Este es mi nombre - Adonis - E-Book

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Adonis

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Beschreibung

Poeta libanés de origen sirio, Adonis (seudónimo de Ali Ahmad Said Esber, 1930) es uno de los principales escritores actuales en lengua árabe. «Éste es mi nombre» es uno de los tres grandes poemas que conforman este libro al que da título. Lo acompañan «Prólogo a la historia de los Reyes de Taifas», a modo de obertura, y «Epitafio para Nueva York» como cierre. Todos ellos, aparte de excelentes piezas poéticas, son fiel reflejo del estilo torrencial y alejado del academicismo del poeta. Si «Éste es mi nombre», está marcado por el desastre de junio de 1967, cuando Israel invadió los territorios palestinos y parte de Egipto, Líbano y Siria, «Epitafio para Nueva York» (en el que se transparenta una detenida lectura de Poeta en Nueva York de García Lorca) establece una dinámica de opuestos al imperialismo estadounidense de los años 1970. Al Nueva York que lo simboliza se oponen los núcleos de resistencia de aquellos años: Palestina y Vietnam. El Estados Unidos de Whitman y Lincoln se opone al de Nixon. A las calles y distritos del poder económico (Wall Street, Quinta Avenida), se enfrentan los barrios marginales (Harlem, Greenwich Village), que el poeta convierte en depositarios y testigos del futuro. Traducción y prólogo de Federico Arbós

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Seitenzahl: 84

Veröffentlichungsjahr: 2023

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Adonis

Éste es mi nombre

(Versión definitiva)

Traducción del árabe, prólogo y notas de Federico Arbós

Índice

Nota a la segunda edición

Prólogo

Advertencia sobre las notas

ÉSTE ES MI NOMBRE

Prólogo a la historia de los Reyes de Taifas

Éste es mi nombre

Epitafio para Nueva York

I. Hasta ahora hemos dibujado la Tierra como una pera

II. Aquí, en la cara musgosa de la roca del mundo

III. ¡Desmoronaos, estatuas de la libertad!

IV. ¡Ah, Nueva York, mujer sentada en el arco del viento!

V. Harlem

VI. Entre Harlem y Lincoln Center

VII. Nueva York, te rodeo de palabras

VIII. La señora Brewing, una griega en Nueva York

IX. Walt Whitman

X. El año ochenta cumpliré mis dieciocho años

Créditos

Nota a la segunda edición

Han pasado ya catorce años desde la publicación en la colección Alianza Literaria de Éste es mi nombre, sexto poemario y jalón fundamental en la obra del poeta, ensayista y crítico sirio-libanés Adonis. Y ahora, la editorial ha decidido sacar a la calle una segunda edición en la popular y emblemática colección El libro de bolsillo, quizá con la intención de que los lectores recalcitrantes de poesía, minoritarios pero fieles, puedan encontrarse, o reencontrarse, con la traducción española de este libro publicado por primera vez en Beirut en el año de 1971.

En el Prólogo de 2006, del que he preferido no cambiar ni una coma para mantenerlo en el contexto en que fue redactado, decía –digo– que Éste es mi nombre representa una clara inflexión en la poesía de Adonis con respecto a su obra anterior de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. En sus páginas se abre paso una escritura histórica, abiertamente ideológica y crítica, marcada por referencias temporales al presente inmediato, es decir, en sus páginas se acomete una crítica poética de la historia. Y, aunque es muy posible que el poeta hubiera deseado no hacerlo, se ve ante la necesidad de seguir alzando en sus versos esta escritura crítica, porque los países árabes del Creciente Fértil –Palestina, Líbano y Siria, Irak– están inmersos en una crisis destructiva y sangrienta, permanente en unos casos e intermitente en otros, desde el final de la Segunda Guerra mundial hasta nuestros días, hasta hoy mismo.

El Libro del asedio (Beirut, 1985), por ejemplo, lleva un subtítulo cronológico delimitador, «Junio del 82-Junio del 85», que marca la intervención directa de Israel en la guerra civil libanesa, cuando su ejército invade Líbano y el avance culmina con el cerco de la zona occidental de Beirut: las Falanges Libanesas, fuerzas armadas de la ultraderecha, escoltadas y apoyadas por la máquina militar israelí al mando del general Ariel Sharón, ilustre criminal de guerra, entran en esa parte de la ciudad y llevan a cabo la más salvaje masacre de todo el conflicto en los campos de refugiados palestinos de los barrios de Sabra y Chatila, exterminando no sólo a buena parte de los milicianos de la OLP, sino también a centenares de civiles indefensos, ancianos, mujeres, niños. El Libro del asedio está lleno de nombres propios de hombres y mujeres que remiten a otras muchas personas anónimas, de lugares y rincones de Beirut, de breves escenas y diálogos que llevan la tremenda carga expresiva de los Desastres de Goya, de versos donde los recursos retóricos se utilizan con frecuencia para hacer más llevadera la «lectura» de la sangre derramada. Adonis nos lleva a contemplar, a sentir como un duro golpe, la metamorfosis que ha sufrido la ciudad en un paseo desolado donde los adoquines son ahora cabezas de criaturas desgajadas del cuerpo, donde el humo de los incendios y explosiones es la última respiración que llega a los pulmones («Plaza de la Burche: memoria que indaga su presente / de polvo y fuego»).

Durante el año académico de 1996-1997, la Universidad de Princeton (Nueva Jersey) invita a Adonis a impartir unos cursos sobre literatura y poética árabes, sobre las relaciones entre sufismo y surrealismo y otros temas que el poeta estudia y trabaja desde largo tiempo atrás. Aparte de los cursos, aprovecha su tiempo para escribir en las horas libres del día y de la noche y volver con un nuevo libro bajo el brazo: Catálogo de las obras del viento (Beirut, 1998). De los trece poemas que lo integran, hay dos que guardan una extraña complementariedad con «Epitafio para Nueva York» en la distancia del tiempo: «Garganta de piel roja» y «Paseo por Harlem». Tenemos, en efecto, muchas y variadas referencias o llamadas establecidas entre los tres textos: en «Garganta de piel roja» Adonis invoca a Nueva York y alude a su primera visita a la ciudad en 1971, de la que surge precisamente la escritura del tercer poema de Éste es mi nombre; en el sexto capítulo de «Epitafio para Nueva York» al poeta le parece entrever, mientras avanza entre Harlem y Lincoln Center, una figura espectral que acecha el cielo con un arco cruzado en el pecho («Y supe que volaba para atestiguar el renacimiento del Indio Americano en Palestina y sus pueblos hermanos»). En un poema dominado por la presencia y la reivindicación de la negritud, ésta es la única referencia al piel roja, al indio de Norteamérica, volcada especialmente a subrayar la defensa contra el exterminio, la lucha común por la libertad y la ciudadanía del pueblo palestino y del pueblo indígena del Nuevo Continente. Sin embargo, el indio es ahora el primer protagonista de «Garganta de piel roja» y alza su voz para anunciar que aún está vivo («No, no hemos muerto. / Entre nosotros, la muerte es otro nombre / del guerrero piel roja»). Esa reivindicación de los negros, de los afroamericanos, es uno de los principales rasgos de «Epitafio para Nueva York», aunque las alusiones permanezcan siempre en el plano de lo genérico («Hacia la pena, ¡ay, negro viejo, niño negro!») sin que aparezca nombre propio alguno, cuando habría tantos que mencionar entre las magníficas figuras que poblaron la Nueva York del siglo xx, y las muchas que aún pueblan la del siglo xxi. Pero ahora sí, en «Paseo por Harlem», vemos brillar los nombres de los grandes luchadores por los derechos civiles como Martin Luther King, al que se acerca a través de la placa conmemorativa situada junto a la calle Nassau, o como Paul Robeson («otro mapa / para la rosa de los vientos»), activista también y verdadero hombre orquesta –actor, cantante, futbolista, escritor, miembro de la Brigada Lincoln en defensa de la República española– a quien Pablo Neruda dedicó un emocionado poema en las Nuevas odas elementales (1956). En el despacioso y placentero deambular por las calles de Harlem, Adonis contempla el paso elástico de mujeres negras, se deja llevar por la música gospel y el soul food, se detiene a escuchar el recuerdo rítmico del jazz esencial en la trompeta de Louis Armstrong o el piano de Duke Ellington. Y una vez más, como en «Epitafio para Nueva York», el poeta reafirma su fe en que los negros son el porvenir, la fuerza vital que puede salir triunfante de la lucha contra el Leviatán insaciable de Nueva York («El tiempo y la negritud / han comenzado a unir sus pasos. / Harlem, / cuida ese ritmo, / cultívalo»).

En el año 2002, este poeta, que trabaja verdaderamente a destajo, publica en Beirut un voluminoso ensayo de más de cuatrocientas páginas: La música de la ballena azul: Identidad, escritura, violencia. En ellas lanza Adonis señales escritas y verbales en todas direcciones para configurar una carta de marear que nos ayude a comprender cómo hemos venido a dar en lo que llama «la modernidad enferma»: reflexiones sobre la conflictiva relación entre el mundo occidental y el mundo árabe, la violencia colonial pero también la violencia institucional de los regímenes árabes, las guerras de invasión y expolio y las guerras ideológicas y culturales, la pesada losa de la religión; discursos paralelos sobre su permanente preocupación por una nueva escritura liberadora, por la necesidad de una poesía transgresora volcada al presente y al futuro, una poesía árabe en una perspectiva universal. Ese año 2002 es también el año del cerco de Ramala. El ejército israelí ha puesto sitio a la capital de la menguada Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania, con el presidente Yáser Arafat dentro: no sólo él está cercado, sino varios millones de compatriotas suyos, también en la Franja de Gaza y en los barrios orientales de la Jerusalén árabe. Es la ratonera mortal que pusieron en marcha los Acuerdos de Oslo de 1993, ese gran fraude, esa ley del embudo que Washington llamó pomposamente «proceso de paz americano». Por si esto no bastara, los sucesivos gobiernos de Israel siguen multiplicando los asentamientos ilegales de colonos judíos en Cisjordania, alzan kilómetros y kilómetros de ese infamante muro que impide el libre movimiento de los habitantes palestinos. Son las mismas fechas de la segunda agresión bélica de Estados Unidos contra Irak, con la que se pretende destrozar la economía del país y destruir su tejido social. Y, más adelante, la intervención en la cruenta guerra civil siria, azuzados, subvencionados y armados los grupos antigubernamentales por Estados Unidos también, y por Arabia Saudí y sus mercenarios del autodenominado Estado Islámico. Irak y Siria son, de nuevo, Vietnam. A lo largo de las dos primeras décadas de este siglo, la marina de guerra y la aviación israelíes han desatado al menos tres bombardeos criminales y masivos sobre Gaza, con el deliberado propósito de sembrar el terror y la desolación y causar el mayor número de víctimas posible en la población civil, en sus hospitales y escuelas. Gaza es, de nuevo, Guernica.

Para esta segunda edición se han realizado ligeros ajustes y trasvases de los textos árabe y castellano, con el fin de reducir espacios en blanco innecesarios y conseguir, en la medida de lo posible, una más completa correspondencia de ambos textos en las páginas pares e impares enfrentadas; se han revisado en la traducción unos pocos versos o frases de formulación confusa o equívoca. El resultado de estas modificaciones tal vez se refleje en unas páginas más limpias, cuyas líneas el lector pueda recorrer sin mayores sobresaltos tipográficos.

Federico Arbós

Majadahonda, mayo de 2020