Cuentos de arriba, cuentos de abajo - Márgara Averbach - E-Book

Cuentos de arriba, cuentos de abajo E-Book

Márgara Averbach

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Beschreibung

Los nueve cuentos de este libro se relacionan entre sí por el lugar donde ocurren los hechos: el luminoso "mundo de arriba" y el sereno "mundo de abajo". Allí, una serie de personajes tan diferentes viven historias realmente inolvidables.

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Seitenzahl: 61

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Cuentos de arriba, cuentos de abajo

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Márgara Averbach

Ilustraciones  -  Leicia Gotlibowski

COLECCIÓN La Puerta Secreta REALIZACIÓN: Letra Impresa AUTORA: Márgara Averbach EDICIÓN: Elsa Pizzi DISEÑO: gaby falgione COMUNICACIÓN VISUAL ILUSTRACIONES: Leicia Gotlibowski

Averbach, Margara Cuentos de arriba, cuentos de abajo / Margara Averbach ; ilustrado por Leicia Gotlibowski. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Letra Impresa Grupo Editor, 2020. Libro digital, EPUB Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-4419-34-7 1. Narrativa Infantil y Juvenil Argentina. 2. Cuentos. I. Gotlibowski, Leicia, ilus. II. Título. CDD A863.9282

© Letra Impresa Grupo Editor, 2021 Guaminí 5007, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Teléfono: +54-11-7501-1267 Whatsapp +54-911-3056-9533contacto@letraimpresa.com.arwww.letraimpresa.com.ar Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción parcial o total, el registro o la transmisión por un sistema de recuperación de información en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin la autorización previa y escrita de la editorial.

Esta colección se llama La Puerta Secreta y queremos invitarlos a abrirla.

Una puerta entreabierta siempre despierta curiosidad. Y más aun si se trata de una puerta secreta: el misterio hará que la curiosidad se multiplique.

Ustedes saben lo necesario para encontrar la puerta y para usar la llave que la abre. Con ella podrán conocer muchas historias, algunas divertidas, otras inquietantes, largas y cortas, antiguas o muy recientes. Cada una encierra un mundo desconocido dispuesto a mostrarse a los ojos inquietos.

Con espíritu aventurero, van a recorrer cada página como si fuera un camino, un reino, u órbitas estelares. Encontrarán, a primera vista, lo que se dice en ellas. Más adelante, descubrirán lo que no es tan evidente, aquellos “secretos” que, si son develados, vuelven más interesantes las historias.

Y por último, hallarán la puerta que le abre paso a la imaginación. Dejarla volar, luego atraparla, crear nuevas historias, representar escenas, y mucho, mucho más es el desafío que les proponemos.

Entonces, a leer se ha dicho, con mente abierta, y siempre dispuestos a jugar el juego.

Si alguien les pide una lista de películas y series protagonizadas por animales que hablan, seguramente podrán decir más de diez, sin dudar ni equivocarse. Es que todos recordarán algunas muy divertidas, como Kung Fu Panda, las dos de Río y todas las de la Era del hielo. O se acordarán de otras un poco tristes pero con final feliz, como El rey León, y las de aventureros, como Buscando a Nemo. Y también están aquellas en las que los protagonistas tienen que superarse a sí mismos y lograr lo que parecía imposible, como Turbo, el caracol que quiere convertirse en el más rápido del mundo o Khumba, la cebra que, además de obtener las rayas que le faltan, encuentra la valentía necesaria para salvar a todos los animales del Gran Karoo.

Y no solo esas historias atrapan nuestra atención. También las de objetos que tienen vida. ¿Quién no ha disfrutado de las aventuras de Thomas y sus amigos, las de Rayo McQueen, de Cars, y las de Dusty, de Aviones? La lista podría seguir porque… ¿se dieron cuenta de que nunca nos cansamos de volver a ver estas películas, a pesar de saber cómo terminan? ¡Es que las historias de animales y objetos que se parecen a las personas siempre resultan muy atractivas!

En los increíbles cuentos de Márgara Averbach que van a leer, no solo conocerán otros animales y cosas que hablan, sienten y viven como las personas. También ingresarán en mundos llenos de fantasía, y en los que la amistad, la solidaridad y la armonía son muy importantes.

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Ujujá y los cuentos

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Leonardo lloraba. Se había lastimado la mano con un vidrio y le dolía bastante así que se había ido corriendo a su pieza a llorar bien fuerte para ver si se le pasaba.

–¡Uu-ju-jaa! –decía mientras le corrían las lágrimas por los dedos–. ¡Uu-ju-ja!

Pensaba seguir con eso un rato pero de pronto, pasó algo muy raro. Sintió que una cosa blanda le rozaba la mano y cuando se la miró para ver si era la colcha de la cama o una hoja del helecho de la ventana, se quedó mudo. Ahí, junto a su cara medio mojada, había un elefantito negro, apenas más grande que los de juguete, con los cuernos y los ojos blancos como la leche.

Leonardo lo miró. Nunca había tenido un elefante negro de juguete y además era más que evidente que ese estaba bien vivo. Sacudía la cola y movía las orejas.

–¿Sí? –le dijo como si lo conociera de toda la vida. Encima, hablaba–. ¿Qué querías?

–¿Yo? –Leonardo se había olvidado de seguir llorando–. Nada. ¿Por qué?

–Como me llamaste… –dijo el elefante y, cuando vio que Leonardo lo miraba como si no entendiera nada, explicó–: Me llamo Ujujá.

–Aah –dijo Leonardo, un poco menos extrañado–. La verdad es que no te llamé. Estaba llorando.

–¿Qué te pasa? –le preguntó el elefante.

–Me duele mucho la mano. Me lastimé.

–Ah. Entonces ya sé por qué me llamaste… Yo soy un cuentacuentos. Los cuentos curan, Leonardo… Y si no curan, por lo menos distraen, ¿sabés?

Leonardo quería que le contaran un cuento, por supuesto. Siempre le habían gustado los cuentos. Y además, ya le dolía de nuevo y tenía ganas de gritar otra vez ¡Uu-ju-já! o algo por el estilo.

–Bueno –dijo Ujujá–. Te voy a contar cómo se usaron los cuentos para curar por primera vez. Yo vivo casi siempre en un bosque verde y alto y ahí fue donde pasó todo. Hace muchos años, una vez, Deslizadora, la culebra, tuvo un accidente.

–Pero vos no serás amigo de una víbora, ¿no? –le preguntó Leonardo que, de a ratos, para consolarse, se imaginaba que lo que tenía en la mano se lo había hecho una víbora fabulosa y no un vidrio aburrido.

–¿Por qué no? –le contestó Ujujá–. Las víboras también son útiles. En nuestro bosque teníamos demasiados ratones. Los árboles se quejaban porque les roían la corteza para afilarse los dientes. Pero desde que vino Deslizadora, se fueron todos. ¿A vos no te gustan las culebras?

–La verdad que no –dijo Leonardo con cara de asco. Y no dijo nada más porque si Ujujá era amigo de esa víbora, a lo mejor se ofendía y no le contaba nada.

–Bueno, resulta que a Deslizadora se le cayó una rama encima. En realidad, se le cayó abajo, porque ella estaba durmiendo enroscada sobre la rama y no sé, vino el viento y la rama se fue al suelo. Ella chilló un rato y sacó la lengua…

–Aj –dijo Leonardo sin darse cuenta. Ujujá ni lo miró.

–Sacó la lengua hasta que por fin pasó Peludo, el gorila, y la ayudó a salir. Pero la pobre no podía ni mover la cabeza. Trataba, eso te lo aseguro porque Deslizadora es muy inquieta, ¿sabés? Le gusta mucho arrastrarse por el pasto y entre los juncos y si duerme tanto es porque está agotada de tanto ejercicio que hace. Cuando Peludo la vio tan mal, decidió llamar a Ojos, la lechuza, que es nuestra doctora.

–Pero las lechuzas duermen de día –dijo Leonardo, que de animales sabía bastante.