El descubrimiento del mundo económico en niños y adolescentes - Juan Delval Merino - E-Book

El descubrimiento del mundo económico en niños y adolescentes E-Book

Juan Delval Merino

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Beschreibung

Niños y niñas están en relación con el mundo económico desde sus primeros años de vida y realizan un gran esfuerzo por comprender las leyes que lo rigen. Las representaciones que generan sobre el dinero, los precios, las ganancias, la producción, la distribución y el intercambio de mercancías van cambiando a lo largo de su evolución y desarrollo psicológico. Muchas de las ideas infantiles nos pueden parecer muy equivocadas a los adultos, pero ponen de manifiesto el esfuerzo por entender un mundo que tiene unas leyes propias. Por tanto, estudiar la génesis de las ideas infantiles sobre el mundo económico tiene un gran interés desde el punto de vista psicológico y educativo. Juan Delval ofrece en este libro los resultados de investigaciones llevadas a cabo con niñas y niños de diferentes clases sociales, de diferentes medios y de distintos países. Podemos asistir a los esfuerzos que el alumnado realiza para entender el mundo económico, observar que la evolución de sus ideas sigue unas pautas semejantes en sujetos de características distintas, y que su comprensión está determinada sobre todo por la evolución de sus capacidades cognitivas a lo largo de la edad. Es una obra que contribuirá a que los procesos de enseñanza y aprendizaje de los conceptos económicos que se implementan en las instituciones escolares sean más adecuados y relevantes.

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© Juan DELVAL

El descubrimiento del mundo económico por niños y adolescentes

Ediciones Morata, S. L.

Fundada por Javier Morata, Editor, en 1920

C/ Mejía Lequerica, 12 - 28004 - MADRID

[email protected] - www.edmorata.es

Nota de la editorial

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© Juan DELVAL

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© EDICIONES MORATA, S. L. (2013)

Mejía Lequerica, 12. 28004 - Madrid

[email protected]

Derechos reservados

ISBNpapel: 978-84-7112-720-4

ISBN e-book (e-pub): 978-84-7112-734-1

ISBN e-book (pdf): 978-84-7112-755-6

Compuesto por: M. C. Casco Simancas

Fotografía de la cubierta de Mar del Rey.

Contenido

Agradecimientos

Prefacio

CAPÍTULO PRIMERO. El mundo económico para el niño

Las representaciones de la realidad

El conocimiento propiamente social

El mundo económico

El interés del estudio de las nociones económicas en el niño

La preocupación espontánea por los problemas económicos

Otros estudios iniciales

Los problemas económicos para el niño.

CAPÍTULO II. El proceso de intercambio económico: La ganancia

Las dificultades de la idea de ganancia

La comprensión de la ganancia

¿Cuanto paga?

¿Cuanto gana?

Determinación de los precios

El coste de fabricación

El análisis de los datos

Principios o reglas

Concepciones

El precio justo

Las dificultades de la comprensión

La ganancia en otros terrenos: Los bancos

CAPÍTULO III. El reconocimiento de monedas y billetes

Introducción

Una investigación sobre el reconocimiento de monedas y billetes

Conocimiento de monedas y billetes

Criterios para distinguir las monedas

Criterios para distinguir los billetes

Equivalencias

Los precios y la comprensión de la compra en la tienda

Conclusiones

CAPÍTULO IV. La fabricación del dinero

Los estudios sobre el dinero

El dinero y los fenómenos sociales

Método

Resultados

CAPÍTULO V. La determinación de los precios

¿Cómo se determinan los precios?

Estudios previos

Nuestros estudios

Método

Análisis de los datos

Los precios para las cosas

Prerrequisitos para el conocimiento de los precios

El intercambio como ritual

Factores psicológicos

Características de la mercancía

Concepciones relacionales

Reglas

Ordenación por el precio

¿Quién fija el precio?

Ideas sobre el mercado

El cine y el pago por los servicios

Diferencias entre tiendas

Un mundo de relaciones directas

Niveles

Conclusiones

CAPÍTULO VI. La introducción de una nueva moneda: El euro

Introducción

Participantes

La relación entre tipos de explicación y asimilación de la información disponible

Niveles de las explicaciones

Conclusiones

CAPÍTULO VII. El papel de la experiencia. Los niños vendedores

La ganancia y el manejo del dinero

El dinero necesario para vivir

Discusión y conclusiones

CAPÍTULO VIII. El descubrimiento del mundo económico. Conclusiones

La tarea constructiva

El dominio económico

Los conceptos clave

Aspectos recurrentes en la formación de las representaciones sobre la sociedad

Los niveles del conocimiento social

La concepción de la sociedad

La economía en la escuela

La situación actual

La formación económica en la escuela

Referencias

Agradecimientos

Tengo que agradecer a numerosos colegas y colaboradores su participación y apoyo en la realización de estas investigaciones durante muchos años, desde los primeros colaboradores cuando iniciamos estos trabajos en 1970, entre ellos a Alfredo Deaño, Pilar Soto, Tomás Fernández Rodríguez, Purificación Gil Carnicero, así como a los coinvestigadores posteriores como Ileana Enesco, Gerardo Echeíta, Cristina del Barrio, Elena Martín, Amparo Moreno, Carmen Loureiro, María Nuñez, Rafael Cristina, María Luisa Padilla, Marianela Denegri, Raquel Kohen, Manuel Rodríguez.

Con Evelyn Diez-Martínez (de la Universidad Autónoma de Querétaro, México) he intercambiado ideas durante muchos años, así como con Gabriel Travé (de la Universidad de Huelva).

He podido beneficiarme también de discusiones personales con destacados investigadores en este campo, que me han permitido precisar ideas, o modificar estrategias de investigación, entre ellos con Gustav Jahoda, Anna Emilia Berti, Anna Silvia Bombi, Nick Emler, Adrian Furnham, Elliot Turiel, etc.

Para llevar a cabo estas investigaciones, también hemos contado con el apoyo de diversas instituciones. Varias de ellas han sido financiadas por el Ministerio de Educación de España:

“Un estudio sobre la comprensión infantil de la organización social: Comparación entre sujetos mexicanos y españoles”, realizado con la participación de investigadores españoles y de un equipo de investigadores mexicanos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Financiado por el Fondo Nacional para el Desarrollo de la Investigación Científica y Técnica (AME89-0175). Años 1990-1992.

“La construcción del conocimiento social: Las ideas sobre la desigualdad, la estratificación social y el trabajo”. Programa Sectorial de Promoción General del Conocimiento, financiado por la DGICYT (PB91-0004). Años 1992-1994.

“El descubrimiento del mundo económico: Beneficio y determinación de los precios”. Plan Nacional I+D+I (2000-2003) del MEC (BSO2000-0064). Años 2000-2003.

“La comprensión del conocimiento social en la enseñanza obligatoria” (SEJ2004-00532), financiada por el Ministerio de Educación y Ciencia. Plan Nacional I+D+I (2004-2007). Años 2004-2007.

Estas investigaciones se iniciaron con el proyecto “Estructura y enlace de los conocimientos científicos: Epistemología genética. Ciencias sociales”. del Primer y Segundo Plan Nacional de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación, financiado por el CENIDE del MEC. Años 1970-1972.

Otros estudios complementarios han sido una Acción Integrada Hispano-Británica, con el profesor Harry MCGURK de la Universidad de Surrey para estudiar “El contenido económico de la literatura para niños y su influencia sobre su comprensión de la vida económica: Un estudio comparado entre España y Gran Bretaña”. Financiado por el MEC. Años 1989-1990.

Una ayuda FONDECYT (Chile, Proyecto 1970364), concedida a Marianela Denegri se le permitió terminar su tesis doctoral con resultados que se recogen en el Capítulo IV.

“Conocimiento social y aprendizaje escolar: Las representaciones de la sociedad en niños y adolescentes como fundamento para establecer una didáctica de las ciencias sociales”, financiado por la Comunidad de Madrid (06/0005/2003). Año 2003.

Prefacio

La economía desempeña un papel cada vez mayor en nuestras vidas, y los medios de comunicación nos bombardean con noticias económicas cada día. Conceptos económicos como la tasa de inflación, el Producto Interior Bruto (PIB), el Índice de Precios al Consumo (IPC), el diferencial de la deuda, etc., aparecen a diario en las noticias y probablemente mucha gente no entiende muy bien esos conceptos. La actual crisis económica ha traído todavía más al primer plano de la actualidad los problemas de la economía. Sin embargo el nivel de conocimiento de los adultos sobre cuestiones económicas resulta muy deficiente, lo que pone de manifiesto que la formación que se proporciona en las escuelas no es adecuada.

Por ello se señala también que es necesario reforzar la formación económica en los diferentes niveles educativos, especialmente en la educación obligatoria y universal, y se realizan intentos para ello pero muchas veces sin tener en cuenta que el desarrollo cognitivo de los alumnos limita su comprensión.

Durante muchos años hemos estudiado cómo van adquiriendo los niños ideas sobre el mundo social, y un aspecto particularmente interesante ha sido su comprensión del mundo económico. Aunque a primera vista puede parecer que no es así, los niños y niñas están en relación con los problemas de la economía desde sus primeros años de vida cuando ven comprar a los adultos o piden algún juguete que se puede adquirir. Esas ideas van cambiando a lo largo de los años, pero suponen un amplio trabajo de elaboración de representaciones sobre el mundo de la producción de mercancías, de la distribución y del intercambio. Muchas de las ideas infantiles nos pueden parecer muy equivocadas a los adultos pero ponen de manifiesto el esfuerzo por entender un mundo que tiene unas leyes propias.

Desde este punto de vista nos parece que estudiar la génesis de las ideas infantiles sobre el mundo económico tiene un gran interés desde el punto de vista psicológico y educativo.

Lo que presentamos en este libro son los resultados de algunas de las investigaciones que hemos realizado con niños de diferentes clases sociales, de diferentes medios y de distintos países, con referencias a los trabajos de otros autores. Podemos asistir a sus esfuerzos por entender el mundo económico, observar que la evolución de sus ideas sigue unas pautas semejantes en sujetos de características distintas, y que su comprensión está determinada sobre todo por la evolución de sus capacidades cognitivas a lo largo de los años. Creemos que estos estudios pueden contribuir a que la formación sobre los conceptos económicos que se proporciona en las escuelas sea más adecuada.

CAPÍTULO PRIMERO

El mundo económico para el niño1

Las representaciones de la realidad

La construcción de representaciones precisas de la realidad, incluyendo en ella a uno mismo y a los otros es, sin duda, el mayor logro de la especie humana, su arma más poderosa para controlar la naturaleza. El hombre reconstruye en su mente la realidad, descubre las relaciones entre las cosas y los hechos, traza modelos del funcionamiento de las fuerzas de la naturaleza, de las relaciones físicas entre los objetos, del papel de los otros y de él mismo. Los seres humanos no se limitan a actuar para satisfacer sus necesidades biológicas, que son irrenunciables e inaplazables, sino que con su mente elaboran esos modelos en los que está representado el mundo, lo cual da un sentido más amplio a su actividad y la dota de una eficacia mucho mayor que si se limitara a la pura acción.

Gracias a que el hombre dispone de sus complejas representaciones o modelos de la realidad, no necesita actuar continuamente para conocer el resultado de sus acciones. A partir de la representación puede anticipar los resultados de su acción, sin necesidad de experimentar lo que va a suceder: puede predecirlo a partir de las características de su modelo del fenómeno o la situación de la que se esté ocupando. Esto le da un enorme poder sobre las cosas y sobre los otros seres vivos. Actuar mentalmente en el marco de una representación es mucho más rápido y más flexible que actuar de entrada sobre las cosas. Disponiendo de un buen modelo se puede experimentar más eficazmente que si fuera preciso hacerlo de manera material pues mentalmente pueden manejarse muchas más posibilidades y de forma más completa. Después de haber experimentado mentalmente es cuando puede realizarse el contraste con la realidad, que en todo caso es la última piedra de toque de las predicciones mentales. El lenguaje y la capacidad de utilización de sistemas abstractos de representación aumentan enormemente las posibilidades de actuar mentalmente, pero no son la causa, sino solo el vehículo en el que expresar esas representaciones.

El hombre construye representaciones de toda la realidad que le rodea, del funcionamiento de las fuerzas de la naturaleza, de los otros seres vivos, de él mismo y de las relaciones sociales. Entre esas representaciones están las de la propia vida social, que incluyen cómo nos relacionamos con los demás, cuál debe ser nuestro comportamiento hacia ellos y qué es lo que esperamos que otros hagan en las distintas situaciones sociales. El hombre tiene que elaborar entonces modelos del funcionamiento social, es decir de las instituciones en cuyo marco se desarrolla la vida social. Es una labor que tiene que hacer cada individuo, con la ayuda de los otros, basándose en el conocimiento acumulado por las generaciones que le han antecedido, pero que no puede recibir ya hecha. Se trata por tanto de una labor psicológica, que se realiza en un ámbito social2.

A lo largo de su desarrollo los individuos llegan a tener ideas bastante precisas sobre cómo funciona el mundo social, sobre las relaciones con los otros y sobre cómo están organizadas las instituciones sociales dentro de las que se desenvuelven. Para actuar en la sociedad las personas necesitan adquirir ideas acerca de cómo se produce el proceso de compra-venta y cómo está organizada la sociedad desde el punto de vista económico, para qué sirve el dinero y cuál es su valor; y también entienden la organización política, las relaciones de poder, las formas de gobierno, el funcionamiento de la Administración. Pero su conocimiento no se limita a esto, entienden las diferencias de clases sociales, de razas, de países, la función de instituciones como la escuela, la familia, la nación, la religión, o los conflictos entre grupos, que dan lugar a las guerras. Y además entienden las relaciones con los otros, las normas que regulan esas relaciones, la conducta que se debe seguir y la que se debe evitar. En definitiva, se forman “representaciones” o “modelos” sobre cómo está organizada y cómo funciona la sociedad, pero también de lo que se debe hacer en distintas situaciones.

Cuando los seres humanos nacen no disponen de esas ideas, que sí tienen los adultos, por lo que hay que suponer que las van formando o adquiriendo de alguna manera a lo largo de su desarrollo, y durante el resto de su vida. Lo que tenemos que examinar es cómo se forman, cómo se “construyen” las ideas sobre el mundo social, sobre las instituciones y sobre las normas que las regulan. Ese es un problema que compete estudiar a la psicología, aunque hay que tener datos de las disciplinas que se ocupan de estudiar aspectos del conocimiento sobre la sociedad, como la sociología, antropología, economía, ciencia política, derecho, etc.

Pero estudiar cómo se forman esas ideas no es un mero entretenimiento o una curiosidad, pues las representaciones del mundo social determinan lo que los sujetos hacen y pueden hacer, cómo actúan. Y para entender las concepciones de los adultos es esencial conocer su proceso de formación. Estamos convencidos, por tanto, de que estudiar la génesis de los conceptos sociales tiene una enorme utilidad para entender las ideas adultas sobre la sociedad y que es un requisito indispensable para desarrollar una epistemología genética de las ciencias sociales.

En consecuencia podemos decir que el interés del estudio de la formación del conocimiento social es múltiple y puede considerarse desde el punto de vista epistemológico, desde el psicológico o desde el educativo. Para la educación resulta esencial, pues lo que se pretende en la escuela es que los sujetos formen representaciones adecuadas del mundo en que viven, de manera que el profesor debe partir necesariamente de las ideas que tienen los sujetos si quiere realizar su tarea de un modo satisfactorio.

Las representaciones no tienen solo una función explicativa, sino que tratan de satisfacer otras necesidades del sujeto, necesidades que no son solo de tipo cognitivo, sino que contienen aspectos ideológicos, motivacionales o afectivos. La función explicativa se produce para poder alcanzar los fines de la acción, para poder actuar, por lo que las representaciones están indisolublemente ligadas a los fines que se plantea el sujeto, aunque también los determinan, es decir, los sujetos persiguen fines en función de las representaciones que tienen, al mismo tiempo que las establecen para alcanzar sus fines. Se produce así una relación circular.

Uno de los problemas del estudio de las representaciones es que no puede llegarse a ellas directamente, sino solo de una forma indirecta, infiriendo a partir de lo que hacen o de lo que dicen los sujetos. Podemos considerar las representaciones como el conjunto de propiedades que los individuos atribuyen a una parcela de la realidad, lo que incluye las propiedades de los elementos, las relaciones entre ellos, las explicaciones de por qué acontecen, las relaciones causales, y otras muchas cosas. Además no debemos olvidar que las representaciones se establecen para actuar.

Probablemente las representaciones no están completamente listas y disponibles, elaboradas con todas sus partes, en cualquier momento. Cuando el sujeto lo precisa, combina distintos elementos de los que dispone anteriormente de acuerdo con las necesidades de ese momento, con los fines que persigue. Parecería, pues, que los elementos están ya ahí, pero el ensamblaje preciso de ellos solo se realiza para responder a una necesidad que se produce en un momento determinado.

Esa necesidad puede ser de muy diferentes tipos, puede ser de tipo material, para resolver un problema práctico (cómo conseguir ser admitido en un doctorado), o puede ser para explicar un fenómeno que acontece (por ejemplo, por qué quiere separarse mi mujer de mí, o por que está bajando la cotización de las empresas de nuevas tecnologías en la bolsa). Para entender esos fenómenos necesito recurrir a las representaciones que tengo, y para ello debo elaborar una representación adecuada al problema con los elementos de los que ya dispongo.

El conocimiento propiamente social

El estudio del conocimiento propiamente social es el que se refiere a las instituciones, que es quizá el aspecto menos estudiado de nuestras representaciones, y es de éste del que nos vamos a ocupar aquí. Las instituciones sociales tienen una característica particular y es que en ellas los individuos desempeñan funciones (tendero, jefe, comprador, asalariado, alumno, ciudadano, etc.) y no actúan como un simple sujeto psicológico. Además las instituciones sociales, que son producto de reglas constitutivas (SEARLE, 1995, 2005), lo que hacen es dotar de nuevo significado a fenómenos que ya existen, y además son fruto del acuerdo social (el dinero vale porque todos admitimos que vale) (cf. DELVAL, 2000).

Lo característico de los fenómenos sociales es que se trata de relaciones entre personas, pero en las que lo importante es la forma de la relación, más que las características específicas de la persona. Esto es otra forma de hablar de la institucionalización, a la que antes nos referíamos. En la vida social los individuos se mueven dentro de instituciones. ¿Qué es lo que esto supone? En primer lugar que los individuos identifican el tipo de situaciones y que conocen algunas reglas sobre cómo comportarse.

La vida social está hecha en buena medida de reglas. En cada situación tenemos que comportarnos siguiendo unas pautas que están establecidas por una serie de normas que los sujetos usan, aunque tal vez no sean conscientes de ellas, como tampoco precisan ser conscientes de las reglas del lenguaje.

Lo que resulta sorprendente de los fenómenos sociales es que, como señala SEARLE (1995, pág. 1), existen solo porque creemos que existen. Pero esa creencia hay que entenderla de una manera matizada pues no es algo puramente subjetivo. Los hechos sociales existen solo porque creemos que existen y son considerados como hechos por acuerdo de los seres humanos. El dinero, el matrimonio, o el gobierno son ejemplos de hechos institucionales cuya naturaleza depende de que son aceptados y usados por los seres humanos, con un acuerdo implícito entre ellos. Si el dinero dejara de ser reconocido como tal por todos o la mayoría de sus usuarios, dejaría de ser dinero, pues no sería aceptado en las transacciones ni para pagar las deudas.

Frecuentemente los fenómenos sociales implican objetos físicos y naturalmente personas, pero esos objetos y personas adquieren un significado distinto por el hecho de formar parte de una relación social. Un ejemplo claro es también el dinero. Hay un elemento físico, ya sea un cilindro de metal, un papel, un apunte en un libro o en un programa de ordenador. Pero el dinero vale porque es reconocido por los otros como dinero y porque se rige por unas reglas precisas.

Al mismo tiempo los hechos sociales son hechos objetivos en la medida en que nos los encontramos dados en la mayoría de los casos y cada uno de nosotros no puede cambiarlos: hay gobiernos, dinero, escuelas, guerras, etc., y vivimos dentro de una realidad social que no podemos cambiar, pero esos hechos tienen una naturaleza diferente a la de que existan montañas, ríos, o piedras.

SEARLE (1995) comienza estableciendo una diferencia entre los “hechos brutos”, que llama así siguiendo la terminología introducida por ANSCOMBE (1958), y los “hechos institucionales”. Los hechos brutos son objetivos e independientes del sujeto que los observa o enuncia. Un ejemplo de hecho bruto que propone SEARLE es que los átomos de hidrógeno tienen un electrón.

SEARLE señala que los hechos institucionales se apoyan siempre en hechos brutos, pero que les añaden un carácter específico. El dinero es un objeto físico, ya sea un trozo de papel (un billete), una moneda, o un apunte en un banco. El matrimonio o el gobierno son relaciones entre personas (que son también objetos físicos), pero que en virtud de la institución establecen relaciones que son nuevas y específicas. Por ejemplo, el matrimonio da lugar a ciertos derechos y deberes por parte de los esposos.

SEARLE parte en sus explicaciones del concepto de intencionalidad “la capacidad de la mente para representar objetos y situaciones en el mundo”. Las representaciones son sobre algo o se dirigen a algo. Pero para explicar cómo se construye la realidad social introduce tres elementos: la asignación de funciones a los objetos, por ejemplo cuando decimos esto es un billete de 50 euros; la intencionalidad colectiva,que supone compartir estados intencionales tales como creencias, deseos o intenciones;ylasreglas constitutivas que, a semejanza de las reglas de los juegos, constituyen la institución. (Puede verse un resumen de estas concepciones de SEARLE en DELVAL, 2000).

El mundo económico

La economía constituye uno de los pilares que articula la organización social. Cualquier sociedad elabora instituciones que se ocupan de administrar los recursos que, por definición, son escasos. En las actuales sociedades occidentales y capitalistas las interacciones económicas suponen la existencia e intercambio de dinero, y reclaman comprender aspectos tales como el beneficio, los sistemas de producción y distribución de los bienes de consumo, el trabajo humano añadido a las mercancías, los mecanismos de fijación de los precios, las reglas de la oferta y la demanda, etc.

Las personas vivimos en sociedad y nos vemos envueltas permanentemente en actividades económicas. Se trata de actividades tipificadas, es decir institucionalizadas, en las que asumimos papeles sociales: nos comportamos como compradores o vendedores, ahorradores, inversores, usuarios de servicios, titulares de un préstamo, etc.

Pero además, y simultáneamente, formamos representaciones sobre nuestro entorno, incluido el social y dentro de él el económico. Los niños participan desde muy pronto en prácticas de tipo económico. El desempeño como agentes sociales, así como la potencia y flexibilidad de las representaciones que se elaboran, va progresando en el transcurso del desarrollo. Las representaciones van cambiando, se van haciendo más organizadas, más estables y van permitiendo explicar “mejor” lo que sucede, en el sentido de posibilitar que las previsiones se ajusten más a lo que ocurre. Aunque hagamos anticipaciones incorrectas, los adultos contamos con una capacidad de incorporar elementos en nuestras representaciones, detectar aspectos relevantes para explicar los problemas o establecer relaciones. Dicha capacidad la hemos ido conquistando a lo largo de nuestro desarrollo.

Las investigaciones psicológicas realizadas han permitido reconstruir cómo es el mundo económico desde la perspectiva de los niños y adolescentes, y en qué dirección se van transformando sus representaciones. Frente a diferentes asuntos económicos, la transformación parece seguir una pauta evolutiva estable, y las representaciones avanzan desde una visión personalizada, anecdótica, sin cambios o con cambios bruscos, en la cual los fenómenos se explican por sus rasgos más aparentes y en la que los bienes y el dinero son abundantes, hacia otra visión de la realidad económica que atiende a los procesos, tiene en cuenta los aspectos ocultos y por tanto necesariamente inferidos, y en la cual la escasez es un elemento constitutivo.

Los seres humanos, como todos los demás seres vivos, tenemos que satisfacer nuestras necesidades para sobrevivir y eso implica disponer de los bienes necesarios para nuestra alimentación, descanso, ocio, cultura, etc. Tenemos que conseguir o producir esos objetos que necesitamos para nuestra vida y la economía se ocupa precisamente de la producción y la distribución de los recursos.

Parece que la realidad de la que tiene que partir la economía es considerar que para su subsistencia, para mantenerse en vida y llevar una vida que se considere digna, los individuos precisan de bienes, tienen que satisfacer sus necesidades. Pero los bienes disponibles son siempre escasos, es decir que siempre podrían ser deseados en mayor cantidad, al menos por algunas personas. Imaginemos que un individuo X pueda estar satisfecho con las cantidades que tiene de pan, azúcar, o alimentos en general, pero puede desear otras cosas. Aunque ese individuo X esté satisfecho con las cantidades de alimentos de que dispone, otro, Y, puede no estarlo, por lo cual siempre existirán sujetos que precisen más cantidad de determinados bienes. Por tanto, la escasezes un rasgo que acompaña la existencia humana3 y reconocer esto ha de ser el punto de partida de toda reflexión sobre la vida económica. Pero además, la economía es también una forma de pensar sobre los fenómenos sociales desde esa perspectiva de administración de los recursos que son escasos.

Lo primero y más sencillo sería suponer que los objetos están a nuestro alrededor y solo tenemos que hacernos con ellos y utilizarlos. Pero generalmente tenemos que hacer un esfuerzo para buscarlos y conseguirlos, aunque solo se trate de recoger una fruta de un árbol. En el mundo en que vivimos las cosas suelen tener propietarios y no están a nuestra libre disposición. Lo más usual es conseguirlas a través de dinero. Obtenemos la mayor parte de lo que necesitamos mediante la compra, es decir intercambiándolo por dinero que hemos obtenido vendiendo otros objetos o vendiendo nuestra actividad, nuestra fuerza de trabajo. Todo esto implica procesos muy complejos que no resultan fáciles de entender.

Pero la escasez impone otra condición que también es un punto de partida para la comprensión del mundo económico. Ante cosas que son escasas, cuya cantidad está limitada, es preciso tomar decisiones y optar por unas o por otras. Y hay que escoger tanto respecto a lo que produzco como a lo que consumo. Si me dedico a producir tomates y el terreno que tengo para cultivar es limitado, y el tiempo de que dispongo también lo es, no puedo producir pimientos, remolachas o patatas. La decisión que tome en un sentido tendrá efectos sobre el resto de la producción. Pero esto se aplica incluso en otros ámbitos pues si mi tiempo es limitado tendré que optar entre escuchar música, salir con mis amigos, escribir cartas, cocinar, o cultivar patatas, pero no podré hacer todo a la vez. La escasezimpone la necesidad de elegir, y elegir supone optar por una actividad frente a otras, priorizar las actividades. Creo que la reflexión sobre estos dos fenómenos constituye el punto de partida sobre la comprensión de la economía.

Se suele entender la economía como la ciencia social que se ocupa de cómo los hombres y las sociedades tratan de satisfacer sus necesidades materiales teniendo en cuenta que los recursos son escasos. Por tanto podemos decir que la economía se ocupa de los procesos de producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios, entendidos estos como medios de satisfacción de necesidades humanas.

Vale la pena señalar que los fenómenos económicos tienen también unas características peculiares respecto a otros fenómenos sociales. Implican relaciones entre personas4, pero mediadas por objetos. En esto se diferencian de otras relaciones sociales, como por ejemplo las políticas, que no hacen intervenir objetos. Las relaciones económicas son relaciones entre individuos que producen bienes, los intercambian o compiten por ellos. Incluso los bienes que se dan en la naturaleza, y que pueden parecer abundantes, sin embargo pueden resultar escasos en algún momento como sucede con el agua o con el aire. Pero en la mayoría de los casos la escasez es todavía mucho más evidente. Por tanto la idea de escasez constituye un elemento fundamental para entender la naturaleza del mundo económico.

Partiendo de esa idea de que los bienes son escasos hay que ocuparse de su producción y de su distribución. Según indica SAMUELSON (1948), tres son los problemas principales de los que se ocupa la economía: qué producir, cómo hacerlo y para quién (pág. 17). Y en todos los casos se trata de poder producir más, más cosas y para más gente, para que alcance para todos, para que todos tengan mayor renta. En definitiva podríamos decir que se trata de procurar que los individuos tengan todo lo necesario, y más que lo necesario pues las necesidades van aumentando continuamente. Se busca entonces mejorar la producción, aumentar el nivel de vida y evitar las consecuencias no deseables, como la destrucción del medio ambiente. Probablemente es un problema de equilibrio entre medios y fines, y de las relaciones entre ellos. Este asunto desborda la economía, pues en el problema de los medios está implicado el desarrollo científico y tecnológico, que puede recibir un tratamiento económico, pero que tiene otras peculiaridades. El problema de los fines también desborda la economía y tiene que ver con la política, con la justicia social y con el deber ser.

Para entender la economía hay que entender entonces las finalidades de los seres humanos en relación con la obtención de bienes. Eso establece un tipo de relaciones entre los seres humanos que son especiales. No son relaciones afectivas o de placer, que se establecen por el gusto de estar con otro, o por satisfacer una necesidad afectiva o sexual, o por intercambiar ideas, o por divertirse juntos. Tampoco son relaciones directamente de poder, de dominar a otro, ni para procurar el bien de otra persona (quizá de este tipo serían aquellas que pertenecen al ámbito de la moral). Por el contrario son relaciones para producir mercancías o, más en general, bienes, pues una representación de teatro, una clase o solucionar un problema de un ordenador pueden considerarse como mercancías. Dentro de las actividades económicas está la prestación de servicios. Esto implica el trabajo, las técnicas de producción y el capital.

Desde el punto de vista que nos ocupa, es decir estudiar la formación del conocimiento sobre la economía, lo que sería importante es determinar cuáles son los problemas esenciales que tiene que entender una persona para poder comprender y explicar el funcionamiento económico. Posiblemente se podría distinguir entre los problemas que son centrales dentro de la teoría económica y los asuntos que resultan importantes para poder comportarse normalmente en la sociedad, que no tienen por qué coincidir. Por ejemplo, es importante saber que los bancos prestan dinero y cobran intereses por ello o los pagan por los depósitos. Pero este es un problema muy determinado que no constituiría una cuestión central de la teoría económica, o por lo menos un problema teórico relevante. Es una cuestión de hecho. Otro asunto semejante es el de la ganancia o el beneficio. Creo que se podría estudiar entonces lo que es importante saber para desenvolverse en la sociedad, y que todos los individuos aprenden habitualmente, además de los conceptos elementales de la teoría económica.

Es esencial tener en cuenta que los sujetos tienen que descubrir que el mundo económico está regido por leyes distintas que las de otras esferas de los fenómenos sociales. Si tratamos de explicar la actividad económica en un mundo de abundancia y regido por tendencias altruistas (como parece que tienden a hacer los niños pequeños) no podremos entender nada de la economía. Para comprenderla hay que entender la competencia por recursos escasos, es decir el conflicto, la oposición de intereses que buscan conseguir lo que no es abundante en detrimento de otros. Hay que ver cómo los sujetos aplican inicialmente al mundo económico principios que vienen de otros mundos, de otras esferas de la realidad social.

Las actividades económicas se desarrollan en un marco institucional. En ellas desempeña un papel fundamental el dinero, que es una entidad bastante misteriosa, pero uno de los grandes inventos de la humanidad. El dinero vale porque lo acordamos entre todos.

El interés del estudio de las nociones económicas en el niño

El problema de cómo entiende el niño la realidad económica, y los conceptos referidos al uso del dinero, tiene un enorme interés y puede servir como modelo de la comprensión infantil de la realidad social. Hay al menos dos razones para considerar que se trata de un campo de la mayor importancia dentro del estudio del desarrollo psicológico del niño. En primer lugar por el propio interés del problema. Las nociones económicas constituyen un eje de la organización social y además el niño está en contacto con ellas desde muy pronto, posiblemente antes que con otras muchas nociones sociales, como podrían ser, por ejemplo, las políticas. En efecto, los niños están utilizando mercancías constantemente en su vida cotidiana, y pronto empiezan a reclamarlas a los adultos. Descubren que hay objetos apetecibles que se pueden obtener mediante un procedimiento que los adultos denominan compra y solicitan a los mayores que les compren cosas que desean.

En segundo lugar, por las posibilidades de estudio. En efecto, el campo de lo económico, aun siendo difícil de abordar como todas las nociones sociales, sin embargo se presta mejor al estudio experimental, quizá por su carácter más objetivo. Se trata de una realidad con la que el niño, al menos en la sociedad capitalista, entra en contacto desde muy temprano a través de su experiencia diaria, por ejemplo, de ir a la tienda a comprar. Pero además hay elementos fácilmente objetivables, como el problema del cambio, o la noción de ganancia que pueden estudiarse de una manera muy directa. Sin embargo, a pesar de esto, hasta hace poco tiempo apenas se le ha prestado atención, y todavía hoy nos queda mucho por saber acerca del proceso general y más aún sobre los detalles del desarrollo de la comprensión de lo económico.

Así pues, frente a problemas como los políticos, el mundo económico está más próximo al niño. Podría argumentarse que los problemas relativos a la autoridad afectan también al niño desde muy temprano, pero la relación con el mundo institucional de la política se produce más tardíamente que con las instituciones económicas. Además la comprensión del funcionamiento político de la sociedad ofrece menos elementos concretos con los que el niño esté directamente en contacto y tiene un carácter más abstracto. La noción de democracia, por ejemplo, la división de poderes, las formas de representación o de delegación del poder, son aspectos muy abstractos que el niño no entiende con facilidad. En cambio, respecto a la economía el niño tiene que ocuparse de elementos materiales, que probablemente son más sencillos de entender, tales como producción y distribución de mercancías, su reposición cuando se les agotan al vendedor, el intercambio por dinero, la determinación del precio de los objetos, etc.

La forma en que entiende el niño el funcionamiento económico de la sociedad constituye, pues, uno de los ejes de su comprensión de la organización social. Aparecen, en relación con esto, multitud de problemas de muy distinta complejidad y naturaleza que van desde el conocimiento del dinero y del valor de las monedas, hasta los problemas complejos de la producción y de la determinación del precio de las mercancías. Estos temas han sido estudiados en desigual medida aunque en todo caso de una forma insuficiente para que pudiéramos decir que hoy disponemos de un conocimiento adecuado de ellos.

Sin embargo, es un tema de gran interés que pone de manifiesto algunos de los problemas que se plantean en este campo, entre ellos por qué los niños tardan tanto tiempo en llegar a comprender problemas aparentemente sencillos como el papel del dinero en la compra de objetos y el por qué se recibe una “vuelta” en algunos casos. Este es uno de los problemas observados desde antiguo y que pone de manifiesto cómo la influencia del ambiente y la información de los adultos necesitan ser elaboradas por el sujeto y solo pueden serlo mediante el uso de los instrumentos intelectuales de los que dispone en cada edad. De otro modo sería difícil explicar la uniformidad de las respuestas de los niños en distintos momentos y ambientes, y la existencia de unas pautas de evolución semejantes, relacionadas con la edad.

La preocupación espontánea por los problemas económicos

Un estudio sobre la formación del conocimiento económico en el niño podría partir de los conceptos fundamentales de la economía, pero probablemente el niño no comience formando los conceptos básicos de la disciplina, ni exista un paralelismo entre la estructura teórica en la economía y la formación de los conceptos en el sujeto individual.

El niño está inserto en un medio social, en las actividades económicas, y va a tratar de encontrar un sentido en ellas. Por esto nos podemos plantear: ¿con qué realidad económica entra primero en contacto el niño? Podemos suponer que para él los problemas más accesibles son los de la distribución mientras que los de la producción le resultan, en principio, mucho más alejados.

A comienzos del siglo XX el famoso pedagogo belga Ovide DECROLY (1871-1932) realizó una serie de observaciones de tipo naturalista sobre la aparición de las primeras ideas económicas en una niña, que probablemente era su sobrina. Por las referencias que aporta, las observaciones se debieron realizar en Bélgica5 poco antes de la Primera Guerra mundial (hacia 1913).

Ovide DECROLY, médico belga, que ha sido uno de los más importantes educadores del siglo XX, se interesó pronto por la educación de niños con deficiencias, y posteriormente fundó una escuela para niños normales en la que puso en marcha una serie de métodos de trabajo que pronto se hicieron famosos, y que fueron conocidos como el método Decroly. Pero como buen pedagogo pionero e innovador siempre consideró que era muy importante la observación y estudio de los niños para mejorar la educación.

En esas observaciones, que fueron publicadas en su libro Estudios de psicogénesis