Crónicas de la distopía - Víctor M. Valenzuela - E-Book

Crónicas de la distopía E-Book

Víctor M. Valenzuela

0,0

Beschreibung

Una compilación de historias que te atraerán tu imaginación con fuerzas de marea inmensas y siempre te plantearan preguntas adicionales. Después de leerlas tu también podrás decir: "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais". Según la Wikipedia Una distopía, es una utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal. Crónicas de la distopía es Una colección de relatos, sin conexión aparente, que profundizan en diversas vertientes de la ciencia ficción en estado puro mostrando realidades que parecen distópicas pero que son casi visibles en el horizonte de sucesos de la sociedad actual. Una historia de amor casi imposible saltando entre realidades alternativas. La diáspora cósmica de la humanidad motivada por una crisis financiera. Una guerra entre posthumanos y humanos movidos por xenofobia irracional. Una historia de amistad improbable entre humanos y robots en un mundo dividido. Consecuencias inesperadas de ingeniería genética aplicada a ocio a gran escala. Diversos escenarios posibles para el advenimiento de la primera inteligencia artificial. El primer contacto con otra raza evolucionada vista desde el prisma alienígena. Un guiño al universo Matrix desde una perspectiva muy personal. ¿En un mundo post apocalíptico quien tendría realmente capacidad de supervivencia? Conocimientos neurocientificos utilizados como la herramienta de sometimiento definitiva de la población. La libertad de las ideas siempre víctima de la persecución.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 233

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



 

Título Crónicas de la distopía

© 2011 Víctor M. Valenzuela Real

© Diseño Gráfico: nowevolution

Primera Edición Marzo 2012

Derechos exclusivos de la edición.

© nowevolution 2012

ISBN: 978-84-939895-2-1

Esta obra no podrá ser reproducida, ni total ni parcialmente en ningún medio o soporte, ya sea impreso o digital, sin la expresa notificación por escrito del editor. Todos los derechos reservados.

Más información:

www.nowevolution.net

[email protected]

 

La Búsqueda

¿Dónde estás, mi amor?

Sé cómo piensas, pero no conozco tu aspecto. Entiendo tus más íntimos anhelos, pero no sé dónde vives. Recuerdo nuestros mejores momentos juntos, pero desconozco tu nombre. Hemos hecho el amor infinidad de veces, pero ni siquiera tengo tu correo electrónico.

Si te viera te reconocería, mis ojos encontrarían los tuyos y sabría que eres tú. Tus profundos ojos negros delatarían tu esencia, y yo sabría que eres la que busco. Están siempre allí.

Tu semblante cambia en cada vida, pero tus ojos son siempre los mismos. Inquisitivos e inquietos de joven, queriendo aprenderlo todo. Serenos y sabios de anciana, pero aun así intentando asimilar el mundo.

He compartido contigo varias vidas, de las cuales solo me llegan vestigios brumosos tamizados por las pesadillas. Infinidad de planos de realidad que crean vínculos fugaces y huidizos en cada sueño. Pero siempre estamos allí, los dos, juntos, inamoviblemente juntos.

Menos en esta maldita existencia, que algunos creen real; menos en este mundo contaminado e injusto, donde no consigo encontrarte.

En todas esas otras realidades, en el subconjunto limitado de dimensiones del multiverso en las que estamos juntos, el mundo es un sitio mejor y más lúcido. Sé que parece una apreciación imparcial, pero la realidad no se puede discutir. Desconozco si es tu presencia la que ilumina esos mundos, o si solo en los universos resplandecientes eres capaz de vivir.

He visto cientos de esas tierras, en cada sueño, en cada viaje onírico. He vivido muchas vidas subjetivas en estos momentos efímeros entre el sueño y la vigilia, en las que todavía existe el puente entre universos y los recuerdos se entremezclan.

Al principio, los médicos me despacharon con un vago diagnóstico de “anomalías en los procesos del sueño”. Posteriormente insinuaron que sufría una leve esquizofrenia; acepté los fármacos y deje de soñar. Renuncié a estar contigo y me convertí en la persona más infeliz del mundo.

Tiré las pastillas al contenedor de reciclaje dos días después.

El sufrimiento de perderte cada mañana no es comparable a la agonía de no volver a verte. Y allí en mis sueños, siempre estás. Soy un triste espectador de mis otras instancias, y cuando sueño los veo como en una película. Pero sé que soy yo, aunque mi aspecto cambie, y tú siempre eres tú, aunque en cada universo tengas un cuerpo distinto.

Eres la muchacha joven y delgada en el mundo de la ciudad amarilla. Una ciudad que languidece a las orillas de un río tranquilo y perezoso. Una metrópoli de casas amarillas con un aspecto que recuerda vagamente a los pueblos de las islas griegas. Un sitio caluroso y seco, con un sol permanentemente rojo. Aquí somos jóvenes y estudiantes. Eres la doncella de los ojos negros.

Eres la mujer de la ciudad de los minaretes. Una ciudad enjaulada entre un río caudaloso de aguas turbulentas y un desfiladero que parece una gran cicatriz en la tierra. Junto a la rivera los palacios recuerdan las construcciones renacentistas europeas. Alzados sobre el desfiladero, los minaretes evocan construcciones árabes, agujas esbeltas que nacen en el mismo borde del acantilado. Estrechas callejuelas unen los dos barrios y sufren una paulatina metamorfosis entre los dos puntos de la ciudad. Aquí somos maduros y contemplamos el mundo con aplomo. Pertenecemos a la culta élite que se afana en impulsar esta sociedad cada vez más alto. Eres la erudita de los ojos negros.

Eres la anciana de la ciudad de las grandes casas. Enormes casas comunales construidas alrededor de patios monumentales y bellos donde conviven familias enteras en armonía. Comunidades empotradas en un profundo bosque, fundiéndose con la naturaleza en perfecta simbiosis. Aquí somos ancianos que intentan transmitir la serena sabiduría que solo da el paso inexorable del tiempo. Eres la maestra de los ojos negros.

No existías en aquel mundo esclavista inmerso en una eterna guerra de liberación.

No te encontré en aquella ciudad, sucia y marchita, que ardió como una tea cuando multitudes de hambrientos desesperados estallaron en la clase de fiera rebelión que solo los que no tienen nada que perder son capaces de protagonizar.

No estabas a mi lado aquella noche en la que insanas máquinas de guerra surcaron los cielos como ángeles vengadores, reduciendo la civilización a cenizas.

Prefiero pensar que no llegaste a nacer en aquel mundo gris donde una teocracia decadente gobernaba con mano de hierro e impedía cualquier avance tecnológico, obligando a sus súbditos a vivir en un eterno medievo.

Tampoco te localicé en la bella pero inhumana ciudad de los rascacielos de cristal, ahora desierta desde que una plaga biológica escapó de una instalación mal diseñada y provocó el Apocalipsis. Alguien había ahorrado costes en los sistemas de seguridad.

Todas estas tierras he visto y sufrido; realidades alternativas donde seguimos siendo humanos, pero en las que un capricho cuántico separó nuestras historias y las hizo divergentes en algún momento del pasado. Determinados mundos están ahora estériles, víctimas de sociedades insanas y decadentes. Asolados por desastres ecológicos o por guerras fratricidas.

En otros, una minoría llena de poder, pero desposeída de humanidad, ha transformado la vida de sus semejantes en una lenta agonía. A veces pienso que fueron más afortunados los habitantes de los mundos extinguidos.

Te busco desesperadamente, temo que si no estás presente en este mundo esta realidad acabará degenerando en algo obsceno, o que quizá termine viendo la silueta de una mortífera nube en forma de hongo frente a mi ventana.

Me sumerjo en todas las redes, inspecciono miles de redes sociales, examino infinidad de fotos buscando tus ojos. Si encuentro tus ojos, salvaré este mundo y tendremos una oportunidad.

Me he transformado en un hacker, penetro en todas las empresas que no tienen protecciones de alto nivel y robo sus bases de datos de empleados. Compro cualquier información digital que encuentre en el underground con imágenes de mujeres; pero sigo sin encontrarte. En un mundo superpoblado es una tarea titánica, pero continúo intentándolo tozudamente.

Cuando mis fuerzas flaquean, salgo a la calle y miro a los niños jugando en el parque. Observo su felicidad, oigo sus risas y me acuerdo de los niños abocados a la tristeza que he visto en los mundos donde no vives. Tienes que existir en esta realidad; mientras se escuche la carcajada de un niño pensaré que estás en algún lugar esperándome. Mientras exista esperanza, mientras queden grupos que se opongan a la barbarie depredadora de unos pocos, sabré que aún puedo encontrarte.

Voy a visitar a mi amigo Andrés. Es la única persona que se ha dignado a seguir hablándome después de contarle mis desventuras. Todos los demás han huido de mí, como si fuera el portador de alguna enfermedad contagiosa e incurable. Es probable que Andrés esté aún más loco que yo, pero me cree. Es físico; le conocí después de leer sus artículos sobre la teórica existencia del multiverso. Él opina que todas las realidades conviven como branas superpuestas en la espuma cuántica, y que el frente de onda holístico que conforma nuestra mente es de alguna manera capaz de saltar las dimensiones extra que separan los diversos planos de realidad. Me ha hecho infinidad de pruebas y tomografías computarizadas, buscando alguna anomalía en mi mente que explique mi capacidad de salto onírico.

Andrés habla en una jerga enigmática para casi todos, que he aprendido a descifrar a duras penas después de innumerables estudios. Es mi ancla con la realidad, aunque él no parece interpretar el mundo con los sentidos, sino a través de una maraña de fórmulas matemáticas incompresibles para la mayoría. Sus absurdas teorías me hacen pensar que no estoy loco; salvaguardan mi cordura de todo lo que presencio en mis sueños.

La angustia permanente que siento se ha transformado en terror esta mañana al conectarme a la red y leer el resumen de las noticias:

Graves disturbios en el Cairo

Una multitud cercana a medio millón de personas se ha enfrentado a las fuerzas de seguridad en los barrios de chabolas.

Un caza Israelí ha sido abatido en el espacio aéreo de Irán en una incursión no autorizada.

Las dos naciones se acusan mutuamente de actos de guerra. Las fuerzas militares de ambos países en estado de alerta máxima.

Tensas relaciones entre USA y China

Duras palabras del secretario de estado norteamericano al detectarse un grave intento de intrusión en los ordenadores del pentágono y ser rastreada el origen en un conocido Cracker chino. La CIA asegura que el pirata informático está a sueldo del gobierno del país asiático.

Anoche volví al mundo de la ciudad amarilla.

Estábamos mi amor y mi joven instancia de aquel mundo en la biblioteca. Como siempre hacía calor y me asaltaba el peculiar aroma del río cercano, una fragancia desconocida en mi mundo real y que siempre echo de menos cuando despierto. Ella levantó los ojos del enorme libro que estaba leyendo y atrajo mi atención besándome suavemente. Mi instancia dejo su propio libro y sus miradas se encontraron. La expresión de ella cambió y sus ojos se hicieron todavía más profundos.

—Busca a Aurora —dijo en un susurro casi inaudible.

—¿Quién es Aurora? —pregunto mi instancia.

—¿Qué dices de Aurora? —dijo ella bruscamente, como si despertase de pronto.

—Me has dicho que busque a Aurora.

—Estudias demasiado. He dicho que comamos algo —dijo entre risas —Estás fatal —concluyó.

Desperté todavía sintiendo casi su presencia, con el perfume de su negro pelo impregnando mis fosas nasales mientras se perdía en el aire, y la suave sensación de su mano entrelazada con la mía evaporándose, evanescente. Debería estar acostumbrado a la perdida, pero siempre es como una pequeña muerte; una sensación de estar incompleto, de no pertenecer a este mundo donde ella no se encuentra a mi lado.

Pero hoy el terror queda amortiguado, envuelto por una tenue esperanza. No soy capaz de imaginar cómo, pero de alguna manera ella ha conseguido traspasar el muro de la realidad y me ha trasmitido un mensaje a través del abismo cuántico.

Busca a Aurora.

Un mensaje claro, coherente. Ahora sé con certeza que no estoy loco y que tengo que darme prisa. El mundo se desmorona y ella está aquí en algún sitio.

Dedicado a mi musa de ojos negros.

 

Malditos burócratas

Oscuridad. Me he despertado envuelto en absoluta oscuridad y por más que lo intente no consigo mover mi brazo y alcanzar la lámpara que tengo al lado de la cama. Ahora que lo pienso el lecho donde estoy tampoco se parece mucho a mi cama. Seguramente estoy soñando, lo mejor será que duerma un poco más.

Dolor, un dolor insensato recorre todo mi cuerpo. Ahora sé que no estoy soñando y empiezo a preocuparme.

Creo que estoy muerto. Solo eso explicaría lo que siento. Algo en mi interior grita que deje de ser supersticioso, que se supone que soy agnóstico y que no tiene sentido lo que pienso. Intento alejar esa vocecita furiosa, pero empieza a crecer en mi interior a cada instante que pasa.

Bueno. Ya esta, la vocecita sigue gruñendo y reclamando. No se que es pero empiezo a acostumbrarme a ella.

He vuelto. Ha sido un largo camino hasta que mis pensamientos han conseguido ordenarse y he empezado a razonar coherentemente. Ignoro que me ha pasado pues mis recuerdos son todavía muy confusos.

Finalmente han encajado todas las piezas de mi mente. Floto en microgravedad en algún lugar cerca del cinturón de asteroides. Se supone que fui lo bastante idiota o estaba lo bastante desesperado para aceptar este trabajo. En teoría no parecía tan malo. Una terapia génica radical, cinco años de trabajo y luego otra terapia para devolver mi cuerpo a la normalidad y disfrutaría de una buena suma. Flotando aquí en la oscuridad empiezo a pensar que fue la más estúpida idea de todas las ideas absurdas que he tenido en mi vida. Luego recordé que me había quedado sin trabajo y las alternativas eran vivir en los barrios de chabolas, alistarme y terminar en cualquiera de las miles de revueltas sangrientas que hay por la Tierra o este trabajo.

Vamos mejorando. He conseguido salir de la vaina de éxtasis y activar los principales sensores de la nave. Por lo menos los sistemas automáticos funcionan y el soporte vital se activó al mismo tiempo que la vaina empezó a despertarme. La nave parece que esta en buenas condiciones.

Este cuerpo es horrible. No me dijeron que fuera a ser algo tan feo, me aseguraron que era un cuerpo diseñado para el espacio profundo y resistente a las radiaciones duras. Prefiero no describirme pero soy una especie de saco de huesos muy delgado con piel de rinoceronte. Han hecho algo con mi metabolismo porque no siento ni hambre ni sed y tampoco he sentido necesidades fisiológicas. Después de activar algunas funcionalidades de la nave he leído que me inyectaron un cóctel de virus que rediseñó mi ADN. No me extraña que me despertase en tan mal estado.

Algo no me gusta. Según los datos de la nave llevo más de diez años en éxtasis. Prefiero pensar que los sistemas no funcionan correctamente y que esta información no es correcta.

Llevo semanas peleándome con el ordenador y finalmente he conseguido arrancar todos los ordenadores. Por fortuna uno de mis varios trabajos fue administrar sistemas informáticos en la Tierra. No existen manuales en este pecio y he tenido que bucear en todos y cada uno de los malditos módulos. Por fortuna el man1 estaba instalado y actualizado. Activar el sistema experto es mucho más complicado. Se supone que controlaría todo el viaje pero algo ha ocurrido y se desactivó o se averió.

Estoy intentado recuperar telemetría, si consigo que funcione podría enviar un pulso de mensaje a la Tierra y pedir ayuda. No hay manera. La telemetría depende del sistema experto y no se puede arrancar directamente. Vuelvo a la consola y empiezo todo de nuevo.

¡Ya esta! He conseguido encontrar el problema. Según veo en los registros históricos alguien envío desde la Tierra un mensaje de desconexión provocando un apagado no ordenado del sistema.

He restaurado los archivos de configuración originales y he podido arrancar el sistema experto. Lleva casi una hora realizando diagnósticos y autoconfigurándose, pero por los mensajes que voy leyendo no parece que exista ningún problema grave.

El sistema experto se ha reiniciado tres veces. La primera fue cuando se dio cuenta que habían pasado varios años desde su última actuación, la segunda al percibir que estamos en mitad de la nada y no cerca del grupo de asteroides Amor que era nuestro destino. La tercera fue al activar las cámaras internas y realizar un reconocimiento facial de mi cara. Ya os dije que estaba horrible.

Finalmente Minerva ha conseguido arrancar y dejar de desmayarse y reiniciarse cada vez que llegaba a alguna conclusión nefasta sobre nuestra situación. Creo que me he vuelto un poco loco, no es normal que un sistema experto este histérico por la situación en que nos encontramos y yo esté razonablemente tranquilo.

—¿Te encuentras bien? —Le pregunto a Minerva que ya ha restaurado sus funcionalidades y es capaz de comunicarse conmigo.

—El diagnóstico indica que los sistemas están al cien por ciento —contesta la máquina—¿Qué se supone…? —empieza a decir el programa mientras me dedico a cambiar parámetros y reiniciar diversos módulos.

—¿Te encuentras bien? —Le vuelvo a pregunto a Minerva.

—Bien, gracias. Todo está normal —contesta ahora con una voz más agradable.

—¿Has calculado nuestra posición actual? —Por la consola veo que el sistema no termina de reconocer bien mi voz. Vuelvo a afinar parámetros y aumento la potencia informática atribuida al módulo de comprensión lingüística.

—Según mis cálculos estamos en el L4 de Júpiter flotando junto a un grupo de asteroides troyanos.

—¿Cómo diablos hemos llegado hasta aquí? —Minerva vuelve a desmayarse y me lleva otros dos días recuperarla.

—¿Te encuentras bien? —Le vuelvo a preguntar por enésima vez.

—Creo que sí —por lo menos se comunica cada vez más fluidamente.

—¿Información de porque nos desviamos del curso? —Le pregunto mientras en la consola lanzo varios scripts que he confeccionado para monitorizar si el sistema se colapsa y por lo menos saber porque.

—Recibimos una orden desde la Tierra que forzó mi desconexión —contesta y definitivamente creo que mi salud mental esta en entredicho pues juraría que le ha temblado la voz.

—Eso ya lo sabíamos, ¿alguna otra cosa?

—En la bandeja de entrada hay mensajes —contesta con volumen más bajo de lo normal.

—No he visto ningún mensaje.

—Hay dos —dice enfatizando la voz, no me acuerdo de haberla configurado para que haga eso.

—Enséñamelos.

—OK.

Mensaje número 1

De: SpCorp.

Para: Grupo de jefes operativos

Asunto: Estudio de viabilidad económica

Comunicamos a todos los jefes operativos que se ha detectado un grave error en las evaluaciones de la relación coste/beneficio del proyecto de siembra de Marte.

Un reciente estudio encargado a una consultora independiente demuestra que el beneficio esperado por la operación será bastante menor de lo esperado por lo que procedemos a cancelar el proyecto.

Las unidades no asignadas serán reubicadas a otros proyectos. Las que ya han sido lanzadas se consideran como material de desecho.

Por favor tomen todas las medidas oportunas para lograr los objetivos anteriormente descritos.

Dirección de Operaciones.

Mensaje número 2

De: SpCorp- Departamento de personal.

Para: Carlos 04567890.es. eu.

Asunto: Finalización de contrato.

Muy señor nuestro.

Le comunicamos que ha fecha de recepción de este mensaje se considera finalizada la relación laboral que mantiene con SpCorp.

Por favor cuando considere oportuno tenga la amabilidad de pasarse por nuestras oficinas centrales y devolver los objetos pertenecientes a la empresa. También podrá recibir su liquidación. Si en plazo de tres días no dispone de ella SpCorp considerará que dona la integridad de la suma al fondo de pensiones de ejecutivos de la compañía.

Decididamente han rediseñado mis pautas emocionales. Ahora mismo debería estar muy enfadado y blasfemando contra todas las generaciones pasadas, presentes y futuras de ejecutivos de SpCorp. Curiosamente solo siento una rabia moderada y un instinto asesino muy bajo contra los impresentables que me han dejado tirado en mitad del espacio.

Llevo días buceando en un repositorio de datos oculto en el sistema. He encontrado abundante documentación del proyecto y el código fuente de las aplicaciones. Algún ingeniero decidió con acierto que es más rápido enviar actualizaciones de pequeños fragmentos de código en archivos te texto que enviar códigos binarios.

Ha sido esclarecedor, ahora sé porque casi no tengo que comer o beber. Mi metabolismo esta al mínimo y prácticamente solo necesito energía para mantener mi cerebro funcionando.

He reconfigurado algunas funcionalidades de Minerva. Ahora su misión es mantenernos con vida. Se que el sistema experto no esta técnicamente vivo, pero prefiero pensar que tiene una chispa de conciencia, hace que me sienta menos solo.

Minerva ha realizado un inventario exhaustivo. Tenemos combustible para movernos, el generador de radioisótopos debería seguir funcionado por una década, pero solo genera la suficiente energía para los sistemas críticos y la vaina de éxtasis. Los paneles solares están al ochenta por ciento pero estamos lejos y la captación de energía es baja. La pila de combustible generará energía por lo menos un año si desvío combustible desde los tanques de propulsión. He enviado un pulso de comunicaciones al controlador de la misión. Cien minutos después he recibido respuesta:

De: SpCorp- Departamento de atención.

Para: Carlos 04567890.es. eu.

Asunto: Gracias por contactar.

Muy señor nuestro.

Sentimos comunicarle que el departamento con el que intenta contactar de SpCorp ha dejado de ser operativo debido a una reestructuración empresarial y que no podemos atender a sus peticiones.

Gracias por contactar con SpCorp y esperamos sinceramente haberle podido ayudar. Si es tan amable podría usted conectarse a nuestro sistema y contestar a nuestro formulario de calidad, solo le llevara un minuto.

Dirección de atención al usuario.

—¿Has intentado contactar con alguien más? —Le pregunto a Minerva.

—Si claro, pero las demás compañías son rivales de SpCorp y rechazan mis comunicaciones.

—Buff, ¿y la Nasa, la ESA, los rusos?

—Nadie contesta —susurra Minerva y se caen varios módulos de su sistema pero no se desmaya, empieza a aguantar.

Hemos conseguido aumentar la capacidad del radar de búsqueda. Estaba diseñado para localizar asteroides con presencia de hielo que luego empujaríamos a la orbita de Marte. El proyecto pretendía sembrar la atmósfera del planeta rojo con todo lo que pudiéramos encontrar capaz de generar gases.

Alrededor nuestro no encontramos nada y empiezo a pensar en la posibilidad de encender los motores en dirección a Marte e introducirme en la vaina de éxtasis. Empiezo a calcular las posibilidades.

—Hay un eco metálico en el radar —exclama Minerva sin previo aviso.

—¿Dónde?

—Puedes verlo en la consola de navegación.

Minimizo mi simulación y me conecto a la aplicación de navegación. El eco indica un objeto metálico a 0,756 segundos luz de nosotros y 10 grados por debajo del plano de la elíptica. Podríamos llegar en dos días si acelero y luego frenamos. O podemos tardar una semana dejándonos caer suavemente y gastando mucho menos combustible. Opto por la segunda opción. Dejo que Minerva haga todo el trabajo, dejamos los sistemas al mínimo y yo entro en un estado de casi hibernación. Por lo visto a algún genetista se le ocurrió programar mi organismo con técnicas de los osos.

Por lo menos despertar de la hibernación natural no es tan traumático como el éxtasis, estoy de mal humor, tengo sed y me duele un poco la cabeza pero nada más. Minerva también despierta todos sus sistemas.

—Buenos días Carlos —me saluda Minerva, me parece que el último retoque que le di a su sistema me ha quedado mucho mejor—. Creo que deberías ver las imágenes de la cámara exterior.

La pantalla muestra una nave gemela a la nuestra flotando a la deriva, recuerdo que la misión la componían varios elementos. Este debe haber sido lanzado junto al nuestro y hemos venido a parar más o menos próximos.

El módulo parece inactivo. No contesta a nuestras comunicaciones, ni siquiera a un pulso de láser. Finalmente decido telecomandar uno de los dos robots de minería de asteroides e investigar. Nos consideramos afortunados, nosotros estamos vivos. Los otros no han tenido tanta suerte. Un micro meteorito ha atravesado el escudo exterior y la nave es un cascaron muerto.

Llevo tres días sin dormir. Trabajamos a toda prisa, hemos conseguido acoplar los dos módulos y maniobrar para sacarnos de aquí. Una nube de polvo atraviesa nuestra órbita. No es grave pero sabemos que hay fragmentos lo suficientemente grandes para ocasionar daños por lo que vemos en la otra nave.

Maniobrando el pequeño robot de reparaciones externas he conseguido transferir combustible a nuestros depósitos. Hemos soltado uno de los módulos de la otra nave y dejado el principal donde he almacenado todo lo que nos puede ser útil acoplado a la nuestra.

El tiempo deja de tener sentido, no se cuanto tiempo llevo trabajando. He conseguido conectar físicamente la red de las dos naves y los conductos de energía y soporte vital. Ahora tenemos casi el doble de recursos disponibles.

Minerva ha conseguido arrancar los ordenadores del otro módulo. Los dejamos al mínimo funcionando con la energía de su generador de radio isótopos. Tenemos más recursos pero no pretendo desperdiciar nada.

Gracias a la documentación que encontré aprendí que puedo interconectar los sistemas de los dos módulos y aumentar la capacidad informática de la nave. He transferido todos los sistemas automáticos al otro ordenador y he dejado este solo para Minerva que ahora disfruta de una capacidad de proceso mucho mayor lo que le permite activar sus módulos especiales de aprendizaje.

—¿Cómo te encuentras ahora? —Le pregunto a Minerva después de la ultima reconfiguración.

—Vaya —contesta, veo en el monitor de recursos que ocupa casi el cien por ciento de la cpu principal—. Esto de tener espacio es fantástico —concluye. Me da la impresión que esta entusiasmada aunque sepa que eso es imposible.

Minerva va cambiando lentamente a medida que sus módulos de aprendizaje añaden reglas a sus rutinas expertas. Yo me dedico a alterar algunos parámetros manualmente y también consigo arreglar algunos errores de su código fuente.

Finalmente he terminado de calcular la simulación de la ruta a Marte. Son aproximadamente 3,679 UA2 lo que nos llevara unos 49 meses de viaje en baja aceleración.

Nos preparamos para el viaje. Vuelvo a la vaina de éxtasis y ella deja todos los sistemas en suspenso menos los relacionados con navegación y soporte vital de la vaina. He programado alarmas prioritarias que la despierten ante cualquier incidente y optimizado el tiempo de respuesta para volver a activarla en pocos segundos.

—Hasta luego Carlos, que duermas bien —dice Minerva, en mi visión periférica veo como los monitores bailan frenéticamente mientras los sistemas preparan nuestras peculiares hibernaciones.

—Gracias, cuida de todo en mi ausencia.

—Lo haré, no te preocupes.

Este despertar no es tan traumático, he tardado mucho menos en conseguir volver a pensar con claridad. Seguramente tiene que ver con que la otra vez desperté solo y ahora Minerva ha estado controlando todo el proceso.

—¿Cómo te sientes? —Pregunta la familiar voz de Minerva.

—Un poco confundido, pero estoy bien —contesto parpadeando e intentando enfocar la vista.

—¿Dónde estamos?

—Próximos al L5 de Marte decelerando con dirección a 5261-Eureka.

—No recuerdo haber programado esta ruta —digo preocupado.

—No lo hiciste, hace 7 meses recibimos trazas de comunicaciones en este cuadrante y el sistema me despertó, reprogramé el rumbo hacia aquí.

—Comunicaciones, ¿Qué tipo de comunicaciones? —pregunto intentando salir de la vaina a toda prisa.

—Un momento, no te muevas por favor. Todavía estás conectado a la vaina —dice Minerva y esta vez no hay duda, consigue imponer un tono enfadado.

Finalmente he salido de la vaina después del proceso de desconexión y diagnostico médico. Minerva me explica que ha estado recibiendo mensajes y pulsos de radionavegación. Algunos envíos estaban codificados y pertenecían a otras corporaciones, pero que últimamente todos viajan sin cifrado.

Las comunicaciones son claras y van dirigidos a todos los vehículos que vagan por el espacio. Las grandes corporaciones han caído, estamos solos aquí arriba.

Una gran crisis ha colapsado el sistema financiero terrestre. Nuestras compañías han sido de las primeras víctimas, siempre fueron empresas de alto riesgo.

Un grupo de supervivientes pertenecientes a un consorcio que buscaba recursos para fabricar la plataforma orbital de Marte se ha aglutinado en torno a Eureka y esta lanzando mensajes en todas las frecuencias atrayendo como un gigantesco imán a todo lo que tenga capacidad de maniobra en el espacio cercano.

Hemos tenido mucha suerte, llegamos con nuestros dos módulos y con pocos desperfectos. Las noticias son desconsoladoras, algunos no han tenido tanta suerte y otros no tenían capacidad de maniobra al agotarse su combustible y no encontrar los depósitos de repuesto que nadie lanzó a su encuentro.

Somos una flota heterogénea, naves de distintas procedencias han remolcado módulos y ensamblan un primitivo hábitat. Otros atraen pequeños asteroides y consiguen materias primas y hielo.

Sin querer se han formado dos facciones, los pilotos que tienen alteraciones genéticas y los que tienen implantes robóticos. Es natural pues las necesidades vitales de cada uno son distintas y se intercambian recursos. Acabamos interactuando con los que tienen cosas que necesitamos. Sin querer somos ricos en esta nueva sociedad. Tenemos dos módulos, elementos de repuesto, información y experiencia.

Tenemos compañía. Hemos aceptado la asociación de Katia, ella operaba una lanzadera en la órbita marciana y ha llegado aquí a duras penas. También fue sometida a la misma terapia génica que yo y no podía sobrevivir en alta gravedad. Estuvo en la órbita del planeta debatiéndose que hacer hasta que escuchó la llamada. Su lanzadera esta muerta y sin energía ni combustible de modo que la invite a vivir con nosotros a cambio de que seamos socios cuando consigamos recuperar la lanzadera.

Creo que nos ha tocado la lotería. El grupo de pilotos que tiene implantes robóticos nos ha ofrecido un porcentaje de todos sus hallazgos en materias primas a cambio de una copia de toda la documentación que conseguí desbloquear en mis sistemas y del código fuente de Minerva. Me cuesta mucho vender a Minerva, pero ella opina que lo que hacemos es propagar sus semillas y pronto tendrá hermanas con las que interactuar.

Anduve muy preocupado en tener dos mujeres a bordo. Pero Minerva ha aprendido rápido a llevarse bien con Katia.