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Después de que Lea se negase a enviarle un vídeo marturbándose, Colin cancela su primera cita... y no le da más señales de vida. La chica tiene la cabeza hecha un lío entre sus gustos y límites: él ha trastocado tanto su vida como sus deseos, ¿va a dejarle que la someta también? ¿Está lista para dejar que consolide su poder dando ella el primer paso? Algo es seguro: ella le desea, le desea muchísimo. Es el comienzo de un juego de sumisión que termina resultando muy excitante.
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Seitenzahl: 23
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Copyright © 2021 Alicia Luz and LUST, an imprint of SAGA, Copenhagen All rights reserved
Translated by Marta Cisa Muñoz ISBN: 9788726540680
E-book edition, 2021 Format: EPUB 2.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
Entre sombra y luz
Segunda parte
Sometida por propia voluntad
«Pero si me domesticas, nos necesitaremos el uno al otro. Tú serás, para mí, único en el mundo. Yo seré, para ti, único en el mundo.»
Antoine de Saint-Exupéry
Seguramente acababa de aceptar lo que pensaba que era inaceptable. Había consentido en pertenecerle, del mismo modo en el que se domestica a un perro o, mejor dicho, una perra. Él había empezado a manipularme para que accediese a acatar su voluntad.
Puede que en el futuro me pida que le llame «amo», pero, por ahora, se llama Colin. Le dio un vuelco a mi vida y, especialmente, a lo que deseaba. Es uno de mis clientes más importantes y también encarna la mejor fantasía sexual que he tenido jamás. Tenía todo lo que pensaba que era ideal para un lío de una noche, el tipo de aventuras que suelo tener y que desaparecen al amanecer, pero él eligió jugar conmigo y puede que, en este juego maquiavélico, yo haya perdido una pizca de dignidad.
Hace un par de semanas, había quedado conmigo en un hotel en el sur de Túnez, pero, tras negarme a enviarle un vídeo de cómo me masturbaba, me dejó plantada. Me dejó allí sola, con mi depilación impecable, y con unas ganas de hacerlo con él más intensas de lo que había sentido jamás por otro hombre.
El que cancelase nuestra cita, bajo el pretexto de que no le había dado lo que me había pedido, me enfureció. Quiero que esta relación, que todavía ni ha empezado, termine de inmediato, antes de que, de tanto jugar con fuego, acabe quemándome. Pero una vocecita interior, a pesar de ser mucho más pequeña que la voz de la razón, me dice que ceda a la tentación... Y me muero de ganas de hacerle caso.
