"En el pasado, Anya era una chica aventurera en constante búsqueda de diversión y problemas. Pero desde que terminó con Jonas, está en un lugar oscuro y pasa la mayor parte del tiempo en su cama. Para acabar con su sufrimiento, su amiga María la convence de ir a esquiar en las montañas a las afueras de Barcelona. María contrata a un atractivo instructor de esquí, Tyler, para que las ayude a empezar. Para sorpresa de Anya, también lo invita a cenar. Y quién sabe... ¿quizás el intento de María por animar a Anya es justo lo que ella necesita? Este relato corto se publica en colaboración con la productora fílmica sueca, Erika Lust. Su intención es representar la naturaleza y diversidad humana a través de historias de pasión, intimidad, seducción y amor, en una fusión de historias poderosas con erótica."-
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Coqueteo en la nieve
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Original title:
Skiflirten
Translator: LUST Copyright © 2019, 2019 Lea Lind and LUST, an imprint of SAGA Egmont, Copenhagen All rights reserved ISBN: 9788726273281
1. E-book edition, 2019 Format: EPUB 2.0
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Coqueteo en la nieve
Relato erótico
La fila para pasar por seguridad en el aeropuerto de Copenhague es larga y se mueve a paso de tortuga. Entrecierro los ojos y trato de entrar a una especie de estado zen, pero el material de mi suéter parece estropajo y pica en todos los lugares que no cubre el top. Además, el calor hace que mis mejillas se sonrojen a fuego lento. No comprendo por qué todos los seres humanos parecen estar de acuerdo en que la lana es un material que permite el paso del aire. En todo caso, estos pedazos de fibra hacen que me sienta como si estuviera dentro de una olla de presión. Pero tengo que dejarme el suéter puesto porque decidí que no quería pagar extra por mi equipaje. Así que mantengo el peso de mi equipaje de mano dentro de los límites. Lo cual es bastante difícil con la ropa de invierno, aunque sea sólo por un fin de semana. Incluso si alquiláramos nuestro propio equipo al llegar.
La fila no avanza más que una triste pulgada. Desanimada, le doy una patada a la pesada maleta, que está casi tan gorda como el tío Mogens después de Navidad. Y eso que quería ahorrar tiempo, con puro equipaje de mano.
Finalmente llego.
—Su turno, señorita. —El guardia de seguridad me sonríe.
