El viaje que no fue - Augusto Benitez - E-Book

El viaje que no fue E-Book

Augusto Benitez

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Beschreibung

En El viaje que no fue, Augusto, un joven argentino con deseos de descubrir el sueño americano, se ve enfrentado a una realidad inesperada: su visa es rechazada, dejándolo atado a su país natal por deberes académicos no cumplidos. Pero, impulsado por el miedo a lo que dirán su familia y sus amigos, Augusto decide que su destino está en sus propias manos y emprende el viaje sin contarle a nadie. Al llegar a Estados Unidos, la esperanza se desvanece cuando es deportado de inmediato. Sin rendirse, opta por una mentira silenciosa. Finge que todo está en orden y continúa su travesía, solo para refugiarse en un hostel en Mar del Plata, una ciudad costera de Buenos Aires. Su vida se convierte en una obra maestra del engaño, mientras vive una falsa realidad, llevándolo a replantearse no solo su viaje físico, sino su viaje interior. A medida que Augusto se sumerge en esta simulación, se enfrenta a situaciones que desafían sus creencias y valores. El hostel se convierte en el escenario de un viaje introspectivo, donde cada encuentro lo lleva a cuestionar quién es realmente y qué significa para él el concepto de "hogar". ¿Es posible encontrar respuestas en medio de una farsa? Esta novela autobiográfica es una cautivadora historia de autodescubrimiento, llena de giros inesperados y decisiones arriesgadas. A través de sus páginas, los lectores se sumergirán en un viaje único que los invita a cuestionar sus propias percepciones sobre la vida, el hogar y el significado último de la aventura. ¿Cuánto de nosotros mismos estamos dispuestos a descubrir en el camino?

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El viaje que no fue
Augusto Benitez
Contenido
Página del título
Derechos de autor
Prólogo
I. El principio
II. Desencontrado
III. Denegado
IV. ¿Qué estoy haciendo?
V. ¿Aire nuevo o nueva oportunidad?
VI. La llegada
VII. ¿Pertenecer o ser?
VIII. Días
IX. Cumpleaños
X. Ideas fijas
XI. Gestos de amor
XII. ¿Balcarce? Dale, sí, ya fue.
XIII. Primer contacto
IV. ¿El final?
XV. Despertando de un sueño
XVI. Tengo miedo
Epílogo
Acerca del autor
Derechos de autor © 2023 Augusto Benitez
© de los textos: Augusto Benitez, 2023© de esta edición: Editorial Tequisté, 2023Corrección: M. Fernanda KarageorgiuDiseño gráfico y editorial: Alejandro Arrojo1ª edición: octubre de 2023ISBN: 9789878958446Editorial Tequisté:[email protected]: @tequisteyoutube: @tequistefacebook: @tequisteeditorial  AR  +54 9 11 6154 5552  ES  +34 657 20 65 99Se ha hecho el depósito que marca la ley 11.723No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su tratamiento informático, ni su distribución o transmisión de forma alguna, ya sea electrónica, mecánica, auditiva, digital, por fotocopia u otros medios, sin el permiso previo por escrito de su autor o el titular de los derechos.LIBRO DE EDICIÓN ARGENTINA---Benitez, Augusto   El viaje que no fue / Augusto Benitez. - 1a ed. - Pilar : Tequisté. TXT, 2023.   Libro digital, EPUB   Archivo Digital: descarga y online   ISBN 978-987-8958-44-6   1. Novelas. 2. Novelas Biográficas. I. Título.   CDD A863
Prólogo
Hola, soy Augusto, tengo 23 años y te vengo a contar algo que me ocurrió hace dos años y unos meses. Esta es una historia privada en la que te vas a dar cuenta de que lo que va pasando parece irreal o imposible, pero no lo es. También te surgirá pensar de qué maneras putearme, y estaré de acuerdo. Porque esta historia es el antes y el después de mi vida, cuando estuve en el fondo como nunca, pero logré levantarme y llegar hasta aquí hoy, contándote todo lo que viví. Espero que la puedas disfrutar y así, también, la respetes.
Gracias por tomarte el tiempo para leerme. A mí, un simple joven que a los 19 años cometió uno de sus mayores errores y entendió que en la vida no todo se consigue así nomás, pero ya hablaremos de esto con mayor profundidad… Ahora preparate, ponete cómodo y, simplemente, dejate llevar por la lectura. Porque vos sos, ahora, yo.
I. El principio
Año 2018, San Isidro. Hoy me junto con unos amigos en el bajo por la vuelta de una amiga que se fue a hacer work and travel a EE. UU. Llevo seis meses sin verla y la extraño mucho, ya quiero escuchar todas sus aventuras y anécdotas porque no solo fue a Estados Unidos, sino que pasó los últimos tres meses viajando por Europa, ¡qué envidia le tengo!, envidia sana. Pasa el día y ya es hora, toca ir a recibirla, ¡qué emoción!, ¡cuántos nervios! Llego y ahí está ella con su sonrisa tan típica, la saludo con un fuerte abrazo y le digo lo mucho que la extrañé. Así entramos al barcito y nos acomodamos, no podía creer el estar nuevamente juntos, era algo que veía tan lejano. Nos contó todo su viaje de arriba abajo y, mientras la escuchaba, me imaginaba a mí en todos los lugares que ella mencionaba. Fue ahí cuando me vino esa idea, esa maldita idea. ¿Por qué no lo hacés?, me dije a mí mismo. Gracias a Dios, y a mis padres, existía la posibilidad de realizar ese viaje.
Una vez con la idea en la cabeza, decidí decirles a mis padres acerca del viaje de mi amiga, contándoles todo lo que hizo y cómo lo vivió:
—Me gustaría poder hacerlo algún día, pero sé que es complicado —acoté sin ningún tipo intención.
—Sí, podemos pagarlo —dijeron.
La actitud de mis padres me dejó atónito, no esperaba esa respuesta, lo que me generó mucha felicidad y no pude más que acceder desde ese primer “sí”.
Con el pasar de los meses, todo fue puro papelerío y burocracia, trámites y trámites. Había varios requisitos para poder realizar el viaje de work and travel, pero había uno que era el más importante y, así, el más simple: tener tres finales aprobados en la facultad. Esta exigencia sería solicitada por la Embajada de los Estados Unidos para corroborar que éramos estudiantes y teníamos un propósito para volver a nuestro país y no quedarnos allá.
Si bien la petición parecía tan simple, en aquel momento, estudiaba Derecho en la UCA, estaba en primer año. Era la segunda carrera que intentaba. La primera había sido Relaciones Internacionales y, a pesar de que me iba muy bien, no logró convencerme como futuro, no me veía trabajando de eso toda la vida. También fue todo un tema planteármelo: ¿cómo se suponía que un chico o chica de 17 o 18 años supiese a qué se iba a dedicar por el resto de su vida? Es algo muy difícil para cualquiera.
La presión de nuestro ámbito, tanto de la familia como de los amigos o conocidos, nos impone arrancar cualquier carrera por el simple hecho de no ser “los raros” si a esa edad no estamos estudiando, por no ser mal vistos y catalogados como “vagos” o tener que escuchar que te digan que “estamos perdidos en la vida”. Lo que no saben es que cada persona es su mundo y vive todo a su tiempo y que, por ahí, el que no estudia, trabaja y encuentra en ese tiempo qué es lo que quiere para el resto de su vida; qué es lo que quiere estudiar, qué es lo que le importa, qué le apasiona realmente y así irá tras su trabajo ideal.
II. Desencontrado
Llegó el día de ir a la Embajada a tratar de obtener la visa de trabajo. Estaba súper nervioso por lo que podría pasar. Ese día me acompañó un amigo. Llevaba una carpeta llena con los papeles solicitados, pero me faltaba el más importante: el analítico de la facultad que demostrase mi situación académica, y el que, al no haber rendido ni un solo final, no había podido pedir. Así, con mi mente inocente, pensé que imprimiendo las notas de mis parciales desde la página web de la facu, junto con mi asistencia que by the way se encontraba por debajo del 75 % —o sea todo mal— iba a zafar y a obtener la tan ansiada visa.
Una vez en la Embajada de Estados unidos, ubicada por la rural, ingresé y fui avanzando hasta llegar al lugar de la entrevista, en la que te preguntan todo acerca de las razones del viaje, sobre la vida en tu país y sobre temas específicos de la cultura estadounidense. Logré responder todo perfectamente hasta así llegar a la última instancia, en la que la chica que me entrevistaba me solicitó mis papeles de la facultad. Creo que fue en ese momento cuando mi corazón latió a mil por hora de los nervios que tenía. Pero por fuera trataba de parecer lo más normal posible, cosa que no sé si logré aparentar. Así le entregué los papeles que tenía, los miró por un instante y su cara, automáticamente, fue de extrañamiento. Me preguntó acerca de ellos, y yo traté de explicarle que eran mis parciales de la facultad y el porqué de la baja asistencia. Ella fue a consultar con otra persona de su trabajo y al volver me explicó: “No podemos tomarte estos papeles, necesitamos el analítico avalado por tu facultad, así que por el momento te dejamos en stand by hasta que puedas obtenerlo”. Una vez finalizadas sus palabras, yo ya sabía que hasta ahí llegaba, no tenía opción de conseguir un analítico de la facultad porque no había nada para mostrar. Mi sueño se caía a pedazos lentamente.
Salí de la embajada en plena tristeza y decepción, y encaré el auto donde me esperaba mi amigo. Ahí fue cuando todo un ciclo empezó y mi vida cambió por completo. Al subirme, mi amigo, muy emocionado, me preguntó si había podido obtener la visa. Lo lógico hubiese sido decirle “no amigo, no me la dieron, una paja”, pero me sentía tan decepcionado de mí mismo que me salió decirle “sí, guacho, ya está, me la dieron”. Fue así como el camino de las mentiras comenzó.