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"Escribir puede sanar" afirma Federico y nos da la bienvenida a su prosa, nos revela también su deseo de poder movilizarnos con sus cuentos, de poder movernos hacia algún estado, hacia alguna imagen, hacia algún lugar… y confiesa que fueron escritos con el alma. A medida que los vamos recorriendo, su relato no hace más que confirmar esto que nos confiesa. Su forma narrativa simple plasma sentires profundos en torno a personajes y situaciones que pueden resultarnos familiares y que difícilmente se olvidarán. Este libro contiene también el sueño de poder ayudar a que otros sueños trasciendan. Me apropio entonces de algunas palabras de estos cuentos, y no puedo más que desear que el sueño logre ser camino. Los invito a descubrir sus cuentos y su sueño. Que es también el nuestro, el de Querubines por un presente mejor. Gracias Fede, Ale y Facu. Por este libro, por la generosidad infinita, por crear y, sobre todo, por creer.
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Seitenzahl: 48
Veröffentlichungsjahr: 2017
federico manuel bianchi facundo di salvo alejandro serfaty
creamos
Editorial Autores de Argentina
Bianchi, Federico Manuel
Creamos / Federico Manuel Bianchi. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2017.
84 p. ; 21 x 15 cm.
ISBN 978-987-711-943-5
1. Cuentos Realistas. 2. Reflexiones. I. Título.
CDD A863
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail:[email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Inés Rossano
Ilustraciones: Facundo Di Salvo
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina –Printed in Argentina
Índice
Agradecimientos previos
Prólogo
Sanando
Labruna
Pulsacciones
Deseo
Creo
Vaso
Trascendencia
El llamado
Llegar
Unos pasos
La mejor historia
Comentarios finales
Agradecimientos previos
Al hogar Los Querubines, que me dio la motivación necesaria para poder terminar este primer libro y me enseñó que lo que das te acompaña para siempre.
A ustedes que van a ayudar a los chicos del hogar.
A Adriana, por su lucha diaria e incansable. Necesitamos más Adrianas en el mundo.
A mis viejos que me criaron con libertad.
A mi hermana que es la persona que más quiero.
A los amigos con quienes las palabras y las acciones siempre quedan cortas.
A Facu Di Salvo que por esas casualidades (no existen las casualidades) tenía las mismas ganas de hacer algo por alguien y nos ofreció sus ilustraciones, poniendo su arte a disposición de un fin mayor que el propio beneficio económico. Fue un placer “laburar” en conjunto complementando los cuentos con imágenes, no tengo dudas que vamos a hacer más cosas juntos y ojalá podamos tomar vinos de mejor calidad.
A Ale Serfaty que apoyó, colaboró, realizó el prólogo y tiene la creatividad y el corazón mucho más grande que lo que él cree.
A Dai, que se sumó sobre el final y aportó un montón. Te vamos a extrañar.
A todos los que ayudaron opinando, corrigiendo e incentivando.
A la gente que está por llegar, que con su energía y vivencias motivará el segundo libro.
Prólogo
Cuesta mucho poder crecer cuando todos los días son iguales, necesitamos algo que nos sacuda, que nos haga salir de la monotonía. Algo que le agregue un poco de sal a la vida.
Hay años enteros que los podemos descartar, que están de más. Esperamos que llegue alguien y que nos despierte porque pensamos que nosotros no tenemos las herramientas, que las tenemos que buscar afuera. Algo de razón tenemos, siempre aparece alguien que nos ayuda a crecer, que se vuelve muy importante y nos deja enseñanzas sin darnos ninguna lección.
¿Qué hacemos si esa persona no aparece por dos o tres años? Pensé que nunca iba a encontrar la respuesta a esa pregunta hasta que empecé a colaborar en el hogar.
Fui un sábado para ayudar a pintar una la terraza, y eso lo cambió todo. Por un momento dejé de preocuparme por todos mis problemas, me comprometí y no pude dejar de proyectar a futuro. Recién conocía el hogar, pero sentía que algo me conectaba. Me di cuenta que había mucho para hacer y que solo hacía falta unir esfuerzos para que los chicos puedan tener una mejor calidad de vida.
Nos empezamos a juntar los fines de semana con Fede y Facu, y fue así como surgió este libro. Desde la necesidad de querer mejorar todo lo bueno que se viene haciendo y poder potenciarlo para que llegue a ser todo lo que imaginamos.
No podemos saber en este momento cuanto, ni hasta donde vamos a llegar con el libro, pero creemos que es un primer paso necesario en este proyecto solidario.
Te invitamos a que te sumes a soñar con nosotros y que te puedas acercar a conocer el hogar, pero antes tomate un tiempo para poder disfrutar de los cuentos e ilustraciones de este libro.
Alejandro Serfaty
Vivimos rodeados de milagros, solo necesitamos ser sensibles para descubrirlos
Sanando
Una multitud, mil personas entre cuatro paredes donde solo entran 100 y donde cada día se agregan 50 más. Si quedaran allí el tiempo suficiente morirían de a uno, dejando algún rastro, algo que recordar, una reseña de su paso, pero muertos al fin.
Algo así me pasa con las ideas hasta que las vuelco en un papel. Escribir es como abrir una ventana en la pared, dejar de estar rumiando los sentimientos y permitir que salgan estas ideas, que tengan un escape, que dejen de comprimir.
Escribir me permite continuar, no seguir enfrascado en mil conclusiones sobre un tema, y de alguna forma dejar ir. Escribir puede sanar.
Me hace sentir que lo que viví o me contaron, o lo que me imaginé queda descargado en algún lado, pasa de ser temporal a trascender. A pesar de que puede que nunca sea leído por alguien, en algún lugar se encuentra, en algún lugar quedó materializado y lleva la impronta de mi estado mental de esa época, de esos días, de mi forma de ver el mundo en un momento determinado.
Ojalá estos cuentos consigan disparar hacia algún lugar, hacia algún estado, hacia alguna imagen, hacia algún sentimiento. Ojalá consigan movilizar.
Sepan que estos cuentos se escribieron con el alma, el tiempo como aliado para acomodar las piezas, la ilusión y también con la ayuda de los que nos marcaron, uno a medida que transcurren los años pasa a estar tan compuesto de su propia esencia como de las partes que los demás nos fueron dejando o bien les fuimos robando, vaya uno a saber. En este libro volqué todo lo que tenía para dar en busca de algo representativo, propio y a la vez común (trabajosa dualidad), y le dí tantas vueltas como pude hasta que quedó sentí que ya no le agregaba nada en cada nueva corrección.