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Karina I. Pflugler lo hace otra vez. Como en sus otros libros, habilita el viaje continuo entre tiempos subjetivos y sociales, entre su intimidad y planteos universales. En una primera exploración, podríamos afirmar que En donde transita la noche es una obra "degenerada", ya que no puede encasillarse en ningún género. Sin embargo, escrito en verso o en prosa, su lenguaje sencillo, casi coloquial, connota mucho más allá de lo que describe. De esta manera, despliega las estrategias de la poesía para retorcer el vocabulario y extender el horizonte de lo literal. El libro resulta ser una potente declaración sobre la condición humana. Propone un juego intertextual que despragmatiza el mundo real. Así, con el recuerdo de una pizzería o las referencias al pronóstico del tiempo, nos sumerge en un interesante juego entre lo predecible y lo disruptivo. Karina se muestra, pero no se exhibe. Nos susurra al oído. Nos invita a escucharla y nos atrapa para hacernos cómplices. Atrevida y, a la vez, cándida, materializa las palabras de Bifo: "¿Qué se hace en una situación de caos? Poesía". Mariela Zobin
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Seitenzahl: 37
Veröffentlichungsjahr: 2025
KARINA IRIS PFLUGLER
Pflugler, Karina Iris Donde transita la noche / Karina Iris Pflugler. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-6656-0
1. Narrativa. I. Título. CDD A860
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
Obra de portada: Brisa, de Giglia Acquaviva.
Primera parte - 21 poemas y ninguna canción
Ollas y banderas
Pronóstico
Padre nuestro
Quesares
Espiral
Táctica y estrategia
Lentamente
Mendoza
Día 30
Así sobrevivimos
Pá
Pasó
El insomnio de lo no dicho
Es y no estar
Pérdidas
Nada
Artística
Infancia
Al revés
Pandemia
Será
Segunda parte - El Bibliotecario
I - Ella - No alcanza
Pendientes
Esto
15/6
Aquí una arruga del alma
Tiempo
Tranquilo
Sines
Pasó todo
II - Él - Claro y oscuro
La lamparita
Sos beso
III - Ellos
Posibles
Lecturas
Noche
Azúcar
Lavalle
Todo
Duración
Sentires
La conversación
A mi país, mi patria, mi Pachamama.
“La frantumaglia es un paisaje inestable,es el depósito del tiempo sin el orden de una historia o un relato. [...]
La frantumaglia es el efecto de la sensación de pérdida,cuando se tiene la certeza de que todo aquello que nos parece estable,duradero, un anclaje para nuestra vida, pronto va a sumarsea ese paisaje de detritos que nos parece ver. [...]
La frantumaglia es percibir, con dolorosísima angustia,de qué multitud heterogénea elevamos nuestra voz al viviry en qué multitud heterogénea esa voz está destinada a perderse”.
Elena Ferrante
“Vuelvo a remar en la corriente con mis canciones, las de antes y las más recientes, sabiendo que una copla no resuelve nada, pero que ayuda, si se hace con sinceridad y exigencia, a seguir desalambrando el futuro”.
—Nos dijo Viglietti en septiembre, antes de su último viaje a Mendoza.
Hace tanto que no escribo nada.
Otoño, y ya este frío.
Pequeña e invencible frente al frío era antes.
Podía (sí, Mario) saltar un charco y creer que era un océano.
¿En qué momento se arrugaron mis manos?
Veo, al mirarlas, un áspero tejido de rombos y pliegues.
Se alzan para sostener una olla
y también para levantar una bandera.
Eso sí, anochecen temprano.
Intentan cerrarse cual girasol, pero no pueden.
Recién de madrugada
encuentran refugio y calor, hechos puños bajo la almohada.
Y el océano de la noche
se vuelve charco insuficiente
frente al fuego de la vida diaria.
Leo en el diario el tiempo pronosticado para hoy:
“Neblinas.
Vientos del norte.
Máxima: 12°C. Mínima: 25°C”.
Y pienso:
“De mínima: el diario se equivocó.
De máxima: tuvo un fallido”.
Pronóstico extendido para Capital y Gran Buenos Aires:
¿cómo empezar por otros lugares? Sin cambios de temperatura.
Para la región de Cuyo:
“Gran amplitud térmica, con mínimas probables de…”.
—¿Más abajo del mínimo pronosticado?
—Sí, pero tranquilo, también podés superar la máxima.
—¿En serio?
—En serio. Dicen (y ahora les creo) que Cuyo mueve todos los tiempos, como el planeta Tierra. Primero no te das cuenta; después, te vas reconociendo en este giro o en aquel otro. Al final, largás la bufanda, el guante… todo.
—¿Y?
—Nada. Pagás la cuenta y salís al mundo, sin pronósticos.
“Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad…”:
en los cielos.
Pero acá en la Tierra, Padre, hágase también la nuestra,
porque el pan de cada día y de cada noche
es una combinación de trabajos y deseos.
Caigamos en la tentación, Padre.
No nos libres de ese bien,
mas líbranos de cualquier símbolo o actitud de displacer.
Danos fortaleza, para la búsqueda y luego el encuentro
del placer y de la identidad,
del placer de la identidad.
Que yo tenga definida una forma no implica que esté clara.
Que sienta el amor no me inmuniza.
Que me ilusione, me embellece.
Que yo y tú soñemos, nos multiplica; yo, tú, nosotros soñamos.
Que cante genera cómplices sospechas.
Que ría, algunos murmullos.
Que calle, dudas.
Que hable, asombro.
