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El escritor argentino Rubén Valle nos propone, en esta colección de más de un centenar de narraciones breves, un juego de riesgo. El peligro es el de perderse deliciosamente en este universo de la imaginación, puesto en rotación alrededor de nosotros. Universo donde: -Un buzo se sube a un caballo. -Alguien dice: "Los insectos son monoteístas". -Comprarse un cadáver puede costar 200 pesos. -Una planta con los colores de Boca sólo crece en el jardín del abuelo. -Hay portarretratos con la foto de una perra. -Una dama sufre un ataque de pánico cruzando por la línea de cebra... ¿está en Abbey Road? -Un tronco seco puede ser un hombre muerto de espaldas. Estos son apenas unos pocos vistazos. Imposible dejar de leer en este cosmos propuesto por Valle, que, lejos de ser caótico, se encuentra perfectamente ordenado. Lo que no hace sino reforzar la hipnótica atracción del conjunto. Piénselo con cuidado, medite: tal vez mañana no pueda hacer otra cosa que no sea seguir leyendo este libro.
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Rubén Valle
Desperté en el bosque
después de haber soñado un bosque
Buenos Aires, 2013
Valle, Rubén
Desperté en el bosque después de haber soñado un bosque / Rubén Valle ; dirigido por Jose Marcelo Caballero ; edición literaria a cargo de Marcela Serrano. - 1a ed. - Buenos Aires : eBook Argentino, 2013.
E-Book.
ISBN 978-987-648-131-1
1. Narrativa Argentina. 2. Novela. I. Caballero, Jose Marcelo, dir. II. Serrano, Marcela, ed. lit. III. Título
CDD A863
Desperté en el bosque después de haber soñado un bosque
© 2013 Rubén Valle
© 2013 de esta edición eBook Argentino
Alberdi 872, C1424BYV, C.A.B.A., Argentina
www.ebookargentino.com
Director Editorial: José Marcelo Caballero
Coordinadora de edición: Marcela Serrano
Ilustraciónes de cubierta: HM
ISBN:978-987-648-131-1
Primera edición eBook:Marzo 2013
Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida por ningún medio sin permiso del editor.Hecho el depósito que marca la ley 11.723
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Published under the Copyright Laws 11.723 Of The Republica Argentina.
Hecho en Argentina – Made in Argentina
Un villancico para Nostradamus
“Hay en el medio del bosque un claro inesperado que sólo puede ser hallado
por quien se ha extraviado”.
Tomas Tranströmer, El claro
“Las fieras del bosque huían del psicódromo y en cada árbol dejaban una meadita de adjetivo”.
Rodolfo Walsh, Un kilo de oro
Noticia sobre el autor
Rubén Valle nació en la provincia de Mendoza, Argentina, en 1966. Es periodista y escritor.
Fue miembro fundador del grupo parapoético Las Malas Lenguas y editor de las hojas literarias Tres Agujas y Tiburón Amarillo.
En calidad de organizador y lector participó en innumerables actos, performances y recitales poéticos.
Dirigió la colección de poesía La mesita de Luz, de la Editorial Diógenes.
Sus poemas han sido publicados en diversos medios gráficos y electrónicos locales, nacionales e internacionales.
En 2006 fue incluido en el documental Poesía Extrema, que reunió testimonios de escritores argentinos y canadienses. Ese mismo año
fue invitado a participar del XIV Festival Internacional de Poesía en Rosario.
En dos oportunidades obtuvo el Primer Premio Certamen Literario Vendimia en la categoría poesía. En el 2007 ganó el concurso Ciudad de Mendoza y logró el segundo lugar en la primera edición del Concurso Nacional Adolfo Bioy Casares.
Ha publicado los libros de poemas Museo Flúo (1996), Los peligros del agua bendita (1998), Jirafas sostienen el cielo (2003), Placebos (2004) y Tupé (2010). Entre sus inéditos figuran, entre otros, Mejor que un teléfono, Hilo conductor, La lengua del ahorcado y Koek.
Integra las antologías de poesía Promiscuos & Promisorios, La ruptura del silencio, Martes literarios y Poesía en Tierra, del Centro Cultural de España en Buenos Aires.
Como narrador participó deMitos y leyendas cuyanos(1998), editado por Alfaguara, y de la antología de textos para niñosEllos, los otros & nosotros(2003).Textos de su libro inédito de relatos brevesLa medida de lo posiblepueden leerse en el blogwww.lapereza.com.ar
Actualmente es corresponsal en Mendoza de la revista de poesía Lamás Médula, de Buenos Aires, y Prosecretario de Redacción del Diario UNO.
Fotocopias Galván
Norman Mailer
Mi coma
Sería más romántico o literario decir que de pronto desperté escuchando su voz. En realidad, ahora lo recuerdo con cierta claridad: fue el ruido de la lluvia contra el vidrio lo primero que escuché cuando volví del coma. Puedo ser más preciso aún; no se trataba de una lluvia real sino de la descarga que provenía de la vieja Spika que mi padre había dejado al costado de la cama. Cuando reaccioné, una mujer a la que no podía verle el rostro gritó, lloró, volvió a gritar y finalmente se desplomó como si un francotirador le hubiera dado en la frente. Yo no entendía nada pero igual me sentía feliz, en medio de un cumpleaños en el que todos quisieran brindar por mí y salir en la foto. Como era de esperar, su sonrisa se borró en un pestañeo cuando le pregunté qué me había pasado. Incómoda, mirándose un rosario atado a su muñeca, sólo atinó a decir “un golpe, un simple golpe”. Y esta vez, la única en cuatro años, lloró de una forma que reconocí de inmediato.
Lo de adentro
Hay quien colecciona cactus, muñecas antiguas, monedas, púas de guitarra. Mi debilidad, mi insospechado hobby, son las tapas de los libros. Ni siquiera los libros. He llegado a comprar ejemplares antiquísimos y tirar a la basura su interior sin el menor remordimiento. En consecuencia, mi biblioteca está compuesta sólo de tapas. Algunos amigos creen que se trata de una burda estrategia para no prestarles libros. Están más que seguros de que tengo una biblioteca paralela donde oculto el interior de esa extraña cáscara que acaban de ver sobre los estantes. Si supieran que he llegado a encender el fuego para el asado con páginas de Joyce, o limpiar los vidrios del auto conLa dama del lago,podrían pensar que estoy más loco que Artaud. Incluso recuerdo haber equilibrado una mesa con un viejo García Márquez; si no me equivoco sacrifiquéEl otoño del patriarca.Mi teoría, discutible por cierto, es que la literatura no está en el interior. Está, en todo caso, en esa tapa que a simple vista nos produce una súbita emoción, una inmediata pulsión por pasar por caja y llevárnoslo. Por eso no me importa que ella rompa cada poema que le escribo; lo único que le pido es que después limpie y no se vaya dando un portazo. Si algo tengo claro es que el libro que lleve mi firma solamente tendrá tapas. Lo de adentro, advierto, ya no será mi problema. Como tantas veces, también aquí la imaginación será tarea del lector.
Rita, la de Prokofiev
Un disco, cualquier disco, se puede romper. Está dentro de las posibilidades, por qué tendría que sorprender. ¿Pero justo tenía que ser El amor por tres naranjas, su ópera favorita, la de su venerado Prokofiev? Es cierto que no fue a propósito, que la siempre cuidadosa Rita estaba limpiando como todos los jueves y que por intentar colocarlo en su lugar se le resbaló de las manos. Le podría haber pasado a cualquiera. El, sin embargo, no tiene consuelo. Quiere gritarle, quiere insultarla, quiere echarla previo colgarse de su cuello hasta verla sangrar por la nariz mientras le pide perdón con un hilo de voz. Rita, por su parte, llora sin consuelo; no puede disimular que es consciente del error que cometió. Le dice a su patrón que no le pague el día, que urgente va a ver si se lo consigue en una disquería del centro. Ya un poco más tranquilo, le pide a ella que se calme, que no es para tanto. “Ya encontrarás la forma de solucionarlo. Ahora andá, abrime la ducha y desvestite. Voy enseguida”. Eso fue lo último que Rita le escuchó decir antes de partirle la cabeza con un florero de cristal de Murano. Quien la está escuchando drenar de a poco su angustia es el temible comisario Persia. De aquí en más, algo tiene a su favor la mujercita de las manos ajadas: de los rusos, a Persia lo conmueve muchísimo más Stravinski.