El ario dios Gato de Schrödinger - Sergio Cevedo - E-Book

El ario dios Gato de Schrödinger E-Book

Sergio Cevedo

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Beschreibung

Estamos ante un volumen en el que, de principio a fin, se advierte la destreza de quien sabe emplear con elegancia un notable acervo de recursos verbales e imaginativos y se distingue por la capacidad muy precisa para desarrollar, con parejas solicitudes de lenguaje y mirada, una pluralidad de temas que van desde un refinado y sutil remedo de las crónicas galantes del medioevo, pasando por episodios en torno a los días del poder soviético bajo la égida de Stalin y los entresijos de la Segunda Guerra Mundial, hasta algunas de las coordenadas más imperiosas para las rutinas de nuestro tiempo en zonas ubicuas de la realidad. Un texto que descubre zonas de introspección donde las fronteras del bien y el mal, lo oculto y lo visible, lo remoto y lo contiguo, muestran vigorosa actualidad.

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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

El ario dios Gato de Schrödinger

Sergio Cevedo

© Sergio Cevedo, 2022

© Sobre la presente edición:

Editorial Letras Cubanas, 2022

ISBN: 9789591025449

Tomado del libro impreso en 202 - Edición y corrección: Georgina Pérez Palmés / Dirección artística: Suney Noriega Ruiz / Diseño de Cubierta: Eduardo Fariñas / Ilustración de cubierta: Aluan Argüelles. S/T. Fotografía (intervenida). Impresión lightjet, 2001 / Emplane: Aymara Riverán Cuervo

E-Book -Edición-corrección, diagramación pdf interactivo y conversión a ePub y Mobi: Damaris Rodríguez Cárdenas / Diseño interior: Javier Toledo Prendes

Instituto Cubano del Libro / Editorial Letras Cubanas

Obispo 302, esquina a Aguiar, Habana Vieja.

La Habana, Cuba.

E-mail: [email protected]

www.letrascubanas.cult.cu

Índice de contenido
Techno
Aventura de los recuerdos
Rosas
El Especial
Melodía desencadenada
2x
Lecturas y videos
El ario dios Gato de Schrödinger

SERGIO CEVEDO (La Habana, 1956). Especialista del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Miembro de la UNEAC. Ha recibido diversos lauros literarios, entre los que vale destacar el Premio David de cuento 1987, el de narrativa de El Caimán Barbudo 1988, mención en cuento del Concurso Cecilia Valdés de la Asociación Caribeña de Cuba 1996, Premio Internacional de Cuento Fernando González, Colombia, 1996, menciones en el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar de los años 2005 y 2014, mención en el Premio Alejo Carpentier de cuento 2006 y Premio Alejo Carpentier de cuento 2015 con La gran ola de Kanagawa. Ha publicado La noche de un día difícil (Premio David, Ediciones Unión, 1989) y Anglóstica (Premio Fernando González, Ediciones IPC, Colombia, 1997). Sus relatos han aparecido tanto en antologías como en revistas nacionales y extranjeras.

Estamos ante un volumen en el que, de principio a fin, se advierte la destreza de quien sabe emplear con elegancia un notable acervo de recursos verbales e imaginativos y se distingue por la capacidad muy precisa para desarrollar, con parejas solicitudes de lenguaje y mirada, una pluralidad de temas que van desde un refinado y sutil remedo de las crónicas galantes del medioevo, pasando por episodios en torno a los días del poder soviético bajo la égida de Stalin y los entresijos de la Segunda Guerra Mundial, hasta algunas de las coordenadas más imperiosas para las rutinas de nuestro tiempo en zonas ubicuas de la realidad. Un texto que descubre zonas de introspección donde las fronteras del bien y el mal, lo oculto y lo visible, lo remoto y lo contiguo, muestran vigorosa actualidad.

EUGENIO MARRÓN

Techno

Yo me sentía cañón cañón con mi Blackberry 901

Deluxe el 901

casi siempre sin saldo pero cañón cañón

más o menos igual que cuando me río

(siempre me estoy riendo)

más o menos igual que

cuando me pajeo

(me meto ahí dentro del baño pues

si no quien soporta a Gilda Villegas)

o más o menos cuando descubro alguna App nueva o juego al Mortal Combat o al FIFA Soccer Championship o

simplemente cuando envío o recibo SMS de los socitos de antes

los del tecnológico

o de mis socios de la calle

en fin, de todo el mundo

y no hay nada más cool a no ser Internet

wow

bajar vídeos

música de Internet

aunque nunca lo logro

nunca lo puedo conseguir

porque siempre hay muy baja conectividad y lo mismo la wifi

del Parque del Curita que en Obispo o el Yara

pero además sale carísimo

igualito que las llamadas

por eso hago como todo el mundo: me tiras y te tiro para atrás

en cuanto llegue a alguna casa donde tengan un fijo y me lo alquilen o me dejen usarlo

Dicen por la TV que ahora están más baratas

hablo de las llamadas por el celular

pero por Dios que no se nota, el mundo entero dice que si hay

rebajas no se nota

de todas formas está bien y yo cañón cañón

pero el cañón va y se dispara

y el cañón bum revienta

se me jode mi celular

mi Blackberry Deluxe 901

ningún bloqueo ni nada de eso

se puso negra la pantalla y hasta aquí llegué

***

Yo andaba un poco en el estrés y claro, lo llevé a arreglar

el socito lo examinó

primero por delante y luego por detrás

le dio unos golpecitos con la puntica de los dedos y lo apretó un poquito por los cuatro costados, después le metió caña con el destornillador y lo abrió en dos mitades

Yo también curioseé:

los circuitos

los LED

mientras él conectaba mi Blackberry con una especie de aparato que también parecía un teléfono

uno de aquellos, Motorola, viejísimos, una miseria de pantalla donde unos números cambiaban y él seguía luchando con sus cablecitos

toca aquí toca allá

y me acordé de la película donde a un muerto le meten tremendo corrientazo y el muerto entonces resucita y acaba con la quinta y con los mangos

se llama Frankenstein y está buenísima

yo la cogí por el paquete pero me han dicho que la han puesto también por el Canal Educativo

el caso es que pasaron más de veinte minutos y se veía que el chama aquel no daba pie con bola

a lo mejor el tipo tenía un Óscar, solo estaba fingiendo para clavarte más a fondo y romperte el bolsillo

en eso andaba más o menos cuando le oí decir que el bicho no tenía arreglo

y esto sí le salió del alma: una tecnología un poco rara, él nunca había visto ese modelo y acto seguido ¿quieres arriesgarte?

¿arriesgarme? ¿y a qué?

a que lo cacharree entero. Si consigo ponerlo en talla, todos felices y contentos y si no, por supuesto, tenía un par de opciones: o me pagas la pincha del desarme y la revisión o me lo dejas para piezas, ¿vale?

yo me reí

(siempre me estoy riendo)

y la gente me toma a veces por un zombi y no saben que yo me mando y me zumbo, hijo que soy de Gilda Villegas

nananina nones nigeria, le solté mientras recogía el cadáver de mi Deluxe

abierto y todo como estaba

le apliqué tarjeta amarilla y solo le dejé una bala en lugar de la monja que el muy apretador quiso cobrarme

***

Era como un videojuego: haber pasado al Nivel 2

no solo el chama aquel del timbiriche, el primero al que fui porque estaba más cerca, casi dentro del barrio, sino también los otros dos

metiendo con la cara

(enseguida te dabas cuenta)

se saben malamente el a b c y hasta se traban en la a

no era fácil, hermano, no era fácil

estar así, sin celular

tendría que volver al fuego

(aunque del fuego nunca se sale)

y volver a lucharlo

quilito a quilito

suave, despacito

te vas acercando

poquito a poquito

como en el feat de Daddy Yankee con Luis Fonsi

(ojalá yo tuviera la mitad de la

magua de cualquiera de ellos)

y bueno, papi, lo que seguía, el Nivel 3: rendirle a un loco de esos

a un expediente X de esos que tú y cualquiera acaballaban cuando estaban en la primaria

y hasta en la secundaria

(ahora se dice nerd y bullying)

y por lo general tienen computadoras en sus casas e Internet en sus pinchas

rendirles para que te hiciesen el favor de conseguirte en Revolico las mejores ofertas de celulares

verlo bien, el listado

verlo requetebién, cuestión de no precipitarse e irte con la de trapo y si se hacía necesario, calzar un poco la jugada con tu pulóver de Naruto teniendo sexo con Sakura, y Tsunade partiendo el play tras una puerta japonesa

un pulóver mortal

buena marca

que te costó un millón de balas y tenía solo dos puestas

o lanzarte a tirar los Nike

el sacrificio de los Nike

de los sábados en Los Sauces

El Diablo Tún tún

El Presi o el Duville

(a grandes males grandes remedios)

porque lo cierto es que no ibas a transarte con un 2G o un 3G de aquellos tipo Parque Jurásico, con pocas prestaciones, casi casi analógicos

(qué horror)

y menos aún uno de uso que de querer uno de uso, con haberle sonado los Nike por la cara a cualquiera de aquellos metepiés en donde fuiste a caer para que te arreglaran el Blackberry hubieras conseguido alguno porque esos tipos siempre andan con tres o cuatro bajo la manga para el que quiera algo barato

el bobón que les crea que son nuevos

y el más bobón porque te los tiren en su nailito o su cajita

de todas formas, por si acaso, la jugada no se descarta en caso de que tenga que transarme con un Plan X, Y o Z

***

Nivel 4: mi prima Karla Paula

Karla Paula cercana pero a la vez a noventa millas

nueve mil quinientos cincuenta suele decir Gilda Villegas

(yo quisiera saber de dónde sacó un número que ni

partido en dos mitades da buena suerte en La bolita)

Karla Paula tan solo a una parada de la 69 o la 170 desde mi gao hasta su casa pero a varios millones de años luz

de Buena Vista a Miramar

¿a quién carajo se le ocurriría ponerle Buena Vista a un barrio en que no hay nada bueno que ver? Miramar sí está bien: «mira al mar», lo cual es exacto

pero además luce muy fino y elegante

y Karla Paula también es fina y elegante

y además un manguito

un tremendo mangón

pero no te confundas, ningún mango bajito

sino de lo último del árbol en su residenciaza frente al mar

una piscina de agua dulce

y equipazos bestiales

ropas de marca

y un perol:

un BMW climatizado y hasta calefacción por si te cuadra darte una vueltecita por el Polo Norte

o por el Sur

nuestro norte es el sur

(deben tener trocado el GPS)

desde luego

que Karla Paula se codea con lo más pijo de la sociedad, nada de gente michi michi como tú o como yo

lo mismo con los hijos que con los padres de los hijos: cónsules y ministros y generales y doctores y si no, dale, tumba

pero la leche por donde se corta, como dice Gilda Villegas: mi prima Karla Paula tiene y mantiene siete celulares

el Nextel para el lunes

el Nexus para el martes

el Manos libres para el miércoles o, pensándolo bien, mejor para los sábados al salir de la disco en los asientos reclinables y claro, muchas manos libres porque anda siempre al retortero con dos o tres jevitos en sus Audi

Hyundai

Toyota

u Honda

nada de Ladas

o Moscovich puras laticas de sardinas y eso lo dijo hace mil años cuando estábamos en la primaria y el viaje entre Buena Vista y Miramar todavía no pasaba por ningún agujero de gusano o hueco negro de la galaxia

(me encantan los documentales del paralítico

feacio de la computadora y hasta del chino

careguante que se quita la edad)

y lo que sí jamás jamás

o sea el jamás de los jamases

lo que nunca la ibas a

ver era enredada con uno de esos Picapiedras que manejan un almendrón

Pero el caso es que tuve suerte

mucha, tremenda suerte

pues a mi prima, te darás cuenta, no la coges así como así

tienes que contactarla y hablar con ella por lo menos veinte minutos desde un celular

(supongo que es su forma de saber

que el tipo no es ningún pasmeta)

y esperar que te dé una cita

(y, ahora que lo pienso, seguro nada

hubiese conseguido desde mi

extinto Blackberry Deluxe

naturalmente antes de extinguirse)

decía, bueno,

tuve suerte:

Karla Paula en persona vino a abrirme la puerta

quiero decir, no la criada

la asistenta social

y entonces le solté el problema

de flay

sin esperar

sin darle tiempo a acomodarse y que tomara la batuta o a mi empezara a darme pena

y me dijo que sí, claro que me resolvería

pues claro que me ayudaría, primito Ariel un poco incómodo, como ahora mismo un poco incómodo ya que tendría que buscar, ponerse a registrar toda la casa desde el garaje hasta el penjáus, revisar cada mueble, bucear en todas las gavetas, ponerlo todo patas arriba a ver dónde es que estaban los celulares viejos porque no esperarás, mi querido Arielito, que te regale ninguno de los que yo uso ¿eh?

Con su mejor sonrisa me despidió, vuelve otra vez y claro, que la disculpara, tenía mil cosas que hacer y no podía atenderme en ese instante

yo me sentí, bueno no sé, sentí que el cielo se me abría

quiero decir, primero se me abría y después dispersos chubascos y tormentas eléctricas en la región occidental

yo sentía también algo de culpa por culpa de esas cosas que se te meten entre las neuronas contra las gentes como Karla Paula, que se creen superiores y son un poco despreciativas porque viven mejor que uno, mejor mejor que todo el mundo, por el nivel 58, 59, qué sé yo, subidas a Internet, encaramadas en La nube y en la purísima Realidad virtual

Culpa también por portarme así

no visitarla más a menudo, tan solo cuando algo me hacía falta

(en palabras de Gilda Villegas: acordarse

de Santa Bárbara nada más cuando truena)

y ahora no sé cómo decirlo: ese momeo del corazón y esas culpas que viva Changó solo duraron un par de semanas

porque lo que es a Karla Paula

y pese a todos mis intentos

jamás logré volver a verla

***

No me sentía nada cañón pero tampoco estaba tan bruja

Dios aprieta pero no ahoga, como dice a cada momento el puro que me pela

es un viejo con alma de joven, también lo dice a cada momento

y de verdad que sabe hacer todos los pelados

los de antes

los de ahora

hasta

los más difíciles con los peines en chanfle de la maquinita y te pone tus iniciales o te dibuja una estrellita

o la hoz y el martillo

o un signo de euros,

lo que tú le

pidas

¿mi pelado?, normal fue lo que le pedí y empieza el zumbidito de la maquinita que a veces me da un sueño del cará

Dios aprieta pero no ahoga, debe estar en La Biblia

yo nunca me leí La Biblia pero me sé los cuentos de memoria y he visto también las películas:

los soldados romanos y Poncio Pilatos

Cristo cargando con su cruz y cayéndose y levantándose, la corona de espinas y la gente tirándole cosas: tremendo acto de repudio

y las treinta monedas que, la verdad, no me vendrían nada mal para mi próximo Blackberry

además mucho polvo y mucha miseria ¿y esa era la famosa Tierra Prometida?

pues bueno, papi, yo te la regalo

creo que no habría aguantado ni un minuto en medio de toda esa gente envuelta en trapos,

sin electricidad

televisor

ni siquiera un teléfono fijo

y entonces me encontré dentro de otra película y parecía todo tan real

High Definition,

Dolby Digital:

Cristo llamando por su

móvil o como estaba siempre en la fuácata y todo el tiempo tan pasmao

(los carpinteros de hoy cobran carísimo)

pues en lugar de una llamada un simple SMS:

I ♥ the Imperio Romano

era lo que yo, al menos, le habría texteado al Poncy, bueno, a Mr. Pilatos a ver si se bajaba con otra descarga porque, mi ambia, la verdad, andar clavado en una cruz me parece una cosa de Antes de Nuestra Era y además un poquito incómodo

y eso, no sé por qué, me hizo pensar en la Tía Felicia

quiero decir, cuando salí de aquel mareo por culpa del ruidito de la maquinita

Tía Felicia nunca se casó

de joven, una vez, quiso meterse a monja

cuando habían mujeres que querían meterse a monjas

o sea hace mil años

yo no estaba nacido y andaba lejos de nacer pero de eso se habló a montones

con misterio o respeto por las gentes de la familia de mi padre

con desparpajo y burlas por la de mi madre

en realidad no sé muy bien y hace millones de años que no oigo hablar de la Tía Felicia

tan solo sé que vive en Coral Gables, Miami, Fla.

y eso la convertía en una maga

lord Voldemort travesti o el mismísimo Harry Potter

una tía en El Monstruo, adicta a Dios

ángel flotando por La Yuma:

I ♥ NY

I ♥ la Mafia de Miami

I ♥ hasta a los Señores del Imperio

y así aunque sospechara que no iba a hacerle mucha gracia pues decidí correr el riesgo y preguntarle a Gilda Villegas si conocía la dirección de la Tía Felicia, quiero decir la dirección de las gentes de aquellas épocas cuando no te quedaba más remedio que escribir con un lápiz o un bolígrafo y échate, papi, todo el play:

sobre un pedazo de papel que luego había que doblar para meterlo dentro de otro pedazo de papel en forma de envoltorio y después comprar otros papelitos, unos cuadritos chirriquiticos y pegarlos, no donde quiera sino en una esquina, pero casi nunca pegaban y tenías que coger una especie de pasta así, medio mocosa, que estaba dentro de un pomito y embarrar el cuadrito y embarrarte las manos y embarrar todo alrededor

qué cagazón

qué asco

***

Tuve que suavizar algunos días, calmarme, concentrarme, esperar mi momento y luego con mucho cuidado y como el que no quiere la cosa, aprovechar para bajarle a Gilda Villegas mi pregunta:

¿Sabes la dirección de la Tía Felicia?

cambió la cara y contestó que no la sabía y enseguida el imperio contraataca: ¿en qué tú estás, en qué tú andas? y casi se me va el dichoso «mima»

Gilda Villegas es mi pura pero Gilda Villegas es Gilda Villegas y si le dices «mami» o «mima» o todavía peor «madre» o «mamá»

(y no hablemos de «pura»)

se te vuelve Godzilla y Hulk, los dos al mismo tiempo, se pone toda contra el tráfico, arma tremendo traqueteo

y ni siquiera mi hermanito que tiene solo nueve años

(debía mejor decir «mi mediohermanito»

aunque lo quiera como entero)

se atreve

con eso de «mima».

Tía Felicia, por su parte, era la única hermana del pureto, mi puro que un buen día desapareció pedaleando su bicicleta

voló como Matías Pérez solía decir Gilda Villegas cuando estaba de buen humor o mejor, cuando yo era muy chama

ahora no estaba nunca de buen humor y ya yo no era ningún chama

A tu tía Felicia dijo Gilda Villegas como si fuera a hipar o a sollozar, le tiramos huevos cuando se supo que se iba del país

y le habían roto todas las ventanas de su apartamentico de la calle 13

mira tú, Calle 13, unas gentes que hasta hacía poco me gustaban y bueno, cierto también que la calle 13 o más exacto, la Avenida 13, es una especie de última frontera entre mi barrio, Buena Vista, y el Miramar de Karla Paula

(la primera sería la Ave.19)

Y le caímos a hachazos a la puerta, siguió diciendo Gilda Villegas y entonces sí que sollozaba

Pintamos las paredes con chapapote carteles que decían:

gusana tortillera

santona

agente de la CIA

escoria

contrarrevolucionaria

yo era una niña

yo era casi una niña y no entendía nada de nada

solo tenía quince años y había que ir al Acto de Repudio

(¿así que eso era «un acto de repudio»? y yo que lo

decía como los socitos: por puro cuero y quemadera)

tenía,

claro, que asistir porque si no la vida te la hacían cuadritos y te la hacían un yogur y luego adiós a las carreras en la universidad

a esas alturas, ya no sollozaba sino lloraba sin tapujos, un poco así como parando y empezando de nuevo

Y total no aprobé ni el primer año, ni siquiera el primer semestre

soy bruta, más que bruta, más bruta que esta plancha o la mismísima tabla de planchar

pero eso en realidad qué me importaba pues yo también soy bruto, brutísimo en Química y en Español

ahora lo que en verdad me ponía de cabeza era ver a Gilda Villegas en aquel PlayStation

nunca la vi llorar y la creía a prueba de balas

y eso sí que me daba ganas de partirme

no de la risa sino del llanto

cosa que no soporto porque ustedes ya saben: siempre me estoy riendo

Eso es historia antigua, le solté para que parara o mejor, para parar yo y me acordaba, desde luego, de los romanos, Cristo y Poncio Pilatos en medio del polvo y los trapos que vestían las gentes de la Tierra Prometida ni siquiera made in China, Taipei o Sudcorea que ahora nos caen a palos hasta en la pelota

No se podía seguir así, no se podía seguir así, así que la paré

o por su cuenta se paró

(pues quién paraba a Gilda Villegas)

y era que mi hermanito

mi medio hermanito de solo nueve años pero que yo quería como entero, empujaba la puerta y entraba de la calle con sonrisa de oreja a oreja: acabo de ganar La Emulación

salí el más destacado de mi aula y mira, mira, mira, Ariel

(primero vino a mí y después a Gilda Villegas)

mientras

mostraba un tarequito y lo hacía con orgullo

cañón cañón cañón

un sellito de esos, que por detrás un alfiler, con la imagen de Mella, de Maceo, de Martí y un «hasta la victoria siempre» en letricas chirriquiticas pero brillantes como el oro

***

Eso de las letricas me hizo acordarme del final de la película de Indiana Jones en quepor fin encuentran el Santo Grial y la jeva del malo se equivoca y luego Indiana Jones se dice para sí que la copa de un carpintero no podía ser de oro (ja ja ja) y entonces coge la de palo, la más fea de todas y con el agua de una fuente que más bien parecía un bebedero de palomas, resucita a su puro

lo otro, pasar al nivel 9, al nivel 10 o al que viniera

Se llamaba Felicia y el primer apellido, pues claro, el mismo que yo

y por ahí fácil buscarla en

Facebook

Twitter

MySpace

pero me hacía falta un celular

precisamente un celular

una tablet con internet

una PC: tremendo cír-

culo vicioso

Pero allá, por su parte:

la Tía Felicia ¿tendría computadora o celular?

¿tendría los dos o no tendría ninguno?

¿tendría conexión directa con los ángeles

sin problemas de ancho de banda

de canales de fibra óptica

de cables que desaparecen

de satélites medio fofos

de dispersos chubascos y tormentas

eléctricas en la región X, Y, Z?

Bien, vayamos por partes

(como una vez dijo una socia)

y se calló y volvió a decir: Jack el Destripador y todo el mundo se partió aunque yo me quedé botao pues todavía era muy chama

así que bueno, El Destripador:

los viejos nunca tienen celulares y les dan urticaria las computadoras

y tampoco los ves en

Twitter

Facebook

MySpace

a no ser esos viejos babosos y del Más Allá, buscando chicas, chicos, lo que sea en Romeo&Julieta, Dateworld, Liguelindo, etc.

luego, en cuanto a los Ángeles

(¿la ciudad, la boyband o los del cielo y las iglesias?)

enseguida se me ocurrió un Plan B o un Plan C: irme a la sala de navegación donde trabaja el socio de un socito que si le dejas caer algo, en lugar de ponerte

en una PC manca

(de esas que solo tienen intranet)

te sienta al habla con Bill Gates en su propia computadora con Google y con Mozilla, Skipe, Twitter, Facebook y hasta Romeo&Julieta y Liguelindo pero el plan no pasó de plan o por lo menos no esa vez pues sucedió una cosa de Reality Show

Dios aprieta pero no ahoga, como dice el puro barbero, el purestán con alma joven que siempre me pela

El caso es que Dios mismo me lo puso delante como quien dice entre las manos:

un Samsung nuevecito brillando bajo el sol en un banco del parque

o tal vez no brillando porque cómo podía brillar a la sombra de un árbol de ese tamaño

más que una ceiba, no sé bien, un árbol como aquellos del planeta Pandora de la película Avatar

El Samsung, desde luego, estaba al lado de una gente

una mujer, una embarazada que vigilaba un cochecito y dentro, claro, otro bebé

le gustaban, seguro, los bebés

los reales y los virtuales y los presentes y los futuros

los que podían estar en algún cochecito o los que se las arreglaban entre las tripas todavía

El Samsung era un Galaxy o sea en la misma gama de mi ex Deluxe 901

(se le veía en su misma cara)

lo único que no sé, no acababa de convencerme, venía a ser su color

un rosado rabioso de esos como el que Karla Paula se ponía en los labios y las uñas

pero a mí, plin

un Samsung Galaxy con el último Android

un Smart Infinite de los exclusivos y de la pinta más costosa, qué importaba que fuese malva o lila y en todo caso luego lo podías cambiar o venderlo y comprarte otro

esa mismita era la talla