Humano. El origen - Guillermo Brunt - E-Book

Humano. El origen E-Book

Guillermo Brunt

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Beschreibung

El trabajo de investigación que este libro presenta tiene como objetivo principal demostrar que no hay ninguna posibilidad de encontrar algún resto fósil humanoide que se reconozca como el eslabón perdido. Promueve profundizar las investigaciones desde una nueva perspectiva porque la trasformación que separó al género Homo del mundo animal fue un largo proceso que llevó millones de años. Fue novedoso, continuo y persistente. Complejo y excepcional. Funcional y adaptativo. El desarrollo de un sistema perceptivo óptimo posibilitó esta maravillosa aventura humana. Por medio de este privilegio pudo ir obteniendo el conocimiento de la realidad en su justa medida. Fue justamente el promotor de la constante y progresiva evolución. En este libro se analiza desde el inicio del proceso y cada uno de los pasos explicando su evolución hasta el presente basándose en distintos marcos teóricos. Siguiendo esta lógica la evolución no llegó a su fin, sino que está sucediendo en este mismo momento. Entender este proceso puede ayudar a vislumbrar el futuro de la humanidad. La inteligencia artificial satura nuestra vida. Teniendo en cuenta que el avance de la tecnología es cada vez más veloz y los mecanismos biológicos son muy lentos surgen las inquietantes preguntas: ¿Qué nuevas realidades estamos viviendo? ¿Nuestro cerebro las toma como reales o como virtuales? ¿Qué procesos disruptivos se están produciendo en nuestro organismo, sin darnos cuenta, tratando de adaptarse a este mundo? ¿Pueden llegar a emerger conductas disfuncionales masivas?

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Brunt, Guillermo

Humano. El origen : el factor que determinó el desarrollo evolutivo de la especie humana / Guillermo Brunt. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.

100 p. ; 21 x 15 cm.

ISBN 978-987-87-1153-9

1. Ensayo Sociológico. I. Título.

CDD 301.01

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: [email protected]

Registro DNDA

RE-2019- 45970091-APN-DNDA#MJ

Arte de tapa: Guillermo Brunt

Revisión y estilo: Luciana Fernández Verbena (La Pluma: soluciones editoriales)

Todos los derechos reservados.

Prohibida la reproducción total o parcial del presente libro en todas sus formas: gráfica, audiovisual, electrónica o digital sin la debida autorización del autor.

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

A

Alicia, mi compañera de toda la vida,

a mis hijos, a mis nueras y a mis nietos.

«En el momento en que se propone una hipótesis, para quien la formula se halla “en estado de problema”, se ignora su valor de verdad (...).

“Quien formula una hipótesis, pese a que ésta se encuentra en estado de problema, supone que ella es verdadera. (...Admite), provisoriamente la verdad del enunciado” para ver qué pasa en consecuencia».

— Klimovsky, G (1994). Las desventuras del conocimiento científico,p. 132.

Cómo empezó todo

En 1923 Julio Lorenzo Orione, mi viejo, cursaba en la entonces llamada Academia Nacional de Bellas Artes, cuyo director era Pío Collivadino. Vivía en Coghlan y un día se puso a pintar un caballo de lechero. Mientras trabajaba pensó en cómo vería ese caballo con anteojeras. A partir de entonces inició una búsqueda que se convertiría en extensa investigación acerca de la visión de los mamíferos.

La principal observación inicial lo llevó a establecer la diferencia entre la visión de los predadores, frontal, y la de los herbívoros, lateral. En esa época, el único trabajo conocido en la Argentina había sido el de Christofredo Jakobs, acerca de la visión del pichiciego. Que no le sirvió para nada ya que se trataba de un animal con escasa visión.

Desde entonces, mientras se ganaba la vida como ilustrador, dibujante y caricaturista, y dedicaba buena parte de su tiempo al rugby (todos los hermanos Orione se destacaron en diversos deportes), llevó adelante su investigación en museos y en el zoológico.

La culminación fue su Teoría Visual Espacial, 1950, libro que expone lo principal de su laburo. En 1962 publicó, por Hachette, Introducción a la Humanología, una obra de carácter ensayístico, y en 1976, un año antes de morir, salió Cómo y por qué se originó el hombre, Editorial Convergencia, un resumen gráfico de Teoría.

El rasgo esencial de su investigación es que planteó la evolución del hombre desde un punto de vista endógeno, los cambios en el aparato visual de Mammalia, a diferencia de las teorías de Darwin y Lamarck que se apoyaban en el acontecer exógeno.

Julio Orione

Periodista profesional.

Historiador de las ideas.

Prólogo

En la década del 70 me habían encomendado encontrar un artista plástico para realizar una serie de ilustraciones para una pieza publicitaria, y en esa ocasión conozco personalmente a Julio Orione; un exquisito ilustrador que trabajaba en la modalidad de free lance para renombradas agencias de publicidad de Buenos Aires y, además, era escritor de varios libros sobre filosofía.

Durante el tiempo en el que fuimos desarrollando e intercambiando ideas sobre las características de las ilustraciones, analizando algunos bocetos por él realizados, nuestras conversaciones fueron derivando hacia un tema que lo apasionaba: la Humanología, término acuñado por él mismo en su libro Introducción a la Humanología (1962). Su teoría se centró en la importancia de la visión en el proceso evolutivo del género Homo. Este tema comenzó a cautivarme a mí también, Julio notó mi interés y a partir de allí dedicó su valioso tiempo a tener largas charlas conmigo sobre su investigación, en el living de su chalet, en la localidad de Martínez.

Como su enfoque, podríamos decirlo, derivó más en los aspectos filosóficos existenciales dejaba un vacío importante en la demostración empírica de tal suceso. Esto me llevó, en los años siguientes, a seguir investigando para ver por dónde se podría encontrar evidencias de tal fantástico hecho.

Yo tenía presente que muchos han sido los intentos de encontrar una explicación, desde la ciencia en general y, particularmente, desde la filosofía y la psicología, que pudiera responder a los interrogantes sobre cómo el ser humano llegó a ser lo que es.

A pesar de que muchos científicos han propuesto diversas teorías, todavía son muchos los interrogantes que se plantean. Estos vacíos evidencian que los modelos explicativos propuestos hasta hoy en día no pueden dar respuesta a estas incógnitas.

Sin cuestionar el concepto originario de J. Orione, mi intención en este libro es tratar de demostrar, con evidencias concretas, como se inició el proceso fundamental que permitió su evolución.

Pues bien, la primera pregunta que me hice, para comenzar esta investigación, fue: ¿Es posible hallar fósiles de individuos con características bien delimitadas para suponer que pueden ser considerados como los eslabones entre el simio y el humano? Y la segunda pregunta: ¿Fue un factor azaroso o por efecto causal lo que produjo, en el proceso evolutivo, el gran cambio que le permitió a los individuos de una especie separarse distinguiéndose del resto y seguir avanzando tanto intelectualmente como psicológicamente?

Introducción

Las teorías erróneas, que hasta hace un tiempo se manejaban, afirmaban que los primeros homínidos fueron muy parecidos a los simios arborícolas, pero que comenzaron a andar erguidos. Estas teorías nos han explicado que gracias a esta nueva postura corporal y al producir cambios en el tipo de alimentación obtuvieron proteínas que antes no tenían. Hasta se ha llegado a suponer que esto permitió el desarrollo de la lateralización del cerebro proporcionando una inteligencia superior. Pero entonces, ¿a cualquier animal que se le suministre abundantes proteínas desarrollaría una inteligencia superior?

Estas hipótesis planteaban, además, que la posición erecta les permitió utilizar los miembros superiores para otros cometidos, que no fueran solo para el desplazamiento; como por ejemplo: la posibilidad de crear herramientas, conservarlas y ser hábiles para utilizarlas. Por estas simples condiciones anatómicas, dadas en el proceso evolutivo, fue suficiente y necesario para que el “ser humano” desarrollase la habilidad de crear instrumentos, modificar los elementos del medio a su favor y generar pensamientos creativos, abstractos y simbólicos.

Como consecuencia de este simplismo, hasta ahora, estas discusiones no están resueltas científicamente. En la búsqueda de un “eslabón perdido” no se ha encontrado ninguna respuesta que resultara lógica y concatenada con alguna evidencia clara que pudiera explicar por qué la especie humana, perteneciente a la familia de los Homínidos, comenzó a caminar erguido, desarrolló un cerebro grande en relación con el tamaño del cuerpo, transformó sus garras en manos habilidosas, tuvo la capacidad de construir símbolos que dieron cuenta de la función semiótica, lo que le permitió manejarse a través de signos lingüísticos y así construir el lenguaje. Pero sobre todo, tuvo la posibilidad de obtener un alto grado cognitivo, que le permitió ser consciente de su existencia en el universo.

Presento aquí nuevos argumentos para promover una investigación profunda que pueda dar respuesta a los interrogantes que se presentan respecto a cuándo el humano empezó a ser humano, tanto en su historia filogenética, como ontogenética. Expondré las causas primordiales que originaron el proceso evolutivo y que promovieron el desarrollo del humano, pero con criterio holístico, con distintos objetos de estudio, partiendo desde distintas disciplinas y, lo más importante, desde esta nueva postura, ya que las argumentaciones teóricas conocidas hasta ahora presentan aspectos no desarrollados plenamente por tales teorizaciones.

Queda en mano, entonces, de las distintas disciplinas científicas pertinentes profundizar desde esta nueva perspectiva el mencionado acontecimiento prehistórico.

Capítulo 1

El factor que posibilitó el pasaje al ser racional

¿Cómo y porqué la especie humana recibió el privilegio magnífico de poder actuar sobre la naturaleza, en lugar de seguir pasivamente sus leyes? ¿Qué fue lo que dio lugar para que el cerebro tuviera este desarrollo, cómo llegó a tener la locomoción bípeda y adquirir hasta la motricidad fina en sus manos? ¿Qué fue lo que le permitió desarrollar la capacidad para formular pensamientos abstractos, tener conciencia de sí mismo, crear cultura y, desde luego, la articulación del lenguaje como elemento socializador y además modulador de estructuración psíquica? ¿Qué fue lo novedoso, durante el proceso evolutivo, que permitió la aparición de un ser racional, emocional y motivador?

En forma aislada la arqueología, la antropología, la etnología, la paleontología, la neurología, la psicología y otras ciencias relacionadas no han podido resolver con éxito estas preguntas, porque no se realizaron investigaciones con criterio científico transversal sobre un eje determinado y específico.

La investigación sobre la evolución del ser humano debe ser más amplia y profunda sin limitarse a estudiar solamente los resultados de la evolución, sino los factores causales; y además, específicamente, qué transformaciones somáticas y biológicas dieron lugar al extraordinario desarrollo mental que le permitió pasar de un ser irracional e instintivo a otro con organización mental lógica, racional, con conocimiento de la realidad y los correspondientes progresos psicológicos formativos a través del tiempo.

Por esto creemos que, hallando las causas que originaron su personalidad y sus particularidades específicas se podrá determinar cuándo y porqué, durante el tiempo evolutivo, se operó el cambio fundamental causante de esta gran trasformación. Es conocer el verdadero factor que separó al género Homo del mamífero irracional hasta el primer ser considerado antropológicamente como un sujeto epistémico.

Los tiempos de la evolución cultural son mucho más cortos que los de la evolución biológica y la herencia persiste hoy en nosotros. Cuando se afirmaque algún atributo humano ha sido favorecido por la evolución, siempre se hace referencia al ambiente arcaico. La selección natural se ha operado, a lo largo de miles y miles de años, de un ambiente muy diferente del que conocemos hoy los humanos modernos. En gran medida, nuestro cerebro sigue respondiendo a los estímulos de la vida moderna con rasgos que fueron seleccionados para adaptarse a aquel ambiente pasado.

Antes de responder las pregunta iniciales deberíamos tener bien esclarecido cómo se produjo el cambio anatómico, orgánico, biológico y mental partiendo desde los estadios mentales ancestrales.

Capítulo 2

El primer paso. La transformación del sistema perceptivo visual

El objetivo fundamental en este capítulo es tratar de explicar cómo la novedosa modificación paulatina del sistema perceptivo visual, mediante procesos epigenéticos, inauguró el linaje Homo.

La evidencia de este proceso la tenemos en el arte prehistórico.

Es necesario, antes de entrar de lleno en el tema, exponer en un breve resumen el proceso de hominización a partir de la transformación visual.

En un paso anterior al principio de la hominización el sujeto estaba incluido, por así decirlo, en las condiciones biológicas generales que la naturaleza imponía, ese organismo la aceptaba con pasividad contemplativa, pero luego, a raíz de incipientes cambios que se produjeron en su estructura ocular y sistema visual se fue abriendo una pequeña y novedosa apertura hacia lo real. Entonces, el antropoide dejó de ser únicamente expectante de la naturaleza y comenzó a intervenir dentro de ella.