Gianna Moon - Carolina Galván - E-Book

Gianna Moon E-Book

Carolina Galván

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Beschreibung

¿Cuánto serías capaz de soportar por amor? Para siempre es una promesa usual en el amor, pero ¿realmente sabemos qué tan grande es esa palabra? Juramos amar y proteger, juramos felicidad y eternidad, porque ¡el amor nos hace jurar tantas cosas! ¿Cuánto podemos cumplir en realidad? ¿Cuándo el para siempre se vuelve una condena? Gianna Moon: El valor de los recuerdos es una historia dramática que te hará reflexionar sobre el significado del amor incondicional, la valentía de enfrentar lo desconocido y la fuerza para seguir adelante a pesar de la adversidad. «Acaso siempre tiene un final? Por favor... Quédate para siempre.»

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Producción editorial: Tinta Libre Ediciones

Córdoba, Argentina

Coordinación editorial: Gastón Barrionuevo

Diseño de tapa: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Diseño de interior: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Galván, María Marcela Carolina

Gianna Moon : el valor de los recuerdos / María Marcela Carolina Galván. - 1a ed. - Córdoba : Tinta Libre, 2023.

108 p. ; 21 x 15 cm.

ISBN 978-987-824-725-0

1. Narrativa. 2. Novelas. 3. Novelas Románticas. I. Título.

CDD A863

Prohibida su reproducción, almacenamiento, y distribución por cualquier medio,total o parcial sin el permiso previo y por escrito de los autores y/o editor.

Está también totalmente prohibido su tratamiento informático y distribución por internet o por cualquier otra red.

La recopilación de fotografías y los contenidos son de absoluta responsabilidadde/l los autor/es. La Editorial no se responsabiliza por la información de este libro.

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Impreso en Argentina - Printed in Argentina

© 2023. Galván, María Marcela Carolina

© 2023. Tinta Libre Ediciones

[Diciembre de 2022]

Olvido

—¿Cómo dices que es tu nombre? —pregunta al muchacho que devotamente le cepilla el cabello hacia atrás.

—Ryan, mi nombre es Ryan S. Jones, pero mis amigos me llaman Rocky —responde de manera simple y con una sonrisa.

—Ryan… Oh, así se llamaba él.

—¿Él? ¿Quién es él?

—Mi esposo. Era tan hermoso y amable… Tú te pareces a él.

La voz de Gianna está llena de nostalgia, que expresa con un suspiro que nace en el fondo de su corazón, cargado del recuerdo de aquel glorioso amor de su pasado. Ryan sonrió y acarició por instinto los suaves cabellos de la muchacha con la yema de sus dedos. Un suspiro dejó su pecho y acompañó el sentimiento de la joven.

—Hoy es un día precioso, señorita Moon. ¿Qué le parece si damos un paseo y me cuenta más de ese tal Ryan?

Moon estuvo de acuerdo y, con ayuda del pelinegro, se posicionó en su silla de ruedas. Rocky la empujó suavemente hasta llevarla al jardín del nosocomio donde se encontraban. Fueron saludando amablemente a todo el personal médico que encontraron en el camino, tal y como siempre lo hacían.

—Mi Ryan era un gran compositor. Él… hacía magia, ¿sabes? Solía sentarse en el jardín en medio de la oscuridad para ver las estrellas de la noche. Decía que las estrellas le susurraban las preciosas letras que escribía para sus canciones… —suspiró, llena de la nostalgia que sus recuerdos borrosos le brindaban—. Lo extraño mucho a veces —exclamó.

—¿Solo a veces?

—Es difícil… Yo no recuerdo su rostro o su voz. Él se ha ido hace tanto tiempo…

Ryan se queda sin palabras, solo puede mirar a la menor de ambos perdiendo cada vez más sus recuerdos y no sabe cómo ayudarla. Sin embargo, debe mantenerse «profesional» y no llorar frente a la paciente, que mira el horizonte con una maraña de pensamientos en la mente, que ya no sabe qué es real y qué no, pero se esfuerza por recordar.

—Quiero volver… Joven, llévame de regreso a mi habitación, por favor.

Así lo hace, sin quejas ni protestas de por medio. Sabe que Gia ha tenido suficiente por ahora y por ello prefiere no presionarla. Con cuidado, la lleva al cuarto que se le ha asignado hace ya tanto tiempo, la ayuda a regresar a la cama de blancas sábanas. Una vez que se asegura de que esté cómoda, se retira de la habitación para dejarla descansar.

Con una sensación extraña que invadía su ser, Ryan camina cabizbajo por el pasillo, donde uno de los médicos se acerca a él para caminar a su lado.

—Ey, Rocky, ¿qué tal fue hoy? —pregunta el médico.

—Hola, doctor Josh, tal parece que he muerto hace tiempo. —El mencionado sonríe con pesar y palmea el hombro del más bajo.

—Lo siento, amigo. Debió ser duro no saber que eras un fantasma —dijo haciendo reír a Ryan.

—¿Un fantasma? Y yo que juraba que era mi nuevo interno —interviene el jefe de enfermeros mientras ve al muchacho de brazos cruzados. El menor sonríe inocente intentando calmar los ánimos de Santiago, a quien le había robado un uniforme días atrás.

—Lo siento, es que me gusta mucho la ropa de enfermero —dijo intentando bromear. Los otros dos rieron.

Los tres hombres se detienen junto a la recepción mientras siguen con su charla. Después de tanto tiempo, se habían vuelto amigos cercanos, de esos que pueden hablar de todo con comodidad, lo cual Ryan agradecía.

—Entonces, ¿cree que moriste? —pregunta Santi y Rocky asiente.

—Cree que trabajo aquí desde hace algunas semanas. Se pone nerviosa si no me reconoce, por eso decidí decirle que trabajo aquí, así no se angustia por no saber quién soy.

—Es cada vez más difícil —menciona Josh.

—Lo es, pero estoy bien mientras ella esté en calma.

—Ryan… Sé que ya lo hablamos, pero ¿pensaste en lo que te dijimos? —Santiago pregunta con cautela, con el cuidado que el tema merece.

Los profesionales saben bien que no es fácil hablar con el más joven al respecto, le han aconsejado seguir adelante más de una vez y, aun así, Rocky solo parece ignorarlos.

—Lo pensé. Pero no importa si ella deja de recordarme por completo, me quedaré a su lado para siempre.

«Siempre», esa ya parecía ser su palabra favorita de tanto que la repetía, o quizá la palabra que más odiaba ahora que su luna había roto todas las promesas.

—Pero, Rocky, ella ni siquiera sabe quién eres. Nadie te culpará si decides seguir adelante sin Gianna. Eres joven y tienes una vida entera por vivir —comenta el médico mientras firma unos papeles pendientes.

—Lo sé. Pero le hice una promesa, juré amarla hasta el final… No importa que ella no sepa quién soy, que no recuerde mi nombre, mi rostro o nuestra vida, yo la recuerdo y es todo lo que necesito para amarla.

Los mayores solo pueden mirarse entre sí con el corazón estrujado. Día a día veían con tristeza a su paciente más joven perder sus recuerdos uno a uno con tanta rapidez que parecía tener prisa por olvidar. Pero más triste era ver a un joven lleno de vida, salud, metas y sueños, siendo arrastrado por el tan temido y doloroso olvido de su amor.

[Junio de 2017]

El día en que nos conocimos

La primera vez que te vi, tus lindos ojos de luna me distrajeron. ¡Fue todo tan accidentado! Te reíste de mí cuando mis pies me engañaron mandándome a dar en el suelo.

—¿Estás bien? —me dices, ofreciendo tu mano, la cual tomo rápidamente para ponerme de pie y, sin darme cuenta, me he perdido en tu mirada. Tus ojos negros y profundos parecen contener la galaxia entera en ellos. Eres como una luna nueva, una luna bonita.

—Lo siento, estoy bien.

Mi respuesta es breve y sonrío como un tonto, mientras me siento atraído hacia ti como si fuera un satélite en tu campo gravitacional. Sonríes de igual manera y no puedo descifrar lo que piensas, pero espero que estés sintiendo lo mismo que yo en este preciso momento.

—Soy Moon Gianna, mucho gusto.

—Ryan S. Jones, mis amigos me llaman Rocky… El placer es mío.

Estoy tan perdido en tu hermosa sonrisa que no noto siquiera el hecho de que aún no he soltado tu mano, aunque, siendo honesto y si no te molesta, me gustaría jamás soltarla.

Y así comenzó todo. Así nació nuestra historia aquella tarde de junio, donde el sol iluminaba el paisaje en tonos naranja antes de marcharse para dar lugar a la luna.

«Realmente, desde ese día, ningún astro volvió a brillar para mí, no tanto como tú».

[Enero de 2023]

Ya no puedo recordar

—¿Cómo dijiste que te llamabas? —pregunta Gianna sin apartar la vista del prado de juegos, ese lugar que tanto le gusta observar y que tanta paz le transmite.

—Ryan, puede llamarme Rocky —repite una vez más. Es otro día sin ser reconocido, pero aun así lo toma con calma.

—Ryan… Seguramente estás muy aburrido aquí, ¿no es así? Puedes irte cuando quieras, le diré a mi padre que te di permiso de marcharte.

—¿Su padre? —pregunta con cuidado.

—Sé que él te contrató para cuidar de su enferma hija, pero no te preocupes, realmente estoy bien, no te necesito.

Ryan guarda silencio por un momento, una sensación molesta lo invade de solo pensar en el señor Moon. ¿Qué pasaría si Gia recordara que sus padres la han dejado a su suerte desde que ingresó al hogar hospital? Sería tan doloroso como lo es para él, ¿cierto? No…, era mejor que no recordara esa parte de su vida.

—No quiero irme, me gusta ver el prado, señorita —dice con una sonrisa amable.

—No digas idioteces, muchacho. Eres joven, atractivo y tienes una vida entera por delante. ¿Por qué te quedarías amarrado a una mujer enferma? Tú deberías vivir la vida, no cuidar de una persona como yo.

—Pero…, señorita Gia, yo…

—No te preocupes —dice interrumpiendo las palabras del joven—. Te olvidaré de igual manera… Yo ya no puedo recordar a las personas nuevas.

El corazón de él se presionó dentro de su pecho con tanta fuerza y rudeza que le robó una pequeña queja de sus labios, una que salió desde lo profundo de su maltratado y resquebrajado corazón.

«No soy una persona nueva, mi amor, y aun así no eres capaz de recordarme. ¿Acaso ya tampoco me amas? Yo… te recuerdo, te recordaré y amaré por siempre».

[Mayo de 2018]

No te olvidaré

Mientras te miraba, no pude evitar sentir que el mundo me sonreía. Te veías tan preciosa con la luz del amanecer surcando tu rostro. Esta primera vez, nuestra primera vez, la guardaré en mi corazón para siempre y por siempre, es una promesa.

—¿Por qué me miras de esa manera? —preguntas.

¿Cómo pueden las palabras expresar una pequeña parte de aquello que estoy sintiendo ahora? No hay manera de descifrar esto, no hay cómo definirlo porque sería limitarlo y estoy tan enamorado de ti que sé que mi amor no tiene límites.

—Solo estoy guardando este momento en mi memoria, mi luna bonita.

—¿Guardando en tu memoria?

—No quiero olvidar este momento.

Y sonríes al oír aquello, sonríes tan brillante que me haces sentir contenido. Si tengo a mi luna brillando a mi lado, no hay nada que no pueda en esta vida. Te has vuelto mi fortaleza, creo que eres el amor de mi vida.

—Jamás olvidaré este día ni ningún otro. Jamás podría olvidarme de ti, Rocky. Te amo mucho —me dices, haciendo que toda mi vida cobre sentido.

¿Me amas? ¿Jamás vas a olvidarme? ¿Puedes prometerlo?

«Ojalá que sí».

—Estoy tan feliz en este momento… Ojalá pudiera durar para siempre —te digo mientras te refugias en mis brazos.

¿Puedo abrazarte así cada mañana? ¿Puedes llenar siempre el espacio entre mis brazos? Quiero estar acurrucado contigo todo el día, mejor aún, toda una vida.

[Febrero de 2023]

Otro atardecer

—Otra vez estás aquí —expresa Gianna con molestia mientras ve al joven entrar a su habitación—. Ryan, te dije que ya no quería verte. ¿Y qué es lo que traes puesto? Tú no eres enfermero, eres productor —se queja.

—Solo quería ver cómo me quedaba esta ropa. ¿Acaso no me veo guapo? Creo que podría conquistar a una enfermera o dos —bromea haciéndola reír.