Guía del autoestopista filosófico - Ramón Caro Plaza - E-Book

Guía del autoestopista filosófico E-Book

Ramón Caro Plaza

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¿Quieres objetividad?, ¿buscas motivos?, ¿te interesa la sexualidad?, ¿reivindicas la dignidad de la persona?, ¿estás harto de la manipulación política? Ninguna inquietud fuera de lo normal, las compartimos todos los seres humanos. Pero no es necesario que pruebes vías extrañas, o que vayas a otros planetas para obtener respuestas. Explora este mundo, la realidad que te rodea y la que te constituye. La obra que tienes ahora en tus manos pretende rastrear los enclaves principales en compañía de los grandes pensadores. Además, te ofrece herramientas para localizar tu propio criterio sobre el sentido de la vida, el universo... y todo lo demás. Aquí encontrarás sintetizadas las conclusiones que se han sacado para llegar a las principales respuestas de la existencia (además de fuentes, etimologías y películas filosóficas). Y si quieres una visión global, ¡descárgate los esquemas! Autoestopista_Filosófico_Esquemas

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Ramón Caro Plaza

Guía del autoestopista filosófico

© El autor y Ediciones Encuentro, 2020

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.

Fotocomposición: Encuentro-Madrid

ISBN EPUB: 978-84-1339-364-3

Depósito Legal: M-15283-2020

Printed in Spain

Para cualquier información sobre las obras publicadas o en programa y para propuestas de nuevas publicaciones, dirigirse a:

Redacción de Ediciones Encuentro

Conde de Aranda 20, bajo B - 28001 Madrid - Tel. 915322607

www.edicionesencuentro.com

Índice

Introducción

I. EL LUGAR DE LA FILOSOFÍA

1. Origen y división de la filosofía

Origen existencial

División de la filosofía como disciplina

Origen histórico

Grandes paradigmas de la historia del pensamiento

2. Filosofía y ciencia

Origen y desarrollo común hasta la modernidad

Diferencias en objeto y método

La filosofía critica a la ciencia

Cruzando la frontera: creación divina

3. Filosofía y arte

La verdad en el arte

El bien en el arte

El arte y lo transcendente

4. Filosofía y religión

El sentimiento religioso

Revelación histórica y ateísmo teórico

Revelación histórica y creencia

5. La actitud filosófica

Filosofía como asombro

Filosofía como crítica

Filosofía como integración

Filosofía como aspiración

II. CONOCIMIENTO Y VERDAD

6. El problema de las apariencias

La pregunta por la verdad

La cuestión de la inteligencia humana

7. Paradigmas de la verdad

Génesis histórica de la cuestión

Idealismo realista

Empirismo y subjetivismo transcendental

Nihilismo

8. La estructura del proceso cognitivo

Conducta física (cuerpo vivo, alma vegetativa)

Conducta instintiva (sensibilidad, alma animal)

Conducta inteligente (razón, alma racional)

Incógnita: el origen de las ideas

9. Conocimiento y lenguaje

Lenguaje y acción

Lenguaje y representación consciente

Nuevas incógnitas

10. Verdad Objetiva

En busca del fundamento de la verdad: origen de las ideas

La solución idealista-realista

La verdad: luz de la inteligencia humana

Cruzando la frontera: ser realmente absoluto

Lenguaje y conceptualización

Lenguaje y abstracción

Lenguaje y argumentación

III. LA BÚSQUEDA DEL BIEN Y LA BELLEZA

11. El misterio del mal

Compromete el sentido de nuestra vida

Atenta contra la dignidad humana

Cuestiona la existencia de Dios

12. Perspectivas sobre el bien

Orden natural, libertad bilateral

Ley subjetiva, libertad negativa

Voluntad de poder, libertad subversiva

13. Conciencia e interés

El imperativo de la conciencia

Conciencia y ley civil

Conciencia y ley religiosa

El sentido de la libertad

14. Bien natural

El fundamento del bien

Los transcendentales del ser: unidad, verdad, bien y belleza

El bien intrínseco básico: orden de identidad

El bien intrínseco dinámico: orden de perfección

Bien comparativo: orden jerárquico de valores

Cruzando la frontera: providencia divina

15. El bien moral

El bien de la voluntad y la acción

Cruzando la frontera: misericordia divina y libertad

IV. DIMENSIÓN BIOLÓGICA Y CULTURAL DEL SER HUMANO

16. Grandes cuestiones sobre la vida humana

Aborto

Ingeniería genética y manipulación de embriones

Eutanasia

17. Grandes cuestiones sobre el cuerpo humano

Orientación sexual

Paternidad y familia

18. Posturas antropológicas fundamentales

Respeto de la vida humana

Identidad y plenitud sexual

Liberación existencial

Transhumanismo e indiferenciación sexual

19. La evolución del ser humano: hominización, humanización

Ser humano: animal con naturaleza y cultura

La hominización: evolución biológica

La humanización: evolución cultural

20. Trasfondo ontológico y antropológico de la bioética

Crítica de la cultura

La naturaleza como guía de la cultura

La vida humana: entre dos enigmas

El cuerpo humano: complementariedad creadora

V. EL SER HUMANO COMO PERSONA

21. Normalidad y patología

¿Diferencia o enfermedad?

¿Afecto o afección?

22. Interpretaciones del deseo humano

Promesa de sentido para la persona

Placer superior del individuo

Instinto mecánico indeterminado

23. La experiencia de desvelamiento

Orden implícitamente desvelado

Orden explícitamente desvelado

Orden que aparece con el otro

24. La constitución de la persona

La volición natural del bien, amor esencial

Definiciones de persona

25. La perfección personal

Contemplación: descubrir un destino, compartir un proyecto

Empatía: fusión con la realidad en su orden

Acción: expresión y realización del bien

Cruzando la frontera: amor sacrificio (agápê)

VI. LA SOCIEDAD POLÍTICA

26. Los conflictos políticos

¿Continuidad o autodeterminación?

¿Corrupción o dictadura?

¿Intervención, diálogo o retirada?

27. Origen de la política, tres visiones

Fin común

Contractualismo

Biopolítica

28. Las diferentes tendencias políticas

Relaciones económicas: liberalismo - intervencionismo

Relaciones de poder: concentración - participación

Relaciones sociales: conservación - cambio

29. Persona y proyecto: fundamento y fin de la política

La centralidad de la persona

Proyecto sugestivo de vida en común

30. Colaboración, distribución, madurez: forma de la política

Colaboración económica

Distribución de la soberanía

Madurez social

Notas

Bibliografía

Filmografía

Vocabulario filosófico

Los aspectos de las cosas más importantes para nosotros están ocultos por su simplicidad y cotidianeidad. (Se puede no reparar en algo —porque siempre se tiene ante los ojos).

Una fuente principal de nuestra falta de comprensión es que no vemos sinópticamente el uso de nuestras palabras. —A nuestra gramática le falta visión sinóptica.

Cuando los filósofos usan una palabra —«conocimiento», «ser», «objeto», «yo», «proposición», «nombre»— y tratan de captar la esencia de la cosa, siempre se ha de preguntar: ¿se usa efectivamente esta palabra de este modo en el lenguaje que tiene su tierra natal?

Ludwig Wittgenstein1

Introducción

Tres individuos anónimos acaban de reunirse para emprender un insólito viaje. Uno de ellos es un escritor sin inspiración, otro un profesor de física. El tercero se presenta como un stalker, encargado de guiar la expedición. Mientras realizan los últimos preparativos se escucha el silbido persistente de un tren. Este tren, que no lleva carga ni pasajeros, atraviesa regularmente una barrera que abre el paso hacia la Zona, objetivo del viaje.

Nadie ha aportado jamás una descripción exacta sobre la Zona. Algunos conjeturan que cayó sobre ella un meteorito, otros creen que fue visitada por habitantes extraterrestres. Sobre todo, dicen que allí se cumplen los deseos más recónditos, por eso continuamente hay incursiones clandestinas. En realidad, las tropas que envió el país para explorar la Zona no regresaron nunca. Fue entonces rodeada por una patrulla que actualmente vigila e impide la entrada.

Cada uno de nosotros estamos representados por los personajes de la aventura. Por el hecho de existir nos vemos obligados a efectuar un viaje en el que no hay vuelta atrás. Aunque nos vamos formando diversas opiniones, partimos todos de la ignorancia sobre nuestro destino. Lo único que sabemos es que, de hecho, avanzamos irremediablemente hacia algún lugar. Además, la duración de esta expedición es limitada, el tren del tiempo avisa continuamente sugiriéndonos afinar el oído y buscar las vías.

Rápidamente salen de la taberna, y el stalker toma el volante de un Land Rover destartalado, que previamente han acondicionado. De este modo, los protagonistas inician la marcha, dirigiéndose hacia la barrera de vigilancia, primer obstáculo para poder acceder a la Zona. Son imprescindibles las indicaciones del guía. Éste posee ya cierta familiaridad con el itinerario pues ha visitado el lugar otras veces, aunque participa con sus compañeros en un desconocimiento de lo fundamental y en un anhelo por volver. Pegados al tren y en medio de disparos logran atravesar el puesto de control. A partir de aquí, siguiendo las vías los tres viajeros se adentran en un paisaje desolado, cuyo silencio les mueve a observar y recapacitar.

El libro que tienes delante no es exactamente un manual académico o una antología de textos filosóficos. Pretende servir como un cuaderno de ruta esencialmente abierto. No andamos completamente solos, nos acompañan los grandes pensadores de la humanidad, auténticos stalkers en la vida. Ellos ya han realizado un trayecto y han intentado consignar sus descubrimientos con la mayor precisión posible. Las sendas trazadas por cada persona son únicas e irrepetibles, pero confluyen entre sí. Por eso, nosotros trataremos de ubicarnos estudiando los principales caminos de la existencia, recorridos y descritos por nuestros precursores a lo largo del tiempo. En las próximas páginas, ellos se nos irán acercando, de manera literaria o artística, ofreciéndose para recogernos en este continuo hacer autoestop que es la vida.

Examinamos aquí la historia del pensamiento siguiendo una metodología sinóptica. Sinóptica en tres sentidos. Por una parte, porque confronta los enfoques o paradigmas desde los cuales los numerosos pensadores abordan las cuestiones existenciales. Por otra parte, porque pretende asimilar los diversos términos técnicos de los autores y, de este modo, ponerlos en diálogo. Finalmente, porque utiliza fragmentos originales que se integran en el discurso y se fusionan con el hilo argumentativo del libro.

Cada una de las secciones posee uno o varios capítulos de distinta clase, constituyendo bloques internos: planteamiento de interrogantes y enfoques de solución, transición científica, y propuesta metafísica. Estos bloques van introducidos por un resumen previo.

El primero de los capítulos de cada sección se ocupa de presentar algunos de los interrogantes fundamentales. Toda empresa intelectual brota de la necesidad de responder a unos problemas o inquietudes determinados. Cuando éstos no se muestran, las teorías y razonamientos quedan desconectados del impulso auténtico que los ha puesto en funcionamiento y, entonces, ya no provocan nuestra reflexión.

Sigue un capítulo panorámico, que analiza las diferentes propuestas de los pensadores. Para ello emplea un criterio comparativo principal: distinguir los caminos que se elevan sobre la realidad empírica respecto a los que permanecen siempre en ella. Este criterio permite englobar todas las propuestas en tres paradigmas fundamentales: metafísico, subjetivo y materialista. El primero señala la necesidad de recurrir a una dimensión transcendente captada en la naturaleza desde la cual se responde a las grandes preguntas del hombre. El segundo propone una solución desde el sujeto, apelando a las estructuras del yo. El tercero reduce la realidad a su aspecto físico y sensible, acabando por negar que exista una indicación ideal sugerida por la naturaleza.

A continuación, se exponen uno o varios capítulos de inflexión que evalúan los resultados de alguna ciencia empírica. Estos capítulos ponen al descubierto los principios de estas disciplinas y muestran la necesidad de la filosofía para poder sustentarlos e interpretarlos. Nos llevan, por tanto, a un límite infranqueable por la misma ciencia positiva. La transición por vía empírica de cada sección está asociada con una serie de ciencias experimentales: física, arquitectura y estudio comparado de las religiones (I); biología, psicología, neurociencia y lingüística (II); sociología (III); genética y paleontología (IV); medicina (V); historiografía (VI).

Finalmente, el último capítulo constructivo diseña una respuesta referencial a los problemas desde la perspectiva metafísica. La metodología empleada es la propiamente filosófica: análisis del uso común de los términos, observación radical y razonamiento lógico. Aquí se ha prestado una atención especial al origen etimológico de las palabras, indicado en un vocabulario filosófico al final de la obra. En ocasiones la propuesta referencial se extiende hasta conclusiones que superan el nivel empírico y conectan con un ámbito naturalmente teológico; a esas conclusiones se les ha llamado: «Cruzando la frontera».

Conviene subrayar que el primer paradigma metafísico no se desarrolla aquí con una intención doctrinal. Se propone a modo de trama conceptual y argumentativa, a partir de la cual se derivan el relativismo y el materialismo, como subjetivación o negación de la misma; y ante la cual deben confrontarse los defensores de esos últimos dos paradigmas. El objetivo de este planteamiento es, por tanto, orientativo. Es decir, pretende ofrecer herramientas al lector para localizar su propio enfoque y posicionarse individualmente en relación con las preguntas de la existencia.

I. EL LUGAR DE LA FILOSOFÍA

Parece que todo discurre con normalidad para Truman Burbank, agente de seguros en la ciudad de Seaheaven. Sin embargo, la realidad es muy distinta. Al margen de su conocimiento y voluntad, el protagonista fue involucrado al nacer en un programa televisivo que emite directamente su vida minuto a minuto. Miles de cámaras ocultas filman para todo el mundo cada uno de sus comportamientos. Truman habita bajo un decorado artificial y convive con actores que siguen un guion marcado. Entre estos actores se incluyen su esposa (Meryl) y su amigo íntimo (Marlon). Para evitar que descubra el montaje, el director (Christof) controla y dirige todos sus movimientos y decisiones.

Nuestra situación se parece a la de Truman. Sin haberlo solicitado previamente nos encontramos colocados en un escenario junto a otros seres como nosotros. De entrada, no conocemos con precisión nuestro papel en la función, ni el tipo de relación que debemos establecer con el resto de personas que nos rodean. Ignoramos si alguien nos ha convocado y si la representación tendrá un final feliz.

La historia comienza con la presentación del programa, en la cual intervienen el director y los dos actores principales. Simultáneamente se intercalan escenas de Truman en vivo, conversando consigo mismo delante del espejo. Habla de una escalada en compañía de otros montañeros. Se describe agotado, sin fuerzas para proseguir. Al comunicar su intención de abandonar, el equipo le advierte que es imposible detenerse. Truman reacciona contra ellos manifestándoles una aspiración superior. Si no consigue cumplirla, si no logra coronar su cima, ya no le importa nada. Pueden incluso tratarlo como a un animal y usarlo de alimento.

Las frases de Truman ante el espejo pueden parecer inconexas y absurdas. Sin embargo, revelan la profundidad de la vocación filosófica. En algún momento todos reflexionamos sobre nuestra meta y sobre las personas y las condiciones en las que se juega nuestra vida. Entonces, nos damos cuenta de que, si no conseguimos alcanzar esa cima, si no encontramos nuestro sentido, no merecemos la categoría de seres humanos. En ese caso, se oscurecería nuestra dignidad y no nos diferenciaríamos de los seres gobernados por mero instinto. La inquietud radical en busca de significado inaugura la filosofía. En esta sección intentaremos delinear en qué consiste exactamente el proyecto filosófico.

1. Origen y división de la filosofía

La palabra filosofía* procede del griego. Literalmente se traduce por «amor a la sabiduría», un filósofo es alguien con afán de conocer. El primer asunto que aborda la persona dedicada a filosofar es el significado de su propia actividad. Nadie adopta conscientemente una actitud o emprende una acción sin antes plantearse las causas y los motivos. ¿Cómo surge la filosofía?, ¿para qué sirve?, ¿por qué queremos saber? Para poder responder estas cuestiones debemos distinguir dos puntos de vista. Por un lado, examinaremos el origen de la actividad filosófica a nivel individual, en cada sujeto humano particular; por otro lado, lo averiguaremos en general, dentro de la consciencia histórica.

Origen existencial

En su aspecto individual, la filosofía acompaña siempre al ser humano. Brota de manera espontánea cuando se despiertan en él interrogantes fundamentales que le mueven a buscar respuestas.

La persona percibe los problemas y la seriedad de vivir en cualquier instante y de múltiples formas. Pero es normalmente en situaciones de angustia, alegría o aburrimiento cuando se cuestiona, directa o indirectamente, por el sentido de todo lo que existe, por la causa y el fin del mundo, por el objetivo de su vida. Esta pregunta por el sentido engloba y orienta a las demás, de ella derivan todos los interrogantes concretos del ser humano.

¿Cuál es la primera pregunta filosófica?

¿Por qué es el ente [Seiende] y no más bien la nada [Nichts]? Esta es la pregunta. Probablemente no es una pregunta cualquiera. «¿Por qué es el ente y no más bien la nada?» es, al parecer, la primera de todas las preguntas. Es la primera, aunque ciertamente no lo es en el orden temporal en el que se sucedieron las preguntas. El ser humano singular, lo mismo que los pueblos, pregunta muchas cosas en su histórico camino a través del tiempo. Antes de topar con la pregunta «¿por qué es el ente y no más bien la nada?» averigua y explora y examina cosas muy diversas y de muy diversas maneras. […]

Y, pese a todo, una vez, quizás hasta de vez en cuando, todos nos sentimos rozados por el oculto poder de esta pregunta sin comprender del todo lo que nos ocurre. Surge, por ejemplo, en momentos de gran desesperación, cuando parece desvanecerse todo el peso de las cosas y el sentido se oscurece por completo. Tal vez se manifiesta tan sólo como una única y sorda campanada cuyo sonido penetra la existencia y luego se va apagando suavemente.

La pregunta está igualmente presente en los súbitos júbilos del corazón, porque en esos momentos todas las cosas se transforman y nos rodean como si eso sucediera por primera vez, y como si pudiésemos comprender antes su inexistencia que su existencia y el que sean tal como son. También en el tedio está presente esta pregunta, cuando nos hallamos a igual distancia de la desesperación y del júbilo. Pero cuando nos rodea la tenaz trivialidad como un terreno yermo en el que nos parece indiferente si el ente es o no es, entonces de una forma muy peculiar, vuelve a insinuarse la pregunta: ¿por qué es el ente y no más bien la nada?

Martin Heidegger2

¿Cuáles son los principales interrogantes filosóficos? Kant

El campo de la filosofía en sentido cosmopolita se puede reducir a las siguientes cuestiones:

1) ¿Qué puedo saber?

2) ¿Qué debo hacer?

3) ¿Qué me está permitido esperar?

4) ¿Qué es el hombre?3

Immanuel Kant4

¿Cuáles son los principales interrogantes filosóficos? Rosmini

¿Qué es el hombre?, ¿qué [es] el alma?, ¿qué [es] este escenario del universo sobre el cual el hombre aparece y desaparece?, ¿de dónde se ha originado todo esto?, ¿dónde está la causa?, ¿qué naturaleza tiene?, ¿cómo muchas causas segundas se encadenan tan ordenadas entre ellas a la primera?, ¿cuál es el fin último de todo este espectáculo y cuál el fin del ente humano dotado de intelecto y de amor, si ese fin lo quita y frustra la muerte o a ello conduzca?

Antonio Rosmini5

División de la filosofía como disciplina

Para poder contestar a sus interrogantes, el ser humano observa y reflexiona. De estos actos elementales emerge la filosofía como disciplina, como una ciencia dedicada a investigar los diferentes ámbitos de la realidad. Las diversas ramas filosóficas se definen en función del ámbito concreto que estudian. La primera rama es la ontología*, que clasifica el ser* en general en sus grupos más básicos (¿cuáles son las propiedades de todo lo que hay?). En segundo lugar, está la antropología*, que se ocupa del ser humano, de su origen, desarrollo y fin (¿cuál es el sentido de nuestra vida?).

La experiencia inmediata nos sugiere tres modos elementales de ser: lo sensible y material* (ser real), los pensamientos (ser ideal) y la bondad (ser moral). Cada uno de ellos es estudiado por una ciencia filosófica derivada de la ontología. Por un lado, la cosmología* y la física* se aplican a la esfera material (¿cuál es el origen y las leyes del universo?). Por otro lado, la epistemología* atiende la esfera mental (¿de dónde proceden las ideas?, ¿describen verdaderamente lo que existe?). Finalmente, la axiología* o agatología* aborda la esfera de los valores (¿en qué consiste que algo sea bueno?) y la estética* el ámbito de la belleza (¿en qué consiste que algo sea bello?).

Hay que mencionar una cuarta ciencia filosófica vinculada con la ontología que es la teodicea* o teología* natural, encargada de investigar no el ser en sí abstracto, sino el ser en sí en cuanto real (¿existe Dios?, ¿cuáles son sus atributos?). Las tres últimas ramas filosóficas implican un salto cualitativo hacia un ámbito transcendente, por eso suelen reunirse en una ciencia común denominada metafísica*, estudio del ámbito inmaterial (¿cuáles son los principios que superan la dimensión física?). La metafísica suele dividirse en dos partes principales. Por un lado, la metafísica general, ciencia que estudia todo lo que existe, equivalente a la ontología. Por otro lado, la metafísica especial, ciencia que se ocupa de Dios, identificándose con la teodicea y el alma en cuanto que contiene alguna marca de transcendencia.

A su vez, la rama de la antropología se divide en diversas ciencias humanas particulares: la psicología* indaga sobre las capacidades, procesos y efectos de la mente (¿cuáles son las facultades mentales y cómo funcionan?); la eudemonología* estudia la felicidad (¿cómo alcanza el hombre su plenitud?); la ética* o moral* trata las normas para actuar correctamente (¿qué hace que nuestras acciones sean buenas?); la filosofía del derecho* se ocupa de la justicia (¿cuál es el fundamento de las leyes de un Estado?); la política* aborda la organización social (¿cuáles son los principios del funcionamiento de una comunidad de personas?); la filosofía de la historia se interesa por el acontecer humano (¿cuál es la causa y sentido de los sucesos?), etc.

Aunque con terminologías diversas, esta ordenación de las ciencias filosóficas está presente ya en las primeras propuestas de la antigüedad con aspiración sistemática, como es el caso de la escuela estoica. La filosofía arranca en esta época de una ontología, reconociendo la exterioridad y neutralidad de todo lo que existe: el mundo, las ideas y el bien.

¿Cómo organizaban los antiguos las ciencias filosóficas?

Dicen [los estoicos] que es tripartito el estudio de la filosofía, pues son sus partes la física, la lógica y la ética. […] Comparan la filosofía a un ser vivo, equiparando a los huesos y nervios la lógica, a las partes más carnosas la ética, y al alma la física; o también a un huevo: la cáscara es la lógica, la clara la ética y la yema la física; o a un campo fértil, cuyo cercado es la lógica, el fruto la ética, la tierra y los árboles la física; o también a una ciudad bien amurallada y administrada conforme a razón.

Ninguna parte está separada de las otras, según dicen algunos de ellos, sino que van mezcladas, y también la enseñanza la hacen mixta. Otros colocan en primer lugar la lógica, en el segundo la física y en el tercero la ética.

Diógenes Laercio6

Durante la modernidad se produce una separación entre filosofía y ciencia empírica*. El estudio del mundo material queda entonces asignado a la ciencia, concibiéndose ésta en un sentido más restringido. Además, se pone en entredicho el alcance de nuestra percepción. Por eso, hay una tendencia a subjetivar las diversas disciplinas filosóficas: la ontología se asimila a la epistemología y la teodicea a la religión. Esto no impedirá que continúen existiendo tentativas de sistematización objetiva.

¿Cuál es la división subjetiva de las ciencias filosóficas?

La metafísica responde a la primera cuestión, la moral a la segunda, la religión a la tercera y la antropología a la cuarta7. En el fondo se podría considerar todo esto como perteneciente a la antropología, dado que las tres primeras cuestiones se refieren a la última.

Immanuel Kant8

¿Cuáles son las dos principales ramas filosóficas en las últimas sistematizaciones modernas?

Las ciencias filosóficas, resumiéndolas brevemente, se componen de dos series. Por un lado, la serie de aquellas ciencias filosóficas que tratan sobre el ser mismo, por otro lado la serie de aquellas ciencias que tratan en particular del hombre.

La primera serie contiene otras cuatro: primero la Ideología, segundo la Lógica, tercero la Ontología, cuarto la Teologíanatural.

La segunda serie contiene otras ocho: primero la Antropología, segundo la Eudemonología, tercero la Ética, cuarto el Derecho racional, quinto la Historia de la humanidad, sexto la Iconomía, séptimo la Política, octavo la Pedagogía.

Antonio Rosmini9

En la época contemporánea la filosofía sufre una reducción sustancial. Eliminada toda transcendencia cognitiva, su función comienza a perder relevancia y queda subordinada a la ciencia empírica y a la práctica política. La filosofía se especializa entonces en la lógica, la filosofía de la ciencia, la ética y la política, siempre desde un planteamiento fragmentario.

¿Cuáles son las consecuencias de la desaparición de la metafísica para la filosofía?

6.53 El método correcto de la filosofía sería propiamente éste: no decir nada más que lo que se puede decir, o sea, proposiciones de la ciencia natural —o sea, algo que nada tiene que ver con la filosofía—, y entonces cuantas veces alguien quisiera decir algo metafísico, probarle que en sus proposiciones no había dado significado a ciertos signos. Este método le resultaría insatisfactorio —no tendría el sentimiento de que le enseñábamos filosofía—, pero sería el único estrictamente correcto.

Ludwig Wittgenstein10

Origen histórico

Además de su comienzo en la vida personal, la filosofía tiene una fecha de nacimiento en la historia de la humanidad. El conjunto de pensadores que apuestan por la razón emerge en un lugar muy concreto: Grecia. Y en un momento particular: siglo VI aC. Ellos son los que inventan el nombre propio de «filoía».

¿Cuál es primer testimonio histórico del término «filósofo»?

Es necesario que los varones filósofos [philósophos] se informen de muchas cosas.

Heráclito11

¿Cuál es la definición de sabio o filósofo según los primeros pensadores?

Mucha erudición no enseña comprensión; si no, se la habría enseñado a Hesíodo y a Pitágoras y, a su turno, tanto a Jenófanes como a Hecateo.

Una sola cosa es lo sabio [sophós]: conocer la Inteligencia [gnômê] que guía todas las cosas a través de todas.

Heráclito12

Algunos estudiosos consideran la filosofía un fenómeno absolutamente novedoso en la cultura universal que atribuyen al genio griego. Son identificables, sin embargo, algunos factores contextuales que pudieron influir en su aparición.

Hay que destacar, en primer lugar, ciertas condiciones socio-culturales como la actividad comercial de las colonias griegas, la organización en polis* independientes y el desarrollo de la democracia*, que propiciaron el carácter abierto, libre, reflexivo y dialogante de la filosofía.

¿Cuál es el primer testimonio histórico del término «filosofar»?

Andando el tiempo, y cuando casi todos los pueblos que habitan a este lado del río Halis habían sido sometidos, —pues, a excepción de cilicios y licios, Creso había sometido a su poder a todos los demás […].

Sometidos, digo, estos pueblos y anexionados por Creso a Lidia, fueron llegando sucesivamente y por diversas razones a Sardes, que estaba en el cénit de su riqueza, todos los sabios de Grecia que a la sazón vivían.

Y entre ellos Solón, un ateniense que, después de haber dictado en Atenas leyes a petición de sus habitantes, se había ausentado de su patria por espacio de diez años, embarcándose so pretexto de ver mundo pero, en realidad, para no verse obligado a derogar ninguna de las leyes que había promulgado. Los propios atenienses, en efecto, no tenían potestad para hacerlo, pues se habían obligado por juramentos solemnes a observar durante diez años las leyes que Solón les promulgara. Por esta razón, ante todo, y con objeto de ver mundo había abandonado Solón su patria, visitando la corte de Amasis en Egipto y, posteriormente, la de Creso en Sardes13.

A su llegada fue hospedado por Creso en su palacio; y poco después, a los dos o tres días, unos servidores por orden de Creso condujeron a Solón por las cámaras del tesoro y le hicieron ver lo magnífico y copioso que era todo. Y después de haber contemplado y examinado todo aquello, cuando tuvo ocasión Creso le formuló la siguiente pregunta: «Amigo ateniense, hasta nosotros ha llegado sobre tu persona una gran fama en razón de tu sabiduría y de tu espíritu viajero, ya que por tu amor al conocimiento [philosophéin] y de ver mundo has visitado muchos países; por ello me ha asaltado ahora el deseo de preguntarte si ya has visto al hombre más dichoso del mundo».

Heródoto14

En segundo lugar, las obras de arte*, a menudo referidas a hechos fantásticos, estaban atravesadas por un sentido de armonía, límite, sistematicidad, y por una búsqueda de causas racionales. Estas características filosóficas pueden contemplarse en los poetas épicos Homero (VIII aC) y Hesíodo (VII aC). Y también en los poetas líricos, como Arquíloco (VII aC) al reivindicar la mesura en la conducta humana.

La religión* también ofreció elementos que fueron recogidos por la filosofía. Observamos en los textos mitológicos de Grecia, base de la religión pública, una explicación del universo y la historia a través de fuerzas naturales personificadas. La diosa Atenea, por ejemplo, representa la sabiduría, el valor y la astucia propiamente humanos, quedando sus «ojos brillantes» u «ojos de lechuza» atribuidos a la mirada profunda de la filosofía. En la religión de los misterios, por otra parte, se reconoce la existencia de un principio divino en el ser humano, el alma*15.

¿Cómo muestran los primeros poetas griegos el concepto de medida?

¡Corazón, corazón mío, por irresistibles penas agitado!

¡Arriba! ¡Frente a los enemigos, saca tu pecho y defiéndete

y en las insidias de tus contrarios, firme cerca de ellos, aguanta en pie!

No te jactes ante todos si eres vencedor

ni, vencido, te lamentes en casa postrado.

Con tus alegrías regocíjate y con las desgracias aflígete

sin desmesura: ve comprendiendo qué clase de cadencia al hombre rige.

Arquíloco16

¿De qué manera se representa a la filosofía en el arte y la religión griega?

Entonces la diosa de ojos brillantes17, Atenea, concibió otra idea. Tomando la forma de Telémaco marchó por toda la ciudad y poniéndose cerca de cada hombre les decía su palabra; les ordenaba que se congregaran con el crepúsculo junto a la rápida nave. Después pidió una rápida nave a Noemón, esclarecido hijo de Fronio, y éste se la ofreció de buena gana. Y se sumergió Helios y todos los caminos se llenaron de sombras. Entonces empujó hacia el mar a la rápida nave, puso en ella todas las provisiones que suelen llevar las naves de buenos bancos y la detuvo al final del puerto. […]

Entonces Atenea, de ojos brillantes, se dirigió a Telémaco llamándolo desde fuera del palacio, agradable para vivir, asemejándose a Méntor en la figura y timbre de voz: «Ya tienes sentados al remo a tus compañeros de hermosas grebas y esperan tu partida. Vamos, no retrasemos por más tiempo el viaje» […]

Subió luego Telémaco a la nave; Atenea iba delante y se sentó en la popa, y a su lado se sentó Telémaco. Los compañeros soltaron las amarras, subieron todos y se sentaron en los bancos. Y Atenea, de ojos brillantes, les envió un viento favorable [...]. Telémaco animó a sus compañeros […] El viento hinchó la vela central y las purpúreas olas bramaron a los lados de la quilla de la nave en su marcha, y corría apresurando su camino sobre las olas.

Homero18

Grandes paradigmas de la historia del pensamiento

Podemos englobar el pensamiento filosófico, tanto a nivel existencial como histórico, en tres grandes enfoques o paradigmas. El enfoque metafísico* identifica una dimensión ideal transcendente* en la base de la realidad y el ser humano. El enfoque subjetivista* niega lo trascendente reduciéndolo a aspectos mentales como el sentimiento o a estructuras psicológicas. Finalmente, el enfoque materialista* sostiene que todo es inmanente*, que únicamente existe el nivel físico* accesible a los sentidos.

A nivel histórico el primer enfoque se vincula con la época clásica y medieval, destacando como principales exponentes Platón, Aristóteles, Agustín de Hipona y Tomás de Aquino. El segundo suele asociarse con la época moderna, representado por autores como René Descartes, David Hume, Immanuel Kant y Jean-Jacques Rousseau. El tercer enfoque se corresponde con la época contemporánea, en él que cabe señalar a pensadores como Arthur Schopenhauer, Friedrich Nietzsche, Michel Foucault y Gilles Deleuze. En realidad, en cada época existen pensadores de los tres paradigmas. Por eso, esta catalogación histórica es hasta cierto punto simplificadora.

¿Cómo presenta Platón los dos paradigmas más extremos?

Extranjero —Parecería que hay entre ellos19 un combate de gigantes a causa de sus disputas mutuas sobre el ser [ousía].

Teeteto —¿Cómo?

Ext. —Unos arrastran todo desde el cielo y lo invisible hasta la tierra, abrazando toscamente con las manos piedras y árboles. Aferrándose a estas cosas, sostienen que sólo existe lo que ofrece resistencia y cierto contacto; definen como idénticos ser [ousía] y cuerpo [sôma], y si alguien afirma que algo que no tiene cuerpo, existe, ellos lo desprecian por completo y no quieren escuchar ninguna otra cosa.

Tee. —Has hablado de gente terrible; también yo, en efecto, los he podido encontrar.

Ext. —Es por ello por lo que quienes se les oponen se defienden muy discretamente desde cierto lugar elevado e invisible, sosteniendo vehementemente que el verdadero ser [ousía] consiste en ciertas formas [eîdos] inteligibles e incorpóreas. Desmenuzando en pequeños fragmentos sus razonamientos, tanto los cuerpos de aquéllos como la verdad de que ellos hablan, sostienen que eso no es el ser sino apenas un cierto devenir fluctuante. Entre unos y otros se lleva a cabo un combate interminable sobre estas cosas, Teeteto.

Platón20

Nos proponemos comprender en profundidad el significado de la filosofía, aclarar su sentido. En realidad, tanto la filosofía en sí misma como los ámbitos que ella trata quedan fuera del razonamiento. Se accede a ellos directamente, sin ningún tipo de instrumentos. Cualquier definición o argumentación sobre la filosofía y sus fundamentos exige dar un rodeo, entrar por una puerta lateral. Esto es lo que haremos en cada una de las secciones.

Para comenzar, será conveniente indagar la relación de la filosofía con otras actividades del ser humano vinculadas al conocimiento, a la interpretación de la realidad y la vida. Existen al menos tres grandes actividades interpretativas: la ciencia, el arte y la religión.

Mediante esta primera investigación comparativa, podremos delimitar la Zona específica por la que se mueve el saber filosófico y conectarla con la del resto de saberes humanos.

2. Filosofía y ciencia

Origen y desarrollo común hasta la modernidad

Actualmente no suele discutirse la autoridad de la ciencia* y de sus descubrimientos. Por el contrario, aunque hemos presentado la filosofía como una disciplina científica, hoy muchos niegan su validez universal y la sitúan al margen de las ciencias en sentido estricto. ¿Hasta qué punto deben aceptarse estas opiniones?, ¿es indiscutible el conocimiento científico?, ¿pertenece la filosofía al grupo de las ciencias?

En primer lugar, debe advertirse que históricamente la filosofía y la ciencia nacen unidas. Ambas comparten en el origen una misma búsqueda de las causas objetivas de la naturaleza y del ser humano, basándose en un método racional riguroso. En ese momento fundacional no hay una clara línea divisoria entre la filosofía y ciencias como la matemática, la química, la astronomía o la biología.

¿Cuándo surge la ciencia matemática?

En los triángulos rectángulos el cuadrado del lado que subtiende el ángulo recto es igual a los cuadrados de los lados que comprenden el ángulo recto.

Euclides21

¿Quién crea la teoría atómica?

Por convención, el color; por convención, lo dulce; por convención, lo amargo; pero en realidad átomos [átomos] y vacío.

Demócrito22

¿Cuál es la apuesta que inaugura la astronomía científica?

Glaucón —Pero ¿de qué modo dices, en lugar del actual, que se debe aprender astronomía, si es que estudiarla nos ha de ser ventajoso con respecto a lo que decimos?

Sócrates —De este modo. Estos bordados que hay en el cielo están bordados en lo visible, y aunque sean los más bellos y perfectos de su índole, les falta mucho en relación con los verdaderos, aquellos con los que, según el verdadero número y las verdaderas figuras, se mueven la rapidez real y la lentitud real, en relación una con otra, y moviendo lo que hay en ellas; movimientos que son aprehensibles por la razón [lógos] y por el pensamiento [diánoia], mas no por la vista.

Platón23

¿Cómo divide Aristóteles el estudio de la biología?

De qué partes y de cuántas está constituido cada ser vivo ha quedado más claramente expuesto en la Investigación sobre los animales […]

Puesto que hay tres tipos de composiciones, se podría poner como primera la que resulta de lo que algunos llaman elementos, es decir, tierra, aire, agua y fuego. O quizás, aún mejor hablar de las fuerzas activas, y no de todas, sino tal como se ha hablado en otras ocasiones ya antes. […]

La segunda composición de los primeros elementos constituye en los seres vivos las partes homogéneas, como el hueso, la carne y las otras partes semejantes.

La tercera, y última en cuanto al número, es la de las partes no homogéneas, como el rostro, la mano y las partes semejantes.

Aristóteles24

Diferencias en objeto y método

La cosmología* de Aristóteles se plantea desde una perspectiva teleológica*. Considera que cada ser de la naturaleza evoluciona siguiendo un orden intrínseco que depende de cuatro causas: su condición o sustrato físico (causa material*), su esencia* (causa formal*), el motor que lo impulsa (causa eficiente o agente) y la perfección a la que tiende (causa final).

La revolución científica de los siglos XVI-XVII provocó una crisis de la explicación aristotélica del universo, extendiéndose hacia un cuestionamiento radical de la misma ciencia tal como la concebía el filósofo. De este modo, se institucionaliza la separación entre filosofía y ciencia moderna.

La ciencia en sentido estricto se va a especializar en el ámbito empírico*. Descarta los aspectos de la realidad cualitativos (causa formal) y últimos (causa final), para centrarse en las propiedades cuantificables por las matemáticas y observables por la experimentación causa material y causa eficiente).

¿Cuáles son las cuatro causas aristotélicas?

Creemos tener ciencia [epístasthai] cuando sabemos la causa [aitía], y puesto que las causas son cuatro, a saber, una el qué es ser [tò ti ên eínai], otra el que tal cosa sea necesariamente al ser ciertas cosas, otra la de qué movió primero tal cosa, y cuarta el para qué, todas esas cuatro causas se demuestran a través del medio.

Aristóteles25

¿Cuáles son las causas que estudia la ciencia empírica?

La física debe estudiar aquello que está inserto en la materia y por lo tanto es transitorio, y la metafísica aquello que es abstracto y fijo. También debe tratar de lo que sólo supone en la naturaleza una existencia y un movimiento, y la metafísica debe tratar de lo que supone además en la naturaleza una razón, entendimiento y plan.

Ahora bien, la diferencia, claramente expresada, es muy conocida y fácil de entender. Pues así como la filosofía natural en general la dividíamos en indagación de causas y producción de efectos, así esa parte que se refiere a la indagación de las causas la subdividimos de acuerdo con la división establecida y correcta de las causas: una de las partes, que es la física, estudia y se ocupa de las causas material y eficiente, y la otra, que es la metafísica, se ocupa de las causas formal y final.

Francis Bacon26

La separación entre filosofía y ciencia posee una justificación esencial en razón del objeto* o contenido del que se ocupa cada una. Mientras la filosofía abarca todo lo que existe persiguiendo sus fundamentos últimos, las ciencias particulares tratan de parcelas concretas de la realidad sensible. En este sentido podemos decir que la filosofía es sintética*, mientras que las ciencias son analíticas*.

¿Cuál es el objeto de la filosofía?

Todos opinan que lo que se llama «sabiduría» [sophía] se ocupa de las causas [aitía] primeras y de los principios [archê].

Aristóteles27

¿En qué se diferencia el objeto de la filosofía con el de las ciencias particulares?

Hay una ciencia que estudia lo que es, en tanto que algo que es [tò ón hêi ón], y los atributos que, por sí mismo, le pertenecen. Esta ciencia, por lo demás, no se identifica con ninguna de las denominadas particulares. Ninguna de las otras [ciencias], en efecto, se ocupa universalmente de lo que es, en tanto que algo que es, sino que tras seccionar una parte, estudia los accidentes* de ésta: así, por ejemplo, las ciencias matemáticas.

Y puesto que buscamos los principios [archê] y las causas [aitía] supremas, es evidente que éstas han de serlo necesariamente de alguna naturaleza por sí misma. […] También nosotros hemos de alcanzar las causas primeras de lo que es, en tanto que algo que es.

Aristóteles28

¿Está la sabiduría por encima de la ciencia?

La sabiduría es superior a la ciencia; su nombre viene de «sapere» que quiere decir gustar, saborear; se refiere al hecho. La sabiduría es síntesis y la ciencia es análisis. […]

La sabiduría es superior a la ciencia porque aquella se refiere al hecho completo, es síntesis que es vida; por el contrario, la ciencia es análisis que es muerte, ya que la disección siempre se practica sobre cosas muertas.

Sabiduría es riqueza; la ciencia no es riqueza, sirve para que no circule la moneda falsa. […] La sabiduría es riqueza, es un tesoro; la ciencia nos da la certidumbre de las cosas analizadas, es precisa para que con el tesoro no se mezcle moneda falsa.

Antonio Gaudí29

En cuanto al procedimiento, la filosofía realiza su labor mediante un método radical que consiste en la observación, la argumentación y la crítica. Comienza con una observación total, que se orienta en todas las direcciones del tiempo (retrospectiva y prospectiva) y de la realidad (introspectiva y extrospectiva, sensible e intelectual). Esta observación se caracteriza por ser directa (se aplica inmediatamente sobre los fenómenos externos e internos al ser humano), original (prescinde de toda clase de presupuestos o teorías previas), simple (no pretende llegar a una explicación absoluta, corrobora los hechos aun cuando no pueda explicar sus motivos) y común (se expresa con un lenguaje y lógica accesible a todos). A la observación le sigue el razonamiento, que puede ser inductivo (a partir de unos hechos particulares busca un fundamento o ley general que los englobe) o deductivo (a partir de un fundamento o ley extrae conclusiones concretas). Finalmente, se lleva a cabo una crítica sobre la objetividad o el valor de las tesis admitidas.

Las diversas ciencias empíricas, por su parte, abordan su campo de estudio reduciendo aquel método a uno matemático y experimental, basado en la verificación de unos principios y, a partir de ellos, en la formulación de leyes y teorías. Arranca de unos presupuestos observados, que pueden ser postulados o axiomas* matemáticos o bien hipótesis* empíricas de la ciencia natural. En segundo lugar, somete esos presupuestos a una comprobación experimental. Tras la comprobación, pasa a enunciar las leyes que sintetizan ese descubrimiento. Por último, amplía esas leyes mediante la elaboración de teorías, consistiendo estas últimas en un conjunto ordenado de leyes.

¿Cuáles son las bases de la concepción moderna de la ciencia?

La autolimitación moderna de la razón, clásicamente expresada en las «críticas» de Kant, se fue radicalizando con el pensamiento de las ciencias naturales. Este concepto moderno de la razón se basa, por decirlo brevemente, en una síntesis entre platonismo (cartesianismo) y empirismo, una síntesis corroborada por el éxito de la técnica.

Por una parte, se presupone la estructura matemática de la materia, su racionalidad intrínseca, por decirlo así, que hace posible comprender cómo funciona y puede ser utilizada. Este presupuesto de fondo es, en cierto modo, el elemento platónico en la comprensión moderna de la naturaleza. Por otra, se trata de la posibilidad de explotar la naturaleza para nuestros propósitos, en cuyo caso sólo la posibilidad de verificar la verdad o la falsedad mediante la experimentación ofrece la certeza decisiva […].

Joseph Ratzinger30

Aunque está esencialmente justificada la distinción entre filosofía y ciencia empírica en base a sus objetos y métodos propios, absolutizar el método científico ha conducido a desacreditar el acceso teórico a realidades estrictamente humanas. Como consecuencia, quedan marginados ámbitos racionales como la historia, el espíritu, el bien, la belleza o Dios.

¿En qué consiste el cientificismo y cómo puede superarse?

Esto implica dos orientaciones fundamentales decisivas para nuestra cuestión. Sólo el tipo de certeza que deriva de la sinergia de matemática y método empírico puede considerarse científica. Todo lo que pretenda ser ciencia ha de atenerse a este criterio. También las ciencias humanas, como la historia, la psicología, la sociología y la filosofía, han tratado de aproximarse a este canon de valor científico.

Además, es importante para nuestras reflexiones constatar que este método en cuanto tal excluye el problema de Dios, presentándolo como un problema acientífico o precientífico. Pero de este modo nos encontramos ante una reducción del ámbito de la ciencia y de la razón que es preciso poner en discusión. […]

Este intento de crítica de la razón moderna desde su interior, expuesto sólo a grandes rasgos, no comporta de manera alguna la opinión de que hay que regresar al período anterior a la Ilustración, rechazando de plano las convicciones de la época moderna. Se debe reconocer sin reservas lo que tiene de positivo el desarrollo moderno del espíritu. Todos nos sentimos agradecidos por las maravillosas posibilidades que ha abierto al hombre y por los progresos que se han logrado en la humanidad […] La intención no es retroceder o hacer una crítica negativa, sino ampliar nuestro concepto de razón y de su uso.

Joseph Ratzinger31

La filosofía critica a la ciencia

Tras la escisión histórica entre filosofía y ciencia empírica nos preguntamos si es posible que alguna llegue a imponerse y absorber a la otra. Para responder a esta cuestión hay que recordar que, poseyendo objeto y método específicos, ambas deben avanzar de manera independiente.

Por otra parte, la radicalidad y amplitud de la filosofía la colocan en un lugar preeminente. En efecto, pues contra las ilusorias pretensiones positivistas de la ciencia, la filosofía se remonta al origen de cada disciplina científica para ejercer una función crítica de fundamentación, clasificación y relación con el resto. Por otro lado, contra la manipulación destructora del mundo y de su valor, la reflexión filosófica se sitúa al final de la ciencia para llevar a cabo una función orientadora, mostrando las consecuencias de sus aplicaciones técnicas.

¿Cómo se expresa el cientificismo?

Cada uno de nosotros existe durante un tiempo muy breve, y en dicho intervalo tan sólo explora una parte diminuta del conjunto del universo. Pero los humanos somos una especie marcada por la curiosidad. Nos preguntamos, buscamos respuestas.

Viviendo en este vasto mundo, que a veces es amable y a veces cruel, y contemplando la inmensidad del firmamento encima de nosotros, nos hemos hecho siempre una multitud de preguntas. ¿Cómo podemos comprender el mundo en que nos hallamos? ¿Cómo se comporta el universo? ¿Cuál es la naturaleza de la realidad? ¿De dónde viene todo lo que nos rodea? ¿Necesitó el universo un Creador? La mayoría de nosotros no pasa la mayor parte de su tiempo preocupándose por esas cuestiones, pero casi todos nos preocupamos por ellas en algún instante.

Tradicionalmente, ésas son cuestiones para la filosofía, pero la filosofía ha muerto. La filosofía no se ha mantenido al corriente de los desarrollos modernos de la ciencia, en particular de la física. Los científicos se han convertido en los portadores de la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda de conocimiento.

El objetivo de este libro es proporcionar las respuestas sugeridas por los descubrimientos y los progresos teóricos recientes, que nos conducen a una nueva imagen del universo y de nuestro lugar en él, muy diferente de la tradicional, e incluso de la imagen que nos habíamos formado hace tan sólo una o dos décadas.

Stephen Hawking y Leonard Mlodinow32

¿Cuál es la aportación de la filosofía respecto a la ciencia?

De hecho, toda la idolatría de la cientificidad y el atacar como no científica toda afirmación diferente de la propia, y que pasada la época ingenua del positivismo, se ha mostrado en algunos aspectos como una ficción de comodidad. Todo científico auténtico sabe que el saber científico es parcial y discontinuo, y que no avanza nunca sin presupuestos de carácter axiomático.

Ninguna investigación científica especializada se hace desde el origen sino que, en cierta manera, parte «de la mitad», de modo que la posibilidad misma de su existencia se debe a toda una serie de premisas convencionales o absolutas sin demostración. Eso significa, como decía Sergei Bulgakov, que una investigación está siempre dogmáticamente predeterminada y que la ciencia se agarra a dichas premisas convencionales como a un ancla arrojada en el océano del conocimiento discursivo.

Marko Ivan Rupnik33

¿Cuáles son los inconvenientes del cientificismo?

El significado debe ser permanente y no perder nada de su carácter, ya esté logrado o, mejor, encontrado por el hombre, o bien frustrado o pasado por alto. El homo faber, en la medida en que no es más que un fabricante y sólo piensa en términos de medios y fines que surgen directamente de su actividad de trabajo, es tan incapaz de entender el significado como el animal laborans de entender la instrumentalidad. […]

La tragedia es que en el momento en que el homo faber parece haberse realizado en términos de su propia actividad, comienza a degradar el mundo de cosas, el fin y el producto final de su mente y manos; si el hombre es el fin más elevado, «la medida de todas las cosas», entonces no sólo la naturaleza, tratada por el homo faber como casi el «material sin valor» sobre el que trabajar, sino las propias cosas «valiosas» se convierten en simples medios, perdiendo con ello su intrínseco «valor». […]

Por esta actitud del homo faber con respecto al mundo, los griegos, en su período clásico, declararon que todo el campo de las artes y de los oficios, donde el hombre trabaja con instrumentos y hace algo no en su propio beneficio sino para producir algo más, era banáusico, palabra cuya mejor traducción quizá sea la de «filisteo», es decir, vulgaridad de pensamiento y actuación de conveniencia.

Hannah Arendt34

Esta relación entre filosofía y ciencia puede ilustrase con el ejemplo de la física*. Cuando nos planteamos las bases del Universo y de su estudio, brotan interrogantes sobre la realidad misma que se escapan de la comprobación empírica. Entramos así en el ámbito de la ontología*, perteneciente a la metafísica*.

Algo similar ocurre al analizar las repercusiones de la investigación física. Se trata de cuestiones absolutamente transcendentales, en las que el ser humano pone en juego su misma conservación o destrucción. En ese momento desembocamos en cuestiones relativas a la antropología* y la ética* de la técnica.

¿Cómo confluye la ciencia con la ontología? Einstein

Llegados a este punto, surge el problema que tanto ha preocupado a los científicos de todos los tiempos. ¿Cómo es posible que las matemáticas encajen con tanta perfección en los hechos de la realidad, siendo un producto del pensamiento humano independiente de toda experiencia? ¿Acaso el intelecto humano puede profundizar, a través del pensamiento puro, en las propiedades de los objetos reales sin la ayuda de la experiencia?

Albert Einstein35

¿Cómo confluye la ciencia con la ontología? Wigner

El milagro de la adecuación del lenguaje matemático para formular las leyes de la física es un don maravilloso que no comprendemos ni merecemos. Deberíamos estar agradecidos por ello y esperar que siga siendo válido en las investigaciones futuras, y que se extienda […] a otras ramas del conocimiento.

Eugene Wigner36

¿Cómo desemboca la ciencia en la ética?

Poco después de la crisis cubana de los misiles, aquellos días de 1962 en que el mundo estuvo al borde de la guerra atómica, me encontré por casualidad en la calle con mi maestra Hannah Arendt. La crisis de los misiles la había conmovido, como a todos, pero también la había reafirmado en su convicción más profunda. En La condición humana había sostenido unos años antes que ni el ingeniero, ni ningún otro productor de cosas materiales, es dueño y señor de lo que hace […] A ella le interesaba que yo extrajera la lección correcta, a saber: que, en general, las personas que producen cosas no comprenden lo que hacen.

La cultura fundada en cosas hechas por el hombre corre continuamente el riesgo de autolesionarse. La posible causa de este riesgo es algo próximo a la inocencia en los seres humanos: a éstos, sin distinción de género, les seduce lo maravilloso, la excitación, la curiosidad, de modo que crean la ilusión de que abrir la caja es un acto neutral. Acerca de la primera arma de destrucción masiva, Arendt podía haber citado una nota que dejó en su diario Robert Oppenheimer, director del proyecto Manhattan. Oppenheimer se tranquilizaba con esta afirmación: «Cuando ves algo técnicamente atractivo, sigues adelante y lo haces; sólo una vez logrado el éxito técnico te pones a pensar qué hacer con ello. Es lo que ocurrió con la bomba atómica».

Richard Sennett37

Cruzando la frontera: creación divina

Llevando hasta el último extremo la reflexión sobre los fundamentos de la realidad física, emerge el tema del origen del universo. De este modo, se salta nuevamente al ámbito de la filosofía, al tema de Dios estudiado por la teodicea*.

Tanto la tesis a favor como en contra de la existencia divina dependen de una argumentación racional que no puede probarse empíricamente. El razonamiento en contra alude a la posibilidad de una creación espontánea de las cosas. El razonamiento a favor descarta esa hipótesis aplicando el principio de causalidad al momento inicial del universo: un fundamento activo e inmaterial tiene que haber movilizado la singularidad primordial del Big Bang. Aristóteles introduce el argumento sobre la existencia de Dios dentro de su teoría de un universo eterno. Esta teoría cosmológica* quedará superada por la revolución científica, no así el argumento de una causa activa en el origen.

¿Cómo se argumenta contra la existencia de Dios desde lo real?

Si la energía total del universo debe permanecer siempre igual a cero y si cuesta energía crear un cuerpo, ¿cómo puede ser creado de la nada todo un universo? Es por eso por lo que se necesita una ley como la de la gravedad. Como la gravedad es atractiva, la energía gravitatoria es negativa: debemos efectuar trabajo para disgregar un sistema gravitatoriamente ligado, como por ejemplo la Tierra y la Luna. [...]

Como la gravedad da forma al espacio y al tiempo, permite que el espacio-tiempo sea localmente estable pero globalmente inestable. A escala del conjunto del universo, la energía positiva de la materia puede ser contrarrestada exactamente por la energía gravitatoria negativa, por lo cual no hay restricción a la creación.

Dado que existe una ley como la de la gravedad, el Universo pudo y se creó de la nada. La creación espontánea es la razón de que haya algo en lugar de nada, es la razón por la que existe el Universo, de que existamos. No hace falta invocar a Dios para encender las ecuaciones y poner el Universo en marcha.

Stephen Hawking y Leonard Mlodinow38

¿Cómo se argumenta a favor de la existencia de Dios desde lo real?

Surge, ciertamente, una aporía: parece, en efecto, que todo lo que tiene actividad [energeín] tiene potencia [dýnasthai], mientras que no todo lo que tiene potencia tiene actividad y, por tanto, la potencia es anterior. Pero si esto fuera así, no existiría ninguna de las cosas que son [tò ón], ya que es posible que algo pueda ser, pero no sea. Y si fuera como dicen los teólogos que hacen surgir todo de la noche, o como dicen los filósofos de la naturaleza que «todas las cosas estaban juntas», surgiría la misma imposibilidad.

Y es que ¿cómo se habría producido el movimiento de no haber causa alguna en acto? Pues la madera no se mueve a sí misma, sino que la mueve el arte del carpintero, ni tampoco los menstruos o la tierra, sino las semillas y el semen. […] Pues nada se mueve al azar, sino que siempre ha de haber alguna explicación [...]

Hay también, por tanto, algo que mueve. Y como lo que está en movimiento y mueve es intermedio, hay ciertamente algo que mueve sin estar en movimiento y que es eterno, sustancia [ousía] y acto. Ahora bien, de este modo mueven lo deseable y lo inteligible, que mueven sin moverse. Y los primeros de estos se identifican. En efecto, lo deseable para el apetito es lo que parece bueno, mientras que lo deseable para la voluntad racional es, primariamente, lo que es bueno.

Aristóteles39

3. Filosofía y arte

El arte* es también una actividad interpretativa reconocida. Consiste en la operación humana de producir una realidad nueva, valiéndose de recursos sensibles de la naturaleza: plásticos, lingüísticos, sonoros, corporales o mixtos; y siguiendo ciertos métodos. En la creación artística con fines estéticos el ser humano comunica un aspecto de la realidad que de algún modo le ha seducido por su belleza*.

Existe también una conexión de la filosofía con el arte estético, aunque distinta a la que tiene con la ciencia. Filosofía y arte comparten el objeto* pero acceden a él por vías diferentes. En efecto, analizando las diversas obras artísticas podemos advertir que ellas nos transmiten los mismos aspectos estudiados por la filosofía: la verdad, el bien y lo transcendente. Sin embargo, no lo hacen mediante la intuición y argumentación racional, sino por la intuición* sensible. Acceden al aspecto sensitivo de esos conceptos y los exhiben manipulando la materia de la que disponen.

La verdad en el arte

El arte tiene relación inmediata con la verdad*. Más adelante demostraremos que la verdad tiene que ver con la representación de la realidad. En este mismo sentido, el arte refleja el atractivo que procede de la identidad y unidad propia de cada cosa. A lo largo de la historia suelen distinguirse dos modalidades de creación artística: figurativa y abstracta.

¿Cómo se relacionan el arte y la ciencia?

La Belleza es el resplandor de la Verdad, y el resplandor seduce a todos; por esto el arte tiene universalidad. Por el contrario, la ciencia, el raciocinio, sólo es para inteligencias capacitadas.

Antonio Gaudí40

El arte figurativo representa o imita las formas* concretas captadas en la naturaleza. Estas formas nos ponen en contacto con la esencia*, el valor y el fin de las cosas; y también con el contexto global, tanto natural como histórico, en el cual se sitúan. Por su función imitativa este tipo de arte suele asociarse con la empatía*.

¿Cuál es el proceso del arte figurativo?

Un hombre con dotes artísticas […] encuentra un objeto de la realidad exterior: un árbol, un animal, una figura humana. Se siente tocado […], su interioridad se pone en un peculiar movimiento. Se hace abierta y receptiva; pero a la vez despierta, tensa y dispuesta a la actividad. […]

En esa situación, el artista echa mano de lo que está ahí fuera. No como un técnico, para ponerlo al servicio de un objetivo práctico, sino para producirlo de nuevo. Pero ¿cómo? Siguiendo su forma; produciendo, con el material apropiado a sus dotes […], una figura de aspecto semejante al objeto de fuera.

Romano Guardini41

¿Cómo expresa el artista lo concreto?

Las formas de la cosa —y «forma» se refiere a todo lo que se puede captar sensorialmente: línea y superficie, estructura y función, actitud y acción— expresan la esencia del objeto, lo significativo, lo auténtico, lo válido que hay en él.

En la cosa, esa expresión todavía es indeterminada e imperfecta; pero el artista se siente impulsado a llevarla adelante. Ve emerger de las formas la esencia, y se pone a la disposición de ésta para que se pueda hacer patente más plenamente. No como un científico, con conceptos y teorías, sino sensorialmente, en contacto con lo que ve, oye y palpa. Llevado por las formas y a la vez dominándolas, las simplifica, la condensa, las ordena, y hace cuanto sea preciso para elevar su potencia expresiva, haciendo evidente su autenticidad.

Romano Guardini42

¿Cómo expresa el artista una totalidad significativa?