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He escrito este poemario de un tirón, su contenido me ha aparecido en sueño. Todo lo que puedo decir sobre este libro es que es mío, he escrito sobre lo que conozco, mis heridas y las heridas de las mujeres. He escrito sobre los abortos, sobre el desamor, sobre el conflicto con la maternidad y la familia, sobre la culpa y el olvido. Amo las palabras y no puedo soportar que se olviden los instantes increíbles que todos vivimos y en los que conseguimos tocar la profundidad de la vida. También he escrito este poemario para hacer algo con la pena. Cuando escribo busco nombrar lo que no se nombra habitualmente, porque duele, y en este sentido para mí la escritura es un espacio similar a la terapia. Los seres humanos somos seres lastimados, y nuestras heridas se calman con el amor y el arte, que devuelven la esperanza donde no hay esperanza. La vida es un campo de flores y de espinas, y como me dijo Cristóbal Jodorowsky en una tarde de su último verano, la poesía es "la espina que echa miel".
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Seitenzahl: 37
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EL LIBRODE LASHERIDAS
EL LIBRODE LASHERIDAS
Poemas
Anna Rai Anand
TÍTULO: El libro de las heridas
AUTORA:Anna Rai Anand©, 2023
COMPOSICIÓN: HakaBooks - Sears Towers12
DISEÑO DE LA PORTADA: Hakabooks©
FOTOGRAFÍA E ILUSTRACIONES: Aportadas por la autora©,
1ª EDICIÓN: enero 2024
ISBN: 978-84-10173-14-9
HAKABOOKS
08204 Sabadell - Barcelona
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Una herida no es gran cosa, excepto si la conviertesen el centro de tu vida.
(Joan Garriga)
La cura para el dolor, está en el dolor
(Rumi)
A Gregporque sin su ayuda día tras día, sin su amor paciente, este libro no existiría.
Los amores
Te amo como se tiene que amar
con miedo
con ira
con locura
con desesperación
con la muerte
Primer amor
Terminaba el verano
en la tierra agostada
al lado del río.
Él con brazos que trabajaban el campo
y un nombre que en mi boca murmullaba
como un remolino de agua,
mientras lo trazaba en el diario,
hojas y hojas con su nombre pintado
en rotulador,
que besaba.
En el coche mis manos se agarraron
a sus muslos,
su tacto alisado,
su vello fino como pelusa de lana.
Hasta que su sexo rompió mi membrana
de virgen
y él entró en mí,
él gritó en mí,
y por primera vez
fui parte de algo.
Me llevó hasta casa
y bailé debajo del porche,
la cazadora ensangrentada
entre los brazos,
como una presa vencida.
Se apagaban las estrellas,
en el blanco humo del amanecer.
Florecía, a pesar del aire helado.
Yo no sabía que mi padre vigilaba
tras la ventana,
ni que su mano se lanzaría sobre mí
al abrir la puerta,
no sabía que no volvería a hablar
con ese hombre,
verano tras verano.
Yo cumplía dieciséis años.
Creía que ese hombre,
ese placer enclavado en mis piernas,
serían para siempre.
No conocía los nombres
de los que vendrían después,
los cuerpos que entrarían
en mi cuerpo,
en noches ebrias como ésta,
penetrando en mi soledad
antes del olvido.
No conocía aún la esencia del amor,
su vida breve como un cuarto de luna,
su cicatriz y sus repetidas ausencias,
como el dorado verano,
que inagotable nace y muere,
nace y muere.
(San Franciso, 1998)
(Espero que tus exámenes vayan bien. Pronto te escribiré una carta de verdad- tan solo quería que supieras que no te he olvidado. Mucho cariño para tí y tu familia)
El hambre
Me aterra
este deseo que siento en mí,
una especie de hambre
sin esperanza.
Todo el día lo siento,
picarme el corazón,
como una paloma obstinada
con las migas del suelo.
Me aterra el animal en celo
que llevo dentro.
En la noche cerrada
te dejo penetrar
en mi corazón acorralado
por la herida.
Mientras,
las polillas acercan a la luz
sus alas de papel,
y sin darse cuenta se mueren,
se mueren.
Tú y yo, una tarde
Has conducido hasta el hotel
con juguetes en el asiento trasero.
Hojas marrones a la ventana,
fluctuando.
El invierno es el sesgo de luz
cortando la tarde,
y este silencio antes de la nevada.
El vino está servido,
en copas redondas encima del escritorio.
Apago la música
-Rain in your black eyes-
para coger tu amor en mis manos
para enrollarlo en mi boca
para hacerlo crecer
como una torre de pieles y sangre
y olvidar el tiempo
que tenemos pactado.
Hay cosas que son insoportables.
Por ejemplo,
que dentro de poco volverás al coche,
con los juguetes detrás,
y conducirás en el vapor blanquecino
hasta las hondas aguas del río,
hasta la casa de piedra
donde ella espera,
quieta como una vela apagada.
Por ejemplo,
este aguanieve
licuándose en la acera,
esta grieta en la tierra invernal.
Palomas negras en fila,
alejándose.
En tu ausencia
descubro
mi soledad
En un hotel en París
La habitación del hotel daba a un patio interior,
con árboles color ciruela,
y era a finales de octubre en París
y era el atardecer,
cuando abriste la puerta.