El asesino Black - Daniela Araujo - E-Book

El asesino Black E-Book

Daniela Araujo

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Beschreibung

Kinyo Takiza, es un joven que esconde un poder anti-natural en su cuerpo, superando a todos con gran fácilmente. Cuando unos ojos su posan en él y tener el reencuentro con su hermano menor Noa, lo obligan a convertirse en un asesino en contra su de voluntad. Pero dentro de ese oscuro mundo, comienza a tener las pistas de su poder, de su excompañero y los misterios de sus perseguidores.2019-05-13

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Seitenzahl: 124

Veröffentlichungsjahr: 2019

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Araujo, Daniela

El asesino Black / Daniela Araujo. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2018.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-761-805-1

1. Narrativa Argentina. 2. Novela. I. Título.

CDD A863

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: [email protected]

Diseño de portada: Justo Echeverría

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina –Printed in Argentina

Para las personas que ayudaron en este proyecto

y seguir adelante en mis alocados planes del día a día.

A mis padres, que siempre están ahí,

y Mayra Campos que ha logrado hacer

esta novela más agradable para sus ojos.

Índice

Capítulo 1

El comienzo de la despedida

Capítulo 2

El principio de las aventuras

CAPÍTULO 3

El misterioso informante

Capítulo 4

El reencuentro

Capítulo 5

El regreso al pasado

Capítulo 6

Nuevas decisiones

AGRADECIMIENTOS

Capítulo 1

El comienzo de la despedida

El director se posiciona sobre el escenario que estaba a un costado de las puertas, ante la vista de los nuevos estudiantes. Portaba un traje elegante que contrastaba con su cabello gris y joven rostro, su piel media tostada y metro ochenta con una expresión amable.

–Hoy les doy la bienvenida a los nuevos integrantes de esta escuela. Espero que sea de su agrado y lo único que queda para ustedes es es aprender todo lo que puedan, para en un futuro cumplir las misiones y ayudar a nuestra sociedad. Les deseo buena suerte. –dijo el director para cerrar la ceremonia de entrada y dar la señal hacia las puertas que se abrían lentamente.

En cuanto los alumnos entraron se vieron rodeados por una amplia arquitectura con detalles en todas las paredes y al ver sus miradas al frente, se encontraron con varios carteles y alumnos de nivel superior esperándolos con amplias sonrisas. Siendo llevados a una sala alterna para dar paso al banquete y cerrar la bienvenida.

Un joven de metro sesentaicinco, de cabellos medio enrulados de tonos cafés al igual que sus ojos, piel pálida que cortaba la vista en sus grandes labios y rostro expresivo, miraba alrededor lleno de emoción y la excitación del ambiente.

Antes de darse cuenta, comenzó a sentir un peso con su cuerpo; alguien había pasado su brazo sobre su espalda y se estaba apoyando contra él. Cuando estaba por salirse con brusquedad, da una leve mirada y frena al toparse con su rostro.

Después de tanto tiempo finalmente se encontraba con él. Aquel joven que formo parte de su infancia con cabellos tan negros como sus ojos y piel tan pálida como la suya.Finalmente estaba con su hermano mayor nuevamente.

–¿Qué tal? ¿Te cambie el panorama? –preguntó con una amplia sonrisa mientras despeina al menor en sus brazos.

–Kinyo… –murmuró el menor algo sonrojado por las miradas curiosas que comenzaban a posarse sobre ellos.

–Hola. Ya te extrañaba demasiado. –saludó, desordenando aún más sus cabellos.

Kinyo se lo lleva arrastras mientras le mostraba la escuela con una exageraba energía.

Siguiendo al mayor por los largos y extensos pasillos, paraban en algunas ocasiones e inconscientemente se quedaba mirando su rostro. Era realmente extraño para Noa verlo después de tantos años. Los pocos recuerdos que aún estaban presentes, siempre estaban acompañados por una sutil melodía.

–Las habitaciones están en el último piso, normalmente te acomodan con tu curso para que se lleven mejor. Aunque no haya funcionado en algunos. –le contó moviendo los brazos y mirándolo sobre el hombro de manera despreocupada, dibujando una sonrisa en el menor.

Kinyo se para y cuando su hermano queda a su lado pasa su brazo sobre su hombro. Levanta su brazo apuntándole hacia zonas más específicasmientras no dejaba de mirar el rostro de su hermano.

–Es increíble. –musitó observando esa habitación extensa y azul.

Mira a Noa que cierra los ojos de la emoción, como si pudiera sentir los sucesos pasados y luego abre para acercarse más al patio.

–Es genial, no espero el momento para empezar.

–Tranquilo, podrías arrepentirte de ello…–murmuro con una media sonrisa mientras se gira hacia el salón. –por ahora disfruta esta fiesta.

–Sí. –obedeció con larga sonrisa

Kinyo se ríe animadamente y algunos recuerdos se filtran sin permiso. Apretó sus puños y largo un suspiro para darle una sonrisa, sin que el menor se dé cuenta de ello.

En la mañana siguiente, luego de perderse por unos pasillos, Noa encuentra el comedor; largas y extensas mesas de madera con mármol blanco y los alumnos sentándose en varios grupos con bandejas. Luego de buscarlo a su hermano por unos cuantos minutos con su comida, lo encuentra comiendo mientras leía un libro; el cual suelta al cruzar sus miradas.

–Noa. –llamó Kinyo, levantando la mano y cerrando su libro.

–Este colegio esta genial. –comentó sentándose a su lado aun sorprendido por la extensa arquitectura. –aunque es innecesariamente grande. –agregó al verse perdido por los pasillos nuevamente.

–El colegio tiene sus motivos –dijo mientras tomaba su bebida.

–Además, tus actividades vana comenzar pronto. –le contó con una sonrisa calmada.

–Ya lo sé. –reafirmo comiendo su comida media fría.

–Procura no perderte demasiado. –aconsejo mientras el menor tomaba un poco de agua.

–Yo no me he perdido. –contestó avergonzado mientras trataba de no atragantarse.

Ambos se juntaban ocasionalmente después de clases para practicar y hacer charlas sin sentido, queriendo recuperar el tiempo.

–Estoy feliz que pases tanto tiempo conmigo. –le contó Kinyo mientras ordenaban su pequeño escondite en la biblioteca. –Pero también deberías de pasar más tiempo con tus compañeros.

–No me gusta estar mucho con ellos. –respondió por medio de un puchero. –Son todos unos chismosos…

Kinyo mira a Noa después de escuchar el silencio por unos momentos. Estaba sosteniendo un libro en sus manos mientras observaba la nada.

–¿Noa? ¿Pasó algo? –pregunto más preocupado sacudiéndole el hombro.

–No, solo recordé unas cosas extrañas. –mencionó poniendo una sonrisa forzada.

En cuanto terminan de ordenar se dirigen hacia el comedor nuevamente.

–Un par de meses más y termina el año. –comentó Kinyo con algo de tristeza.

–Aún te queda un año más para graduarte. –dijo poniéndose frente a él para frenar su caminata. –Ya verás lo fuerte que me hare. Y cuando menos lo notes estarás en el suelo

–Ya quisiera ver eso. –murmuró burlonamente con superioridad.

El comienzo de un nuevo año, y los hermanos estaban con sus rutinarias actividades. De todos los lugares el más frecuentado era la biblioteca, un lugar para estar tranquilos sin los pedidos de duelos para el mayor o los curiosos del curso del menor.

Mira en semblante tranquilo de su hermano, baja el libro hacia sus piernas y fijando en el perfilado rostro con sus cabellos negros bailando con el viento.

–Sí, ¿Qué pasa? –preguntó sin mirarlo.

–¿Cuál es la sorpresa que reciben los de segundo año? –preguntó con la curiosidad que mantuvo por todo el rato.

–Eso es una sorpresa ¿o no? –formuló con una sonrisa sin alejar sus ojos del escrito.

–Anda, solo una pista.

Kinyo lo mira con una sonrisa, allí estaban esos ojos llenos de curiosidad nuevamente; tal como en su infancia. Para su suerte, aún seguía siendo el mismo.

–Te lo quiero decir, pero mis profesores me hicieron prometer que no lo haría. –explicó mirando el libro nuevamente.

El menor lo seguía observando, había pasado mucho tiempo y había tenido muchas oportunidades, pero sentía que iba ser su último momento de verdadera tranquilidad.

–¿Qué es lo que quieres decir ahora? –preguntó, lanzando un suspiro para prestarle atención.

–Yo he querido preguntarte algo… hace un tiempo. –murmuro bajando la vista. –Eres el único que no anda en ningún grupo ¿no tienes amigos?

–No los tengo, solo tengomis compañeros de aula y cuarto. –contestó con calma.

–¿Por qué? –siguió con algo de temor en su voz.

–Hace un tiempo deje de confiar en las personas, eres unos de los pocos con los que hablo por placer. –respondió con ojos tristes para volver a la lectura.

Noa lo mira de reojo y vuelve a su lectura, deseando no haberlehecho la pregunta y eliminando otras tantas que rondaban en su cabeza.

En la oficina del director.

Kinua estaba sentado tras su escritorio revisando unos documentos, el subdirector lo imitaba en un pequeño lugar un poco más aparatado para dar una recorrida a esa apagada habitación de color madera y partes en kaki, unos cuantos títulos y premios colgados en la pared con un par de plantas en la esquina. Se levanta y se acerca al antiguo escritorio para sentarse en una de las cómodas sillas frente a este.

–Entonces, ¿cuándo será? –pregunto el subdirector.

–Yanme, no tengo que decirlo nuevamente.

El director ve a su antiguo compañero, con el pasar de los años él había sido en que más se mantuvo mientras su amigo engordaba con los días y su cabello rubio crecía alargándose con descuido, su piel antes tostada era más apagada pero sus ojos sádicos de miel seguían allí.

–No puedes culparme por tener algo de impaciencia, ha pasado bastante tiempo. –indicó despreocupadamente, para sentarse en una de las sillas cercanas al escritorio.

–Tranquilo, ya estoy moviendo algunos hilos.

–Además, no me has dado más detalles. Ni siquiera sé quiénes serán nuestros protagonistas.

Kinua le pasa los archivos, tirando la carpeta por la mesa para ser atrapado por el contrario, quien lo abre con apuro.

–Noa y Kinyo Takiza, su familia tiene mucha reputación en estas aplicaciones. –comentó reconociéndolos al instante. –El mayor es mucho más talentoso.

–Uno de ellossoltara un espléndido poder. –declaró con esa sonrisa sombría de su juventud.

–Siempre me agradaste más con esta actitud, que la del director comprensivo. –siguió con una pequeña risa de por medio.

–Vigilarlos por mí. –ordenó guardando la carpeta nuevamente.

–El hermano menor no generó un buen comentario de sus profesores; sede buena fuente que su hermano lo ayuda en las prácticas y teóricos. –dijo un poco más serio mientras que el semblante confiado del otro no cambio.

–Es él.

–Pero perderá el control en el momento que se libere la energía.

–Eso espero. –afirmó con ojos afilados.

Luego de la despedida de los egresados y la bienvenida a los nuevos integrantes en el principio deaño, haciendo los festejos iniciales, retomaron las actividades.

Todos los estudiantes de segundo recibirían la noticia en la primera hora, pero algunos ya comenzaban a murmurarse entre sí. En cuanto entra el profesor en la clase se acomodan en sus lugares correspondientes y fijan su mirada al frente.

–La sorpresa que reciben los de segundo año en esta comunidad educativa es… –dijo el profesor de la primera hora. –que serán divididos cada dos personas en el grupo.

Algunos comienzan a gritar de la emoción, con algunos grupos que rumoreaban entre sí especulando las combinaciones.

Noa mira a su alrededor y se levanta por unfuerte impulso, atrayendo la atención de su curso mientras el profesor lo miraba con cierta lastima.

–Pero yo vi…

–Debes ser el familiar de Kinyo ¿verdad? –interrumpió al ansioso menor.

–Si. –contestó automáticamente con algo de temor.

–Tu hermano es un caso especial. –dijo un poco nervioso.

Noa se vuelve a sentar, ganándose la mirada de todos por unos minutos hasta que el profesor obtiene nuevamente la atención del aula.

–Bueno siguiendo con las noticias, las parejas designadas, fueron puestas de manera que sus poderes formen un poder en la equivalencia por habilidades.

El profesor comenzó a indicar los equipos mientras todos los alumnos se paraban y se reacomodaban, pero Noa se quedó mirando su escritorio. Levantó la mirada cuando unos pasos se frenaron frente a él.

–Me llamo Jorkou Sayija. Mucho gusto, Noa Takiza.

Se aparece, un chico con pelo chocolate medio corto, con la piel morena y una expresión fría acompañada por unos anteojos finos.

–Ah sí. Mucho gusto.

Noa le ofrece un apretón de manos, levantándose de su asiento y Jorkou lo mira por unos minutos, siendo ignorado cuando se acomoda a su lado, mirando hacia delante y tomando nota de algo. Lo mira algo decepcionado y mira hacia delante realizando un suspiro.

Ambos caminaban juntos, Jorkou con una cara seria y Noa con el rostro en el piso; estaban en un pequeño descanso entre las clases y Jorkou simplemente lo había seguido.

–Hola. –saludó una voz bien conocida.

Levanta la mirada y lo abraza efusivo. Mira hacia arriba y ve como su hermano observa a su nuevo compañero, soltándose con la misma sonrisa.

–Los presento, él es mi compañero designado, Jorkou Sayija. –presento con algo de desgana.

–Soy el hermano mayor de Noa. Mi nombre es…

–Kinyo Takiza. –interrumpió el menor, moviendo levemente sus lentes.

–Ya veo, un intelectual. Interesante combinación. –comentó con una larga sonrisa, recordando los viejos tiempos. –Bueno, nos veremos.

Le despeina el cabello de Noa y sigue su camino.

–Hermano... ¿A dónde vas? –preguntó con alegría.

Kinyo sigue caminando sin darse la vuelta, y el menor sabía que una sonrisa adornaba su rostro.

–A practicar, veras que yo también tengo pruebas.

–¿Podemos ir?

–Mientras no faltes a tus clases, puedes ver cualquiera que te interese –respondió levantando levemente la mano.

Noa saca una sonrisa larga y agarra las manos de Jorkou, quien lo mira e intenta soltarse sin resultado.

–¿Vamos? –preguntó con una pequeña sonrisa.

–¿Por qué tendríamos que ir? –siguió con esa misma indiferencia desde que se conocieron.

–Porque podríamos aprender algo de la pelea –dijo tras soltar un suspiro.

Mira hacia un costado para evitar ver la sonrisa y ojos suplicantes de Noa.

–Solo por un momento.

–Bien, vamos. –gritó arrastrándolo tras su hermano mayor.

–Interesante… muy interesante… –murmuro Yanme, quien observaba desde una esquina.

Cuando llegaron al salón de prácticas, ambos se sentaron a un costado para observar la pelea. Noa mira la gran cantidad de observadores, muchos de tercero y segundo año.

–¿Quiénes serán? –preguntó impresionado por la cantidad de personas.

–La mayor parte del mismo curso que tu hermano. Él goza de mucha fama, sé que tiene bastante pedidos de pelea; en caso de que llegaran a ganar, tendrían bastantes puntos. –dijo antes de mirarlo fijamente. –¿Acaso no estabas con él la mayor parte del tiempo?

–Bueno, él no es el tipo de persona que hable mucho de sí o diga todas las cosas que hace. –contestó algo apenado.

Jorkou lanza un suspiro, era ya conocido el tipo de persona que son los famosos hermanos Takiza.

–Seguramente lo observan para la prueba final. –siguió mirando cómo se comenzaban a preparar para la pelea.

–¿Prueba final? –repitió un tanto confuso.

–Sí, es la prueba que realizan los de último año, antes de terminar. –contestó un tanto impresionado. –¿No sabes nada de esta escuela?

–Se lo que tengo que hacer este año. –respondió feliz y des- preocupado.

Cuando está por reprocharle su actitud, se forma un silencio, eliminando cualquier murmullo. El enfrentamiento estaba por comenzar, de un lado del círculo se encuentra Kinyo y del otro los gemelos.

–Terminaremos rápido. –comentó una con una sonrisa.

–Muy rápido. –dijo el otro poniéndose al frente.

–¿Por qué no dejan de hablar y vienen de una vez?–preguntó un poco cansado de tanto preámbulo.