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En este vasto libro Javier Soverna reúne todos sus poemas escritos a la fecha, siendo inequívocamente su obra más importante ("su obra"). En efecto, considera a sus publicaciones anteriores como aprestos, substanciales bocetos, ensayos necesarios a fin de alcanzar El Libro de los Siglos y los Instantes que, a su vez y por otra parte, permanece como una "obra abierta"; se cerrará cuando él y el destino lo deseen. En su título se deslindan las dos corrientes que prevalecen: la histórica, externa, que, nunca de manera cronológica, comprende, con un universalismo digno de Carl Grimberg, desde ciertas circunstancias del Antiguo Egipto y Asiria, hasta las propias de la Argentina moderna y contemporánea (Héctor Panizza, Borges, Pablo Gianera, etcétera). Y la personal, interna, individual o íntima, cargada de experiencias vitales y sensaciones propias. Los Siglos serán la "historia" y los Instantes, los "momentos personales". Comprendiendo la diversidad e inmensidad de este libro (tarea no sencilla pero que vale la pena emprender, por enriquecedora), se alcanza una visión muy amplia del pensamiento y la estética del autor; en fin, de su singular poética. El Libro de los Siglos y los Instantes se nos revela como un texto imprescindible de nuestro tiempo.
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Seitenzahl: 98
Veröffentlichungsjahr: 2021
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JAVIER SOVERNA
Soverna, Javier
El libro de los siglos y los instantes : poemas 2013-2021 / Javier Soverna. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2021.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-1867-5
1. Poesía Argentina. I. Título.
CDD A861
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723Impreso en Argentina – Printed in Argentina
A mis padres
Un salón inmenso. Dieciséis mesasY espacio entre ellas para evitar el choque de nucasCuando me tocó ser espectadorLevanté una pelota abollada del sueloY saqué el encendedor del bolsilloUna llama alargada salió de élY la pelota volvió a ser esféricaEl aire en su interiorA temperaturas elevadasSe expande, sube, empujaEsa es la explicación del fenómeno
El rastreador se mueve con soltura por las llanurasEl ámbito del mensajero-maratonista es la montañaLos caminos inaccesibles, escarpados(Un jinete con un caballoResolverá con mayor velocidad y eficaciaLa entrega de un mensaje urgente a través de la llanura)¿Un rastreador podrá seguir las huellasDe un mensajero-maratonista en su recorridoY develarlo?¿Los mensajeros-maratonistas temerán a estos rastreadores?
Cumplí nueve añosMis padres querían mudarseY estaban buscando otra casa en HaedoEncontraron una que les gustóEn la calle Las FloresPegada al pasillo principalDel primer grupo de monoblocksQue conforman el Barrio Envión(O "Barrio Envión nº 1")En éste, delimitado por las callesDirectorio, Primera Junta y Las Flores(Y el pasillo principal al surQue si por él se avanzabaComunicaba con Puan, calle sin salida)Se podían reconocer cuatro sectoresA partir de la corporeidadDe los bloques de los edificiosLos fui conociendo como un "explorador"Con el paso del tiempoSorprendiéndome con la novedad
Todavía no se había comprado la casaQue yo ya me había lanzado a recorrer el primeroReconocí inmediatamente su carácter oscuro y laberínticoLleno de plantas, flores, arbustos y árbolesComprendido por caminos entrecruzadosDe "baldosas" de cementoReconocí también la falta de pastoQue dejaba ver la tierraPero entonces no pensaba en ese escenarioComo el lugar a frecuentarNo pensaba volver a recorrerlo
Pero volvíUna vez hecha la mudanzaNo sintiéndome extranjeroAvancé por el largo pasillo principal(Siempre siguiendo el camino de "baldosas" de cemento)Y llegué al segundo sectorMás grande y luminoso, espaciosoCon pasto abundanteEn donde había un tanque de aguaY la "garita" de los jardinerosAllí predominaban los colores amarillos y los verdes tenuesNo quise seguir avanzando, para prolongar en el tiempoLa intriga, el descubrimiento, la sorpresa y la diversión
Al tercero llegué al día siguienteUn árbol gigante(El más grande de todo el Barrio)Cargaba el aire con sombras azuladas y verdosasLos gabinetes oxidados se veían bajo esos tonosEntendí que era el sector que más me gustabaAvivaba mis sensaciones de melancolía
Esa misma tarde supe que faltaba pocoPara desentrañar ese laberintoY decidí acortar la diversiónEn el cuarto sectorNo existía el desorden y la cantidad de vegetaciónNi la oscuridadY las cosas se ubicaban prolija y armoniosamenteSu color era el verdeLlegué entonces a un banco de maderaMe sentéCon las fachadas de los edificios a espaldasY observé la calle Primera Junta, y su tránsito
La vuelta también iba a ser fantásticaSería la segunda vez que pasaríaDe principio a fin o de fin a principioPor lo que todo seguía pareciéndome novedosoEl árbol, el tanque de aguaEl palier de uno de los edificiosUn grupo de chicos más altos que yo(Tendrían unos once o doce años)Tenían naranjas en sus manosY no eran del barrio¿Cómo lo supe?Cuando comenzaron a corrermeY yo a esquivar naranjazosY a doblar en cada esquina a toda velocidadEscuché que uno de ellos dijo:¡Cuidado con este pendejoA ver adónde nos va a llevar!Y así en el laberinto los perdí de vistaY así volví a mi casa, cansado y radiantePorque ya era un especialistaY el éxito cansa, como la imperiosa carreraEn los pasillos, aunque favorece a la alegría
Nuestro trabajo: juntar viruta de fundiciónescallas pequeñasobtenidas de la fundición de cilindroscamisas de automóviles(alterados por un torno)Se las pasaba por "zaranda"un colador grande de alambre finopara sacarles el polvoy guardaba en tachos
En las acerías las vendíamos a buen precioUsaban la viruta para "sellar" las lingoteras al suelomoldes en los que se fabricaba el acerounidos por canales en una fosa(los hombres trabajaban adentro de ella)Este salía fundido de los hornosy era trasladado en "cucharones" por grúashasta la boca del tubo que conducía a los canalesA las lingoteras subía el acero por vaso comunicanteEn contacto con la viruta se enfriaba, endurecíay no derramaba
Alla greca:
Nace en Nimrod (Asiria). Sus padres son príncipesy poseen un palacio lujoso en la ciudad.
A la edad de dos años aprende a tensar las correasde su honda: los pájaros no huyen porque caen muertos.Aprende a manejar el arco y la flechay a conducir el carro de combate.
En busca de aventuras que le presten fama y renombre,ansiando igualar las hazañas de los héroes del pasado(y entre todos admira a Puzurashur),a los catorce años de edadabandona el palacio paterno.Lleva consigo su escudo y su lanza.
En la llanura, en donde los leones devoran el ganado,cobra su primera víctima: una leona, a la que vencearrojándole una garrafal piedra.Mata con su lanza al león de Nimrod, que asolala región noche tras noche.
Cruza el río Tigris en un odre.
Conocidas sus hazañas a lo largo y ancho de Asiria,se une al ejército: destaca en el cerco de Babilonia;destrozada la torre de asedio, derriba los ladrillosde adobe de parte de la muralla defensoracon sus inauditos puños.
Adorado como a un dios,introduce hilo de oro en su barba postiza,tiñe sus cejas de color violeta,pinta sus labios de azul y maquilla el rostrocon polvos y cremas rojas y anaranjadas.Es recibido con honores en el palacio de Nínive.Come y bebe abundantemente.
Regresa a su patria (Nimrod) para impedirla destrucción del Obelisco Negro por parte dequince forajidos provenientes del reino de Urartu.
Viaja a Urartu y enfrenta y vence al Dios de las Tormentas.
Frente a la sublevación de mil esclavostraslada él solo el Toro Alado de Nínive,desde la misma Ciudad Capital hasta Nimrod.
Junto a un reducido número de hombresfrena el avance de las hordas escitas que,integradas por guerreros hermafroditas,saquearon Asur y otras ciudades del suren su regreso de Siria.
Perece en Asur, en guerra contra los medos.
El poeta autóctono de HaedoSabe que no le alcanzará la vidaPara cantar el barrio(Plazas, trenes, andenes, perros, calles, árboles, soderías)Contrata a un ghostwriterCuarenta años menorQue estudia minuciosamente su estilo y léxicoA su muerte, el joven revela la verdadY el viejo poeta pasa con justicia al olvidoEl "escritor fantasma" sufre un extraño accidenteEn el andén de la estación
El primero de los cuatro pilares del arte de la aristocraciaPilares con nombreCíclicosEl aedo gustaba de las efusiones de sangreQue dirimían una autoridadPero sabía qué hacer con ellasPara qué memorizarlas y escribirlasEstas no eran gratuitas ni excesivasSe justificabanMucho más que las de Shakespeare o de CervantesMeros efectistas a su ladoQue avivaban el morbo y la risa de la muchedumbreSu vitalidad era seria, guerrera, milenariaEmanaba de un mandato heredadoDe una tradición adquirida
La mujer escribeA raíz de ciertos enfrentamientos civiles y políticosLa poetisa hubo de exiliarse en SiracusaPero el exilio fue breve y, volviendo a LesbosLa escritura y el canto no se desvirtuaronLa guerra y la muerte no son las únicas experienciasLa sensibilidad femenina se escribe y cantaNo es solamente el amor(El amor hacia sus jóvenes discípulas; el no correspondido)La agresión y el enojo también(Heródoto nos cuenta cómo repudió a su hermano CaraxoPor haber liberado a una cortesana con su dineroElla misma hace públicas sus amonestaciones- Aparentemente- al poeta Alceo)El interior invisible es tan verdadero como el aireQuemado por el cruce de las armas y la sangre en la superficie
La lucha generacional violentaAño Cero de la tragediaLa novedad, que es o no es frívolaPero necesaria e inevitableMotor del arte y la historiaLos jóvenes ríen y ensanchan sus caras blancas de estúpidos(Tespis no era joven, era más joven que su censorEra viejo y era joven)Los viejos salivan mientras insultan y se desfiguranSienten lástima de sí mismosEl suelo hoy en día sigue temblandoDespués del bastonazo de Solón(Que era el más viejoPero todavía conservaba alguna fuerza)
Teognis es el segundo pilarDerrotadoNostálgicoLos tiempos se perdieronY su arma es la escrituraArma que no le sirve(Porque otras ya no empuña)El odio le sirve para escribirY ofender a sus verdugosSu derrota no frustra el triunfo personal(La venganza)Sí el de la sangre, de clase
Pintaría los pies de una de sus figuras humanasSobre la cabeza de otraEn las ánforasEn donde antes vencían Exekias y EutímidesNegros y rojosNo luciría la nueva representación espacialEl griego de Tasos prefirió las paredesLos grandes murales
Afirma el nuevo cicloLleno de alegría, insolencia y porvenirLa aventuraLas mujeresLas ajenasExitoso con ellasSe trata del amor imposibleQue no es imposibleValiente con los hombresHábil con los caballosLa vitalidad es del trovadorDe su escritura y su músicaNo de los héroes
La supremacía es de la pinturaSobre las demás artesPintura: arte y cienciaEstudio, observación atenta de la naturaleza(Sin embargo no olvidará lo irracionalDe los símbolos y los secretosDe la imaginería cristiana)Cada árbol es únicoÉl observa el aire, que existeY ocupa espacioY genera la sensación de perspectivaA través del colorLos fondos, las lejanías, serán azuladas, tenuesEl sfumato, recurso absolutamente pictórico(Leonardo da Vinci, excelente dibujante, caricaturista)Corrige la rigidez desde Giotto hasta Giovanni Bellini(Botticelli lo hace con la línea)Consigue figuras más humanas, imprecisas, borrosasY prepara el camino para los temblores de los manieristas(Hábiles reproductores de las obras de los Maestros,No de la naturaleza)De Tintoretto y El GrecoY por qué no, para el tenebrismo de Caravaggio
Mi arte era totalHasta su rebeliónSin vacilaciones, como mis actos¿Ellos podían ser como yo?¿Por qué me odiaban?¿Por qué vivían y eran?¿Por qué tenían ego y conciencia de sí mismos?¿Ellos podían ser como yo?El mío se explicaba porque estaba soloY acompañado por el Rey Sol y el Estado francés(Mi mundo era total)En los días de la vejez y el olvidoRecuerdo mis tiempos de mandatario
Ya no reinaba Le BrunY Luís XIV vivía sus últimos años y moríaSu tiempo era decadente(Aunque no infernal, como el futuro)Por eso su arte es óptimoNegador de esas realidadesRoza lo sublime(Watteau no era aristócrataComo Homero, Teognis, o Peitieu