Gould - Stephen Dixon - E-Book

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Stephen Dixon

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Finalmente ella dijo "Quiero empezar a salir con otros hombres en una vena más seria, no solamente una noche aquí y una escapada allá cuando me harto de ti o me quiero vengar de algo que hiciste o dijiste o sencillamente me calienta algún otro tipo durante un día o dos, de manera que quiero que te vayas de una vez y es la última vez que voy a decirlo", y él dijo "Tal vez las cosas todavía puedan arreglarse entre nosotros, siempre se han arreglado, y si realmente se arreglan, no vas a sentir que necesitas ver a nadie más, así como yo no lo he sentido nunca, y no tendré que irme". Si existiera un archivo universal con el registro de todas las relaciones sexo-afectivas que tuvimos a lo largo de la vida, ¿permitiríamos que se hiciera público? ¿O preferiríamos que algunos secretos nos acompañen hasta la tumba? Probablemente Gould Bookbinder, el protagonista de esta novela en dos novelas, tendría mucho para decir y otro tanto para ocultar. Son los años cincuenta en Nueva York, las reglas para el cortejo son muchas y bien diferentes a las actuales y Gould es un joven muchacho ansioso por iniciar su vida sexual, para lo que será necesario que transgreda cada una de estas reglas. Con el paso del tiempo las cosas van cambiando, la revolución sexual de los sesenta se filtra en todos los rincones y Gould va armando un prontuario de relaciones de lo más diversas. Stephen Dixon, considerado por la crítica como un escritor de escritores, reversiona en Gould el viejo recurso del fluir de la conciencia y arma una estructura hipnótica a través de la fórmula "Él dijo / Ella dijo", dándonos acceso a lo que piensan los personajes mientras son ellos mismos quienes conversan en una suerte de diálogo infinito, tan hilarante como adictivo.

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GOULD

STEPHEN DIXON

Finalmente ella dijo “Quiero empezar a salir con otros hombres en una vena más seria, no solamente una noche aquí y una escapada allá cuando me harto de ti o me quiero vengar de algo que hiciste o dijiste o sencillamente me calienta algún otro tipo durante un día o dos, de manera que quiero que te vayas de una vez y es la última vez que voy a decirlo”, y él dijo “Tal vez las cosas todavía puedan arreglarse entre nosotros, siempre se han arreglado, y si realmente se arreglan, no vas a sentir que necesitas ver a nadie más, así como yo no lo he sentido nunca, y no tendré que irme”.

Si existiera un archivo universal con el registro de todas las relaciones sexo-afectivas que tuvimos a lo largo de la vida, ¿permitiríamos que se hiciera público? ¿O preferiríamos que algunos secretos nos acompañen hasta la tumba? Probablemente Gould Bookbinder, el protagonista de esta novela en dos novelas, tendría mucho para decir y otro tanto para ocultar.

Son los años cincuenta en Nueva York, las reglas para el cortejo son muchas y bien diferentes a las actuales y Gould es un joven muchacho ansioso por iniciar su vida sexual, para lo que será necesario que transgreda cada una de estas reglas. Con el paso del tiempo las cosas van cambiando, la revolución sexual de los sesenta se filtra en todos los rincones y Gould va armando un prontuario de relaciones de lo más diversas.

Stephen Dixon, considerado por la crítica como un escritor de escritores, reversiona en Gould el viejo recurso del fluir de la conciencia y arma una estructura hipnótica a través de la fórmula “Él dijo / Ella dijo”, dándonos acceso a lo que piensan los personajes mientras son ellos mismos quienes conversan en una suerte de diálogo infinito, tan hilarante como adictivo.

Gould

Una novela en dos novelas

STEPHEN DIXON

Traducción de Ariel Dilon

A mi hermana Bunny, por su apoyo

ABORTOS

El primero fue cuando tenía diecisiete y estaba en primer año de la universidad, y ella era un par de años mayor. Al principio ella le había dicho que tenía dieciocho porque pensaba que no iba a querer salir con alguien que le llevara casi dos años y medio. Pero él le revisó la billetera y descubrió su verdadera edad y después le dijo “Perdona, revisé tu billetera, no voy a fingir que andaba en busca de otra cosa que averiguar tu edad, porque no me parecías de dieciocho… no actúas como alguien de dieciocho y eso de que ya estés por obtener tu grado, además de tu aspecto, y de tu ropa. Y encontré uno de tus carnets que dice tu fecha de nacimiento, y al fin y al cabo ¿qué? Porque ¿qué tiene de malo que seas mucho mayor que yo? Se diría que somos el uno para el otro, ¿o no? Y no es que tú hayas vivido la Segunda Guerra Mundial y sepas lo que fue el be-bop y yo no. Y tampoco es que actúes como si fueses más joven de lo que eres sino que quizás yo actúo como si fuese algo mayor, y si esto suena un tanto presumido, de todos modos esos dos años y medio no hacen gran diferencia a nuestra edad, o al menos no entre nosotros”. Más tarde pensó: Tal vez el hecho de que ella tenga casi veinte y esté tan avanzada en los estudios sea la razón por la cual tan rápidamente le permite llegar tan lejos con ella o la razón por la que lo deja penetrarla: tercera cita, los viejos fuera de casa, en la primera se besaron, en la segunda lo dejó que le acariciara el trasero a través de la falda; tenían intención de ver una película pero ella, cuando la estaba esperando junto a la puerta mientras buscaba un abrigo, dijo “En realidad no tengo muchas ganas de salir, no es que me sienta mal o esté con la regla ni nada por el estilo, ¿qué tal si solo nos quedamos viendo alguna cosa en la tele y tal vez más tarde salimos a tomar algo?”, y él dijo que odia la tele, es una cosa para idiotas, y ¿un sábado a la noche?, no dan más que comedias bobas; él jamás tendría una si viviese en su propia casa, no la mira nunca, su padre insiste en que la miren durante la cena… el noticiero; el noticiero es importante, dice su padre; es el mundo, es lo que nos rodea, te enteras de las cosas; eres un chico despierto pero ¿tienes miedo de enterarte de las cosas o piensas que el mundo actual carece de importancia?… y la cosa termina siempre en discusiones como esa y a veces en que se levante de la mesa antes de haber terminado de cenar. Yo amo a Lucy… oh, qué maravilla, Arthur Godfrey, Sid Caesar, George no-me-acuerdo-cuánto, con el pelo cortado al rape y la chaqueta a cuadros y unas hombreras exageradas, y siempre con su moño y su risa de caballo… qué imbéciles, y ella dijo “Está bien, no vamos a mirar la tele, pero ¿por qué tienes que ponerte tan virulento al respecto? Quizás deberíamos ir al cine, después de todo, aunque me fijé en el diario y más o menos cerca como para ir caminando no hay nada que quiera ver, y realmente no tengo ganas de tomar un metro o un autobús de ida y de vuelta”. “Podemos quedarnos acá y charlar”, y ella dijo “Está bien, cuelga tu charla y abriguemos”, y él, “¿Lo dijiste adrede?”, y ella dijo “¿Qué cosa?” y él dijo “Invertiste un par de palabras; fue bastante ingenioso” y ella “No puedo reclamar el crédito por eso. Tengo un problema en el cerebro, nada fatal, y a veces hago esas cosas, y también cuando escribo. Pero ¿de qué quieres que charlemos?”, y él dijo “¿Podemos discutirlo en un lugar más cómodo?”, mientras maniobraba con ella no tanto para anotar el gol como para volver a besarla, esta vez con más lengua, acariciar sus pechos, quizás meterle un dedo en la concha, pero eso probablemente llegaría en la siguiente cita, o una o dos citas más tarde… “¿No tienen ustedes un living por aquí, con sillas y un sofá?”, y ella dijo “Nop, solemos leer, conversar y jugar al ajedrez en el suelo. Bueno, al ajedrez a veces juego ahí con mi padre, pero usted es tan astuto, señor Ideafija”, y pasaron al living y ella dijo “¿Quieres algo de beber? Mi padre tiene un armario de licores lleno de cosas, y no volverán hasta pasada la medianoche, así que tendré tiempo de sobra para lavar tu vaso y poner agua en la botella que elijas, de modo que no se note que nos servimos de ahí”, y él dijo “Caramba, ¿ya dije alguna vez que somos tal para cual?, y eso se remonta a nuestros padres. También el mío es tacaño con el trago”, y ella dijo “No es eso; no le gusta que los chicos con los que salgo se mareen con su whisky y luego se pongan juguetones conmigo… es como darles un revólver para que disparen contra mí, me ha dicho, sin detenerse a pensar en Freud”, y él dijo “Yo conozco a Freud pero no lo que dice, salvo por esa cosa del doble sentido. Pero sí, tomaría algo fuerte… ¿qué hay?” y ella dijo “Le gusta el escocés, de modo que un montón de escoceses, probablemente”, y él dijo “Eso es para viejos, no es que tu padre sea viejo, pero ya sabes… ¿tienes algo más? ¿Canadian Club, ese Royal no sé qué… un buen whisky de centeno?” y ella buscó y él agarró dos vasos y ella se sirvió en uno pero apenas si lo tocó y hablaron de sus padres y de la gente con la que habían salido y de dónde habían estado los dos en varias ocasiones históricas para comprobar si sus caminos se habían cruzado: él estaba yendo para la escuela el día D cuando oyó a alguien hablar de eso, los padres de ella se lo mencionaron en el desayuno y “después se convirtió casi en una lección de historia sobre lo que significaba”; él estaba en un campamento de verano en Nueva Jersey cuando terminó la Segunda Guerra Mundial; ella estaba echada en una hamaca en la casita de verano de una amiga cerca de Peekskill cuando se enteró de la noticia, “Peekskill”, dijo él, “mis viejos alquilaron un búngalo ahí por todo un mes cuando yo tenía cuatro o cinco años”, y ella dijo “Esa fue la única vez que estuve por ese lado… a la familia de mi amiga le dio lástima que tuviera que pasarme el verano en la ciudad”; la muerte de Roosevelt: los dos habían entrado en sus departamentos y encontrado a todo el mundo llorando y la radio a todo volumen, pero en distritos diferentes; la de Stalin: él se enteró por el titular de un diario en un puesto de diarios de Garment Center (“En la esquina de la 36 o 37 y la Octava Avenida para ser exacto”) mientras entregaba pedidos para una empresa de cinturones, ella estaba a una o dos manzanas de distancia de ahí, entre la Séptima y la Octava, y quizás más o menos a la misma hora –fue después de la escuela– postulándose para un empleo como modelo de salón de ventas para una casa de abrigos y trajes, y él le tocó la mano y dijo: “Este pícaro chanchito… ay, eso sí que es idiota, ¿no?” y empezó a sentirse colocado y dijo “Acaba el tuyo así me alcanzas… o como podrías decirlo tú, quizás: ‘Alcanza el tuyo así me acabas’, aunque eso no tiene sentido, y el sinsentido es buen sentido… basta, eso tampoco tiene sentido. Pero yo peso más o menos el doble o algo menos del doble que tú, así que dos de los míos son como uno de los tuyos y tienes que ser justa y equitativa”, y ella se terminó su bebida y dijo “Creo que estás tratando de enredarme mediante el uso del alcohol de mi viejo, exactamente como él predijo”, y él dijo “Eso es verdad, yo nunca te mentiría”, y ella dijo “Eso es mentira; digo, la última parte”, y él dijo “Oh, y qué” y sonrió y ella hizo lo mismo y le apretó la mano y él se movió un poco más cerca de ella y dijo “Ahora me voy a poner chanchito”, y ella dijo “Ya veremos… mejor que lobo, supongo, pero ese retruécano es malo”, y él pensó: ¿“Retruécano”? ¿Qué quiso decir?, y ella se le acercó más –él la dejó: podría haberse puesto incluso más cerca la primera vez que se movió hacia ella, pero quería ver si, de acercarse solamente un poco, ella lo haría también– y apoyó la cabeza sobre su hombro y cerró los ojos y se la veía tan satisfecha y apacible que por un momento pensó que debería dejarla así –estaban sentados en el sofá– pero tomó su barbilla entre el pulgar y el índice y dijo con el falso acento europeo que había oído en un par de películas: “Mein darlink”, y la besó y ella le devolvió el beso y se besaron y mientras se besaban con los ojos cerrados él tocó sus pechos a través de la blusa y ella echó la cabeza hacia atrás y dijo “No sé si quiero que me toques ahí”, y él dijo “¿Entonces dónde sí puedo?” y ella dijo “Pienso que en ninguna parte”, y él “La última vez me dejaste tocarte el tujes, pero ahora estás sentada sobre él así que no puedo”, y ella dijo “Si me tocaste el trasero la última vez, yo no lo sentí, así que no era consciente de que me lo estabas tocando”, y él dijo “Vamos, no me mientas, yo no estoy mintiendo”, y ella dijo “Bueno, puede ser que lo haya sentido, pero pensé que me estabas dando unas palmaditas de amor”, y él dijo “No, unas palmaditas de sexo”, y ella dijo “Touché”, y él dijo “Sí, mucho touché, si estoy en lo cierto sobre lo que significa la palabra, mucho tujes touché”, y ella dijo “Demasiado touché, pero lo que quise decir con ‘amor’ fue ‘broma’… que estabas tonteando… haciendo niñerías… y yo te dejé porque pensé que era inofensivo”, y él dijo “Caramba, ¿estaba yo haciendo inofensivas niñerías?”, y ella dijo “Ahora no te pongas inmaduro”, y él dijo “Perdone, señora”, y se corrió hasta la punta del sofá y se miró los pies e hizo una mueca y ella dijo “¿Ahora qué pasa?” y sin dejar de mirarse los pies él dijo “Ya lo sabes, mierda” y ella dijo “¿Estás tratando de manipularme otra vez?” y él dijo “Yo sé lo que es el trabajo manual”, y ella dijo “Y eso, ¿qué se supone que significa?” y él dijo “No es el nombre de un trabajador mexicano”, y ella dijo “Ahora estás sonando bastante estúpido… discúlpame: solo un poquito tonto, entonces, porque eso es algo que odio, cuando un hombre inteligente y sensible actúa de manera intencionadamente boba, así como odio a los manipuladores”, y él la miró y sonrió y dijo “Okey, me equivoqué, lo admito y lo lamento, lo lamento mucho, si me pudiera disculpar cien veces sin sonar redundante, lo haría”, y ella sonrió y él se deslizó hacia ella otra vez y dijo “Pero, sabes, volviendo al otro asunto, ya nos conocemos”, y ella dijo “Bueno, apenas… tres veces, más el día que nos conocimos y antes de eso solo de vernos en el campus”, y él dijo “Ahora me conoces, lo sabes todo de mí, mis altas y bajas, mis virtudes y defectos, mis bultos y chichones… no, eso no”, y ella dijo “Gran momento para retruécanos”, y él dijo “Ya usaste esa palabra antes, y ahora vas a ver lo honesto y estúpido que soy… quiero decir, podría haberla escrito cuando no me estuvieras mirando, para después buscarla… pero ¿qué es un retruécano?”, y ella le dio su definición de la palabra y él dijo “¿Cómo puede ser que yo no lo supiera?”, y ella dijo “Algunos lo saben, otros los hacen… eso es un retruécano, casi, pero más bien solamente una broma”, y él dijo “Y graciosa, pero de todos modos, para terminar lo que estaba diciendo sobre conocerme, tú me conoces, y yo siento que te conozco, y realmente me gustas”, y ella dijo “Y tú a mí”, y él dijo “Entonces ¿todo arreglado?” y ella dijo “Hasta cierto punto”, y él dijo “Bien”, y se besaron y después de más o menos un minuto de besarse, él le volvió a tocar el pecho y dejó su mano ahí, y después de otro minuto de besarse empezó a desabotonarle la blusa y ella trató de abotonarla y él le sacó la mano y desabotonó lo que faltaba y restregó un pezón con su dedo y después le desabrochó el corpiño, todo mientras se besaban, y le levantó el corpiño y le sacó el pecho de debajo de la blusa y lo besó y mientras lo besaba en diferentes partes tomó una de sus manos y la posó sobre sus pantalones a la altura del pene y ella lo apretó una vez pero después apartó la mano y él dijo “Vamos, por favor, un poquito más” y volvió a ponerle la mano sobre él y ella lo apretó un par de veces más y después dejó su mano allí y él se bajó el cierre y sacó su pene y puso la mano de ella alrededor, y ella empezó a hacerle la paja y después más rápido y él dijo “Despacio, no tan fuerte, voy a estropear el sofá”, y ella dijo “Entonces deberíamos parar, mis padres van a ver la mancha y sabrán de qué es y se van a poner como locos”, y él dijo “Espera un segundo, tengo una idea”, y la besó y puso una mano sobre su falda y rascó los pelos a través de la bombacha y luego enroscó su meñique por debajo de esta y acarició alrededor y metió la punta dentro de su vagina y mientras se besaban y él tenía dos dedos dentro de su vagina él estiró su otra mano por detrás de ella hasta la lámpara sobre la mesita de arrimo y ella dijo “¿Qué estás haciendo?” sin dejar de menear su pene y él dijo “Apagando la luz o haciéndola más tenue… ¿tiene dos bombillas?” y ella dijo “¿Esa?, tres”, y él dijo “Voy a apagar dos, ¿está bien?… me molesta en los ojos”, y ella dijo “¿Por qué? Tus ojos están más bien cerrados”, y él dijo “Igual pasa la luz, o simplemente de esa manera es más lindo, más suave”, y tanteó alrededor del enchufe en busca de un interruptor pero palpó unas cadenitas y tiró de dos de ellas y la habitación quedó a oscuras y ella dijo “¿Por qué las apagaste todas?” y él dijo “Solamente tiré de dos, así que debían ser las únicas que estaban prendidas”, y ella dijo “Ah, bueno, ahora no necesitas mirarme”, y él dijo “Sí, muy difícil, tener que mirarte… si eres una belleza”, y ella, “Seguro”, y él dijo “Lo eres, lo eres… bésame, belleza loca y confundida”, y la besó y ella lo apartó y dijo “¿Qué hago si suena el teléfono?” y él dijo “No sé… ¿dónde está, el teléfono? ¿No puedes encontrarlo en la oscuridad?” y ella dijo “Quiero decir, ¿lo contesto?” y él dijo “Nooo” y empezó a bajarle la bombacha y ella dijo “¿Y si fuese algo importante?” y él dijo “¿Cómo podría serlo? Tus padres no están. ¿Por qué simplemente no lo descuelgo… adónde está?” y ella dijo “Hay uno en la cocina”, y él dijo “Ah, simplemente dejémoslo sonar”, y le bajó un poco más la bombacha y ella no lo detuvo y él se la sacó y acarició sus piernas y detrás y dentro de su trasero y ella dijo “Ahí no, podría estar sucio”, y él dijo “No tiene nada de sucio… forma parte del jugueteo cuando uno lo está haciendo”, y ella dijo “Sucio como de heces, ¿se entiende?”, y él dijo “Entiendo”, y palpó sus piernas alrededor de la entrepierna y el vello de ahí, y empezó a sacarse los pantalones y ella dijo “¿Qué estás haciendo?” y él dijo “Los pantalones, me los saco, me incomodan, se me clava la cosa esa de la hebilla”, y pensó en decir “Ayúdame, ¿sí?” y dijo “Ayúdame con ellos, ¿lo harías, por favor?” y ella dijo “No estoy segura”, y él dijo “No te preocupes, cualquier cosa que no quieras hacer, no la haremos… podemos simplemente quedarnos uno al lado otro, restregándonos y abrazándonos y nada más”, y tocó su vagina y luego por dentro y ella volvió a hacerle la paja y entonces afuera bermudas y afuera blusa, y el corpiño que ella tenía colgado alrededor del brazo y él dijo “Los zapatos y las medias”, y se sacó los zapatos y luego las medias porque ella no tenía puesto nada de eso y después quedó encima de ella y ella dijo “No sé si deberíamos seguir, esto podría ser peligroso. Supón que mis viejos vuelvan temprano y emporquemos el sofá” y él dijo “Por qué lo harían y si quieres puedo poner mi pañuelo o algo debajo de ti o podemos ir a una cama”, y ella dijo “A la cama no”, y él dijo “Entonces aquí, no vamos a ensuciar y no va a pasar nada malo”, y ella dijo “Uno de ellos podría sentirse mal… mi madre, un trago, y beben muchísimo en esa clase de cenas”, y él dijo “¿Es ahí adonde fueron?… ¿adónde, para el lado del centro?”, tocando todo su cuerpo, y ella dijo “Una especie de evento del comité político local… una vez al año, creo que es en un gran hotel cerca del centro, con un montón de discursos. Nunca se lo pierden y a ella le sienta mal la bebida si no es que le sirven demasiados aperitivos al principio; pero mi padre la aguanta bien”, y él dijo “No te preocupes, se fueron, ¿qué, hace una hora?… así que recién están empezando, y podemos hacer rápido lo que queramos, si lo hacemos”, y ella dijo “Yo no lo quiero hacer de ninguna manera”, y él dijo “¿Alguna vez lo hiciste?” y ella dijo “Una vez, con un chico que me gustaba, un par de veces, cuando era mucho más chica… fue un gran error. ¿Y tú?” y él dijo “Sí, pero tengo que admitirlo, solo con mujeres a quienes les pagué… es algo que no me gusta, lo siento”, y ella dijo “Está bien”, y él dijo “¿Entonces qué dices” y ella dijo “Realmente no creo que debamos”, y él dijo “Okey”, y le besó el cuello y la cara y los pechos y el vientre y dijo “Yo creo que deberíamos” y la vagina y metió la lengua en ella y dio toda una vuelta con su cuerpo, y ella dijo “Nunca lo había hecho… con el otro chico no lo hacía, aunque él quería que se lo hiciera”, y él dijo “Solo prueba, si no es bueno, si es algo que no te gusta, entonces no lo hagas, de veras”, y ella lo hizo y siguió adelante y él también y entonces sintió que iba a derramarse y le apartó la cara y dijo “¿No querrás tragarlo, no?” y ella dijo “No, nunca, aunque me parece que llegué a sentir el sabor, recién”, y él volvió a girar y la besó y le metió la lengua en la boca porque pensó que ella querría ser besada así después de eso, ya que eso le haría pensar que a él no le parecía que su boca estuviera sucia por haberlo hecho, y entonces trató de meterle el pene adentro y ella dijo “Esto no está bueno así, el sofá no es lo bastante ancho y tengo el hombro aplastado… vayamos al piso”, y él pensó: Bien, es un hecho, estoy adentro, y dijo “¿Por qué no a tu cuarto?” y ella, “Más fácil en el piso”, y él dijo “¿Cómo podría serlo?… la cama es más blanda”, y ella dijo “Mi cuarto es un caos”, y él dijo “¿Y eso a quién le importa?” y ella dijo “Simplemente no quiero que estemos ahí, lo comparto con mi hermana en sus vacaciones de la universidad, y esta es una alfombra gruesa y mullida y por favor no discutas”, y él dijo “Okey”, porque ella podría molestarse con él tanto como para detenerse ahora, y bajaron al piso y ella se recostó sobre su espalda y abrió las piernas y tamborileó sobre sus propios muslos, cosa que él vio a la luz que llegaba de la cocina, y dijo “No estoy usando nada, todavía no tengo uno, ¿tú trajiste algo?” y él dijo sí y se levantó para sacar la billetera de sus pantalones y ella dijo “En realidad, ya me vino un poquito el período, si a ti no te importa… No debería haberte dejado hacer lo que hiciste”, y él dijo “Dicho sea de paso, cuando dije que tenía uno, no era para esta ocasión en particular, simplemente lo tengo en mi billetera desde hace un tiempo… y recién, cuando dijiste que no deberías haberme dejado hacer lo que hice, ¿quisiste decir con mi boca?” y le pareció que ella asentía, así que dijo “¿Estás asintiendo?”, y ella dijo sí, y él dijo “No sentí ningún gusto raro, así que tal vez se haya terminado antes de que yo pasara por ahí… pero ¿estás segura de que no puedes quedar embarazada si lo hacemos sin usar nada?” y ella dijo “Segurísima, es biológicamente imposible, aunque si quieres ponerte algo, para estar súper seguro, adelante”, y él dijo que preferiría no y bajó al suelo y entró en ella y apoyó su cuerpo contra el de ella y ella dijo “Esa no puede ser la manera, no soy la más experimentada en esto, pero lo que estás haciendo aplastaría a cualquiera”, y él dijo “Perdón”, y alzó un poquito su espalda y después de unos pocos movimientos de los dos, acabó. Algún tiempo después lo hicieron de nuevo y luego todos los fines de semana, en alguna parte, a veces las dos noches del fin de semana y ocasionalmente entre semana, cuando los padres de él no estaban, o los de ella, un par de veces en el departamento de una amiga cuando los padres de la amiga salían y los dejaba solos por una hora, y por un tiempo usaron condones y más tarde un diafragma cuando ella estuvo lista para usarlo, o no usaban nada alrededor de su período y a veces en su punto culminante… en realidad a él no le gustaba hacerlo en esos días, todo embadurnado de sangre después y la idea de que ella sangraba mientras lo hacían, eso resbaloso no tanto de los dos sino de la sangre de ella, pero a ella no parecía molestarle mucho, simplemente se sacaba el tampón y lo enrollaba adentro de un pañuelito de papel o de un pañuelo y lo tiraba al piso y una vez hasta dijo, acostada en la cama, “Por qué esta vez no haces tú los honores… es solo un piolín”, y un montón de veces él le dijo que la amaba aunque solamente le gustaba y le encantaba hacer el amor con ella y saber que tenía a alguien estable con quien hacer el amor y que sus amigos lo supieran, eso era importante también, y ella le decía que lo amaba más de lo que jamás había amado a nadie, “aunque en mi vida no hubo tantos chicos por quienes sintiera algo profundo: dos, tú eres el tercero, y uno de ellos cuando era tan chica que nunca lo dejé tocarme o hacer nada más que besarme, pero eso en aquel momento ya era bastante excitante”, y se encontraban en el campus los días que los dos tenían clases y almorzaban ahí y se sentaban juntos afuera cuando hacía buen tiempo y conversaban y a veces ella tomaba el metro con él hacia el centro cuando tenía que ir a trabajar después de clase, solo para estar con él una hora más, decía. Ojalá pudiese amarla de verdad, pensaba él, y se sentía mal, atribulado por no poder, y a veces pensaba que estaba perdiendo su tiempo al salir con ella y hacer cosas tan serias con alguien a quien no creía que fuese nunca a amar tanto como para decirlo y que realmente quisiera decir eso, y también a veces sentía que solo se veía con ella por el sexo y que si de pronto ella dijese “Paremos por un tiempo” y ese “tiempo” significara algunas semanas o un mes o incluso más, él dejaría de verla, cortaría con ella enseguida, y se preguntaba qué era lo que le impedía amarla… su inteligencia, decidió finalmente, ella simplemente no era lo bastante despierta o no tenía la clase de cabeza artística y creativa que a él le gustaba, alguien intensamente interesada, o tan solo un poco más interesada de lo que estaba ella, en toda clase de artes y que pudiera considerarlas con una cierta claridad y hablar bien al respecto, y además ella a veces era tan burguesa… esa era la palabra que él usaba para sí mismo, puesto que sabía que sonaba tan condescendiente… incluso si se estaba acostando con él y disfrutándolo y hasta iniciando ella muchas de las pequeñas cosas cada vez que tenían sexo, y no solamente en música y libros y que todo lo relacionado con la ópera le pareciera cómico… la mera mención de la ópera la hacía reír… sino también en muebles y ropa y autos, que realmente le gustara cierta clase de revistas y programas de televisión para mujeres, que cuando salían de ver una película que a él le había parecido detestable de tan idiota y obvia ella dijera que era muy buena, si no genial –eso pasó varias veces–, y también aquello que esperaba de la vida: ser maestra primaria; él dijo “Además de las largas vacaciones de verano, que yo creo que todo empleo debería tener, ¿cómo puedes ir día tras día al mismo salón de clase con niños?” y ella dijo “Porque a mí me encantaría y siento que es la carrera profesional más laboriosa y gratificante de todo el campo de la enseñanza”, y él dijo que al menos debería intentar ser profesora universitaria –“vacaciones más largas y solamente tienes que ser capaz de estar con adultos”– y ella dijo “¿Por qué, si me gustan más los niños y pienso que enseñarles es una tarea mucho más importante?” y él dijo “Porque intelectualmente es un trabajo más profundo y te resultará más desafiante –para tu cerebro– y tendrás más tiempo para hacer investigación y con las vacaciones más largas y menos horas de clase, a la larga incluso podrías tener más tiempo para estar conmigo”, y ella dijo “Oh, ¿estás diciendo que vamos a durar para siempre hasta que la muerte nos separe –y ciertamente no estoy hablando para nada, ni remotamente, de matrimonio, ¡Dios mío, no!– sino simplemente de que vamos a seguir juntos por mucho tiempo?” y él dijo “¿Por qué no, qué podría detenernos?, pero ya veremos… un año a la vez, de aquí a entonces, pero también te conviertes, al ser una profesora de educación, si ese es el campo en el que quieres entrar, en una experta en una única cosa y más leída, y pienso que tus conversaciones también serían mejores… ¿quién quiere oír todo lo que pasa con los niños?” y ella dijo “¿No te gusta lo que leo actualmente, no te gustan nuestras conversaciones?” y él dijo “Estoy hablando del futuro; nuestras conversaciones están bien, eres muy brillante, mucho más brillante que yo”, y ella dijo “No, no lo soy y tú lo sabes”, y él dijo “Estamos a la par, entonces, contigo llevándome alguna ventaja”, y ella dijo “Eso tampoco lo crees; y si no te gusta cómo soy o cómo pienso o lo que quiero hacer con mi vida, entonces al demonio con usted, señor, y puede echarse a volar ahora mismo”, y él dijo “Un momento, espera, no es eso lo que quise decir”, y ella lloraba y estaban sentados ante la mesa de la cocina en el departamento de los padres, comiendo torta y un té de menta especial que ella había comprado y él pensó: He aquí una oportunidad de librarse de esto de una vez; solo di “Bueno, se acabó, dado que como tú misma dijiste, ya he tenido bastante de esto”, y dejarla y no llamarla más y si ella lo llamaba, simplemente decir “Lo siento, no quiero herir tus sentimientos o lo que sea, pero esa última vez me hizo darme cuenta de todo lo que no andaba bien entre nosotros y ese fue el final y es todo lo que voy a decir”, pero la miró y miró su boca y su linda cara, realmente hermosa, aunque no fuera la de aspecto más despabilado, y su pequeña nariz y el pelo largo atado en una gruesa trenza y aquellos ojos grisáceos aunque a veces ligeramente azules que le encantaba mirar pero que ahora se encontraban detrás de los párpados llorosos y cerrados y otra vez su boca, sus labios con los que una vez le dijo, o dos, tres veces, que podría modelar para una publicidad de cigarrillos, cosa que odiaría que hiciese porque entonces significaría que ella tendría que fumar, o de lápiz labial o de sorbetes o paletas de helado, su forma era tan perfecta, y tuvo una erección y le miró los pechos pero estaban cubiertos por sus brazos y las piernas y la prominencia en la pantorrilla donde se cruzaba sobre la rodilla haciéndola ver todavía más musculosa y pensó que cuando ella estruja su cintura con esas pantorrillas puede doler de veras y después que si ahora se va, será el final del sexo por este día, cosa sin decirlo que estaban planeando ya que sus padres iban a estar fuera durante el fin de semana en algún resort allá en el norte del estado y él por segunda vez en seis meses iba a pasar la noche aquí, y sin levantarse arrimó su silla a la de ella y le acarició el rostro con las manos y pensó que lo que a ella le gustaría que hiciera, porque fue eso lo que la hizo dejar de llorar la única vez anterior, que no había tenido que ver con algo que él hiciera o dijera sino con algo que recordó de su pasado, acerca de alguien que murió, es que la abrace y entonces la abrazó y le dijo “Lágrimas, lágrimas, lágrimas, quién las necesita y por qué es que las provoco, ¿verdad?” y sin abrir los ojos ella dijo “No lo sé”, y él dijo “Pero estoy en lo cierto en que estoy equivocado, ¿verdad?” y ella dijo “Si tú lo dices”, y él dijo “Estoy en lo cierto: estoy equivocado, equivocado, realmente equivocado”, y le besó un párpado y ella lo abrió y sonrió, y él dijo “Así la cara te queda torcida”, y ella abrió el otro ojo y sonrió y le besó la mano, que estaba de nuevo en su mejilla, y se besaron y abrazaron e hicieron el amor. Entonces una noche ella lo llamó y le dijo “Tengo que hablar contigo esta misma noche y no es algo que quiera decir por teléfono, ¿podemos vernos?” y él dijo “Hoy es miércoles y mañana tengo un examen de alemán muy importante y además mi empleo y probablemente tenga que quedarme a trabajar ahí hasta tarde”, y ella dijo “¿Qué me estás diciendo, entonces?… una noche, si te digo que para mí es tan importante, puedes venir hasta aquí aun si te resulta tan poco conveniente, lee una parte de lo que tienes que estudiar en el metro, además no va a tomar mucho tiempo”, y él dijo “¿No tiene nada que ver con algo como que estés muy enferma, algo de lo que acabes de enterarte?” y ella dijo que no y él dijo “Eso sí que es un alivio, pero yo creo que sé lo que es”, y ella dijo “No lo digas; yo ya he dicho bastante y la gente alrededor está parando la oreja”, y él dijo “¿Desde dónde me estás llamando?” y ella dijo “La bombonería que está sobre Jerome, pero ve acercándote”, y se encontraron en un café del barrio donde ella vivía y dijo que estaba embarazada y él dijo “De eso pensé que se trataba, incluso antes de que se me ocurriera que podrías estar enferma”, y ella dijo “Eres un genio, ¿eso es lo que querías oír?… bueno, lo eres”, y él dijo “No es eso, fue tu voz”, y ella dijo “Escúchame, ya basta, tenemos cosas que discutir, y lo que quiera que digas a continuación, no vayas a preguntar cómo sucedió ni si hubo siquiera una remota posibilidad de que algún otro chico, o me voy a volver loca… ya estoy lo bastante loca con esto, ¡sí que la hicimos buena!” y él dijo “De acuerdo, tranquilízate, no es lo que iba a preguntarte, pero como que es desconcertante que esto haya podido pasar, porque fuimos muy cuidadosos, ¿o no lo fuimos?” y ella dijo “Él no lo iba a preguntar, no señor… ¿no ibas a preguntar, estás seguro de eso? Ese sí que es un buen chiste. Por supuesto, pedazo de idiota, pero lo hacíamos muchísimo, cada vez que lo hacíamos, así que tal vez mi protección solo puede retener esa cantidad o por todo ese tiempo… me refiero a una noche entera… una vez, ¿te acuerdas? O que cuando estábamos usando lo tuyo acabaste mucho ahí dentro y una parte rebalsó, pero yo qué sé… accidentes en la fabricación de esas cosas en el lugar donde las fabrican. O podría ser que un día cuando yo estaba tan segura de que no necesitaba protección porque había empezado a sangrar, en realidad resultaba que sí y que era solo la naturaleza dándome una señal equivocada”, y él dijo “Resultaba que sí ¿qué?” y ella dijo “¿Hace falta que te lo explique? Resultaba que sí necesitaba, sí necesitaba, pero solo estoy especulando”, y él dijo “¿Te hiciste un test?” y ella dijo “Soy mujer, conozco los signos, y sí, fui a ver a un médico”, y él dijo “Okey, ¿entonces qué hacemos?” y ella dijo “Si tú no sabes, yo tengo una solución. A través de un primo de él…” y él dijo “¿De quién?” y ella dijo “Alguien, te lo diré luego, tengo el nombre de un fulano en Burnside, para el a.b.”, y él dijo “¿Eso es en el Bronx?” y ella dijo “Sí, es una avenida grande, que lo corta en dos, casi… este y oeste; esto es del lado oeste”, y él dijo “¿Qué es ‘a.b.’?” y ella dijo “‘A.b.’ por ya sabes qué… para desembarazarse de eso, el hombre de los a.b. los hace… los lleva a cabo. Es un doctor de verdad, con diploma, pero esto lo hace por fuera y necesitamos trescientos dólares”, y él dijo “¿De dónde vamos a sacar todo eso?” y ella dijo “Me dijiste que tenías algo de plata ahorrada”, y él dijo “Sí, tengo, me había olvidado de eso, un poco”, y ella dijo “¿Cuánto?” y él dijo “Ciento veinticinco, tal vez ciento treinta y cinco… no he recibido mis intereses desde hace mucho, pero no más que eso, incluso con el interés”, cuando tenía unos cuatrocientos, y ella dijo “Saca tus ciento veinticinco o más, si es que hay más… vas a tener que cerrar tu cuenta, eso es todo. Y yo saco mis ciento y tantos dólares y tendremos que rebuscárnoslas de algún modo para conseguir otros cincuenta, y lo haremos mitad y mitad: si yo aporto más que tú, entonces me deberás. Pero vendrás conmigo para hacerlo, ¿verdad? Porque si no lo haces estaré asustada y enojada, muy enojada, y tú deberías estar conmigo allí y llevarme a casa y esto nunca me ha sucedido, así que voy a necesitar a alguien como tú”, y él dijo “Por supuesto, ¿qué crees?” aunque no quería hacerlo pero lo haría porque si no lo hacía, ella no le hablaría más, de eso estaba casi seguro, o tan solo dejaría de acostarse con él, y él en realidad salía con ella más bien para acostarse, y si hacía lo que ella le pedía, después de eso tendría incluso mejor disposición hacia él, aunque no es que ella pudiera hacer algo más por él de lo que hacía o que él quisiera que lo hiciese. De modo que ella hizo la cita, fueron al consultorio del médico, el médico dijo “Bien, justo a tiempo”, y le dijo que se fuera y que volviera al cabo de un par de horas. Él dijo “Pensé que se suponía que debía quedarme… eso es lo que ella quería”, y después a ella, ya que en realidad él prefería no estar con ella mientras la cosa sucedía, “¿Está bien para ti?” y ella dijo “No sé, no me gusta”, y el médico dijo “Ya sea que esté bien para ella o le guste o no, eso es lo que tienes que hacer, no quiero a nadie más aquí durante el procedimiento, por nuestra propia seguridad”, y él dijo “¿Qué quiere decir, corremos algún peligro?” y él doctor dijo “Por favor, joven, estamos perdiendo un valioso tiempo y si perdemos un minuto más, tendré que pedirles a los dos que se retiren”, así que se fue, antes de irse dijo “¿Estarás bien?” y ella dijo “Seguro que sí”, y le brindó una sonrisa asustada o, tal vez, para protegerlo, tranquilizadora… no sabría decir cuál de las dos… se fue a un cine, a dos cuadras de ahí, que había visto cuando subían desde la estación del metro, a la media hora salió porque no podía estar sentado ahí cuando se sentía no sabía exactamente cómo, nervioso, desdichado, culpable, no solo preocupado por ella sino de que los fuese a descubrir la policía, el estómago revuelto, un poco, de pensar por lo que ella estaría pasando ahora mismo, que ella estaba allá, con las piernas sujetas por correas, le había contado cómo probablemente sería y arriba de una especie de mesa de operaciones, mientras él miraba una película supuestamente seria, artística, con gente, cuando echó un vistazo a su alrededor, que miraba tan atentamente la pantalla, dio una vuelta al vecindario durante más o menos una hora y volvió hasta el edificio del médico, sabía que era demasiado temprano pero quería estar ahí aunque solo fuese sentado en la sala de espera mientras lo de ella terminaba, desde la recepción llamó al consultorio y a través del intercomunicador el doctor dijo “¿Sí?” y él dijo “Soy yo, me gustaría que me abriera, por favor”, y él doctor dijo “Terminaré mi trabajo en media hora, vaya a tomarse un café en alguna parte”, de modo que anduvo caminando por ahí un poco más, se tomó un refresco en una cafetería, compró un libro barato y leyó algunas páginas, regresó otra vez; “Su amiga está descansando en la habitación de al lado”, dijo el médico, “pero no hay de qué preocuparse; ha estado ahí el tiempo suficiente y creo que ya podemos despertarla”, y se metió en una habitación y salió con ella sosteniéndola por un codo con la mano, ella tenía el aspecto de haber estado llorando y dijo “Me duele tanto ahí abajo, pero el doctor dijo que pasará completamente. Yo no estaba dormida durante… ni siquiera un analgésico. Dijo que en realidad los problemas médicos podrían empezar si me los daba, y que me quería alerta cuando saliera de aquí y además para que estuviese atenta a cualquier síntoma alarmante. Así que estaba completamente despierta y me sentía como si me estuvieran arrancando las tripas”, y el médico dijo “Si esa fue la sensación, señorita, habrá sido solamente por un momento. Yo no toqué nada que no debiera tocarse. Estará dolorida un rato, pero eso es todo”, y le dijo en qué fijarse: sangre, hemorragias, punzadas graves, y adónde ir si algo andaba mal… “Aquí no, a un hospital, y digan que lo hicieron ustedes mismos”, y en la puerta Gould dijo “Solo una pregunta, doctor. ¿Cuándo le parece, quiero decir dentro de cuánto, que estaremos en condiciones de volver a tener sexo…? Se lo estoy preguntando únicamente para que ella no corra ningún riesgo mientras su cuerpo se cura”, y ella dijo “Qué pregunta… Olvide que le ha preguntado eso”, al doctor, y a él “¿Cómo pudiste, Gould? Yo misma lo sabré cuando me sienta mejor, si es que alguna vez quiero volver a hacerlo después de lo que he tenido que pasar”, y él la miró con dureza, habían dado nombres falsos y ella estaba usando su verdadero nombre, y ella dijo “¿Qué es esa mirada? Okey, okey, usé tu apellido, lo lamento”, y el médico dijo “No se preocupe, querida. Nadie me da su verdadero nombre y no podría importarme menos. Y para mí, ese ‘Gould’ podría no ser más que otro alias en la cuidadosamente preparada colaboración entre ustedes dos para desviarme de sus verdaderos nombres, y sería incluso lo esperable. Pero créanme, una vez que salgan de aquí, yo no los conozco y no los he visto nunca y lo mismo, en la medida de lo posible, a la inversa. En cuanto a su pregunta, joven, es una pregunta legítima y algo que yo debería haber mencionado. No tengan relaciones que incluyan penetración genital hasta después de su próximo período, incluso si eso tomara un mes… Así que, no ha estado tan mal, ¿verdad, señorita? Y ahora, que les vaya bien”, y salieron, él la ayudó a bajar las escaleras y en la calle mientras se encaminaban al metro reflexionó sobre lo que estaba pensando en decirle y luego se dijo “Oh, ya dilo de una vez, ¿qué daño puede hacer?” y dijo “Me doy cuenta de que no te sientes nada bien y lo que estoy por decir no tiene nada que ver con nada que sea para hoy o mañana y demás, pero no sé si voy a ser capaz de aguantar sin tener relaciones por tanto tiempo como dijo el doctor”, y ella dijo “Oh, qué urgencia; qué sensibilidad; hasta toma en cuenta mi aflicción actual; ¡pero qué hombre! Como ya te dije, el sexo es lo último que tengo en la cabeza en este momento, absolutamente lo último, y si vuelves a mencionarlo una sola vez durante esta semana, puedes estar seguro de que entre nosotros no volverá a suceder jamás y no como castigo en absoluto sino porque eres un canalla engreído”. Se vieron cada fin de semana hasta aquel verano; entonces ella consiguió un empleo de supervisora en una colonia de vacaciones, quiso que fuese con ella y él se postuló pero la colonia no tenía ningún puesto para él y él le dijo que le escribiría mucho y trataría de visitarla durante alguno de sus francos. Pasadas las primeras dos semanas ella le fue escribiendo cada vez menos y sus cartas se fueron volviendo más bien frías. Conoció a otro, pensaba él. Bueno, eso está bien puesto que él ha estado viéndose con alguien en el resort de Catskill en el que consiguió un puesto de mesero, aunque nadie por quien tuviese profundos sentimientos; una mesera que cubría su plaza y lo ayudaba a armar cuando él lo necesitaba y era linda y de su misma edad y bastante despierta y que un día podría llegar incluso a gustarle mucho; era jovial, comparada con la otra, y no tan negativa acerca de la vida y le gustaba más la diversión. Llamó a su novia en la colonia y ella dijo “¿Qué pasa? Se supone que no me puedo apartar de mis niños a menos que haya una emergencia y tú debes haber dicho que lo era, de lo contrario jamás me habrían hecho venir hasta aquí”, y él dijo “De manera que mentí para hablarte; qué tremendo, qué terrible pecado el mío, que tuviese tantas ganas de oír tu voz después de seis semanas. Así que, dime, ¿cómo es que ya apenas me escribes y cuando lo haces tus palabras estallan de calidez, eso es todo lo que quiero saber”, y ella dijo “Hiciste la pregunta, pero ¿de veras quieres una respuesta?” y él dijo “¿Por qué iba a preguntar si no?” y ella dijo “Okey. Estuve saliendo con un hombre… el supervisor principal, si quieres saber… y eso me hacía sentir mal por ti y no sabía cómo decirlo. Pero afrontémoslo: tú nunca me amaste de verdad. Solo decías que sí cuando yo te lo preguntaba, pero únicamente amabas mi cuerpo y el resto de mí tan solo te gustaba o lo apreciabas, un poco tal vez, ¿o no es verdad?” y él dijo “Si es el supervisor principal, ¿por qué iban a joderte solo por ir a atender el teléfono?” y ella dijo “Tú sabes que eso no tiene nada que ver con lo que te estaba diciendo. Estoy hablando de lo que yo significaba para ti antes del verano, pero eso a esta altura es una minucia”, y él dijo “Oh, ¿es una minucia, una minucia? ¿Y eso qué es, una danza que bailaban los reyes de Francia?” y ella dijo “¿Nos vamos a poner a discutir de nuevo, y tú de manera súper estúpida, después de no habernos visto por tanto tiempo?” y él dijo “No. Como sea, antes del verano ya decías que en tu opinión significabas poca cosa para mí. Pues bien, no tan poco, eras más que eso, mucho más, y voy a serte honesto y decir que te extraño mucho y uno nunca sabe lo que puede pasar en el futuro, además. Mis sentimientos hacia ti podrían llegar a ser mucho mejores, tres veces, cuatro veces mejores, subir hasta el cielo”, porque se preguntaba a quién iba a cogerse cuando esté de vuelta en Nueva York. No a la mesera. Ella viene de Hartford e irá a estudiar cerca de Boston y quién tiene ganas de ir hasta Boston todos los fines de semana o fin de semana por medio o cuando sea, por mucho que pudiera llegar a gustarle, ya que va a estar con treinta chicas y la encargada en una residencia universitaria para muchachas, así que ¿adónde podría quedarse, siquiera? No en un hotel, con lo que gana, y ya solo el autobús o el tren… Pero ella dijo “Gould, no habrá ningún futuro para nosotros, no soy vidente pero eso es algo que veo y lo lamento. Y este colega con el que estoy saliendo está enganchado conmigo en serio y creo que yo también estoy enamorada de él, de manera que esto luce mucho mejor que tú como prospecto para el futuro”, y él dijo “¿Vive en Nueva York?” y ella dijo “Cerca. Jersey; Trenton”, y él dijo “¿Sabes lo lejos que está Trenton de Nueva York? ¿Cómo vas a llegar siquiera a verlo?” y ella dijo “Como máximo es a una hora y media de tren y él dijo que va a venir con tanta frecuencia como yo quiera. Y tiene su propio departamento, así que puedo quedarme ahí cada vez que vaya a verlo”, y él dijo “¿Alguna vez has visto lo que es Trenton? Yo sí, desde el tren. Es un basural… sórdido, feo; quizás termines viviendo ahí. Bueno, muy bien, adelante, pero ese será el fin de tu vida intelectual o siquiera espiritual, para siempre… letrinas como esa tiran abajo a una persona inteligente”, y ella dijo “¿Y tú qué sabes sobre el efecto que provocan las ciudades? Solo has vivido en una, Nueva York. Y no tengo planes de establecerme ahí, y tampoco él. Es estudiante de leyes y más adelante puede conseguir un empleo en cualquier parte, en cuanto ingrese en el colegio de abogados”, y él dijo “¿Qué edad tiene el tipo este?” y ella dijo “Veinticuatro, ¿por qué?” y él dijo “Ay, ay, los hombres más grandes, los experimentados, apuesto a que ha tenido decenas de chicas… decenas de supervisoras… es posible incluso que sea por eso que se ha buscado este empleo. El señor Consejero Principal, avasallando a sus esclavas; les dice que se la chupen o perderán sus empleítos, y ellas lo hacen, las muy imbéciles, son demasiado jóvenes y tontas para no hacerlo. Pero bueno, por fin conseguiste a alguien que puede enseñarte algo sobre la vida, aunque si va a gustarte o no esa lección al cabo de un rato…” y ella dijo “Otra vez te estás portando como un asno. Y con eso de que él me enseñe algo, no sé muy bien a qué te estás refiriendo, pero si es lo que yo pienso que es, entonces no solamente eres un perfecto idiota sino también”, y esto lo susurró, “un pendejo patético”, y colgó. Volvió a llamarla enseguida y el hombre que contestó le dijo que ella ya estaba realmente a mitad de camino bajando la colina y él le dijo “Bueno, haga que regrese ahora mismo. Se trata de su padre, ha sucedido algo nuevo”, y ella regresó y dijo “¿Sí?” y él dijo “Soy yo otra vez”, y ella dijo “No me digas. Pero ¿qué pasa? Tuve que regresar tan solo para que no piensen que he estado discutiendo con alguien… esta es la oficina de la colonia, sabes… o que soy una persona capaz de ignorar noticias acerca de mi padre enfermo o algo por el estilo”, y él dijo “Volví a llamar, en fin, para disculparme; en serio, me disculpo. Lo siento, soy un perfecto idiota y un pendejo y muy probablemente alguna cosa peor”, y ella dijo “De acuerdo, tú lo sabes, y yo acepto tus disculpas. Pero caramba, qué terrible puedes ser cuando te pones odioso”, y él dijo “Tienes razón, completa e indiscutiblemente, y nunca más me voy a poner así, te juro que no, pero vamos a volver a estar juntos, aunque sea un poco, cuando estemos nuevamente en la ciudad… aunque sea un intento, ¿sí?” y ella dijo “No, y es definitivo”, y él dijo “De acuerdo, fue lindo y tú estuviste genial y de veras que fue algo, aquello por lo que pasamos con ese a.b… sobre todo tú… cosa que nunca voy a olvidar y pienso que de alguna manera nos unió para siempre”, pensando que tal vez al oírlo decir eso ella va a pensar en todo lo que atravesaron juntos y en él acompañándola al médico y pagando la mitad y todo eso y cambiará de parecer sobre lo de no verlo, y ella dijo “Sí, yo también”, y colgó. En Nueva York la llamó un par de veces, su madre dijo que no estaba en casa y que le daría el recado, pero ella nunca devolvió la llamada.

La segunda vez fue en Nueva York, también. La conoció en una fiesta a la que ella fue con un amigo de él, ella parecía interesada por las ocasionales miradas que lanzó en su dirección, él le hizo señas de encontrarse en la cocina y le dijo “Mira, me gustaría tener tu número y alguna vez llamarte, pero sales con un tipo al que conozco, o por lo menos llegaste a la fiesta con él, de modo que es un problema, ¿o no?” y ella dijo “En realidad solo somos buenos amigos”, y él dijo “¿No duermes con él?” y ella dijo “¿Quién te ha dicho que eso es asunto tuyo? Y aun si lo hiciéramos, podríamos de todos modos ser solamente buenos amigos, ¿o no?, pero a los que les gusta acostarse juntos, aunque no estoy diciendo que sea esa la situación entre Tim y yo”, y él dijo “Entonces tal vez podríamos vernos, un día”, y ella dijo “A mí me parece bien y no creo que a Tim le importe demasiado; le voy a preguntar”, y él dijo “Tal vez debería hacerlo yo”, y ella dijo “Mejor que lo haga yo; podría enojarse contigo por meterte en el medio y que después se arme una pelea; lo voy a plantear de un modo que tú no podrías hacerlo”, y él dijo “¿Cómo es eso?”, y ella dijo “Voy a decir ‘Tim, tuve un flechazo con un tipo y resulta que es alguien que tú conoces. Y por eso él no quiere saber nada conmigo, pero yo quiero otra cosa, así que ¿qué dices, Tim?, ¿te importaría mucho si salgo con él, al mismo tiempo que salgo contigo?’” y él dijo “No sé si me gusta ese arreglo, que te veas con él un día, al otro día conmigo, tal vez incluso con un tercero que te guste, y así sucesivamente”, y ella dijo “¿Y qué con eso, es que lo quieres todo? Ni siquiera me conoces, de modo que no tienes ningún control. Y Tim es mi amigo y si eso sucediera, una vez que yo empezara a dormir contigo, ¿qué tendría de malo que de vez en cuando durmiera también con él? Lo conocí primero a él y quién puede decir que no va a gustarme siempre más que tú y que no va a gustarme más dormir con él, también. Pero, sabes, si resultara que eres el único chico con quien yo quiero acostarme, entonces así es como será. Esto es, si efectivamente terminamos durmiendo juntos, ya que no es por eso que estoy interesada en ti, quiero que lo sepas”, y él dijo “No voy a preguntar por qué lo estás, sería demasiado egocéntrico, supongo”, y ella dijo “Ya te lo dije: tuvimos un flechazo y la perspectiva se ve prometedora”, y él dijo “Muy bien, entonces me alegro; yo también me doy cuenta de que eso no es todo lo que hay, como dijiste”, y ella dijo “Por un momento me lo pregunté seriamente”. Unos diez minutos después volvió con Tim y Tim parecía enojado y dijo “¿Qué diablos crees que estás haciendo, Gould?” y él dijo “Lo siento, y además le dije que no quería saber nada con esto, así que ¿de qué estás hablando?” y Tim dijo “No me vengas con eso; tratando de robarme a mi chica”, y él dijo “No estaba tratando de robar nada. Simplemente estuvimos charlando, ¿no te lo dijo?… y entonces, no sé qué, pero no pasó nada, y tú además ni siquiera quieres que le hable, así que no lo haré, es toda tuya”, y la chica dijo “Ay, pero mírense un poco: ‘Llévatela’; ‘Sí, me la llevo’, como si yo fuera un gran pedazo de carne de primera calidad que han conseguido a buen precio”, y Tim se echó a reír y dijo “Solo estoy bromeando, tonta”, y a Gould: “Un flechazo contigo, es lo que dijo que tiene; bien hecho, conseguiste a una chica genial, o más bien, me temo, a una mujer