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Interoceánico es un conjunto de breves poemas – a la vez son uno solo – que describe un intento de encuentro entre dos almas separadas por el atlántico. Las otras nostalgias viajan por el recuerdo de personas, lugares, estados de ánimo, esperanzas y desesperanzas que fueron diagramando a través de los años el corazón y el alma del que escribe, con la única, humilde pretensión, de compartir un instante en el tiempo.
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Seitenzahl: 29
Veröffentlichungsjahr: 2018
Villalba, José Luis
Interoceánico... y otras nostalgias / José Luis Villalba. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2018.
80 p. ; 20 x 14 cm.
ISBN 978-987-761-506-7
1. Narrativa Argentina. I. Título.
CDD A863
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: [email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Interoceánico (I)
A Teresa Arenas Romero
Antes de la primera helada del invierno,
antes del último sol de éste verano.
Antes de que las olas golpeen con desidia
las rocas más lejanas de aquél acantilado.
Cuando la última barca recorra las orillas
de los fiordos perdidos en noches de neblina.
Cuando los cabos se desaten derrotados
por la fuerza del viento y arrecie la tormenta.
He de arribar, mansamente a la orilla
reclamando batallas, tal vez, quizás, perdidas.
Y he de mirar tus ojos, conjurados al cielo,
los mismos que me llaman, desde puertos lejanos.
Interoceánico (II)
No dejes sola la casa,
no permitas que la gane el olvido.
Que los diamantes se han de volver carbón
al paso irreversible de los años.
No dejes sola la casa,
que las paredes sin tí, respirarán ausencia.
en minutos la habitará la oscuridad
se enfriará el café y morirá el recuerdo.
No dejes la casa sola,
inútil es que me esperes en la orilla.
No ayudarán fogatas en la playa
ya que voy a llegar en un profundo sueño.
Te pido que no dejes vacía la casa,
ya que sin tí es madera, sin puertas ni ventanas.
Mantén mejor con vida sus estancias
y aguarda en un rincón, acurrucada.
Yo tocaré a tu puerta cualquier día...
...será de madrugada.
Interoceánico (III)
Ponerle andamios al mar, escalones al océano.
Sentir que se pueden atravesar las distancias
así, sencillamente, sin mayores apremios:
Cruzar los mares con “alfombra roja”.
Deslizarse, flotar sobre las olas,
como en un viejo sueño adolescente.
Apagar las lejanías como a viejas cenizas.
Adentrarse en los confines inmensos
de las oceánicas fosas, como quien entra
descuidado, confiado, en una casa.
Llegar cansado pero entero y limpio,
sin mojarse siquiera los dedos de los pies.
Rodeado de delfines como perros de caza
que buscan a su presa en la otra orilla,
sin las ansias salvajes, por buscarla nomás…
De tierra a tierra, continente a continente,
de mundo a mundo, entrelazando cielos.
Ponerle al mar caminos, sin navíos.
Construirle peldaños al océano,
a sus alborotadas aguas.
Ya muertas las fronteras, salvados los abismos,
habrá que abrir los brazos, por amor y de asombro,
ante la bella, sencilla bienvenida.
Interoceánico (IV)
Espuma de mar…
Una pipa olvidada al fondo de un estante.
La imagen de un gitano o un marino
con adornos de carey o madre perla.
La añeja foto de una bella muchacha
cayendo su cabello
al costado de su frente generosa,
miran sus ojos tristes más allá del pasado
y su boca sonríe en mágico embeleso.
Se entremezclan a un tiempo
grises, verdes y azules,
recuerdos de otras playas (o una calle en Madrid)
redondeces de hombros delicados y firmes
con aires de flamenco y de caballos blancos.
Lejos del horizonte, palpitan las arenas
vencidas por el mar y por la espuma.
Interoceánico (V)
(A la Catedral de Santa María de la Sede de Sevilla)
Cinco naves para una Mezquita.
Pero mejor digamos Catedral.
Nos tomarán por locos ante tanta belleza?
Alguien camina por ella de tu mano?
Creerás en mí, cuando atraviese la Puerta del Perdón?