Historia de la Llanura Esplendente - William Morris - E-Book

Historia de la Llanura Esplendente E-Book

William Morris

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Beschreibung

El joven Hallblithe, de la Casa del Cuervo, y su prometida viven pacíficamente en una comunidad agrícola-ganadera asentada en la Tierra de los Riscos, junto al Mar. Pero, un mal día, el muchacho descubre que su amada, la Rehén de la Casa de la Rosa, ha sido raptada por unos piratas. Hallblithe inicia un viaje por mar en su busca acompañado por Zorro Pequeño, personaje ambiguo y tretero, tan pelirrojo como el cánido. Hallblithe llega primero a la Tierra del Rescate y de ahí es conducido por el anciano Águila de Mar la Tierra de la Llanura Esplendente.

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Seitenzahl: 344

Veröffentlichungsjahr: 2014

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William Morris

Historia de la Llanura Espledente

Edición y traducción de Javier Martín Lalanda

William Morris en su juventud.

Contenido

Introducción

Esta edición

Bibliografía

Historia de la Llanura Esplendente

Capítulo I. De aquellos tres que llegaron a donde estaba Hallblithe, el de la Casa del Cuervo

Capítulo II. Malas noticias llegan a la Tierra de los Riscos Junto al Mar

Capítulo III. Los guerreros del Cuervo registran los mares

Capítulo IV. Hallblithe se hace a la mar

Capítulo V. Llegan a la Isla del Rescate

Capítulo VI. De una casa en la Isla del Rescate

Capítulo VII. Un festín en la Isla del Rescate

Capítulo VIII. Hallblithe toma de nuevo un barco para abandonar la Isla del Rescate

Capítulo IX. Arriban a la Tierra de la Llanura Esplendente

Capítulo X. Entablan conversación con la gente de la Llanura Esplendente

Capítulo XI. El Águila del Mar rejuvenece

Capítulo XII. Observan al Rey de la Llanura Esplendente

Capítulo XIII. Hallblithe contempla a la mujer que lo amaba

Capítulo XIV. Hallblithe habla nuevamente con el Rey

Capítulo X. Hallblithe vuelve a hablar con el Rey

Capítulo XVI. Aquellos tres prosiguen viaje hasta donde finaliza la Llanura Esplendente

Capítulo XVII. Hallblithe en medio de las montañas

Capítulo XVIII. Hallblithe se queda a vivir en el bosque

Capítulo XIX. Hallblithe se construye un esquife

Capítulo XX. De cómo zarpó Hallblithe de la Llanura Esplendente

Capítulo XXI. Del combate de los campeones en la Sala de los Saqueadores

Capítulo XXII. Parten de la Isla del Rescate y llegan a la Tierra de los Riscos Junto al Mar

Créditos

Introducción

A MODO DE PREÁMBULO

Al referirse a la literatura fantástica en Gran Bretaña y, precisamente, al período de la Era Victoriana comprendido entre 1860 y 1895, el High Victorianism, Eric S. Rabkin afirma que tres de sus escritores más notorios la caracterizan perfectamente, pues viene a ser la resultante (en sentido casi físico) de lo que las obras de aquéllos le aportaron1. Y añade que una perspectiva peculiar de la religión (un cristianismo casi franciscano, teñido de dualismo y de trascendencia, puntualizamos nosotros) define los cuentos y novelas (para niños, jóvenes y adultos) de George MacDonald2 (1824-1905); que otra perspectiva igualmente singular de la ciencia (sobre todo de la lógica de proposiciones, que incide en en lenguaje) domina la producción de Charles Lutvidge Dodgson, más conocido por el seudónimo de Lewis Carroll (1832-1898)3, y, finalmente, que una novedosa perspectiva de la historia, más imaginada y sentida que real, enfocada tanto hacia el pasado (las fantasías históricas y los prose romances) como hacia el futuro (la novela News from Nowhere), perfila los paisajes fantásticos de William Morris (1834-1896), de quien nos disponemos a hablar.

Como suele suceder, no todos los críticos coinciden a la hora de destacar la importancia de este último escritor, pues si los que defienden la literatura estrictamente fantástica, como Lin Carter, ven en él al creador de la moderna fantasy (uno de sus subgéneros, que suele ampararse tanto en la fábula como en los planteamientos propios del mundo medieval europeo, por decirlo brevemente) y a quien fue capaz de convertir a los prerrafaelitas en «un poderoso movimiento que, en Europa, alteró la historia del diseño»4, los que se sienten más próximos a la ciencia ficción suelen denostarlo de manera poco elegante, como es el caso de Brian Aldiss, cuando, al referirse a dos de sus últimas novelas o prose ­romances, expresión que más tarde explicaremos, The Wood Beyond the World (1894) y The Well at the World’s End (1896), y compararlas con otras coetáneas de ellas, afirma que «esas fantasías de una Edad Media imaginaria carecen de la enjundia de las novelas de aquel período, aunque posean algo de la anémica gracia de los cuadros de su amigo Burne-Jones»5.

Teniendo en cuenta que ambas críticas (podríamos añadir bastantes más, todas ellas a favor de una u otra postura) no sólo hacen referencia a lo obvio, la creación literaria, sino a la pintura y a las artes decorativas, nosotros, recordando las palabras de Gianfranco de Turris y Sebastiano Fusco, cuando postulaban que la compleja producción de William Morris debía ser analizada como un todo relacionado con sus partes6, recordaremos en las siguientes páginas sus facetas de escritor, de maestro del diseño, de socialista utópico y de editor.

UN PERSONAJE POLIFACÉTICO

William Morris, de orígenes galeses, el tercero de nueve hermanos, nació el 24 de marzo de 1834 en Elm House, situada en Walthamstow, una pequeña ciudad de Essex próxima a una floresta milenaria, el Bosque de Epping7. Su padre, agente de cambio y bolsa establecido en Londres, lo educa según los preceptos puritanos de la Iglesia Evangélica, que William ni siquiera acepta en su juventud. Poco antes de la muerte de aquél, en 1847, que deja a su familia en una posición económica muy boyante, William Morris ingresa en un centro privado de Wiltshire, el Malborough College, donde se prepara para ingresar en la Universidad. Por entonces ya ha descubierto a Walter Scott, máximo representante de la novela histórica inglesa, así como los tesoros arqueológicos y artísticos de Walthamstow y de sus alrededores, que perderán poco a poco su condición rústica para convertirse en una región periférica de Londres.

En enero de 1853, a la edad de diecinueve años, es admitido en el Exeter College de Oxford, donde se convierte en un gran estudioso de la historia medieval, pues, influido por las ideas de su tutor, el sacerdote anglicano F. B. Guy, que defiende los postulados del Oxford Movement8, ha decidido estudiar Teología para luego seguir la carrera eclesiástica. Al leer las obras de Thomas Malory, John Ruskin, Charles Kingsley, Thomas Carlyle, Alfred Tennyson, John Keats, los folcloristas (y filólogos) Jacob y Wilhelm Grimm, los románticos alemanes, Matthew G. Lewis (célebre por su novela The Monk) y Edgar Allan Poe, entre otros, comprende que la rectitud y el significado que busca en la religión sólo podrá encontrarlos en el arte y en la poesía. Esto le lleva a fundar, a finales de 18559 y en colaboración con Edward Burne-Jones (con quien había viajado a Francia en el verano de aquel mismo año para contemplar los monumentos medievales del arte gótico, que dejaron a ambos extasia­dos, y que también estudia teología en el Exeter, aunque luego abandonará sus estudios, mientras que Morris consigue el título de Bachelor of Arts)10, la revista mensual Oxford and Cambridge Magazine11, la cual supone un homenaje a otra, The Germ, fundada por la Pre-Raphaelite Broterhood. Por entonces trabaja en Oxford como aprendiz de George Edmond Street, que era el arquitecto más notable del «Gothic Revival» (movimiento que abogaba por un acercamiento al gótico como forma pura del arte y de la arquitectura), y luego marcha a Londres, donde Burne-Jones, que comparte casa con él, le presenta a Dante Gabriel Rossetti, líder de la Hermandad ­Prerrafaelita12, con quien trabajaba como ayudante. A ­partir de aquel momento, Morris y Burne-Jones se sienten atraídos por el arte preconizado por dicha Hermandad, circunstancia que nos obliga a dedicarle un extenso comentario, puesto que influirá en la ingente producción artística de ambos (y en la literaria de Morris), que son considerados prerrafaelitas de última generación.

La Hermandad Prerrafaelita había sido fundada en 1848 por tres pintores: William Holman Hunt, John Everett Millais y Dante Gabriel Rossetti, que sentían la imperiosa necesidad de abandonar un arte dominado por un academicismo al que sólo le preocupaban el retrato, el paisaje y las usuales composiciones pictóricas, para renovarlo con contenidos de significado naturalista, histórico y, más adelante, simbólico. Movida por un afán que no carecía de cierto carácter social (evidente en la producción de Ford Madox Brown, pues no en vano Marx había publicado su «Manifiesto del Partido Comunista» aquel mismo año, siguiendo el informe que Engels le había preparado acerca de la situación económico-­social que imperaba en Gran Bretaña, futuro campo de pruebas de las ideas políticas de ambos), aquella Hermandad intentaba que sus contemporáneos recordaran, comprendiesen y sintieran la estética de un arte que estaba a punto de desaparecer ante el mercantilismo, la producción masiva, el desarraigo del campo y el hacinamiento en las grandes ciudades.

Retrato de Dante Gabriel Rossetti por William Holman Hunt, óleo sobre madera (1853). Museum and Art Gallery de Birmingham.

En palabras de Hans H. Hofstätter, que establecen una relación entre la literatura (teñida de elementos oníricos que la acercan a la fantasía) y el arte propio de los prerrafaelitas,

la importancia histórica de los prerrafaelistas reside asimismo en el modo en que trataron el dualismo característico de esa época (…), donde un naturalismo, con frecuencia extremo, es puesto al servicio de lo irreal, de lo que se encuentra oculto. Surge entonces un mundo de imágenes que viene determinado por las leyes del cuento, puesto que también éste (…) describe cosas que sólo pueden existir en un mundo de ensueño13.

A los tres miembros fundadores se les unirían más tarde los pintores Ford Madox Brown, antes citado, y James Collinson, el escultor Thomas Woolner, el crítico de arte Frederic George Stephens, William Michael Rossetti, que actuaría como cronista de la Hermandad, y Cristina Rossetti14 (ambos eran hermanos de Dante Gabriel). Un grupo de artistas, entre los que se encontraban William Dyce, Arthur Hugues y Frederic Arthur Sandys, se movería posteriormente en su órbita. Los miembros de la Hermandad se encuentran desde un principio «a la sombra de las alas» del célebre crítico de arte John ­Ruskin15, autor de novedosos tratados artístico-estéticos entre los cuales podemos citar The Seven Lamps of Architecture (1849) y The Stones of Venice (1853), quien aprovecharía su prestigio para defenderlos en los periódicos británicos.

Como muestra de las buenas relaciones existentes entre todos ellos, los miembros de la Hermandad solían posar unos para otros en sus respectivas obras y, también, enamorarse de las esposas de sus compañeros o de las de sus simpatizantes, como Millais, que se casó con Effie Gray, la esposa de Ruskin; o Rossetti, a quien ­Morris le quitó la modelo, Jane Burden, para casarse con ella, la cual mantuvo después amoríos con aquél; o el propio Morris, que buscó un affaire con Georgiana ­MacDonald, la esposa de Burne-Jones. Emplearon en su producción un realismo y un detallismo poco usuales, consiguiendo que los atavíos de los personajes y los «decorados» históricos de sus obras no resultasen anacrónicos, en clara competencia con el nuevo arte de la fotografía (D. W. Griffith y Cecil B. de Mille, maestros del cine histórico, se mostrarían años más tarde tan puntillosos como ellos), y mostrando en sus paletas el cromatismo propio de las vidrieras del arte gótico, así como cierta tendencia a un erotismo velado, el cual se refleja en parte de la producción pictórica del atormentado Dante Gabriel Rossetti16, lo que les llevaría a trabajar con personajes no reales, sino de los mundos clásico y medieval, así como con otros procedentes de la Biblia y de las obras de Dante, Chaucer y Shakespeare17. Por otra parte, el simbolismo que se aprecia en la obra de Rossetti encuentra cierto paralelismo (en el método y en la intención) con el preconizado, en contexto cristiano, por el Movimiento de Oxford del que antes se habló.

En este clima artístico de renovación y de ruptura con el arte que predomina por aquel tiempo, Morris publica en 1858 el volumen The Defence of Guenevereand other Poems, que dedica a Rossetti, con quien ha colaborado en la decoración al fresco de la Sala de Debates del edificio Unión de Oxford (en la actualidad su biblioteca): Morris se encargó del diseño de la decoración floreada del techo y luego se unió a Rossetti y a sus alumnos para pintar varios pasajes de la Morte d’Arthur, de Thomas Malory, en las paredes que quedaban libres entre el techo y las estanterías llenas de libros.

El 26 de abril de 1859, Morris se casa con Jane Burden (que había posado para el único cuadro al óleo que nos queda del escritor, La bella Iseo, de 1858)18 y consigue que el arquitecto Philip Webb (a quien había conocido cuando trabajaba con Street) le construya en Upton on Kent una casa a la que llamará «Red House» (la Casa Roja, aunque realmente su color fuese el de los ladrillos sin revoco empleados en su construcción): un edificio de aspecto medieval adonde se va a vivir en 1860. Burne-­Jones y Rossetti le ayudan con la decoración, pintando un armario y un piano, así como varios frescos basados en pasajes del roman medieval Sire Degrevaunt y de la Vita Nuova de Dante.

Óleo de W. Morris, La bella Iseo (1858). Tate Gallery de Londres.

Para evitar «el estado de completa degradación» en el que se encontraban las artes decorativas y crear un entorno agradable para el ciudadano, Morris funda en 1861 una sociedad: Morris, Marshall, Faulkner and Co., fine art workmen in painting, carving, furniture and the metals, en la que Rossetti, Ford Maddox Brown y Burne-Jones colaboran en el plano artístico (por lo general, en las vidrieras), junto con Charles Faulkner (que había sido profesor de matemáticas en Oxford), el ingeniero Marshall y Philip Webb, que se dedican a los aspectos técnicos. En aquella sociedad recién fundada, a la que Morris y sus amigos llaman, simplemente, «The Firm», resucitarán las antiguas técnicas medievales relacionadas con el arte de los bordados, los tapices y los vitrales, que habían caído en desuso desde la Reforma. Durante aquel mismo año, Morris comienza la redacción de su ciclo de poemas Scenes from the Fall of Troy, que nunca terminará.

Nace su hija Jane (llamada familiarmente «Jenny»), a la que en 1862 le seguirá Mary (que recibe el apelativo cariñoso de «May», la cual editará más tarde las obras completas de su padre). Morris presenta sus primeros diseños de papeles decorativos para paredes (más tarde hará lo propio con los estampados textiles), consiguiendo que La Firma se dé a conocer en la Primera Feria Internacional del Arte y de la Industria que se realiza en la capital del Reino Unido. En 1865 vende la Casa Roja y se va a vivir a Londres, al edificio que sirve de sede a La Firma, situado en Bloomsbury. Mientras La Firma decora la Armería y la Sala de Tapices del Palacio de Saint James, y después, en 1867, el Comedor Verde del Victoria and Albert Museum, Morris publica The Life andDeath of Jason, donde narra la expedición de los Argonautas en pos del Vellocino de Oro, obra que, pensada en un principio para formar parte de su monumental poema The Earthly Paradise19, aparecido entre 1868 y 1870, dará lugar por sí sola a un libro, por ser demasiado extensa. Recordemos que Burne-Jones, en la serie de acuarelas y bocetos de gran tamaño basados en el tema de Perseo que diseñaría durante veinte años para la mansión de Arthur James Balfour (futuro primer ministro del Reino Unido), iba a inspirarse en la versión que Morris hizo de dicho personaje mitológico en el segmento «The Doom of King Acrisius» de aquel largo poema20.

Es evidente que estas obras poéticas de Morris ponen de manifiesto el amor y el compromiso que su autor siente por los mundos clásico y medieval-caballeresco, el cual está a punto de ampliarse con el que sirve de marco a las sagas nórdicas, pues al año siguiente, en 1868, conoce al estudioso Eiríkr Magnússon, que le enseña el islandés antiguo, con quien publicará dos años más tarde, traduciendo de aquella lengua, The Story of Grettir the Strong, The Eyrbyggja Saga y la Volsunga Saga (la versión nórdica de Sigfrido y los Nibelungos). Respecto a su trabajo en aquellas obras literarias de la antigüedad escandinava, Morris comentaría lo siguiente:

La deliciosa frescura y la libertad de pensamiento que nos ofrecen, el aire de libertad que se respira al leerlas, su culto al coraje (la gran virtud de la especie humana) y su completo desapego por los convencionalismos, conquistaron mi corazón21.

En 1871 se va a vivir con su familia a Kelmscott ­Manor, en el condado de Oxford, acompañado por el pintor Rossetti, lo que da origen a un triángulo amoroso que sólo se concluirá en 1874, cuando aquél abandone la casa. Luego viaja a Islandia en compañía de Magnússon. En 1872 publica Love is Enough, or the Freeing of Pharamond, a Morality. En 1873 visita Italia e Islandia. En 1874 viaja con su familia a Bélgica. Al año siguiente La Firma se disuelve, pasando a denominarse Morris and Company (o, simplemente, «The Company»), cuyo control recae exclusivamente en nuestro escritor. Publica Three Northern Love Stories y una traducción en verso de la Eneida de Virgilio22.

En 1876 es nombrado profesor de la Escuela de Arte del Sur de Kensington y publica una versión en prosa de la Volsunga Saga, que titula Sigurd the Volsung and the Fall of the Niblungs.

Su actividad política comienza en octubre de aquel mismo año, cuando envía a los periódicos la carta «England and the Turks», en la que aduce que Gran Bretaña no debe tomar partido por Turquía en el largo conflicto que ésta mantiene con Rusia23, porque antes, para sofocar una rebelión, Turquía había masacrado a un gran número de cristianos búlgaros, doce mil, entre hombres, mujeres y niños. En consecuencia, se convierte en el tesorero de la Eastern Question Association. Cuando la guerra entre Turquía y Rusia estalla finalmente en abril de 1877, Morris escribe el panfleto «Unjust War: To the Working Men of England», en el que, para influir en la opinión pública y sobre todo en los trabajadores, se mofa de los inversores en Bolsa que medran en los conflictos bélicos, de los militares que se aburren por no tener una guerra con la que entretenerse y de la gente ociosa que busca noticias excitantes de las que poder hablar en sus clubes. Curiosamente, Benjamin Disraeli, el primer ministro por entonces, logra mantener la neutralidad de Gran Bretaña.

Rehúsa la cátedra de poesía que le ofrece la Universidad de Oxford y funda, con el apoyo de Thomas Carlyle y de John Ruskin, la Society for the Prevention of Ancient Buildings, más conocida como «Anti-Scrape» (Anti- retoques), donde denuncia que, con el pretexto de la restauración de algunos edificios antiguos o de partes de los mismos, las autoridades civiles y eclesiásticas alteran la fisonomía de aquéllos con aportaciones neo-­góticas que no vienen a cuento, siempre que no los destruyan en aras de nuevas planificaciones urbanísticas. Recordemos que dicha Sociedad aún se mantiene activa en la actualidad.

Abre una sala de exposiciones en Oxford Street. Imparte su primera conferencia sobre las artes decorativas, que será recogida en un panfleto titulado «The Lesser Arts», editado en 1882, junto con otras relacionadas con la misma materia, en el volumen Hopes and Fears for Art. Las reflexiones que se hará cinco años más tarde resumen perfectamente lo que pensaba acerca de aquellas artes:

A pesar de todo el éxito obtenido, he sido consciente de que el arte que he ayudado a producir puede caer en el olvido tras la muerte de aquellos de nosotros que nos preocupamos por él, pues cualquier reforma en el arte que se base en el individualismo perecerá con el individuo que la creó. Tanto mis estudios históricos como mi conflicto real con el filisteísmo de la sociedad moderna me han llevado irremisiblemente a la convicción de que el arte no puede vivir ni crecer bajo el actual sistema comercial basado en el beneficio. He intentado desarrollar estas ideas, que realmente son el socialismo visto a través de los ojos de un artista, en varias conferencias, la primera de las cuales di en 187824.

En 1878 compra al escritor George MacDonald la casa que éste poseía en Hammersmith, llamada «Retrait», cambiando su nombre (porque el de «Retiro» le parecía más apropiado para un asilo) por el de «Kelmscott ­House». Entonces escribe el panfleto «Wake, London lads» y un año después se convierte en el tesorero de la National Liberal League, que constituía la rama más radical de los liberales, formada por personas que habían pertenecido a la Asociación para la Cuestión del Oriente. En 1880, su Compañía decora el salón del trono del Palacio de Saint James.

Entre este último año y 1882, cuando muere el poeta Dante Gabriel Rossetti, su Compañía se muda a Surrey (para entonces había comenzado a fabricar alfombras, siguiendo el modelo de las que se hacían en Persia) y él trabaja para el comité que intenta aliviar la hambruna que asola Islandia. En 1883 es nombrado profesor honorario del Exeter College y, desanimado por la manera en que se han comportado los liberales tras llegar al poder en las elecciones de 1880, ingresa el 13 de enero de aquel mismo año en la Democratic Federation, que más tarde se llamará Social Democratic Federation25.

Da una conferencia en Manchester, «Art, Whealt and Riches», y otra en Oxford, «Art in Democracy». Lee Das Kapital de Karl Marx en su traducción francesa y se define como «socialista» (aunque «práctico», puesto que, por más que los socialistas centroeuropeos exiliados en Gran Bretaña le expliquen los planteamientos teóricos del marxismo, él aduce que no consigue comprenderlos en su totalidad), ingresando en la ejecutiva de la Federación Socialdemócrata e impartiendo conferencias acerca del nuevo movimiento. Sus palabras (sencillas, en claro contraste con las empleadas en su producción literaria) nos permiten comprender la estrecha relación que para él existía entre las diversas formas del arte y la política:

Lo que entiendo por socialismo tiene que ver con una condición de la sociedad (…) en la que todos los hombres vivan en igualdad de condiciones y en la que puedan atender a sus asuntos sin tener que dedicarles demasiado tiempo, teniendo plena conciencia de que hacer daño a uno de ellos supone hacerles daño a todos los demás… comprendiendo por fin el significado de la palabra Comunidad26. (…) Antes de la llegada del socialismo moderno, casi toda la gente inteligente estaba, o decía que lo estaba, contenta con la civilización de este siglo (…). Pero al lado de los que estaban contentos había otros que no lo estaban (…). De hecho, sólo dos, Carlyle27 y Ruskin. (…) Mirando hacia atrás, no puedo por menos de decir lo tremendamente insulso que me habría parecido el mundo en estos últimos veinte años sin Ruskin. Gracias a él aprendí a dar forma a mi descontento (…). Sería muy muy pesimista respecto al fin del mundo si no hubiese visto que, entre toda la suciedad de esta civilización, las semillas de un gran cambio, eso que vosotros llamáis la Revolución Social, habían comenzado a germinar. Cuando fui consciente de tal descubrimiento todo cambió para mí, y entonces, para convertirme en socialista, sólo tuve pensar en sus aspectos prácticos (…). El estudio de la historia y el amor por el arte y la práctica de este último me llevaron a odiar a esta civilización que, si siguiera siendo lo que es, convertiría a la historia en un disparate desprovisto de significado, y al arte en una colección de curiosidades del pasado sin ninguna relación seria con la vida actual (…). Pero quizá algunos de nuestros amigos se pregunten qué tienen que ver ellos con eso de la historia y del arte. (…) Quienes piensan que eso del arte y del cultivarse debe anteponerse al cuchillo y al tenedor (y lo cierto es que hay algunos que así lo expresan) no comprenden el significado del arte, ni saben que, para que pueda echar raíces, necesita el substrato que sólo proporciona una vida próspera y tranquila. Y debemos recordarles que la civilización ha reducido al trabajador a una existencia tan magra y tan penosa que le ha quitado las ganas de aspirar a una vida mejor que la que se ve obligado a llevar. La provincia del arte está obligada a poner delante de él el auténtico ideal de una vida plena y llena de razón, una vida en la que la percepción y la creación de la belleza, el disfrute del auténtico placer que ello supone, sean tan necesarios para el hombre como el pan que come a diario28, y que ningún hombre y ningún grupo social pueden ser privados de él excepto por la fuerza, contra la cual hay que resistir hasta el final29.

Conoce a George Bernard Shaw (1815-1885), sufraga el periódico de la Federación Socialdemócrata, Justice, cuyo primer número aparece en enero de 1884, no sólo escribiendo en él (sobre todo sus Chants for Socialism), sino vendiéndolo por la calle, y luego, con los trabajadores de su Compañía, funda la delegación de dicha Federación en Hammersmith, de la que Eleanor Marx, hija del teórico del socialismo, es secretaria durante la presidencia de ­Morris. En diciembre de 1884 abandona la Federación Socialdemócrata y crea con ayuda de otros militantes, la Socialist League, cuyo «Manifiesto» se encarga de redactar. En 1885 funda (y sufraga) la revista mensual, que después será semanal, The Commonweal30, donde publicará el poema Pilgrims of Hope, relacionado con la Comuna de París de 1871, y la ficción A Dream of John Ball (1886-1887), un sueño en el que Morris se proyecta hacia el pasado para vivir la Revuelta de los Campesinos de 1381, contrastando así los mundos contemporáneo y medieval.

Publica una traducción en verso de la Odisea y escribe una farsa, estrenada el 16 de octubre, en la que interpreta al arzobispo de Canterbury, The Tables Turned, or ­Nupkins Awakened. Es detenido por la policía tras participar en una manifestación producida durante el proceso celebrado contra varios socialistas, si bien será liberado sin cargos. Los actos de violencia llegan a su culmen el 13 de noviembre de 1887, el «Bloody Sunday» (Domingo Sangriento), cuando la policía dispersa una manifestación realizada en Trafalgar Square, lo cual llevará a Morris a escribir el poema «A Death Song», en memoria de un manifestante fallecido durante los disturbios.

En 1888 edita una recopilación de conferencias, Signs of Change, y la primera de sus fantasías históricas, The House of the Wolfings, que será seguida un año después por otra, The Roots of the Mountains.

La adoración de los Magos, tapiz diseñado por Burne-Jones y tejido por la compañía de Morris, que ambos regalaron en 1890 al Exeter College.

A lo largo de 1890, la revista Commonweal publica la novela News from Nowhere, cuya versión definitiva en libro es publicada un año después. Morris ha seguido dando conferencias sobre el arte de la fabricación de tapices, la tintorería y la arquitectura gótica. Como tiene que dejar la dirección de Commonweal, porque dicha revista se encuentra bajo el control de los anarquistas que forman parte de la Liga Socialista, la delegación en Hammersmith de ésta última se convierte en la Hammersmith Socialist Society. Aquel mismo año, Burne-­Jones y Morris regalan al Exeter College el tapiz La adoración de los Magos, que ha sido diseñado por el primero de ambos y tejido por la compañía del segundo.

En 1891 funda la editorial Kelmscott Press, que inaugura con la publicación de la novela The Story of the Glittering Plain, cuya traducción podrá leerse tras estas líneas.

Al año siguiente, 1892, rechaza el puesto de Poeta de la Corte que se le ofrece tras la muerte de Lord Alfred Tennyson. En 1893 redacta, junto con Shaw y Henry ­Mayers Hyndman, el «Manifiesto del socialista inglés», firmado conjuntamente por la Sociedad Fabiana31, la Federación Socialdemócrata y la Sociedad Socialista de Hammersmith, y publica, en colaboración con el filósofo y músico E. Belfort Bax, una recopilación de artículos: Socialism, its Growth and Outcome.

De 1893 a 1896, año de su muerte (fallece el 3 de octubre de aquel mismo año), termina la traducción de la Heimskringla (como siempre, en colaboración con E. Mag­nússon) y, entre otras obras editadas por Kelmscott Press, publica su traducción de Beowulf, de la Ordene de Chevalerie y del Libre del Orde de Cavalleria de Ramon Llull (en un único volumen, junto con la Ordene… antes mencionada: The Order of Chivalry)32; así como una versión libre de la novela medieval Havelock the Dane (aprovechando el texto de la misma, editado en 1868 por la Early English Text Society), que titula Child Christopher and Goldiling the Fair, y sus cuatro últimas novelas fantásticas: The Wood Beyond the World (1894), The Water ofthe Wondrous Isles (1896), The Well at the World’s End (1897) y The Sundering Flood (1897).

Como dijo un eminente médico, su muerte le había sobrevenido por ser él William Morris y haber trabajado más que diez hombres juntos33.

UN SOCIALISTA UTÓPICO. NOTICIAS DE NINGUNA PARTE

William Morris escribió su novela News from Nowhere, or an Epoch of Rest: being some chapters from a Utopian Romance (Noticias de ninguna parte, o una época de descanso: que vienen a ser los capítulos de una novela34 utópica), no sólo para hablar del futuro que le aguardaba al socialismo, sino también para poner punto final a su actividad como militante de primera línea, tal y como nos permite suponer el hecho de que su aparición por entregas en la revista Commonweal (del 11 de enero al 4 de octubre de 1890)35 anteceda a su renuncia a la dirección de la misma y a la fundación de la editorial Kelmscott Press, el primero de cuyos títulos publicados saldrá a la luz en 1891.

Por otra parte, recalcar que News from Nowhere era una utopía resultaba una redundancia, puesto que el propio Morris ya lo avisaba en la primera parte de su título al emplear la palabra Nowhere, cuyo significado, «en ninguna parte», coincidía con el de la latina nusquam, que el creador de la primera novela utópica de la época moderna, Thomas More (Tomás Moro, en castellano), había cambiado, precisamente, por la de utopía36, su equivalente en griego.

En palabras de Jean Servier:

Si antes luchó contra lo feo, creando formas armoniosas, ahora se entrega a la utopía para remediar la injusticia social. En vista de que el socialismo se pierde en discusiones estériles mantenidas por las tendencias opuestas que hay en su seno, se refugia en el sueño y diseña la maqueta de una sociedad ideal, tan bella como un objeto de formas perfectas37.

La novela es presentada por Morris como el sueño de un «camarada», William Guest, que él ha decidido publicar. En dicho sueño, Morris-Guest se despierta en 2152, para, en el transcurso de la excursión realizada por los alrededores del Londres de los tiempos futuros, contemplar en qué se ha convertido la sociedad inglesa de finales del siglo XIX. Con la abolición del Mercado Mundial y de las clases sociales, conseguida tras una revolución sangrienta acaecida en 1952, se ha llegado al comunismo. El trabajo como obligación impuesta ha desaparecido, siendo sustituido por lo que los ciudadanos («vecinos», en la novela) aportan libremente al bien común, conscientes, como en la Edad Media, de que, si el trabajo intelectual es necesario para el desarrollo de la inteligencia, el trabajo físico también lo es para la integridad y la evolución de la persona. Dicha sociedad, que ya ha dejado atrás el socialismo de Estado en el que vivió por algún tiempo38, y en la que no existen la propiedad privada, ni el agobio de las máquinas (aunque haya vehículos terrestres y barcos impulsados por un tipo de energía que no se explicita)39, ni fábricas, ni comercio, ni intercambio, ni beneficios, ni escuelas públicas («los rediles de niños que solíamos llamar “escuelas”»40), ni leyes civiles ni Parlamento, ni política ni políticos, ni cárceles ni castigos, ni pobres ni indigentes, nos devuelve a la Edad de Oro de la que, entre otros, hablaron Hesíodo (Los trabajos y los días, 109-119) y más tarde Ovidio (Metamorfosis, I, II), pues en ella no sólo se consigue una vida larga y feliz, sino que, gracias a la cooperación de todos, el trabajo no resulta penoso, ya que aquel estadio final de la sociedad, en el que la utopía se confunde con el mito, supone la «vuelta a un primitivo estado de felicidad y pureza»41.

Caricatura dedicada a W. Morris de 1886, que indica el trato de favor que recibía de la policía, pues nunca fue detenido por largo tiempo. Obsérvese el juego de palabras con el poema «The Earthly Paradise» que le hizo célebre.

Curiosamente, Morris nos presenta en esta novela a un personaje llamado Hammond que supone una proyección de sí mismo, pues parece una reliquia que hubiese quedado de la Inglaterra de finales del siglo XIX.

En palabras de Stefano Manferlotti:

Esta novela, con sus frecuentes incursiones en el mundo de la fábula, ha permitido que el narrador se encuentre consigo mismo, que se duplique en una versión que aún está por venir. Para decirlo mejor, Hammond también es William Morris, que se enfrenta a su propia vejez (…) encarnando una esperanza individual y colectiva irrealizable (o, como decía el propio Morris en sus escritos políticos, aún irrea­lizable) en la contingencia histórica, pero que sí puede ­realizarse en la otra realidad de la ficción: Hammond es lo que el Morris histórico hubiese querido llegar a ser, un hombre inmerso en un futuro que se ha convertido en un ­presente feliz, en una paz que ya no pertenece al dominio de lo que es predecible, como esa «época de descanso» que anuncia el subtítulo de la novela, sino que se ha hecho realidad mediante el esfuerzo y el diálogo42.

Los siguientes pasajes de Noticias de ninguna parte, en los que no faltan el aprecio por la Edad Media, un fuerte sentimiento libertario y duras críticas al maquinismo y a la política parlamentaria, explicitan por sí solos el contenido ideológico de la novela:

Casi todos llevaban ropas de vivos colores43 (…). Un rico y espléndido estilo arquitectónico, del cual no podía decirse más que semejaba haber reunido las mejores cualidades del gótico de la Europa septentrional con las bellezas del estilo mudéjar y el bizantino (…). Todo este conjunto de arquitectura (…) respiraba tal audacia, tal riqueza de vida, que me produjo alegría44.

—Ahí está el palacio del Parlamento. ¿Les sirve todavía?

Soltó una carcajada que no pudo contener en algún tiempo, y después, dándome un golpe sobre la espalda, me dijo:

—Le comprendo, huésped; le causa extrañeza que conservemos en pie semejante edificio. Yo sé algo de los extraños juegos que se hacían ahí dentro, porque mi viejo bi­sabuelo me ha hecho leer libros que trataban de eso. ¡Que si nos sirve! Sí; lo utilizamos como mercado suplementario y como almacén de abono por la comodidad de estar en la orilla del río45.

El pueblo de la Edad Media procedía de acuerdo con su conciencia, como lo demuestra su misma observación acerca de su Dios, y que a su vez estaban dispuestos a soportar lo que infligían a los demás; pero a su lado las gentes del siglo XIX eran hipócritas, porque mientras pretendían tener sentimientos humanitarios atormentaban a sus semejantes, obligándoles a soportar duros tratos, encerrándolos en prisiones sin la menor razón46.

Para nosotros todo es diversión cuando nos sentimos atraídos por la fuerza mágica del trabajo y cuando esta­mos entre alegres compañeros47.

El gobierno era el poder judicial, apoyado por el poder ejecutivo, valiéndose los dos de la fuerza bruta que el engañado pueblo le suministraba, y que utilizaba para su servicio exclusivo, quiero decir, el ejército y la policía48.

Abolida la propiedad privada, todas las leyes y todos los crímenes legales a ella inherentes tuvieron, naturalmente, fin. La máxima «No robarás» fue traducida así: «Debo trabajar para ser feliz». ¿Y es necesario imponer esto por la fuerza?49.

El objeto de los cabezas de la política consistía en lograr que el público, por medio de lisonjas o de amenazas, pagase los gastos de una vida de lujo y de francachelas para una camarilla de ambiciosos, y la «seria» diferencia de opiniones, como otros actos de la vida, servía de maravilla a este objeto50.

Toda la pericia del siglo XIX se empleaba en la fabricación de máquinas, maravillas de inventiva, de habilidad y de economía, utilizadas para la producción desmesurada de objetos inútiles y despreciables. En realidad, los dueños de las máquinas no consideraban los productos que fabricaban como objetos útiles, sino únicamente como medios de enriquecerse. El único signo de utilidad de los productos era que tuvieran compradores; inteligentes o estúpidos, poco importaba51.

Concluimos el presente apartado con el resumen que un especialista en la historia de la utopía hizo de esta novela que comentamos y de su autor:

Morris no es partidario del anarquismo individualista de Stirner ni del anarquismo social de Kropotkin (…); no necesita negar al Estado porque éste se convierte en algo inú­til, aunque sí que mantiene la ley democrática de la mayoría. A partir de este momento, su «medievalismo artesanal» no supone una vuelta atrás, sino una proyección hacia el futuro. Tanto en su utopía como en su vida, ha unido política y estética; heredero de un cierto romanticismo, al mismo tiempo que pionero del socialismo, la realización del arte le parece relacionada con la realización de un pensamiento social. Que la realidad histórica se adapte algún día a sus previsiones… ésa es otra cuestión52 .

UN EDITOR DE PRESTIGIO. MORRIS Y LA KELMSCOTT PRESS

Según Morris, el arte de escribir (poesía, traducción, edición, ficción de creación propia) era más un juego que un trabajo, porque, aunque tuviera que dedicarle mucho tiempo, servía para relajarlo de todo el esfuerzo que requería la dirección de Morris and Company53. Y el arte de escribir, junto con la traducción y edición de las obras clásicas y medievales que hemos ido viendo hasta ahora, le llevaría a la fundación de la editorial Kelmscott Press, en la que iba a publicar cerca de cincuenta títulos, con una tirada media para cada uno de ellos comprendida entre los ciento veinte y los quinientos ejemplares54, lo que le supuso numerosas críticas por parte de la izquierda política, que no veía con buenos ojos el elitismo de aquella nueva editorial.

Fotografía de Edward Burne-Jones (izquierda) y William Morris (ca. 1890) al final de sus respectivas vidas.

En ésta, Morris usará tres tipos de letras basados en los primeros que había conocido el arte de la impresión: «Chaucer» y «Troy», góticos, y «Golden», latino. Los colores empleados serán el negro y el rojo (éste para los títulos de los capítulos), aunque en las últimas obras publicadas también aparecería el azul. Morris escoge o fabrica el papel en el que se imprimen los libros y diseña las letras capitulares y el colofón propio de la editorial con el que finalizan. Adecua a cada título el papel, la decoración, el cuerpo del texto, los tipos y las ilustraciones pertinentes, siguiendo tres clases de encuadernación: en tela editorial (la más asequible), decorada, y en vitela (la más cara), con tres o más lazos (generalmente de seda) que mantienen cerrado el correspondiente volumen. El tamaño de las obras que publica está comprendido entre el menor, de un dieciseisavo, y el máximo, de folio. Los grabados de Edward Burne-Jones, Arthur Gaskill y Walter Crane, que suelen aparecer en ellas, se encuentran enmarcados por decoraciones vegetales y florales, de suerte que texto, ilustración, decoración, papel y encuadernación componen un todo diseñado y supervisado por el propio editor.

Según Walter Crane, que resume las innovaciones aportadas por Morris a los libros ilustrados, cuyo texto debe leerse al tiempo que se disfruta de las ilustraciones que lo acompañan,

la verdadera página del libro es aquello que el ejemplar muestra al ser abierto, es decir la doble página. Él la concibe prácticamente como dos columnas de texto. (…) Los márgenes más estrechos se encuentran (…) arriba, los más anchos (…) abajo. Estos últimos deberían ser siempre los más anchos; se los podría denominar el asidero del libro, y prescindiendo del hecho de que resulten agradables a la vista, el que estos márgenes sean anchos facilita que la mano sostenga el volumen sin tapar el texto55.

Recordando las palabras de Jorge Luis Borges, cuando afirmaba que la personalidad de un escritor se debe más a lo que lee que lo que escribe, la de Morris queda perfectamente definida por las obras que edita, pues éstas expresan todas las inquietudes que encontramos en su producción literaria.

Para llevar a buen puerto su nueva faceta de editor y asegurar la calidad académica y literaria de las ediciones que iba a publicar, Morris contaría con un excelente plantel de estudiosos y académicos, entre los que cabe citar a F. S. Ellis, H. Halliday Sparling, A. J. Wyatt, W. W. Skeat y J. W. Mackail, yerno de Burne-Jones y autor de la primera biografía acerca de Morris (The Life of William Morris, 1899), que añadirían introducciones, glosarios y notas a las antiguas obras que la Editorial iba a reeditar, algunas de las cuales procedían de las ­realizadas por ­William Caxton, el célebre impresor (y editor) del siglo XV.

La producción editorial de Kelmscott Press puede dividirse, grosso modo, en cuatro grupos:

a)Ediciones y adaptaciones de obras de literatura medieval y renacentista: de carácter religioso, profano, histórico y fantástico-caballeresco.

b)Poesía de autores contemporáneos.

c)Conferencias, ensayos y producción no fantástica de Morris.

d)Ficción fantástica de Morris, que comentaremos en el siguiente apartado.

Entre las pertenecientes al primero, destacan las que comentamos a continuación:

The History of Reynard the Foxe (1892), que presenta parte del ciclo dedicado a este personaje paródico en el Roman de Rénart.

The Recueyll of the Historyes of Troye (1892), que recopila las leyendas medievales basadas en la Ilíada, aprovechando la edición hecha por Caxton.

The Golden Legend (1892), que recoge en tres volúmenes la obra homónima de Jacopo della Voragine, una ­especie de enciclopedia medieval que narra las vidas de los santos del cristianismo, ilustrada en el primero de dichos volúmenes con dos grabados a plena página de Burne-Jones. Como Morris no conseguía encontrar esta obra en el mercado de los libros de viejo, la Universidad de Cambridge le prestó un ejemplar de la edición realizada por el impresor Caxton.

The Story of Godefroy de Boloyne and the Conquest of Iherusalem (1893), adaptación al inglés de la Historia rerum in partibus transmarinis gestarum, escrita por el obispo Guillermo de Tiro, cuya versión castellana recibiría durante la Edad Media el título de Gran Conquista de Ultramar.

Sir Percyvelle of Galles (1895), que viene a ser una versión de Li contes del Graal de Chrétien de Troyes, pero escrita en el inglés del siglo XIV; The Story of Sigurd the Volsung and the Fall of the Niblungs (1898), con grabados de Morris y de Burne-Jones; varios cantares de gesta bre­ves de origen francés, editados con los títulos de The Taleof King Florus and the Fair Jehane (1893) y Of the Friendshipof Amis and Amile (1894), así como otras obras inglesas similares, entre ellas, Sire Degrevaunt (1896) y Syr Ysumbrace (1897); la edición, en colaboración con A. J. Wyatt, del Cantar de Beowulf, aparecido con el título de The Tale of Beowulf, Sometime King of the Folk of the Weder Geats (1895); y la edición conjunta, antes citada, de dos tratados caballerescos, bajo el título de The Order of Chivalry (1893).

The Works of Geoffrey Chaucer