El destino de los elfos 3: Las tumbas olvidadas - Peter Gotthardt - E-Book

El destino de los elfos 3: Las tumbas olvidadas E-Book

Peter Gotthardt

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Beschreibung

Un enemigo poderoso ha llegado a la tierra de los elfos. Quiere esclavizar a todo el que allí vive. Si los elfos van a sobrevivir, necesitarán coraje y esperanza.En algún lugar en la profundidad de la montaña se encuentra la vara divina que puede vencer al rey Vanitatis, el peor enemigo de los elfos. Pero nadie sabe dónde está escondida. ¿Podrán Zarzo y sus amigos encontrar el escondite antes de que sea demasiado tarde?Este es el tercero de cuatro libros de la serie El destino de los elfos. Lee todos los libros de la serie:Los guerreros de aceroEl corazón de piedraLas tumbas olvidadasLa flauta encantada-

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Peter Gotthardt

El destino de los elfos 3

Las tumbas olvidadas

SAGA

El destino de los elfos 3: Las tumbas olvidadas

Original title:Elverfolkets skæbne 3: De glemte grave Copyright © 2013, 2019 Peter Gotthardt and SAGA Egmont, Copenhagen All rights reserved ISBN: 9788726254419

1. E-book edition, 2019 Format: EPUB 2.0

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

El destino de los elfos 3

Las tumbas olvidadas

Esta es la historia de una de las peores eras en la larga historia de los elfos. Tuvo lugar cuando un enemigo poderoso llegó a la tierra de los elfos con su ejército. Su objetivo era esclavizarlos. Los elfos estaban llenos de dolor y furia. El enemigo arrasó su hermosa tierra y su libertad se puso en juego. Sin dudarlo, resistieron y lucharon. Sabían que estaban luchando por el destino de los elfos.

Cuatro elfos y un trol atravesaban una enorme cueva en las montañas. Sólo el silencio los rodeaba. La cueva parecía no tener fin. Los dos elfos grises, Cristalia y Dolomir iban adelante. En el medio iban Zarzo y su amigo Rakzul, el niño trol. Endrino iba atrás.

Zarzo miraba todo con asombro. Estaban dentro de una inmensa montaña. Y aun así, no era completamente oscuro. Las paredes y techo de la caverna brillaban con una tenue luz amarilla.

—Pensé que no seríamos capaces de ver nada aquí adentro —dijo—. ¿De dónde viene esa luz?

—Déjame mostrarte —dijo Dolomir.

Pasó la mano por la pared de la colina. Cuando la sacó, brillaba con la misma luz amarilla tenue.

—Es un diminuto hongo que crece sobre las rocas —explicó—. Brillan en la oscuridad. Pueden crecer en cualquier lugar, sólo necesitan un poco de humedad en el aire.

—¡Increíble! —dijo Zarzo.

—Sin dudas. El mundo de los elfos grises está lleno de maravillas —dijo Dolomir—. Hay cientos de cuevas y grutas. Se extienden por kilómetros y kilómetros en el interior de las montañas.

—¿Y con respecto a los sepulcros que intentamos encontrar? —preguntó Endrino—. Espero que sepas dónde está.

—Desafortunadamente, no —replicó Cristalia—. El rey Iridium y la reina Perlia fueron sepultados hace muchos, muchos años. Desde ese entonces, nosotros los elfos grises nos hemos mudado a nuevas cuevas. Ya nadie recuerda dónde estaban sus tumbas. Pero deben estar en una de las cuevas abandonadas. Ahí es hacia donde vamos ahora.

Continuaron avanzando en silencio por un rato. Al final de la cueva, Cristalia los guio a través de un pequeño hueco en la colina. Allí estaba mucho más oscuro. Zarzo casi se cayó hacia adelante. De pronto, una luz roja lo encegueció.

—Bienvenidos a la cueva de los Rubíes —dijo Dolomir mientras entraban.

Zarzo miraba todo asombrado. También Endrino y Rakzul. Estaban de pie en una cueva redonda que brillaba por las gemas rojas que recubrían todo desde el piso al techo. Era como estar en el medio de una fogata gigante con llamas congeladas.

—No es algo que se ve todos los días, ¿verdad? —preguntó Dolomir con orgullo.

—Es maravilloso —dijo Cristalia—. Pero debemos seguir avanzando. Tenemos que encontrar el lugar de las sepulturas lo más rápido posible. Los elfos necesitamos la vara divina que fue enterrada junto con la reina Perlia.

Zarzo y Endrino observaron la cueva de los Rubíes una última vez antes de seguir a los otros a través del siguiente hueco en la pared de la cueva. Rakzul estiró la manga de Zarzo y murmuró:

—¿Qué piensas que dirá?

—¿Qué quieres decir? —preguntó Zarzo.

—La reina muerta —explicó Rakzul—. De que le robemos la vara divina y eso.

—La reina Perlia y el rey Iridium han estado muertos por muchos años —respondió Zarzo—. No dirán nada.