El borde exterior - Rodrigo Romero-Flores - E-Book

El borde exterior E-Book

Rodrigo Romero-Flores

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Beschreibung

En un mundo fuera de balance, el canto poético surge como una profecía sobre el futuro y la posibilidad de sobrevivir y de reorganizar nuestra aldea. Hemos sido relegados a las formas más crueles del borde exterior, pues la tragedia tecnológica que ahora determina y controla nuestra subjetividad va desconfigurando nuestra relación vital con el otro. Vivimos en un espejismo virtual, como realidad y metáfora, como experiencia y tabú. La escritura emerge, entonces, como un viaje en busca de los vestigios de nuestra humanidad en medio de una civilización al borde de la extinción. Reunidos nuevamente junto al fuego de la caverna, nos atrevemos a pactar la resistencia a través del lenguaje. Luchamos por ser más que hologramas fallidos y desechables, y nos alzamos feroces pues lo último que nos pueden robar aquellos que se creen dueños del mundo, es la palaba y su infinita libertad. Pues es el canto y su eco lo que pone en evidencia los desequilibrios brutales que arrasan el planeta en su conjunto, ahora aumentados en una escala sin precedentes por la hiper presencia de un sistema basado exclusivamente en el egoísmo, y que señala a la soledad como su horizonte y destino. Rodrigo Romero-Flores (Osorno, Chile, 1977) es poeta, músico y profesor. Estudió Literatura en la Universidad de Chile. Ha participado en talleres de escritura creativa, en encuentros de poesía y en diversas iniciativas artísticas en Chile, Perú y España. En el 2005 recibió una mención honrosa en el concurso "Santiago en 100 palabras". Fue coordinador zonal de los encuentros "Descentralización poética Chile". En 2009 publicó la plaquette El arca digital. En 2012 recibió una beca para participar en el Taller de Escritura Creativa de la Biblioteca Nacional de Chile. En 2016 cofundó el colectivo de poesía audiovisual "Carton-A" en Santander, España. Actualmente trabaja en el proyecto sónico "Atmósferas Electrónicas".

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rodrigo romero-flores • el borde exterior

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El borde exterior

Primera edición electrónica: diciembre de 2020

 

© Rodrigo Romero-Flores

© Paracaídas Soluciones Editoriales S.A.C., 2020

para su sello Paracaídas Editores

APV. Las Margaritas Mz. C, Lt. 17,

San Martín de Porres, Lima

http://paracaidas-se.com/

[email protected]

 

Composición: Juan Pablo Mejía

Ilustración de portada: Antena satelital Radar de Doppler

Pintura interior: Fotograma de THX 1138, George Lucas (1971)

 

ISBN ePub: 978-612-4405-24-2

 

Se prohibe la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio sin el correspondiente permiso por escrito de la editorial.

 

Producido en Perú.

 

 

 

 

 

para Esther y Liam

 

 

 

 

 

 

 

1. _LA ISLA DIGITAL_

 

 

(Origen)

 

 

 

imprimo con el canto de las rocas

al ser humano y a su tiempo,

cincelando en los huesos

la tragedia tecnológica y el abuso de fuerza

que se ha dejado caer en nuestra única casa.

 

a través de la palabra implantamos

las huellas de un chip disidente

para vivir aferrados a la resistencia,

mientras en la deriva plena del holoceno

los reinos están a punto de sumergirse bajo las olas.

 

así pasan las lunas y resistimos,

decodificando las cenizas de una civilización postindustrial

que ha confundido los caminos y las semillas con su aparente hermosura.

 

para grabar esta relación de los hechos,

me balanceo entre las zonas australes y septentrionales

de este planeta,

territorios completamente fagocitados

por el bucle cargante del oro,

y me doy cuenta,

con la claridad de una calavera limpia y reluciente,

que a esta masa que arde su desdicha

le roban poco a poco, noche tras noche,

su espíritu y su libertad,

convertidos en neoesclavos

deben ser liberados

a punta de poemas.

vivo, entonces, en una trinchera que son muchas islas,

todas suspendidas con la suficiente distancia

para desenmascarar lo que va quedando de patria,

llámese gran capital, tecnoceno, nave nodriza.

junto a más sobrevivientes

garabateamos sobre las cenizas que descienden sobre esta ciudad,

las señales para que los humanos venideros

eviten las zonas de sacrificio por donde transitan los capitales ferocidad,

intentando

que esa galaxia de tinta

que acaricia nuestro borde exterior

venga cada noche,

desprendiendo su abecedario por los cuerpos del mundo,

tatuando las coordenadas por donde se movilizan

los sentidos perdidos de una existencia justa,

para que tengamos,

al menos, una oportunidad

de recuperarlos.

 

a fin y al cabo,

orbitamos con paciencia de piedra

los sucesos terribles de la alimaña digital

que se cierne corporativa y azucarada sobre la Tierra

y esperamos

el momento exacto

para borrar de nuestras nucas

el código de barras

al que nos han condenado.

 

Arca digital

 

 

 

I

 

vamos a la deriva en un arca

alumbrándonos con antorchas bajo la tormenta,

desorientados en el sagrado desorden

de la última bacanal antes del diluvio digital,

sin dios ni ley que nos castigue

 

sobreviviendo

al diluvio de bits

a la desinformación programada

 

a bordo, lejísimos,

navegando sin transar,

muriendo, como tantas otras veces migrando,

inaprensibles en este reino condenado

 

escucho a la distancia

el murmullo aterrado de mis congéneres que se preguntan

¿dónde está la solución a todos mis problemas?

y reflexionan

sobre la posibilidad

de que algún acontecimiento superlativo

los aleje deNave Nodriza,

y se desmayan con ademanes ampulosos

 

sin embargo, sus voluntades continúan atrapadas

al control parental del oro, paralizados,

inutilizados por la frustración de siglos

a fin de cuentas droides de una deuda soberana

 

nosotros, en cambio, intentamos una embarcación que resista

las embestidas de un mar ensangrentado

y consumido por los rastreadores,

una independencia que nos saque del más acá:

nos camuflamos para ello, resistimos

 

 

 

II

 

un sonar se interna

en la espesura de la noche

llamándote, amor analogía,

para que me acompañes a alterar el curso de los hechos,

para que lleguemos hasta la Mar Australis

y podamos juntos quitarle el velo a la arquitectura de la red,

antidiluviana nínfula

dame el beso ácido de tu enteógeno electro,

para que abramos las puertas de la luna

y descubramos así el origen de tu presencia

 

divino tesoro incomprendido,

encarnas tu cuerpo en toda la materia terrestre,

mi demonia vampira telúrica vegetación

eres mi dueña y mi ama, mi dueña y mi ama,

mi dueña y mi ama,

sin pasaporte ni visado en esta isla

en estejardín de las delicias,

en el paso de las estrellas

en el ocaso de las horas

 

 

 

III

 

este pedazo de país imaginario y desprendido de su memoria

debe volver necesariamente a la montaña

a su origen rokhero y caótico

que no es otra cosa que los Andes pleistocénicos

 

este pedazo de país imaginario y desprendido de sus raíces

debe volver al mar

que en tanto diálogo paleontológico

nos revela

que las rítmicas secuencias del refugio sudaca

fueron testificadas por el ojo Ammonite,

sabandija que escribió sus versos de fuego en estratos

justo antes de desaparecer,

tatuando en el basalto la llave que libera

al único holograma certero en estaMar Australis:

una embarcación llena de niveles y saltos temporales,

una vieja arca tectónica

 

 

 

IV

 

los maderos garabateados flotan en un mar de cables y sueños,

envueltos en el himno sin banderas

y en la anarquía total tras el timón multidireccional,

abierto a la libertad de los sentidos

y a la dictadura de los espejos,

una chalupa tecnológica que es un lupanar divino

y arrasado por electropoemas:

el delirio convertido en un holograma de provincias

navega al garete en su mismo nido,

con resucitados mentirosos perdidos,

con travestidos

con macacos pseudoletrados y eruditos simios

 

veo un arca saturada de espectros

los que cayeron en el loop eterno de la deriva,

deriva que es una resistencia,

una danza stereo-primitiva:

la evidencia del ocaso de una forma inexacta de vida

 

por eso nos hemos propuesto, entre otras cosas,

sabotear el plan divino,

el plan divino...

in nomine patris et filiis et chupalakecuelga,

borregos de costas culpables

obligados a la fellatio ecuménica o si no para el limbo los boletos,

no paramos de gritarles:

—no respetamos a nadie ni a nada—

mientras un arca cyberfemenina nos acaricia

todo lo que podemos llamar cuerpo y espíritu,

mientras este hermoso planeta se va al carajo,

mientras las olas se hinchan con la lluvia

y las memorias se llenan de ceniza,

con ese par de volcanes encendidos

que giran alrededor de esta novela,

en medio de un diluvio,

en medio de la reestructuración del caos,

en medio del marketing del apocalipsis,

en medio de la humedad que traspasa los huesos embarrados,

navegando entre medio del cielo y el infierno

al garete y lleno de fantasmas

 

 

 

V

 

han sobrevivido en el tiempo un par de fogatas

en esta arca

/electrificada/neónica/efervescente/condenada/estridente/

solo un par de fogatas para entibiar los huesos,

y la sabiduría dionisiaca del alcohol

para que esta cubierta se mantenga a flote

y rebosante de tabernas y bares

y baños sucios donde se folla sin pudor