El léxico de El Quijote - Juan Hernández Herrero - E-Book

El léxico de El Quijote E-Book

Juan Hernández Herrero

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  • Herausgeber: Carena
  • Kategorie: Bildung
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2014
Beschreibung

El léxico de El Quijote, concebido a modo de diccionario, explica y aclara vocabulario, expresiones y refranes que aparecen en El Quijote, que, en la actualidad, por no ser habituales o haber cambiado de significado, pueden llevar a confusión a los lectores de tan magna obra.EL AUTORJuan Hernández Herrero (Salamanca) es licenciado en Medicina y especializado en cardiología. Ha sido durante años profesor de Cardiología en la Universitat Autònoma de Barcelona. Como lingüista es un apasionado conocedor de la lengua castellana. Estudioso de la etimología del idioma, ha traducido varias obras del inglés. El léxico de El Quijote es su segundo diccionario que recoge la riqueza de vocabulario de esta obra cumbre de la literatura española.

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Prólogo

Desde la infancia me atrajeron las palabras y me sentía incómodo cuando no entendía el significado de alguna.

Nací en una familia castellana de abuelos y antepasados labradores y recuerdo que mis mayores decían palabras que a mí ya me sonaban anticuadas y no llegaba a precisar. Yo atisbaba muchas veces el significado de algunas por el contexto, pero otras muchas me quedaba sin llegar a entenderla del todo.

A mi abuela había que hablarle en reales, en duros, en arrobas, en azumbres y en libras, porque las pesetas, los litros y los kilos la descolocaban como nos ocurre ahora con los euros a los que nacimos y nos criamos con la peseta.

Recuerdo oír a mi madre palabras bellísimas que en su infancia y en su pueblo eran de la vida cotidiana y que a mí ya me sonaban de otro lugar y de otra época. Cuántas veces le oí decir que la ropa tenía que estar “como el ampo de la nieve” o contar algún suceso que había ocurrido junto a la “aceña” o decir que algo se había cortado “a cercén”. Cuántas veces, si algún niño era muy inquieto, nos decía que “parecía que tuviera azogue”. Era además muy atenta a que habláramos bien y siempre nos corregía si no elaborábamos correctamente nuestras frases. Quizá junto a ella me brotó la afición por nuestra lengua.

Avanzando el tiempo, me fui haciendo cada vez más consciente de este inmenso tesoro que tenemos en la lengua castellana y me fui acostumbrando a explorar nuestro léxico, a entender el contenido de las palabras, a ahondar en las expresiones y en sus orígenes.

Siendo estudiante de bachillerato comprendí que las palabras no son nada más (y nada menos) que el vehículo de los conceptos, y que si abrimos una palabra podemos extraer muchos frutos si ahondamos en el significado, en la etimología, en la evolución, en la sinonimia, en muchas cosas que, de otro modo, nos pueden pasar desapercibidas si pasamos rápidamente por encima.

Hace años se anunció en España que se reeditaba el primer diccionario que se escribió de nuestra lengua, el Tesoro de la Lengua Castellana, de Sebastián de Cobarruvias, y tuve la suerte de adquirir un ejemplar, que me ha enseñado tantas cosas y amenizado tantos ratos. Años después, una de mis hermanas me regaló la edición facsímil del Diccionario de Autoridades, auténtica joya del lenguaje. Cuando en 1.994 se anunció que se reimprimía en Santafé de Bogotá el Diccionario de Cuervo, cuya primera edición se había hecho en 1.886 me puse a la cola de los solicitantes y tuve la suerte de adquirir uno de los que llegaron a España. Por último, hace unos años, mi amigo Francesc Prats, librero de Tremp, me hizo saber que disponía en su librería de los cinco tomos del Diccionario de Roque Barcia, primer diccionario etimológico de la lengua española, que se editó en 1.880. Lo adquirí, y con él he tenido otra magnífica obra que me ha descubierto cosas de otro modo inalcanzables.

Así, la fortuna de contar con buenos libros y la ayuda de familiares y buenos amigos me ha permitido disponer de un material fructífero que, junto con otras muchas obras, ha sido esencial en la elaboración de este libro con el que espero ayudar a los lectores del Quijote.

En la juventud leí el Quijote por primera vez , y siempre que he vuelto a leerlo he descubierto más y más riqueza de palabras y conceptos. Y más descubriré si más veces lo leo porque siempre tiene más fruto para dar.

El lector normal y los que no somos profesionales de la Literatura no es posible que alcancemos a comprender el significado de todos las términos que encontramos en él. Convencido de este hecho, hace años me dediqué a revisarlo y a hacer una primera extracción de expresiones y palabras de uso poco común con el propósito principal de brindar al lector de la obra una primera ayuda para mejor comprensión del texto y escribí un libro que salió a la luz con esta intención.

Personas mucho más cualificadas que yo y grandes profesionales de la Lengua y la Literatura han hecho magníficos estudios del Quijote, con los cuales no pretendo competir, pues yo sólo soy un aficionado del lenguaje. Sólo tengo certeza de poderme equiparar a ellos en la pasión por nuestro idioma.

Recientemente, mi amigo Lluís Claret me propuso reeditar el antiguo libro aumentando su contenido, y a ello me he dedicado, con lo que espero que el presente tomo sirva a quien desee usarlo para facilitarle la lectura y a quien quiera hojearlo para ahondar en tantas palabras hermosas.

Al escribirlo he pensado no sólo en el lector de habla española, sino también en muchos lectores extranjeros que estudian español y leen El Quijote, por eso he explicado algunos términos que al hispanohablante le podrán parecer innecesarios por obvios, pero que al lector de lengua extranjera le facilitarán la lectura.

He enumerado en cada capítulo las expresiones que me parecían apropiadas para aclarar y las he puesto por orden alfabético para facilitar la búsqueda. Al final de cada palabra o frase he indicado el capítulo en que queda comentada por primera vez.

De los diferentes significados posibles de un término he intentado poner el que Cervantes le da en cada contexto, que no siempre es el significado más habitual de la palabra.

En algunas ocasiones, si una palabra tiene varios significados, he puesto en primer lugar el que cabe interpretar en el capítulo que le corresponde. Ocasionalmente, una palabra lleva un significado en un capítulo y otro diferente en otro, por lo cual se repite en el índice alfabético final y se cita cada capítulo en que lleva un significado distinto.

Después del tiempo dedicado a escribirlo, de releerlo y revisarlo una y múltiples veces intentando evitar erratas, y como soy consciente de que siempre están al acecho para colarse en los libros por cualquier rincón, sólo me queda encomendar a la benevolencia del lector las que puedan aparecer.

Doy las gracias a mi esposa por su paciencia durante el tiempo que he dedicado a este libro. También a las personas que de un modo u otro me han ayudado. A mi amigo Lluís Claret por su iniciativa y entusiasmo. Y a mi madre por toda su vida y por haberme inculcado el amor a nuestro idioma.

Juan Hernández Herrero Barcelona, año 2009

ÍNDICE GENERAL alfabético: con indicación del capítulo en que cada palabra o expresión es explicada por primera vez

“a buen salvo está el que repica”: refrán con el que se manifiesta que es fácil reprender a otro, mientras el que reprende está a salvo de equivocarse. De igual manera, el que repica las campanas por señal de aviso de un fuego o tragedia se encuentra a salvo por estar lejos (cap. XXXI, parte 2ª)

“a buen servicio mal galardón”: frase que refleja conducta injusta y desagradecida. Galardón significa premio (cap. LXVI, parte 2ª)

“a bulto”: por imitación, por aproximación (cap. XLVI, parte 1ª)

“a caballero”: desde mayor altura; de arriba abajo (cap. XXXIX, parte 1ª)

“a cada triquete”: figurada y familiarmente, a cada momento, con mucha frecuencia (cap. XVIII, parte 2ª)

“a campana herida”: “a rebato”; toque vivo de campana para poner a la población en alarma. Con gran prisa y en tropel, como si la población fuera llamada con toques de campana (cap. XXII, parte 1ª)

“a campana tañida”: con gran prisa y en tropel. Tiene el mismo significado que “a campana herida” (ver cap. XXII de la 1ª parte) (cap. LXIV parte 2ª)

“a carga cerrada”: a bulto, sin reflexión (cap. VI, parte 1ª)

“a coche acá, cinchado”: de un lado para otro. Coche es otra manera de llamar al cerdo en La Mancha y en otras zonas. Cinchado es el cerdo que tiene una lista blanca que abarca el lomo y el vientre como una cincha. Por último, “cohe acá, cinchado” era una frase con que los porqueros llamaban a los cerdos para conducirlos por el camino (cap. VIII, parte 2ª)

“á cómo le cabe”: cuánto le toca, cuánto le corresponde (cap. LX, parte 2ª)

“a cuento”: favorable (cap. LI, parte 2ª)

“a deshora”: de repente, de improviso (prólogo, parte 1ª)

“a despecho”: a pesar de (cap. LXVII, parte 2ª)

“a dicha”: por casualidad, por suerte (cap. II, parte 1ª)

“a furto”: “a hurto”, “a hurtadillas”, “a escondidas”, furtivamente (cap. XVI, parte 1ª)

“a gatas”: modo de andar una persona con pies y manos en el suelo, como los gatos y demás cuadrúpedos (cap. LII, parte 1ª)

“a horcajadas”: postura de montar a caballo con una pierna a cada lado (cap. XXXII, parte 1ª)

“a humo de pajas”: ligeramente, de modo irreflexivo (cap. X, parte 1ª)

“a hurtacordel”: frase adverbial que equivale a “hurtando y retirando el brazo”; es el modo de jugar los muchachos a la peonza; hurtar tiene aquí el sentido de desviar o apartar. También significa “repentinamente y sin ser visto ni esperado” (cap. XXXII, parte 2ª)

“a hurto”: furtivamente, sin que nadie lo note (cap. XLIII, parte 1ª)

“a la contina”: continuamente (cap. XXV, parte 1ª)

“a la jineta”: modo de montar a caballo con los estribos cortos y las piernas dobladas, pero en posición vertical desde la rodilla abajo (cap. XXXVI, parte 1ª)

“a la mano de Dios”: sea lo que Dios quiera (cap. LXIV parte 2ª)

“a la mira y a la maravilla”: locución adverbial para ponderar la excelencia de algo (cap. L, parte 2ª)

“a la sazón”: entonces (cap. XXVII, parte 1ª)

“a lo brutesco”: a lo grutesco; se dice de la ornamentación caprichosa de bichos, quimeras y follajes (cap. L, parte 1ª)

“á lo de verano”: vestido de verano (cap. LXXII, parte 2ª)

“a los alcances”: “irle a uno a los alcances” es frase hecha que indica observar muy de cerca los pasos que da una persona para prenderla, averiguar su conducta o descubrirle sus manejos (cap. LII, parte 1ª)

“a mal viento va esta parva”: “a buen viento va la parva” o “a mal viento va la parva” son frases metafóricas con que se indica que un asunto o negocio va en camino favorable o desfavorable respectivamente. Parva es el montón de mies que después de ser trillada tiene que ser echada al viento para separar el grano de la paja (cap. LXVIII, parte 2ª)

“a mano salva”: sin ningún peligro, con toda comodidad (cap. LXXIII, parte 2ª)

“a manos lavadas”: libre de culpa (cap. XXXIV, parte 1ª)

“a más andar”: a toda prisa (cap. IX, parte 2ª)

“a media rienda”: modo adverbial con que se explica el movimiento violento que lleva el caballo, que consiste en no darle toda la rienda, metiéndole las piernas (cap. XLI, parte 1ª)

“a merced”: sin salario conocido, pero dependiendo de un amo (cap. VII, parte 2ª)

“a mi daño”: por mi cuenta y riesgo; yo afrontaré las consecuencias (cap. XLI, parte 2ª)

“a mujeriegas”: modo de cabalgar sentado, en vez de a horcajadas (cap. XXVII, parte 1ª)

“a obra”: alrededor de (cap. VIII, parte 1ª)

“a orza”: navegando la embarcación con la proa contra el viento (cap. XLI, parte 1ª)

“a otro perro con ese hueso”: frase popular que viene a significar “a mí no me engañas; vete a engañar a otro” (cap. XXXII, parte 1ª)

“a partido”: “darse uno a partido” significa ceder en el empeño (cap. XXXIX, parte 1ª)

“a paso llano”: sin dificultad (cap. XXXIV, parte 1ª)

“a paso tirado”: aceleradamente, de prisa (cap. X, parte 1ª)

“a pedir de boca”: a medida del deseo (cap. XXX, parte 1ª)

“a pelo”: en el momento oportuno; acorde con el tema (cap. X, parte 2ª)

“a pie enjuto”: a pie seco, sin mojarse; sin esfuerzo (cap. XXXIV, parte 1ª)

“a pierna tendida”: despreocupado (cap. L, parte 1ª)

“a pierna tendida”: “a pierna suelta”, dormido profundamente y sin inquietud (cap. IX, parte 2ª)

“a pies juntillas”: frase adverbial que significa “con firmeza” (cap. LII, parte 2ª)

“a pique”: próximo, cercano, a punto de (cap. XI, parte 1ª)

“á prueba y estése”: antigua fórmula judicial para recibir una causa en espera de prueba y mantener la prisión preventiva del reo (cap. XXVI, parte 2ª)

“a puerta cerrada”: modo adverbial. Tratándose de un testamento, se dice de los que mandan la herencia a alguno, sin reservar o exceptuar nada (cap. LXXIV, parte 2ª)

“a ¿qué quieres boca?”: locución adverbial equivalente a “a pedir de boca”, que significa “a medida del deseo” (cap. XXII, parte 2ª)

“a raya”: dentro de los justos límites (cap. XIV, parte 2ª)

“a rey ni a roque”: “ni rey ni roque” significa “nadie”. Viene del juego del ajedrez, refiriéndose al rey y a la torre, también llamada roque (cap. I, parte 2ª)

“a Roma por todo”: frase con la que se indica la determinación firme de emprender una cosa, sin retroceder ante los peligros o ante el temor de las consecuencias (cap. LII, parte 2ª)

“a salvamano”: con seguridad, sin ningún peligro (cap. XIV, parte 2ª)

“a sangre helada”: a sangre fría, sin cólera, con premeditación. El diccionario de Autoridades explica la expresión “a sangre fría” como: frase con la que se da a entender la ejecución de alguna cosa sin la primera cólera, y de pensado, por haber ya pasado tiempo que sucedió el motivo del agravio que enciende la sangre (cap. LXIII, parte 2ª)

“a socapa”: disimuladamente, con cautela (cap. XLVI, parte 1ª)

“a sotavento”: por la parte contraria a aquella de donde viene el viento (cap. XLI, parte 1ª)

“a tiento”: por el tiento, por el tacto, sin exactitud (cap. III, parte 2ª)

“a tiro de ballesta”: a larga distancia (cap. IX, parte 1ª)

“a toda furia”: con la mayor diligencia (cap. LX, parte 2ª)

“a tres tirones”: difícilmente. La expresión “a dos tirones” o “a tres tirones” es frase adverbial con que se explica la dificultad para ejecutar o conseguir alguna cosa, y generalmente se expresa en negativo (cap. LIV, parte 2ª)

“a trochemoche”: frase proverbial; también se dice “a troche y a moche”. Significa “disparatadamente”,”sin cuidado o sin consideración” “de manera irreflexiva”. Cobarruvias pone el origen de esta frase en el corte de leña: “troche” por trochar, que es talar o cortar por el pie; y “moche” por desmochar, que es cortar la parte alta de algo. Así, “troche y moche” sería cortar de cualquier manera, tanto talando por el pie como podando las ramas (cap. XXXII, parte 2ª)

“a un mesmo punto”: simultáneamente, a la vez (cap. LXIV parte 2ª)

“a un tris”: en un tris, en peligro inminente (cap. LXVI, parte 2ª)

“a una”: a la vez, simultáneamente (cap. LXIII, parte 2ª)

“a vistas”: modo adverbial, que significa “a ser visto” (cap. LXII, parte 2ª)

abarraganado: amancebado, unido en trato ilícito con una mujer (cap. IX, parte 2ª)

abatanar: golpear con el batán (cap. XXI, parte 1ª)

“abatir tienda”: quitar, bajar o desmontar la tienda. La tienda, en las embarcaciones llanas y en las galeras, es la cubierta de lienzo o lana que se monta para defenderse del sol o de la lluvia (cap. LXI, parte 2ª)

abatirse: rendirse (Dedicatoria al Duque de Béjar, parte 1ª)

abencerraje: individuo de una familia del reino musulmán granadino (cap. V, parte 1ª)

aberenjenado: de color morado como la berenjena (cap. XLVII, parte 2ª)

abernuncio: mal dicho de Sancho, por “abrenuncio” (cap. XXXV, parte 2ª)

“abiertos con molde”: bien cortados (cap. XLIV, parte 2ª)

abolengo: linaje de abuelos o antepasados (cap. XLVII, parte 2ª)

abominar: reprobar y maldecir a personas o cosas (cap. LXXIV, parte 2ª)

abono: fianza, garantía (cap. XXXII, parte 2ª)

aborrascadas: desordenadas (cap. XXI, parte 1ª)

abrenuncio: palabra con que se manifiesta el rechazo a las cosas que pueden ser de mal agüero o de daño conocido (cap. XXXV, parte 2ª)

abrojo: planta cigofilácea de fruto casi esférico y armada de muchas púas. Cigofiláceas son las plantas cuyas hojas brotan pareadas (de dos en dos) (cap. XXXVI, parte 2ª)

ábsit: voz que se usa familiarmente para rechazar una cosa o manifestar el deseo de que Dios nos libre de ella (cap. XLVII, parte 2ª)

absortar: enajenar, turbar el sentido (prólogo, parte 1ª)

acaballa: acabarla (cap. XX, parte 1ª)

acaecimiento: suceso (cap. XXVIII, parte 1ª)

acamuzado: agamuzado, gamuzado, del color de la piel de la gamuza (amarillo). La gamuza es un rumiante, especie de antílope, del tamaño de una cabra grande (cap. XLVI, parte 2ª)

acardenalado: lleno de cardenales, de hematomas (cap. XVI, parte 1ª)

acariciar: tratar con cariño (cap. XXXVII, parte 1ª)

acaso: por casualidad (cap. II, parte 1ª)

aceda: ácida, áspera, desabrida (cap. X, parte 2ª)

“aceite de Aparicio”: aceite medicinal, vulnerario, cuyo principal ingrediente era el hipérico. Vulnerario es lo que se aplica a las heridas o llagas. El hipérico, o corazoncillo, es una planta herbácea. El aceite de Aparicio tomó el nombre de su inventor, Aparicio de Zubia, y era un compuesto de precio alto. Este aceite dejó en nuestra lengua dos expresiones, la primera “caro como aceite de Aparicio”, con la que se ponderaba el alto precio de alguna cosa. La otra expresión, tal como la reseña el Diccionario de Autoridades, es una frase de amenaza: “le haré probar el aceite de Aparicio”, indicando que se causarán heridas a alguna persona (cap. XLVI, parte 2ª)

acémila: mula o macho de carga (cap. XIX, parte 1ª)

acendradísimo: superlativo de acendrado, que significa puro, sin mancha ni defecto. De nuevo, superlativo usado en tono humorístico en este capítulo (cap. XXXVIII, parte 2ª)

aceña: molino harinero de agua situado en el cauce de un río (cap. XXIX, parte 2ª)

acetaron: aceptaron (cap. XXIX, parte 1ª)

achaque: excusa o pretexto (cap. XL, parte 1ª)

achaque: asunto o materia (cap. XVIII, parte 2ª)

aciago: infausto, desgraciado, que presagia desgracias (cap. XXVIII, parte 1ª)

acíbar: áloe, planta liliácea. Jugo amargo de esta planta. Liliáceas son las plantas de raiz bulbosa o tuberosa como el tulipán, la azucena, el ajo, etc. (cap. XLIV, parte 2ª)

acicalar: pulir (cap. XLVIII, parte 2ª)

ación: correa de la que pende el estribo del pie del jinete (cap. XIV, parte 2ª)

acocear: humillar. Dar coces las caballerías (cap. XVIII, parte 2ª)

acólito: monaguillo; clérigo que ha recibido una de las cuatro órdenes menores. Aquí, acólitos tiene el sentido de “ayudantes” (cap. LI, parte 2ª)

acometella: acometerla (cap. XIII, parte 1ª)

acomodado: apto (cap. I, parte 2ª)

acorrer: socorrer: (cap. III, parte 1ª)

acribado: acribillado, agujereado como una criba (cap. XLVI, parte 2ª)

acrisolar: depurar, purificar (cap. XXXIII, parte 1ª)

acuchillada: se dice acuchillada a la ropa que tiene aberturas semejantes a cuchilladas, bajo las cuales se ve otra tela. (cap. XXVII, parte 1ª)

acuchillado: el que a fuerza de trabajos y escarmientos ha adquirido experiencia de la vida (cap. I, parte 2ª)

acuchillador: el que acuchilla, que da golpes con cuchillo o arma cortante (cap. I, parte 2ª)

acuciar: agobiar, apremiar, incitar. Desear con vehemencia (cap. LII, parte 1ª)

acudir: ayudar (cap. XXXVIII, parte 2ª)

acuerdo: conocimieno (cap. XLI, parte 1ª)

acuitar: afligir, poner en dificultad (cap. XVI, parte 1ª)

acuitedes: acuitéis, preocupéis (cap. II, parte 1ª)

acullá: en lugar distante del que habla (cap. XXXI, parte 1ª)

acusar: avisar (cap. IV, parte 2ª)

acuto: agudo (cap. XXXVIII, parte 2ª)

adahala: adehala, propina, lo que se agrega de gajes o emolumentos al sueldo de algún empleo o comisión. Lo que se da de gracia o se fija como obligatorio sobre el precio de aquello que se compra o toma en arrendamiento (cap. XXXI, parte 1ª)

adalid: caudillo; jefe o individuo principal de algún partido, corporación o escuela (cap. XLII, parte 1ª)

adamada: afeminada (cap. XXXV, parte 2ª)

adamar: amar con vehemencia (cap. I, parte 2ª)

adarga: escudo de cuero (cap. I, parte 1ª)

adarme: cantidad muy escasa. Peso que tiene tres tomines y equivale a 179 centigramos (cap. XLIV, parte 2ª)

adarvar: pasmar, aturdir (cap. XXXV, parte 2ª)

adelantado: gobernador de una provincia fronteriza, presidente o justicia mayor del reino o capitán general (cap. VII, parte 1ª)

adelfa: arbusto apocináceo venenoso de hojas semejantes a las del laurel. Las apocináceas son plantas de cinco estambres cuyo fruto es mortífero para los perros. Su nombre viene del griego (“apo”: lejos y “cynos”: perro) (cap. XXXIX, parte 2ª)

adeliñar: componer, adornar (cap. XXXII, parte 2ª)

“aderézame esas medidas”: frase que indica sorpresa por parte del bachiller. Comparar con la expresión “adóbame esos candiles” del capítulo XLVII de la 1ª parte (cap. L, parte 2ª)

“aderezáronse de ronda”: se pusieron los ropajes para salir de ronda. El Diccionario de Autoridades define rondar como “andar de noche visitando la ciudad o plaza, para estorbar los desórdenes, el que tiene este ministerio a su cargo” (cap. XLIX, parte 2ª)

aderezo: provisión de lo necesario para alguna cosa (cap. XXXV, parte 1ª)

aderezólas: las preparó (cap. I, parte 1ª)

adevinar: adivinar (cap. XL, parte 1ª)

adiva: adive, mamífero carnicero parecido a la zorra (cap. LXVIII, parte 2ª)

adminícula: voz inexistente en la lengua castellana en este sentido de muerte penosa que le quiere dar Sancho (cap. XLVII, parte 2ª)

“adóbame esos candiles”: frase que indica sorpresa por lo que otro ha hecho o dicho, y que a la vez traduce que lo visto u oído es un disparate (cap. XLVII, parte 1ª)

adobar: aderezar (cap. XLVII, parte 1ª)

adunia: en abundancia (cap. L, parte 2ª)

afincamiento: destierro (cap. II, parte 1ª)

aforismo: sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte (cap. XLVII, parte 2ª)

aforrar: forrar, cubrir, ponerse mucha ropa (cap. VIII, parte 1ª)

aforro: forro (cap. XLVII, parte 1ª)

afrentarse: avergonzarse (cap. XXVIII, parte 1ª)

agalla: cada una de las branquias qe tienen los peces en aberturas naturales a ambos lados del arranque de la cabeza. Excrecencia redonda que se forma en el roble, el alconoque y otros árboles y arbustos, por la picadura de insectos al depositar sus huevos (cap. X, parte 2ª)

“agallas alcornoqueñas”: excrecencias redondas del alcornoque (cap. X, parte 2ª)

agareno: mahometeano. Descendiente de Agar (esclava y posteriormente esposa de Abraham) (cap. XXXIV, parte 2ª)

agazaparse: agacharse (cap. XXVI, parte 2ª)

agible: factible, que se puede hacer (cap. XXVI, parte 1ª)

agilítanse: se agilitan. Agilitar es dar facilidad para alguna cosa (cap. XXXIV, parte 2ª)

agobiarse: inclinar o encorvar la cabeza hacia el suelo (cap. LV, parte 2ª)

agora: ahora (prólogo, parte 1ª)

agorero: que predice males o desdichas (cap. XIV, parte 1ª)

agostado: seco, como el campo en agosto (cap. XII, parte 2ª)

agraz: uva sin madurar (cap. XXXVIII, parte 2ª)

aguachirle: cualquier bebida sin fuerza ni sustancia. Aguapié de ínfima calidad (aguapié es el vino muy bajo que se hace añadiendo agua al orujo) (cap. XX, parte 2ª)

aguamanil: jofaina para lavarse las manos (cap. XXXII, parte 2ª)

aguamanos: darle aguamanos a uno es servirle agua para que se lave las manos (cap. XXXI, parte 2ª)

“aguas mayores o menores”: defecar u orinar (cap. XLVIII, parte 1ª)

agüela: abuela (cap. XLIX, parte 1ª)

agüero: presagio, indicio o señal de cosa futura (cap. XLI, parte 1ª)

aguijar: andar velozmente (cap. XXXIV, parte 1ª)

agujero: que hace o vende agujas (cap. XVII, parte 1ª)

aguzar: afilar, sacar punta (cap. LVIII, parte 2ª)

ahechar: limpiar el trigo u otras semillas con la criba (cap. XXXI, parte 1ª)

ahecho: acción de ahechar (cap. XXXII, parte 2ª)

ahijar: atribuir, hacer hijo de (prólogo, parte 1ª)

ahincada: hecha con ahínco, con empeño (cap. XXXIV, parte 1ª)

ahita: empacho, indigestión (cap. XXV, parte 2ª)

ahitarse: hartarse (cap. XXXVII, parte 1ª)

ahogalle: ahogarle (cap. LII, parte 1ª)

ahorrar: liberar, hacer horros a los esclavos (horro significa esclavo liberado) (cap. XXIV, parte 2ª)

aína: presto, fácilmente (cap. XVIII, parte 1ª)

airarse: irritarse (cap. I, parte 2ª)

ajorca: argolla de metal que se usa como brazalete o en la garganta de los pies (cap. XL, parte 1ª)

ál: pronombre indeterminado que significa “otra cosa” (cap. II, parte 1ª)

“al buen pagador no le duelen prendas”: frase popular que indica “cumplir fielmente las obligaciones o promesas”. Prenda es alguna cantidad de dinero o algún bien que se entrega como anticipo y seguridad de algo que ha de pagarse, y que pierde si no se ejecuta lo convenido. Así, al que piensa pagar no le importa haber dejado algo en prenda (cap. XIV, parte 2ª)

“al estricote”: al retortero, a mal traer (cap. XXVI, parte 1ª)

“al freír de los huevos”: a la hora de la verdad (cap. XXXVII, parte 1ª)

“al fuego”: al infierno (cap. XL, parte 1ª)

“al par y al paso”: juntamente y a la vez (cap. LXIII, parte 2ª)

“al redropelo”: “al redopelo”; pasada que, a contrapelo, se hace al paño u otra tela. Figurado y familiar, riña entre muchachos con palabras u obras. Al revés o violentamente. Contra el curso natural de algo (cap. XII, parte 2ª)

“al seguro”: con seguridad (cap. LVI, parte 2ª)

alabarda: arma ofensiva que consta de una cuchilla transversal, aguda de un lado y de figura de media luna por el otro, puesta al extremo de un asta larga (cap. XXIV, parte 2ª)

alanceallas: alancearlas, atacarlas con la lanza (cap. XVIII, parte 1ª)

alano: (perro alano) perro de raza cruzada, corpulento y fuerte, con las orejas caídas, hocico romo y levantado y el pelo corto y suave (cap. VI, parte 1ª)

alano: pueblo que invadió España en el siglo quinto (prólogo, parte 2ª)

alárabe: árabe. Hombre inculto o cruel (cap. XXXIX, parte 1ª)

albacea: persona encargada de cumplir el testamento del difunto y de custodiar sus bienes (cap. LXXIV, parte 2ª)

albanega: cofia o red para recoger el cabello. (cap. XVI, parte 1ª)

albañir: albañil (cap. XX, parte 1ª)

albar: blanco (cap. XIII, parte 2ª)

albarda: aparejo de las caballerías de carga a modo de almohadón relleno de paja, que se coloca sobre el lomo y cae por ambos lados (cap. XLIII, parte 1ª)

albarrazada: de color mezclado de rojo y negro abigarrado; abigarrada (de colores mal combinados) (cap. XXXIX, parte 2ª)

albo: blanco (cap. XXXV, parte 2ª)

albogue: especie de dulzaina (un tipo de flauta). Instrumento de viento compuesto de dos cañas paralelas con agujeros. Cada uno de los platillos de latón que se usan para marcar el ritmo en los bailes (cap. XIX, parte 2ª)

alborozado: contento, alegre (cap. XLI, parte 1ª)

albricias: regalo que se da al que trae una buena noticia o con ocasión de algún suceso favorable (cap. XXXI, parte 1ª)

alcabala: tributo que se pagaba al fisco en un contrato de compraventa (prólogo, parte 1ª)

alcabalero: el que cobraba las alcabalas o tributos (cap. LII, parte 2ª)

alcahuete: persona que solicita por cuenta de otro a una mujer para fines lascivos: (cap. XXII, parte 1ª)

alcaide: el que tenía a su cargo la defensa de una fortaleza (cap. II, parte 1ª)

alcaidía: casa u oficina del alcaide (cap. V, parte 1ª)

alcaller: alfarero. Taller de alfarero (cap. XXX, parte 2ª)

alcancía: hucha (cap. XX, parte 2ª)

alcanzáredes: alcanzarais (prólogo, parte 1ª)

alcanzásedes: alcanzaseis (prólogo, parte 1ª)

alcatifa: tapete o alfombra fina (cap. V, parte 2ª)

alcázar: fortaleza, casa real (cap. IX, parte 2ª)

alcotán: ave rapaz diurna, semejante al halcón (cap. X, parte 2ª)

alcurnia: ascendencia o linaje de una persona (cap. XIII, parte 1ª)

alcuza: vasija de hojalata para el aceite (cap. XVII, parte 1ª)

aldabonazo: golpe dado con la aldaba (pieza de metal que se pone en las puertas para llamar golpeando con ella) (cap. IX, parte 2ª)

aldegüela: aldehuela, pequeña aldea (cap. XLVI, parte 1ª)

alemaña: Sancho usa esta palabra en el lugar de “alimaña”. Alimaña era el nombre dado antiguamente a los cuadrúpedos domésticos, aunque hoy la palabra tiene un significado diferente y se restringe habituamente para referirse a un animal dañino o un animal perjudicial para la caza menor (cap. XXIX, parte 2ª)

alevosía: precaución que toma un delincuente para cometer un delito contra las personas sin correr riesgo (cap. XXVIII, parte 1ª)

alfana: caballo corpulento (cap. XVIII, parte 1ª)

alfanje: sable corto y corvo (cap. XXXVII, parte 1ª)

alfaquí: doctor o sabio de la ley, entre los mahometanos (cap. LXVII, parte 2ª)

alfeñique: pasta de azúcar cocida y estirada en barras retorcidas (cap. XLVII, parte 1ª)

alferecía: epilepsia (cap. XIV, parte 2ª)

“alfiler de a blanca”: alfiler grande, tan grande que costaría una blanca (moneda) (cap. XXVI, parte 1ª)

alforjas: bolsa doble que se usa para viaje y acarreo (cap. III, parte 1ª)

algalía: planta malvácea cuya semilla, de olor almizcleño, se usa en perfumería (cap. IV, parte 1ª)

algazara: alboroto producido por la alegría (cap. XX, parte 2ª)

algebrista: cirujano dedicado a la curación de las dislocaciones (el llamado hoy traumatólogo). Persona que estudia o enseña el álgebra (cap. XV, parte 2ª)

“algo qué”: algo de consideración, de importancia o en buena cantidad (cap. V, parte 2ª)

“algo va de Pedro a Pedro”: refrán que significa que existen diferencias, incluso entre los que parecen iguales (cap. XLVII, parte 1ª)

alguacil: funcionario judicial que nombraban los pueblos (cap. LXVII, parte 2ª)

alhajas: aquí tiene el sentido de “servicio de mesa” (cap. L, parte 2ª)

alhelí: planta vivaz cuyas flores son muy apreciadas por sus colores y su agradable olor. Se llama vivaz a la planta que vive más de dos años (cap. LXVII, parte 2ª)

alheña: arbusto de las oleáceas. Flor se este arbusto. Con las raíces de este arbusto, reducidas a polvo, se teñían los moros el pelo y las uñas. Para esto, y para hacer algunas medicinas se muele la alheña, y de aquí quedó la expresión “quedar como una alheña” para indicar “quedar molido” (prólogo, parte 2ª)

alhombra: alfombra (cap. L, parte 1ª)

alhucema: espliego, planta muy aromática de cuyas flores se extrae un aceite esencial Los aceites esenciales son mezclas de varias sustancias sintetizadas por plantas y que dan el aroma característico a algunas flores, árboles, semillas y a ciertos extractos de origen animal (cap. LXVII, parte 2ª)

aliaga: aulaga, planta leguminosa que se emplea como pienso, cuyas ramas están todas cubiertas de espinas (cap. LXI, parte 2ª)

alígero: dotado de alas. Figuradamente, rápido, veloz (cap. XL, parte 2ª)

alindar: lindar, limitar (cap. XXX, parte 1ª)

“aliquando bonus dormitat Homerus”: en latín: “algunas veces también el buen Homero se duerme” (cap. III, parte 2ª)

aljaba: caja para flechas que se llevaba pendiente del hombro (cap. XX, parte 2ª)

aljamiado: que habla la “aljamía”, nombre que daban los moros a la lengua castellana (cap. IX, parte 1ª)

aljófar: perla irregular y pequeña; conjunto de perlas de esta clase (cap. XLI, parte 1ª)

“allá darás, rayo”: la expresión popular completa es “allá darás, rayo, y no en mi sayo” indicando que uno quiere ahuyentar de si un mal, que el rayo dé en otra parte (cap. X, parte 2ª)

“allá os avenid”: allá os avengáis”. Ver “allá te avengas” en el cap. LVII de esta 2ª parte (cap. LXII, parte 2ª)

“allá te avengas”: locución familiar de despecho o enfado con que se significa que uno, después de haber avisado o aconsejado a otro lo que le pareció conveniente para que suspendiese lo que deseaba hacer, viendo que a pesar de todo lo pone en ejecución, levanta la mano y lo deja, sucédale bien o mal (cap. LVII, parte 2ª)

“allá van leyes…” : proverbio que dice “allá van leyes do quieren reyes”, y que viene a significar que el que tiene el mando hace la ley a su deseo (cap. XLV, parte 1ª)

allende: además (cap. I, parte 1ª)

“allí me las den todas