Conserva tu derecha... Eduard! - Ricardo Frontera - E-Book

Conserva tu derecha... Eduard! E-Book

Ricardo Frontera

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Beschreibung

Conserva tu derecha,… cuántas veces lo lees una y otra vez cuando vas por alguna avenida y sin prestarle mas atención de lo que merece, pues para Eduard nunca fue diferente, o sí lo era?, solo hasta aquella mañana triste de otoño cuando ya nada volvería a ser igual para él pero mucho menos para quienes se acercaran o conviviesen con él o cerca suyo, ni siquiera sus seres más queridos podrían decir que sus vidas no cambiarían… o debería decir… el fin de sus vidas, quizás?... quizás el comienzo del fin… para unos pocos…

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Seitenzahl: 404

Veröffentlichungsjahr: 2019

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Frontera, Ricardo

Conserva tu derecha... Eduard! / Ricardo Frontera. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2019.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-761-755-9

1. Novela. I. Título.

CDD A863

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: [email protected]

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina –Printed in Argentina

A ti, fuente constante de mi inspiración.

PRÓLOGO

Esta historia esta narrada desde un lugar oculto de mi mente y situada en y desde donde tu mente desee, lo llamaría ficción pero quizás leyendo encuentres algún parecido con alguien que conozcas y que hasta hoy habías ignorado, mi propósito es que dejes fluir tu imaginación y que tomes conceptos de conductas, deseo que no solo leas, sino que interpretes y estimules tu imaginación.

Decidí escribir este libro sin ayuda y sin previo estudio, abandone la lectura años atrás y me aferre a lo cotidiano para no tener influencias en mi mente, solo es pura imaginación, o no?

La invitación esta abierta, tu decides el resto.

#Permitete soñar.

Tenía casi doce años cuando vivía en un pueblo a las orillas del mar junto a su familia que era de lo mas común por aquellos días, su padre trabajaba por su cuenta de sol a sol pero por pura y propia conveniencia y no por suerte para complacer a ningún jefe mal agradecido que no llegara a valorar su esfuerzo y dedicación por lo que tanto amaba y por lo cual dejaba de lado todo lo demás para simplemente rendirse ante su mas anhelado sueño… trabajar sin sentido, eso es lo que pensaba Eduard, quizás también su esposa la cual de pequeña anhelaba viajar y ser libre para poder disfrutar después de haberse instruido en varias carreras terciarias, de una familia normal alegre y feliz, no como la de sus padres, no no, ella quería algo diferente a estar sentada en casa esperando a que su marido llegue transpirado y mal oliente de su trabajo solo para tomarla por atrás mientras le cocinaba a gusto y placer y fecundar al 5º o 6º hijo quizás, mientras seguramente la niña o el niño más grande de sus hijos criara a los demás pequeños envejeciendo desde ya a tan temprana edad, ese tipo de familias en las que poco se conversa porque el señor de la casa esta demasiado mal humorado como para escuchar las tonterías de un niño que nada había hecho mas que revolcarse por el suelo junto a sus tantos y muy alborotados hermanitos y ni que hablar de las pavadas sin sentido que podría decir su tan amada y recluida esposa, que solo lavaba trastos y criaba chiquillos malagradecidos que no sabían que tanto había sufrido “él” en su trabajo para traerles el pan,claro que el tampoco se había tomado nunca la molestia de explicarles el valor de las cosas ni cuanto cuesta conseguirlas, para que, si nunca comprenderían, al menos eso pensaba, si, muy lejos de todo eso quería vivir la madre de Eduard, pero como toda película llega a su fin,…lo conoció a él …al tan amado y seductor padre de Eduard…y su vida se transformo en algo no muy distinto a la de sus padres, solo por la diferencia que ella tuvo a dos niños y que según ella gracias a Dios el tercero nunca nació, pero si pudo tener primero a Matti el hermano mayor de Eduard, quien de pequeño solo deseaba hacer travesuras y quizás volar alguna extraña aeronave que lo sacara de este planeta, si era raro, pero simpático, ambos solían correr por los bosques de pino que abundaban por todos lados entre los medanos de aquel pequeño pueblo que parecía que nunca crecería y por sobre todo que nadie podría crecer y desarrollarse social y económicamente como para poder por ejemplo llegar a ser un famoso astronauta que llegara a Marte como soñaba Matti o ser quizás… eeeemmmm… quizás un... quizás un gran medico importante y reconocido que viviera de avión en avión yendo de convención en convención, o un gran corredor de carreras que lo llevara a recorrer el mundo y estuviese rodeado de fama y dinero o algunos días… un simple granjero que cultivase sus propios alimentos y criara animales para su propio consumo, aunque quizás nunca pudiera matarlos por el cariño que seguramente les tendría después de hacerles tanta compañía, en fin ese era Eduard, depende de para donde soplara el viento como una veleta para ahí apuntaba, decido y tenaz, de fuertes convicciones, demasiado para su edad es lo que decían y comentaban los pocos allegados a la familia y las madres de sus muy pocos amigos, era bastante solitario el muy soñador y si, muy parecido en eso al padre según su madre aunque como les conté la de los sueños era su madre, en fin … su vida estaba llena de sueños imposibles, claro para un niño de doce años que apenas empezaba el secundario y que obviamente lo que no soñaba era con trabajar, y mucho menos a esa edad, claro, era solo un niño, solo debía levantarse temprano para desayunar e ir al colegio el cual tampoco mucho le agradaba y el cual paso año a año convenciendo a sus maestros y profesores de que era muy inteligente con solo poner cara de atento, si supieran que esa cabecita soñaba y divagaba por un mundo tan irreal casi como su vida misma, nada lo podía tener con los pies en la tierra por mas que unos pocos minutos, claro estaba evaluando que camino tomar y debía ser el correcto aunque tampoco sabía cual ni como seria el correcto ya que lo que veía y comparaba por ahí ... tampoco le cerraba, mas bien debería inventar un nuevo método de vida en el cual todo fuese como el quería ... perfecto.

Si, eso era lo que mas lo atrapaba, corretear y andar a toda velocidad con su bicicleta junto a su muy querido perro Baltimore…y el nombre también lo eligió él, claro era su perro y su mejor amigo, juntos después del colegio cuando su hermano se cansaba de él y se dedicaba a mirar la tv pasaban horas jugando y corriendo por todos lados y sin dejar de llamar la atención claro, todos saludaban a Eduard quien siempre fue de una amplia sonrisa y simpatía y de una gran educación como debía ser según él creía, adiós Eduard, que tal estas Eduard, y que señoriíto que es Eduard y todo lo que un pueblo puede decir y rumorear de un niño feliz, simpático y de buena familia.

Todas las tardes pasadas las seis debía como costumbre volver a casa antes de que oscureciera, ja, como si el cuco existiera solía decir el cuando se sentía más valiente que un león, porque claro esta decir que también era invencible, imagínate, doce años montado en su bicicleta, acompañado de su fiel amigo que no media mas de treinta centímetros de alto…Nadie, pero Nadie seria capaz de enfrentarse con ellos,… si, eran invencibles.

CAPÍTULO I

Esa noche como muchas otras después de ver televisión y cenar en familia, Eduard se fue a dormir, y no tardo mucho en conciliar el sueño,…Eduard….Eduaaaarrrrddddd….EEEDDDUUUAAAARRRR… corría y corría desesperado asustado por oír su nombre sin saber de donde provenia, todo estaba muy oscuro y lo único que quería era escapar de esa voz extremadamente gutural que repetía su nombre cada vez con mas fuerza y firmeza…EDUAAAAARRRRR!!!!! por Dios que alguien me ayude, auxilioooo!!!!!sintio fuertemente una gran mano de grande uñas negras en su hombro derecho…. Dios por favor!!!!! Dios sálvame!!!! y una inmensa luz atravesó sus ojos y en un solo salto despertó…

Mamá!!, mamá!! tuve un sueño espantoso, muy feo pero demasiado real,

Ya va a pasar hijo fue tan solo un sueño,

Si creo que eso fue, solo un sueño, pero no sabes lo que fue, una voz gutural gritaba mi nombre y entonces una luz vino y…

Si hijo ya va a pasar es tan solo un sueño.

Mmmm bueno voy a jugar.

Claro es sábado aprovecha para distraerte.

Y si, jugo como de costumbre hasta llegada las seis y no quiso cenar antes de ir a dormir, solo se recostó, y todo estaba en silencio, si, tenia miedo de volver a soñar algo igual o quizás peor, aunque su madre que para èl todo lo sabía le había dicho que nada pasaría.

Era una mañana de domingo fresca y tranquila cuando Eduard….Eduard!!! Donde esta?? El desayuno ya esta listo hijo, fue al cuarto y ahí estaba recostado con los ojos muy apretados, tieso como una momia y solo cuando sintió el calor de la mano de su madre en la cara abrió sus ojos y grito horrorizado con mucha fuerza, tanto que ella se asusto y grito con el,

Sus ojos estaban envueltos en llamas, se veía horror en su mirada, pero algo mas había que su madre no supo descifrar.

Pasaron varias semanas y seguía dudando en ir a dormir y sus facciones empezaban a endurecerse, se notaba que estaba creciendo aunque demasiado pronto.

Llegado su cumpleaños numero dieciséis su madre le hizo una torta para festejar junto a su hermano, padre y tres de sus amigos, y eran todos los que tenia, había pasado mucha agua bajo el puente y sin embargo algunas cosas no cambiaban, jugaron rieron y comieron, antes de retirarse sus amigos el padre que ya estaba cansado les dijo…

—Que suerte que se van, no podía seguir desperdiciando mi tiempo con ustedes, adiós.

Ese comentario puso mal a los chicos y de un mal humor a Eduard poco común, se dirigió a la puerta y despidió a sus amigos en silencio, volvió, paso por al lado de su padre sin siquiera mirarlo y se fue a dormir.

Eeeddduuuaaaaarrrrrddddd….Edddduuuuaaaarrrrrrdddd, otra vez NO!!!, agitado despertó en medio de la noche con un peso sobre su hombro derecho y un susurro le llego al oído…sshhhh tranquilo ya no estarás solo nunca, siempre voy a estar aquí para cuando me necesites…o yo a ti, descansa, dio otro salto como descreyendo que estaba dormido.

Y pasaron varios días hasta que el padre le dijo

—Ya basta de tanto silencio que no vas a volver a hablarme?

Eduard lo miro fijamente a los ojos y su padre no vio a su hijo, vio un demonio, pero envesde preguntar que pasa directamente le dio vuelta la cara de una bofetada pego media vuelta cruzo el parque y cuando estaba cruzando la calle para subir a su coche Eduard grito…

—PADRE!!!!

Y una camioneta que nadie vio venir lo arrollo e hizo volar casi seis metros y se clavo de cabeza en el parabrisas de un auto que estaba estacionado reventándose la cabeza y desparramando sus sesos en el tablero, todos salieron a ver tremendo accidente y a taparle los ojos a Eduard que ya estaba junto al auto disfrutando del sonido que producía el goteo de la sangre mezclada con sesos de su bien amado padre.

CAPÍTULO II

Ya no volvería a ser el mismo, ya no quería jugar con su perro y casi no andaba en bicicleta, la mayoría del tiempo andaba solo caminando por el pueblo disfrutando del silencio o el sonido del mar donde pasaba horas mirándolo como recargándose de energía, ya no estudiaba y salía bastante por las noches, se había transformado en una persona muy agradable a la cual todos se le acercaban aunque rara vez lograban llamar su atención y ser sus amigos, no, el tenia otra cosa en mente, aunque nadie sabía que.

Una noche salio a tomar algo con sus tres buenos amigos y estando harto de escucharlos dio media vuelta y se marcho cuando al cruzar la puerta una jovencita de su edad lo detuvo y le pidió un cigarrillo, claro Eduard no fumaba pero quizás para esto tenia un atado y le obsequio uno con una amplia sonrisa que se contagio en el rostro de la chica, vas a bailar? Pregunto ella, el titubeó y con mucha vergüenza puso su brazo para que ella lo agarrara y se fueron conversando hasta la disco que estaba solo a dos cuadras.

Nadie se lo imaginaba, Eduard parecía vivo de nuevo, sonreía y estaba mas activo que nunca, ¿se habría enamorado? Quizás, el tiempo lo diría, se lo veía muy relajado y sociable, salían a todos lados juntos, a la playa a bailar y a correr.

Llego el día de San Valentín y casi todos estaban en una gran fiesta que había organizado el municipio junto al mar en el centro del pueblo, parecía que todos estaban enamorados, cantaban, reían, saltaban, todos menos un inadaptado ebrio que al verlo pasar a Eduard con su novia tuvo la gran tonta idea de tomarla del brazo y decirle

—Esta es una cualquiera!

! Oh no!! Eduard escucho sobre su derecha…Síiiiii… hazlo…. y casi sin pensarlo con la palma de su mano hundió su nariz en el cráneo del maldito imbecil que cayo sentado sin poder respirar y que por suerte nadie se había percatado de lo sucedido, entonces tomo a su novia del brazo la llevo a la barra, pidió un vodka para el, un daikiri de frutillas para ella y solo cuando tuvo los vasos en sus manos la miro fijo a los ojos y le dijo…

—Muy feliz día Amor!!!

Su novia seguía boquiabierta y el dijo

—Tranquila, uno menos.

Como si nada tomo el trago y ella seguía queriendo espiar para donde estaba la gente que empezaba a amontonarse junto al cadáver de aquel que quiso pasar por sobre Eduard y humillar a su chica pensando casi descontrolada,“¡uno menos!”, ¿en donde, de que?,¿ acaso tiene una lista de gente de la cual debe deshacerse, o piensa acabar con todos incluso con migo, porque no?, si tan sólo quisiera lo haría sin ningún miramiento, ¡oh santo cielo!, debo mantener la calma, es por mi propio bien.

Pensó ella, y Eduard escucho muy bajito sobre su hombro

— Si, esta horrorizada…jajajajajaaa.

Al amanecer despidió a su novia en la puerta de su casa y le dijo

—Tranquila, estoy enamorado de ti, nada podrá pasarte.

Muy al contrario de relajarse le dio un beso casi helado y se metió en su casa pensando … debo amarlo para siempre o me ira mal.

— Tranquilo Eduard nada le pasara…

—Confío en ti

Susurraron ambos.

Portada del semanal del pueblo “San Valentín se cobro una muerte”, aparentemente nadie sabía de donde pero apareció un joven que por suerte era de otro pueblo muerto en medio de la fiesta, causa aparente por un golpe un la nariz que le hundió el tabique hasta el cerebro, solo un luchador podría haber hecho eso decían todos, suerte para Eduard que nunca se había peleado con nadie para que nadie sospechara de el, pero se sentía orgulloso de lo que había hecho, era una sensación muy extraña, distinta a la de la muerte de su padre y que por suerte no tenia testigos que lo incriminasen….¿o si? Podría su novia denunciarlo si alguien la presionara, ––Tranquilo Eduard no lo hará.

Un día estaba en el centro por cruzar la calle junto a un joven que no conocía y lo miraba demasiado para su gusto, entonces le devolvió la mirada y el extraño le dijo

—Te vi junto a ese que murió en la fiesta.

Eduard se congelo por un instante y sintió ese empuje de adrenalina que nació de su hombro derecho junto con un gruñido, vacilo un instante mientras como un águila escudriño con la mirada alrededor y lastima para aquel metiche nadie los estaba observando entonces con una mirada mas que amenazante y una voz casi imperceptible le dijo

—¡¡cruza!!

El chico trastabilló justo cuando pasaba el autobus que lo paso por arriba con la rueda delantera y paro con la trasera sobre su pecho,

—Tranquilo Eduard, solo disimula y has como si te impresionara.

Al contrario de ello se sentía excitado de ver como pudo dominar a ese metiche prácticamente con la mirada, si, era poderoso, se quedo parado agarrándose la cabeza lloriqueando inmóvil mientras llegaba a ayudar la gente, y una señora comento,

—Pobre Eduard, su padre también murió en un accidente de transito, siento pena por él.

Con una sensación extraña caminò hacia su casa y se recostó para descansar y meditar lo sucedido, estaría el manejando realmente la situación, o seria su imaginación quien le hacía creer que así era, y esa voz que escuchaba que o quien era que siempre estaba ahí, para ayudarlo o alentarlo para cometer esos crímenes sin ninguna razón aparente, no lo sabía y la voz no le contestaba.

Con el dinero de su madre y el auto de su padre Eduard decidió que tenía que trabajar y le pinto en la puerta remise,

—Si, ya tengo mi empresa.

Por esos días no había muchos controles en el pueblo así que lo manejaría hasta conseguir suficiente dinero como para irse de ese lugar, tenia ya demasiada historia oculta como para seguir ocultándose de su propia sombra y su novia se estaba distanciando después de lo sucedido en la fiesta, así que tendría menos con que cargar.

Le iba bastante bien entre conocidos y conocidos de conocidos, se rumoreaba que este buen muchacho estaba queriendo forjar su futuro trabajando como debia ser y poco a poco casi no paraba de manejar durante todo el dia hasta llegada la noche la cual era toda suya para hacer lo que le placiera como correr contra otros en las picadas clandestinas que corrían en el aeropuerto, o quizás alguna noche de tormenta solo corría contra el viento, aaaaaahhh si, eso si lo excitaba, descontrolado ponía “This is the new shit de Marilyn Manson” y con el pie derecho hasta golpear el piso del auto recorría la ruta que lo transportaba prácticamente hasta el clímax, sus ojos abiertos como dos huevos inyectados en sangre zigzagueando y pasando autos y porque no encerrando a alguno que no permitía su libre paso hacia la gloria y la libertad, el momento en que sin darse cuenta estaba listo para todo y en el cual no bajaría la guardia ante nadie,

—Si, si, si, mas, mas, mas Eduard, acelera mas cobarde,

El no producía ni un solo sonido mas que la respiración casi jadeante ensordecido por la música y el susurro incesante alentador del mismísimo demonio.

A veces amanecía parado junto a la ruta debajo de algún árbol junto a la ruta transpirado por tanta excitación y de ahí de nuevo al trabajo, para comportarse como un simple ciudadano mas.

Una mañana de otoño, andaba paseando tranquilo en su auto tratando de conseguir algún pasajero, mas que nada como para distraerse de sus pensamientos,

—Hey!

Escucho y paró

—¿ Me lleva?

Pregunto este hombre,

—Si claro, suba, ¿hasta donde lo llevo?

—Que tal un paseo por el pueblo, mi auto se descompuso y debo ir a un par de lugares.

—Perfecto

Respondió Eduard,

—¿Por donde empezamos?

—Que tal por el parador del centro.

Lo miro por el retrovisor.

—Claro abróchese el cinturón por favor.

—No me reconoce verdad?

Pregunto este hombre que ahora que Eduard se fijo en él, casi no entraba en la parte trasera de su auto y no justamente por gordo, debia medir cerca de dos metros y robusto como un rugbier, su mirada mas alla de lo intensa le sonaba, claro, era el comisario del pueblo, ese hombre grandote que llego a la fiesta de San Valentín para cercar la escena del crimen, crimen que el cometió con sus propias manos y muy a pesar de todo no podría arrepentirse jamás de tan excitante hecho.

—Shhhhh…Tranquilo Eduard…shhhh, no es el momento, el no sabe nada.

—Me imagino que estuvo en la fiesta aquella noche de la muerte del joven como casi todos ¿verdad?

Pregunto con un ojo entrecerrado y levantando la ceja del otro, su cara no entraba en el retrovisor, apenas centraba su mirada que estaba clavada en la de Eduard,

—Eh, si claro como casi todos, uno mas junto a…

—No!! No la nombres imbecil

—... A …si gente conocida …

—Ya no me trates de imbecil oiste? Dejame en paz..

—Ja, si, como no!!

—Perdon? No lo escuche, y disculpe mi mala educación soy el Comisario Reyes…usted?

—Soy Eduard, asi me llaman.

Si, como sea, entonces estuvo y supongo que no vio nada como todo el mundo.

—Claro solo estuve en la barra bebiendo un trago.

—Pues me alegro por usted, ya estoy pisándole los talones al mal nacido, solo tengo que atar cabos, pero no se preocupe, un chiquillo como usted no podría hacerle daño a nadie jajaaaa, sin ofender claro jajaa.

—Mmmrrrrr, tranquilo…ssshhhh.

—Eemmm claro yo ni siquiera eh peleado antes, jajaja.

Y no era tan chiquillo media 182 centimetros y pesaba unos 82 kilogramos, claro que al lado de ese grandulón todos lo éramos, y por suerte.

—Entonces ¿se baja aquí?

—Si espérame, te pagare la espera y así seguiremos viaje.

—Claro, si usted lo dice.

No se que buscaba después de tanto tiempo, hablaba con uno, con otro.

—Uf no! el Barman, este la caga.

—Hola Eduard, como esta tu novia desde la fiesta no que no los veo.

“La cagó”

—Si, eh bien, bien.

“¡Maldito!”

El Comisario dejo de hablar por un instante y no hizo falta que se diera vuelta y lo mirase para darse cuenta que toda su energía se clavo en el, pero siguió como si nada.

—Esto no va a terminar bien Eduard ¿lo sabes verdad?

—Ya, no me atormentes.

—No lo hago, solo comienzo un relato y tu lo desenlazas Eduard, eres bueno para eso, aunque te falta mucho todavía, y piensa nada mas, piensa, no puedes ir preso ni mucho menos, deberías…mmm siii, deberías pensar rápido, si, me gusta solo déjate llevar Eduard.

—BASTA!!

Reyes se dio vuelta y miro fijo a Eduard que estaba tomándose la cabeza prácticamente jalándose de los pelos como con un gran tormento.

—¿Estas bien?

—Si, estoy bien.

—¿Que te sucede?

Dijo acercándose al auto.

—Nada solo una terrible jaqueca.

—Que raro se te veía bien hace unos instantes, nos veremos luego

Dijo y se subió al auto dando un portazo que hizo crispar a Eduard.

—Perdón, no considere mi fuerza, y tu jaqueca claro.

—Esto no me gusta.

—Seguro este polizonte no es ningún novato y yo que tu comienzo a pensar mas en que manera tendrás para salir de esto con mi ayuda, claro, a menos que hagas un curso acelerado de físico culturista jajaa.

—Ya no te burles y déjame serenarme.

—Pocas veces vi a un joven como tu que sea chofer y murmure solo cuando maneja, solo los mas añejos al volante lo hacen.

—ja, si será que estoy envejeciendo.

—Será quizás que has visto muchas muertes para la edad que tienes ¿verdad?

Como describir el frió intenso que recorrió su espalda haciendo erizar toda su piel y contraer el cuero cabelludo, Eduard estaba delatándose, o ¿que mas sabía Reyes de su vida?

—Me contaron en el parador, o mejor dicho me hicieron recordar de la muerte de tu padre, yo fui a la escena del crimen,¿no me recuerdas?, para mi es fácil, no suceden muchos accidentes y delitos en este lugar, es bastante tranquilo, salvo por algunos hechos muy puntuales, como los tres que tu presenciaste, para no descartar al chico que termino bajo el colectivo claro, también estabas presente, jaja, casi me da miedo podría decirse que eres como la parca ja, con el debido respeto que se merece tu padre niño.

—No me llame niño!!

—Tranquilo jovencito casi fue con cariño, me bajo aquí, y nos vemos pronto, adios.

—Disculpe, no quise parecer grosero es que…

—Si, como sea, tranquilo Eduard, hasta pronto.

Arranco el auto y sigiloso como una serpiente rumbeo para la ruta para poder descargar toda su ira en el acelerador, solo, que raro.

—Donde estas ahora eh, te acobardaste? Me haces meter la pata y ahora te escondes?, nunca me contestas cuando yo quiero, maldito!

Si claro, era un maldito, pero Eduard seguía subestimándolo, aun creía que podía dominar la situación sin ayuda de nadie, no entendía que su compañero fiel simplemente no lo era, talvez debería acudir por ayuda profesional, quizás era su imaginación ¿y se estaba volviendo un tanto loco quien sabe, y si alguien se entera que fue a ver a un psiquiatra? Dirían que enloqueció y seria mas fácil relacionarlo con los crímenes, debería confiar en el secreto profesional de un medico al cual no conocía, era un riesgo que debía tomar.

Una semana mas tarde fue al hospital publico, sacaría un turno para psiquiatría y no quedaría asentado y escrachado como si fuese a uno privado, decidió que no seria un psicólogo porque simplemente no estaría a la altura de las circunstancias.

—Maldicion!, ¿un mes tengo que esperar? acaso este pueblo esta lleno de locos?

—Este lugar no es para ti Eduard.

—Hasta que apareciste!

—¿Que sucede acaso me extrañabas? Yo siempre estoy, ya te lo dije, solo que estaba viendo como bastardeas todo lo que te enseñe trayéndonos a este lugar tan miserable.

—Púdrete, tu no existes y te lo voy a demostrar!!

—AAAAAJAJAAJAJAJAAAAAAA…AJAJAAJAJA, nada mas escúchate gritando en el pasillo de este mugrero a la nada, jajajaaa, y dices que no existo jajajaaja, y a mi me lo dices…GGGRRRRRRAAAA!!!!!

Y un chispazo estallo entre sus manos y como escupido salio volando hacia atrás para caerse sobre dos ancianas que esperaban al psiquiatra.

—Que le pasa? Acaso esta loco?

Esbozaron las ancianas sacándoselo de encima como a una bolsa de basura.

—Mis disculpas por favor! Es que estoy un poco mareado.

—Mareado, porque no ves a un medico.

Dijo la mas anciana de las dos y le dijo a su amiga

—Este tipo esta medio chiflado jaja.

—Dios, donde me estoy metiendo, y que fue lo que me paso.

Camino hasta el auto y de tan solo acercarse a el provoco un chispazo que lo hizo brincar

—Diablos!!,

—¿Llamaba señor?,

—Ya déjame en paz.

—Tu no conoces la paz Eduard, y mas vale que disfrutes de este momento.

Tomo la manija del auto recibiendo otro chispazo y resoplando subió y se fue acelerando como quien lo lleva el demonio…que paradoja!

Decidió trabajar un rato mas como para distraerse antes de ir a almorzar, eso es lo que haría, comería algo liviano en el bar de la ruta para relajarse y luego pasaría por lo de su novia a ver como estaba.

Al llegar al bar se detuvo entre los autos debería haber unas quince personas mas o menos, siempre había un ambiente tranquilo donde se podía comer casi de todo y donde nadie llevaba a los niños que no ponían del todo contento a Eduard con sus ñañas y chillidos, era de un carácter poco paternal, entonces pidió una buena ensalada con choclo, remolacha, manzana verde, huevo duro, apio, zanahoria y unos buenos trozos de jamón cocido y queso chedar acompañado de un agua sin gas, “esto me relajara” pensó, y se dedico a saborearla mientras miraba por el ventanal que daba a la ruta, del otro lado pastaban unos caballos enormes con sus crines al viento, ¡ como le gustaban los caballos!,

—quizás algún día tenga una fracción de tierra como para tener mi granja, o no, no se, ya veré.

Pensó mientras bebía el agua fresca, en ese momento se sentía en paz, libre de todo tipo de remordimientos y penas de esos que bastante seguido querían atormentarlo y lo sacaban de la cama para vagabundear sin sentido en la noche yendo y viniendo sin rumbo aparente de acá para allá por el pueblo o por su carretera preferida que lo transportaba casi hasta el mas allá.

De vuelta con los pies en la tierra pago la cuenta y se dispuso a ir a casa de su novia a ver que contaba después de tres días sin saber de ella.

Apenas aparco el auto abrió la puerta y con una gran sonrisa lo recibió de brazos abiertos y un gran beso que termino en un largo abrazo lleno de cariño.

—Como estas amor, te he extrañado estos días, justo estaba por llamarte…

El la aparto de un tirón y le pregunto ansioso…

—¿Porque, que pasa, todo esta bien?

—Ups, si tranquilo todo esta bien, ¿porque no abría de estarlo?

—No, por nada, solo que no esperaba tanto entusiasmo.

—Tranquilo Eduard, por poco y te delatas…ssshhhh, solo se cauto con ella, no quisiéramos que algo le pasara ¿verdad?

—Maldicion!!!

—¿Que te sucede?

—No nada, solo tengo una terrible jaqueca que esta matándome.

—Bueno, no a de ser tan terrible, ven, entra te daré una aspirina a ver si se te pasa, y cuéntame, como has estado, ¿me extrañas?, porque yo si, en un mes me darán mis vacaciones en la oficina, asi es que estuve pensando que quizás podríamos tomárnoslas juntos, ¿te agrada la idea?

—Oh claro, a mi también me vendrían bien unos días de descanso, y con tigo, mejor todavía!

—Genial entonces podemos ir viendo a donde podemos ir!

—¿Que tal a las sierras? Un poco de aire de altura nos hará bien!

—Perfecto, a prepararse entonces, ¡ya me mata la ansiedad!

—Seguro, la pasaremos de mil maravillas!

CAPÍTULO III

Tuvo una semana de descanso mental antes de ir a su cita con el psiquiatra, lo cual lo hizo replantearse si realmente debía ir o dejar que la vida siga su curso, pero pensó que de todos modos no perdería nada en una consulta y entonces fue.

—Adelante, pasa, estaba esperándote.

—Santo cielo!, pero que sorpresa!

Al contrario de lo que esperaba encontrarse del otro lado de esa puerta, Eduard creyó tocar el cielo con las manos cuando la vio, delgada, alta, con mas curvas que su querida ruta, cabello rubio lacio y largo, unos increíbles ojos del color del mar y una inmensa sonrisa que se le contagio al verla, todo lo contrario de su querida novia que siempre lucia sus alborotados rizos al viento color café como sus hermosos ojos, hermosa, pero esto era diferente, trastabilló como un tonto y casi boquiabierto apenas dijo..

—Hola!

Lo cual hizo que la doctora sonriese y luego se pusiera seria y recta como un sargento y lo invito a sentarse.

—¿Sentarme? Acaso no debería recostarme en un sillón ja!

—Eso es para los mas alterados y de cualquier manera en este consultorio no hay así que pues deberás acomodarte en esa triste silla,¿de acuerdo?

Sin dar mas vueltas y sin dejar que dijera mas nada respecto a su comodidad dijo…

—Comienza por el principio si te parece.

—Si claro, emm, si por donde empezar si apenas se porque estoy aquí

—Muy interesante dijo la doctora mientras miraba su reloj y levantaba la ceja de su ojo derecho.

—Si Eduard, ese es el ojo mas bonito que tiene, sin despreciar el otro claro esta…

—YA…ve! Ahí esta! no soporto eso….eee, ¿su nombre doctora?

—Doctora Papinutti, Ornella si te es mas cómodo tutearme.

—Si claro, Eduard para ti, bueno, a eso me refiero, a que parece de momentos tan terrible y ahora que estoy frente a ti prácticamente no se para que vine, ¿me entiendes?

—Claro, es normal que en tu hábitat de todos los días te veas asediado o atormentado por algo y en este entorno y frente a un desconocido se repriman tus emociones y te cueste expresar lo que te sucede pero si nos relajamos y vamos charlándolo de apoco saldrá tarde o temprano a la luz, pero que tan grave puede ser para ver a un psiquiatra, debes contarme para que podamos dilucidar el problema, ¡estas de acuerdo?

—Claro haré el intento, no es fácil para mi que siempre fui una persona muy reservada y prácticamente ermitaño como me llaman mis tres amigos de toda la vida.

—Bien, ¿porque dicen eso tus amigos de ti Eduard?

—Pues entre otras cosas por eso, porque solo tengo tres amigos y nada mas.

—Y acaso para ti también eso es ser diferente y te incomoda?

—Bueno, la verdad es que no se si tanto, o sea frente a ti si, pero por lo demás no.

—¿O sea que estar frente a mi te hace ver raro?

—No, no quise decir eso, o si, no se, me pones nervioso.

—Yo o la situación?

—Tranquilo Eduard, acaso se lo vas a contar todo?, no creo que le queden muchas ganas de salir con tigo si sabe la verdad ¿eh?,¿ que opinas? Arriésgate! y la perderás como a tu querida novia, o a caso ya no te interesa, Porque si es asi tengo planes para ella también.

—Bien eres un genio, o sea que no puedo contarle nada a la Doc. porque la perdería al igual que a mi novia y quizás hasta iría preso si decidiera faltar a su juramento como profesional, y si no lo hiciera seguramente intentare estar con ella porque me atrae demasiado, y tampoco puedo dejar el pasado porque acabarías con él, eres realmente un maldito demonio, que diablos quieres de mi!!, déjame en paz, solo quiero vivir tranquilo y sin ti!

—Tranquilízate que vas a darte por aludido y se va a dar cuenta de que no estas bien, de acuerdo, me retiro por una rato, pero recuerda…Conserva tu derecha Eduard!

—Bien, ¿vas a contármelo o prefieres seguir murmurando y venir en otro momento?, ¿te sientes bien?

—Es aquí, justo en mi hombro derecho donde tengo el problema.

—Ja, bien si quieres conozco a un buen traumatólogo para eso…tranquilo, solo fue una bromilla como para ver si te distiendes, hagamos lo siguiente, vente el miércoles siguiente como a las dos de la tarde, que ya debería irme para esa hora así podré dedicarte un poco mas de atención.

—De acuerdo, hoy no estoy como para confesar, o mejor dicho contártelo, si, nos vemos entonces.

—Adiós Eduard!

Y cerro la puerta tras el para quedarse pensando en que estaría metido este tipo, atractivo por cierto, quizás no tenga otro problema mas que la soledad que lo acecha, bien, ya veremos que podemos hacer por el.

—Casi como asustado y cansado como si hubiera corrido un triatlón salio hacia la calle donde por fin tomo una bocanada de aire, y se inclino tomándose las rodillas con sus manos y ahí se quedo por unos instantes, nunca había estado tan cerca de contarle a alguien sus tormentos, solo su novia tenia bien guardado el secreto de lo que paso aquella noche, ¿y que le había pasado al ver a Ornella?, hacia tiempo que no se ponía así al ver a una mujer, desde la noche que conoció a su querida novia, si es que todavía la quería.

—Diablos, vine para aclararme las cosas y ahora tengo más interrogantes que antes, ¿que debo hacer? Y no es a ti a quien le pregunto señor sabelotodo, me voy a trabajar.

—Adelante, no solucionaras nada con eso, deberíamos hacer alguna travesura, me estas aburriendo, aunque ahí dentro me diste con que reírme un buen rato jajajajajaaa.

Deambulaba por el pueblo llevando a algún que otro pasajero, algunos conocidos que no hacían otra cosa que preguntar sobre su familia y su vida y bla bla bla, se estaba cansando y para colmo de males se encontraba con sus pensamientos que no se apartaban de Ornella.

—Que mirada, que carácter, Dios, me gusta, debo dejar de pensar en ella, al menos por ahora, ¿que debo hacer, que pasara si le cuento todo, y si no le digo nada?, es una decisión difícil, todo lo que hice hasta ahora en bien de mi libertad podría cambiar, sin olvidarme de ese Comisario que me temo algo se trae entre manos y el pueblo es demasiado chico como para formar una mentira sin nadie que me apoye, solo mi novia me encubriría, o quizás no, esta bastante rara, se muestra muy cariñosa con migo de repente, ¿tendrá miedo de que deje de quererla y la haga callar para siempre? Y que diría mi familia si Reyes saca todo a la luz, mi madre no me lo perdonaría jamás y quien sabe los años que debería pasar en prisión, debo acudir a Ornella y verla como una profesional y olvidarme que es una mujer para que pueda ayudarme y manejar la situación con cautela.

—Ahí va ese maldito barman que me puso en evidencia.

Y casi sin quererlo cruzo su auto delante de el suyo en una esquina justo cuando estaba por cruzar haciendo que lo embistiera en el lateral derecho, bien en su puerta provocándole varios golpes a los cuales ayudo sacudiéndose exageradamente como para agrandar la situación, el barman con apenas un susto se bajo del auto insultándolo sin darse cuenta de quien era y eso es lo que quería provocar Eduard.

—Si vamos aliéntalo para que te golpee, me gusta esto de ti vamos basta de tanto mariconeo y suéltale una maldición, yo me encargo del resto.

—Maldito quien te enseño a conducir un ciego o un paralítico!!

Y el barman arremetió con un

—Púdrete.

En el momento que le dio una bofetada en la oreja que ya le estaba sangrando por los vidrios que se le habían clavado por el cabezazo que el mismo le dio a la ventanilla, no había testigos, nadie pasaba o estaba mirándolos, un millón de cosas pasaron por la cabeza de Eduard que seguía sin mirarlo a la cara para que no lo reconociese y así poder seguir su plan adelante, pero ¿que quería hacer?

El muy atento antes de provocar la colisión marco con la mirada el auto del comisario que estaba estacionado cargando combustible una calle mas adelante

—Que oportuno, esto es obra tuya verdad?

—Claro, si te lo dejo a ti terminaremos en una placita jugando bochas con los ancianos del lugar, ya muévete, golpéalo con el codo en el hígado y grita!!

Sin pensarlo y aprovechando que estaba de espaldas le propino un terrible codazo que lo doblo y grito…

—Auxilio, alguien me ayude!!

Sus gritos recorrieron la calle para ir a terminar justo en oídos de Reyes que no sabía porque pero hacia solo unos instantes su humor se había trasformado como por maldición de alguien que lo había visto muy relajado.

—O diablos yo solo quería tener otra mañana tranquila.

Se subió a su auto, recorrió la calle y se bajo justo para ver como el barman tenia a Eduard con su mano derecha por el cuello y con la palma de la mano izquierda le daba un golpe en la frente…

—Ya deténganse, Policía!!

Grito Reyes cuando el segundo golpe fue a dar justo en el pómulo de Eduard que apenas si pudo esquivarlo, seguramente le hubiese hundido el tabique de la nariz de haberle acertado el golpe ...”Pero que maravillosa coincidencia” que por suerte pudo verle la intención, el mismo golpe que mato al muchacho en la fiesta de San Valentin, Reyes pudo tomarle el brazo por atrás y retorcerlo como a un trapo de pisos para verle la mirada perdida y desorientada a ese sucio barman que intentaba golpear sin piedad al chiquillo que sangraba y gritaba, que le pasaba a ese maldito desquiciado, ¿acaso estaba loco?

—Ya detente mal nacido que hoy no tengo un buen día no me hagas enojar!

—lo siento comisario, suélteme!

Y en ese instante empujo a Reyes, se metió por la ventanilla de su auto y tomo una pistola que siempre llevaba debajo del asiento por protección porque a veces querían tomar revancha los ebrios del boliche donde trabajaba por no regalarles un trago y así los ahuyentaba, entonces tuvo la grande y espectacular idea de apuntar a “el pobre Eduard” para dispararle quizás … y un disparo apago el silencio del lugar atravesando el cuello de ese loco barman que no pensaba detenerse por nada y matarlo por una simple colisión de mierda.

—¡Al diablo con tigo mal nacido!

Grito Reyes, en vesde ¡Alto Policía!

—Maldito y muy maldito, ¿que me has hecho hacer? Decia mientras miraba al desquiciado tendido en el asfalto descargando su sangre por el cuello y que placer le dio a Eduard ver como moría ese infeliz.

—Vaya si que es bueno disparando comisario.

—Si, como sea, ¿que les pasa a ustedes dos, que no saben conducir y se miden a golpes para hacer la diferencia? Demonios, el desgraciado iba a destrozarte la cara si no la esquivabas eh!!

Dijo casi riéndose como para disipar la cosa.

—Si, se ve que sabe romper narices, no lo cree asi Reyes?

—¡Que bueno eres Eduard!, gracias a mi claro esta, ah, y de nada.

—Claro que si, te hubieses ahogado en tu propia sangre si no llegaba, y diría que nadie te hubiese salvado, no hay un puto testigo y por suerte, solo tu sabes que no di el grito de alto, ¿verdad?

—Tranquilo amigo, me salvaste el pellejo, yo te cubriré cuando sea necesario, ¿estamos de acuerdo?

—Eres un buen chico dijo mirándolo de soslayo y levantando una ceja desconfiado y amenazante.

—Tranquilo comisario, me callaré, me salvo la vida.

—Claro, pero nada de mimos eh, debo llamar una ambulancia para que recojan esta basura, después deberemos llenar unos papeles.

—Seguro, mire mi auto, digamos que por unos dias se me va a complicar manejarlo, a menos claro que ofrezca paseos en banana!! Ja

—jaja que bueno que conservas el humor hijo!!

—Si seguro, pero no me llame hijo!

CAPÍTULO IV

Reyes lo acerco al hospital con su auto para que pudiera curarse las heridas que le dejo el “accidente” y como ya se estaba acostumbrando no daba puntaba sin hilo y aprovecho para mostrarse un poco a ver si podía dar un poco de lastima delante de Ornella quien ya dejaba su puesto para irse averiguaríamos donde.

—Eduard! Que te sucedió?

—Hola!, tranquila, son solo unos cortecitos por acá y unos golpecitos por allá…creo que sobreviviré.

El comentario provoco una sonrisa en la doctora que se contagio en Eduard.

—Doc., podría contarte que me paso si aceptas tomar algo!

Se quedo pensante, parada tranquila observándolo, “es lindo hasta vendado, como no me fije antes? Tendrá novia? Aquí parada con cara de sonsa no lo voy a averiguar.

—Bueno si ya te curaron me llevas ahora a casa y te preparo algo, te parece?

—Si encantado, solo que mi auto se trasformo en una banana y esta en la comisaría por ahora, ya se, vamos en el tuyo.

—Seguro, eso si, mejor yo conduzco, no tienes buenas referencias.

Dijo sonriente y partieron hacia el auto y rumbo hacia el centro donde vivía Ornella en un piso 12 con una vista privilegiada al mar, frente al parador que ya era famoso para ese entonces con lo sucedido en San Valentín, seguramente ahí, en ese balcón pasaría algunos momentos la doc. mirando el mar y las fiestas que hacían en el parador como la de aquella noche en la que Eduard mato al muchacho…

—Y bien! Quieres un café o un trago? – Si claro, en ese orden…digo, como para no ser descortés.

—Seguro, lo que eres es un tanto caradura, y se nota que bastante… Bien, de la cena te encargas tu, digo como para no quedarme atrás.

—Bueno, no dejare que lo hagas, digo, mi madre me enseño a cocinar, si te parece!

—Adelante, haz de cuenta que estas en tu casa.

—Te juro que voy a intentarlo.

—Cuento con eso muchachito.

La doctora pisaba los treinta y dos años y Eduard apenas veintitrés, y estaba en muy buena forma, se ve que hacia bastante ejercicio, un escalador estaba junto a la ventana y una bici fija junto a el mirando al mar como para volar con la imaginación mientras se desestresaba de su trabajo que por cierto debe ser bastante agotador, estar escuchando problemas y dilemas de la gente, porque cuando uno esta mal, todo lo ve negro y sin escape, mas si ya has llegado al sillón del psiquiatra donde una gota es un mar y un poco de tierra es un mundo, que frágil es la mente humana y tan fuertes y superiores que nos creemos, se supone que somos la raza mas evolucionada y solo estamos destruyendo todo a nuestro alrededor y destruyéndonos entre nosotros mismos constantemente, desde negar un saludo hasta agredir a otro o insultarlo prácticamente por nada, que poco somos, pero bueno, algún día evolucionaremos, eso claro si dejamos algo de este planeta, en fin, Eduard para ese entonces después del café y el segundo vodka con hielo se había olvidado completamente de su novia, tanto que cuando Ornella le pregunto si estaba en alguna relación, negó rotundamente casi sin saberlo, que poco sentía por su novia o que fuerte lo que sentía por Ornella, si, lo tenia embelesado, no le quitaba un ojo de encima, su cuerpo se notaba debajo de su ropa esculpido y por lo poco que dejaban ver sus mangas bronceado aun en otoño, y ni hablar de su picara mirada que rompía todo los paredones que construía Eduard como para no caérsele encima en un salto, quería besarla apasionadamente cuando miraba su boca moverse al hablar con esa voz de mujer segura y decidida y que mas deseaba que estuviese decidida y dispuesta para el.

El no se callaba, apenas me dejaba meter algún bocadillo y debe de estar pensando que hablo mucho, “me encanta esa boca carnosa” pensó mientras sin darse cuenta se estaba relamiendo sus labios y metiendo su mano entre las piernas, si, lo deseo y mucho, su voz saliendo de ese riñoncito me esta excitando mucho y cuanto hace que no estoy con alguien…

—Shhhh….Shhhh, podrías callarte un rato y darme un beso?....

—Eeeehhhhhh….yo

Se sentó sobre sus piernas y le dijo al oído casi susurrando..

—Ahora…bésame, bésame ya!

Le succionó el lóbulo de la oreja mientras con una mano lo tomaba por la nuca muy suave y con la otra sintió como se erizaban sus pezones y entonces el no tuvo mas remedio que besarla, primero con fuerza y metiéndole la lengua encontrándose con la de ella, luego la volcó sobre el sofá que parecía hecho a medida para que sus dos cuerpos se amaran, ella le desprendía el cinturón y abría sus jeans mientras el metía una mano debajo de su camisa que termino por arrancarle los tres botones que lo separaban de su suave y tersa piel, rozaba lento sus labios con los suyos, esas bocas estaban hechas para besarse una con la otra, poco a poco se fueron sacando la ropa mientras no podían parar de besarse y acariciarse, ella lo tomo de uno de sus pectorales marcados y redondeados, ella esta excitada, lo arañaba por la espalda y le tironeaba el pellejo, el no paraba de besarle y recorrer su cuerpo esculpido con su boca para hacerla jadear como a una adolescente, parecían prenderse fuego y fusionarse con tanto roce y sin mas miramientos comenzaron a hacerlo una y otra vez, en el sofá en el piso del living, apreciando la vista al mar que le daba a Eduard mucha energía para seguir amándola arremetiendo contra ella cuantas veces pidiera y no podían parar hasta que por fin en el suelo del balcón se encontraron ambos gimiendo en un orgasmo que los transporto al sueño erótico que ambos hicieron carne.

—Que locura hemos hecho,

—Deja que sea yo la que decida eso, podrías comenzar con la cena mientras me tomo una ducha!

—Claro, me fijo que tienes para hacerte algo sabroso.

Se dirigió al baño y él a la cocina, encontró un trozo de lomo en la heladera, un pimiento rojo, uno amarillo, un tomate, ajo, verdeo, perejil, y buala! un dulce de ciruela, solo le faltaba encontrar kirch en el bar que estaba en el living o hesperidina, si señor, era un sueño y debería hacerla soñar a ella con su comida.

—Solo espero que el agridulce le guste,

Ante la duda, aunque sabiendo que el lomo a la ciruela era irresistible, fue a preguntarle y la vio tras la mampara dejando caer el agua sobre su cuerpo y casi no se resistió y se metió en la ducha que ella ya estaba abriendo para que se encontrasen nuevamente sus bocas y sus cuerpos dónde esta vez fue un encuentro corto pero no menos fogoso entre el agua y la espuma que hacían al refregarse uno con otro se llevaron de nuevo al orgasmo, que placer dijeron ambos y sonrieron ya satisfechos, y dijo atinando

—Te haré un lomo a la ciruela,

—Genial, hay jengibre en la alacena!