Doppelgänger - Hernán Arrieta - E-Book

Doppelgänger E-Book

Hernán Arrieta

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Beschreibung

En estos doce relatos, el terror, lo extraño y lo sobrenatural conviven con lo cotidiano. Cada historia nos conduce a mundos donde los miedos se revelan tras cada página…

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Seitenzahl: 50

Veröffentlichungsjahr: 2024

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HERNÁN ARRIETA

Doppelgänger

Arrieta, HernánDoppelgänger / Hernán Arrieta. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-5124-5

1. Cuentos. I. Título.CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenido

La Pastoril

El monstruode los Andes

El Santuario

El amo de las ratas

La señora de la Barthe

El crucifijo de madera

Lupercalia

Los Gatos en el paredón

Johnny y el anillo de los gitanos

El Pájaro Verde

Doppelgänger

La peregrinación

Agradecimientos

La Pastoril

“El recuerdo es el diario

que todos cargamos con nosotros”.

Oscar Wilde

Hace tiempo que tenía ganas de hacer este viaje, volver al lugar donde mis noches de insomnio habían comenzado. El recuerdo se hizo presente y constante a lo largo de los años para varios compañeros de ese momento que hoy ya no están. Algunos se quitaron la vida, otros fueron castigados por los años, ahora soy el último de los que estuvimos ese lunes 29 de marzo de 1976. Le di unos pesos a un vecino, Raúl de Rufino para que me llevara de vuelta al partido de Moreno.

—¿Por qué haces este viaje?

—No sé —le dije— tengo la necesidad hace mucho, pero no tenía el valor de hacerlo.

—¿Valor? ¿Por venir a Moreno?

—No, por molestar el pasado.

Se generó un largo silencio con mi chofer que no paraba de hablar y hacer preguntas. Después de unos minutos sin hablar y mirando mi cara molesta por el retrovisor me preguntó:

— ¿Estuviste mucho tiempo en las fuerzas?

—Lo suficiente.

Llegando a la localidad de la Reja (Moreno) acordamos que volvería a buscarme dentro de algunas horas, simplemente necesitaba meditar al llegar al lugar. Una vez llegado a la dirección exacta, Monsegur 1862, ya se me acercaban recuerdos de ese día, entre visiones demasiado reales que me atormentaban como en mis sueños. Mi chofer me miró casi desconcertado y me preguntó si me encontraba bien pero no respondí nada. Al bajar del auto lo único que dije fue: “Volvé a las 1430”, como si fuera un militar que regresara al pasado. Me acerqué al portón de madera de la quinta donde me saludó el casero y me abrió la puerta. Al saludarlo vi un rostro familiar como si ya nos hubiéramos conocido, su rostro y su media sonrisa me erizaron la piel mientras daba el primer paso hacia la casa.

—Bienvenido a La Pastoril soldado —oí decir.

—¿Nos conocemos? —pregunté al casero.

—Sí soldado, pero parece que no me recuerda.

—Disculpe, mi memoria no es la mejor ¿fuimos compañeros?

—No. Más bien lo contrario pero bueno tengo que irme ahora, le dejo la casa a su disposición.

Debo reconocer que me ofendía lo que decía pero no le di la suficiente importancia, había ido a la casa por otros motivos. Saqué de mi bolso unos documentos de la época para ver cuánto había cambiado ese lugar en estos 46 años que ahora era como un museo de la memoria. La verdad nunca supe porque guardan respeto a guerrilleros armados, nosotros en ese tiempo habíamos salvado a la Argentina del comunismo. Entré a la casa observando la puerta que todavía conservaba los agujeros de ametralladora que no habían restaurado. Miré las escaleras rodeado de un silencio sepulcral, al intentar subirlas siento que se me empieza a nublar la vista y se me transpiran las manos cuando caí desvanecido. Al despertarme el casero me dio un vaso de agua y tomé mi medicación que me había salteado. Al mirar por la ventana vi una de las cosas que más temía, había caído la noche. Lo primero que pensé fue en que Raúl se había ido al no salir a la hora acordada. Al salir afuera bastante mareado me acerqué al portón y vi que estaba cerrado, le pregunté al casero si lo podía abrir y me dijo:

—No soldado, su juicio va a empezar pronto.

Me agarró un ataque de furia y comencé a insultarlo. Le exigí que abriera la puerta y me dijo que no dependía de él. Intenté golpearlo pero mi mano pasó a través de su cuerpo sintiendo un frío que me dejó congelado del miedo, intenté saltar el portón y el tejido pero fue inútil, había una especie de pared invisible que no me dejaba pasar. Le pregunté quién era y qué era lo que quería; me respondió: —Cuando llegue la hora lo va a saber soldado. Miré mi reloj aterrado viendo que esa noche no correspondía al horario de mi reloj. Intenté levantarme pero el miedo me tenía paralizado, lo único que pude hacer fue gritarle quien era y que quería. El espectro parado delante me dijo:

—No me recuerda soldado. Soy Víctor Hugo González fui asesinado por usted en este lugar el 29 de marzo de 1976 hace 46 años.

—No puede ser —respondí aterrado.

—Ahora el tribunal de la junta que fue asesinada ese mismo día va a dictar su sentencia a las 14:30 horas.

Aparecieron más espectros, Me levantaron y dictaron mi sentencia.

El Soldado Jorge Aníbal Garmendia será torturado y fusilado por el resto de la eternidad en este mismo lugar donde cometió crímenes de lesa humanidad contra muchos de nuestros compañeros. Proseguimos a cumplir la sentencia…

A las 14:30 Raúl llegando al lugar ve un cuerpo en el piso, al levantarlo se da cuenta que es el soldado que dejó hace unas horas en esa quinta conocida como La Pastoril…

El monstruo de los Andes