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Edel Morales es lo que llamaríamos un «poeta experto», pues completa con este libro el hexaedro editorial, de modo que El juego de la memoria nos enuncia a un creador que conoce el dominio del verso, pero que asimismo ha incursionado en la prosa, ya sea poética o narrativa. Esa certeza profesional nos hace abrir este nuevo libro suyo con la cautela del que va a leer una poesía bien pensada antes que adquiriese su rango de escritura. Y como es un conocedor radical de la estrofa que llamamos décima, él puede aventurarse en ella en una suerte de rompimiento de la estructura, para generar poemas inspirados en esa estrofa, suerte de dispersión que agranda, que travesea con las formas, en clara atención a lo que dice, o sea, a los contenidos poéticos.
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Seitenzahl: 53
Veröffentlichungsjahr: 2024
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Juego de la memoria
Edición y corrección: Leymen Pérez
Dirección artística y diseño: Suney Noriega Ruiz
Ilustración de cubierta: Mary Cary Díaz
Emplane: Aymara Riverán Cuervo
Conversión a Ebook: Rafael Lago
© Alberto Edel Morales Fuentes, 2024
© Sobre la presente edición:
Editorial Letras Cubanas, 2024
ISBN obra impresa: 9789591026927
ISBN E-book ePub: 9789591027139
Instituto Cubano del Libro
Editorial Letras Cubanas
Obispo No. 302, esquina a Aguiar
La Habana, Cuba
E-mail: [email protected]
Sinopsis
RIQUÍSIMO MUNDO: EL JUEGO DE LA MEMORIA
BAJO EL ÁRBOL DEL MANGO
Bajo el árbol del mango
Lectura Brecht
Arte sin talanquera
Mimesis
De uno, del otro, de aquel
Cambio de época ¿cambio?
Los otros, un ideario de tribu
Cuerpos fugados
Juego libre
Urnas de espejo
Confluencia en L
El jardín infinito
Simetrías
Punto de partida
Estimaciones
The mango tree
Travesía
En el último peldaño
El pensador silvestre
La verdad entera
IMAGINA, A SOLAS
Bahía sin faro
Los años idos
Fin de fiesta
La luna
El equilibrista
Norte insuficiente
Intermedio fugaz, paréntesis
Sigma
Demolemos lo que amamos
Imagina, a solas
Gestos
Con tus ojos míos
El juego de la memoria
Ciclos
Desde el canon —su poder—
El doble dolor
¿Conciencia de madurez?
CENTURIA
Tarjetas remotas
Animales jóvenes bajo la lluvia
Fiestas patrias
Cúbrete
Paños verdes, antallas planas
Pandemia
Féretro esdrújulo
Alrededor del punto, la nada
Acerca de la amplitud de la estética (de los sentidos)
Chateos mentales, navegaciones
La imagen motora
El juego perfecto
Hay que reciclar
Como si otro tiempo de iniciaciones volviese
Sensor
Sangreal
El breve encanto
Como si im/pulsara un cuerpo en las anillas
En la noche insular, Jardines invisibles
Ideas para un coloquio a tres manos (sobre la felicidad)
Cuando termina la noche
Pájaros en la pantalla
Centuria
Sobre el autor
Edel Morales es lo que llamaríamos un «poeta experto», pues completa con este libro el hexaedro editorial, de modo que El juego de la memoria nos enuncia a un creador que conoce el dominio del verso, pero que asimismo ha incursionado en la prosa, ya sea poética o narrativa. Esa certeza profesional nos hace abrir este nuevo libro suyo con la cautela del que va a leer una poesía bien pensada antes que adquiriese su rango de escritura. Y como es un conocedor radical de la estrofa que llamamos décima, él puede aventurarse en ella en una suerte de rompimiento de la estructura, para generar poemas inspirados en esa estrofa, suerte de dispersión que agranda, que travesea con las formas, en clara atención a lo que dice, o sea, a los contenidos poéticos.
Virgilio López Lemus
Cuando se abre un poemario para el esplendor de la lectura, salta la palabra en su inevitable magia, que es impulso comunicativo singular, no dado al simple segundo sistema de señales, sino a la gracia de lo decorativo tropológico, al efecto de la medida versal, al impulso de vibración que adquiere la palabra en el uso de sus connotaciones. El poeta juega, porque la literatura, que implica el hecho de la escritura, esludus, razón propia, razón poética, pero el poema hace que la palabra adquiera un brillo, una sonoridad que bulle desde el coloquio y se precipita en esa magia que es el poema.
Morales es lo que llamaríamos un «poeta experto», pues completa con este libro el hexaedro editorial, de modo que El juego de la memoria nos enuncia a un creador que conoce el dominio del verso, pero que asimismo ha incursionado en la prosa, ya sea poética o narrativa. Esa certeza profesional nos hace abrir este nuevo libro suyo con la cautela del que va a leer una poesía bien pensada antes que adquiriese su rango de escritura. Y como es un conocedor radical de la estrofa que llamamos décima, él puede aventurarse en ella en una suerte de rompimiento de la estructura, para generar poemas inspirados en esa estrofa, suerte de dispersión que agranda, que travesea con las formas, en clara atención a lo que dice, o sea, a los contenidos poéticos.
Sumado al experimento formal desde la décima, Edel la avienta y logra que ella parezca poema en prosa o texto visual, o textura más larga que la de diez versos; aplica un mecanismo de disolvencias de la rima, pero que se disuelve solo en la lectura silenciosa, porque ella permanece presente, más como trasfondo que como obligado final de cada verso. No se escapa de entornos agrestes, deja que la décima sea, a veces, una pequeña oda, una remembranza, una evocación, y hasta una sutil elegía. Se aprecia el uso de variados tonos en la extrema variedad formal. De modo que el «juego» que el poeta manifiesta no se halla solo compendiado por las formas, sino también por la razón de comunicar, de decir lo poético del raro instante de la emoción o de la reflexión.
Y esta doble imagen: reflexión y emoción, domina el poemario. Sobre la base del encabalgamiento versal, reestructura el texto, que puede contar con una, dos, tres décimas espinelas a las cuales imprime la diversidad de la reorganización versal, el juego propio con cada uno de los textos que reclama su manera peculiar de decir y de cómo decirlo. Pero el tirón del octosílabo imprime peculiaridad, el lector se enfrenta con un poema que, a ojos vista, no pareciera ni armado por claros versos ni fundado en sus rimas, pero al leerlo en voz alta, la lectura misma deja sentir el ritmo octosilábico; la presión que sobre el lector ejerce el elemento rimado, se aplica sobre la leve oscuridad de lo que se dice, que, de pronto, se diafaniza en esa lectura atenta.