Gestiones discursivas - Oscar Iván Londoño Zapata - E-Book

Gestiones discursivas E-Book

Oscar Iván Londoño Zapata

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En este libro, Oscar Iván Londoño Zapata reflexiona sobre el análisis del discurso como campo académico, actividad profesional y práctica interpretativa crítica e interdisciplinaria. Cada capítulo indaga sobre un tema diferente: la normalización moral en los cuentos tradicionales, las restricciones sociales contra la prostitución en las tarjetas publicitarias de prostíbulos, la penalización del aborto en los artículos ilustrados del Nuevo Código Penal ilustrado de Colombia y la promoción de la donación en las Goticas Éxito. Estos estudios sobre la gestión discursiva de problemas diversos provenientes de los campos literario, publicitario, jurídico y del marketing contribuyen a considerar la importancia de analizar sistemáticamente las prácticas sociales desde miradas discursivas.

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GESTIONES DISCURSIVAS

En este libro, Oscar Iván Londoño Zapata reflexiona sobre el análisis del discurso como campo académico, actividad profesional y práctica interpretativa crítica e interdisciplinaria. Cada capítulo indaga sobre un tema diferente: la normalización moral en los cuentos tradicionales, las restricciones sociales contra la prostitución en las tarjetas publicitarias de prostíbulos, la penalización del aborto en los artículos ilustrados del Nuevo Código Penal ilustrado de Colombia y la promoción de la donación en las Goticas Éxito. Estos estudios sobre la gestión discursiva de problemas diversos provenientes de los campos literario, publicitario, jurídico y del marketing contribuyen a considerar la importancia de analizar sistemáticamente las prácticas sociales desde miradas discursivas.

 

 

Oscar Iván Londoño Zapata Magíster en Educación por la Universidad del Tolima y maestrando en Lingüística por la Universidad Tecnológica de Pereira. Licenciado en Lengua Castellana por la Universidad del Tolima. Profesor del Departamento de Estudios Interdisciplinarios del Instituto de Educación a Distancia (IDEAD) de la Universidad del Tolima. Investiga sobre el análisis del discurso en América Latina y el Caribe y los discursos sociales desde perspectivas interdisciplinares.

OSCAR IVÁN LONDOÑO ZAPATA

GESTIONES DISCURSIVAS

Acercamientos desde el análisis discursivo

Índice

CubiertaAcerca de este libroPortadaPresentación. Mirar hacia adelante, por Juan Eduardo BonninPrólogo. El análisis del discurso y el ensanchamiento de su campo de acción, por Luis Cortés RodríguezIntroducciónLa perspectiva interpretativaGestiones discursivasCierreReferencias bibliográficas1. Gestión discursiva de la normalización moral en cuentos tradicionalesPerspectiva teóricaMetodologíaResultadosValores y estereotiposConclusionesReferencias bibliográficas2. Gestión discursiva de restricciones sociales contra la prostitución en la publicidad de prostíbulosPerspectiva teóricaMetodologíaResultadosConclusionesReferencias bibliográficas3. Gestión discursiva de la penalización del aborto en el Nuevo Código Penal ilustrado de ColombiaPerspectiva teóricaMetodologíaResultadosConclusionesReferencias bibliográficas4. Gestión discursiva de la promoción de la donación en las Goticas ÉxitoPerspectiva teóricaMetodologíaResultadosConclusionesReferencias bibliográficasEpílogo. Acercamientos desde el análisis del discursoCréditos

PRESENTACIÓN Mirar hacia adelante

Juan Eduardo Bonnin*

Durante muchos años el análisis del discurso tuvo una posición subordinada en América Latina. La desigual división internacional del trabajo científico hizo que un movimiento intelectual de vocación iconoclasta y transformadora reprodujera mucho de lo que cuestionaba en su práctica analítica: el análisis crítico del discurso y la Escuela Francesa de análisis del discurso estaban dominados por hombres europeos blancos que disponían de presupuestos propios para viajes, publicaciones y congresos, Ruth Wodak y Ruth Amossy son algunas de las poquísimas excepciones. América Latina, con una marcada sensibilidad histórica hacia el estudio del lenguaje y la diversidad, pero con menos medios materiales, adoptó tempranamente esta perspectiva con ese gesto –aparentemente sumiso, pero transformador– que es propio de las tácticas del débil.

Así, más allá de los pocos obedientes que querían instalar en sus países filiales regionales de las metrópolis europeas, buena parte de las intelectuales locales (y algunos de los intelectuales) se dedicaron a conocer, estudiar y sistemáticamente “malinterpretar” (misread) los manuales y textos fundacionales de Michel Pêcheux, Norman Fairclough, Dominique Maingueneau, Teun A. van Dijk, Catherine Kerbrat-Orecchioni, Ruth Wodak, y tantos otros que, lejos de reclamar ortodoxias, celebraron estos procesos de apropiación y creación de teoría a partir de la singularidad de cada experiencia histórica.

Esta historia de poco más o menos treinta años, con hitos como la fundación de la Asociación Latinoamericana de Estudios del Discurso (ALED) y la creación de revistas como Signo y Seña o Discurso y Sociedad, ha comenzado a ser contada recientemente en algunas tesis, artículos especializados y capítulos iniciales de libros que apuntan a ser nuevos clásicos. Dos de ellos, Los Estudios del Discurso. Miradas latinoamericanas I (Universidad de Ibagué, 2012) y Acercamientos discursivos latinoamericanos y del Caribe. La subversión de los discursos (Eduvim, 2016), compilados y protagonizados por el autor de este volumen, reúnen algunas de las más importantes voces de esas corrientes fundacionales.

Este nuevo libro, en cambio, no es una continuación de los trabajos anteriores, sino una mirada hacia adelante: ya sabemos con qué personas y herramientas contamos, pensemos ahora qué podemos hacer con ellas.

Los problemas, las políticas, las gestiones

El campo de las políticas del lenguaje también se ha reformulado. El estudio de las políticas lingüísticas, iniciado en la década de 1970 y consolidado durante las de 1980 y 1990, convive hoy con el estudio de las acciones de gestión de lenguas. Algunos quieren leer aquí, en este pasaje de las políticas a la gestión, un gesto neoliberal que simplemente administra la escasez, en vez de combatirla. Otros vemos, en cambio, la emergencia de una nueva perspectiva que decide privilegiar la urgencia de la transformación micro por sobre la calculada, esperada y siempre postergada transformación rápida y violenta de las estructuras. Y pensamos que, en cualquier caso, es más factible cambiar algo desde la acción compartida con los hablantes, que transformar todo desde nuestras revistas y congresos académicos. En América Latina se ha propuesto, ya en los años 2000, una salida a esta oposición entre lo micro y lo macro, entre estructura y acontecimiento, a partir de los estudios glotopolíticos que analizan las intervenciones del lenguaje en el espacio público, en la tensión entre actores institucionales, contextos locales y grandes procesos sociohistóricos.

La gestión de lenguas se caracteriza por partir de la identificación de un problema: algo, del orden del lenguaje, que es percibido como un trastorno para la comunicación entre los actores involucrados. Frente a esta percepción, los actores trazan una acción, a veces planificada, a veces no; a veces conforme a reglas y procedimientos convencionales, a veces espontánea y más o menos inconsciente. Esa intervención tiene efectos, algunos deseados y otros no tanto, que forman parte de la acción de gestión de lenguas y de los que, en consecuencia, no pueden excusarse quienes la proponen y analizan.

El original y estimulante concepto de gestión discursiva puede leerse en esta misma línea de nuevos intereses. Por una parte, identifica un problema que las acciones discursivas de los actores involucrados apuntan a solucionar: la indefinición de los roles de género en un momento de cambio en la estructura social europea (capítulo 1), la restricción de designar la prostitución sin nombrarla (capítulo 2), la editorialización de un discurso que se define por su imparcialidad (capítulo 3), la combinación de un discurso científico distante con la cercanía afectiva del beneficiario de la donación (capítulo 4).

Lo que el análisis del discurso tradicional hubiera denominado simplemente “estrategias discursivas” y hubiera interpretado como emergentes de un orden de discurso, o reproductoras de hegemonía, aparece leído aquí como una acción orientada a una finalidad práctica cuyos mismos efectos son incluso observados y evaluados (por ejemplo, en el caso de los cuentos tradicionales).

No se trata –no, al menos, todavía– de un cambio de paradigma, sino de punto de vista; aunque el punto de vista lo cambia todo, según la fundacional observación de Ferdinand de Saussure: el discurso no es un emergente necesario de relaciones estructurales, no reproduce ciegamente las relaciones sociales que lo hacen posible. El discurso es una acción orientada a la resolución de problemas. No siempre consciente, no siempre efectiva; pocas veces controlada o incluso comprendida por quien la emprende, pero una acción con un potencial transformador del que no podemos desentendernos.

Este volumen es, entonces, una acción y un efecto de gestión discursiva, que parece enfrentar –sin decirlo– algunos de los grandes problemas de nuestra disciplina: ¿para qué analizar discursos?, ¿cómo producir una investigación socialmente relevante sin encorsetarla en los moldes académicos ni inmovilizarla en la mera opinión y el comentario de textos?

Quien quiera conocer la respuesta a estas preguntas, o incluso dar su propia respuesta, puede iniciar la lectura de este libro.

* Profesor del Centro de Estudios del Lenguaje en Sociedad (LICH/Conicet-Unsam).

PRÓLOGO El análisis del discurso y el ensanchamiento de su campo de acción

Luis Cortés Rodríguez*

Escribir un prólogo de un texto ajeno es siempre complicado, y más cuando este es –temáticamente– tan original. Si bien es cierto que la parte fundamental del trabajo está dedicada al análisis de cuatro discursos, muy distintos entre ellos, también lo es que antes de afrontarlos el autor nos explica con riqueza aspectos tales como sus puntos de vista sobre el análisis del discurso, la metodología empleada o lo que entiende por gestiones discursivas, entre otras consideraciones. Consecuentemente, la parte que precede a los cuatro estudios es importante para comprender el análisis llevado a cabo.

El análisis del discurso y el autor

Las primeras páginas de esta obra están dedicadas a reflexionar sobre lo que para el analista son los objetivos y principios del análisis del discurso, dominio en el que hay que ubicar el presente trabajo.

En uno de los capítulos que estamos elaborando en este momento para un futuro volumen, Manual de lingüística del hablar, libro coordinado por los profesores Ángela Schrott y Óscar Loureda, tratamos con amplitud el tema de por qué el análisis del discurso y la sociolingüística son los dos dominios que se ocupan de los más diversos asuntos relacionados con los manejos reales de la lengua. Ambos son como ríos que, poco a poco, se van agrandando con la concurrencia de distintos afluentes (corrientes). Así, en tanto que el dominio sociolingüístico se pergeña con tres grandes corrientes –la sociolingüística variacionista, la etnografía de la comunicación y la sociología del lenguaje–, el campo que hoy conocemos como análisis del discurso es el resultado de la confluencia de otra serie de corrientes, muy diversas, como la teoría de la enunciación, el análisis conversacional, la lingüística del texto o el análisis crítico del discurso, entre otras.

Desde un principio, el autor del volumen –profesor en la Universidad del Tolima, Colombia, y consumado estudioso del discurso– ubica sus indagaciones en el quehacer de este dominio. Es más, valiéndose de una definición de Elvira Narvaja de Arnoux,1 insiste, a lo largo de su trabajo, en los principios básicos que presiden su obra. Son los siguientes:

a) La perspectiva de su trabajo y el objetivo del análisis del discurso:

La perspectiva interpretativa […] constituye una propuesta latinoamericana de análisis del discurso que considera este campo como “una práctica interpretativa que atiende a todos los discursos y que según los problemas de los que parta recurre a unas u otras disciplinas lingüísticas y no lingüísticas”.

b) La causa principal de por qué se muestra partidario de tal perspectiva:

En el recorrido interpretativo, el analista del discurso debe reconocer determinadas marcas discursivas que operan como indicios a partir de los cuales formula hipótesis en relación con un problema que se ha planteado o que le ha propuesto otro profesional (Arnoux, 2006, 2019).

c) La forma de actuación que implica la técnica del analista del discurso y que él va a aplicar a los cuatro análisis discursivos que lleva a cabo en esta obra:

El planteamiento del problema propuesto conllevó indagar más ampliamente el campo al que este remite, se seleccionaron los materiales, se delimitaron las marcas discursivas que operaron como indicios pertinentes para abordar el problema, se constituyó el corpus, se reconoció la disciplina lingüística a la que se apeló para llevar a cabo el análisis, se formuló una hipótesis explicativa de una regularidad a partir de las marcas discursivas encontradas en la exploración inicial, se definieron las categorías de análisis y, finalmente, se verificó la hipótesis a partir de la interpretación de los datos.

No hemos de olvidar que el dominio que abarca el análisis del discurso ha recorrido un largo camino desde la década de 1960. Precursores como Émile Benveniste y la teoría de la enunciación, Michael A. K. Halliday y Ruqaiya Hasan y la teoría de la cohesión o John L. Austin y John R. Searle y los principios pragmáticos dieron la antorcha de sus intuiciones a quienes, con posterioridad, van a ir perfeccionándola con sólidos andamiajes que se incorporarán a los estudios discursivos: el principio de cooperación con Herbert P. Grice, la teoría de la argumentación con Jean-Claude Anscombre y Oswald Ducrot o la teoría de la relevancia con Dan Sperber y Deirdre S. Wilson, etc. Estas y otras varias teorías irán disponiendo las diferentes corrientes de las que hoy hablamos y que, cada día más, siguen propiciando los acercamientos a las más distintas manifestaciones donde haya un discurso, una propuesta dentro de un campo de acción (político, publicitario, jurídico, etc.) cualquiera que sea su género (debate, anuncio, chiste, etc.), su registro (formal, técnico-profesional, coloquial, etc.) o la relación de igualdad o no entre sus interlocutores. Y en este mundo discursivo, concretamente en este dominio que llamamos análisis del discurso, hemos de encuadrar esta obra que tiene el lector delante: Gestiones discursivas: acercamientos desde el análisis del discurso.

Londoño, en sus aplicaciones discursivas, a algunas de las cuales más tarde nos referiremos, se muestra como ese modelo que ha de ser un buen analista del discurso, según Arnoux: un profesional formado en la disciplina lingüística y capaz de articular saberes provenientes de ámbitos distintos. Se acerca a campos extraños a lo lingüístico –por ejemplo, el jurídico– para analizar la penalización del aborto o al de la mercadotecnia cuando pretende hacerlo con los incentivos para la donación de las Goticas. En ambos casos, como en los otros dos no citados, el lingüista que hay en el autor del libro supo encontrar, tras esa aproximación a lo desconocido hasta entonces, unas marcas discursivas que operaron como indicios y de las que se valió para articular su propuesta discursiva.

Decía Beatriz R. Lavandera algo en lo que ha venido a coincidir el autor; ambos se han referido a lo complicado que resulta el estudio del discurso para el lingüista, o sea, lo difícil que se ha puesto la profesión de lingüista si este pretende enfrentarse a lo discursivo. Anteriormente, existían el gramático, el fonetista, el semantista, etc.; en cambio, el estudioso del discurso ha de saber de todas estas disciplinas, pues en tal discurso hay aspectos fonéticos, sintácticos, prosódicos (si es discurso oral), semánticos, etc., que, obviamente, habrán de atenderse; además, estará todo lo referido a las cuestiones pragmáticas, antes inexistentes. Por eso, concluye Londoño que “todas las disciplinas lingüísticas –interesadas o no por los usos del lenguaje– están implicadas en el análisis del discurso”.

Como confirmación de lo dicho anteriormente, el profesor de la Universidad del Tolima se refiere a dos tipos de dimensiones interdisciplinarias en el análisis del discurso: la primera aborda el vínculo cooperativo entre disciplinas lingüísticas (fonología, morfología, sintaxis, semántica, pragmática, etc.); la segunda viene dada por el empleo de sus procedimientos como caja de herramientas para resolver los problemas de disciplinas como antropología, arqueología, derecho, filosofía, historia, pedagogía, periodismo, psicología, sociología, entre otras. Creo que, tal vez, sería posible que la primera dimensión pudiera ser denominada intradisciplinaria, pues son los diferentes niveles de la disciplina lingüística los que se relacionan y vinculan; en tanto que podríamos dejar el adjetivo interdisciplinaria para la segunda dimensión: la que se establece entre la disciplina lingüística y otras disciplinas: antropología, historia, etc. Sea como fuere, de lo que no cabe duda es de que, como se afirma en la obra, profesionales de otros campos –el derecho, la medicina, el marketing, la publicidad, etc.–, “pueden verse beneficiados gracias a las herramientas que provee el análisis del discurso para el estudio de los diversos fenómenos comunicativos que los convocan”.

Cómo afrontar el análisis: gestión discursiva, perspectiva y metodología

Londoño habla de lo que él comprende por gestiones discursivas, que –si mal no entendemos– son los mecanismos empleados por quienes elaboran los discursos con objeto de que estos digan aquello que quieren que interprete el lector/oyente, aunque deja claro que los sujetos no poseen total control de su decir, esto es, solo tienen dominio parcial sobre su palabra. Precisamente, la parte empírica de su trabajo, sin duda la más original de la obra, consistirá en el acercamiento a cómo se aplican estas gestiones en cuatro manifestaciones de campos de acción bien distintos: 1) a la normalización moral en los cuentos tradicionales; 2) a las restricciones sociales contra la prostitución en las tarjetas publicitarias de prostíbulos; 3) a la penalización del aborto en el Nuevo Código Penal ilustrado de Colombia, y 4) a la promoción de la donación en las Goticas Éxito.

El autor, desde el inicio, presenta algunos modelos teóricos basados en principios auspiciados por seguidores de la Escuela Francesa de análisis del discurso, como Dominique Maingueneau, Elvira Narvaja de Arnoux, entre otros. Con el primero, por ejemplo, coincide en que “el Análisis del Discurso es, en efecto, por naturaleza, portador de una dimensión crítica”, idea con la que estamos de acuerdo porque, como se afirma en el libro, basándose en Arnoux: “Analizar un discurso […] implica articularlo con lo social, entendido como situación de comunicación, situación de enunciación, condiciones de producción, esferas de la vida social o contexto, según la perspectiva que se adopte”. En efecto, cuando analizamos, por ejemplo, un discurso político, las “huellas” que dentro del discurso estudiado nos permiten guiar el análisis siempre vienen condicionadas por el estatus de quien emite el discurso: conservador o liberal, de derechas o de izquierdas, en el poder o en la oposición, perteneciente al endogrupo o al exogrupo, etc. Solo en este sentido se puede emplear el término “crítico”, y es en el que creo que lo emite el autor.

Pero hay un pequeño y tal vez insustancial apunte que hacer: no siempre que hacemos un análisis del discurso este ha de tener relación con ese aspecto crítico; es lo que sucede, por ejemplo, en la segmentación de un fragmento de un discurso oral con objeto de crear determinadas unidades que sean propias de esa modalidad, en el establecimiento de la tipología de las series enumerativas o, por indicar otro caso, en la instauración de ciertas funciones de marcador del discurso en un texto oral. Son estudios necesarios si luego queremos aplicar estos mecanismos a un mejor acercamiento en el marco de lo interdisciplinario: su aplicación al tipo de estructuras empleadas por los jueces en determinados juicios, por los publicistas en sus anuncios más recientes o en cualquier discurso presidencial con el objeto de reforzar las argumentaciones.

La perspectiva desde la que se van a afrontar los análisis es un punto de máximo interés, y como tal lo considera el autor al dedicarle uno de los apartados introductorios del libro. De todas las posibilidades que nos ofrecen las distintas corrientes del análisis del discurso, se decanta por una propuesta latinoamericana de análisis del discurso inspirada en la teoría de la enunciación francesa y en otras miradas: la perspectiva interpretativa. Tras Benveniste, los estudios pertenecientes a esta teoría de la enunciación han recorrido un largo camino que va de aquellos tempranos problemas terminológicos suscitados en los trabajos de Louis Guespin, en los inicios de la década de 1970, sobre el léxico en los discursos de políticos franceses, a aportaciones tan importantes como las de Ducrot y su polifonía de la enunciación, Anscombre y Ducrot y la teoría sobre la argumentación, Catherine Kerbrat-Orecchioni y sus contribuciones sobre lo implícito, la subjetividad y otros aspectos interactivos; François Recanati y su transparencia; Michel Pêcheux y su perspectiva interpretativa o, finalmente, la lingüística de la enunciación de Jacqueline Authier-Revuz o Dominique Maingueneau. Ha sido Elvira Narvaja de Arnoux –referente a lo largo del libro– una de las personas que más han colaborado en el mundo hispánico a la difusión de la corriente francesa, en general, y en la consolidación de una perspectiva latinoamericana de análisis del discurso, en particular.

Podemos decir que tal perspectiva sirve de marco para luego aplicar distintas líneas de investigación a cada uno de sus cuatro análisis. Londoño lo explica así: “La dimensión interdisciplinaria de la perspectiva interpretativa permite que diversas miradas teóricas –provenientes de variados territorios y tradiciones– sean puestas en escena en el análisis”.

También indica las cuatro líneas de investigación aplicada a cada uno de los cuatro trabajos: la semántica del discurso (van Dijk), la semántica léxica (Berruto, Martínez), la teoría de la enunciación (Maingueneau) y la lingüística de la enunciación (Authier-Revuz, Pendones, Maingueneau).

Metodológicamente, el autor procede de manera impecable. En el fondo, y como fin último, va a intentar explicar a los lectores cómo opera la gestión discursiva, o sea, cómo se emplea el discurso, de qué mecanismos se valen los creadores de los textos para decir lo que pretenden decir y evitar lo que no quieren que se piense al respecto. Se trata de hacer saber determinada cuestión para que, una vez sabida, el sujeto que la sabe haga, actúe (visite el prostíbulo o se haga donante, por ejemplo). Y lo hace partiendo de un corpus elaborado para cada una de las cuatro gestiones discursivas que se han de indagar (la normalización moral, las restricciones sociales contra la prostitución, la penalización del aborto y la promoción de la donación); así, Londoño descubre muy acertadamente las marcas que él considera indicios de las gestiones discursivas que se van a llevar a cabo en los textos. Se trata de desenmascarar los mecanismos semánticos, enunciativos o retóricos, que no son otros que aquellos con que se intenta persuadir al lector u oyente.

No olvidemos que el analista del discurso se acerca a las formas que cumplen funciones, pues tras esas formas hay unos mecanismos y tras esas funciones hay unas intenciones. Y esto es lo que va a llevar a cabo con acierto Londoño a lo largo de los cuatro análisis. Es más, al ser al menos tres de ellos inéditos, prácticamente, en la bibliografía en español, se ve obligado a establecer, lo que es otro mérito del volumen, cuáles serán las categorías de análisis en cada caso a partir de los corpus; estas no vienen establecidas como puede ocurrir si el acercamiento es a temas como la cortesía, los conectores o el discurso presidencial, por citar algunos ejemplos, donde ya hay unas categorías de las que podemos partir. En cada uno de los cuatro acercamientos se han de formular las categorías, se han de reformular y, finalmente, se han de verificar a partir de los datos. Como dice el autor: “La verificación corresponde a la inducción en el sentido peirceano, es decir, es la puesta a prueba de la hipótesis explicativa proyectada”.

Gestión discursiva de la normalización moral en cuentos tradicionales

La necesidad de concebir la literatura como una construcción discursiva susceptible de ser analizada sistemáticamente, los aportes que realiza el análisis del discurso al estudio de la literatura y el interés por indagar la forma como se gestiona la normalización moral en los cuentos tradicionales justifican la relevancia de este estudio.

De este modo tan acertado justifica Londoño el porqué de su acercamiento al análisis de los mecanismos empleados en los cuentos tradicionales (Blancanieves, Caperucita Roja, La bella durmiente del bosque y La Cenicienta) para su normalización moral. Se trata de descubrir qué estrategias son empleadas para que los protagonistas sean las personas que moralmente la sociedad demanda.

Ya advierte el autor, siguiendo ideas de Arnoux y en apartados previos, la obligación del lingüista, estudioso del discurso, de requerir cuanta más información mejor del campo de acción en el que el discurso ha sido producido. Por este motivo, va a dedicar una primera parte de ese capítulo a cuestiones teóricas sobre el cuento tradicional, a la sociedad en que nace y a sus requisitos morales. Solo conociendo estos asuntos, sea el campo analizado el que fuera (literario, legislativo, político, publicitario, etc.), podrá afrontarse el estudio del discurso en cuestión.