4,99 €
En un mundo al borde del Apocalipsis, Lucifer diseña un plan para contrarrestar el juicio final: formar a una guerrera con la sangre maldita de Lilith. La niña, Argentina, es entrenada en las profundidades del infierno mientras los ejércitos celestiales se preparan para purificar la Tierra. Pero el amor, la lealtad y el sacrificio pondrán a prueba a ambos bandos en una batalla épica donde la redención y la condena colisionan. ¿Será Argentina la salvadora de la humanidad o la portadora de su destrucción?
Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:
Seitenzahl: 207
Veröffentlichungsjahr: 2025
CÉSAR NAHUEL MOREIRA
Moreira, César Nahuel El fin / César Nahuel Moreira. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-5901-2
1. Novelas. I. Título. CDD A863
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
Capítulo 1 - Desde el infinito
Capítulo 2 - La bruja
Capítulo 3 - La clave
Capítulo 4 - Lilith
Capítulo 5 - La búsqueda
Capítulo 6 - Punto de inflexión
Capítulo 7 - La casa
Capítulo 8 - El hijo
Capítulo 9 - Argentina
Capítulo 10 - La prueba
Capítulo 11 - La razón
Capítulo 12 - El despertar
Capítulo 13 - La verdad
Capítulo 14 - La llegada
Capítulo 15 - La salida
Capítulo 16 - El enfrentamiento
Capítulo 17 - Leviathan
Capítulo 18 - En el corazón del infierno
Capítulo 19 - La batalla con gusto a venganza
Capítulo 20 - Listos
Capítulo 21 - El fin
Y sí, el planeta necesitaba un cambio radical, poderoso. Algunos jóvenes hacen su parte pero no basta, sus intenciones son buenas, sus “armas” débiles. La corrupción y los pecados son tan comunes que se consideran hechos naturales entre los seres humanos. De a poco el mundo fue quedando ciego, los días duran menos, las penumbras se vuelven reinas en los caminos, al alba ya le duele nacer y el atardecer cae detrás de las neblinas sin ser notada. Así que el universo decidió mandar su “solución “, una que no va a discriminar, nadie quedará exento. La humanidad había perdido el rumbo ante los ojos del Creador, así que por fin se abriría la puerta al tan esperado (Por algunos) Apocalipsis. Sin embargo, a pesar del poco tiempo transcurrido, el humano se volvió terriblemente fuerte, sus defensas militares y tecnológicas son tan caóticas que hasta podrían desaparecer todo rastro de vida si se manejaran mal. La idea de que su extinción nazca de sus propias manos es buena, pero Él quiere dar un mensaje al infinito. Esto no será un accidente, sino una lección de poder que ya se había visto en otros tiempos, en otros mundos y que ninguno pudo frenar. Así que desde el corazón de una vieja estrella renacerá un ejército acostumbrado a purificar mundos rebeldes y desde una nueva creará a un nuevo ser, un capitán de legiones, impetuoso, leal, inteligente y sin corazón; un monstruo sin sentimientos, al cual no le temblará el pulso al castigar. Dios señalará y él ejecutará. Este soldado celestial conocido como el Redentor nace con el ímpetu del líder nato y sus legionarios que lo seguirán hasta las últimas consecuencias lo apodarán con orgullo, Capitán.
Ninguna persona podría imaginarse lo que estaba naciendo por encima de todos los cielos, a miles de años luz del alcance de su tecnología… ¿Y cómo podrían?
Lo que pocos sabían y la mayoría había decidido dejar de creer, es que en este mundo yace un demonio, príncipe de la maldad, que una vez fue un ángel celestial muy poderoso, aunque horriblemente vanidoso. Este último adjetivo le valió el castigo de divino y fue encerrado en el infierno, un calabozo de dimensiones infinitas dentro del planeta finito. Desde ahí Lucifer, así se llama, sintió lo que estaba sucediendo y su cuerpo estremecido recordó lo que esto significaba. El ejército de Dios estaba armándose para eliminar todo el arduo trabajo que él había logrado. Cada mente que envenenó, cada palo que en el camino cruzó, todas esas personas que siguieron sus planes casi sin saber que lo hacían; todo sería borrado por estos guerreros de luz. Esto ya había sucedido en su pasado cuando el Altísimo mandó el Gran Diluvio, esa vez lo había agarrado desprevenido y no pudo interceder. Tampoco es que pudiera hacer mucho, ya que él no puede salir sin permiso de su prisión. Ahora que tiene este conocimiento puede presentar, de alguna manera, una buena batalla al cielo.
En el infierno. Un castillo de piedras negras, brilla opulento con una altura superior a todo lo que le rodea con la clara intención de que así sea, ampara en la recámara más lejana al suelo a Lucifer que reposa reflexivo en su trono cómo salvar a sus “hijos” y para esto llama a Zion, su heraldo de confianza.
Lucifer: ¡Zion ven rápido, tu amo te necesita!
Zion: (Llega en segundos, lo más veloz que pudo) ¿Qué se le ofrece amo?
Lucifer: (Mientras lo mira detenidamente) Necesito pensar.
Zion: (Sereno, acostumbrado a su mirada escarlata, uno de los pocos seres en este mundo) Qué raro en usted. ¿Para qué necesita pensar tanto?
Lucifer: (Mirando hacia arriba, contemplando la interminable oscuridad que los cubre) ¿Es que acaso no lo sentís? (Vuelve su mirada a Zion, esperando la confirmación).
Zion: Siento muchas cosas amo (Empieza a enumerar con los dedos), calor excesivo, olor a humo, gritos de agonía o de mi miedo… (Lucifer detiene la cuenta).
Lucifer: ¡Basta! No es eso, es algo nuevo. Mientras movía los hilos para iniciar una nueva guerra en el mundo, lo sentí. Con la velocidad y fiereza de un latigazo, la advertencia me llegó.
Zion: ¿Y qué le advirtió?
Lucifer: Un nuevo fin, desde una de las estrellas más remotas del infinito está naciendo un ser nefasto con una sola misión… aniquilar a todos mis hijos.
Zion: (Exaltado) ¿¡Nosotros!?
Lucifer: (Totalmente tranquilo, apoyando la pera en sus dedos, pensativo) No, ustedes no, ningún guerrero se atrevería a entrar a mis dominios. Hablo de mis humanos… El Apocalipsis está próximo.
Zion: (Tratando de hablar con la precaución suficiente como para no hacer enojar a su amo) Siento decir esto amo, pero los humanos son propiedad de… (Lucifer se levanta enfurecido de su trono para callarlo).
Lucifer: ¡No lo nombres! (Volviéndose a serenar) No lo nombres y no te preocupes, ya sé que son su creación, pero fui yo quien los llevó a ser mejores, más inteligentes, más audaces y ridículamente más fuerte. Sus armas de destrucción masiva jamás podrían haber existido sin mi mente maestra como guía. Son míos porque me los gané.
Zion: (Mirando con rareza a su amo) Amo hay algo que siempre me pregunte y nunca tuve la oportunidad de planteárselo. ¿Si tanto los quiere, por qué los hace pelear a muerte?
Lucifer: Entiendo tu confusión Zion, ya que solo sos un gran guerrero. Hermosa cualidad que te trajo acá, pero a tu corazón únicamente lo alimenta el honor. Así que te lo voy a explicar sencillamente: Me es divertido y les doy una razón para superarse. ¿Te los imaginas en ese paraíso todavía, aburridos, siguiendo tantas órdenes que no tendrían tiempo para formular pensamientos revolucionarios o científicos? Sería algo parecido a esas personas que se me alejan, la mayoría de los sacerdotes, por ejemplo.
Zion: ¿Qué tienen los sacerdotes?
Lucifer: Agarra a un sacerdote a los dieciocho años y después a los ochenta y vas a ver que piensa exactamente lo mismo. ¡No tiene evolución!
Zion: ¿Y cómo piensa defenderlos sin salir, los va a orientar hacia la guerra en contra de su creador?
Lucifer: No, sería como atacar una bota con hormiguitas. Para poder hacerles frente a estos guerreros sagrados necesito por lo menos uno que esté a la altura.
Zion: Amo, no existe alguien así, ni siquiera sus demonios terrenales tienen tanto poder.
Lucifer: Exacto, ellos ni siquiera podrían pelear, a menos que poseyeran algunos humanos y ni así serían rivales.
Zion: La única forma de poder enfrentarlo en igualdad de condiciones sería que vaya usted mismo, de otra manera están perdidos.
Lucifer: Lo mismo estaba pensando y por suerte tenemos algo de tiempo a nuestro favor.
Zion: ¿O sea que ya sabe lo que tiene que hacer?
Lucifer: Sí, y aunque no es de mi agrado, no veo otra salida. Y para llevar a cabo mi plan voy a necesitar de vos, más que nunca.
Zion: (Mirando a su amo con extrañez) Amo, usted no es solo el dueño de mi alma, sino que cuenta con toda mi lealtad. Pídame lo que quiera, yo estoy para servirle en lo que sea.
Lucifer: Lo sé, y por eso te lo pido a vos. Ya sabemos que no puedo caminar en el reino del Hombre, mi presencia fue prohibida por el mismo “Aburridor “, sin embargo, no hay nada escrito sobre mi poder. Traspasaré gran parte de mi energía a un ser humano a la altura, a un recién nacido no bautizado, uno a mi elección.
Zion: ¿Recién nacido? Eso quiere decir que el apocalipsis tardará años en llegar acá.
Lucifer: Por lo menos diez años.
Zion: ¿Y con diez años de edad podrá plantarse ante semejante enemigo?
Lucifer: No, solo cuando cumpla los dieciocho. Y ese es el inconveniente, durante esos ocho años de diferencia van a morir millones y es un sacrificio que debo afrontar, ya que no lo puedo mandar a luchar antes. Primero debe aprender a dominar todo el poder que le voy a prestar.
Zion: Una lástima. Ahora ¿cuál será mi papel en todo esto?
Lucifer: Tu parte es de la más importante .Cuando entregue mi fuerza, que será más o menos el ochenta por ciento de mi energía total, quedaré algo indefenso para protegerme. Necesito que defiendas mi trono durante este periodo. Cuidarás de mí, con todos tus soldados, cueste lo que cueste.
Zion: (En posición de firme y con gran orgullo) Amo, es un honor que me haya elegido para tan noble tarea. ¿Pero de quién debería defenderlo en este su reino?
Lucifer: Querido Zion, no te olvides dónde estamos. Esto es el Infierno y las almas más corruptas y traidoras caen acá y solo para sufrir eternamente. Si se enteraran de mi posición, su rebeldía innata, sumada al dolor que los nutre día a día, se verían en la obligación de intentar derrocarme. (Soñador) Y pensar que en los buenos tiempos también teníamos almas nobles pisando estos caminos, hasta que llegó el Hijo de Dios y me las quitó. Y ni siquiera lo puedo maldecir, está prohibido.
Zion: No se preocupe amo, aunque ellos sean millones jamás podrán superar mis tropas o doblegar mi espíritu de batalla. Así sean años de incesante ataque, su trono no conocerá las manos del enemigo.
Lucifer: Muy bien Zion, todo mi plan depende de tu corazón e inteligencia militar, así que me quedo tranquilo bajo la protección de tu gloriosa espada. (Se levanta de su trono) Ahora a buscar a mi progenie.
Un tiempo después, no mucho, tal vez un par de horas. Nos encontramos a Lucifer, seguido por Zion, caminando por uno de los miles de pasillos oscuros del inframundo.
Zion: (Que es guiado por su amo gracias a un farol que lleva en su mano) ¿A dónde estamos yendo amo?
Lucifer: Tenemos que visitar a una vieja amiga.
Zion: Si es una guerrera, no la necesitamos.
Lucifer: No, esa parte ya está cubierta. Igual, si quisiera más guerreros no te pediría permiso.
Llegan al final del camino, donde dan con una puerta de quebracho con dibujos inentendibles tallados profundamente, se detienen ante ella.
Lucifer: ¡Elizabeth Sawyer, necesito verte!
Los dibujos de la puerta, que en realidad parecen garabatos inertes y sin formas, comienzan a moverse llenos de luces y sonidos de madera para terminar conformando la silueta de una cabeza de chancho. Se abre y pasan a través de ella encontrando un pequeño cuarto, poco iluminado por velas negras, sin ninguna ventana y el techo pintado de negro no ayuda a la escasa luz. Dentro de este, a Elizabeth, una joven mujer parada junto a una cicatrizada chimenea tan oscura que con suerte se distingue gracias al fuego en sus entrañas.
Elizabeth: (Clavándole la mirada al demonio directo a los ojos) Buenas noches amor mío, hacía mucho no venías por acá.
Lucifer: (Parado junto a la puerta y con Zion a su izquierda) Es verdad y lamento mucho eso, estuve muy ocupado recibiendo almas desdichadas. Sin embargo gracias a esto descubrí un dolor que era ajeno a mí, extrañarte.
Elizabeth: Lindas palabras para decirlas a tan terrible distancia ¿por qué no te acercas un poco más?
Lucifer: Porque a pesar de que no nos vemos hace años, todavía te conozco y sé que estás escondiendo algo en la mano que tapa tu cuerpo. ¿Tal vez un puñal negro?
Zion: (Al escuchar esto se apresura para colocarse frente a su amo empuñando la espada en modo de defensa) ¡Si me conocieras o conocieses mi fama jamás hubieras amenazado a mi amo!
Elizabeth: (Primero mirando de arriba abajo a Zion con desdén, para luego volver su mirada a la del Diablo) ¿Y este idiota quién es?
Lucifer: (Riéndose a carcajadas) Ja, ja, ja, ja, él va a ser mi protector en las horas oscuras que pronto llegarán. (Poniéndole una mano en el hombro a su defensor) Zion no te preocupes, ella jamás podría hacerme daño, por lo menos en este momento.
Elizabeth: ¿Horas oscuras?
Lucifer: ¿En serio, vos tampoco lo sentís?
Elizabeth: (Con media sonrisa, burlona) No sé ¿qué debería sentir?
Lucifer: (Suspira abatido) ¿Acaso no sentís cómo las estrellas se estremecen en el infinito o cómo la noche se volvió más pesada de golpe?
Elizabeth: Para que mi sensibilidad sea casi tan potente como la tuya necesito ayuda y tiempo, mucho tiempo.
Zion: (Mirando a Elizabeth con repugnancia) Solo un tipo de mujer puede tener tales poderes.
Elizabeth: ¿Recién ahora te das cuenta de que soy una bruja? Qué poco perspicaz, en cambio yo apenas te vi entrar, ya me había dado cuenta de que eras un imbécil. Un pobre hombre que vale más por su espada que por su dignidad.
Zion: (Erguido, usando las palabras lastimeras como gasolina, emprende a usar las suyas mientras admira su arma) Una bruja hablando de dignidad ¡Alimañas! Yo conozco el ingrediente de sus brebajes, lo que nutre los hechizos con fines casi tan horribles como su preparación. Lo vi con mis propios e impresionados ojos. ¡Roban bebés! Los quitan de sus calientes cunas mientras duermen dulcemente, mansitos y llenos de vida como la brisa de primavera. ¡¿Y para qué!?
Elizabeth: (Tranquila) ¿Para qué?
Zion: ¡Para tomarles la sangre! Simplemente abren sus tiernas venas y le succionan la vida solo para alargar la suya. Y con orgullo digo que muchas de ustedes están en este oscuro destino gracias al filo de mi espada. Esa fue una de las maneras en la que edifique mi Dignidad.
Elizabeth: (Llevándose el torso de la mano derecha a la frente y cerrando los ojos, actuando un melodrama) ¡Oh Diablos, qué guerrero tan valiente y sacrificado se ha cruzado por mi camino! (Volviendo armoniosamente a su postura original) Ahora respóndeme esto ¿cuántas mujeres inocentes se encuentran en el cielo gracias al filo de tu espada o me vas a decir que estamos compartiendo este “oscuro destino” por la benevolencia de tus obras?
Zion: Es probable que por el afán de impartir justicia mi espada haya bebido más sangre de la que debía, pero nada es comparable a quitarle la vida a un niño indefenso, arruinando la existencia de toda una familia.
Elizabeth: Estoy segura de que el filo de tu arma jamás pasó sed y entiendo tu postura. Si yo fuera una simple persona, como vos, también tendría las tripas enredadas de enojo, pero soy una bruja y las brujas conocemos el destino del individuo elegido. Las almas de todos esos niños que liberamos ahora están en el Cielo, si los hubiésemos dejado crecer, ahora estarían sufriendo eternamente por los terribles actos que estaban destinados a cometer.
Lucifer: Exacto, los dos tienen razón y es por eso entraron con honores a mis aposentos.
Elizabeth: Qué raro que nos hayas frenado, a vos te encantan estos enfrentamientos, más si terminan con alguna fatalidad.
Lucifer: Este enfrentamiento era tan inevitable como divertido, pero no tengo tiempo para banalidades, este encuentro nace como consecuencia de un terrible por venir.
Zion: (Tranquilizado por la intersección de su amo) La pregunta es ¿para qué necesitamos una bruja, amo?
Elizabeth: Muy buena pregunta la verdad, nunca se te vio tan preocupado o... simplemente preocupado ¿contra quién se supone que vamos a pelear? ¿Dios?
Lucifer: Naturalmente, un ser tan poderoso como yo, solo le teme a su creador.Por eso estoy acá. Debo llevar a cabo mi último y desesperado plan, esta vez me juego todo.
Elizabeth: ¿Por qué en este momento, que está sucediendo en el infinito que te puso entre la espada y la pared? ¿Qué te obliga a reaccionar de manera suicida a vos que sos inmortal?
Lucifer: Sí, la Eternidad parece haberse cansado de mí. Y es que me entusiasmé tanto corrompiendo a los humanos que ahora los quiere borrar, seguramente para volver a empezar. Y no lo voy a dejar, ellos se volvieron tan parecidos a mí que los considero mis hijos.
Elizabeth: (Tranquila) Vas a perder.
Zion: (Con la frente en alto) Vamos a perder.
Lucifer: (Seguro) Vamos a ganar.
Elizabeth: ¿Tan seguro estás?
Lucifer: Más o menos.
Elizabeth: (Arranca con una carcajada) ¡Ja! A pesar de tu inmensa vanidad, nunca creí que tuvieras tanta como para crearte falsas esperanzas ante el creador de todas las cosas.
Lucifer: Ja, ja, ja, ja, no te preocupes por mi vanidad, ella está perfectamente sostenida por mis dones. Lo que debemos pensar es en derrotar al ejército del “Arruinador”.
Elizabeth: ¿Ejército?
Lucifer: Él no se presentará en batalla, a menos que sus tropas y su guerrero celestial sean humillados, y es ahí cuando lo imposible caerá sobre mis hombros.
Elizabeth: Perfecto ¿cómo le ganamos al ejército de Dios?
Lucifer: Con un hijo mío, uno de la tierra, lo suficientemente fuerte como para utilizar gran parte de mi poder.
Elizabeth: Ya veo, no es mala la idea. Aunque traspasar tu poder a un simple humano es arriesgado, es muy probable que muera en el enfrentamiento. El desafío es enorme y hasta cruel.
Lucifer: Lo sé, pero no lo voy a dejar solo ni por un instante, tendrá mi sabiduría guiándolo todo el tiempo.
Elizabeth: (Irónica) O sea que vas a sacrificar a tu hijo para salvar al hombre… ¿Dónde vi esto antes?
Lucifer: (Orgulloso) ¡JA! Supongo que las grandes mentes piensan igual.
Elizabeth: Bien ¿entonces, qué necesitas de mí?
Lucifer: Primero que nada tengo que encontrar al predestinado y luego, con tus poderes de metamorfosis me lo vas a traer. Sos uno de los pocos seres que pueden pisar el exterior.
Elizabeth: No hay problema, como loba, chancha o águila puedo traerte el bebé que quieras, solo que no creo que a Zion le guste la idea de robar a un recién nacido.
Zion: (Con la mirada sobradora) No deberías provocarme, hace horas que mi espada no bebe nada y ya tiene sed.
Lucifer: ¡Basta de estupideces! Tengo que encontrar al príncipe indicado y hay poco tiempo.
Elizabeth: Entonces déjame que te ayude en la elección, por favor.
Lucifer: Tus consejos siempre serán bienvenidos.
Elizabeth: Gracias. (Empieza a caminar en círculos con la mano en la pera pensando) Contame un poco sobre ese ejército celestial.
Lucifer: En realidad, aunque ellos sean peligrosos, la verdadera amenaza será su capitán. Matándolo a él, sus tropas caerán fácilmente bajo nuestro poder.
Elizabeth: ¿Crees que tu príncipe le puede ganar a ese capitán?
Lucifer: No estoy seguro, yo fui ángel al igual que lo será él, las fuerzas estarán igualadas.
Zion: Solo que nuestro príncipe no tendrá tropas, peleará con desventaja.
Lucifer: Lo sé, y es que mi hijo tendrá que armar su propio ejército, deberá guiar al hombre hacia la batalla final. Y con la ayuda de ellos encontrará una oportunidad para triunfar.
Zion: Disculpe Amo, pero los humanos estarán por lo menos ocho años debajo del fuego enemigo, no creo que tengan las fuerzas o el número suficiente como para levantarse a pelear. Les está pidiendo mucho.
Elizabeth: Es verdad, nunca pensé en el tiempo. Parece que dependemos de un milagro y ese es un suceso que nunca nos acompaña.
Lucifer: (Con fuerza explosiva por la vacilación de sus esclavos) ¡Se levantarán! Cuando mi hijo los llame, ellos asistirán. Antes de su llegada sufrirán mucho y el miedo los aplastará en la más profunda oscuridad. Así que cuando el príncipe del averno se presente será la única luz que verán, la nueva esperanza, un nuevo fuego en sus corazones… ¡Y se levantarán! ¡Yo confío en esto porque los conozco a la perfección!
Zion y Elizabeth al mismo tiempo (Con la cabeza gacha): Lo siento amo...
Elizabeth: (Volviendo a su buen ánimo) ¿Estás seguro de que ese capitán será hombre?
Lucifer: (Serenándose) Naturalmente.
Zion: Sería la mejor elección porque además de la fuerza física, que es muy importante para pelear, una presencia imponente y una vigorosa voz de mando, son esenciales a la hora de guiar legiones a una guerra.
Lucifer: Además, Él siempre elige hombres para empezar.
Elizabeth: (Emocionada) ¡Entonces nosotros deberíamos diferenciarnos y elegir a una princesa! Y poner de vuelta en el camino del hombre a una mujer para arruinarle su estadía en el paraíso ¡sería como Eva pero con espada y ojos de fuego!
Zion:(Meditabundo) Podría funcionar, me gusta esa idea… (Elizabeth lo mira extrañada, no esperaba tener su apoyo) Una vez conocí a una princesa guerrera, (Con la mirada perdida en el recuerdo) su habilidad con la espada era tan magnífica que solo podía ser superada por la belleza de su sonrisa, nunca más conocí a nadie igual.
Lucifer: Tiene sentido, ya que fue esa muchachita la que te encaminó directo a mi reino. Nunca debiste bajar la guardia, (poniéndole una mano en el hombro como forma de consuelo) supongo que la primera vez en algo también puede ser la última.(Dirigiéndose a Elizabeth) ¡Me convenciste! Vayamos a buscarla.
Devuelta en los aposentos del Diablo. Él, sentado en su trono con los ojos cerrados y la postura como si estuviera durmiendo, intenta profundizar en su psiquis. De frente a este, mirándolo, Elizabeth y Zion esperan alguna orden de su amo.
Elizabeth: Qué manera rara tomó para concentrarse, esta debe ser la siesta más importante de su existencia.
Zion: Él no necesita dormir, solo cierra los ojos cuando quiere viajar hacia un futuro brumoso y aclarar probabilidades.Como me gustaría poder ayudarlo de alguna manera. (Mirándola) Vos que tenés poderes de brujas y conoces el destino ¿No podés darle una mano?
Elizabeth: Ojalá pudiera, pero solo conozco el destino de personas sin importancia. Ahora, lo conoces mejor que yo a nuestro amo.
Zion: Hace más de 800 años que soy su mano izquierda y nunca lo vi así, ni siquiera durante las guerras mundiales.
Elizabeth: ¿Muy distinto era?
Zion: Mucho, en aquellos tiempos el entusiasmo lo empoderaba y trabajó sin descanso. Hablaba de evolución y adelantamientos científicos de todo tipo que llevarían al hombre a un portento inigualable.
Elizabeth: Ya que lo conoces tanto, ¿qué pensás de la elección, no te parece que se dejó inducir demasiado fácil a la hora de elegir a una mujer?
Zion: No, a pesar de que él nos escucha hay muchas cosas que no nos dice, no somos tan importantes como para tener que dar explicaciones. De seguro tiene razones que van más allá de nuestro entendimiento
Lucifer se despierta abriendo los de par en par como si un espanto repentino lo hubiese sacado del trance.
Lucifer: (Mira a Elizabeth) Lo acabo de resolver, la madre de todas ustedes es la clave.
Elizabeth: (Sorprendida) ¿Por qué ella?
Lucifer: Porque tiene motivos de sobra y además su sangre es la única realmente tan maldecida como para ser compatible con mi poder de oscuridad absoluta.
Elizabeth: Ahora sí temo por tu existencia ¿Crees que la vas a convencer?
Lucifer: Yo creo que ella está esperando este momento hace tiempo. Voy a visitarla, pero tengo que ir solo.
Elizabeth: ¿Estás seguro? Escuché que se volvió casi tan poderosa como vos y bastante más tenebrosa, un error te podría costar muy caro
Zion: (Completamente desconcertado) ¿De quién están hablando?
Elizabeth: Lilith...
Zion: ¿Y esa quién es?
Lucifer: La primera mujer creada por Dios, Eva fue la segunda. Y en las dos ocasiones el Creador fue traicionado.
Zion: Por lo visto, parece que no se puede confiar en las mujeres.
Lucifer: