E. M. Bounds - E. M. Bounds - E-Book

E. M. Bounds E-Book

E. M. Bounds

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Beschreibung

Son 120 reflexiones realizadas por Andrew Murray, cada lectura incluye un texto bíblico, una meditación sobre el texto y una reflexión final que busca animar al creyente a vivir una relación profunda con Dios.

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Seitenzahl: 173

Veröffentlichungsjahr: 2024

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E. M. Bounds: 120 meditaciones para nutrir el espíritu y refrescar el alma

©2024 por Editorial Patmos

Publicado por Editorial Patmos

Miramar, FL 33027

Todos los derechos reservados.

Publicado originalmente en inglés por Cook Communications Ministries, 4050, Lee Vance View, Colorado Springs, CO 80918, con el título The Best of E. M. Bounds © 2006 por Cook Communications Ministries.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido tomadas de la Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® © 1999, 2015, 2022 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.

Las citas bíblicas indicadas como «rvr1960» han sido tomadas de la Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso.

Reina-Valera 1960® es una marca registrada de Sociedades Bíblicas Unidas, y se puede usar solamente bajo licencia.

Traducido por Rogelio Díaz-Díaz.

Diseño de portada e interior por Adrián Romano.

ISBN: 978-1-64691-385-5

e-ISBN: 978-1-64691-389-3

Categoría: Devocional.

Conversación para libro electrónico: Cumbuca Studio

Nota del Editor: Las selecciones de este libro han sido «modernizadas ligeramente» para el lector actual. Las palabras, las frases y las estructuras de las oraciones se han actualizado por claridad y legibilidad; se han combinado títulos de capítulos nuevos y versículos de las Escrituras con extractos del texto de E. M. Bounds. Se ha hecho el esfuerzo de preservar la integridad e intención de los escritos originales de Bounds. Se incluye preguntas de reflexión al final de cada lectura para ayudar a la exploración personal y discusión de grupo.

E. M. Bounds: un hombre de influencia silenciosa pero profunda

En vida Edgard McKendree Bounds (1835–1913) nunca atrajo a una gran multitud, ni ganó mucha notoriedad ni realizó algo famoso. Tras cinco décadas de fiel ministerio todavía era virtualmente desconocido más allá de las comunidades en donde sirvió como pastor o evangelista itinerante. Más aún, de los ocho libros que escribió sobre el tema de la oración, solamente dos fueron publicados mientras vivía. Como muchos otros siervos del Señor a través de los siglos, Bounds vivió con diligencia su fe sin esperar aprobación u honores terrenales.

Dada su humilde vida de servicio, resulta irónico que hoy, un siglo después de su muerte, Bounds sea reconocido ampliamente como el más importante pensador y escritor sobre el tópico de la oración. Numerosos académicos, profesores y pastores le rinden tributo a Bounds como alguien que sondeó las profundidades de la oración como pocos lo hicieron antes o después de él.

Su biógrafo David Smithers anota que «aunque desconocido y sin reconocimiento mientras vivió, Bounds es reconocido ahora por la mayoría de cristianos evangélicos como el escritor más prolífico y ferviente sobre el tema de la oración».

Nació en el Condado de Shelby, estado de Missouri y tuvo la bendición de ser criado por padres piadosos. Su padre fue un exitoso hombre de negocios y devoto cristiano laico, quien jugó papel importante en el establecimiento de la Primera Iglesia Metodista en Shelbyville. En su juventud E. M. asistió a las escuelas locales y estudió con persistencia las Escrituras así como los escritos de Juan Wesley.

La aflicción visitó a E. M. y su familia en 1849 cuando su padre contrajo tuberculosis y murió a la edad de cuarenta y cuatro años. Entonces E. M. tenía tan solo catorce años. Posteriormente éste relataba que la muerte de su padre despertó en él un ferviente deseo de conocer a Dios de una manera más personal yprofunda.

No obstante, faltaban algunos años para que se dedicara al ministerio profesional. Poco después de la muerte del padre, E. M. y Charles, su hermano mayor, se aventuraron a viajar de Missouri a Mesquite Canyon, California, como parte del éxodo por la fiebre del oro. Sus sueños de riqueza rápida y abundante se desvanecieron gradualmente ante la realidad de las duras condiciones de vida y de largas horas de trabajo extenuante con poca remuneración. Peor aún, los hermanos Bounds estaban consternados por la degradación moral de sus compañeros mineros quienes frecuentaban burdeles, cantinas y casinos. Tras cuatro años infructuosos, E. M. y Charles regresaron a casa.

De regreso en Missouri, Bounds estudió leyes y a la edad de veintiún años se convirtió en el abogado más joven del estado. Continuó por cuatro años ejerciendo su profesión de abogado hasta que sintió el llamado al ministerio de tiempo completo. Fue ordenado en 1859 y nombrado luego pastor de la pequeña congregación Metodista de Monticello, Missouri.

Dos años después, cuando comenzó la guerra civil, Bounds se enroló en el ejército de los Estados Confederados como capellán. Muy pronto fue encarcelado junto con otros centenares de no combatientes y soportó terribles condiciones en la prisión durante mes y medio. Cuando fue liberado viajó a pie más de ciento sesenta kilómetros para reunirse con el Tercer Regimiento de Infantería de Missouri.

A pesar de su porte humilde demostró ser un hombre de gran valor. Como capellán pudo haber permanecido seguro alejado del frente de combate, pero escogió estar con los soldados en medio del fuego de la batalla. Estuvo en medio de feroces campañas y fue testigo presencial de los horrores de la guerra. Contra la opinión de sus compañeros capellanes Bounds permaneció en Vicksburg durante el asedio y ministró a los ciudadanos y soldados asolados por la guerra.

En los intermedios entre una y otra batalla Bounds predicaba en las iglesias locales donde numerosos pobladores y soldados se hicieron cristianos y muchos más recibieron consuelo de su abnegado ministerio. Según el historiador Charles Jennings, Bounds posteriormente sobrevivió a la batalla de Atlanta y a la masacre de Franklin, Tennessee, en donde recibió una grave herida en la cabeza de un sable de la Unión. Cayó prisionero por segunda vez después de la campaña de Franklin y fue retenido hasta que prometió lealtad a la Unión.

Tras su liberación se sintió apremiado para ministrar en Franklin devastada por la guerra y ayudó a reconstruírla espiritualmente. Bounds fue reconocido como líder del avivamiento espiritual de la ciudad. Después de varios años de servicio allí fue a pastorear otras iglesias de Tennessee y algunas en Alabama y en San Luís, Missouri. Durante esos años prestó sus servicios como editor asociado de Christian Advocate (El Abogado Cristiano), la publicación de la Iglesia Metodista Episcopal del Sur.

A la edad de cuarenta y un años se casó con Emma Barnett con quien tuvo tres hijos. Nueve años después, a la edad de 30 años falleció Emma de manera inesperada dejando a Bounds sumido en un profundo duelo. Casi dos años después se volvió a casar esta vez con una prima de su primera esposa, de nombre Harriet Barnett. Con cincuenta y dos años de edad en el momento de su segundo matrimonio, E. M. tuvo cuatro hijos con Harriet. En los años siguientes Bounds volvería a soportar más aflicciones al perder, por causa de enfermedad, a dos de sus hijos: Edward junior y Charles.

La oración fue su fundamento a través de todos los acontecimientos de su vida, tanto de los tranquilos como de los trágicos. En sus sermones y en sus escritos Bounds se refería con frecuencia a la «obra de la oración» y enfocaba su propia vida de oración con la mayor disciplina. Se levantaba cada día a las 4:00 de la mañana y pasaba un mínimo de tres a cuatro horas en ferviente oración. Los amigos y colegas de ministerio recordaban con asombro su capacidad de permanecer sobre las rodillas en oración —mezclada a veces con llanto— durante horas seguidas. Para Bounds la oración no era preparación para las labores del ministerio sino la forma más elevada de ministerio. La oración para él no era un preámbulo de las actividades del día, sino la principal actividad del día.

Con el paso de los años Bounds habló más fuerte contra el descuido de las normas morales en los cristianos, especialmente en la vida de los líderes. Su llamado a una vida de santidad sin concesiones hizo sentir incómodos a muchos y le causó desacuerdos con otros líderes de su denominación. Cierta vez escribió: «Lo que la iglesia necesita hoy no es mejor maquinaria y operaciones, ni nuevos planes y programas, ni métodos y organizaciones más eficientes. Lo que la iglesia necesita son hombres y mujeres que el Espíritu Santo pueda utilizar, personas entregadas a Dios totalmente, dedicadas a la santidad y dispuestas al sacrificio por la causa de Cristo. El Espíritu Santo no fluye a través de los métodos sino a través de los hijos e hijas de Dios. Él no vive en la maquinaria sino en las personas, no unge los planes sino a los creyentes.

Sus últimos días los dedicó a escribir básicamente sobre el tema de la oración. Sus obras incluyen Power Through Prayer (Poder Mediante la Oración), y The Weapon of Prayer (El Arma de la Oración), las cuales son consideradas hoy como clásicos. Debido a que practicó diligentemente lo que predicó, su discernimiento y su pasión resuenan en nuestros días inspirando a los creyentes a alcanzar niveles más altos de discipulado y una vida de oración más poderosa.

La doble bendición de la oración

1

«Recomiendo ante todo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, por los reyes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna». 1Timoteo 2:1–2

La oración alcanza los cielos y los baja a la tierra. Ella tiene en sus manos una doble bendición: Recompensa al que ora y bendice a la persona por quien se ora. Apacigua el fuego de las pasiones y calma la furia de los elementos. La tranquilidad es el fruto feliz de la verdadera oración. Hay una calma interior que llega a la persona que ora, y una calma exterior también. La oración crea vidas tranquilas y apacibles «en toda piedad y reverencia».

Orar de la manera correcta no solamente hace la vida hermosa y apacible sino que la impregna de un aroma de justicia y le da un peso de influencia. La honestidad, la seriedad, la integridad y la firmeza de carácter son los frutos naturales y esenciales de la oración.

Reflexión: ¿Le ha traído calma la oración en los momentos de angustia? ¿Qué bendiciones le ha dado Dios como resultado de sus oraciones?

Busque a Dios cada mañana

2

«Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos y quedo a la espera de tu respuesta». Salmo5:3

La persona que desperdicia las horas tempranas de la mañana, su oportunidad y su frescura, en otras cosas que no sea la búsqueda de Dios, hará poco progreso buscándolo el resto del día. Si Dios no es primero en nuestros pensamientos y esfuerzos de la mañana, estará en el último lugar en el resto del día.

Tras esta acción de levantarse y orar temprano está un ardiente deseo que nos impulsa a buscar a Dios. Este descuido matinal es el signo de un corazón descuidado. El corazón que es perezoso para buscar a Dios en la mañana ha perdido su deseo de él.

Nuestra pereza para buscar a Dios es un pecado que clama. Los hijos de este mundo son mucho más sabios que nosotros. Ellos están en el mundo tarde y temprano, mientras que nosotros no buscamos a Dios con fervor y diligencia. Ningún ser humano alcanza a Dios si no lo busca con empeño, y ninguna persona sigue a Dios realmente si no lo busca durante los primeros momentos del día.

Reflexión: ¿Por qué es que es tan fácil ser perezosos en nuestra relación con Dios? ¿Qué cosas específicas le impiden buscar a Dios en la mañana?

Nuestras oraciones influencian a Dios

3

«Clama a mí y te responderé; y te daré a conocer cosas grandes e inaccesibles que tú no sabes». Jeremías 33:3

La oración pone la obra de Dios en sus manos y la deja allí. Mira a él constantemente y depende de él implícitamente para que avance su propia causa. La oración no es otra cosa que la fe descansando en Dios, actuando con él y apoyándose en él. Es porque a Dios le encanta tanto la oración y aprecia tanto la oración de sus hijos que pone todo el poder en sus manos.

A través de toda su Palabra las acciones y las actitudes de Dios son moldeadas por la oración. Citar todos los pasajes que prueban la relación inmediata, directa y personal de la oración con Dios, equivaldría a copiar en este estudio páginas completas de las Escrituras. El ser humano tiene relación personal con Dios. La oración es el medio divinamente señalado mediante el cual los seres humanos entran en directa comunicación con Dios. Por su propia ordenanza Dios se obliga a sí mismo a escuchar la oración. Dios concede sus grandes bienes a sus hijos cuando ellos los buscan por la vía de la oración.

Reflexión: ¿En qué formas piensa usted que la oración «influencia» a Dios? ¿Qué cosas de su vida necesita poner en las «manos de Dios» hoy?

Mantenga su lealtad a Cristo

4

«Si fueran del mundo, el mundo los amaría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece». Juan 15:19

El cielo es el lugar de Cristo, donde él está y a donde lleva a los que son suyos. El mundo es el lugar de Satanás; su poder está aquí. Inclinar nuestro corazón al mundo es ser leales a él, en cambio, dirigir su atención los cielos es ser leales a Cristo. Esta es la razón del odio del mundo hacia Jesús y el por qué ha perseguido a sus seguidores con tanta amargura, aún hasta llevarlos a la muerte. El diablo está en la carne y la domina. Cristo está en el Espíritu. Este mundo nos aleja de Cristo. Cristo es su enemigo invencible.

Esta gran verdad se ilustra por el hecho de que la obra de Cristo es tomar posesión del mundo y hacer que su atractivo poder promueva sus propósitos. Pero él establece un reino de los cielos que no es de este mundo. Un nuevo poder ha llegado, se ha establecido un nuevo reino y se ha hecho un nuevo mundo. Se requerirá el fuego del juicio y el nuevo poder creativo para hacer cielos nuevos y tierra nueva antes de que puedan removerse el estigma y las ruinas de la devastación causada por el Diablo y sus manos mortíferas, y que este planeta sea adecuado para los propósitos de Dios.

Dada la fuerte presión para que jure lealtad al mundo, el cristiano, mediante su relación con Jesucristo es arrebatado de los brazos mortales del mundo y liberado de su poder contaminante.

Reflexión: ¿Cómo ha sentido la hostilidad del mundo debido a su lealtad a Cristo? ¿Qué significa «dirigir la atención a los cielos»?

Los peligros de la falta de oración

5

«Pero el Señor siguió diciendo: Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. Los he escuchado quejarse de sus capataces y conozco bien sus penurias. Así que he descendido para librarlos del poder de los egipcios». Éxodo3:7–8

En su trato con la humanidad nada es más importante para Dios que la oración. Pero para el ser humano orar es igualmente importante. No orar es fracasar en toda la extensión de la vida. Es fracaso en el deber, en el servicio y en el progreso espiritual. Dios ayuda al hombre o la mujer que ora. Por lo tanto, la persona que no ora se está privando a sí misma de la ayuda de Dios y lo pone en una situación en que no puede ayudarle. El ser humano debe orar si ha de tener amor para Dios. La fe, la esperanza, la paciencia y todas las poderosas fuerzas vitales de la piedad languidecen y mueren en una vida sin oración. Por el contrario, las bendiciones individuales para el creyente germinan, florecen y fructifican en la oración.

Todo esto y mucho más se puede decir en relación con la necesidad de orar en la búsqueda de la piedad en el individuo. Pero la oración tiene una esfera más grande, un deber más forzoso, una inspiración más elevada. La voluntad y la gloria de Dios se funden en una sola en la oración. Los días del renombre y el esplendor de Dios han sido siempre los grandes días de oración. Los grandes movimientos de Dios en este mundo han sido condicionados, continuados y moldeados por la oración. Dios ha intervenido en estos grandes movimientos tan solo cuando los hombres y las mujeres han orado. La oración actual, la oración persistente, la oración que se destaca y prevalece, siempre ha logrado hacer que Dios esté presente. La prueba obvia y real de una genuina obra de Dios es la prevalencia del espíritu de oración. El movimiento de Dios que sacó a Israel de la esclavitud en Egipto tuvo su comienzo en la oración. De ahí que desde los comienzos tanto Dios como la raza humana establecieron el hecho de que la oración es una de las sólidas bases sobre la cual tendrían que apoyarse los movimientos del mundo.

Reflexión: ¿Cree usted realmente que sus oraciones son importantes para Dios? Explique por qué lo son, o por qué no lo son. ¿Qué ocurre en la vida de un creyente que no ora?

Una Iglesia que ora es una Iglesia fuerte

6

«Y oraron así; Señor, tú que conoces el corazón de todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido para que se haga cargo del servicio apostólico». Hechos 1:24–25

Cuando la iglesia se dedica a la oración, la causa de Dios florece y su reino sobre la tierra siempre triunfa. Cuando la iglesia falla en orar, la causa de Dios decae y la maldad en todas sus formas prevalece. En otras palabras, Dios obra mediante las oraciones de sus hijos y cuando éstos le fallan en ese punto sobrevienen el decaimiento y la muerte.

Está en concordancia con los planes divinos que la prosperidad espiritual viene a través del canal de la oración. Las oraciones de los santos son los agentes que Dios utiliza para ejecutar su obra providencial de salvación sobre la tierra. Si sus agentes le fallan descuidando la oración, su obra fracasa. Los agentes de oración del Altísimo son siempre predecesores de la prosperidad espiritual.

A través de los siglos los cristianos que en nombre de Dios han sostenido la iglesia han ejercitado ministerios de oración ricos y plenos. Los líderes de la iglesia que nos revelan las Escrituras fueron eminentes en la oración. Quizá algunos fueron eminentes intelectual y culturalmente y en las actividades humanas, o tal vez no tenían mucho talento natural ni obtuvieron logros destacados. Pero en cualquier caso la oración ha sido la fuerza poderosa que ha obrado en el liderazgo de la iglesia. Esto fue así porque Dios estaba con ellos y en lo que ellos hicieron, porque la oración siempre nos lleva a Dios. Ella reconoce a Dios y lo trae al mundo para obrar, salvar y bendecir. Los agentes más eficientes en la diseminación del conocimiento de Dios, en ejecutar su obra sobre la tierra y en erigirse como defensas contra las oleadas del mal han sido los líderes de iglesias que oran. Dios depende de ellos, los utiliza y los bendice.

Reflexión: ¿Por qué piensa usted que los agentes de Dios más eficientes sobre la tierra son las personas que oran? ¿Cuáles son algunas de las razones por las cuales los miembros de las iglesias no oran?

Un secreto de poder espiritual

7

«Que abunden en ustedes la gracia y la paz por medio del conocimiento que tienen de Dios y de Jesús nuestro Señor. Sudivino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir con devoción». 2Pedro1:2–3

Ninguna cantidad de dinero, ni la genialidad ni la cultura pueden mover las cosas de Dios. La santidad que energiza el alma, el ser integral inflamado por el fuego del amor y con el deseo de más fe, más celo y más consagración es el secreto del poder. Necesitamos y debemos tener estas cosas; si las poseemos seremos la encarnación de la devoción inflamada por Dios.

El avance de Dios se ha detenido, su causa se ha paralizado y su nombre ha sido deshonrado por falta de fervor y devoción entre sus hijos. La capacidad intelectual, la educación, la riqueza, la posición social, la celebridad, el estatus y el renombre no pueden mover el carro de nuestro Dios. La devoción de todo corazón sí puede y en efecto lo hará.

Reflexión: ¿Podemos comparar estos «secretos de poder» con los que nuestra sociedad exhibe? ¿En qué medida está experimentando el poder de Dios en su vida?

El imperativo de la oración

8

«Oren sin cesar». 1 Tesalonicenses 5:17

No hay cosa que enfaticen más las Escrituras que la oración. Ninguna otra exhortación se reitera con más frecuencia, ni es más solemne y acuciante que la que demanda de la oración. Ningún principio se declara en la Palabra con más fuerza y amplitud que el que nos insta a orar. No existe deber más obligante que el que nos conmina a la oración. No hay otro mandamiento o imperativo más insistente que orar a nuestro Dios y Padre.