De chándal al cielo, con traje al infierno - Noah Díaz Rodríguez - E-Book

De chándal al cielo, con traje al infierno E-Book

Noah Díaz Rodríguez

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Beschreibung

Estas páginas muestran mi interior. El dolor, el placer, la dicotomía, la ambigüedad, la esperanza. Es mi viaje al interior de mis albores emocionales y psicológicos, y también al interior de la tierra. Mis palabras quieren ser una voz que se alza en contra de lo establecido e injusto. Una voz por la empatía y la sensibilidad. Con este libro quiero apelar al cuestionamiento de la trayectoria vital y emocional de los lectores a través de mis experiencias personales.

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De chándal al cielo, con traje al infierno

Noah Díaz Rodríguez

© Noah Díaz Rodríguez

© De chándal al cielo, con traje al infierno

Septiembre 2023

ISBN papel: 978-84-685-7853-8 ISBN ePub: 978-84-685-7852-1

Depósito legal: M-30188-2023

Editado por Bubok Publishing S.L.

[email protected]

Tel: 912904490

Paseo de las Delicias, 23

28045 Madrid

Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Este compendio de palabras está expresamente dedicado a mí mismo…

Puede resultar narcisista a los ojos del lector, pero la realidad es que este compendio de palabras ha sido mi cura y mi enfermedad, mi antídoto y mi toxicidad…

Índice

AL PRINCIPIO FUE EL VERBO, DESPUÉS VINO EL…DELIRIUM TREMENS

TE QUISE

Torpe y herido, Necio y repetitivo

Somos dos…

Caro, El amor es…

Ahora anda sola

CAVILACIONES

Vivo en la dicotomía

Tiempo que se pierde

Navegando entre mares…

Se han quebrado

… El precio de mis sentidos…

Entre la maleza…

PELUDITOS

Nubín

Pelusín

SÍ, ERES TÚ

Lo que nunca te dije

Pronuncie, Su hijo

Vestido de chaqueta

Palabros

«Palabra»…

Tempos

Vuelo que aflora

LA CALLE Y SUS DESTELLOS

Quiero escuchar tu historia…

Extraordinaria mañana

Multitud de multitiendas

Lágrima tribal

E le loro voci…

¿?

Y, ¿… cómo…?

Y, ¿… qué es…?

¿… Que cómo…?

Y, ¿…YO…?

¿Yo?

Para anestesiar…

Vodka

Cuando escribo…

… Noctambulidades…

En vacío…

Desgarré…

A veces…

Cubren mi cara en vano

¿Número (…)?

Caro humanoide

Mental presbicia…

Llamadme

En realidad, No me viste

Bipolarizado, En tempos

Si eres un cívico…

DE CHÁNDAL AL CIELO, CON TRAJE AL INFIERNO

AL PRINCIPIO FUE EL VERBO,DESPUÉS VINO EL… DELIRIUM TREMENS

En sus noctambulidades erráticas, tambor de lavadora en histriónicas conexiones sinápticas.

Estaba obnubilado,

—¿Por qué he de…? —Una voz interpela—.

—Duerme.

A él solían llamarlo «hombre de éxito», de esos que son solidarios y despachan con soberbia propinas en forma de billete color amoratado. No obstante, «eso» era lo que él denominaba «mi bartering», un modelo de negocio basado en el trueque. ¿Que cuál era dicho trueque…?

—¡Soy un necio! ¡Así seré traslúcido en mis desvelos! —se dijo a sí mismo el exitoso, ínterin en sus delgadas y aparentemente afables sabanillas que, muy remotamente de cubrir un altar, se entrelazaban y hacían jactancia de su pánico.

Lo «cierto» es… que su aguinaldo, y no navideño, no era por pura prestancia.

La labor de aquellos que recibían la cuantía del trocamiento consistía en absoluto mutismo. Es decir…

—¡No!, ¡no! Piensa normal, no entres en paranoia, sabes perfectamente que ese bichejo no es real —se dicta a sí mismo imperativo.

Dicho humanoide está soñando despierto. Dicho humanoide está…

—¡Una, solo una más, por favor! Tan solo anhelo ese… —Le interrumpe su mundo interno, que hace tiempo ya que dejó de serlo…—. ¡Líquido espirituoso!

Tan carente de espíritu, deja caer una extremidad sobre la madera de ébano que superpone el subsuelo, en todas sus acepciones. El continuo ludir de su trepidación muscular contra el pavimento denso color obsidiana parecía cavar un agujero hasta dar con el infierno.

—Necesito…

Desfallece nuestro personaje «casi» entre microsegundos.

Ipso facto despierta en el acto, «en tiempo y forma»…, al menos, en su tiempo y… muy en «su forma», en una cadavérica y ajada forma que cubre y, sobre todo, encubre (aunque no descubre nada nuevo…) lo que en este instante, cree, es su cuerpo.

—Algo ha ocurrido. Está extrañado, ofuscado…, irradia irascible su furia entre convulsión y convulsión.

El entorno ya no es el mismo, ha transmutado. La ornamentación de los tabiques no es que sea exigua…, es carente. Y la tonalidad de dichas paredes se hace verificable a su semejanza con respecto a la vestimenta de los que ahora se dirigen a la vía, que muy lejos de ser la vía de una calle, es más «del estilo» intravenosa.

Séptimo día: nuestro humanoide da libertad a sus párpados para desprenderse de sus ya añejas legañas, da rienda suelta a su mirada, pero no a su vista. Se permite oír y, hogaño, escuchar.

—Permítame decirle señor… —pronuncia, salivando por el dulce que aún saborea del cutre desayuno clásico de auxiliar, una señora que observaba al hombre entre una ambigüedad de displicencia y benevolencia— Ha estado usted al borde de… —Se reprime a sí misma—. ¡Levántese!

—¿Qué…?

—Usted… ¡Levántese!

Impacta sus pies con el gélido suelo.

Y fue este el inicio de su vida, y no el «reinicio».

La auxiliar del cutre desayuno explicó y desarrolló toda una tesis para que el hombre, ahora sí, exitoso, hiciera la cama.

—(…) Coloca la sábana encimera alineada con la (…) ¡Haz el borde en mitra! (…).

En resumen, aquella no fue la mejor cama que tendiese, pero sí sería la primera de muchas…