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En la historia de la humanidad las comunidades han tenido distintas experiencias en la crianza de los niños y las niñas. En el caso de las ruralidades, la crianza se ha llevado a cabo de maneras diversas, basándose en su cosmovisión de la vida familiar y comunitaria, de los imaginarios que las sociedades rurales tengan en su momento histórico y político, así como de las oportunidades que el medio económico y biofísico les proporcione. La comprensión y el reconocimiento de estas experiencias se consideran una deuda académica, social y política con las infancias rurales, lo cual motivó los objetivos de esta investigación. Por ello, a través de un estudio múltiple de caso, se identifica y da cuenta de la configuración de la primera infancia en la vereda Huerta Grande del municipio de Boyacá, Colombia, a partir de cuatro ejes fundamentales: la caracterización de los medios de vida de seis familias que habitan en la vereda, la identificación de las experiencias de crianza a través de las dinámicas del entorno familiar, el análisis de los procesos de acompañamiento a las experiencias de crianza desde las acciones institucionales en primera infancia, y la indagación de la experiencia de la primera infancia según los propios niños y niñas.
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Seitenzahl: 586
Veröffentlichungsjahr: 2024
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ENFOQUE:INVESTIGACIÓN
COLECCIÓN:Educación N.° 310
Infancia y ruralidad. Familias, crianza, y medios de vidaChildhood and Rurality. Families, Child-rearing and Livelihoods
Primera Edición, 2024
100 ejemplares (impresos)
© Liliana Inés Ávila Garzón, 2024
© Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 2024
ISBN (impreso) 978-958-660-850-3
ISBN (ePub) 978-958-660-851-0
Impreso y hecho en Colombia - Printed and made in Colombia
Infancia y ruralidad. Familias, crianza, y medios de vida / Childhood and Rurality. Families, Child-rearing and Livelihoods / Ávila Garzón, Liliana Inés. Tunja: Editorial UPTC, 2024. 400 p.
ISBN (impreso) 978-958-660-850-3
ISBN (ePub) 978-958-660-851-0
Incluye referencias bibliográficas
1. Infancia. 2. Rural. 3. Crianza 4. Familia 5. Medios de vida. 6. Configuración social.
(Dewey 370/21) (THEMA JN - Educación)
Rector UPTC
Enrique Vera López
Comité Editorial
Carlos Mauricio Moreno TéllezVicerrector de Investigación y Extensión
Yolanda Torres PérezDirectora de Investigaciones
Bertha Ramos HolguínDelegada Vicerrectoría Académica
Martín Orlando Pulido MedellínRepresentante Área Ciencias Agrícolas
Yolima Bolívar SuárezRepresentante Área Ciencias Médicas y de la Salud
Nelsy Rocío González GutiérrezRepresentante Área Ciencias Naturales
Olga Yanet Acuña RodríguezRepresentante Área Ciencias Sociales
Juan Guillermo Díaz BernalRepresentante Área Humanidades
Pilar Jovanna Holguín TovarRepresentante Área Artes
Edgar Nelson López LópezRepresentante Área Ingeniería y Tecnología
Juan Sebastián González SanabriaRepresentante Grupos de Investigación
Editor
Óscar Pulido Cortés
Coordinadora Editorial
Andrea María Numpaque Acosta
Corrección de Estilo
Claudia Helena Amarillo Forero
Diagramación formato digital
Andrés A. López Ramírez
Citar este libro / Cite this book
Ávila Garzón, L. (2024). Infancia y ruralidad. Familias, crianza, y medios de vida. Editorial UPTC.
doi.org/10.19053/uptc.9789586608503
Libro financiado por la Vicerrectoría de Investigación y Extensión - Dirección de Investigaciones de la UPTC. Se permite la reproducción parcial o total, con la autorización expresa de los titulares del derecho de autor. Este libro es registrado en Depósito Legal, según lo establecido en la Ley 44 de 1993, el Decreto 460 de 16 de marzo de 1995, el Decreto 2150 de 1995 y el Decreto 358 de 2000.
Editorial UPTC
La Colina, Bloque 7, Casa 5
Avenida Central del Norte N.° 39-115, Tunja, Boyacá
www.uptc.edu.co
https://editorial.uptc.edu.co
A las niñas, los niños y las familias campesinas
A Diana, Gabriel y Manuel
RESUMEN
En la historia de la humanidad las comunidades han tenido distintas experiencias en la crianza de los niños y las niñas. En el caso de las ruralidades, la crianza se ha llevado a cabo de maneras diversas, basándose en su cosmovisión de la vida familiar y comunitaria, de los imaginarios que las sociedades rurales tengan en su momento histórico y político, así como de las oportunidades que el medio económico y biofísico les proporcione. La comprensión y el reconocimiento de estas experiencias se consideran una deuda académica, social y política con las infancias rurales, lo cual motivó los objetivos de esta investigación. Por ello, a través de un estudio múltiple de caso, se identifica y da cuenta de la configuración de la primera infancia en la vereda Huerta Grande del municipio de Boyacá, Colombia, a partir de cuatro ejes fundamentales: la caracterización de los medios de vida de seis familias que habitan en la vereda, la identificación de las experiencias de crianza a través de las dinámicas del entorno familiar, el análisis de los procesos de acompañamiento a las experiencias de crianza desde las acciones institucionales en primera infancia, y la indagación de la experiencia de la primera infancia según los propios niños y niñas.
Palabras clave: infancia, rural, crianza, familia, medios de vida, configuración social.
ABSTRACT
Throughout human history, communities have raised boys and girls differently. In rural areas, child-rearing varies based on the community's worldview of family and community life, as well as the historical and political context and economic and biophysical environment. The understanding and recognition of these experiences are considered an academic, social and political debt to rural childhoods, which motivated the objectives of this research. Therefore, through a multiple case study, the configuration of early childhood in the Huerta Grande village, Boyacá, Colombia is identified and accounted for, based on four fundamental axes: characterizing the means of life of six families from the village, identifying upbringing experiences through the dynamics of the family environment, analyzing the processes of accompaniment to child-rearing experiences from institutional actions in early childhood, and investigating the early childhood experience according to the boys and girls themselves.
Keywords: childhood, rural, child-rearing, family; livelihood; social configuration.
Contenido
RESUMEN
ABSTRACT
Introducción
Los contextos rurales: escenarios complejos e interdependientes para la primera infancia
Situación de los contextos rurales en el mundo, en Colombia y en el departamento de Boyacá
La primera infancia en las ruralidades boyacenses
Condiciones de vida de la primera infancia en la vereda Huerta Grande
1. Infancias en contextos rurales en transformación, la necesidad de análisis de configuración localizados
1.1 Configuración de la primera infancia desde las experiencias de crianza de las familias rurales
1.2 Familia y crianza en contextos rurales
1.3 Medios de vida rural y su relación con la configuración de la primera infancia
1.4 Experiencias de crianza en la primera infancia desde las acciones institucionales en la ruralidad
1.4.1 Atención institucional en salud a la primera infancia rural
1.4.2 Investigaciones y experiencias sobre crianza en América Latina y Colombia
1.4.3 Educación de la primera infancia en la ruralidad
2. Apuesta metodológica para la comprensión de la configuración de la primera infancia en la vereda Huerta Grande del municipio de Boyacá, Boyacá
2.1 Enfoque de investigación
2.2 Método
2.3 Técnicas e instrumentos
3. La primera infancia, una configuración social en el contexto rural
3.1 Configuración social de la primera infancia, epistemología de una red de interdependencias
3.2 Conceptos de infancia: una mirada histórica, disciplinar y urbanocéntrica
3.3 Comprensión de lo rural y su relación con la configuración social de la infancia
3.3.1 Lo rural: un escenario de poder y división del trabajo, más allá de una línea geográfica entre ciudad y campo
3.3.2 Lo rural desde definiciones biofísicas descriptivas, demográficas y geográficas
3.3.3 Lo rural desde dicotomías. Escenarios de tensión para la crianza
3.3.4 Configuración de entornos de la primera infancia en las ruralidades
4. Los medios de vida de las familias campesinas de la vereda Huerta Grande del municipio de Boyacá y su relación con la configuración social de la primera infancia
4.1 Nacer y crecer en una familia que nunca fue a la escuela, el caso de Lina
4.1.1 Sin tierra propia no se puede sembrar. El riesgo alimentario para la primera infancia
4.1.2 La primera infancia en el páramo, viviendo lejos, muy lejos
4.1.3 El cambuche rural y el subsidio de adulto mayor, condiciones de subsistencia de la primera infancia
4.1.4 Los medios de vida de la familia de Lina y la relación con la configuración de su primera infancia
4.2 La primera infancia de finca en finca, el caso de María
4.2.1 El caldito de papa que no falte
4.2.2 Vivir del jornal y la construcción para sostener a la familia
4.2.3 Los medios de vida de la familia de María y su relación con la configuración de su infancia
4.3 Creciendo en un lote para 11, el caso de la familia de Carlos
4.3.1 Cuidando ganado al aumento, el jornal y el subsidio, condiciones para la subsistencia de la primera infancia
4.3.2 Un punto pa´once, los conflictos por el agua, la cerveza y el guarapo
4.3.3 Los medios de vida de la familia de Carlos y la relación con la configuración de su infancia
4.4 Cuando la madre es joven y jornalera, el caso de José
4.4.1 Conociendo la realidad comunitaria con la familia
4.4.2 Los medios de vida de la familia de José y la relación con la configuración de su infancia
4.5 En finca propia y con capitales propios desde la primera infancia, el caso de Lucero
4.5.1 Sosteniendo a la familia desde la pluriactividad y desde lo que da la finca
4.5.2 Los medios de vida de la familia de Lucero y la relación con la configuración de su infancia
4.6 La primera infancia en un lote cedido, el caso de Andrés
4.6.1 Sin tierra, pero con una madre que realiza múltiples actividades productivas, se asegura la primera infancia
4.6.2 Los medios de vida de la familia de Andrés y la relación con la configuración de su infancia
4.7 Tendencias, choques y temporalidades en los medios de vida de las familias y su incidencia en la configuración de la primera infancia
4.7.1 Choques
4.7.2 Tendencias
4.7.3 Temporalidades
5. Experiencias de crianza en las familias de la vereda Huerta Grande
5.1 Embarazo no planeado, pero sí afrontado, el caso de Lina
5.1.1 Parto y posparto, cuidados, creencias y brujas
5.1.2 Prácticas y creencias sobre la salud y la enfermedad
5.1.3 Cuando duermen 4 en una sola cama y las prácticas de aseo familiares
5.2 La crianza desde creencias ancestrales, el caso de María
5.2.1 Las sobadas, el azabache y el bautizo
5.2.2 Leche materna, agüita de fríjol y guarapo
5.2.3 Aprendiendo en el campo desde pequeñitica
5.3 De la enramada de la madre a la casa del padre: el caso de Carlos
5.3.1 Entre el bautizo, agüitas de hierbas o la pastica: cuidando la salud
5.3.2 Dando botes, rasgando los pantalones y civilizando la infancia desde el castigo
5.4 Jugando fútbol desde el vientre y con la familia, el caso de José
5.4.1 La dieta, la sopa de pollo y otros cuidados del posparto
5.4.2 Creciendo entre el fútbol, las canciones de despecho y el ordeño
5.5 Cuando nacer es más que un deseo de los padres, el caso de Lucero
5.5.1 Antojos, toxoplasmosis y el escuajo
5.5.2 Nacer y crecer con el cuidado de papá y la familia extensa
5.5.3 Jugando con cucarrones, sapos y la Luchis, en compañía del abuelo
5.6 Un embarazo prohibido, el caso de Andrés
5.6.1 Un embarazo riesgoso, costoso y sin recursos
5.6.2 Lo quería llevar al deshuesadero
5.7 Configuración social de la primera infancia a partir de las experiencias de crianza en las familias: tendencias
6. Las acciones institucionales y la colonización del niño del campo. Experiencias y saberes institucionales en la crianza de la primera infancia en la ruralidad
6.1 Conocimientos de los actores estatales sobre las familias campesinas
6.2 Tensiones entre la planificación y las decisiones del embarazo. De la teoría del profesional a la práctica comunitaria
6.3 Experiencias sobre paternidades y maternidades rurales
6.4 La desnutrición en la primera infancia, una situación que se mantiene en la ruralidad. Atender la desnutrición, una prioridad en la vereda
6.5 La crianza entre la chicha, el guarapo y las creencias tradicionales. Tensiones institucionales y realidades culturales
6.6 Los Hogares Comunitarios, el preescolar y el FAMI: atención institucional educativa a la primera infancia en la vereda
6.7 Los Hogares Comunitarios: entre minutas, grameras y familias
6.8 Otras acciones institucionales y culturales que visibilizan la primera infancia campesina
7. Viviendo mi primera infancia en el páramo. Experiencia de primera infancia desde las voces de las niñas y los niños
7.1 Los medios de vida que tenemos en la finca
7.2 Conformación del núcleo familiar y la participación en los ámbitos productivos, reproductivos y comunitarios
7.3 Juegos y juguetes de los niños y las niñas en la vereda
7.4 Niños y niñas, propietarios de productos de la finca, cuidadores de sus mascotas y partícipes de lo que sucede en la vereda
7.5 De lo que les gusta, de lo que no, y de lo que pueden hacer. Las niñas y los niños como actores sociales
8. Conclusiones
8.1 Configuración social de las infancias en contextos rurales, perspectiva epistemológica
8.2 Experiencia metodológica para comprender la configuración social de la primera infancia
8.3 Reflexiones sobre cada una de las cuatro dimensiones configuracionales de la primera infancia en la vereda Huerta Grande
8.4 Interacción de las dimensiones en la configuración de la primera infancia campesina en la vereda Huerta Grande
8.4.1 Desde los medios de vida de las familias
8.4.2 Desde las experiencias de crianza de las familias, las instituciones y las propias voces de los niños y niñas
8.5 Algunas precisiones para las investigaciones y políticas públicas de primera infancia en contextos rurales
Referencias
Introducción
Los contextos rurales: escenarios complejos e interdependientes para la primera infancia
Referirse a la configuración social de la infancia es reconocer que ser niño o niña en cada sociedad depende de factores que especifican diferentes dimensiones como los biológicos, etarios, culturales, políticos, económicos o del momento histórico. Sin embargo, dicha configuración no se da per se a través de los patrones culturales o las normas de conducta, sino que también se lleva a cabo, según Rodríguez (2007b), “bajo presiones dinámicas de distinto tipo y desde una red más o menos tupida de interdependencias, de la cual forman parte también los niños y las niñas” (p. 21).
Hablando de la configuración de la primera infancia, esta propuesta de análisis reconoce la complejidad de su realidad en cualquier contexto y situación relacional. Para pensar las infancias es necesario involucrar una serie de elementos que diferencian los distintos escenarios de las culturas (urbano, rural y periurbano) que no solo son biofísicos, sino además simbólicos, y que denotan el tipo de sociedad que las producen, esto lleva a contemplar la infancia como hecho social (Unda, 2004).
Así, comprender la primera infancia como un hecho que se construye socialmente, es reconocerla, no solo desde las problemáticas de la sociedad que las configura, sino desde los entornos en los que crece, de su momento histórico y de las representaciones que sus comunidades e instituciones construyen alrededor de su devenir. En este sentido, Bajo y Beltrán (1998, p. 13) precisan que “El niño como objeto del análisis histórico actual, es un sujeto concreto, observado en su cuadro familiar y social: el niño es, por tanto, un ser a la vez real e imaginado, portador de significados y de ideologías”; por tanto, la definición de la infancia es diversa y está determinada por aspectos culturales, políticos, económicos, sociales y saberes disciplinares que se entregan al sujeto, para formarlo como se quiere para cierta sociedad, asunto conceptual que se desarrollará en el capítulo 1 de este trabajo.
Para acercarse, desde las anteriores precisiones, a comprender la configuración social de la primera infancia en contextos rurales, es necesario reconocer que no existe una infancia universal y tampoco un único contexto rural. Para ello se parte del reconocimiento de diversas ruralidades en Colombia o el mundo y de saber que hacer alusión a lo rural no se centra únicamente en la disponibilidad del recurso biofísico del contexto, sino, además, en diversas formas de ver y vivir la vida, lo que marca tanto las particularidades de las culturas rurales como las experiencias de crianza y, por consiguiente, las configuraciones de las infancias.
Por eso, no es claro ni definitivo hablar de una única vivencia de lo rural, pues hoy es innegable que se presentan una serie de ruralidades en permanente cambio, marcadas por la marginación y por complejas lógicas económicas, tecnológicas, culturales o ambientales, que denotan unas formas de ser y vivir en el campo. En este sentido, Grammont (2004) precisa los aspectos y fenómenos que configuran la nueva ruralidad como son: la división del campo y la ciudad que se complementan permanentemente; el uso de los medios de comunicación, la tecnología y la informática por sus pobladores; los procesos migratorios urbano-rurales, rural-urbanos; las estrategias que utilizan los habitantes rurales para subsistir, no solo desde las actividades agropecuarias o como se enuncian en esta investigación: medios de vida (livelhoods). Estos medios de vida constituyen una propuesta desarrollada por Chambers y Conway (citados por el Department for International Development [DFID], 1999) y por Grammont (2004), teniendo en cuenta lo mencionado por García (2001) de la importancia del reconocimiento de los procesos de hibridación cultural que se generan dentro de estas ruralidades en transición; Grammont también menciona el problema de los sesgos de género que aún se mantienen y la necesidad apremiante de integrar la conservación del medio ambiente en las políticas públicas (2004), de esta manera es como los autores dejan planteada la necesidad de comprender las ruralidades desde diversos matices. Por todo esto, se hará un bosquejo introductorio al campo de análisis, describiendo a grandes rasgos cuáles son las problemáticas de la vida rural y cuáles son las brechas que tiene con relación a la urbana, para llegar finalmente a hacer una descripción del contexto elegido para la presente investigación.
Situación de los contextos rurales en el mundo, en Colombia y en el departamento de Boyacá
Las hibridaciones y desventajas de las ruralidades del mundo se evidencian en el Informe de Pobreza Rural 2011, elaborado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA, 2011), en el que se enuncia que “la población del mundo en desarrollo sigue siendo más rural que urbana, alrededor del 55% de la población total (es decir, 3100 millones de personas) es rural y su número sigue aumentando” (p. 6); además que, para América Latina y el Caribe, los ingresos de las familias vinculadas a las actividades agropecuarias y otras actividades (que constituyen los medios de vida rural) son de menos de dos dólares por día, es decir, los sujetos más pobres en el mundo siguen viviendo en el campo, las condiciones no mejoran, la pobreza sigue afectando a la familia y, de manera particular, a la primera infancia.
De igual manera, los pobres rurales, según el informe del FIDA (2011) para el 2011, ascendían a 1000 millones y, de esta población, el porcentaje de personas subnutridas estaría en aumento; posterior a la crisis referente a los precios de los alimentos y la crisis económica de 2009 se evaluó que las personas afectadas por el hambre llegaron, en 2010, a 925 millones de pobres rurales, familias con sus hijos aún pequeños, siendo la infancia la más afectada, porque
los niños constituyen una proporción exageradamente elevada de las personas malnutridas y ello tiene graves consecuencias para su desarrollo y el de sus hogares y sociedades, en todas las regiones en desarrollo, los niños de las zonas rurales tienen más posibilidades de padecer hambre que los que viven en las ciudades y otros núcleos urbanos. (FIDA, 2011, p. 50)
Sin embargo, la ONU (2014), en su Informe Perspectivas de la Población Mundial 2014 afirma que la población urbana mundial pasó de 2300 millones en 1994 a 3900 millones en 2014, y se prevé que ascienda a 6300 millones para 2050; en comparación, el tamaño de la población rural apenas experimentó cambios entre 1994 y 2014, y está previsto que comience a contraerse, lo que significa que las zonas rurales podrían tener 300 millones menos de habitantes que en la actualidad. Aun con las transformaciones demográficas en las zonas rurales del mundo, sus pobladores continúan presentando desventajas sociales, económicas y políticas que mantienen a los sujetos en condiciones precarias de vida, cuestión que se genera por la ausencia de acciones estatales oportunas.
Esto no es ajeno a la realidad colombiana, en la cual, según el Tercer Censo Agropecuario realizado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE, 2014), el 69,9 % de los predios censados tienen menos de 5 hectáreas y ocupan solo el 5% del área censada, mientras que terrenos de más de 500 hectáreas están en manos del 0,4 % de los propietarios y representan el 41,1 % de los 113 millones de hectáreas censadas. Por otro lado, aun cuando se registra en el censo de 2005 que la pobreza multidimensional1 se redujo, esta es del 44,7 %, lo que hace que los campesinos colombianos sigan siendo el grupo poblacional con menores oportunidades de la sociedad. Es decir, que la pobreza corresponde al 45,6 % de las personas censadas, residentes en el área rural dispersa, según el índice de pobreza multidimensional ajustado.
El escenario en Colombia evidencia cómo las políticas neoliberales han transformado la agricultura y los medios de vida de las familias, y no han resuelto el problema de la pobreza rural, la exclusión y la privación de tierras, ni han atendido las particulares condiciones sociales, culturales y educativas de los pobladores. En este sentido, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el Informe Nacional de Desarrollo Humano: “Colombia rural. Razones para la esperanza” de 2011, afirmó que
si el desarrollo humano se entiende como libertad, las personas que ni siquiera pueden comprar una canasta de alimentos básicos no tienen posibilidades de ejercer su libertad. Peor aún, su escala de valores se reduce de tal manera que se contentan con muy poco. La tercera parte de las personas que habitan en el campo colombiano viven en condiciones de pobreza extrema. (PNUD, 2011, p. 67)
Esto quiere decir que el panorama de las ruralidades en Colombia presenta complejas condiciones para la crianza de la primera infancia, que requieren ser reconocidas.
Al igual que el PNUD (2011), el DANE (2014) confirmó el difícil escenario de las familias que, aunque demuestra cifras positivas con relación a hace una década, hoy en día se mantiene en amplia desventaja con relación a las zonas urbanas. Antes que nada, vale la pena evidenciar que, el 79,7 % de la población entre 5 y 16 años participa de la educación formal en la zona rural dispersa, es decir, 7 puntos porcentuales más con respecto al censo de 2005, donde la asistencia era del 72,7 %; pero el porcentaje en otras dimensiones sigue siendo alto, como para el caso del departamento de Boyacá, donde los niños que no asisten a una institución educativa corresponden al 7,8 % de la población censada, y las personas entre 6 y 17 años en rezago escolar en el área rural dispersa censada corresponden a un 16,7 %.
Por su parte, según los datos del Censo Agropecuario, en Boyacá el 37,0 % de la población censada vive sin acueducto y el 97,3 % sin alcantarillado; el porcentaje de viviendas que presentan material inadecuado en sus pisos, en el área rural dispersa asciende al 19,4. Con respecto a la salud, el 83,9 % de los residentes afiliados al sistema de seguridad social en salud en el área rural dispersa se encontraban en el régimen subsidiado. Toda la información percibida en este Censo Nacional Agropecuario permite ver que, como lo afirmó el presidente de la República Juan Manuel Santos, “en el campo está todo por hacer” (DANE, 2014).
Con respecto a la primera infancia y a la educación, este Censo Agropecuario (DANE, 2014) mostró que el 72,6 % de la población menor de 5 años permanecía en casa con sus padres, el 17,1 % asistía a hogar comunitario, guardería, jardín o centro de desarrollo infantil, el 5,6 % permanecía con sus padres en el trabajo o al cuidado de otra persona, el 1,0 % permanecía en casa solo, el 3,7 % permanecía en otro lugar o con personas diferentes a las enunciadas. Y con relación a la educación en los miembros de la familia rural, el 59,7 % de hombres y el 52,3 % de mujeres contaban con un nivel de educación básica primaria, siendo este el mayor nivel educativo para cerca de la mitad de los jefes de hogar.
Los datos anteriormente mencionados evidencian la realidad de las situaciones de desventaja en las comunidades rurales, que conlleva condiciones desfavorables de nutrición, de tensión en la seguridad alimentaria, de desventaja en el acceso a la tierra, así como desventajas económicas de los productores agropecuarios; desventajas de acceso y permanencia escolar, de acceso a servicios públicos, de condiciones de vivienda, de participación en la vida social y política. Todas estas circunstancias inciden sobre los medios de vida de las familias (entendidas como posibilidades para ganarse la vida) y que se encuentran en tensión constante, limitando las opciones de estas para sobrevivir y afectando estructuralmente la configuración de la primera infancia en el campo, asunto que se abordará con más precisión en párrafos posteriores.
Siguiendo con el reconocimiento del contexto boyacense, el departamento está ubicado en el centro-oriente de Colombia, en la cordillera Oriental de los Andes. Según el Diagnóstico Infancia, Adolescencia y Juventud, del Plan de Desarrollo 2016-2019, en el año 2015 el departamento de Boyacá estaba conformado por 1 276 407 habitantes, el 56,7 % (723 434 habitantes) se encuentran ubicados en la cabecera municipal y el 43,3 % (552 973 habitantes) en el campo o espacio rural. El departamento está dividido en 123 municipios y 123 corregimientos distribuidos en 13 provincias, un distrito fronterizo y una zona de manejo especial. Las provincias son: Occidente, Ricaurte, Centro, Márquez, Lengupá, Norte, Gutiérrez, Valderrama, La Libertad, Oriente, Neira, Sugamuxi y Tundama. Tiene una superficie de 23 189 km2, que representa el 2,03 % del territorio nacional. Su capital es Tunja, que se encuentra a 120 km de distancia del Distrito Capital. Tunja también es la capital de la provincia Centro (Alcaldía Mayor de Tunja, 2016).
A pesar de su compleja estructura productiva, la participación de Boyacá dentro de las cuentas nacionales es reducida. Según los resultados de las rendiciones departamentales del DANE, Boyacá participó del 2,8 % del PIB en el 2009 y del 2,7 % en el 2010. Por otro lado, en las estimaciones de ocupación del territorio rural del departamento, se identificó que la población que habita el campo representa el 45,2 %, uno de los porcentajes más elevados de todo el país.
El Plan de desarrollo del departamento de Boyacá (Gobernación de Boyacá, 2016) afirma que el departamento se sustenta principalmente gracias a la producción agrícola y ganadera, la explotación de minerales, la industria siderúrgica, el comercio y el turismo. La agricultura se ha desarrollado y tecnificado en los últimos años, mientras que los productos tradicionales (papa, maíz, cebolla, café, cebada, caña panelera y yuca) se mantienen. En Boyacá existen alrededor de 6800 explotaciones mineras, en su mayoría de carácter artesanal, principalmente de carbón coquizable, arcilla, roca fosfórica, arena, yeso, mármol y caliza de hierro; y del carbón extraído técnicamente hay reservas importantes en 19 municipios. Con respecto al territorio, el mismo Plan de Desarrollo precisa que el uso actual del suelo cuenta con el potencial para desarrollar actividades agrícolas, principalmente en el corredor central del departamento entre las provincias de Centro, Tundama, Márquez y Ricaurte; también presenta suelos con potencial para agricultura en la provincia Occidente, Norte y Gutiérrez. En ese orden de ideas, según los estudios de la UPRA (2015), el departamento cuenta con 199 015 ha para actividades productivas de carácter agrícola.
Según avances preliminares de un estudio de Béland (2013) sobre dinámicas regionales, economía y pobreza en el departamento de Boyacá, las cifras del índice de pobreza multidimensional (IPM) en el 2005 fueron de 55,0 %, con una incidencia del 33,8 % en el sector urbano y del 77,8 % en el sector rural. El mismo estudio indica que el municipio con menor tasa de pobreza por IPM es Duitama, municipio del centro del departamento, con 27,5 %, lo que refleja las diferentes condiciones de vida de los sectores rurales y urbanos. Así, son siete los municipios con índices de pobreza multidimensional igual o superior al 85 %: Boyacá, Chivatá, Chíquiza, Pauna, Paya, Saboyá, Soracá y San José de Pare, que además cuentan con una importante cantidad de población rural.
Frente a la realidad del municipio de Boyacá, en el departamento de Boyacá, escenario local donde se llevó cabo esta investigación, la situación no difiere del panorama nacional ni departamental; de acuerdo con el Plan de Desarrollo actual 2016-2019 “Experiencia, confianza y compromiso por Boyacá”, el 90 % del territorio del municipio es rural, con una población de 4661 habitantes, de los cuales 4224son pobladores rurales y cuya actividad económica principal es la agropecuaria. Allí prevalece el minifundio de menos de una hectárea, hay 12 veredas y una de ellas es la vereda Huertas, escenario del estudio de caso para esta investigación, que tiene la mayor extensión en km². Asimismo, es la vereda con mayor minifundio o mayor cantidad de predios, 1578 de los 8452, lo cual corresponde al 18,7 % del total. Presenta transformaciones de la familia extensa, con prevalencia de la familia nuclear, con un déficit de vivienda rural del 95,7 %, con altos índices de violencia familiar de acuerdo con una funcionaria de la Comisaría de Familia (conversación personal, febrero 2015), “en el 2014 fueron reportados 626 casos, asociados al consumo de sustancias, con preferencia de consumo de bebidas fermentadas (chicha y guarapo2)”.
Según el Plan de Desarrollo (2016-2019), el municipio de Boyacá cuenta con dos instituciones educativas: la Institución Educativa de Boyacá y la Institución Educativa San Isidro, adscritas a sedes en las áreas urbana y rural, donde prestan sus servicios educativos a 905 alumnos en los niveles de preescolar, básica y media, y a 14 en el nivel de educación para adultos. Esta población corresponde al 85,45 % de los 1059 jóvenes en edad escolar, entre 5 y 19 años, lo que significa que quedan por fuera del sistema educativo 154 jóvenes que corresponden al 14,55 %.
El analfabetismo actualmente se encuentra en un 20,6 %, correspondiente a 194 personas en edades entre 15 y 26 años; la deserción escolar asciende al 7,85 % (71 jóvenes); se presenta, además, un aumento en el número de casos de niños, niñas y adolescentes con diagnóstico de desnutrición crónica, con mayor incidencia en la primera infancia y un aumento del embarazo adolescente. De manera general, la familia y la escuela se ven afectadas por los mencionados problemas porque se mantienen las condiciones desfavorables y de pobreza rural generalizada en el país.
En cuanto al embarazo en las zonas rurales, tradicionalmente se ha delegado el cuidado de la gestante —antes, durante y después del parto— a las llamadas parteras o sobanderas, quienes basan su cuidado en el conocimiento de las plantas como remedio para las madres y los niños pequeños. Sin embargo, el número de estas parteras ha venido disminuyendo y quienes conservan su oficio y su saber, viven casi en el anonimato inducidas por los imaginarios sociales, construidos a partir de los discursos del sistema de salud, que fomentan el parto institucionalizado y el acompañamiento a las gestantes y las madres por parte del personal médico. Esta discusión se ha logrado conciliar, por ejemplo, con la Asociación de Parteras Unidas del Pacífico (Asoparupa), específicamente en el Chocó, cuyos miembros trabajan de la mano con el personal de la salud desde la figura del parto humanizado, preservando los saberes ancestrales de la partería afro del Pacífico, experiencia que ha sido declarada como patrimonio inmaterial colombiano por el Consejo Nacional de Patrimonio y Cultura, sin embargo, este fenómeno, también perteneciente a la tradición boyacense, tiende a desaparecer.
Frente a este panorama que hace aún más complejas las condiciones de la configuración de la primera infancia, existe la necesidad de dar cuenta de la realidad local, pensando en las particularidades, condiciones y circunstancias, tanto históricas y políticas, como económicas y sociales que se hacen manifiestas en un entramado complejo de interrelaciones, que permitirá entender mejor cómo cada modelo de sociedad y de cultura produce un determinado modelo de familia y también de articulación entre familia y sociedad y también cómo cada modelo familiar y de sociedad corresponde también a un modelo particular de infancia y de articulación de la infancia con la familia y la sociedad. (Sánchez, 2004, p. 27)
De acuerdo con lo anterior y siguiendo a Fals (2006), son imprescindibles “científicos sociales que sean activos, que sepan y no teman establecer un mínimo contacto con el mundo de nuestro pueblo, mundo pobre, triste, es cierto, pero también una mina en potencia de satisfacción y premios sin cuento” (p. 15). Estos autores permiten pensar que existe la necesidad de ampliar las reflexiones de los investigadores, incluyendo en sus análisis el reconocimiento de los medios de vida rurales y la infancia que se configura en estos, y las resistencias o procesos de subsistencia de las familias que han permitido crear unas estructuras de alguna manera vinculantes a las dinámicas propias del modelo capitalista.
Teniendo en cuenta el trabajo de Forero et al. (2002), se puede percibir que, si bien reconoce las resistencias campesinas frente a la hegemonía económica imperante, no deja de admitir que no se desliga de esta. Al respecto, plantean estos autores:
El campesino, quien forma parte de un sector de la sociedad agraria, combina los recursos de tierra, trabajo y capital dentro de una economía que opera con una racionalidad distinta a la del capitalismo, cuya base no es la búsqueda de la ganancia, sino el mantenimiento de un equilibrio entre producción y consumo, para obtener un ingreso adecuado a las necesidades de la unidad familiar. Según este modelo, el nivel de estas necesidades es definido culturalmente por la sociedad local y en consecuencia son estas pautas culturales las que regulan el sistema productivo y no el mercado; la racionalidad particular inherente a ellas es la que define al campesino y lo diferencia de sectores como el empresarial o el proletariado. (p. 32)
Sin embargo, es necesario precisar que el campesinado no se constituye en un todo homogéneo ni monolítico; el campesino, dependiendo de diversas dimensiones y accesos a capitales, se presenta como una construcción diversa y heterogénea.
La primera infancia en las ruralidades boyacenses
De acuerdo con el Informe de rendición de cuentas de primera infancia:Infancia, adolescencia y juventud, realizado por la Gobernación de Boyacá (2015), la tasa de analfabetismo es inferior entre los habitantes de las zonas urbanas frente a quienes viven en las áreas rurales, situación que se ha presentado tradicionalmente en el departamento. Por otro lado, el departamento no posee un dato oficial respecto al promedio de años de escolaridad, así que esta información se percibe solamente en el dato nacional: en las cabeceras, el promedio de años de escolaridad fue de 8,2 para 2013 y 2014, mientras que en las zonas rurales el promedio para el mismo periodo de referencia fue de 4,9. El promedio total fue de 7,5 en 2014, cuando el grupo de edad de 25 a 34 años alcanzó el mayor promedio con 10,5 años; y el de 15 a 24 tuvo un promedio de 9,8 años.
El Informe de rendición de cuentas (Gobernación de Boyacá, 2015) revela una disminución del 19,21 al 18,2, al analizar los índices de cobertura en prejardín, jardín y transición en las zonas rurales. Como principales causas de esta disminución el informe menciona: la migración de la población campesina hacia las zonas urbanas, las distancias de las instituciones educativas de primera infancia, el aumento de la pobreza rural por ausencia de oportunidades laborales y otras causas culturales que no se precisan. Revela, además, que los niños y las niñas del campo, a los 6 años de edad ingresan directamente a grado primero, lo que ocasiona altos niveles de repitencia, causa patente de la desmotivación temprana para asistir a la escuela. Según el informe, estos niños pueden presentar dificultades en su acoplamiento a la escuela, especialmente durante los primeros meses, con efectos que pueden perdurar por un largo período de tiempo.
En cuanto a los estudiantes matriculados en los colegios, entre 2011 y 2015 se evidencia un mayor número de niños inscritos respecto de las niñas. Por otra parte, aunque hay datos relacionados con controles prenatales y mortalidad, estos no aparecen relacionados específicamente con lo rural.
Así pues, el fenómeno de la dispersión en el área rural es determinante, puesto que algunas escuelas se encuentran a varios kilómetros de distancia de los hogares de los niños y niñas, dificultando su acceso al sistema educativo.
Los resultados con respecto a cobertura escolar se exponen en la Tabla 1.
Tabla 1. Cobertura escolar del departamento de Boyacá, 2015
Años
2011
2012
2013
2014
2015
Cobertura escolar neta en transición zona urbana.
72,5 %
87,7 %
82,8 %
78,8 %
77,3 %
Cobertura escolar neta en transición zona rural.
49,0 %
51,7 %
50,1 %
47,5 %
45,2 %
Fuente: Secretaría de Educación de Boyacá.
Respecto a la salud, el DANE (2014) presenta las principales causas de mortalidad en niños y niñas, lo que se sintetiza en la Tabla 2.
Tabla 2.Cinco primeras causas de mortalidad de niños y niñas, departamento de Boyacá, 2011-2014
Año
Causas
2011
Malformaciones congénitas, deformaciones y anomalías cromosómicas.
Trastornos respiratorios específicos del periodo perinatal.
Otras afecciones originadas en periodo perinatal.
Feto y recién nacido afectados por complicaciones obstétricas y traumatismos del nacimiento.
Otros accidentes e inclusive secuelas.
2012
Trastornos respiratorios específicos del periodo perinatal.
Infecciones respitatorias agudas.
Otras afecciones originadas en periodo perinatal.
Otros accidentes, inclusive secuelas.
Malformaciones congénitas, deformaciones y anomalías cromosómicas.
2013
Malformaciones congénitas, deformaciones y anomalías cromosómicas.
Trastornos respiratorios específicos del periodo perinatal.
Otras afecciones originadas en periodo perinatal.
Infecciones respitatorias agudas.
Otros accidentes e inclusive secuelas.
Fuente: DANE (2014).
Los datos del DANE sobre enfermedad respiratoria aguda (ERA), mostrados en la Tabla 3, arrojaron los siguientes resultados:
Tabla 3.Tasa de mortalidad por ERA en niños y niñas menores de 5 años, departamento de Boyacá, 2011-2014
Año
Número de muertes
Número de niños(as) menores de 5 años
Tasa por 100 000 menores de 5 años
2011
18
115 636
15.57
2012
6
113 557
5.28
2013
18
111 661
16.12
2014
9
110 046
8.18
Fuente: DANE Estadísticas vitales (2014), según Informe de rendición de cuentas (Gobernación de Boyacá, 2015)
Según el mismo informe de la Gobernación de Boyacá (2015), respecto a los niveles de alimentación, presentado en la Tabla 4, el departamento sigue presentando altas tasas de desnutrición, a pesar de los programas impulsados.
Tabla 4. Prevalencia de desnutrición global en menores de 5 años, departamento de Boyacá, 2012-2014
Año
Porcentaje
% en hombres
% en mujeres
% rural
% urbano
2012
6,9 %
S/D
S/D
S/D
S/D
2013
6,35 %
6,8 %
6,0 %
6,5 %
6,2 %
2014
3,9 %
3,7 %
4,0 %
4,3 %
3,3 %
Fuente:Gobernación de Boyacá (2015, p. 4)
Históricamente, la desnutrición ha sido una constante problemática en las poblaciones rurales del departamento de Boyacá y, aunque los porcentajes han disminuido en general, el espacio rural sigue siendo afectado, mucho más que el espacio urbano, por este fenómeno. Así, el porcentaje de desnutrición en el campo en 2014 fue de 19,8 %, equiparable al porcentaje de niños con bajo peso al nacer, que sigue siendo mayor en lo rural: de 1318 nacidos vivos con bajo peso, el 8,0 % pertenece a la zona urbana y el 9,5 % a la zona rural, como se muestra en la Tabla 5; esto es, los porcentajes de niños con bajo peso al nacer siguen siendo más altos en el área rural.
Tabla 5. Porcentaje de niños con bajo peso al nacer, departamento de Boyacá, 2012-2014
Año
N° Nacidos vivos con bajo peso
Porcentaje bpn
Bpn Urbana
Bpn Rural
2011
1587
9,2 %
9,0 %
9,6 %
2012
1636
9,5 %
9,3 %
9,8 %
2013
1304
8,7 %
8,6 %
9,0 %
2014
1318
8,5 %
8,0 %
9,5 %
Fuente: DANE 20174. Informe de rendición de cuentas (Gobernación de Boyacá, 2015).
Por el conglomerado de todos estos datos hallados, el Informe de rendición de cuentas de infancia (Gobernación de Boyacá, 2015) reconoce la necesidad de aumentar la inversión para la atención de la infancia que habita el campo. Al respecto, se recomienda:
Continuar con la articulación de las políticas públicas departamentales y nacionales de atención a la primera infancia e inyectar los recursos necesarios para mejorar lo hecho hasta la fecha, toda vez que aún existen algunos Centros de Desarrollo Integral, que requieren intervención, especialmente en la zona rural. (p. 47)
En relación con la lactancia, el informe de rendición de cuentas 2015 solo presentó los datos de 2010, señalando una mejoría superior en los datos nacionales. El dato muestra que se alcanzan los 4,5 meses de lactancia, lo que representa un gran cambio, si se toma en cuenta que en el pasado se lactaba hasta los dos años de edad.
Por su parte, los niños en primera infancia presentan una cobertura de vacunación de BCG del 88,5 % en 2014. En concreto, contra la polio el porcentaje de vacunación alcanza el 88,2 %; contra el rotavirus, el 87,8 %; el 88,2 % contra el neumococo, y el 88,0 % contra la fiebre amarilla, todas por debajo de las coberturas nacionales.
Con respecto a las madres gestantes, para el 2014, el 100 % se practicó la prueba del VIH y, según el informe, ha aumentado la cobertura del control prenatal y la atención institucional del parto. El porcentaje relacionado con mortalidad fetal ha disminuido de un 27,7 % en 2013 a un 23,6 % en 2014.
De acuerdo con lo anterior, las condiciones de supervivencia, crecimiento y desarrollo de la primera infancia rural son complejas y están en clara desventaja respecto al espacio urbano. Además, existen grandes obstáculos en los medios de vida que inciden en las oportunidades de sobrevivencia de las familias y que afectan las experiencias de crianza que requieren ser investigadas desde la perspectiva local.
En este orden de ideas, es necesario describir el contexto geográfico definido para este estudio de caso, que será la zona rural del municipio de Boyacá, vereda3 Huerta Grande, en la provincia de Márquez del departamento de Boyacá.
Condiciones de vida de la primera infancia en la vereda Huerta Grande
La vereda Huerta Grande está ubicada en el suroccidente del municipio y presenta sobre todo zonas de subpáramo. Cabe destacar que cuenta con la mayor cantidad de predios, exactamente con 1578 de los 8452 que constituyen las 11 veredas del municipio. Según el Plan de Desarrollo 2016-2019, en la vereda habitan 1578 personas, que corresponden al 33 % de la población del municipio; además, tiene las siguientes instituciones educativas: Institución Educativa Técnica San Isidro Sede Central, con 346 estudiantes desde preescolar hasta grado 11; la Escuela Huertas n.° 2 cuya infraestructura se encuentra deteriorada que presentó un promedio de 49,99 en las Pruebas Saber con 19 estudiantes, y hay 3 Hogares Comunitarios que atienden a 13 niños cada uno.
El municipio posee 2 rutas escolares, hechas por buses del municipio, que son insuficientes para atender la demanda que generan los estudiantes de las instituciones ubicadas en la vereda. Con respecto a esto, se encontró la información mostrada en la Tabla 6.
Tabla 6. Rutas de transporte escolar en vereda Huerta Grande de Boyacá, Boyacá
Rutas estudiantes de la vereda Huerta Grande
Ruta
N.° Estudiantes
Estado de la vía
Vereda Soconzaque Occidente, sector la Escuela al Colegio San Isidro y viceversa
43
Regular
Veredas Huerta Grande y Soconzaque Occidente a la Fundación Integrar Jenesano y viceversa
11
Regular
Fuente: Plan de Desarrollo 2016-2019.
En cuanto a la atención en salud, los habitantes de la vereda acuden al Centro de Salud ESE San José, ubicado en la zona urbana, donde se prestan servicios de primer nivel. Una o dos veces al año, este centro realiza brigadas de salud en la zona rural del municipio. Respecto a los servicios públicos, en la vereda Huerta Grande hay 396 viviendas, de las cuales solo 236 cuentan con unidades sanitarias, llegando a un déficit del 40,4 %. Aunque existe un amplio porcentaje de hogares con servicio de electricidad, un 9,2 % no cuenta con el servicio y, además, aún existen redes eléctricas con postes de madera que están en estado de deterioro y ponen en riesgo la vida de las personas. Cabe anotar que muchos de los hogares aún cocinan con carbón de leña.
En relación con la economía de la vereda Huerta Grande, la mayor fuente de producción es la papa. En menor proporción se cultiva maíz, fríjol, haba, arracacha, cebolla cabezona, arveja, garbanzo, zanahoria, manzana, curuba, pera, durazno, uchuva, lulo, ciruela, tomate de árbol y mora. La comunidad campesina vende normalmente las cosechas producidas a través de intermediarios. Solo algunas viviendas cuentan con huertas caseras en donde se cultiva ahuyama, papa, fríjol, pepino y arracacha. El hecho de la permanencia de estos cultivos impide la siembra de productos distintos como las hortalizas.
Esta vereda, al estar ubicada en la zona alta del municipio (subpáramo) constituye una zona de producción hídrica. Sin embargo, debido a la deforestación, expansión agrícola, contaminación ambiental y extenso verano, los niveles y la capacidad de producción de agua han disminuido significativamente. A esto se suma el hecho de que el agua del acueducto rural no es apta para el consumo humano. La fuente hídrica más importante para esta vereda es la quebrada Agua Caliente que nace en la parte alta de la vereda Huerta Grande sector 2, recorre el municipio en dirección sur-norte y vierte sus aguas al río Teatinos. Su área de influencia alcanza 912 hectáreas aproximadamente y comprende las veredas Huerta Grande N.° 2, parte de Soconzaque Occidente y Huerta Grande N.° 1. No obstante, la vereda posee varios nacimientos de agua como Agua Caliente, Pozo Hondo, Agua Blanca, La Gargantilla, El Pino y Las Cortaderas.
La zona presenta afectación sísmica que provoca reptación (movimiento superficial y lento de partículas de suelo y detritos finos) y que se manifiesta con el tiempo al variar la inclinación de los árboles y al presentar agrietamiento de muros; además, es notoria la erosión y tala de árboles.
En el municipio de Boyacá existen 1405 núcleos familiares, de los cuales 398 corresponden a la vereda Huerta Grande. Respecto a las tipologías de familia detectadas por la Comisaría de Familia (según comunicación personal, junio de 2016) se encuentran: la nuclear (86 %), la monoparental (8 %), la extensa (6 %) y reconoce un número no establecido de familias recompuestas. El ingreso mensual de estas familias equivale a menos de un salario mínimo para el 94 % de los hogares; el 6 % restante alcanza el monto de un salario mínimo; en esta vereda se presentan los niveles más altos de desnutrición, que afectan sobre todo a los niños y niñas de estas familias.
Como se mencionó anteriormente, las familias del municipio muestran diversas formas de organización: familia tradicional extensa, recompuesta, ensamblada y monoparental. Según los registros de la Comisaría de Familia, existen pruebas que confirman el maltrato físico, verbal, emocional y hasta negligencia por abandono y situación de riesgo. Con todo, se presentan diversas formas de crianza y de demostrar afecto que chocan con las miradas occidentales. Por ejemplo, un acto de profundo afecto en estas familias es regalar a los niños y niñas a sus tempranas edades un pollo, una oveja, un perro o una novilla. Sin embargo, desde la perspectiva de Mauss (1971), estas acciones denotan un sentido económico que entraña a su vez el afecto y la reciprocidad. Mauss plantea que la reciprocidad implica la extensión de la relación social en tiempo y espacio, y deja planteada la necesidad de algo que esconde el don en términos de dominación.
Las familias seleccionadas para el estudio de caso manifiestan diversas experiencias de crianza marcadas por las transformaciones del mundo rural, en lo que se ha llamado un proceso de hibridación, que García (2001) define como “procesos socioculturales en los que estructuras o prácticas discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas” (p. 14).
Los panoramas mundial, latinoamericano, colombiano y local anteriormente descritos evidencian unas realidades y necesidades investigativas de las complejas dimensiones que permiten la comprensión de la configuración de la primera infancia. Tales dimensiones y la manera en que han sido abarcadas, dejan ver una tensión entre los investigadores sociales, económicos y decisores de políticas, quienes han intervenido en este contexto desde procesos investigativos y asistenciales, con base en el discurso del “desarrollo rural” acuñado desde las posturas de la posguerra; según Escobar (2007), desde el discurso de Harry Truman, quien fue presidente de los Estados Unidos en 1949, se logra instalar en los discursos políticos y económicos mundiales directrices que entrevén las condiciones de las sociedades avanzadas y no avanzadas, que Escobar manifiesta como un propósito bastante ambicioso:
[el de] crear las condiciones necesarias para reproducir en todo el mundo los rasgos característicos de las sociedades avanzadas de la época: altos niveles de industrialización y urbanización, tecnificación de la agricultura, rápido crecimiento de la producción material y los niveles de vida, y adopción generalizada de la educación y los valores culturales modernos. (Escobar, 2007, p. 20)
En esta perspectiva, un grupo de técnicos, especialistas y expertos de diversas disciplinas vinculados con la ONU y el Banco Mundial, en los años 70 establecen el diseño de esquemas de planeación, seguimiento y evaluación para atender problemáticas de los países no avanzados, y en concreto de comunidades rurales, para consolidar, según Escobar (2007), estrategias en los campos de la nutrición, la salud y el desarrollo rural. A partir de allí, y desde dicha propuesta hegemónica, se ha visto la manipulación desde diversos intereses y, como lo planteaba Fals (2006), “(…) estos ejercicios se convierten en armas ideológicas a favor de las clases dominantes y en formas de represión y control de las clases pobres y explotadas, como sigue ocurriendo con frecuencia” (p. 264).
En esa perspectiva, Kay (2007) descubre que la influencia de los enfoques del desarrollo rural sobre las políticas públicas ha ido variando en el tiempo, así como hay enfoques que adquirieron poco a poco una mayor influencia en las políticas públicas que otros. Este autor plantea cómo el enfoque de desarrollo más reciente, que es la nueva ruralidad, parte de la reflexión sobre las nuevas transformaciones en el campo, a partir de la generación de ingresos desde actividades no agrícolas, prediales y extraprediales que realizan los miembros de las familias campesinas. Kay (2007), entonces, presenta dos enfoques de la nueva ruralidad: el primero, discute sobre las transformaciones experimentadas por el sector rural en gran medida como consecuencia de la globalización y la implementación de políticas neoliberales, desde la vinculación de la familia campesina en actividades intra y extraprediales como la artesanía, el comercio, el transporte, el turismo rural y el procesamiento de productos agropecuarios, además de la vinculación de la mujer al mercado salarial, ligado en gran medida a procesos de migración. El segundo enfoque tiene que ver con la manera en que la nueva ruralidad contempla un cambio en la valoración del espacio rural debido al ecologismo, la recreación y al turismo rural, como consecuencia de una mayor interacción entre lo urbano y lo rural, y de los medios de comunicación.
Con cualquiera de los enfoques antes propuestos por Kay (2007), los gobiernos de turno en Colombia y desde distintas instituciones no gubernamentales, han llevado a cabo iniciativas importantes para la atención de las infancias en culturas rurales, como Cultura Aldeana, Escuela Nueva, Proyecto Multinacional de Educación Básica (PRODEBAS), Plan Nacional para la Supervivencia y el Desarrollo Infantil (SUPERVIVIR), Programa de Educación Familiar para el Desarrollo Infantil (PEFADI), Plan Alimentario para Aprender (Plan PAPA), hoy llamado Sistema Departamental de Alimentación Escolar, Familias en Acción, y el Programa para el Mejoramiento de la Educación, la Salud y el Medio Ambiente (PROMESA). Antes de continuar con la discusión es funfamental describir el contexto de cada uno de estos programas:
El Estatuto de Cultura Aldeana, iniciativa educativa que representó un hito en la política pública adaptada a las condiciones de los niños y las niñas del campo, fue la propuesta del gobierno de Alfonso López Pumarejo en 1934, siendo ministro de Educación Luis López de Mesa. Tenía como propósito contribuir al crecimiento económico del país, lo cual implicaba una transformación profunda de las estructuras educativas como motor del cambio de la vida rural. Por su parte, la propuesta de educación rural “Escuela Nueva” estaba contemplada en el Plan Decenal de Educación que el ministro Gabriel Betancourt Mejía promovió en los años sesenta. Su sentido era traer a Colombia la experiencia mundial de escuelas monodocentes, en donde un maestro trabajaba con toda la primaria.
El Proyecto Multinacional de Educación Básica (PRODEBAS) se inició en la década de los 90 con la coordinación del Ministerio de Educación Nacional. El proyecto se dirigió a atender las necesidades de la educación básica secundaria de las zonas rurales y urbanas marginales, con base en el fortalecimiento de las innovaciones educativas ya existentes, tales como Escuela Activa y Escuela Nueva, agrupadas bajo el nombre de “Postprimaria Rural”, que buscaba ampliar la cobertura del sistema en educación básica.
Por su parte, el Plan Nacional para la Supervivencia y el Desarrollo Infantil (SUPERVIVIR), según la Unesco (2004), surgió en 1983 en el Ministerio de Salud y un año más tarde se vinculó a él el Ministerio de Educación, con el propósito de dar vida, en una estrategia de carácter interinstitucional e intersectorial, a la prevención de enfermedades y el cuidado de la salud, educación preventiva en salud como un proceso de aprendizaje y aplicación permanente, la reducción de las tasas de morbimortalidad infantil y materna.
El Programa de Educación Familiar para el Desarrollo Infantil (PEFADI) fue creado en 1984 en el gobierno de Belisario Betancur y fue formulado por el Ministerio de Educación Nacional como una de sus políticas prioritarias destinada a crear estrategias de apoyo a los menores de seis años, en coordinación con los programas existentes de bienestar familiar y de educación preescolar.
El Plan Alimentario para Aprender (Plan PAPA), hoy llamado Sistema Departamental de Alimentación Escolar, nació en 2004 a través de una alianza entre el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y la Gobernación de Boyacá, para fortalecer la asistencia nutricional a los escolares y adolescentes. Su estrategia consiste en brindar un refrigerio o almuerzo balanceado y nutritivo en las instituciones educativas.
Familias en Acción, que se inicia en Colombia a finales de los 90, ha sido un programa de transferencias monetarias condicionadas o complemento de ingreso que busca contribuir a la reducción de la pobreza y la desigualdad de ingresos, a la formación de capital humano y al mejoramiento de las condiciones de vida de las familias pobres y vulnerables. Además, se obtienen beneficios no esperados gracias a los espacios de participación comunitarios y al papel activo que desempeña la mujer en el programa como receptora de las transferencias.
El Programa para el Mejoramiento de la Educación, la Salud y el Medio Ambiente (PROMESA) surge en 1978 y se lleva a cabo en cuatro comunidades conformadas por 100 familias de la costa pacífica de Colombia. Se constituye en un modelo de desarrollo integral comunitario, cuyo eje es el sano desarrollo de los niños con participación de la familia y la comunidad. En el proyecto fueron involucrados de manera integral diversos componentes de salud, organización comunitaria, saneamiento ambiental y grupos productivos, con la participación y coordinación interinstitucional de diferentes sectores.
Retomando lo planteado atrás, en los últimos 80 años estos programas han permitido reconocer que en Colombia hay propuestas muy relevantes en la atención educativa y en salud, dirigidas principalmente a la población rural en distintos sectores del país.
En el caso de la primera infancia que habita contextos rurales, se comprueba que desde el discurso de la modernización de la sociedad se ha buscado que pase del ámbito familiar al institucional-escolar, pretendiendo establecer una tendencia hacia la urbanización de la infancia a partir de las distintas estrategias de reproducción económica y política, con base en el mismo discurso del desarrollo precisado en párrafos anteriores, considerando a las comunidades rurales en ese marco como “no avanzadas o subdesarrolladas”.
Sin embargo, en las ruralidades se presentan diversos matices que, aunque evidencien elementos comunes entre sí desde las prácticas cotidianas, hacen que el sujeto que habita lo rural deba ser situado histórica y políticamente para su comprensión en sociedades contemporáneas; en este caso, desde las experiencias de crianza, las cuales se constituyen como aquello que sucede de manera significativa en las familias campesinas y que, a la vez, se lleva a cabo en la relación con otros, como sentimientos, intenciones, representaciones, voluntades, transformaciones, particulares y, de manera irrepetible, experiencias que suceden pluralmente en momentos y espacios propios, tema que se ampliará más adelante.
Ahora bien, en las ciencias sociales se percibe una necesidad de ampliar el conocimiento acerca de la configuración de la primera infancia en los contextos rurales que supere los saberes urbanocéntricos, lo que implica la posibilidad de expresar las realidades que se construyen desde unas lógicas sociales, políticas y económicas que se experimentan en la crianza de niños y niñas de 0 a 6 años.
En esta perspectiva, tanto los estudios de la infancia como los diferentes panoramas muestran la importancia de indagar las dimensiones fundamentales de la configuración social en el contexto rural elegido, que en este caso está ubicado en una zona de páramo del departamento de Boyacá en Colombia. Este es un contexto caracterizado por las prácticas agropecuarias tradicionales, que hoy en día se encuentran en proceso de transformación por las variaciones de la economía regional y nacional, las hibridaciones culturales y de políticas públicas. Escenario desde el cual, y como proceso constructivo de la primera infancia, se hilvanan las posibles dimensiones de los niños y niñas, a partir de la categoría de autoconfiguración, la cual, desde el planteamiento de Ortiz (2015), expresa el proceso que se produce en las configuraciones,
el que (a pesar de ser un constructo teórico elaborado conscientemente por los sujetos) tiende a mostrar ciertos niveles de autonomía, independiente de quienes lo crearon, dejando que se desarrollen procesos de la mente humana, como la cognición o la afectividad, que representan configuraciones humanas complejas y sistémicas. (p. 182)
Del proceso constitutivo de la configuración hacen parte activa los adultos (instituciones y familias) y los niños o niñas en la vereda. En esta propuesta investigativa se reconoce la indagación como una oportunidad de dar a conocer unas realidades poco visibilizadas, reconocidas o estudiadas, involucrando la necesidad de emprender un acercamiento local a esos entramados para obtener un mayor conocimiento y, como lo manifiesta Alvarado (2007),
(…) teniendo en cuenta sus múltiples determinaciones históricas, sociales y culturales, que lo hacen fenómeno abierto, inacabado, complejo, diverso, con diferentes aristas. Trasciendan sus generalizaciones y permitan el análisis de lo particular, de lo plural, que den cuenta de niños, niñas y jóvenes de carne y hueso, en contextos específicos y con dinámicas biográficas particulares. (p. 18)
Tomando en cuenta lo anterior, se formulan los siguientes planteamientos con respecto a las dimensiones de la compleja configuración de la primera infancia, encontrada en 6 familias campesinas de la vereda: ¿cuáles son los medios de vida de las 6 familias campesinas y cómo inciden en la configuración de la primera infancia?, ¿cuáles son las experiencias de la crianza en las 6 familias campesinas y de qué manera influyen en la configuración de la primera infancia?, ¿cómo intervienen las instituciones en la crianza campesina y de qué manera actúan en la configuración social de la primera infancia?, y ¿cuáles son las experiencias de los niños y niñas en la configuración de su primera infancia?
De acuerdo con los anteriores cuestionamientos y en el marco problémico expuesto, la pregunta de investigación es: ¿cómo se configura la primera infancia en la vereda Huerta Grande del municipio de Boyacá, a partir de la experiencia de las familias, las acciones institucionales y las propias de niños y niñas? Para responder estos interrogantes es necesario atender el propósito general de comprender las dinámicas familiares, institucionales, y de los niños y niñas, que configuran la primera infancia desde las experiencias de crianza en 6 familias de la vereda Huerta Grande del Municipio de Boyacá, Boyacá. En este sentido, los objetivos específicos planteados son: caracterizar los medios de vida de 6 familias de la vereda Huerta Grande, identificar las experiencias de crianza a través de las dinámicas del entorno familiar con las 6 familias de la vereda Huerta Grande, analizar los procesos de acompañamiento a las experiencias de crianza desde las acciones institucionales en primera infancia y, finalmente, indagar sobre la experiencia de la primera infancia desde los propios niños y niñas.
Como se puede evidenciar, tanto en el trazo problémico de la investigación como en las dimensiones que se establecen en los propósitos de esta, la complejidad de la configuración de la infancia en este contexto implica comprender cada una de esas interdependencias, lo cual se irá haciendo con el análisis teórico de cada una a lo largo de los capítulos de este documento.
1 Según el PNUD (2016), el índice de pobreza multidimensional (IPM) permite captar la pobreza aguda por medio de las dimensiones de estándar de vida, educación y salud, y genera un punto de comparación importante con las líneas de pobreza por ingresos. Un hogar es pobre multidimensionalmente si una persona cuenta con al menos tres privaciones de las siguientes dimensiones o variables: educación, años de escolaridad, asistencia escolar para los niños entre 1 y 8 años; salud, mortalidad infantil, nutrición; estándar de vida, electricidad, agua para consumo, saneamiento, material de pisos, combustible para cocinar, posesión de activos.
2 De acuerdo con el estudio de Lorena Cordero (2013), de la Universidad de Antioquia, la denominación guarapo en Colombia, vinculada a hogares campesinos, se refiere a la bebida fermentada o sin fermentar preparada a partir de la miel de caña o de panela. Esta se puede preparar disolviendo la miel o panela en agua y fermentándola usando un tipo de levadura que se conoce con el nombre de “cunchos”, “zupias” o “madres”. Esta levadura es por lo general compartida entre quienes producen la bebida, ya que sin esta, el guarapo no se produce (p. 1).
3 Una vereda, en el contexto colombiano, es una delimitación geográfica que denota una extensión de territorio biofísico; corresponde a una división política del territorio rural menor que la de municipio.