también te ayudará a concretar un plan para llevarlos a cabo. ¡El resto será la historia que escribas a diario con tus acciones!

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INTRODUCCIÓN

Se me parte el corazón cuando la gente se da por vencida sin haberse arriesgado a dar el primer paso. No aprenden a cantar porque se van a reír de su voz desafinada, no invitan a esa persona especial porque puede decirles que no o dejan para mañana el ejercicio porque hoy hace mucho frío. Y así van sumando pretextos. Ni siquiera se han puesto los guantes y ya tiraron la toalla, como se dice en el box.

Pero, eso sí, las historias que se cuentan sobre lo que harán cuando estén en la cima son maravillosas, igual que las de la vida que tendrán cuando las circunstancias cambien y, por fin, tengan tiempo para dedicarse a lo que tanto añoran. Sin embargo, pasan los años y, como no se arriesgan a dar ese paso incómodo que los saque de su zona de confort, los resultados no llegan. Y así, mientras más pasa el tiempo, mayores son sus dudas, su frustración e impotencia, hasta que al final terminan renunciando a sus sueños.

En realidad, nunca me ha gustado cuando me entero de estas historias, pues sé que hay personas muy capaces allá fuera que tienen todo para triunfar, pero no lo consiguen. Y estoy seguro de que no se trata de falta de talento ni de pasión por lo que hacen. A lo largo de mi carrera deportiva he conocido a personas con capacidades físicas impresionantes, que son más fuertes, ágiles y rápidos que los demás y, sin embargo, nunca destacan.

Contrario a lo que se cree, la gente exitosa no es la más atlética, la más carismática ni la más inteligente, tampoco es quien tiene un mundo de recursos y posibilidades a su disposición. Si algo me ha quedado claro es que nuestro origen no define nuestro destino. Vivir en una zona apartada, por ejemplo, quizá signifique que enfrentarás más retos que otros si quieres estudiar medicina, pero si tienes la determinación encontrarás la manera de lograrlo y, en el trayecto, seguramente saldrás muy fortalecido, incluso con más herramientas que muchos que “la tienen fácil”.

Algunas personas tienen la bendición de contar con circunstancias que les facilitan obtener lo que buscan. Pero si no es tu situación, eso no quiere decir que no puedas conseguir lo que te propongas. Al contrario, estoy seguro de que en realidad tienes todo lo que hace falta para conseguirlo.

Muchas de las personas que admiramos vienen de abajo y aprendieron a sobreponerse a condiciones adversas. Si revisas sus biografías, verás que el común denominador que une a los deportistas, empresarios, artistas o científicos sobresalientes es la perseverancia y la convicción de no rendirse. El reconocimiento y la fortuna son solo el resultado de su esfuerzo y determinación.

Ahora bien, me gustaría aclarar que este no es un libro sobre deportes. Mi intención al escribirlo, más bien, tiene que ver con tu desarrollo personal y con brindarte una guía que te ayude a alcanzar lo que siempre has anhelado, ya sea en tus estudios o en tu vida profesional y personal.

Quiero compartirte mi experiencia, mis aprendizajes y las estrategias que me ayudaron como deportista a ser el campeón mundial de mi especialidad y a estar continuamente entre los mejores clavadistas del planeta.

A lo largo de las siguientes páginas te propongo que seamos compañeros de equipo y que me permitas guiarte y aconsejarte para que puedas alcanzar tus sueños.

Cómo ser el mejor del mundo fue pensado para llevarte paso a paso por un camino de crecimiento, que va desde identificar tus sueños y talentos, hasta saber cómo plantearte metas, objetivos y un plan para llevarlos a cabo. Además, aquí te compartiré las claves fundamentales para construir un estilo de vida exitoso que combine el impulso competitivo con el placer, así como la disciplina con la posibilidad de divertirte haciendo lo que amas y te apasiona.

Al final de cada capítulo, incluyo actividades para que pongas en práctica los temas que abordamos. La acción es importantísima. Considera que así como un buen nadador se hace en el agua, el corredor en la pista y el emprendedor en el desarrollo de su negocio, así mismo tus actos son los que harán realidad tus sueños.

No te voy a mentir, el camino que te propongo en Cómo ser el mejor del mundo implica compromiso y trabajo, pero te aseguro que puedes conquistarlo si apuestas por ti y confías en tus fortalezas. No importa tu edad ni a qué te dedicas, tampoco tus estudios o dónde vives, lo primordial es tu hambre de superarte y el impulso que tengas para crecer.

Es momento de dejar atrás las excusas y las buenas intenciones que no se traducen en resultados. Llegó la hora de creer en ti y de empezar a convertir tus deseos en realidades.

Que tengas este libro en tus manos es la mejor prueba de que quieres transformar tu vida y llevarla a otro nivel. Ahora da el siguiente paso y ponte el reto de leerlo hasta la última página.

¡Sigue adelante! ¡Avanza! El futuro que anhelas acaba de empezar.

DÉJAME CONTARTE

No nací sabiendo que quería ser clavadista. De pequeño ni siquiera sospechaba que era un deporte. Ni me imaginaba que me iba a dedicar a él. Con decirte que a los tres años me daba miedo meterme al agua. La verdad es que todo comenzó por casualidad. Y solo después se convirtió en una pasión que me fue llevando cada vez más lejos, hasta que en 2016 logré ser campeón de la copa del mundo.

Mi primer deporte fue la natación. Mis papás querían que dejara de tenerle miedo al agua y por eso llegué a ella. Cuando me llevaban a la playa, no había modo de meterme al mar, porque no dejaba de llorar y prefería quedarme jugando en la arena. Al final consiguieron su propósito, porque ahora paso casi siete horas de mi día en una piscina.

En la natación también empezó a asomarse mi espíritu competitivo. Recuerdo mi primer torneo. No era por edades, sino por nivel. Me acuerdo que en el banco de salida había alguien muy grande a mi lado y pensé: “No me va a ganar”. Así que nadé lo más rápido que pude, concentrado en llegar a la meta.

Después de unos años en natación, estuve un tiempo en béisbol y luego mis papás nos inscribieron a mis hermanos y a mí en un club deportivo. Fue una gran temporada de exploración, porque había deportes y actividades para todos los gustos. Y como había que aprovechar la membresía, pasábamos el mayor tiempo posible ahí. Por lo que después de la escuela, comíamos y nos íbamos a nuestras clases de fútbol, vóleibol, básquetbol, clavados y hasta cerámica.

En aquella época, Fernando Platas, medallista olímpico, entrenaba en el club. Para aquel entonces yo no sabía quién era, pero recuerdo mi fascinación la primera vez que lo vi entrenar clavados. Me impresionaron sus saltos y giros para entrar en el agua.

Visto a la distancia, tenía sentido dedicarme a los clavados porque he sido muy inquieto desde niño. Me la pasaba brincando en las camas y de un sillón a otro. Y lo mismo hacía en la escuela, cuando saltaba de banca en banca. En algún momento, el maestro mandó a llamar a mis papás para contarles que no me quedaba quieto. Y qué sorpresa se llevaron al llegar a la reunión y verme haciendo acrobacias en el salón.

Por algo me gustó este deporte. Me daba la oportunidad de saltar y aprender verdaderas acrobacias, de divertirme y pasar mucho tiempo en el agua. Mérida, mi ciudad natal al sur de México, es muy calurosa. Imagina lo entretenido que era para un niño poder pasar tanto tiempo en la piscina haciendo piruetas. Tenía siete años cuando inicié con los clavados y la verdad es que fue por pura diversión.

¿Por qué te cuento todo esto? Porque creo que, la mayoría de las veces, el éxito empieza con algo muy sencillo. Surge de un gusto, de una actividad que nos divierte o estimula. Nace de un pasatiempo en el que somos buenos o de un interés que poco a poco va creciendo. Las metas llegan después.

A los siete años, solo pensaba en dar vueltas en el aire y caer en el agua. Para mí era un juego muy divertido. No había nada serio. Con el tiempo llegaron los sueños de medallas, el deseo de participar en las olimpiadas y la realidad de sentir en mi cuello el peso del oro que me coronaba como campeón del mundo en el trampolín de tres metros.

Pero no pienses que ha sido un viaje sencillo y sin tropiezos. Créeme que la mayoría de los logros y satisfacciones solo pueden construirse con altas dosis de esfuerzo, frustración y aprendizaje. Y si lo que buscas en tu vida es sobresalir o simplemente entregarte de lleno a algo que te apasiona, aun si no está en tu radar competir, no dudes de que tus sacrificios valdrán la pena.

El recorrido que te propongo hacer en las siguientes páginas es para que empieces por lo más sencillo: descubrir qué te gusta, averiguar para qué eres bueno, preguntarte cuáles son tus intereses y sueños. El éxito tiene sus raíces aquí.

Quiero empezar compartiéndote algunas de las experiencias que me ayudaron a encontrar mi camino como deportista profesional y los desafíos que aparecieron en el trayecto. Confío en que estas anécdotas y reflexiones te brindarán pistas valiosas en tu búsqueda personal, ya sea que te hayas propuesto emprender un negocio, ascender profesionalmente, iniciar tus estudios o realizar el proyecto de tus sueños. Lo que sea.

En los próximos capítulos vamos a formar parte del mismo equipo y desde ahora te digo que tienes todo mi apoyo. Así que iniciemos tu camino a la cima. ¡Ánimo!

CONOCE TUS TALENTOS

Déjame empezar con un par de preguntas: ¿qué te gusta? ¿En qué te consideras bueno? Quizá pocas veces te has detenido a pensarlo. Aunque no lo creas, ambas preguntas están profundamente relacionadas con tus talentos y son fundamentales para construir la vida que quieres. ¿Por qué lo digo? Piensa en ese trabajo que no te llena, pero que tampoco dejas porque no sabes a qué te dedicarías. Cuando ignoras tu talento, tus dones o tu vocación, el mundo luce mucho más limitado, igual que tus oportunidades.

Al hablar de talento me refiero a la capacidad para realizar con destreza las tareas o actividades que a otras personas les costarían mucho más trabajo. Pero no es solo una cuestión de facilidad, sino también de gusto y pasión por lo que haces. De esa unión nace el éxito.

Por lo tanto, el primer paso para descubrir tus dones y habilidades consiste en responderte: “¿Qué me gusta?”. Parece sencillo, pero es una pregunta con la que mucha gente se tropieza. Muchas veces no saben qué contestar porque su horizonte es reducido y no suelen arriesgarse a probar cosas distintas. Es como si siempre desayunaras lo mismo. Quizá te encanta cómo preparan los huevos en casa, pero ¿por qué no darle una oportunidad al platillo que te recomendaron en el restaurante al que siempre has querido ir? Puede que te sorprendas o te decepciones, pero solo lo sabrás hasta que te aventures a probarlo.

Así que mi consejo es: sal y experimenta. Date la oportunidad de acercarte a distintas actividades artísticas, deportivas, de negocios o de lo que sea que llame tu atención. El caso es que primero conozcas y luego decidas.

El siguiente paso es encontrar para qué eres bueno. Por ejemplo, si yo quisiera ser el mejor guitarrista del mundo, lo más probable es que me quedaría corto. De entrada, nunca he tenido un oído muy fino, tanto que en la secundaria ni siquiera aprendí a tocar la flauta. Si en un universo paralelo hubiera estudiado música desde pequeño, en lugar de ser clavadista, hoy sin duda sería muy buen guitarrista, pero no el mejor.

En cambio, desde niño mis entrenadores reconocieron mi destreza física, vieron que tenía el cuerpo adecuado para el deporte y lo que hacía falta para ser un buen clavadista. Por eso le recomendaron a mis papás que me enfocara y dejara mis otras actividades. Y poco a poco lo hice, porque lo que más me gustaba eran los clavados.

Identificar tus talentos requiere paciencia y que aprendas a observarte. Eso te ayudará a descubrir qué actividades te hacen vibrar y te apasionan. Para guiarte en este proceso, te comparto cuatro puntos que te serán de gran ayuda.

1.Conócete

Se trata de explorar qué imagen tienes de ti mismo. Muchas personas creen que no tienen ningún talento y por eso no se arriesgan a experimentar cosas nuevas y a descubrir sus potenciales, lo que les impide desarrollar nuevas habilidades. Las siguientes preguntas te ayudarán a que vayas reconociendo tus gustos y talentos. Tómate el tiempo necesario para reflexionar y responder.

¿De qué temas hablas constantemente?¿Qué actividad disfrutas tanto que no puedes vivir sin hacerla?¿En qué actividades sueles recibir reconocimiento sin buscarlo?¿Qué actividades te han acompañado toda la vida, pero no te habías dado cuenta?

2.Reconoce tus influencias

¿Sabías que admiramos a las personas con las que compartimos alguna cualidad o algún potencial que está latente en nosotros? En mi caso, Fernando Platas fue mi primera inspiración como clavadista. Todos tenemos a alguien que nos motiva o es nuestro modelo a seguir. ¿Te has detenido a ver a qué figuras sigues o a quiénes buscas parecerte? ¿Te has preguntado qué es exactamente lo que admiras de ellas? La mayoría de las veces, esas personas reflejan aspectos que son muy importantes para nosotros, pero que no reconocemos como nuestros. Son tu espejo, así que averigua qué hay de ellos en ti.

3.Descubre con qué fluyes

Me refiero a una actividad que haces con toda naturalidad y que, además, te involucras en ella a tal grado que pierdes la noción del tiempo. Algunos le llaman estar en el flow o “entrar en la zona”. Lo importante es que te concentras tan profundamente que el exterior parece desaparecer y solo quedan tú y lo que haces. Presta atención a tu día y observa con qué actividades te sucede. Esto te dará pistas valiosísimas sobre tus talentos.

4.Distingue qué harías solo por el placer de hacerlo

Recuerda tus juegos de niño. Saltar, correr o salvarle la vida a un juguete era divertido porque no había una obligación detrás. De hecho, esa libertad te permitía crear historias alocadas y creativas. Los miedos y las dudas que suelen limitarnos llegaron después, al crecer. Aquí el punto es darte cuenta de qué harías aunque no te pagaran.

Quiero darte un último consejo en tu búsqueda: no te rindas. La mayoría de las veces nuestros talentos no se nos aparecen a simple vista. Para encontrarlos, hace falta paciencia y trabajo. Por otro lado, no siempre basta con tener una capacidad innata para lograr algo extraordinario. Llegar adonde quieres también necesita que perseveres, te arriesgues y creas en ti. Visto de ese modo, no darte por vencido puede ser un talento, uno muy valioso. ¡Así que adelante! Que esto apenas empieza.

DEL SUEÑO A LA REALIDAD

Recuerdo muy bien que en 1993 mi papá y mi entrenador comentaron que los clavadistas chinos eran los mejores. Considerando que arrasaban con casi todas las medallas en los campeonatos internacionales, había algo de cierto. Al escucharlos elogiar así a los deportistas asiáticos, sin pensarlo me dije: “Voy a ir a unos Juegos Olímpicos en China”.

En ese momento nadie sabía si algún día se organizarían unas olimpiadas en aquel país, pero la idea se me quedó muy grabada. Desde entonces, el sueño de competir en esa tierra me acompañó en cada entrenamiento. Era mi motivación. Sabía que, tarde o temprano, iba a suceder. Y, 15 años después, en 2008, se cumplió la profecía.

Me hubiera encantado ganar una medalla en Pekín. Y suelo bromear diciendo que, si me lo hubiera propuesto de niño, sin duda lo habría conseguido. Lo importante para mí en ese momento era que había alcanzado mi sueño. El deseo se hizo realidad. Y te comparto esta anécdota porque ahora quiero contarte sobre el poder de los propósitos y los sueños.

¿A quién no le gusta soñar con dedicarse a lo que ama, con viajar, encontrar al amor de su vida o tener una situación económica desahogada? Es maravilloso imaginar mundos en nuestra cabeza. Los podemos construir a nuestro antojo, tan grandes o espléndidos como queramos. El asunto es que solo los podemos habitar cuando son tangibles, porque un sueño sin acción se queda en fantasía.

Un error muy común es no quitar el hubiera de en medio: “Si hubiera puesto mi negocio hace años, hoy sería millonario”. Pero ¿cómo puedes tener la seguridad si ni siquiera lo has intentado?

Tener un sueño es maravilloso, porque le da sentido a lo que hacemos y vivimos. Y, si además coincide con tu talento, las oportunidades son extraordinarias. Pero de nada sirve que ese sueño y ese talento se queden en tu imaginación. Los cambios que buscas en tu vida, tu crecimiento y la satisfacción que persigues solo ocurrirán si te atreves a hacerlos realidad.

No exagero si te digo que conquistar lo que quieres es como un clavado. Al principio es normal que te dé miedo saltar. Miramos la altura de nuestros deseos y expectativas, lo hondo de nuestros temores, y quizá hasta sintamos algo de vértigo. No es sencillo aventarse y esperar lo mejor. Pero aquí debo aclarar que no te lanzas ciegamente a un precipicio, sino que haces lo que está en tus manos para que pase lo mejor. Cuando buscas un resultado favorable, lo más seguro es que lo consigas, tarde o temprano. Y si esperas un mal resultado, también lo vas a tener. Así que cuida tu actitud.

Un consejo que seguramente has escuchado cientos de veces es que no te importe el qué dirán. Y al final es cierto. Siempre te van a criticar, ya sea un día o diez años, pero quien tendrá la satisfacción de intentarlo eres tú. Nadie te quitará el gusto de lograr lo que te propusiste o de probar una y otra vez hasta conseguirlo. Es decir, elimina el hubiera. Si va a funcionar tu idea de negocio, tu proyecto, o si él o ella será el amor de tu vida, depende de que te arriesgues y actúes. Y si no sale como esperas, de cualquier modo no te quedaste con la duda. Es un principio para todos los ámbitos de la vida.

Los sueños nos dan un propósito. Son una guía poderosa, pues nos ayudan a darle rumbo a nuestras acciones. Y, cuando nos proponemos algo:

Identificamos qué actividades debemos hacer, nos planteamos objetivos y definimos prioridades.Superamos emociones complejas, como decepciones, miedos e incertidumbre. Tener un propósito nos impulsa a seguir, a pesar de los obstáculos, pues vamos más allá de las frustraciones inmediatas.Nos enfocamos y eliminamos las distracciones.Desarrollamos emociones positivas, ya que nuestra energía se dirige a aprender, crecer y cultivar el sentido de nuestra vida. Al final, eso se refleja en la confianza que sentimos y proyectamos.

Algo que me ha ayudado mucho en mi carrera es que desde niño tengo claros mis objetivos y voy tras ellos. Además, soy necio y no me rindo fácilmente. Sin embargo, por experiencia sé que no hay que obsesionarse con querer ser el mejor siempre. No todo es competencia ni los demás son tus rivales. Si solo piensas en ganar, dejas de disfrutar lo que haces. Y cuando no te diviertes, tu curiosidad se apaga, te cierras a las nuevas experiencias y puedes estancarte.

El gozo forma parte de alcanzar tus sueños. Entre más disfrutas y te involucras en la actividad que amas, el placer termina convirtiéndose en una verdadera pasión por lo que haces. Ves mejoras, llegan los reconocimientos y comienzas a plantearte nuevos retos.

Cuando te apasiona lo que haces, sientes que las cosas se acomodan entre lo que te gusta y se te facilita. Estás motivado, experimentas una sensación de plenitud y percibes la importancia de lo que haces. De niño, los torneos nacionales, los viajes y las medallas me ayudaron a ver que mi trabajo diario estaba dando resultados. Y conforme avances en lo que te apasiona, estoy seguro de que tú también empezarás a ver los frutos de tu empeño.

Algo que no se dice a menudo es que la pasión implica esfuerzo. Hay goce, por supuesto, pero de igual modo exige dedicación y compromiso para llevarla al siguiente nivel. De otra forma, es solo un pasatiempo. Y no me malinterpretes, hay quienes quieren divertirse y no aspiran a ser los mejores. Es válido, siempre que tengas claro qué quieres. Pero estoy convencido de que si tienes este libro en tus manos es porque anhelas superarte, evolucionar y alcanzar un sueño que has perseguido por años.