Fray Pedro de Gante. Espiritualidad y sabiduría en tiempos de misión - Francisco Morales - E-Book

Fray Pedro de Gante. Espiritualidad y sabiduría en tiempos de misión E-Book

Francisco Morales

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Beschreibung

Colaboración con la Coordinación de Humanidades, el Instituto de Investigaciones Históricas, el Instituto de Investigaciones Bibliográficas, el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias y el Centro de Enseñanza para Extranjeros. Fray Pedro de Gante nació, según su propia información en 1491, en Iguen de la provincia de Budarda en Flandes. Pariente cercano de Carlos V, trabajó en la corte imperial de Gante, centro de reconocidos humanistas como Erasmo de Rotterdam y Adriano de Utrech, posteriormente Sumo Pontífice, ambos maestros del Emperador. Dentro de ese ambiente tomó el hábito franciscano en el humilde estado de hermano laico del que no quiso salir a pesar de las dignidades que se le ofrecían. Llegó a México en 1523 y desde su llegada se entregó a la educación de las comunidades indígenas en Tezcoco y en México-Tenochtitlan. Su preparación humanista en la corte imperial y su profunda formación franciscana en las corrientes reformistas de la orden le dieron las aptitudes para convenirse en el maestro y civilizador más importante de México del siglo XVI.

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Contenido
1521, un atado de vidas
Orígenes
Fray Pedro: su mundo social y religioso
Fray Pedro: su actividad misionera
Fray Pedro: el gran educador
Escuela de San José de los Naturales: programas de estudio, organización, resultados
Consideración final
Bibliografía
Aviso legal

1521, un atado de vidas

En el marco del programa de conmemoraciones universitarias México 500, dentro de la colección Material de Lectura de la UNAM, convergen la colaboración de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, la Coordinación de Humanidades, el Instituto de Investigaciones Históricas, el Instituto de Investigaciones Bibliográficas, el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias y el Centro de Enseñanza para Extranjeros en la serie 1521, un atado de vidas, como parte de una de las colecciones editoriales emblemáticas de la Universidad. Nacida en 1977 para poner al alcance del público universitario selecciones breves de los textos canónicos de los escritores y las escritoras más relevantes de la literatura contemporánea y con más de 350 títulos, autoras y autores reunidos en los géneros del cuento, el ensayo y la poesía, Material de Lectura renueva su imagen para iniciar una nueva época con esta serie de perfiles históricos. Desde las preguntas que suscita nuestro convulso presente, cada ensayo de 1521, un atado de vidas ofrece una rendija para asomarnos a la intimidad de las personas, sus acciones, decisiones e ideas, por las que discurrieron tensiones y destinos de territorios y poblaciones enteras que colisionaron durante el siglo XVI.

Entre los antiguos nahuas, el ciclo de 52 años concluía, cada vez, en el año Ome acatl (2 caña) con la fiesta de toxiuhmolpilia (“se atan nuestros años”), en la que quedaban enlazados los componentes de aquella unidad solar temporal, para dar paso a un nuevo periodo. La llegada de los españoles al valle de Anáhuac ha sido interpretada por algunos como una nueva atadura de los tiempos. Fue, asimismo, gozne que entreveró trayectorias vitales diversas, hasta entonces desconocidas entre sí. Aquella insólita confluencia acarreó la alteración de los itinerarios particulares y la desestructuración de sus respectivos mundos para dar paso a otro nuevo, pretendidamente universal. Las noticias de estas vidas, fragmentadas por la guerra, la distorsión reiterada o el olvido invitan a regresar la mirada para encontrar en ellas una ruta para restituir el pasado en su complejidad, dignificar el presente y elegir el futuro. Por esta razón, quien ponga la mirada, el corazón y la mano en este atado, encontrará lo mismo la huella de trayectorias célebres de hombres y mujeres hechos de piedra y de letras, que retazos de vidas apenas conocidas, luces tenues de existencias olvidadas.

Inexorablemente unidas por una historia común, las escrituras que componen este atado son una constelación de la diversidad de tiempos que quedaron sujetos a partir del siglo XVI, dando paso a un nuevo orden solar, en el que confluían las tradiciones toltecas, nahuatlacas, árabes y cristianas. Y son también vidas, a la manera de Plutarco, que proyectaban hacia el futuro la trenza caótica que las unió. Pero si las del griego surgieron del pasado clásico, helenístico y romano, que daba cuenta de un único mundo mediterráneo, éstas otras, a despecho de los mitos nacionales, provienen del magma de la guerra, la amplitud de la técnica y la ciencia, la apropiación de la tierra y la generalización de la enfermedad, la ganancia y el crédito, para dar cuenta del desorden mundial que a partir de entonces vinculó continentes enteros y destinos individuales.

En su antigüedad entreverada, los referentes cíclicos mesoamericanos y la tradición clásica mediterránea confluyen en nuestra actual necesidad de comprender. Como en un espejo humeante, la contingencia de nuestro cotidiano y la incertidumbre procedente de fuerzas que nos exceden —como la actual pandemia— se refleja en los destellos de experiencias pasadas, entreveradas por una época que dio paso a nuevas formas de convivir. Lejos de las convencionales explicaciones históricas, la pátina oscura de aquel reflejo vital nos acerca a la escala de la alegría y el dolor, el anhelo y la frustración, la angustia y la resignación, la satisfacción y la ambición, la valentía y el miedo, la enfermedad, la salud, el silencio. La muerte como parte indisociable de la vida.

1521, un atado de vidas es también la confluencia impresa de un puñado de personas provenientes de muy diversos ámbitos de escritura. Como en otras series de esta entrañable colección editorial universitaria, Material de Lectura abre la puerta a la experimentación, a la reflexión y a la búsqueda de nuevos horizontes textuales. Al fin y al cabo, leer y escribir, como respirar y dormir, son actividades constitutivas de la vida y de la historia.

Cada ensayo de esta serie refleja un acercamiento personal a otra vida y otro contexto. El resultado excede los límites de la historia académica y renuncia a los formatos de la biografía para reconciliarnos con el texto como tejido de intenciones, de actos de enunciación, de cosas que decir. Desde las pulsiones vitales que animan a cada pluma, el pasado individual se presenta como la ocasión para escribir sobre lo práctico y lo urgente; para suscitar el debate, como pretendió Montaigne; para evocar el gozo y la desdicha, como lo versificó Nezahualcóyotl en tinta negra y roja, o plasmar una verdad mediante trazos, tonos y velos claroscuros, a la manera de Artemisia Gentileschi. En el fondo, la intención general de la serie pretende indagar si, bajo el sol de hoy, estamos condenados a contemplar aquellas vidas como gigantes de un mítico mundo separado del nuestro por 500 años, inventado por otros hace medio milenio; o si, por el contrario, podremos reconocernos en su humanidad y encontrar un nuevo equilibrio con el pasado.

Los editores

Orígenes

Fray Pedro de Gante es sin duda uno de los misioneros más notables del siglo XVI. Se discute mucho el lugar de su nacimiento. El nombre con el que se le conoce podría indicar que era natural de la ciudad de Gante en Bélgica. Se sabe ciertamente que vivió en el convento franciscano de Gante y que de ahí, en 1522, partió rumbo a la Nueva España junto con otros dos frailes, fray Juan de Tecto (Dekkers o van der Tacht) y fray Juan de Aora (van der Auwera). Un fragmento de su conocida carta de 1529 es un testimonio palmario de que Gante no era su ciudad natal ni su apellido. Escribe en esa carta: “Deseo que sepáis, hermanos muy queridos, que salí de Gante, ciudad de Flandes, con dos frailes mis compañeros, el uno de ellos fray Juan de Tecto, guardián de Gante, y el otro, fray Juan de Aora y yo, fray Juan de Mura, nacido en la ciudad de Iguen de la provincia de Budarda”. El apellido que se adjudica y el nombre de la ciudad de su nacimiento resultan bastante claros e interesantes: su apellido es Mura y su ciudad natal es Iguen. El problema de este texto es que se trata de la traducción al español de una carta que en latín imprimió fray Armando de Zierikzee en su obra Chronica compendiosissima ab exordio Mundi usque ad annum Domini millessinum quingentesimum trigesimum quartum