El dibujo humorístico - Equipo Parramón Paidotribo - E-Book

El dibujo humorístico E-Book

Equipo Parramón Paidotribo

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Beschreibung

El dibujo humorístico, a través de sus diversos formatos y de su publicación en prensa, revista y medios online, constituye uno de los más potentes medios de expresión artística, ideológica e incluso filosófica del último siglo. Mediante gags el humorista gráfico transmite su particular modo de ver las cosas, que puede coincidir, o no, con una gran parte de la sociedad, pero que en ningún caso deja indifente y siempre supone el contrapunto necesario a toda información. El presente libro trata de acercar al lector los diversos estilos de humor gráfico, la manera de desarrollarse en esta disciplina con los materiales y técnicas necesarios, y la forma narrativa que, según su formato, se debe utilizar para transmitir cualquier idea del modo más eficaz.

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El Dibujo Humorístico

proyecto y realización de

PARRAMÓN PAIDOTRIBO

dirección editorial

MARÍA FERNANDA CANAL

edición

TOMÀS UBACH

ayudante editorial y archivo iconográfico

Ma CARMEN RAMOS

textos

SERGI CÀMARA

realización de los dibujos

SERGI CÀMARA

diseño de la colección

JOSEP GUASCH

maquetación y compaginación

ESTUDI GUASCH, S.L.

fotografías

NOS & SOTO

SERGI CÀMARA

1.ª edición: septiembre de 2009 Derechos exclusivos de edición para todo el mundo © ParramónPaidotribo www.parramon.com / E-mail: [email protected]

ISBN: 978-84-342-3525-0    ISBN EPUB: 978-84-342-4218-0

Depósito legal: B-30.480-2009

Sumario

Presentación

CÓMO SE GENERAN LAS IDEAS

El humor y los humoristas

Las ideas están ahí, en todas partes, pero... ¿dónde exactamente?

Los diferentes tipos de humor

La caricatura; la exageración, lo grotesco

Los clichés. Un recurso fácil, o...

Lo importante no está en el “qué”, sino en el “cómo”

La creación de nuestro propio cliché

LOS MATERIALES

Los primeros esbozos

Lápices y portaminas: el material esencial

El arte de pasar a tinta

Rotuladores, plumas estilográficas y bolígrafos

El trabajo en color

LA NARRATIVA

Recursos narrativos de contenido

La situación cómica

La comicidad por impactos

Estructura del gag

La tira cómica

Planificación en la tira cómica

Recursos narrativos de forma

La viñeta; el escenario del gag

Los bocadillos de diálogo

La rotulación: “la voz” de los personajes

Los recursos gráficos de refuerzo

La composición y la perspective

Algunas formas de componer una viñeta

La perspectiva; unos conceptos básicos

EL DIBUJO EN EL HUMOR GRÁFICO

Los estilos del dibujo humorístico

Cómo encontrar el estilo

Los tres estilos fundamentals

En busca del estilo personal

El trazo, la esencia del estilo

La mancha, el universo de los semitonos

La aguada, una técnica clásica para tener en cuenta

El color, el medio más expresivo

LA CREACIÓN DEL UNIVERSO GRÁFICO

La figura humana

Nunca está de más

La construcción de la cara

La construcción del cuerpo

El dibujo de las extremidades

La pose, el lenguaje corporal

La expresión; la comunicación no verbal

El antropomorfismo; “humanidad” animal

Las hojas modelo

Fondos, decorados y entornos

Una buena práctica: la referencia fotográfica

Diferentes tipos de entornos

LOS FORMATOS EN EL DIBUJO HUMORÍSTICO

El soporte que mostrará nuestros gags

El gag de prensa

Viñetas en sucesión: la tira cómica y la historieta

El dibujo humorístico en publicidad

La ilustración editorial

Creación de personajes para dibujos animados

Humor gráfico en la red

Glosario

Bibliografía y agradecimientos

Presentación

En los estertores de la dictadura española, entre 1972 y 1975, se inició “la edad dorada del humor gráfico español”, que duró aproximadamente hasta 1978, ya en plena transición hacia la democracia. Numerosas revistas de humor gráfico salieron al mercado con la intención de agitar las conciencias de un pueblo temeroso aún de abrirse y de “ver mundo”.

Con el dibujo humorístico pueden transmitirse ideas puramente lúdicas, pero también reflexiones profundas que aunque terminen conduciendo a la risa del lector, no dejan de ser serias llamadas de atención sobre diversos aspectos sociales.

Por esa época, yo contaba con apenas trece años y una abultada carpeta de dibujos (lamentables en su mayoría) cargados de ilusión. Recuerdo que, haciéndome pasar por un adolescente de dieciséis, me puse en contacto telefónico con la redacción de una de esas revistas para mostrar mis trabajos. La secretaria con la que hablé me concretó una cita con el editor para el 20 de septiembre de 1977 a mediodía.

En los días que quedaban para la entrevista fui preparando más material, tratando de afinar los contenidos de mis gags con el tono satírico de la revista en la que deseaba con todas mis fuerzas que fuesen publicados.

El lunes 19 por la mañana, la amable secretaria me volvió a llamar para aplazar mi reunión un día más debido a que el 20 había consejo de redacción, y el editor, los dibujantes y demás colaboradores tenían que reunirse para revisar contenidos.

Ese día 20 a mediodía, los noticiarios televisivos informaban de que en la redacción de la revista El Papus, y a la hora en la que yo hubiese sido citado, un grupo terrorista hizo estallar una bomba que causó la muerte del conserje del edificio y dejó una docena de heridos, entre ellos la secretaria con quien había hablado en las dos ocasiones.

Tres años más tarde, cuando ya sí era un adolescente de dieciséis, conseguí publicar mis dibujos en tres de las revistas de esa misma editorial.

No obstante, aquel día, el de la bomba, aprendí dos cosas. La primera; que el dibujo humorístico es una profesión de alto riesgo, similar a la de los detectives privados de las teleseries norteamericanas, pero con la diferencia de que los humoristas, en lugar de ir trajeados y cargar con pistolas, vestían pantalón vaquero, lucían pobladas barbas y sus armas eran lapiceros, pinceles e ingenio. La segunda: descubrí que hay gente aquejada de una terrible enfermedad denominada “falta de sentido del humor”, gente que persigue y pone bombas contra aquellos que utilizan la sátira gráfica para ayudar a una sociedad a pensar por sí misma. Seres intolerantes contra los que el humor gráfico, al parecer, es un arma poderosamente efectiva, o cuanto menos... molesta.

La intención de este libro es mostrar el modo de utilizar el arma del humor: desde cómo generar ideas hasta cómo desarrollar un estilo gráfico propio con el cual expresarse y desenvolverse en esta apasionante profesión; bien sea desde su aspecto más satírico y mordaz, o desde su forma más lúdica y de puro entretenimiento, ya que, en definitiva, se trata simplemente de eso, de entretener, aunque haya quien se tome demasiado en serio…, a un humorista.

Sergi Càmara

Sergi Càmara, nacido en Barcelona en 1964 y vinculado al mundo del dibujo humorístico desde que, a los 16 años, empezó a publicar gags y tiras cómicas en diferentes revistas de humor gráfico y satírico, en plena época de transición política española.

Al mismo tiempo, se especializó en dibujos animados para publicidad y series de televisión, así como en ilustración para cuentos infantiles y libros de texto, adaptándose a varios estilos y diferentes formatos dentro de esta disciplina de dibujo humorístico.

En 1989 creó su propia productora, Studio Camara, en la que desarrolla desde entonces su trabajo como productor, guionista, realizador, creador de proyectos y animador, colaborando en numerosas producciones españolas y extranjeras.

En 1997 creó al personaje Slurps, pensado inicialmente para realizar una serie de tiras cómicas, pero que mediante una coproducción con una productora de Nueva York, terminó convirtiéndose en una serie de dibujos animados de corto formato dirigida por él y que alcanzó un gran éxito comercial, y se emitió en más de 130 países a través de las cadenas de televisión más prestigiosas del mundo: Fox Family Channel (USA), TV Azteca (México), Disney Channel (Italia), Time Warner (América Latina), Taurus Film GMBH & Co (Alemania), Teletoon (Francia y Canada), entre otras.

Actualmente, sigue desarrollando nuevos proyectos para animación, escribiendo e ilustrando cuentos infantiles para diversas editoriales en España, Inglaterra y Estados Unidos. También está trabajando en un proyecto de tiras cómicas para prensa impresa y en su versión animada y multimedia para prensa digital.

Cómo se generan las

Ideas

“QUIEN NOS HACE REÍR ES UN CÓMICO. QUIEN NOS HACE PENSAR Y LUEGO REÍR ES UN HUMORISTA.”

George Burns.

El humor y los humoristas.

SERGI CÀMARA.EL HUMORISTA GRÁFICO, 2009.

TINTA SOBRE PAPEL

El humor es una actitud ante la vida.

Podríamos decir que “los problemas” se minimizan de un modo considerable si afrontamos los acontecimientos cotidianos con buen humor. Dar la espalda a situaciones desfavorables o concederles mayor importancia de la que tienen, al final, se convierte en un grave problema. En ningún caso eso debe significar hacer mofa o frivolizar sobre las desgracias ajenas. Reírse del desfavorecido es caer directamente en el escarnio y alejarse del humor puro y genuino.

El humorista gráfico suele ser un individuo que entiende la sutil diferencia entre el humor y el escarnio y que, a través de sus ideas, incide directamente sobre los responsables de las distintas injusticias sociales o sobre las situaciones causantes de desequilibrios entre semejantes; naturalmente, eso ha sido motivo de numerosos encontronazos con el poder y de que, en no pocas ocasiones, los humoristas hayan sido perseguidos por poner en jaque a personajes públicos o a instituciones.

Así pues, hablar de humoristas es hablar de artistas a los que, a veces, alguien se toma muy poco en broma.

Ia idea de invocar la aparición de las nueve musas griegas para que arrojen algo de luz sobre nuestras cabezas y nos ayuden a generar ideas, es muy loable, pero poco productiva. Las musas, como diosas que son, viven en el Olimpo, y allí, es tal el aspecto lúdico que han tomado sus vidas que difícilmente actuarán en beneplácito de cualquier mortal que quiera, en un momento dado, darle forma a una idea.

las ideas están ahí, en todas partes, pero... ¿dónde exactamente?

Dejemos, pues, a las musas con sus bailes y sus alegres cánticos y centrémonos en una forma más práctica de generar ideas y que se basa en tener la mente alerta a todo cuanto acontece a nuestro alrededor.

La inspiración viene del trabajo constante y no deja de ser una “virtud” que va haciéndose fuerte en nosotros a través del ejercicio y de su constante puesta en práctica.

LA PRENSA Y LOS DIFERENTES MEDIOS DE COMUNICACIÓN

En numerosas ocasiones, la prensa, la televisión e incluso los programas radiofónicos constituyen una buena fuente de inspiración para humoristas gráficos. Y lo son precisamente por “su letra pequeña” o por “la lectura entre líneas” que el humorista hace de todo cuanto se publica o se dice a través de dichos medios.

La manipulación de los acontecimientos noticiables está a la orden del día incluso en las sociedades más democráticas, y cada medio juega a favorecer de un modo u otro al sector político al que indirectamente, o de un modo descarado, brinda su apoyo. En ese caso, el chiste, el gag y la tarea del humor debe servir de contrapunto a una información tendenciosa y mostrar de forma nítida una realidad que ha sido desenfocada de un modo deliberado, o no.

Obviamente, un chiste tampoco constituirá nunca una verdad absoluta, ya que nadie puede afirmar que es poseedor de ella a menos que sea desde un punto de vista fanático, así que la contribución del gag será simplemente ofrecer, mediante una sonrisa, un punto de vista que invite a la reflexión.

El humorista tiene que estar informado, pero no como lo estaría cualquier ciudadano de a pie. Parte de su trabajo consiste en escudriñar meticulosamente la información que dan los medios de comunicación para desvelar posibles manipulaciones, y además... hacerlo con gracia.

La calle es una fuente de inspiración constante para todo humorista gráfico, basta con observar la cotidianeidad desde cierta distancia.

Las veladas en agradable compañía son fruto también de innumerables situaciones divertidas que pueden mostrarse en forma de humor gráfico.

SALIR A LA CALLE

Aparte de para tomar apuntes del natural y ganar agilidad en el dibujo, que también, salir a la calle puede ser muy provechoso. Un paseo en familia, bajar a comprar el pan, salir a dar una vuelta, etc., puede reportar al humorista gráfico el material necesario para realizar una buena serie de gags en los que mostrar comportamientos característicos de la sociedad en la que vive y de los diferentes individuos y clases sociales que la componen.

CHARLAS CON AMIGOS Y REUNIONES FAMILIARES

El humorista gráfico no siempre es el más gracioso de un grupo social, ni el encargado de hacer pasar una agradable velada con sus anécdotas, chistes y chascarrillos. Se trata más bien del observador que está atento a todo ese material que puede ser susceptible de generar un buen gag. En muchas ocasiones, sus chistes provienen de experiencias vividas en el entorno que frecuenta con familiares y amigos.

EL SOBRESALTO NOCTURNO

Es probable que la necesidad por crear nuestro gag y la tensión acumulada a lo largo de la jornada, hayan bloqueado en parte nuestra mente e impedido que las ideas fluyan de un modo natural, o cuanto menos, no hayan sido, en nuestra opinión, lo suficientemente buenas o bien planteadas.

Durante la noche, en nuestra cama, y en ese momento en el que la vigilia va dando paso al sueño, esas ideas pueden empezar a tomar forma en nuestra mente debido a que, por fin, nos hallamos en una situación relajada. En ocasiones, tratamos de recordarlas para trabajar con ellas al día siguiente, pero esto suele ser un error, ya que cuando llega la mañana... las hemos olvidado. Lo mejor es tratar de mantener un estado relajado durante todo el día para que esas ideas no empiecen a fluir a horas intempestivas, pero si no somos capaces de ello, y pese a las quejas familiares, tendremos que calzarnos las zapatillas y garabatearlas para no perderlas.

A veces, es necesario salir en auxilio de una idea que acude a nuestra mente... sea a la hora que sea.

los Diferentes tipos de humor

Las desgracias y calamidades son en muchas ocasiones los principales puntos de referencia del humor gráfico. A partir de ahí, cada humorista, en función de su temperamento, recreará su versión en el más puro humor negro, satírico, irreverente, erótico, político, etcétera.

¿de qué nos reímos? De casi todo: el resbalón de una persona y su estrepitosa caída en mitad de la calle puede causar el desasosiego de algunos transeúntes y la carcajada de otros. Una situación dramática, incluso propia, puede causarnos terror o hacernos reaccionar con una risa nerviosa. Ante una mala noticia se nos puede venir el mundo encima, tratar de encontrarle algún sentido, comprobar que carece de él, y añadirla a una larga lista de desgracias que nos hacen estallar en una sonora carcajada terapéutica que nos ayuda a asumir una temporada de mala racha. El valor del humorista gráfico radica en hacer reír a los demás con aquello que no es divertido. Lo que tiene gracia, en la mayoría de los casos, no es la realidad, sino lo que se transmite de ella y el modo en que se hace. Un humorista debe saber reírse de sí mismo y, a la vez, de todo, debe saber distanciar el ego y marcar el límite entre esas tragedias que se niegan a tomarse en serio para trabajar sobre nuestras esperanzas.

Para llegar a ello existen diferentes caminos, algunos más cercanos a una forma de comicidad que al humor propiamente dicho en su más profundo significado, pero todos ellos útiles para transmitir una idea, un mensaje a través de un gag.

La agudeza, la mordacidad, la sátira, la ordinariez, la radicalidad, la agresividad, etc., casi siempre obedecerán al modo de ser de cada humorista, que en general, busca encontrar las partes más débiles de la sociedad, escarbar en ellas y, de paso, un poco en nuestras conciencias.

El humor blanco nos permite tratar temas que nos generan empatía y no nos producen rechazo por el hecho de encontrarse exentos de sarcasmo.

EL HUMOR BLANCO

Es un estilo de humor amable que no hiere ni afecta el ánimo del lector, ya que carece de connotaciones negativas. En ocasiones, es considerado el estilo de humor más simplón o el comúnmente utilizado en países conservadores, e incluso en aquéllos con gobiernos totalitarios que ejercen una vigilancia extrema sobre las libertades de expresión; no obstante, tal afirmación no es exactamente cierta, ya que el humor blanco, al llegar a nosotros de un modo tan sutil, puede abordar temas delicados y realizar un efectivo análisis social y humano desde un punto de vista profundo, filosófico, y sin la carga a simple vista “negativa” que pueden ofrecer otras propuestas cargadas de ironía o sarcasmo. Este humor no genera rechazos a priori. Nos permite sentir empatía respecto a cualquier tema propuesto a través de su aparente amabilidad y tiene mayores posibilidades de aproximación a determinados conflictos.

El humor blanco puede tratarse de una simple situación más o menos divertida o cómica.

El humor negro pone a prueba la frontera entre el buen gusto y el mal gusto. Para los amantes de este humor, un gag puede estar “en su punto”, mientras que sus detractores siempre considerarán que el humorista se ha pasado de la raya.

EL HUMOR NEGRO

No se trata simplemente de un modo de provocación, también podría considerarse una forma de expresión que ayuda a superar realidades terribles, o un modo de cubrir algunas necesidades catárticas del ser humano, ya que aborda de manera directa todas aquellas situaciones que para la mayoría son serias. El artista utiliza un tono satírico, políticamente incorrecto y corrosivo que le permite entrar en cuestiones tremendamente delicadas: la muerte, las enfermedades, las minusvalías, el terrorismo, la religión, el hambre, la guerra, etcétera.

Adopta la forma de la paradoja proponiendo una actitud abiertamente burlona, pero a la vez, creando en el lector una cierta inquietud que se aleja de todo protocolo y resultando subversivo en contra de determinados rituales sociales.

Aunque pueda parecer lo contrario, el humor negro requiere una sutileza extrema y un gran control del sarcasmo para transgredir los límites de la moralidad sin caer en el abuso fácil y desmedido.

Para muchos, el humor negro no es más que otro modo de denuncia ante algunas prácticas de nuestra sociedad.

EL HUMOR IRREVERENTE

Plantea una profunda falta de respeto ante algo o alguien “intocable” en una sociedad, que al margen de tratarse de personas o instituciones, adquieren un valor y un carácter místicos más allá de toda racionalidad.

El humorista irreverente rompe esos vetos con un descaro que puede rozar lo blasfemo y caer deliberadamente en lo irrespetuoso, impío, descarado y desdeñoso.

En no pocas ocasiones, este tipo de humor supone una liberación y una bocanada de aire fresco para el lector que lo recibe y que coincide con el punto de vista del autor. Por el contrario, resulta un humor hiriente y claramente ofensivo para aquellos que siguen fielmente determinadas premisas por más dogmáticas que sean.

Las monarquías, las creencias religiosas, los patriotismos exacerbados, los regímenes políticos autoritarios, las legislaciones férreas y los representantes directos de cualquiera de los estamentos citados, acostumbran a ser el blanco de este tipo de humor que ocasiona no pocos problemas a quienes lo practican.

En algunos lugares del mundo, los autores de este tipo de humor han sido perseguidos e incluso amenazados de muerte por colectivos pertenecientes a integrismos radicales. Las instituciones que se toman demasiado en serio a sí mismas o a los miembros que las forman, en ocasiones muestran claros síntomas de falta de sentido del humor.

Las creencias religiosas, con frecuencia, son puestas en tela de juicio mediante el humor gráfico, y poco le gustaría a un creyente ver un gag en el cual Dios descubriese que el mundo que cree haber creado no es más que otro producto Made in China.

EL HUMOR SATÍRICO Y SOCIAL

Utiliza el ingenio y la anécdota para criticar conductas y costumbres deshonestas de algunos individuos o grupos sociales, expresando así indignación con un propósito moralizador, lúdico o puramente burlesco. El autor ridiculiza y pone de manifiesto los vicios, abusos o deficiencias individuales o colectivas del sector social por el cual muestra su desaprobación. Quizá con la sátira se pretenda lograr una mejora de la sociedad, pero lo cierto es que está concebida para la diversión; no obstante, el humor no es su principal propósito, sino más bien un ataque claro y dirigido a unos individuos o colectivos determinados. La sátira está cargada de sarcasmo, ironía, burla y parodia, y puede darse de diversas formas:

- Por reducción: empequeñecer hasta la más pura simpleza alguna conducta o a algún individuo para mostrarlo como algo ridículo.

- Por amplificación: exagerar y evidenciar los defectos de un individuo o situación determinada. Es la técnica utilizada en la caricatura.

- Por yuxtaposición: coloca al mismo nivel cosas de importancia desigual y ridiculiza a unas en comparación con otras.

La comparación entre dos clases sociales sirve para mostrar, a través de la sátira, los abusos de una clase con respecto a la otra.

Con la sátira que se sirve de la magnificación, el autor desaprueba los injustos abusos de asociaciones o colectivos encargados de recaudar cantidades económicas que no siempre terminan en manos de sus presuntos beneficiarios.

EL HUMOR POLÍTICO

Se sirve de la sátira en cualquiera de sus formas vistas en el apartado anterior. Es el humor más habitual en prensa diaria y el que le toma el pulso de un modo directo a la más rabiosa actualidad. Al contrario que con otro tipo de gags, el humor político difícilmente es atemporal, ya que sus objetivos son las decisiones políticas y los líderes del momento, de manera que un chiste fuera de su contexto de actualidad perderá su sentido, aunque bien es cierto que permanecerá en las hemerotecas y servirá, en no pocas ocasiones, como símbolo para destacar una época o una decisión política determinada. El gag de actualidad política es esencial en la prensa diaria, ya que tiene la capacidad de divertir e irritar a partes iguales; a su vez, un buen chiste político puede reforzar algunos prejuicios o desmontar demagogias. El humorista gráfico especializado en chistes políticos suele ser cínico por naturaleza, analista de la actualidad, muy puesto al día y un experto en saber leer entre líneas y en sacar punta a aquello que los políticos no dicen, pero en realidad piensan o viceversa.

Una de las técnicas más utilizada por estos humoristas es la caricatura, ya que sin duda se trata de un modo eficaz de “retratar” al político de turno y mostrárselo de un modo grotesco al lector. Para ello, el caricaturista debe ser un dibujante competente. Los humoristas que prescinden de dicha técnica acostumbran a hacer un humor político atemporal, los líderes que aparecen en sus chistes son ficticios y retratan un comportamiento global de la clase política, pero no ponen el dedo “acusador” sobre ningún personaje en concreto.

El humor político más sangrante e incisivo es el que aparece en los rotativos de los países donde la libertad de expresión está más generalizada, y nadie duda de que esto es un síntoma de buena salud social. Por el contrario, es inexistente en los países cuyos gobiernos ejercen la censura sobre los medios de información.

El humorista gráfico especializado en chiste politico puede denunciar algunos abusos de poder.

A través del humor político se puede mostrar la desidia de algunos políticos y de sus gestiones con el único fin de sacar beneficios personales.

la caricatura; la exageración, lo grotesco

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