Hamburguesas, salchichas y carne (humana) - Pablo Martín Tharrats - E-Book

Hamburguesas, salchichas y carne (humana) E-Book

Pablo Martín Tharrats

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Beschreibung

Con el pretexto de mantener el negocio abierto, una empresa de productos cárnicos empieza a vender carne humana… ¡y consigue que todo el mundo lo acepte! De lo imposible a lo posible, mediante la ventana de Overton, nuestros protagonistas lograrán cambiar toda una sociedad aunque para ello tengan que convencernos de que nos comamos a nuestros muertos y enfermos terminales. Hamburguesas, salchichas y carne (humana) presenta un tema tabú. Y no me refiero al de comer carne humana, sino al de la manipulación de la sociedad y cómo esta se deja manejar sin protestar, aceptando sumisamente lo que le dicen e imponen… aunque ello represente transgredir barreras hasta hace poco impensables (como el comer carne humana y otros temas que hoy aceptamos, aunque décadas atrás nadie lo hubiera creído). Esta es una obra de teatro que también puede ser leída como si fuera una novela. De forma amena y divertida, esta «novela/obra de teatro» llevará al lector (o al espectador) a plantearse si realmente las decisiones que adoptamos las tomamos libremente… o si estamos condicionados y manipulados.

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Hamburguesas, salchichas y carne (humana)

La Ventana de Overton ‘Guía para transformar en posible lo imposible’ OBRA DE TEATRO

Pablo Martín Tharrats

© Pablo Martín Tharrats

© Hamburguesas, salchichas y carne (humana)

Diciembre de 2021

ISBN papel: 978-84-685-6400-5

ISBN PDF: 978-84-685-6399-2

ISBN ePub: 978-84-685-6401-2

Editado por Bubok Publishing S.L.

[email protected]

Tel: 912904490

C/Vizcaya, 6

28045 Madrid

Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Este libro se puede descargar, reenviar y leer gratuitamente en PDF. La versión en papel es de pago, y debe ser comprada. Cualquiera representación pública, ya sea profesional o aficionada (incluso gratuita) debe ser autorizada por el autor de la obra Pablo Martín Tharrats. Contactar con el autor: https://www.bubok.es/autores/PabloBCN

Dedico este libro a mi padre, José Martín Morán, que está en el Cielo con Dios. ¡Gracias por todo papa, gracias Pepe!

Dedico este libro a mi madre, María Helena Tharrats Vidal, que está en el Cielo con Dios. ¡Gracias por todo mama!

También se lo dedico a mis hijos, Mireia, Inés y Pablo, a mi esposa Cristina.

Índice

Sobre el Autor

Personajes

ACTO I

Escena 1

Escena 2

Escena 3

Escena 4

Escena 5

Escena 6

Escena 7

Escena 8

ACTO II

Escena 1

Escena 2

Escena 3

Escena 4

ACTO III

Escena 1

Escena 2

Escena 3

Escena 4

Escena 5

Escena 6

Escena 7

ACTO IV

Escena 1

ACTO V

Escena 1

ACTO V (Bis)

Escena 1

COMENTARIO DEL AUTOR

ANEXO.Cuadro Ventana de Overton

Sobre el Autor

No soy escritor, ni pretendo serlo, tan solo he escrito este libro para pasármelo bien, y con la esperanza que aquellas personas que lo compréis, si lo leéis, os lo paséis como mínimo igual de bien que yo me lo he pasado escribiéndolo.

Esta obra de teatro, es mi primera incursión en este género, además es la primera vez que escribo con la intención de denunciar, y avisar sobre lo que yo creo que se nos avecina, o tal vez ya lo estamos sufriendo.

La “Ventana de Overton” es una de las muchas formas que existe para manipular la opinión pública sobre cualquier tema… incluso el canibalismo, aunque el trasfondo de esta obra de teatro, no es convencer de la bondad y necesidad de comer carne, me refiero a carne humana, sino que es mi forma de alertar y avisar del Nuevo Orden Mundial, y Reset que sufriremos, antes o después… y sino al tiempo.

http://edicionespuertaconpuerta.wordpress.com

https://www.bubok.es/autores/PabloBCN

Personajes

María de las Virtudes. Secretaria de Dirección de la empresa, desde la época en la que el abuelo de Albert era el presidente, y todavía sigue en su puesto. Malas lenguas dicen que María de la Virtudes, o la Virtudes, había hecho un pacto con el diablo y que no se moriría nunca. En Embutidos y productos cárnicos Domínguez, S.A. todo el mundo ya está de vuelta de los comentarios de María de las Virtudes, por esto, nadie nunca le hace ni caso. (Intervenciones: 214)

Bibi. Rubia espectacular. El nivel académico de Bibi, es como ella, más bien cortito, y escaso, pero aun así ella alardea de su inteligencia y belleza, si de lo segundo está sobrada, no así de lo primero. No como Teresa que andaba muy sobrada de ambas, aunque no las exhibe, ni alardea. Y encima la rubia bote alardea de hablar inglés, porqué un verano “supuestamente” estuvo en Oxford estudiando. (Intervenciones: 180)

Albert. Albert Domínguez es la quinta generación de su familia que llevaba el negocio que, su tátara no sé cuántos abuelos, fundó, y que ha sido el orgullo familiar a lo largo de algo más de doscientos años, y es que dos siglos de historia no es un tema baladí que pueda ser ignorado, y mucho menos despreciado, tal vez por ello a Albert no le quedó más remedio que coger las riendas del negocio familiar al ser el único hijo varón, del único heredero varón. Y es que la familia de Albert parece que se quedó anclada en la España de hace doscientos años, dónde las mujeres, eran poco más que eso, mujeres. El despacho de Albert está anclado, como su familia, en el pasado, pero tiene toques de modernidad, como es un ordenador, o una pantalla de televisión de dimensiones algo desproporcionadas, y más si lo que se quiere ver, no va más que las noticias. (Intervenciones: 141)

Gustavo. Gustavo Rodríguez Gutiérrez – (La Roca) La Roca, es el mote de Gustavo Rodríguez Gutiérrez, aunque en su casa le llamaban “Gusta”, en la fábrica lo apodan “La Roca”, entre otras cosas porqué el tío es duro, y tal vez por esto, el padre de Albert lo nombró jefe de Planta de Producción. Es algo cortito de luces, y a la par que inocente. Cuando intuye la presencia de Bibi en la fábrica, no desperdicia la ocasión de saludarla y estar, aunque sólo sea unos instantes, cerca de ella. (Intervenciones: 111)

Lolo. Bartolo de los Hoyos y Quintana de León, Lolo para los amigos. Es amigo de la infancia de Albert, además estudiaron la carrera juntos, y el Master. Es de esos amigos de toda la vida que al final se confunden con uno más de la familia, y tal vez por ello Albert lo contrató hace ya años como director Comercial, Marketing y Exportación. Tiene un tono de voz algo pijo, y pedante. (Intervenciones: 91)

Teresa. Novia-prometida de Albert. Es una joven respetuosa, católica y bien preparada, a nivel de estudios y de idiomas, guapa de cara, y de presencia. (Intervenciones: 72)

En total hay, 809 intervenciones. En las intervenciones de los personajes, hablan 14.658 palabras (incluye Acto V y Acto V bis), o 14.454 palabras (sólo incluye Acto V), o 14.187 palabras (Sin Acto V ni Acto V bis).

ACTO I

Decorado de un despacho, a la izquierda del escenario está la puerta de acceso al despacho, así como una pantalla de televisión. A la derecha del decorado hay un sofá y una mesa de despacho. Albert está sentado en la mesa.

Escena 1

Una rubia de esas de las que salen en las portadas de las revistas de moda, entra como un torbellino gritando en el despacho.

Bibi. — ¡Hemos ganado! Hemos ganado el concurso de embutidos. Nos han premiado con la medalla de oro. Sin duda, hoy 30 de octubre, pasará a la historia de la empresa, cómo uno de sus días más importantes.

(Albert no reacciona ante la noticia, ni ante la presencia de la rubia despampanante que acaba de entrar. Sigue trabajando en su mesa con la mirada puesta en un informe que está leyendo).

María de las Virtudes. —(Justo detrás de Bibi entra María de las Virtudes. Con tono de guasa, y cierto desdén hacia Bibi, dice) —Albert, ha llegado tu amiga, Bibi.

Bibi. — (Bibi que ya conoce el percal que se llevaba María de las Virtudes con ella, simplemente hace oídos sordos a palabras necias) — Albert ¿te has enterado de la noticia? Habéis ganado el premio.

María de las Virtudes. — Es lo qué querías, ¿verdad? —(le pregunta a Albert).

(Albert aterriza en la tierra, estaba ausente).

Albert. — El premio… Sí, así es. —(tono seco de voz).

Bibi. — Entonces, ¿cómo es que no te emocionas?

Albert. — Todavía no me he sacado de la cabeza el accidente de aquel pobre desgraciado. Precisamente ahora estaba leyendo el informe que ha llegado esta mañana de Magistratura del Trabajo, donde nos exculpan de cualquier responsabilidad legal y penal, pero aun y así, fue muy fuerte.

Bibi. — Un accidente, ¿quién se accidentó?

María de las Virtudes. — Un pobre desgraciado, que ahora además es manco.

Albert. — No le llames desgraciado, no lo es, sólo que no tuvo suerte.

María de las Virtudes. — Cómo quieras, pues es un pobre desgraciado… —(pausa)— Sin suerte y manco.

Bibi. — ¿Pero se puede saber de quién estáis hablando?

Albert. — De Antonio, por qué se llamaba Antonio, ¿verdad?

María de las Virtudes. — Sí, el pobre desgraciado sin suerte y manco, se llama Antonio, y ahora los amigos seguro que lo llaman, Antonio el manco.

Albert. — ¡Joder Virtudes! Ya vele no crees.

María de las Virtudes. — Albert, que quieres que te diga. Si en España tenemos la curiosa costumbre de ponerle un mote a todos los raritos, pues el de Antonio, está escrito. —(risita)

(María de las Virtudes, cierra su mano derecha, como si se tratara de un muñón, y la mueve al aire)

Bibi. — ¿Y qué le pasó al desgraciado…? —(comienza a hablar, pero se para al ver la incorrección de llamarlo desgraciado)— Bueno, al Antonio ese, ¿qué le paso?

María de las Virtudes. — Básicamente, y sin entrar en detalles escabrosos… ¡qué perdió un brazo!

Bibi. — Gracias María de las Virtudes, tu explicación ha sido clarificadora, en grado sumo.

María de las Virtudes. — ¡Caray guapa, eso de en grado sumo! ¿De dónde lo has sacado, de Sálvame Deluxe?

Bibi. — ¿Tú qué sabrás? —(tono despectivo).

María de las Virtudes. — Pues de ese programa, sinceramente, nada de nada, aunque para eso ya te tenemos a ti, ¿verdad bonita? —(la pregunta la hace con tono despectivo).

Escena 2

(Un joven vestido con ropa de trabajo llama a la puerta y sin esperar la autorización, entra).

Gustavo. — Hola Bibi, he visto tu coche aparcado en la zona de visitantes, y me he imaginado que estarías aquí.

María de las Virtudes. — Lo que digo siempre de ti Gustavito, ¡eres un lince! — (Al terminar su frase suelta una sonrisita o mueca, algo forzada para denotar que se está burlando de su presa) — Lo tuyo es cómo las moscas que aparecen cuando huelen la mierda.

(Bibi se da por aludida por el comentario de María de las Virtudes, y simplemente hace un gesto de cabeza para mostrar su total desprecio).

Bibi. —¿Sabes la última noticia?, hemos ganado el concurso.

Gustavo. — ¿Qué concurso?

María de las Virtudes. — Retiro lo dicho, no eres ningún lince, sigues siendo el mismo lerdo de siempre — (Espeta María de las Virtudes con un tono de voz marcando el desdén hacia Gustavo, éste se la mira y pasa de ella).

Bibi. — No sé lo que os pasa hoy a todos. Parece que nadie se emociona con la noticia.

María de las Virtudes. — A mí no me incluyas, guapita de cara, son las mojamas estas que parece que están más aleladas que de costumbre.

Bibi. — Me refiero al concurso ese al que nos presentamos hace semanas ¿Es qué no te acuerdas Albert?

Albert. — Sí, lo recuerdo perfectamente, y la verdad es qué no comprendo que hayamos podido ganar, además ahora tengo mucho lío en la cabeza, así que no estoy para concursos, ni concursas.

Bibi. — Pues acaban de anunciar los ganadores, y hemos ganado, ¡créetelo!

María de las Virtudes. — Yo tampoco comprendo cómo es posible que hayamos ganado nosotros de entre más de doscientas cincuenta empresas que se presentaron de Europa, América, Asia, ¡e incluso varias de África!

Bibi. — Pues está más que claro, ¿o es que no lo ves guapa? Hemos ganado porqué, pues porqué, bueno pues… bueno, hemos ganado, y punto.

(Albert que está sentado en su silla, pone una cara cómo si la divina providencia le hubiera iluminado con una visión, es como si de golpe lo viera todo claro, y en ese momento espeta).

Albert. — Bibi, ¿me estás diciendo qué hemos ganado por…? Vamos, ¿no me estarás diciendo que nos han dado el premio por qué hemos…?

(Albert no sabe cómo plantear el tema, Bibi al ver por dónde va, dice).

Bibi. — ¡No, claro qué no! Yo no te digo nada de eso…

Gustavo. — Perdonad chicos, pero me he perdido, qué es lo que se supone que nos está diciendo Bibi. Está claro que vosotros sabéis de qué estáis hablando, pero el resto de los presentes en este despacho no tenemos ni pajolera idea de lo que queréis decir.

María de las Virtudes. — Chico, es que no te enteras de nada.

Gustavo. — ¿De qué no me entero?

Bibi. —(Pregunta Bibi dirigiéndose a Albert, pasando de Gustavo) —¿Entonces?

Albert. — Simplemente es que no lo entiendo cómo es posible que hayamos ganado. El problema es que ahora tendremos que hacer toda una campaña de Marketing y Publicidad, y programarlo todo.

Bibi. — ¡Exacto, y por esto he venido! Estoy aquí para ayudaros.

Gustavo. — Debo de ser transparente, o algo así. Me puede explicar alguien, ¿qué es lo que nos está diciendo Bibi?

María de las Virtudes. — Confirmado, lerdo, lerdo —(dice con tono de burla)— ¡Pues qué ha habido tongo!

Gustavo. — ¡Tongo! —(exclama)— Pero, ¿cómo puede haber tongo en un concurso?

María de las Virtudes. — Lo que yo digo Gustavito, además de lerdo, cortito. Vamos a ver hijo, tú te crees que los concursos esos de niñas monas, gana siempre la mejor, o en Eurovisión gana la mejor canción, ¡pues aquí ha pasado lo mismo!

Gustavo. — ¿Estás diciendo que hemos comprado el premio?

María de las Virtudes. — Eso seguro qué no, sino me hubiera enterado, ya que, de la caja no ha salido ni una peseta.

Bibi. — Mira que llegas a ser arcaica, todavía hablando de pesetas. ¡Pues no hace años ni nada que dejaron de usarse!

Albert. —¡No ha habido tongo! Aquí nadie ha pagado nada para ganar el concurso.

(Bibi carraspea de forma ostensible, con la intención de llamar la atención de los presentes, y todos se dan por aludidos y la miran).

Albert. — ¡Bibi!

Bibi. — Albert

Albert. —(Albert sube el tono de voz, casi gritando) — ¡Bibi!

Bibi. — ¿Albert?

Albert. — Bibi, no habrás hecho lo que me temo que has hecho.

Bibi. — Albert, me temo que sí he hecho lo que tú te temes que he hecho, suponiendo que tú te temas lo que realmente he hecho.

Gustavo. — Ya estamos con los acertijos. Podéis hablar en cristiano. ¿Se puede saber qué habéis hecho?

(María de las Virtudes se acerca a Gustavo, y se pone justo a su lado acercando su boca a la oreja de éste, como quién le quiere decir un secreto a otra persona para que nadie más se entere. Él al verlo, pone la oreja para poder escuchar lo que aparentemente le va a decir en voz baja).

María de las Virtudes. — ¡Soborno! —(le grita a Gustavo, y después se aleja de éste)— Hemos comprado el premio. El problema Albert es que no sé cómo lo vamos a pagar, ahora nuestra caja B, parece más bien una caja V.

(María de las Virtudes, al ver que nadie pilla su chistecito de la B y la V, dice)

María de las Virtudes. — V de vacía. Qué, por cierto, lo de caja B, debería ser Caja N, de dinero negro, aunque tampoco sé por qué se le llama dinero negro al dinero que no se declara a Hacienda, tal vez porqué los negros están todos muy buenos, y son muy apetecibles. Tal vez debería ser dinero S, de sucio, aunque bien visto, el dinero no es sucio por no haber pagado los impuestos, así que lo mejor sería llamarlo dinero A…

Albert. —